Está en la página 1de 9

PADRE NUESTRO.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal.
Amén.

NO ME MUEVE MI DIOS (ANÓNIMO)

No me mueve, mi Dios, para quererte,


el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte


clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera


que aunque no hubiera cielo yo te amara,
y aunque no hubiese infierno te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,


porque, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
DIOS MÍO, ESTOY CONTENTO

Dios mío, estoy contento porque Tú me amas, no obstante mi indignidad.

Dios mío, estoy contento porque te amo, no obstante mi miseria.

Dios mío, estoy contento porque puedo alguna vez, no obstante mi nada, hacer que te amen.

Dios mío, estoy contento porque puedo sufrir algo por tu amor.

Dios mío, estoy contento porque Tú estás presente en la Eucaristía.

Dios mío, estoy contento porque eres mi Huésped divino.

Dios mío, estoy contento porque tu presencia bendita en mi morada ilumina mi vida.

Dios mío, estoy contento porque eres mi fuerza en los desfallecimientos de mi alma.

Dios mío, estoy contento porque eres mi consuelo en las angustias de mi corazón.

Dios mío, estoy contento porque Tú eres mi luz en las oscuridades de mi camino.

Dios mío, estoy contento porque Tú eres mi riqueza en mi pobreza.

Dios mío, estoy contento porque si me has quitado mucho, me has dejado todavía mucho más.

Dios mío, estoy contento porque Tú eres mi Padre, mi Esposo, mi Hermano, mi Amigo, mi
Salvador, el Huésped divino de mi corazón, por medio de la gracia, la Vida de mi vida, porque Tú
eres mi todo.

Dios mío, estoy contento porque Tú eres la Belleza, la Bondad, la Verdad resplandeciente de la que
mi alma está sedienta.

Dios mío, estoy contento porque Tú eres la eterna felicidad de aquellos que he perdido.

Dios mío, estoy contento porque creo que los he de ver y gozar en los esplendores de la vida eterna.

¡Oh mi buen Maestro! Te doy gracias de haberme hecho encontrar tantos corazones nobles y
buenos.

¡Oh mi buen Maestro! Te doy gracias del perfume de las flores, de la hermosura de las almas, del
reflejo aquí debajo de todas las inmortales bellezas.

¡Oh mi buen Maestro! Te doy gracias de haberme permitido gozar de todas las maravillas de tu
creación.

¡Oh mi buen Maestro! Te doy gracias de todos los bienes que poseo todavía y de todos aquellos que
espero de tu misericordia infinita en este mundo y en el otro para mí y para todos aquellos que me
son queridos. Amén.
NADA TE TURBE (SANTA TERESA DE ÁVILA)

Nada te turbe, Aspira a lo celeste,


nada te espante, que siempre dura;
todo se pasa, fiel y rico en promesas,
Dios no se muda; Dios no se muda.
la paciencia
todo lo alcanza; Ámala cual merece
quien a Dios tiene bondad inmensa;
nada le falta: pero no hay amor fino
Sólo Dios basta. sin la paciencia.

Eleva tu pensamiento, Confianza y fe viva


al cielo sube, mantenga el alma,
por nada te acongojes, que quien cree y espera
nada te turbe. todo lo alcanza.

A Jesucristo sigue Del infierno acosado


con pecho grande, aunque se viere,
y, venga lo que venga, burlará sus furores
nada te espante. quien a Dios tiene.

¿Ves la gloria del mundo? Vénganle desamparos,


Es gloria vana; cruces, desgracias;
nada tiene de estable, siendo Dios tu tesoro
todo se pasa. nada te falta.

Id, pues, bienes del mundo;


id dichas vanas;
aunque todo lo pierda,
sólo Dios basta.
HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD

¡HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD, DIOS MÍO! cuando me abruman los pesares de la vida; mi
cáliz es muy amargo, pero yo quiero unirlo con el pensamiento al que Vos aceptasteis por mí en el
huerto de Getsemaní y hallare fuerzas para beberlo a mi vez.

¡HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD, DIOS MÍO! cuando me vea víctima de la injusticia, cuando
me abandonen los amigos, cuando la soledad me parezca más amarga, porque también vos
conocisteis la amargura y el abandono... ¿No podré soportar la indiferencia y la ingratitud de los
hombres cuando mi Dios fue traicionado por sus discípulos?

¡HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD, DIOS MÍO! cuando el trabajo me parezca penoso, cuando el
desaliento se apodere de mi alma... Vos sois quien permitís este desfallecimiento, Salvador mío,
para que me acerque a vuestra cruz y vaya a buscar, en ese manantial bendito la fuerza y el valor
que me faltan.

¡HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD, DIOS MÍO! cuando venga a visitarme la enfermedad y


cuando me abrume el dolor... Me uno de corazón a vuestra cruel agonía; uno mis sufrimientos a los
vuestros; los ofrezco, ¡oh. Jesús!, en expiación de las faltas que he tenido la desgracia de cometer y
que os han conducido hasta el Calvario.

¡HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD, DIOS MÍO! cuando lloro la ausencia de un ser querido...
Siento despedazado mi corazón, pero se que Vos habéis bendecido las lágrimas llorando a vuestro
amigo Lázaro, y me siento más resignado al venir a suplicaros que bendigáis las mías.

¡HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD, DIOS MÍO!, en todo el curso de mi vida; cualesquiera que
sean mis trabajos, os los ofrezco, divino Redentor mío; Vos habéis aceptado, siendo víctima
inocente, el peso de los pecados del mundo; dadme fuerzas para sobrellevar a mi vez las pruebas
que he merecido y que me envía vuestra divina mano... ¡Las consideraré como una prenda de
vuestro amor a fin de que sean prenda de mi salvación!

CUANTAS VECES SEÑOR ME HABEIS LLAMADO (LOPE DE VEGA)

1 ¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado, 3 Besos de paz Os di para ofenderos,


y cuántas con vergüenza he respondido, pero si, fugitivos de su dueño,
desnudo como Adán, aunque vestido hierran, cuando los hallan, los esclavos,
de las hojas del árbol del pecado!
4 Hoy me vuelvo con lágrimas a veros:
2 Seguí mil veces vuestro pie sagrado, clavadme vos a vos en vuestro leño
fácil de asir, en una cruz asido, y tendréis me seguro con tres clavos.
y atrás volví otras tantas, atrevido,
al mismo precio que me habéis comprado
ORACIÓN DE JUAN PABLO II

Dios, Creador del cielo y de la tierra, Padre de Jesús y Padre Nuestro:

Bendito seas Señor, Padre que estás en el cielo, porque en tu infinita misericordia te has inclinado
sobre la miseria del hombre y nos has dado a Jesús, tu Hijo, nacido de mujer, nuestro salvador y
amigo, hermano y redentor. Gracias, Padre bueno, por el don del Año jubilar; haz que sea un tiempo
favorable, el año del gran retorno a la casa paterna, donde Tú, lleno de amor, esperas a tus hijos
descarriados para darles el abrazo del perdón y sentarlos a tu mesa, vestidos con el traje de fiesta.

¡A ti, Padre, nuestra alabanza por siempre!

Padre clemente, que en el Año Santo se fortalezca nuestro amor a ti y al prójimo: que los discípulos
de Cristo promuevan la justicia y la paz; se anuncie a los pobres la Buena Nueva y que la Madre
Iglesia haga sentir su amor de predilección a los pequeños y marginados.

¡A ti, Padre, nuestra alabanza por siempre!

Padre justo, que el gran Jubileo sea una ocasión propicia para que todos los católicos descubran el
gozo de vivir en la escucha de tu palabra, abandonándose a tu voluntad; que experimenten el valor
de la comunión fraterna partiendo juntos el pan y alabándote con himnos y cánticos espirituales.

¡A ti, Padre, nuestra alabanza por siempre!

Padre, rico en misericordia, que el santo Jubileo sea un tiempo de apertura, de diálogo y de
encuentro con todos los que creen en Cristo y con los miembros de otras religiones:
en tu inmenso amor, muestra generosamente tu misericordia con todos.

¡A ti, Padre, nuestra alabanza por siempre!


Padre omnipotente, haz que todos tus hijos sientan que en su caminar hacia ti, meta última del
hombre, los acompaña bondadosa la Virgen María, icono del amor puro, elegida por ti para ser
Madre de Cristo y de la Iglesia.

¡A ti, Padre, nuestra alabanza por siempre!

A ti, Padre de la vida, principio sin principio, suma bondad y eterna luz, con el Hijo y el Espíritu,
honor y gloria, alabanza y gratitud por los siglos sin fin. Amén.
CREO EN TI

Cuando llega la dificultad y las pruebas, en los momentos de angustia, de duda o enfermedad, es
bueno decir al Señor que seguimos creyendo en El.

Señor, Tu siempre me has dado la fuerza necesaria,


y, aunque débil,
Creo en Ti.

Señor, Tu siempre me has dado la paz de cada día,


y, aunque angustiado,
Creo en Ti.

Señor, Tu siempre me has guardado en la prueba,


Y, aunque estoy en ella,
Creo en Ti.

Señor, Tu siempre has alumbrado mis tinieblas,


Y, aunque no tengo luz,
Creo en Ti.

ORACIÓN DE CONFIANZA
ANTE LA ENFERMEDAD

Señor Jesús, Te agradezco por el don de la vida. Tú conoces las personas y las circunstancias que
me han formado ya sea física como emocional y espiritualmente. Ellas, y las más íntimas
experiencias de mi mente y de mi corazón, me han hecho la persona que soy ahora.

Perdóname, Señor, por todas las veces que te he fallado, por mi fallos contra mí mismo y los demás.
Al mismo tiempo, perdono a todos los que me han fallado de alguna manera y me han herido.

Ayúdame a ver que mi enfermedad tiene una parte muy importante en mi vida. Ella me ayudará a
ser plenamente la persona que Tú quieres que yo sea. No permitas que yo pierda o desperdicie lo
que Tú quieres hacer conmigo para hacer completa mi vida en esta tierra y para preparar mi vida
contigo en el Cielo.

Ahora yo no puedo orar de la manera que quisiera. (Estoy dolorido, cansado confundido). Te pido
que aceptes cada mi respiro como un acto de amor y de confianza en Ti.

Tu eres mi Salvador. Yo quiero descansar sobre tu amante Corazón en la seguridad y en la paz,


como un niño en los brazos de su padre. Yo sé que Tú no me abandonarás.

Te amo, mi Señor, quisiera amarte como Ella te amó.


BENDIGO YO TU SANTO NOMBRE
Licenciado dueñas
(SIGLO XVI)

Jesús, bendigo yo tu santo nombre;


Jesús, mi corazón en ti se emplee;
Jesús, mi alma siempre te desee;
Jesús, loete yo cuando te nombre.

Jesús, yo te confieso Dios y hombre;


Jesús, con viva fe por ti pelee;
Jesús, en tu ley santa me recree;
Jesús, sea mí gloria tu renombre.

Jesús, medite en ti mi entendimiento;


Jesús, mi voluntad en ti se inflame;
Jesús, contemple en ti mi pensamiento.

Jesús de mis entrañas, yo te ame;


Jesús, viva yo en ti todo momento;
Jesús, óyeme tú cuando te llame.

ORACIÓN A LA DIVINA PROVIDENCIA


Beata Isabel de Francia (+ 1270)

¿Qué me sucederá hoy, Dios mío? Lo ignoro.


Lo único que sé es que nada me sucederá que no lo hayáis previsto,
regulado y ordenado desde la eternidad.
¡Me basta esto, Dios mío, me basta esto!
Adoro vuestros eternos e imperecederos designios;
me someto a ellos con toda mi alma por amor vuestro.
Lo quiero todo, lo acepto todo,
quiero haceros de todo un sacrificio.
Uno este sacrificio al de Jesús, mi Salvador
y os pido en su nombre y por sus méritos infinitos la paciencia en mis penas y una perfecta
resignación en todo lo que os plazca que me suceda. Amén.

JACUATORIA A LA SANTÍSIMA TRINIDAD


Tú Divina Providencia se extienda siempre y en cada momento
para que nunca nos falte casa, vestido y sustento,
y en la hora de la muerte los sagrados sacramentos.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
AVE MARÍA.

Dios te salve, María,


llena eres de gracia,
el Señor está contigo.
Bendita eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María,
Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

SALVE

Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva;
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos;
y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente,
oh piadosa,
oh dulce siempre Virgen María!

V/. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.

R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Oración

Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y
el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu
Hijo; concédenos que, pues celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa intercesión
seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor.

R/. Amén
ACORDAOS

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han
acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por
esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis
pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien,
escuchadlas y acogedlas benigna mente. Amén.

BENDITA SEA TU PUREZA

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A
Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame
con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén.

BAJO TU AMPARO

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las
necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Amén.

OFRECIMIENTO A LA SANTÍSIMA VIRGEN

¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti y en prueba de mi filial afecto te
consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya
que soy todo tuyo Oh Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como a pertenencia y posesión
tuya. Amén.

También podría gustarte