Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
LA BUENA RUPTURA
Para poder superar una ruptura es importante expresar aquello que no hemos
dicho a lo largo de la relación, aquello relevante que quedó atascado, y que tal vez
intoxicó el aire y nutrió los desencuentros. Si es posible hacerlo directamente con
la otra persona delante, mucho mejor; si no es posible por cualquier motivo, por
ejemplo porque creemos que puede empeorar las cosas, o porque se deben
establecer límites precisos, podemos escribir todo lo pendiente e imaginar a la otra
persona en una silla vacía frente a la nuestra y decírselo. Me parece una regla útil
en la vida la de poner atención para que las cosas no se pudran adentro y no
vivamos rodeados de asuntos pendientes y reconcomios que se comen nuestra
atención y energía. Como recomienda la terapia
Por otro lado, es también crucial agradecer todo lo que nos ha dado la otra
persona y todo lo que hemos podido vivir a su lado. A algunas personas les va
bien hacer una lista de las cosas concretas que pueden agradecer. Aceptar lo que
nos ha dado el otro y decir gracias nos pone en disposición de valorar lo recibido y
desde ahí poder superar la ruptura, porque la gratitud mitiga el victimismo y el
resentimiento. Cuando podemos ver lo que nos ha aportado una relación y lo que
hemos aprendido en ella, estamos en disposición de cerrarla y abrirnos a lo que
esté por venir. De hecho, un proceso de ruptura concluye cuando...
... le damos internamente las gracias a nuestra expareja por lo que fue posible y lo
que nos aportó;
... podemos darle el reconocimiento que merece como una relación importante
para nuestra vida;
... le damos internamente las gracias a nuestra expareja por lo que fue posible y lo
que nos aportó;
... podemos darle el reconocimiento que merece como una relación importante
para nuestra vida;
Como decía, el principal indicador de que una relación anterior está bien cerrada
es que uno es capaz de estar feliz en una relación posterior. Y, en sentido
contrario, el principal síntoma de que una relación no está bien cerrada es que uno
todavía no puede establecer otra dirección ni implicarse en otra historia con fuerza
y con sentido. O sea, que buena parte de la energía todavía está en asuntos del
pasado.
Muchas veces, cuando trabajo con parejas, se manifiestan las ataduras hacia
relaciones anteriores y la atracción por lo que quedó incompleto o fallido; surge
entonces la necesidad de averiguar cómo, por qué y para qué parte de la energía
de una persona se orienta hacia parejas anteriores, y cómo resolverlo. El vínculo
con las parejas anteriores necesita ser despedido, dejado atrás, para que otra
pareja o un camino propio puedan materializarse con renovada fuerza. ¿Cómo se
cierra bien el pasado? Primero, como ya he dicho, entregándonos al dolor,
abriéndonos al dolor de la herida, de la decepción y de la frustración. Y, durante
un tiempo, viviendo la turbulencia emocional que toque, la culpa, o la tristeza, o el
enfado, o la sensación de fracaso o desesperación o miedo. Nos visitarán
muchísimos sentimientos que, como huéspedes, permanecerán un tiempo con
nosotros y después se irán, y luego volverán con menos fuerza y se irán de nuevo,
cada vez más diluidos, y cuando se vayan casi por completo, notaremos que se
abre de nuevo en nuestro pecho un espacio para el amor.
Por otra parte, cerrar bien significa cerrar con amor, con amor a lo que hemos
vivido y con amor hacia la persona, aunque desde otra posición. Porque sobre el
amor de lo que hemos vivido antes podemos construir un edificio fuerte. Hay
personas que pretenden cerrar el pasado con mucho resentimiento, con mucha
amargura, con mucha acritud. Y entonces tratan de construir un edificio sobre
cenizas y ruinas, y ese edificio siempre es débil.
Caminar hacia la vida es una decisión que requiere fuerza para dejar atrás nuestro
dolor; requiere renunciar a los beneficios que obtenemos de nuestras heridas.
La pareja gana fuerza cuando las parejas anteriores, y nuestra historia amorosa
en su conjunto, pueden ser integradas; cuando lo que hemos creado entre dos
tiene más peso y más fuerza que nuestras parejas pasadas y nuestras familias de
origen; cuando agradecemos a nuestras parejas anteriores y a nuestras familias
que hicieran posible nuestra realización amorosa.
Éste se reconoce porque nos sentimos reales, abiertos, respetuosos y somos más
y más felices. Bert Hellinger señala tres componentes de la dicha en la pareja, en
forma de «palabras simbólicas concentradas». Serían tres expresiones «mágicas»
que abren las puertas de la felicidad en la pareja: «sí», «gracias» y «por favor».