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El ABORTO

El aborto es la interrupción del embarazo, ya sea en forma voluntaria o


involuntaria. Pero detrás de esta fría y breve definición hay mucho más que se
debe analizar, desde el contexto en el que sucede, hasta sus razones, si hay
peligro para la madre o el feto, o si es una decisión personal y consciente de la
mujer que se somete al procedimiento. El aborto siempre ha sido un tema
polémico y motivo de debate entre quienes están en contra de su legalización y
quienes buscan se despenalice en los países en los que el ordenamiento jurídico
está en contra. Otra de las razones por las que la discusión se acalora es el
componente religioso que los devotos traen a la mesa, invalidando las
convicciones personales de quienes no creen en su misma doctrina y quienes
buscan el respeto a sus ideas y posiciones. Lo que el aborto pone en evidencia es
la imposibilidad de mantener un diálogo abierto y respetuoso, porque para ambas
partes la posición del otro es la inadecuada, y encontrarse en un punto medio
imposible.
Todos los casos anteriores son válidos. Pero no lo son para la ley de muchos
países.
Por otro lado, hay que ver las condiciones sociales de determinado país de
manera global y no en el caso específico de cada mujer. Países en vía de
desarrollo en donde hay miles de millones de personas atrapadas en ciclos de
pobreza e ignorancia, son también los ambientes más propicios para embarazos
indeseados. En esos mismos países hay clases más privilegiadas en donde las
mujeres cuentan con servicios de salud e infraestructura económica para llevar a
término un embarazo; pero estos son casos aislados. Hay que buscar el bienestar
global, y pensar en resolver las necesidades de los más pobres, no satisfacer a los
más ricos e influyentes. Regresamos a la discusión de cuándo el feto es un ser
humano, pero sobre todo a poner sobre la mesa que los derechos de la mujer
están en las manos del estado.
Por otro lado, hay que preguntarse por qué los derechos de las mujeres, sobre
todo esté tan íntimo y relevante, está en manos del estado. ¿Acaso los hombres
tienen que pedir permiso para hacer libre uso de su cuerpo? ¿Cuándo se ha visto
a un hombre demandando al estado para someterse a una vasectomía? ¿No es,
en alguna medida, un procedimiento que pone en peligro la vida? Los estándares
con los que se tratan las necesidades de los hombres y mujeres son diferentes, y
moralmente escurridizos.
Para tomar una posición al respecto del aborto hay que, primero, informarse, pero
hay que también pensar si no estamos muy entrados en la historia como para
tener que poner bajo el lente de aumento la vida privada de las mujeres, sus
opciones, sus preferencias y sus sueños. Los legisladores no tienen derecho a
decidir sobre lo que las mujeres quieran hacer respecto a un embarazo, porque
cada niño que viene al mundo trae consigo las consecuencias de las decisiones
de sus padres.

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