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Curso Historia Contemporánea, Prof. Soledad Zárate.

Selección de fuentes primarias, Unidad 2

Fuente: http://laeradehobsbawm.wordpress.com/

- Marxismo y evolucionismo.
Carta de Marx a Lasalle de 16 de enero de 1861:
“La obra de Darwin es muy importante y para mí es apta como base en las ciencias
naturales de la historia de la lucha de clases. Naturalmente, hay que dejar de lado la
tosca manera inglesa de exposición. A pesar de todos sus defectos, no sólo se da aquí
por primera vez el golpe de gracia a la «teleología» en la ciencia de la naturaleza, sino
que también se explica empíricamente el significado racional de esta misma ciencia”.

-Carta de Marx a Engels de 1862:


“Es notable el hecho de que en los animales y en las plantas Darwin reconozca a su
sociedad inglesa, con su división del trabajo, competición, la apertura de nuevos
mercados, los inventos y la maltusiana lucha por la existencia (…) es el «bellum
omnium contra omnes» de Hobbes y hace pensar en la «Fenomenología del Espíritu»
cuando configura la sociedad burguesa como «reino animal ideal», en tanto que en él, el
reino animal se configura como sociedad burguesa”.

-Carta de Darwin (en respuesta al envió de la segunda edición del primer libro de
El Capital por parte de Marx) del 1 de octubre de 1873:
“Muy distinguido señor
Le doy las gracias por el honor que me hace al enviarme su gran obra sobre «El
Capital»”; pienso sinceramente que merecería en mayor medida su obsequio si yo
entendiera algo más de ese profundo e importante problema de economía política.
Aunque nuestros estudios sean tan distintos, crea que ambos deseamos ardientemente la
difusión del saber y que a la larga servirá, con toda seguridad, para aumentar la felicidad
del género humano. Queda, muy distinguido señor, suyo afectísimo
Charles Darwin”.

-Respuesta de Darwin (a una Carta de Marx en la que le pedía autorización para


dedicarle el libro II de El Capital que no se ha conservado) del 13 de octubre de
1880:
“Muy distinguido señor
Le estoy agradecido por su cortés carta y por el contenido de la misma. La publicación,
en la forma que sea, de sus observaciones sobre mis escritos no precisa en realidad  de
consentimiento alguno por mi parte, así que no sería serio que yo diera un
consentimiento del que no tiene ninguna necesidad. Preferiría que no se me dedicara el
tomo o el volumen (aunque le doy las gracias por el honor que quiere hacerme), puesto
que eso significaría en cierto modo mi aprobación de toda la publicación, sobre la cual
no sé nada. Además, aunque soy un decidido defensor de la libertad de pensamiento en
todos los campos, me parece -con razón o equivocadamente- que las argumentaciones
en forma directa contra el cristianismo y el teísmo difícilmente producen algún efecto
en el público. Pienso que la libertad de pensamiento se promueve mejor a través de la
gradual iluminación de las mentes que se deriva del progreso de la ciencia. Puede que,
sin embargo, yo me haya visto influido excesivamente por el disgusto que habrían
sentido algunos miembros de mi familia si hubiera apoyado de algún modo ataques
dirigidos contra la religión.
Me disgusta rechazar su ofrecimiento, pero soy viejo, tengo muy pocas fuerzas y leer
pruebas de imprenta -como sé por experiencia reciente- me cansa mucho.
Quedo, muy distinguido señor, suyo afectísimo
Charles Darwin”.

-Discurso de Engels ante la tumba de Marx de 1883:


“De la misma forma que Darwin ha descubierto las leyes del desarrollo de la naturaleza
orgánica, Marx ha descubierto las leyes del desarrollo de la historia humana”.

-Prefacio de Engels a su libro «Dialéctica de la Naturaleza»:


“Darwin no sabía la amarga sátira que estaba escribiendo sobre los hombres, y
particularmente sobre sus compatriotas, cuando demostraba que la libre concurrencia, la
lucha por la existencia, que los economistas exaltan como el más elevado producto
histórico, son el estado normal del mundo animal. Sólo una organización consciente de
la producción social, en la que se produce y se reparte siguiendo un plan, puede elevar a
los hombres, en el aspecto social, sobre el resto del mundo animal, en la misma medida
en que la producción en general lo ha hecho como especie”.

- Medidas sociales adoptadas por el Estado alemán. Discurso de Bismarck en el


Reichstag, 10 de marzo de 1884.

Los esfuerzos decisivos comenzaron realmente sólo a partir del año 1881, con el
mensaje imperial en el que S.M. Guillermo I dijo: «Ya en febrero de este año hemos
manifestado nuestra convicción de que la curación del malestar social no puede ser
realizada exclusivamente a través de la represión de los excesos de los
socialdemócratas, sino ciertamente mediante una promoción efectiva del bienestar de
los trabajadores».
De acuerdo con esto, lo primero de todo fue aprobar una ley de seguros de accidentes
[ ... ].
El plan de reforma al que estamos comprometidos por el deseo del emperador y de los
aliados del gobierno no puede ser llevado a cabo en poco tiempo; se precisan varios
años para su cumplimiento. Nos hemos impuesto mejorar la posición del trabajador en
tres direcciones.
En primer lugar, dando los pasos necesarios para proteger el trabajo en su propio país
frente a la competencia; en otras palabras, hemos introducido tarifas proteccionistas
para defender el trabajo nacional.
Un segundo plan, que está ya en el pensamiento del gobierno, es la mejora de los
impuestos.
El tercer plan de reformas, por el que estamos luchando, contiene un apoyo directo a los
trabajadores. La cuestión de la jornada de trabajo y del incremento de los salarios es
extraordinariamente difícil de resolver a través de la intervención del Estado [ ... ]. El
problema real de los trabajadores es la inseguridad de su vida; no está seguro de tener
siempre trabajo; ni lo está de estar siempre sano; y prevé que algún día será viejo e
incapaz de trabajar: Pero incluso si cae en la pobreza como resultado de una larga
enfermedad, estará completamente desasistido con sus propias fuerzas, y hasta ahora la
sociedad no contrae más obligaciones con él que la de prestarle el elemental auxilio de
pobreza, incluso si ha trabajado antes leal y con diligencia. Pero el auxilio social deja
mucho que desear, especialmente en las grandes ciudades [ ... ].
Naturalmente, debo decir que mantenemos el derecho a que esta ley excepcional sea una
derivación de las obligaciones y del cumplimiento del deber de la legislación cristiana.
Desde el lado progresista, podéis llamarla «legislación socialista»; yo prefiero el
término «cristiana». En el tiempo de los Apóstoles, el socialismo fue todavía mucho
más lejos. Si por casualidad leéis nuevamente la Biblia, encontraréis varios pasajes
sobre esto en los Hechos de los Apóstoles. No vamos más lejos en nuestro tiempo [ ... ]
Discurso de Bismarck en el Reichstag, 10 de marzo de 1884 .

- Preludio del Imperialismo británico. Las “guerras del opio” entre Inglaterra y
China.

La Vía del Cielo es la equidad para con todos: no soporta que perjudiquemos a los
demás en beneficio nuestro. En este aspecto, todos los hombres son semejantes en el
mundo entero: aman la vida y odian todo lo que pueda poner en peligro a esta misma
vida. Vuestro país se halla a veinte mil leguas, pero a pesar de ello, la Vía del Cielo se
aplica a todos vosotros como a nosotros, y vuestros instintos no son distintos de los
nuestros, ya que en ninguna parte los hombres son tan ciegos como para no distinguir
entre lo que trae la vida y lo que acarrea la muerte, entre lo que es ventajoso y lo que
resulta perjudicial. Nuestra Corte Celeste trata a todos los que viven entre los cuatro
mares como miembros de una gran familia. La bondad de nuestro gran Emperador es
como el Cielo que cubre todas las cosas. No existe región, por salvaje o alejada que
esté, que él no aprecie o vigile. Siempre, desde que se abrió el puerto de Cantón, ha
prosperado el comercio. Desde hace unos ciento veinte o ciento treinta años, los nativos
del lugar han disfrutado de relaciones pacíficas y provechosas con los barcos que venían
del extranjero. El ruibarbo, el té y la seda son todos productos de gran valor de nuestro
país y sin los cuales los extranjeros no podrían vivir. La Corte Celeste, extendiendo su
benevolencia a todos por igual, autoriza su venta y su transporte a través de los mares,
hacia imperios lejanos, sin lamentarlo siquiera, y su bondad iguala la bondad del Cielo y
de la Tierra.
Pero existe una categoría de extranjeros malhechores que fabrican opio y lo traen a
nuestro país para venderlo, incitando a los necios a destruirse a sí mismos, simplemente
con el fin de sacar provecho. Anteriormente, el número de fumadores de opio era
reducido; pero ahora el vicio se ha extendido por todas partes y el veneno va penetrando
cada vez más profundamente. Si existe gente tan estúpida como para ceder a esta
necesidad en detrimento propio, son ellos los que causan su propia ruina y, en un país
tan poblado y floreciente, podemos prescindir de ellos. Pero nuestro gran Imperio
Manchú unificado se considera responsable de los usos y costumbres de sus súbditos y
no puede sentirse satisfecho al verles víctimas de un veneno mortal. Por este motivo,
hemos decidido castigar con penas muy severas a los mercaderes y a los fumadores de
opio, con el fin de poner término definitivamente a la propagación de este vicio. Parece
ser que esta mercancía envenenada se fabrica por algunas personas diabólicas en lugares
sometidos a vuestra ley. Como es natural, no se vende siguiendo órdenes vuestras.
Tampoco se produce en todos los países sobre los que vos reináis, sino únicamente en
algunos de ellos. He oído decir que en vuestro país está prohibido, bajo penas muy
severas, fumar opio. Ello significa que no ignoráis hasta qué punto resulta nocivo. Pero
en lugar de prohibir el consumo del opio, valdría más que prohibierais su venta o, mejor
aún, su producción, ya que éste sería el único medio de purificar la contaminación y su
fuente. Mientras no toméis esta medida y sigáis fabricando opio e incitando al pueblo de
China a que lo compre, demostraréis que os preocupáis de la vida de vuestros propios
súbditos y os despreocupáis de la vida de los otros hombres indiferentes ante el mal que
causáis a los demás en vuestra avidez de ganancias. Esta conducta repugna al
sentimiento humano y está en desacuerdo con la Vía del Cielo [ ... ].
Las leyes que prohíben el consumo del opio son actualmente tan severas en China, que
si seguís fabricándolo descubriréis que nadie lo comprará y que nadie hará fortuna
gracias al opio. En lugar de derrochar vuestros esfuerzos en una empresa desesperada,
¿por qué no pensáis en alguna otra forma de comercio? Todo el opio que se descubre en
China se echa en aceite hirviendo y se destruye. En lo sucesivo, todo barco extranjero
que llegue con un cargamento de opio a bordo será incendiado, con lo cual se quemarán
también inevitablemente todos los otros bienes que transporte. Entonces, no sólo no
obtendréis ningún beneficio de nosotros, sino que os arruinaréis en el negocio. Después
de pretender perjudicar al prójimo resultará que sois vos la primera que sufrirá por ello.
Nuestra Corte Celeste no habría conseguido la fidelidad de muchos países si no
ejerciera un poder sobrehumano. No digáis luego que no se os avisó a tiempo. Al recibir
esta carta, Su Majestad será lo suficientemente buena como para comunicarme
inmediatamente las medidas que se habrán tomado en cada uno de sus puertos.
Carta de Lin Ze-xu a la reina Victoria, 1839.

- La responsabilidad “civilizadora” británica en África.


Estos pueblos [africanos] son muy difíciles de manejar [...]. No tienen idea de los deseos
y de las complejas necesidades que constituyen lo que nosotros llamamos civilización y
es asumir una gran responsabilidad sacarlos gratuitamente del estado de barbarie en el
cual viven satisfechos y dichosos.
The Times, 1877

- La resistencia al Imperialismo: Panfleto de una sociedad secreta, Cantón, 1856.


Nosotros hemos comprobado, bárbaros ingleses, que habéis desarrollado una naturaleza
y unas costumbres de lobo, saqueando y robando bienes por la fuerza [ ... ]. Habéis
venido a nuestro país con espíritu de lucro. ¿Qué conocimientos tenéis de nosotros?
Vuestra ansia de ganancias se parece a la voracidad de los animales. En cambio,
ignoráis nuestras leyes y nuestras instituciones; nada sabéis de principios justos [ ... ].
Más allá de la fortaleza de vuestros barcos, de la violencia del disparo de vuestros
fusiles y de la potencia de vuestros cañones, ¿qué otras cualidades tenéis?
Panfleto de una sociedad secreta, Cantón, 1856
- El minero esquirol (canción inglesa)
The Blackleg Miners:

Its early in the evening after dark,


When the blackleg miners they creep te wark,
Wi’ their dorty troosers and their moleskin shirt,
Gan the dirty blackleg miners.
Well, he grabs his duds and down he goes,
To hew the coal that lies below,
There’s not a woman in this town row
will look at the blackleg miner.
Noo, they tek their picks and doon they go,
For te hew the coal that lies below,
Ah, but there’s nivor a woman in the lang toonrow,
That wad look at a blackleg miner.
And Delaval, it’s a terrible place,
There they rub wet clay in a blackleg’s face,
And around aboot the heap they run a foot race,
For te catch the blackleg miner.
Divvent gan near the Seghill mine,
For across the way they stretch a line,
To catch the throat and to break the spine,
Of the dirty blackleg miner.
They’lI tek yer picks and yer duds as well,
And hoy them doon the pit of hell.
Doon ye gan, and fa re ye well,
Ye dirty blackleg miners !
So it’s join the union while ye may,
Divvent wait till yer dyin’ day;
For that may not be far away,
Ye dirty blackleg miners.

Los mineros esquiroles:


Temprano por la noche, nada más ponerse el sol
cuando los mineros esquiroles se van deslizando
al trabajo,
con sus pantalones sucios de pages y su camisa
de molesquín,
van los sucios mineros esquiroles.
Ahora, cogen sus picos y van bajando
a excavar el carbón que hay allá abajo.
Ah, pero no hay mujer alguna en toda la larga
calle
que quiera mirar a un minero esquirol.
Y Delaval es un sitio terrible,
allí la cara de un esquirol la embadurnan de barro
y en torno al montón van haciendo una carrera
pedestre
para atrapar al minero esquirol.
No te acerques a la mina Seghill,
porque allí tienden una cuerda en el camino,
para atraparle la garganta y partirle la columna
al sucio minero esquirol.
Os cogen los picos y también los trapos y los tiran
al pozo del infierno.
¡ Para abajo vais, y que os vaya bien, sucios
mineros esquiroles!
Conque uníos al sindicato mientras podáis,
no esperéis al día que os muráis;
que puede que no esté muy lejos,
sucios mineros esquiroles

- Pierre - Joseph Proudhon, ¿Qué es la Propiedad?

Si tuviese que contestar la siguiente pregunta: 


¿Qué es la esclavitud? y respondiera en pocas palabras: Es el asesinato, mi pensamiento
se aceptaría desde luego. No necesitaría de grandes razonamientos para demostrar que
el derecho de quitar al hombre el pensamiento, la voluntad, la personalidad, es un
derecho de vida y muerte, y que hacer esclavo a un hombre es asesinarle. ¿Por qué
razón, pues, no puedo contestar a la pregunta qué es la propiedad, diciendo
concretamente la propiedad es un robo, sin tener la certeza de no ser comprendido, a
pesar de que esta segunda afirmación no es más que una simple transformación de la
primera?
Me decido discutir el principio mismo de nuestro gobierno y de nuestras instituciones,
la propiedad; estoy en mi derecho. Puedo equivocarme en la conclusión que de mis
investigaciones resulte; estoy en mi derecho. Me place colocar el último pensamiento de
mi libro en su primera página; estoy también en mi derecho. Un autor enseña que la
propiedad es un derecho civil, originado por la ocupación y sancionado por la ley; otro
sostiene que es un derecho natural, que tiene por fuente el trabajo; y estas doctrinas tan
antitéticas son aceptadas y aplaudidas con entusiasmo. Yo creo que ni el trabajo, ni la
ocupación, ni la ley, pueden engendrar la propiedad, pues ésta es un efecto sin causa.
¿Se me puede censurar por ello? ¿Cuántos comentarios producirán estas afirmaciones?
¡La propiedad es el robo! ¡He ahí el toque de rebato del 93! ¡La turbulenta agitación de
las revoluciones!”
Pierre – Joseph Proudhon, ¿Qué es la Propiedad?, 1840.

- Kropotkin: la moral anarquista.
“Esta moral no impondrá mandatos. Rechazará de una vez por todas, la idea de modelar a
los individuos de acuerdo con una idea abstracta, lo mismo que rechazará mutilarlos con la
religión, la ley o el gobierno. Dejará al hombre individual plena y perfecta libertad. Será
sólo un simple registro de datos y hechos, una ciencia. Y esta ciencia dirá al hombre: si no
eres consciente de la fuerza que hay dentro de ti, si tus energías sólo son las suficientes
para mantener una vida incolora y gris, sin impresiones fuertes, sin alegrías profundas,
pero también sin profundos pesares, entonces, atente a los simples principios de una justa
igualdad. En las relaciones de igualdad hallarás probablemente el máximo de felicidad
posible para tus débiles impulsos.
Pero si sientes en tu interior el vigor juvenil, si quieres vivir, si quieres gozar de una vida
plena, perfecta y desbordante, es decir, conocer el supremo gozo que puede desear un ser
vivo, sé fuerte, sé grande, sé vigoroso en todo cuanto hagas.
Siembra vida a tu alrededor. Ten en cuenta que si engañas, si mientes, si intrigas, si estafas
y defraudas, te rebajarás a tí mismo, te degradarás, confesarás de antemano tu propia
flaqueza, jugarás el papel del esclavo del harén que se siente inferior a su amo. Haz esto si
quieres, pero has de saber que la humanidad te considerará mezquino, despreciable y débil
y te tratará como tal. Sin pruebas de tu fuerza, actuará contigo como si fueses un ser digno
de lástima. No acuses a la humanidad si tú mismo, por tu propia decisión, paralizas tus
energías. Sé por el contrario fuerte, y cuando veas la injusticia y la hayas identificado
como tal (desigualdad en la vida, una mentira en la ciencia, un sufrimiento causado por
otro) rebélate contra lo mismo, lo falso y lo injusto.
¡Lucha! Luchar es vivir y cuanto más encarnizada la lucha, más intensa la vida. Entonces
habrás vivido; y unas horas de esa vida valen años gastados vegetando.
Lucha para que todo pueda vivir esa vida rica y desbordante. Y no dudes de que en esta
lucha hallarás un gozo superior al que pueda proporcionarte cualquier otra cosa.
Eso es cuanto puede decirte la ciencia de la moral. La elección es tuya”.

Kropotkin, La moral anarquista: Folletos revolucionarios, 1891.

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