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EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
Bunge (1975, pág. 9) nos proporciona varias definiciones y descripciones que nos aproximan
al concepto de ciencia. Así, entiende que la ciencia puede caracterizarse como
“conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y, por consiguiente, falible”.
Considera que ciencia es “un bien por sí mismo, esto es, como un sistema de ideas
establecidas provisionalmente –conocimiento científico-“. Más recientemente, Bunge (1985,
pág. 10) la define como “el estudio de la realidad por medio del método científico y con el
fin de descubrir las leyes de las cosas”.
Otros autores más próximos a la disciplina que nos ocupa, prefieren entender la ciencia
como “Cualquier tipo de conocimiento que haya sido objeto de esfuerzos para
perfeccionarlo” (Schumpeter, 1982, pág.41), en el mismo sentido es posible aportar otra
definición de ciencia debida al Profesor Castañeda (1968, pág. 11): “Una ciencia es, pues,
un conjunto sistemático de cuestiones y proposiciones referentes a un objeto y elaboradas
con criterios de verdad y certeza”.
La búsqueda de respuestas a todos los acontecimientos que inciden en la vida real del ser
humano ha originado, desde siempre, la continua preocupación de éste por el saber y la
verdad, esto es, por los términos caracterizadores de la ciencia. El hombre ha sentido, desde
sus orígenes, la necesidad de comprender, cuando el conocimiento sobre algún hecho
alcanza un grado de interés generalizado; “...a la confianza con lo habitual, en las cosas en
que no se repara, sucede la desconfianza, la desorientación...” (Ortega y Gasset, 1966a).
Tradicionalmente, y hasta el siglo pasado, era mantenida por gran parte de los filósofos la
convicción casi generalizada de la validez incontestable de las teorías, de ahí que la mera
aceptación de un conocimiento como válido podía hacer pensar en el método que lo
había permitido alcanzar.
Tal idea es posible que se derive de la interpretación etimológica del término, como el
camino que ha de recorrer la mente en la búsqueda de la verdad, "como si se tratara de
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una vía ineludible que necesariamente hay que recorrer en la elaboración de un cuerpo de
conocimientos para que su estructura merezca la calificación de científica" (Carreras Artau,
1955).
Posiblemente, como afirma Lákatos (1975), durante siglos, el conocimiento fue entendido
como conocimiento demostrado, ya fuese por la evidencia o por el poder del intelecto,
aunque la integridad de éste exigía abandonar las afirmaciones no demostradas.
En lo que se refiere a su clasificación, muchos han sido los intentos de ofrecer una tipología
de las mismas. Una primera clasificación general discierne entre ciencia humanas y ciencias
de la naturaleza. Particularmente nos sentimos atraídos por la clasificación del Profesor
Bunge, distinguiendo entre ciencias formales y ciencias factuales o empíricas: “La diferencia
primera y más notable entre las varias ciencias es la que se presenta entre ciencias formales
y ciencias fácticas, o sea, entre las que estudian ideas y las que estudian hechos. La lógica y
la matemática son ciencias formales, no se refieren a nada que se encuentre en la realidad,
y por tanto, no pueden utilizar nuestros contactos con la realidad para convalidar sus
fórmulas. La física y la economía se encuentran en cambio entre las ciencias fácticas, se
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refieren a hechos que se supone ocurren en el mundo, y, consiguientemente, tienen que
apelar a la experiencia para contratar sus fórmulas” (Bunge, 1985, Pág.38).
La ciencia formal, por tanto, estudia las ideas y utiliza como principios de razonamiento las
reglas de la lógica y las matemáticas. La lógica sirve a las demás ciencias para aclarar y
analizar las verdades propias de su objeto, proporciona un método para analizar las
estructuras de las ciencias, sus conocimientos principales, así como para ver la manera de
relacionarlos y resumirlos hasta llegar a sus conclusiones. Las Matemáticas proporcionan el
instrumento de formalización decisivo, con el que las ciencias resultan más comprensivas y
universales. La ciencia factual o empírica es aquella que analiza los hechos, la relación entre
los fenómenos que se observan, trata de explicar la realidad y predecir los acontecimientos.
Bunge (1975, pág. 15) establece un amplio abanico de características de las ciencias
factuales y de los elementos que identifican al conocimiento científico*:
1. El conocimiento científico es fáctico: “parte de los hechos, los respeta hasta cierto
punto, y siempre vuelve a ellos”. Toda ciencia empírica comienza con una observación
de los hechos y fenómenos que le interesan y los estudia sin modificarlos, si ello no es
posible, los cambios serán objetivos, nunca arbitrarios.
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7. La investigación científica es metódica (“no es errática, sino planeada. Los
investigadores no tantean en la oscuridad sino que saben lo que buscan y cómo
encontrarlo”).
11. La ciencia es explicativa (“Intenta explicar los hechos en términos de leyes y las leyes en
términos de principios”). Los científicos, además de saber como son los fenómenos
buscan sus causas.
14. La ciencia es útil (“Busca la verdad y por ello la ciencia es eficaz para proveer
herramientas para el bien o para el mal”).
Las ciencias factuales o empíricas se pueden clasificar en tres grandes grupos: ciencias de la
materia, biológicas y humanas. Las dos primeras son ciencias naturales y por tanto son
empíricas y experimentales. Un ejemplo de una ciencia experimental es la química. Los
datos químicos provienen de un modelo teórico cuidadosamente especificado y se
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corresponde con el establecimiento de un experimento controlado. Las ciencias sociales son
las que tienen por objeto el estudio de los fenómenos en lo que intervienen las personas
actuando en grupos organizados. Dentro de las ciencias sociales Jean Piaget considera
cuatro grandes grupos de materias realizadas por el hombre dentro de la sociedad (Piaget,
1973)):
Ciencias Nomotéticas
Ciencias Históricas
Ciencias Jurídicas
Ciencias Filosóficas
Las ciencias históricas del hombre son “aquellas disciplinas que tienen por objeto reconstruir
y comprender el desarrollo de todas las manifestaciones de la vida social a través del
tiempo” (Piaget 1973, pág. 47).Las ciencias jurídicas se dedican al estudio de las normas,
esto es, del debe ser. Finalmente, las disciplinas filosóficas, intentan alcanzar “una
coordinación general de los valores humanos” (Piaget 1973, pág. 51).
Las denominadas ciencias nomotéticas las define como: “Aquellas disciplinas que intentan
llegar a establecer leyes en el sentido, algunas veces de relaciones cuantitativas
relativamente constantes y expresables en forma de funciones matemáticas, pero también
en el sentido de hechos generales o de relaciones ordinales de análisis estructurales, etc.,
traduciéndose por medio del lenguaje ordinario o de un lenguaje más o menos formalizado”
(Piaget, 1973, pág. 46). Piaget destaca como características principales de las ciencias
nomotéticas las siguientes (Piaget, 1973, pág.47):
El objetivo de estas clasificaciones, parece claro que la economía es una ciencia social, ya
que tiene por objeto el estudio de los fenómenos en los que intervienen las personas
actuando en grupos organizados y, como analizaremos más adelante, sigue un método
científico. Además, los rasgos de nuestra ciencia son los señalados para las ciencias
nomotéticas en general, sin embargo, retomando otra clasificación de las ciencia entre
experimentales y no experimentales (categorización que refleja los diferentes caminos para
la obtención de los datos y que tiene gran relevancia sobre todo en la forma en que los
datos se utilizan para investigar cuestiones de interés y realizar inferencias sobre el mundo
real), quedaría enclavada, además, dentro de las ciencias no experimentales.
El conocimiento científico