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LEONARDO POLO: LA PERSONA HUMANA

COMO SER LIBRE


LEONARDO POLO: LA PERSONA HUMANA COMO SER LIBRE

El texto escrito por Juan García González en torno a realizar un estudio a los
planteamientos del filósofo y profesor universitario Leonardo Polo resulta fascinante
de analizar y entender, ya que atraviesa una serie de planteamientos de importancia
relacionados con la persona humana, su conformación como sujeto y sustancia, lo
cual va a derivar en el entendimiento y entrelazamiento con la definición de libertad
que atañe a los seres humanos, evidenciando el sentido de la libertad y una
comprensión del hombre que resultan interesantes de examinar.

En primera instancia, García González señala el planteamiento histórico


existente entre el ser y la persona, en el cual analiza a partir de lo planteado por
Aristóteles, afirmando que existen dos formas de encontrarse separado: la primera
es la separación de la sustancia, ya que lo real es la sustancia individual que existe
en sí misma separada de las demás sustancias; y por el otro lado, la separación del
intelecto, el cual se distingue de todo debido a cuánto puede conocer, siendo
inmixto y viniendo desde afuera, que cuando se separa es inteligencia humana. La
importancia de esta distinción entre sustancia e intelecto, señala el autor, es que
mientras la sustancia se separa con el fin de poder distinguirse de los demás y
pasar a ser, justamente, una sustancia individual, el intelecto por su parte se separa
para poder conocer todo, y por eso el alma para la sustancia es única e individual,
mientras que para el intelecto resulta ser todas las cosas. En palabras simples,
entre las dos existe cierta relación, identificando esto con lo emitido por Boecio: la
persona es “sustancia individual de naturaleza racional”.

Posteriormente, el autor señala que la filosofía moderna ha puesto el asunto


de modo diferente, el cual también es importante mencionar. Esta consideración se
encuentra en los postulados de Immanuel Kant sobre la idea paralógica de la idea
del alma, en el cual detalla que no se le puede atribuir carácter sustancial al sujeto
pensante, ya que, a esta persona pensante, yo pensante, le corresponde la noción
de conciencia trascendental, porque ésta es justamente la unidad de la abstracción.
Pero el planteamiento de las distinciones y separaciones del sujeto no acaban ahí,
ya que García González admite además que la persona humana tiene, sobre todas
las cosas, la capacidad de establecer relaciones y abrirse hacia el exterior,
relacionándose con los demás, saliendo afuera de sí mismo, consideración que se
puede relacionar con el planteamiento aristotélico de “el hombre es un ser social por
naturaleza”, porque justamente todos los seres humanos nacen con esa
característica social, que resulta fundamental. En este punto se señala, entonces,
que sustancia e intelecto, sustancia y subjetividad, y sustancia y relación son los
factores diferenciadores del ser personal, el cual corresponde a la persona
coexistente.

Una vez identificado el carácter del ser personal y su entrelazamiento con el


intelecto, la subjetividad y la relación, el autor establece la libertad del hombre. Es
bien sabido que la persona es libre en su ser, y como ser, es un ser libre, es esta la
característica necesaria para la coexistencia de cada hombre, ya que se
corresponde con la persona misma. Este planteamiento, además de cierto, es
crucial para el desarrollo de ideas del autor, ya que una persona que es libre no
solamente existe, sino que convive con las cosas, las demás personas y con Dios,
ante esto, la libertad es una apertura del ser humano, sin ésta, la persona no podría
desarrollarse por completo. Pero, ¿qué conlleva esta libertad del ser humano en la
comprensión del ser personal en sí? García González se encarga de evidenciar esta
complicación, y afirma que es necesario entender al hombre como un ser dual, el
cual engloba una pluralidad de dualidades que se encuentran jerarquizadas entre sí.

La dualidad de la persona resulta ser una dualidad metódico-científica, y esto


se entiende, en primera instancia, aclarando que existe la persona como tema y, por
otro lado, la persona como método que sabe de ese tema, lo cual significa que la
persona es un ser que conoce de sí mismo, siendo dual. Consiguientemente, el
autor señala que la actividad que logra abrir a la persona en dualidad es su libertad
íntima, a la cual Polo denomina libertad trascendental.

No obstante, ¿qué significa que la persona sea dual en relación con el


sentido de la libertad humana? La persona, además de existir, coexiste, ya que el
co- de la existencia radica en la apertura interior que establece la dualidad que fue
mencionada anteriormente, la metódico-temática, el saber sobre sí que cada
persona tiene. Ante estos respectos, la libertad aparece como la actualidad que
dualiza al hombre, agregando correspondencia entre método y tema.
Entonces, la libertad trascendental resulta ser esta actividad que es
dualizante del coexistir de la persona y su valor temático equivale a reiterar el valor
metódico. De este modo, la libertad abre a la persona, más no logra hacerla plena,
ya que el futuro no se encuentra en sus manos. Ante esto, el hombre solamente
puede aspirar libremente a la plenitud, sin poseerla, así la libertad conserva cierta
dimensión temática ya que se comunica con la búsqueda del propio sentido
personal.

Partiendo de lo mencionado con anterioridad, considero que la libertad del


hombre resulta ser así la característica más importante del mismo, ya que sin ésta
no podría ser lo que realmente es. Ser libre no significa, entonces, quedarse
encerrado en sus propias paredes o cuestionamientos, sino que con la libertad el
hombre se abre hacia afuera, se relaciona, y logra encontrar la verdad y el bien.
Gracias a la dualidad del ser personal relacionada con la libertad, la persona
humana puede buscar su plenitud final, más no poseerla actualmente; alcanzar su
propia transparencia interior y lograr ocuparse de lo externo. La libertad, al final y
considerando su sentido existencial, es la principal actividad de la persona, lo que lo
hace ser persona, distinguible de los demás entes.

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