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Autor: Carolina Viola

Cuando las fronteras son márgenes


La idea de margen como periferia en donde
están contenidas aquellas personas que se
consideran insuficientemente socializadas
en los marcos de la ley (Das & Poole, 2008)
La historia de la Frontera Norte Ecuatoriana es una larga historia de abandono, exclusión y
despojo. Ya durante la dominación colonial, la ubicación estratégica de San Lorenzo lo calificó
como punto privilegiado para la salida de mercancías y dinero que provenían de la Real
Audiencia. Esto implicó su inserción en las rutas de extracción de recursos desde las colonias
hacia Europa.
La independencia alcanzada en el siglo XIX no implicó grandes cambios para este territorio. En
1857, durante la presidencia de José María Urbina, el territorio de San Lorenzo del Pailón será
entregado a la empresa Land Ecuador Company, autorizando a la empresa la extracción de
todos los recursos naturales disponibles (principalmente tagua, caucho y madera), en pago a
una deuda contraída con Inglaterra durante la guerra de independencia. Sin más que una
firma San Lorenzo venia entregado a una corporación inglesa, síntoma del futuro que le
depararía a este territorio durante la era Republicana.
Después del paréntesis “británico” el territorio permanecerá aislado del resto del país hasta la
construcción del ferrocarril Ibarra – San Lorenzo, una ruta eminentemente comercial que
buscaba facilitar el flujo de bienes y mercancías a Colombia. Sin embargo, poco tiempo
después de su construcción, se abandonará la ruta del ferrocarril para dar paso a nuevas
carreteras que surgían a lo largo y ancho del país. Para 1980 el ferrocarril Ibarra – San Lorenzo
era solo un recuerdo. Durante este periodo se incentivará la extracción intensiva de madera y
la colonización de las tierras deforestadas. Se desconocerá la existencia de territorios
ancestrales de pueblos indígenas y afro ecuatorianos, constantemente amenazados por la
avanzada de las madereras; pueblos acostumbrados a generar mecanismos autónomos de
sobrevivencia ante la exclusión del Estado.
Después de la madera llegará la palma africana activando una nueva fase de despojo. En el
2002 el gobierno de Gustavo Noboa anunciará la ampliación de la frontera agrícola sobre la
reserva Cayapa-Mataje. El bosque esmeraldeño se transformará en plantación, de fuente de
vida a desierto verde. Una vez más el avance de los cultivos y la contaminación vinculada
amenazará la vida de los pueblos del norte de Esmeraldas. A la par que avanzaba el
extractivismo en Ecuador, en Colombia se afirmaba una forma de despojo ligada a la violencia
armada y al tráfico de drogas. En un contexto de pobreza, marginación y exclusión los de abajo
eran presas fáciles del conflicto.
San Lorenzo no es una frontera, es un margen; una vulnerable línea divisoria entre la exclusión
y la inclusión; un espacio idóneo para la expansión de formas economías ilícita e ilegales.
Hoy Ecuador siente las consecuencias de convertir sus fronteras en márgenes. El saldo es
dramático: 4 militares muertos, 3 periodistas asesinados y una joven pareja secuestrada, aún
en manos de un grupo paramilitar supuestamente liderado por “Alias Wacho”. Decenas de
desplazados y una economía local en crisis provocan migraciones hacia ciudades lejanas a la
frontera. Los márgenes se mueven pero no desaparecen.

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