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EPA/ROBIN UTRECHT
La especialista en salud y nutrición de Nestlé, Anabel Aragón, trata esta semana en “El Bisturí”
laalimentación en el embarazo y la lactancia; y asegura que no es tan diferente como a la dieta
general, “únicamente hay que tomar nutrientes concretos y aplicar medidas de seguridad
alimentaria adicionales”.
“La embarazada o lactante no necesita comer por dos, como mucha gente piensa. Tampoco es
necesario una alimentación súper especial o restrictiva, ni tampoco suplementos
multinutrientes, ni alimentos exóticos con propiedades especiales”, comenta.
Afirma que los profesionales de la salud, como los ginecólogos o nutricionistas, darán las
recomendaciones específicas sobre el aporte de energía y los nutrientes necesarios para “cubrir
las necesidades del feto, afrontar el parto de un modo óptimo y preparar al organismo para la
lactancia”.
Nutrición y peso
Embarazada. EFE/ Erika Santelices
El incremento de las kilocalorías que se toman, se produce en el segundo y tercer
trimestre, no desde el inicio. El consumo excesivo, supondría un incremento innecesario de peso
y eso no favorece ni a la madre ni al bebé.
No hay que obsesionarse con el peso, es más importante el de antes del embarazo que
durante. Las ganancias de kilos durante la gestación se deben individualizar dependiendo del
peso inicial que teníamos.
No beber alcohol
Precauciones alimentarias
Las algas son muy altas en yodo y no hay que consumirlas en el embarazo porque puede
haber riesgo de hipotiroidismo por exceso de yodo.
Las hortalizas que se consuman en crudo, deben desinfectarse antes: remojar durante 3
minutos en agua clorada y aclarar con abundante agua corriente. Esto también es aplicable a las
frutas que se consumen crudas con piel.
Los lácteos crudos, debemos asegurarnos que hayan sido esterilizados o pasteurizados.
Se aplica a los quesos, ya que algunos se elaboran con leche cruda.
Las preparaciones en crudo o poco cocinadas están
totalmente desaconsejadas cuando se trata de huevos, mariscos, carnes o sus derivados.
Evitar la mayonesa con huevo crudo.
No comer embutidos, aunque el riesgo se reduce si previamente se han congelado a -25º
durante un mínimo de 10 días.
Evitar vísceras y sus derivados como los patés.
Intentar no comer pescados azules de gran tamaño por el riesgo de mercurio.
No consumir mariscos sobre todo cabezas de gambas o langostinos, por riesgo de
cadmio.
EFE/Zayra Mo
Si las nauseas son severas, hay que controlar el riesgo de deshidratación, y esto se debe a la
“hipersensibilidad olfativa y gustativa“, muy típica en este estado.
“Los alimentos fríos son menos aromáticos que los calientes. Los alimentos hervidos o al vapor,
desprenden menos olor que los fritos o asados. También ayuda el racionar la comida en pequeñas
tomas, cada 2 o 3 horas, y que los líquidos ácidos como la limonada, puede ser mejor tolerada que
el agua”, afirma la experta.
Reflujo
Otro problema común son los reflujos o ardores, para ello recomienda:
Estreñimiento
También es bastante común, por la presión que ejerce el feto. La especialista en nutrición
recomienda mantener una vida activa, beber mucha agua durante el día y consumir las hortalizas,
frutas y verduras diarias recomendadas.