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MODULO 1.

SEXUALIDAD Y ABUSO SEXUAL

Mi nombre es Areli Elizabeth Carrillo Camejo, tengo 31 años y soy la hija menor de
tres hijos/a. Me desarrolle con ciertas limitaciones respecto a la educación que me
brindaron mi padre y madre debido a que era la menor y la “niña”. Además de esta
condición, mi padre decía que era responsabilidad de mi madre hablarme sobre
los temas que debería conocer por ser niña-mujer. Ella desde su vivir, con muchas
limitaciones me ofreció una crianza donde evitó hablar de esos temas. Me enteré
de la menstruación porque un día al regresar de la escuela estaba sangrando.
Cuando cumplí 16 años tuve mi primer novio, al convivir con él siempre
retumbaban palabras en mi cabeza que no lograba entender, pues ignoraba del
tema, una de esas es: “no debía quedar embarazada” pero desconocía como se
daba una relación coital, métodos anticonceptivos, placer sexual, orgasmos, etc…

Después de 4 años de relación con este novio, decidí con mucho miedo tener
relaciones sexuales. Mis padres al principio de mi relación me cambiaron mis
pastillas hormonales por anticonceptivas sin que yo comprendiera o incluso sin
alguna explicación. Jamás hablaban de esos temas. Siendo esta falta de
educación la principal razón de mis limitaciones. La experimentación con mi novio
era la única fuente de información que tenía referente a una vida sexual, desde la
ignorancia que me albergaba en esa etapa me permitía experimentar, no me
sentía acompañada de complejos o prejuicios. Sin embargo, con el paso del
tiempo creo el hecho de que sea un tema que en casa de habla en bromas, doble
sentido, pero nunca abiertamente a manera de orientación o educación es algo
que ha impactado de manera transversal en mi vida.

Considero que la falta de información es un tipo de violencia que viví, el no


sentirme acompañada, guiada y en confianza con mis figuras filiales respecto a
este tema. El hecho de ser mujer, también implica vivir ciertas violencias
invisibilizadas respecto a la responsabilidad que nos adjudican cuando somos
víctimas de violencia sexual. Recuerdo el día que regresaba de la escuela y un
hombre pasó en su bicicleta y me dio una nalgada, a quien se lo conté me
responsabilizó por andar sola y en la noche. Yo solo regresaba de la escuela.

Si disfrutas el acto sexual eres una puta y te has acostado con muchos hombres.
Si no tienes novio eres una solterona. Siendo todas estas experiencias, el
resultado de la violencia psicológica que se normaliza en nuestro contexto social.

En algunos cursos, terapia y talleres fui conciliando esa falta de información.


También perdoné y acepte la educación que recibí y la que no. Pues por la falta de
esta, en algunos momentos estuve expuesta a situaciones de riego donde viví
abuso sexual.
Recuerdo que alguna vez mi papá le mencionaba a mis sobrinos que “tenían pelos
en la mano”, yo no sabía a qué se referían. El tema era abierto y nombrado si se
trataba de hombres, pero hacia las mujeres no se les mencionaba nada.

Por último, considero que otro tipo de violencia vivida es la propia discriminación y
culpa que me di en una etapa de mi vida cuando decidí relacionarme con
personas sin desear tener una relación de noviazgo, sino solo para tener sexo,
placer, orgasmos. Al final, me sentía con culpa. Por culpa de mitos y estereotipos
que me limitaban a creer que solo debía tener relaciones coitales por amor,
estando en relaciones serias, etc.

Mi formación y profesionalización son liberadores y antes de prepararme para


acompañar a otras personas, me han preparado para entender mi propia vida.

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