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FUNCION DE LA MEDICINA POPULAR EN LA COMUNIDAD


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ENTRERRIANA Y SU RELACIÓN CON LA


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MEDICINA OFICIAL.
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ti DORA JIM É NEZ DE PUPARELI

I; 0. Introducción

A pesar de que los que utilizamos los servidos de la medicina moderna tende-
! mos a considerarla como la ú nica actitud posible frente a la enfermedad , es impor -
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tante que comprendamos que la percepción de los males que aquejan a ios seres
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U humanos y la forma de enfrentarlos varían de acuerdo a las normas que caracteri -
ii zan a cada cultura.
El hombre no es un simple organismo que act úa en un medio natural sino que
sus reacciones, tanto f ísicas como espirituales, dependen del sistema de vida. Por
i eso debemos interpretarlas en función del bagaje cultural del grupo que analiza -
ÜL* mos. Los conceptos de salud y enfermedad así se relativizan y podemos observar
R que cada grupo tiene su propia forma de enfermar de tal manera que lo que en al -
,

h gunas comunidades se presenta como patológico en otras se considera saludable .


l: Esto se ve con claridad cuando analizamos la cantidad de males, a los que se adju-
v
ii dica origen sobrenatural pero que presentan síntomas orgá nicos, cuya cura , efecti-
:? va , está determinada por esa misma causalidad .
Con el objeto de entender el padecimiento de la gente, no como hecho objetivo
ri

ni como simple proceso biológico sino como fenómeno sociocultural , realizamos
í una investigación de campo en la costa y las islas entrerrianas del Paraná. Cir -
i
? cunscribimos nuestra á rea de investigació n al departamento La Paz y el norte del
¡
í departamento Paraná , tomando ciertas zonas rurales y suburbanas de las ciudades'
1
de La Paz , Santa Elena y Hernandarias.
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Hemos entrevistado a ocho curanderos y a numerosos miembros de la comu-
A
II nidad , de diferentes edades, de manera de ver cuál es la concepción de la enferme-
. ii
i dad vigente en la zona , los m é todos de curació n y la relaci ón entre curadores y pa-
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Lr cientes. Tambié n tuvimos algunas charlas informales con ciertos médicos de la
ciudad para observar cuál es su visi ó n del problema.
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F
::1 Como el estado de salud de la población del á rea , desde el punto de vista de la
4 medicina oficial, así como la disponibilidad de servicios y recursos , han sido ya
i> analizados para el Proyecto Paraná Medio , queremos presentar el otro aspecto de
•i este tema: la medicina popular.
Esto no quiere decir que pensemos que esta concepción sanitaria sea mejor
4 que aquella ni que haya que suplantar una por la otra , simplemente tratamos de
it5 describirla y comprenderla con el objeto de que el mejoramiento del estado de sa -
¡*
I lud de la població n se realice teniendo en cuenta el sistema de valores de los inte-
i - resados.
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i En forma tal vez un poco simplista partimos de la definició n de Press para
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ZW • quien el sistema médico popular es aquel que no está integrado dentro de la medi-
m cina científica oficial de la nació n. Se caracteriza por un alto grado de conocimien -
to compartido entre el pú blico y el profesional ( Press, 1978: 72).
Constatamos la vigencia de los dos sistemas médicos ya que la gente utiliza
i:
ambos altern á ndolos segú n sus necesidades. De ninguna manera se crea , a nivel
5; Iru .popular, un conflicto por este manejo de los dos tipos de medicina sino que los ven
XI como complementarios, cumpliendo cada uno funció n diferente.
Es esta una situación que se suele dar en otras regiones, como podemos cons-
tatar en el trabajo de Gould , basado en datos sobre un pueblo del norte de la India
pero cuyas conclusiones son generalizadas a todas aquellas zonas en que se es-
tablece contacto entre los dos tipos de medicina . Descubre una interacció n entre
i el sistema m édico primitivo y el cient ífico. Dicha interacción crea una divisió n de
funciones entre los dos modos de curació n en la cual el primero sirve para tratar
las enfermedades cr ónicas y el segundo atiende las afecciones agudas ( Gould ,
I
! 1957:515).
La elecció n del sistema a utilizar no es dif ícil. “ Cuando uno se enferma va al

doctor primero. Si no le encuentra enfermedad y le dice que no tiene nada , uno se
I da cuenta de que es una enfermedad que le pusieron y entonces va ai m édico o a la
mé dica. Hay mujeres y hombres que curan ”.
A veces no hace falta aplicar esa especie de método de ensayo y error porque
i
1 hay síntomas que son inconfundibles. Cuando el chico llora todo el d ía , sin motivo
aparente , estamos frente a un típico caso de ojeo y esa no es enfermedad que
.
i
puedan curar los científicos. Lo mismo se puede decir del empacho. No se puede
! solucionar si no se realiza la medici ó n correspondiente.
;

i Con respecto a las brujerías, el mal de ojo, el empacho, el aire y la culebrilla no


I hemos encontrado diferencias de opinión . Todos los informantes coinciden en que
4
-1í deben ser tratados por el sistema tradicional ya que los “ doctores no han estu-
I diado para eso ” .
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3
i
En cambio recurren siempre a la medicina científica cuando hay un caso de
! enfermedad que requiere una intervenció n quirú rgica para solucionarse o cuando
i deben echar los chicos al mundo.
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Existe una amplia gama de dolencias cuyo tratamiento no es exclusivo de uno
o
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de los dos sistemas m édicos. Generalmente recurren a quien les inspira m ás con-
I
i
fianza y , frente al fracaso de una de las formas de curaci ón , se vuelcan a la otra sin
í ningú n tipo de inconveniente.
Los mismos curanderos , a pesar de que en general afirman poder curar cual-
I quier tipo de enfermedad , reconocen que las ú nicas que les pertenecen totalmente
ijS son las cuatro que hemos mencionado. Llegan incluso a decir que los “ doctores ”
I
Ü les envían esos casos porque reconocen su incapacidad paratenfrentarlos. Una mu -
3
12 jer de Hemandarias afirm ó que los “ doctores ” le habían tomado una prueba y
:¡ 1 luego le habían dicho: “ Cure nomás ” .
!
4 * ‘ Para los profesionales graduados en la universidad no se utiliza el té rmino m é -
3
s!
1!i dico o m édica, se los denomina doctores mientras que el otro nombre se aplica pu -
* ra y exclusivamente a los profesionales populares. Tambié n para ellos se suele uti -
s
i lizar el t é rmino yuyero o médico yuyero no oyé ndose demasiado el uso de la pa -
i labra curandero que parecería encerrar un matiz algo despectivo . En relació n con
1
1 esto tambié n notamos que se habla de ’enfermedades para los doctores y enferme-
s
i
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dades para los médicos. i
i Se suele explicar la persistencia de la medicina popular ú nicamente por ia
ausencia o los defectos de la medicina oficial pero nuestra experiencia en esta zo-
II
1 na. nos indica que no es ésta la explicaci ó n que más se acerca a la realidad .
III! Sí bien es verdad que , para los isleros , los consultorios y hospitales está n ale-
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jados, esta misma gente no vacila en ir a Esquina o a Cerrito para hacerse ver con V

una médica si su fama lo justifica. i

Tambié n es cierto que los científicos adoptan , muchas veces, una actitud auto-
ritaria frente a los pacientes pretendiendo una obediencia absoluta a sus indica-
i
ciones sin dar las aclaraciones necesarias para disminuirla ansiedad del enfermo y
i ií sus parientes. Por otra parte, cuando se dan las explicaciones, suelen hacerse en
ii
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un lenguaje técnico que resulta incomprensible a los legos, sobre todo cuando és-
í
tos pertenecen a las clases populares. t
Esta falta de comunicación entre el iniciado y el lego es un elemento importan-
te a tener en cuenta ya que dificulta seriamente la relación entre ambos inhibien-
do, muchas veces, la cónsulta. De todos modos no hemos notado nosotros un
,

rechazo hacia la medicina oficial por parte de nuestros informantes.


Existen ciertos doctores en los cuales han depositado su confianza y hemos
visto a las madres concurrir asiduamente al hospital o al dispensario para efectuar
los controles médicos de los niños pequeños.
l
Estas instituciones poseen algunos “ ganchos ” para atraer a la gente como,
por ejemplo, la leche en polvo que se entrega periódicamente a los lactantes pero t
por otro lado, muchos doctoresiian flexibilizado su posición permitiendo la utiliza - i
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ció n del otro sistema médico, siempre y cuando no comprometan en esto la vida i
I del paciente. Esta amplitud de criterios evita , muchas veces, la pérdida del se- i
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: guimiento de los enfermos y favorece la relación entre ambos.
La curandera de Puerto Má rquez, defendiendo el uso de los remedios caseros , ,
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pondera tambié n la actitud de algunos médicos. “ Acá hay doctores bastante ac- !

1 tualizados, cuando no le encuentran nada a una persona le dicen: “ Há gase un t é de ;

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.

esto o de lo otro ” . i
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Pero como ya dijimos, no hay que buscar las razones de la supervivencia de la
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medicina popular solamente en las características de la científica sino tambié n tra-
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tando de ver cuál es la función que la primera cumple dentro del grupo que la utiliza. ,

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Justamente, su cualidad más importante radica en ser un producto de la tradi-
I, • ción cultural del grupo de manera que su concepción de la enfermedad y las técni-
¿
- cas curativas que emplean reflejan el sistema de creencias compartido por todos
3
¡Ir los miembros de la comunidad. Por m ás que ‘‘la m édica'' utilice recursos cuyo sig-
!*i

nificado resulta incomprensible para el paciente, los fines a los que desea llegar y
.? las premisas básicas de que parte son claros y compatibles con la forma de pensar
:
1 del usuario. 1
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1. Concepción de la enfermedad
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II
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fe :

¡? ísticas de cada dolencia son interpretadas segú n su forma de pen-


Las caracter :

sar y expresadas en términos del lenguaje com ú n de manera de hacerlas compren-


i . sibles.
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En muchos casos la enfermedad es concebida como un cuerpo extra ño que
puede penetrar en el organismo. Podemos decir que se la substancializa , otorgá n -
dole una calidad corpó rea , identificá ndola frecuentemente con un “ bicho” de ta -
;>

¡ maño variable, según el mal de que se trate. :¡



.
i Una partera y médica que vivé cerca de la costa del río , en La Piragua , entien-
.

de que el dolor de oídos de los chicos es provocado por un bichito que habita
i adentro . “ Es un gusanito que el chico tiene en el oído desde el nacimiento. Cuando
se mueve le dan puntadas. A la ma ñana y a la entrada del sol es cuando más le
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duele” . Hay que curarlo echá ndole tres gotitas de aceite con hojitas de ruda y tres
gotas de aceite alcanforado.
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Generalmente la cura para este tipo de males consiste en matar el “ bicho que
l¡ enferma ” o en tratar de- extraerlo de alguna forma. Esto no siempre es sencillo
porque el hecho de acabar con el animal puede afectar tambié n al continente. De
,

% todos modos no queda otra alternativa pues, generalmente, este elemento extra ñ o
alojado en el organismo acaba con la vida del paciente. Asimila todo el alimento
creciendo a expensas de su víctima.
t Con esta concepción que , como veremos m ás adelante, caracteriza a la mayo-
ra de los casos de brujería , es muy importante averiguar en qué momento y por
í
donde penetró la enfermedad para proceder a la cura. El momento de penetración
puede ser muy anterior a la aparició n de los síntomas de manera que el paciente
debe ayudar en el diagnóstico recordando con precisió n todos los sucesos que le
han acontecido en los últimos d ías.
Tambi é n se refleja esta concepci ó n del mal substancializado en la idea del em -
-

pacho que sobreviene por un asiento de est ó mago . Una mala digesti ó n provoc ó
que la comida se quedara “ pegada en el estó mago ” .
La otra gran explicación de la enfermedad que existe en la zona parte de la
i idea de que el cuerpo humano debe mantener una temperatura templada y que
cualquier manifestaci ó n de ruptura de este equilibrio, exceso de calor o de fr ío en
cualquier parte del organismo , es la exterioriza ció n de alguna enfermeda d . Este
desequilibrio, provocado por alg ú n agente externo , tambi é n puede ser causa de
dolencias con sintomatolog ía muy variada . A partir de este principio algunas en -
fermedades pueden ser clasificadas como fr ías o calientes , seg ú n sea su causali -
dad o su manifestació n externa .
Si bien los antropólogos han establecido varios sistemas clasificatorios para
las enfermedades populares no los vamos a exponer aqu í sino que nos atendremos
a la clasificación elaborada por el mismo pueblo partiendo de la etiología reconoci -
da para cada dolencia.
De allí surgen dos grandes grupos. Por un lado tenemos aquellas denominadas
brujer ías ” , “ males” o “ enfermedades puestas ” , que resultan de la acció n de al-
i í

guna persona con voluntad de hacer dañ o. Para esto recurre a los servicios de una
especialista que , con la ayuda de una potencia maligna , lleva a cabo la acción.
El otro grupo está constituido por las “ enfermedades de Dios” . Son todas
aquellas en las que no interviene ning ú n ser sobrenatural da ñ ino sino que se dan
“ naturalmente ” .
El conocimiento de la ubicación que le corresponde a cada afección dentro de
estos grupos es importante porque de ella depende el tipo de profesional que se
deberá elegir , las prácticas terapéuticas que se llevar á n a cabo e incluso las medi-
das preventivas que hay que tomar para evitar caer enfermo.
Nosotros describiremos aqu í solamente cuatro enfermedades populares. A
í

l
ellas se refieren constantemente los informantes por ser las que más se padecen y
los obligan a recurrir frecuentemente a los servicios de los especialistas para con-
seguir alivio.
Consideraremos el mal de ojo , el empacho, el aire y la brujería , teniendo en
cuenta sus causas, su sintomatología y las formas de diagn óstico y terapia que se
relacionan con ellas. Adem ás veremos las precauciones que se toman para elu -
dirlas.

2 . Mal de ojo
La existencia de esta enfermedad se puede constatar en toda el á rea del litoral
y la pampa de nuestro país, no s ólo entre los grupos campesinos sino tambié n

240

*
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entre los habitantes de los centros urbanos , Todos los informantes consultados
r coincidieron en que es una de las enfermedades que aqueja con más frecuencia a
los bebitos y niñ os de corta edad.
No es f á cil determinar el origen de esta creencia pero, tanto en la antigü edad
como ahora es posible detectarla en toda el á rea mediterrá nea europea. Fue traída
a Hispanoam é rica por los conquistadores y, en nuestro país, se ha visto reforzada
por las tradiciones aportadas por los inmigrantes italianos y espa ñoles que llega -
ron a fines del siglo pasado y principios del actual. La encontramos vigente, no só-
lo entre esos extranjeros sino también en muchos de sus descendientes, que cons-
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tituyen la mayoría de la població n , y entre los criollos de toda la regió n estudiada.


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La creencia en esta enfermedad se basa en la idea de las posibilidades que
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tienen ciertos individuos de hacer daño a otros, por el solo hecho de mirarlos. La
* acción puede ser intencional o involuntaria ya que depende de una fuerza especial
U:
n que tienen estas personas en la mirada.
La “ vista brava ’ no está ligada solamente con la constitució n personal sino
7
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tambié n con estados temporarios por los que pasa la víctima o el causante. La
s: “
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gente que tiene la vista fuerte ojea siempre , es peligrosa . No es culpa de ellos , es
i'? m s fuerte que nosotros . A veces nosotros esta -
4 simplemente que tienen la vista á
mos bien pero a veces estamos con la vista dé bil y nos ojean ” . “ El hombre
:.

borracho ojea , no hay que mostrarl e las criaturas ” .


oje -
La vista fuerte muchas veces depende tambié n del estado de la sangre delmuy .
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una mujer tienen la sangre


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ador. “ Va en la fuerza de la sangre . Si un hombre o del
fuerte pueden ojear . Las mujeres muchas veces ojean cuando andan mal
.
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II. i cuerpo ( menstruaci ó n ) porque en ese momento tienen la sangre muy fuerte ” .
produce el
T" - Si bien las anteriores son las ocasiones m ás frecuentes en que se
ojeo existen muchas circunstancias má s que lo provocan .
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Los mismos familiares pueden causar el da ñ o en cualquier moment o si no to-
1* los padres es-
man las precauciones del caso. “ Hay muchos chicos ojeados porque
4
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tán muy cansados y, a través del cariño , les pueden hacer datiene algo de acero o ñ o ” .
“ El ojeo da cuando una persona mira cansada , o cuando
5A
I
«?• muy fuerte el espíri-
s- viene transpirada y mira a otra . Ojean las personas que tienen ojea
% tu. Si la madre da de mamar cansada ojea al chico ... A veces se con la conver-
1
f sación, cuando se tiene fuerte el aliento ” .
I
V

Tambié n la envidia o la admiració n por lo ajeno traen malas consecuencias pa-


‘codicear ’ una
ra los otros. “ Cuando anda en el mes del per
i i.
u íodo la mujer no puede
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se le cae to-
cosa porque ojea . Si ‘ codicea * a una criatura que tiene el cabello lindo
otro día se
do el pelo ” . “ Hay muchos que son malditos. Festejan las
!i * * plantas y al
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secan. Con mirarlas y decir: ¡Qué lindas está n tus
puede hacer nada ” .
plantas ! , ya 'se secan . No se

Aparentemente esta actitud de elogio debe estar acompañada por una fortale-
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, es involuntario
za de sangre especial para provocar el da ño que, en muchos casos
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I ad de destruir aquello que permite


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Claro que tambié n podemos ver aquí la
sobresalir a otros miembros de la comunid
posibilid
ad . De esta
mo nivelador social en medios en que las posibilidades de obtener
forma la envidia
bienes
actuaría co-
son esca-
ó Tolosan a en Gali-
I sas, tal como lo han podido observar , Foster en Mé xico y Lis n
cia (Foster , 1972: 152-165; Lisón Tolosana , 1973: 138 139 .
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:i - )
8 que su hiji-
Hemos encontrado, incluso, el caso de una informante que nos dijo
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! ta estaba ojeada porque la sacó de la casa al mediod ía y le hab ía dado el sol muy
I informa ci ó n proporci onada por una
fuerte en la cabecita . Esto coincidiría con la
i
i curandera que calificó al ojeo como una “ enferme dad caliente ” .
-
Como se puede observar , las personas d é biles est á n permanentemente ex
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f puestas a que les afecte esta dolencia ya que las ocasione s para contraer ía son in -
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numerables y muchas las personas que pueden provocá rsela. Esto les permite a
Ip * Díaz Ojeda y Sevilla considerar que ésta es una enfermedad de carácter end é mico
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en la Mancha ( Díaz Ojeda. Sevilla , 1980 : 213).


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Creemos que la zona de Entre Ríos en la que hemos trabajado presenta las
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: mismas características.
m A pesar de que nos interesan ú nicamente las enfermedades que afectan a los
i seres humanos es importante señalar que í ro son los únicos que pueden ser oje-
ados. Cuando uno
“ tiene la sangre fuerte no debe plantar una planta porque no
ii \
prende . ”
1
Una persona de la isla , a la que se le habían secado todas sus plantas medicina -
:S i les, no pensaba que esta pé rdida fuera casual. “ Puede ser que sea porque muchos
vinieron a mirarlas y las festejaron mucho o puede ser que alguno viniera con el
cuerpo mal, con el cuerpo cansado y las mirara ” .
'1 También los animales, por ser más d ébiles que la gente, pueden sufrir las con-
Ü! í:i secuencias de las miradas bravas de algunas personas, sobre todo cuando llaman
». ¡i
1 la atención por ser gordos y sanos. Después comienzan a decaer hasta morir .
Los seres humanos más: propensos al ojeo son los ni ños debido, justamente, a
\ su mayor debilidad , pero no son las ú nicas víctimas posibles. “ Para el ojeo los chi-
i
cos son m ás débiles, sobre todo ios m ás chiquitos porque tienen la mollenta abier-
ta ” . “ A los viejos tambié n los ojean como a los “ gurises” porque , de los setenta en
adelante, ya van quedando en una edad como las criaturas . Se van haciendo más
d ébiles de sangre por m ás que esté n bien alimentados” .
Tambié n los adultos pueden contraer esta afección , sobre todo cuando se en-
cuentran en situaciones especiales de vulnerabilidad (como una enfermedad o un
i
embarazo) pero, en general , se supone que tienen más defensas.
n
f Una informante nos dijo que “ los grandes no se ojean , solamente se ojean los
chiquitos de menos de un a ñ o ” . Otra, en cambio, afirm ó: “ Cuando uno est á d é bil
se ojea f ácil. Uno no sabe quié n lo ojea , cualquiera puede ser . Cuando se cura no
íí se descubre quién lo ojeó ” .
I
3 Los síntomas y la gravedad tambié n varían en funció n de la edad de la víctima .
i r- * Las criaturas se caracterizan por un llanto inusual, sin causa aparente, y los gran-
des por fuertes dolores de cabeza. “ El chico ojeado empieza a llorar con un queji-
n
i
dito, inclina los ojos, se van los ojos para atrás, tiene un ‘llorido’ distinto y no
i i: quiere tornar nada. Si no se lo cura se lé parte la cabeza , el hueso de la cabeza , y se
muere. Al grande ojeado le agarra un dolor de cabeza muy fuerte. No puede sentir
el olor a comida . Tambié n se puede morir de ojeo porque se enloquece de dolor de
cabeza , se le ataca la cabeza. Un loco de la cabeza puede matarse o hacer cual-
quier cosa . Puede quedar loco para toda la vida ”.
bi
La mayoría de los informantes ha coincidido en que las consecuencias pueden
ser graves, sobre todo en el caso de los bebitos en ios que la enfermedad puede de-
í;
r rivar en la apertura de la mollera. “ Hay veces que la mollera se les abre hasta la
nuca, otras veces se abre en cruz. Se puede morir en el acto ” .
Muchas veces los mismos familiares diagnostican el ojeo basá ndose en la sin-
tomatología descripta y deciden recurrir al especialista para que los cure. Este cu-
I rador está bien determinado. “ Cuando los hacen curar por los doctores se mueren
porque los doctores no son para eso ”.
!í En algunos casos el especialista debe tambié n hacer el diagnóstico valié ndose
!
V
i de la semejanza con los ojos que adoptan las gotas de aceite en el agua. “ Se pone
>

V •
un plato con agua en el que se hacen siete crucecitas con sal y se pone la tijera
abierta en forma de cruz . Se echa un poco de aceite sin contar las gotas. Si se for -
man ojitos quiere decir que está ojeado ”.

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Esta forma de adivinación puede servir tambié n como elemento terapé utico

242
r”

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ya que se usa ese mismo aceite para hacerle una cruz en la frente al paciente
mientras se reza la oración precisa .
Una mujer joven que padecía fuertes dolores de cabeza y trastornos digesti-
vos, claros s íntomas de ojeo, fue atendida por una curandera que 1a mejoró tomá n - .

dole la cabeza con las dos manos. Primero le oprimía la frente y la nuca y después
ambas sienes, de manera de formar una cruz . Esta práctica, acompañada deyauna
oració n, debió ser repetida tres veces para que surtiera efecto. La última vez no
concurrió a la consulta porque tenían su nombre y la curaron a través de él.
*
.

Siempre intervienen elementos mágicos en estas formas de terapia . “ El ojeo


no se cura con yuyos, se cura con palabras. Cuando está muy dolorido se corta con
la tijera. Se cortan pedacitos de pelo haciendo cruz, cuatro cortecitos en la
( frente ,
i.
la nuca y las dos sienes . Los
) pelitos que se cortan se queman en el fuego . Adem ás
se dice una oración . ”
El contenido de esa oración que acompaña todas las curas es variable no se

i
y
per -
puede conocer f á cilmente ya que el hecho de transmitirla muchas veces hace
condici n de que lo
i der poder al curador . En alg ún caso nos fue revelado con la ó
y
I ! mantuviéramos en secreto. Podemos decir que en general , se nombra a Dios a la
.. f
3 Virgen, que son los que deben curar , sey hace referenc ia a la dolencia y a sus po -
sibles causantes.
No es f á cil quitar este mal porque el fuerte dolor de cabeza puede pasar al cu
-
ra una estrella
rador. “ En el momento de curar a un ojeado parece que me reventa
en la frente ” , nos dice una m édica.
Tambié n el calor que sale del enfermo llega al profesional provocándole fuer -
lagrime o , ambos signos de que la mejor ía
tes e irreprimibles bostezos e, incluso ,
I se está produciendo.
i Por otra parte nunca se cura de una sola vez ya que la ceremonia y la oració n
ones no son al
deben ser repetidas tantas veces como haga falta. Estas repetici
3 7 o 9 veces , n ú meros de conocid o valor mágico.
:1 azar pues deben hacerse ,
La posibilidad permanente de ser afectado en forma repentin a por la enferme-
ele alejarla . Los
dad ha generado una cantidad de prácticas preventivas para tratar
p á rrafos siguientes las ejemplifican muy bien.
i
“ Para evitar que se ojee a los chicos se les debe poner algo rojo como una cin
-
rojo no pasa el ojeo. El oro tambi é n es un re -
tita, por ejemplo, ya que por el color
fuerzo ”.
“Cuando se viene del campo con el cuerpo caliente no hay que mirar a los hi
-
jos. Tambié n hay que tirar el cuchillo o dejarlo antes de hablarles.
Despu é s de eso ,
quiere agarrar en se -
!
y de descansar un poco, recié n se los puede hablar. Si se los
palma de la mano o
! '
guida hay que acariciarles la cabeza haciendo una cruz con la
haciendo una cruz cruzando dos dedos ”. y
\í " ‘Cuando uno tiene mirada fuerte no hay que venir cansado de andar por ahí
I* primero y hacer como hac í an los
mirar de golpe a las criaturas. Hay que descansar
í antiguos que tomaban tres tragos de agua y descansaban ” .
C I
Para evitar ojear se debe usar el agua. Si uno viene cansado adebe su casa busca
í
i-
un vaso de agua y lo pone sobre la mesa . Antes de ver a
la vista y después mirar siete veces el agua. Como a la media hora
su familia

el agua
apretarse
est á re-
cargada de burbujas porque uno le ha transmitido el cansancio
,
í;
“Antiguamente , a las criaturas, cuando se veía que llegaba algú n extra ñode a la
crucecit a bien en el centro la
casa, se agarraba un carbonato y se le hacía una
iü 5? frente. Cuando la persona lo miraba lo primero que prestaba atenci ó n era a esta
crucecita y no miraba los ojos” .
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Como vemos, las prácticas generalmente tienden a quitar ei calor del


cansado que es el que provoca el trastorno. En los casos en que se recibe a
cuerpo
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tra ñ o del que se desconoce la intención deben ponerse barreras para que la direc-
’ í@
|
Vi,..
' $ ción del mal sea desviada o interrumpida por algú n objeto poderoso ( oro, cinta o
V
h gorrita roja , etc.). ; i
1i La misma persona que lo provoca puede tratar de evitarlo tocando la cabecita
del niño y diciendo “Dios lo bendiga ” . Demuestra de esta forma la ausencia de in-
tención de hacer daño.
i i No es f ácil averiguar en qué grado son efectivas estas medidas preventivas pe-
ro , dada la cantidad de casos registrados, es evidente que , a pesar de ellas, la gente
i• (en especial las criaturas) sufre constantemente los embates de esta enfermedad.
i
3. Empacho
i

j; Llama la atención la cantidad de afecciones ligadas al aparato digestivo que


;
padece la gente y esto está muy relacionado (además de sus carencias de alimenta -
¡'

ci ó n) con la idea de que gran parte de los males penetra por la boca junto con la co-
;• mida . Hay enfermedades digestivas provocadas por el exceso de calor y otras
por el exceso de fr ío , segú n los alimentos que se hayan ingerido. Tambié n en -
contramos “ asientos de estó mago ” , dolores de cabeza provocados por la mala di-
¥
:
¡; gesti ón, dolor al costado por inflamaciones del h ígado, inflamació n de intestinos ,
l colitis , etc.
It Una de las más comunes, que afecta tanto a ni ños como adultos , es el em-
i: pachó concebido, en general, como una indigestió n que no se va con una simple
15

'
dieta. Se supone que la comida ha quedado pegada en el est ómago y se requieren
i
! los servicios del especialista para despegarla.
if “ El empacho va sin edad , les da a grandes y a chicos. A veces uno come cansa-
If do o se pasa de condimento o picante y anda mal ” .
IEü “ La comida o la leche hacen mal a las criaturas y viene el empacho. A la gente
!I
n grande tambié n le viene ”.
n “ Los grandes tambi é n se empachan cuando comen de más. Cuando comen la
gordura del carpincho. El carpincho muchas veces no asienta ” .
i La sintomatología que presentan los pacientes es común a la de todos los tras-
tornos gastrointestinales: dolor de cabeza, diarrea , mareos, vómitos , desagrado
* por la comida e incluso fiebre en los casos graves. No son estos datos suficientes
I
para efectuar la curaci ó n . El empacho debe diagnosticarse con precisió n mediante
u una técnica adivinatoria que permite averiguar la gravedad del estado o sea la me-
3! dida en que la enfermedad ha invadido el cuerpo. La misma práctica adivinatoria
sirve , a veces, para combatir la afección pero hay casos de ataques muy fuertes
9
í que requieren otras t écnicas terapé uticas.
” Para curar el empacho se usa una tira larga roja , con una cruz de madera o
i de metal en la punta . Se pone la punta de la cinta , con la cruz, en la boca del est ó-
¡ mago del empachado y se tiene la otra punta de manera que la cinta quede tirante.
Jfi IV: Se toma la medida de tres brazadas. Si está muy empachado la mano liega a la ca-
i '

;•
í beza , si est á bien la mano llega al estómago ” .
I
i “ Esto hay que hacerlo tres veces al d ía , durante tres d ías , y cada medida va
| acompa ñada de una oración y del nombre del enfermo . Cuando se cura una criatu-
\ ra hay que rezar tres Padrenuestros en cada cura y cuando se mide a un grande los
I
U
Padrenuestros deben ser seis por vez ” .
í
?
wÜ! “ Después de cada medida se le da a tomar un t é de boldo, de burro , de poleo o
-
i ti: de anís, para completar la cura” .
IOF. “ Cuando uno está muy empachado, hasta la cabeza , que le duele la cabeza y
ÉlW
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tiene fiebre, hay que tirar el cuerito.

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Para eso hay que poner a la persona boca abajo y pellizcarle tres veces el
cuento debajo de la cintura. Cuando está empachado suena el cuerito como cuan-
,

do se saca una mentira . Al tercer d ía ya no suena más ” .


‘ Todos los días después de medirlo, hay que tirarle el cuerito ” . '
i
No es dif ícil encontrar quié n cure el empacho ya que es bastante sencillo
aprender a hacerlo, siempre y cuando se haga en el momento adecuado. Es una es-
pecialidad que no se discute a los profesionales populares ya que existe el concen -
so de que “ los doctores no entienden nada de estas cuestiones. Si no lo miden no
i hay caso y el doctor no lo va a medir ” .
Existe , incluso, gran cantidad de relatos sobre “ doctores ” que llevan a sus
propios hijos a que les tiren el cuerito para curarlos.
Para facilitar las cosas la terapia se puede hacer sin que el paciente est é pre-
r sente, con la sola menció n del nombre y poniendo la tira apoyada sobre la mesa .
i <
(
Si la mano pasa el nudo es que está empachado ” .
i “ El empacho se puede curar con el nombre solo o, sino, si está uno cualquiera *
lo puede medir con el nombre del que está enfermo . Le pide: ‘ Pr ésteme su estóma -
go’ y lo mide en el nombre de la otra persona ”. -
Estos mé todos de diagn óstico y curación , con algunas variaciones en cuanto a
la cantidad de veces que se deben realizar y el contenido de la oración , fueron
mencionados por la casi totalidad de los informantes consultados que , aunque no
tuvieran poder para curar , se hab ían sometido a ellos muchas veces .

4. Aire

Aunque Foster menciona el aire como la causa m ás frecuente de enfermeda -


des en Hispanoamérica nosotros no podemos afirmarlo mismo para esta zona . Al
-
gunos de los males se explican en esta forma aunque con m á s simplicidad que la
descripta en la bibliograf ía relativa a otras zonas del continente .
Probablemente ligada a la idea del equilibrio entre el fr ío y el calor que debe
reinar en el organismo ( con una leve tendencia a lo templado ) existe la creencia de
que el contacto con el frío, cuando el cuerpo tiene exceso de calor , es sumamente
da ñino.
t El aire es una típica enfermedad fr ía . “ Es una frialdad . Viene cuando uno est á
:
en el calor , adentro o haciendo fuego, y sale afuera y agarra un frío. A veces viene
con el cuerpo cansado y se ba ña . O se ba ñ a con agua tibia y sale al fr ío ” .
El cambio brusco de temperatura puede traer serios trastornos en el organis--
mo provocando dolores o paralizando ciertos miembros. “ Cuando uno est á en
lu
gar caliente y sale al frío le da el aire en alguna parte del cuerpo . Por ejemplo , en
i ” .
un brazo o en una pierna. Le queda como dormido. No lo siente
Una curandera de Puerto Má rquez nos dijo que existen siete ciases de aire.
Pueden agarrar la cabeza , la espalda , el brazo , la pierna , etc. A veces duelen
los
huesos. Ella cura de palabra todo el cuerpo y saca todos los aires .
que in -
; La cura para todas estas afecciones se realiza a través de una oración
i
Santo y nombra a la enfermeda d y al enfermo . A veces la oraci ón
voca al Espíritu
va acompa ñ ada de una acció n mecá nica que neutraliza la dolencia .
“ Hay que fri -
carse con un remedia caliente . Por ejemplo el azufre que , cuando se pasa por una
parte que tiene aire, se rompe todo ” .
De esta forma el poder de la palabra es ayudado, para restablecer el equilibrio
de la temperatura , por la acción de una fuente de calor que contrarresta el brusco
]
i

enfriamiento. Sin embargo los profesionales consultados coincidieron en que lo más


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I •

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li importante era la oració n que debía ser repetida tres veces para que surtiera efecto.
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¡ Las medidas preventivas para no contraer el aire consisten en evitar los cam-
wf
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'S á
. bios bruscos de temperatura. Por eso la planchadora no debe mojarse las manos
cuando recién ha terminado su tarea, no se debe tomar agua helada cuando se
tiene mucho calor , etc.
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5. Brujería
Al indagar a la gente sobre las dolencias que padece se hace evidente que exis-
1

te una buena cantidad de ellas debida a la intención de hacer dañ o que tienen otros
üi
.
miembros del grupo. Se hace una clara distinción. A las producidas por sus
semejantes se las llama ' “ enfermedad puesta ” , ‘‘enfermedad postiza ” , ‘‘ mal ” ,
“ brujería ” , etc. “ A las otras, a las que vienen solas, se les dice ‘enfermedades de
Dios’ ” .
V

i
En cuanto se toca este tema comienzan a aparecer relatos de casos de embru -
jados , contados con lujo de detalles. Frecuentemente las víctimas son parientes o
conocidos del narrador pero, a veces, le ha sucedido a é l mismo logrando mejorar-
se.
Por lo general los casos conocidos son graves y dif íciles de diagnosticar y de
u curar llegando, a veces, a provocar la muerte. No cualquiera puede curar estos
ü males en que han intervenido fuerzas sobrenaturales malignas a las que hay que
IB oponer un poder equivalente. “ Cuando a una persona le ponen una enfermedad
para hacer da ñ o , una brujer ía , la curan sólo los grandes curanderos ” .
-V Si buscamos la etiolog ía de las enfermedades puestas siempre tenemos que re-
a voluntad hacer da ño que tienen algunas personas. Estas pueden
i montamos la de
tener poder para efectiv í zar el mal o sino recurrir a algú n especialista que lo hace
gracias a sus relaciones con fuerzas malignas ( “ el Diablo ” , “ el Bicho ” , “ el Bicho
I
il Viejo ” ). “ Cuando quieren hacer maldad pagan a alguien para que la haga . Para
¡*i
y~
£
hacer bien no pagan ”.
Las técnicas utilizadas para efectivizar el da ño son muy variadas. Se puede
9 forzar el contacto con el objeto enfermante o introducirlo en el organismo, gene-
ralmente a través de la comida.
<i
Las brujerías se hacen muchas veces con una “ saladura ” ( poner sal en el ca -
F mino para que la v íctima la pise). Primero curan la sal, le hacen quié n sabe qué co-
.= = sa, y despu és la tiran para que la pisen ” .
v “ Aplicando sangre , cabello o u ñ as en lo que se da de comer a otro se puede ha -
cer mal. La sangre se le puede echar en el churrasco o en el t é o el caf é. A veces
:r
u
hacen un compuesto de cosas con sangre , uñas y otras cosas. Puede ser que una
persona est é enamorada de otra y entonces se corta un poquito un dedo y pone la
y
sangre en la comida de otra persona . Al recibir la sangre en el est ó mago ese otro
- se siente atra ído hacia ella ’ h
i Si bien la posibilidad de catalogar al enamoramiento como enfermedad puede
ir ser discutible pensamos que el pá rrafo precedente explica muy bien en qu é forma
&
& puede actuar un ser humano sobre otro.
üm; “ Lo mismo hacen con las u ñas. Se cortan con la tijera y las ponen en las empa-
r
: nadas. Se las dan a otra persona para que sufra del est ómago y los m édicos no lo
pi puedan descubrir nunca ” , \
iV Así como las curaciones se pueden realizar a través de un objeto que pertenez-


-
• ca al paciente tambié n se pueden provocar enfermedades actuando sobre una per -
V .
tenencia de la víctima . .
B Una adolescente de la isla sufre, desde hace dos años, un raro mal. “ Le da co-
mo un ataque , se queda quieta . Primero le da como un lloro y después queda como
V
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246
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i y

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dormida. Después que se le pasa se levanta y anda por todo ”. Empez ó a enfermar
-
!
se hace dos a ñ os , el d ía que le falt ó la cédula y , a pesar de que la han hecho ver con
, in -
los doctores éstos no la han curado. Por eso decidieron ver a una médica que
i
I
1
mediatamente , hizo el diagnóstico. “ La m é dica descubri ó todo solamente con mi-
! rt
rarla. En seguida se dio cuenta que ten ía un mal .
Las maldades llegan a todos, adultos y niños, mujeres y hombres e incluso a-
\

1 !
:
otros seres. “ Antes de hacer el dañ o a las personas muchas veces hacen a los ani
males. Gallinas o perros pueden aparecer agusanados .
7
: ’
La vulnerabilidad de la totalidad de los miembros del grupo es la misma pues para
,
aparentemente, esta enfermedad no precisa un estado especial de debilidad
penetrar en el organismo. brujer ía
No hemos encontrado una sintomatología específica para los casos de dolor en
ya que puede manifestarse a trav és de í llanto sin motivo , con temblores o
el cuerpo , exceso de sueñ o , etc . “Cuando le hacen un da ño pueden dar
muchas en -
empezar a odiar a
fermedades, puede dejar invá lida o sacar las ganas de comer o estar
no quiere
su familia ’. “ Muchas veces uno se levanta sin ánimo de la cama ,
7

dice qui é n se lo hizo. Cuando yo


más que sentado. Hay que ir a la m édica y ella le
'

. Se me ataba la lengua y me perd í a.


ten ía nueve a ñ os, un d ía empecé a andar mal y ese d ía empec é a
Tenía un ruido en la cabeza. Un muchacho me dio un caramelo
7
estar ronca , con la lengua atascada ’ .
de haber sido
i Con cualquiera de estos síntomas y ante la menor sospecha pueda diagnosticar y
embrujado la v íctima debe recurrir a los servicios de quien lo
!
curar r á pidamente ya que , muchas veces, el mal evoluciona fatalment e.
Incluso nos han narrado el caso de un individuo , t í o de la informant e, que mu -
f
falleci ó antes de que se hubiera
rió debido a que la persona que lo hab ía embrujado
1

1 podido hacer el diagn óstico.


Se dieron cuenta de que era un caso de brujer ía porque, mientras estaban ve
-
'
lando al pariente , salió una víbora de adentro del cajón y se fue para afuera . Evi
-
i
o del mal que no pudo ser devuelto porque el
dentemente el reptil era el depositari
;
causante ya no vivía .
La v íctima murió rá pidamente , “ se fue secando ” porque el animal que le ha-
b ían puesto adentro com ía todo el alimento que recib ía su organismo.
! El ejemplo nos da una idea de la importancia que tiene el diagnóstico preciso
en este tipo de enfermedad . Esta averiguació n se hace con frecuencia mediante la
observación de la orina del paciente pues “ en las aguas ” puede aparecer la imagen
de quien lo ha embrujado . A veces los curanderos, con solo mirar a la persona ,
i
!

descubren la causa . Tambié n se llega al diagnóstico por eliminación porque los


doctores o las curanderas no especializadas no lo pueden mejorar .
>
Una médica que no sabe curar las maldades nos comentó que ella se da cuenta
í cuando el paciente tiene una “ enfermedad puesta ” porque no responde a sus tra-
tamientos. Entonces lo manda a que se asista con quien sepa tratarlo pues no
1 ; quiere engañarlo ni hacerle perder el tiempo.
n No es f á cil actuar frente a estos casos de “ enfermedades puestas ” . Aparente-
i mente , algunos profesionales se resisten a tener que lidiar con fuerzas a las que no

$ est á n seguros de poder dominar . “ Son maldades, cosas malignas, cosas endiabla -
u das y una que es religiosa no se va a poner en eso. Dé jeme con mis santos, nomás,
V

i
i tranquila ” , nos decía una m édica que aliviaba cualquier tipo de enfermedad .
I? No hemos podido entrevistar a ningú n profesional que curara brujer ías pero ,
IÜ por los relatos de los pacientes, vimos que en los m étodos terapéuticos hay ciertos
elementos comunes.
A las maldades hay que oponerles el bien por lo cual las curaciones se hacen
siempre sobre la base de oraciones que invocan a Dios y a los santos . Los rezos

247

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iI !i;j
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van acompa ñados por ei uso de agua bendita y algunos yuyos, con virtudes espe-
1
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£ i •
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ciales, como la ruda o la contrayerba.
I Estas hierbas también se usan para evitar el contacto con el mal, por eso es ,
?
Jg ? que siempre encontramos una planta de ruda a la entrada de las viviendas. -
v®f Según nos explican , “ la ruda es linda para plantar junto a la puerta de la casa .
.V “
: Trae suerte. Sirve para que no sean malditos con uno, para que no le tiren algo’” .
A pesar de esta costumbre no es f ácil evitar ser embrujado. “ Con cualquier
/;

•i cosa le pueden poner a uno una enfermedad: con torta , con mate. Le pueden ponér
ü
sal en el camino y la persona pisa sin ver y se enferma. Uno puede pagar cosa&íqüe
no son para uno pisando algo que era para otro ” .
>
Evidentemente , con estas prácticas tan dif íciles de detectar , no es sencillo to-
k
mar medidas preventivas y la cantidad de gente afectada es muy grande. Unafmu-
jer de la isla llegó a decirnos que “ hay más enfermedades de las que ponen tirando
i . algo que las que curan los doctores . Abunda más el mal que el bien . Hasta los doc-
tores lo dicen ” .
Dada la importancia que tienen estas afecciones en la zona trabajada reprodu -
¡;
cimos el relato completo que nos hiciera una informante de 82 a ños cuyo marido
había sido atacado, tiempo atr ás, por un mal muy dif ícil de curar. Pensamos que
esta narración tan detallada refleja muy bien la trascendencia que tiene esta enfer -
medad en el contexto familiar.
.¡i í i
Mi marido empezó a sentirse mal, con dolores muy fuertes en las piernas.
i Después se fue quedando flaquito de los pies para arriba y gritaba a las tres de la
mañana porque le dolía como si le carcomieran el hueso.
!.
I
1 Estaba muy rnal , iba quedando el cuero no m ás, no quería conversar. Se senta -
IJ ba solo , en un rincó n, alejado de la gente. Además, me había agarrado a aborrecer
% a mí.
ü Primero lo vieron los doctores pero ninguno le hizo nada porqué no era enfer -
*
! -:
medad de Dios.
Después lo llevamos a ver a una médica que , mirando el or ínpsupo lo que te-

í
!ír
s
¡í
ní . Le llevamos el orín juntado de mañana, en ayunas. Puso la botella con orín
a
&i!. -’
sobre un papel blanco y allí se veía a la médica y a la que le hizo eí'daño. Cuando yo
í;.:
quise ver a la que hizo el da ño se había esfumado pero una vecina que había ido
! conmigo sí la pudo ver y la reconoció. Era una vecina que estaba parada en un rin-
!:
có n del galpón , con una bata rosa puesta y el mate en la mano. Era una envidiosa
i que le había pedido plata y; él no le dio.
La m édica dijo que mi marido había pisado algo que le pusieron . Era sal, tierra
;:j del cementerio y hueso de finado , todo bien machacado. Se lo echaron en el cami-
3
; no por donde él pasaba siempre .
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K]
Al principio no lo quer ía curar porque estaba muy avanzado pero después
acept ó y dijo que me lo iba a dar sano en un a ño.
i! Le hizo hacer ba ños con ruda y romero todas las tardes. Además ten ía que
r--
•li
darle tomas ( infusiones) de ruda y romero con agua bendita .
rli Cuando iba a ver a la curandera ella le frotaba las piernas de arriba para abajo.
ik- Cuando las frotaba , en las piernas aparecía el esqueleto de la que le hizo la bruje -
I-
li ria .
la Cuando lo curaron la mujer se fue. La m édica dijo que- con la cura , iba a hacer
que no volviera más por el pueblo ni por el distrito.
El ú ltimo d ía que lo curó me dijo que lo hiciera acostar sobre una sá bana blan-
¡r-:
ca y, a la ma ñana siguiente , cuando se levantó, quedaron all í un mont ón de bichos
!!=:i •
chiquitos como moscas, redondos 'éóúio garrapatas, con muchas patas.
'

Los echamos en la botella de agua bendita, como nos dijo la m édica , y all í de-
rvfe, saparecieron . Como eran males desaparecieron en el agua bendita .
Ir
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ví . ;
248
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§
Sí --
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- i-
V
i :
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:•

Por eso él todavía tiene que usar refuerzos de oro”.


;
La salud , tanto como la posibilidad de subsistencia , se encuentran en un esta -
do de equilibrio muy inestable . Así corno el medio natural es amenazante pues las
inundaciones, las pestes de los animales o la bajante excesiva del río pueden mer-
I
i mar intempestivamente sus posibilidades de cazar , pescar , tener una huerta o
!
mantener animales domésticos, el medio social es igualmente peligroso. Cual-
i quiera, sea amigo o enemigo, conocido o extraño , puede atentar contra ellos. El
mal puede estar agazapado en todas partes, en la comida o la bebida , en el camino
que hacen todos lossd ías o en el asiento que les ofrecen..
La sociedad que se presenta tan amenazadora brinda también las posibilida-
des de curación. Por eso el terapeuta debe ser alguien que la integre.

6. Profesionales populares
Nos ha llamado la atención la cantidad de profesionales tradicionales que he-
mos localizado en la zona estudiada. Si bien no pudimos entrevistar a todos hemos
conversado con varios de ellos tratando de comprender sus m étodos terapé uticos,
en qué forma han llegado a ellos y cuál es su relación con el resto de la comunidad .
Estos m édicos fprnian dentro del mismo grupo , ya sea mediante el aprendi-
^
zaje de las técriiqaSiqyó;&mrealiza al lado de algú n curandero más viejo, o mediante
..
.. | el acceso a láíS.aiJidü jímgracias a alguna circunstancia especial, generalmente dra-
má tica , que les camb íala vida. En algunos casos se da una mezcla de los dos siste-
mas ya que alguien puede sentirse elegido para curar , debido a algú n suceso ex-
cepcional , y a partir de ese momento comenzar su aprendizaje.
i
{
Una curandera de Hernandarias empezó a ejercer a partir de un sueño que tu -
vo a los 14 a ños en el cual se le aparecieron dos mujeres vestidas de blanco y le di-
\

'
jeron lo que tenía que hacer. Posteriormente fue perfeccioná ndose mediante la
1
lectura de un libro y mirando mucho las estrellas. Se amanecía - pensando.
,

1
En cambio otra mujer que cura, muy conocida en las afueras de La Paz, co-
;

% menzó,a.hatieríb a partir de los 25 a ños . A esa edad le dio un dolor de cabeza muy
3
3. fuerte qpe “ los doctores no curaban ni con inyecciones” y sintió / ‘una gran deses-
it peración por curar ” . Un d ía mejoró a una nena que estaba ojeada, a pesar de que
;
A
i nadie cre ía que lo pudiera hacer. La curó con palabras que se le ocurrieron a ella ,
;:
alivia a todo eL que se lo pide.
-
que nadie le enseñó. A partir de ese momento se sintió mejor del dolor de cabeza y
í Ii V
f Evidentemente, ese repentino dolor de cabeza fue el indicador de que tenía un
i
I
poder especial que debía ejercer. Ten ía una fuerza dentro de ella que debía volcar
1 hacia el exterior para poder sentirse bien .
it Lasque no tienen la suerte de haber recibido ese “ don de Dios ” , y quieren ayu-
!í dar a, lá gente, buscan quién les enseñe el uso de los yuyos y las oraciones indica -
i
.
f Mi
das para los distintos tipos de enfermedades. Esa persona puede ser , o no, un fa-
lil
i \Á miliar q üe esté dispuesto a pasarle su poder porque ha decidido dejar de ejercer .
Ilil4 Esto pé rdida de poder puede llegar a evitarse enseñando a un n ú mero limitado de
&
aprendices que, generalmente, no deben ser más de tres.
Vemos entonces que el aprendizaje no consiste, simplemente, en conocer los'-
11 síntomas de las enfermedades más comunes del lugar y las propiedades de los ele-
W mentos naturales ( hierbas, raíces, cortezas, elementos animales o minerales)) ©;
m aprender a tirar el cuerito, a medir con la cinta o recitar las f órmulas secretas, sino
m que requiere de ciertas condiciones para que el traspaso del poder sea tried ivo.-
w Muchas técnicas deben ser traspasadas en un momento especial. Una persona
accedió a enseñamos, a-, curar el ojeo, el empacho y el aire pero , al no podernos
í

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.
, VJ Ii3 reunir el d ía señalado ( el jueves Santo a las diez de la noche , escribió e por
) las ora -
- r 0m
"sar ciones con las indicaciones en un papel . Ese texto debe ser le ído solament la


persona elegida, en el momento preciso . Si alg ú n otro lo viera la ense ñanza falla -
guardar el papel con la oraci ó n , siempre y cuando no lo agarre un
r ía . “ Se puede y pierde el
$
m i* menor . Los chicos no saben y repiten a cualquiera la oración uno
poder ”.
.

En general, las fechas indicadas para el pasaje del conocimiento están rela -
j
lis

cionadas con el calendario de la Iglesia Católica. A veces es el Jueves Santo , otras


¡

d ía no
,£ veces el Viernes, el d ía de Nayidad ( “d ía del Niño” ), etc. En cualquier otro oraciones
íí sagrado, no coincidente con estas
, fechas , uno puede llegar a conocer las
sobre
sin recibir el don de curar. Aprende un texto hueco, sin el poder para actuar
las otras personas . !
substancias
En cambio, el aprendizaje del uso terapé utico de las hierbas o las puede realizar-
1 animales, en el que no hay ningú n elemento
* sagrado de por medio ,
sean curander os o no , está n
ii ’ se en cualquier momento. Todos los informantes ,
y descri-
jó siempre dispuestos a enumerar la cantidad de yuyos existente s en la zona
V;
bir sus virtudes.
Aparentemente la pericia que se logra mediante el aprendizaje de las técnicas
una
Ó
es limitado. Cuando una persona adquiere poder repentinamente , mediante
circunstancia excepcional , éste es mucho m á s amplio .
á:
W
Una curandera nos explicó que la gente que ha aprendido leyendo un libro o
i:
persona puede ense ñ ar a quien quiera aprender pero que su po-
(* hablando con otra
£
Ü! der no es tan efectivo como el de aquellos a quienes Dios se lo ha mandado
.
El diagn óstico , por ejemplo, requiere de una habilidad especial que no se
transmite f á cilmente y es un elemento muy important e para poder aliviar al pa -
i ciente. Cuando la enfermedad es simple, de las llamadas enfermedades de los Dios,
/•
generalmente el enfermo viene con el diagn óstico hecho pero , en cambio , en ca -
ía no se puede actuar hasta que no se descubre qui é n ha hecho el da ñ o.
I3 sos de brujer
Esto, como hemos visto , se puede conseguir analizand o “ las aguas ” , mirando fija -
t
% mente a la v íctima , observando en un vaso con agua , etc. Una caracter í stica impor -
i sus indicado res
m
I tante del profesional popular es que, a diferencia del científico, toma
.
£
is de los pacientes aceptando al pie de la letra los síntomas expresados por ellos
Hay un sistema de diagn óstico, ligado a la idea de salud como equilibri o , que
i partes del cuerpo . Guando la persona est á
I consiste en tomar las medidas de ciertas
ó
:?! bien las medidas deben coincidir, en caso de que no sea as í hay que poner las cosas
en su lugar para volver a la situación correcta. Dentro de este sistema está ubicada
la popular forma de descubrir y analizar el empacho mediante una cinta colorada.
Üi Muchas veces estas prá cticas de diagn óstico tienen tambié n poder terapéutico
i
por lo que se acompañan con rezos y tomas de yuyos y deben ser repetidas varias
veces.
;
= Los sistemas terapé uticos son una consecuencia lógica de las ideas sobre la
etiología de las enfermedades. El mal concebido corno un objeto extra ñ o que se
introduce dentro del organismo debe ser tratado en consecuencia , debe ser
extraído aunque se tenga que apelar a medios violentos.
:
Por eso, muchas veces , las enfermedades puestas se curan mediante fric-
ciones , bañ os y “ tomas ” hechas con agua bendita .
;í En el caso de que ia brujer ía haya penetrado por ios pies, al pisar algo, las fric-
i
ciones deben ser' hechas de arriba hacia abajo , por las piernas, de manera de ayu -
dar a “ echar la enfermedad ” .

Esta necesidad de extracció n de la dolencia no es exclusiva de las “ enferme-


dades puestas” ya que se habla tambié n de “sacar el aire ” o “ despegar el em -
pacho” cuando se realiza la curació n de estos padecimientos.

250
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!
I
;

* Si la enfermedad avanza por el organismo , ya sea interna o externamente , la


terapia adecuada debe detener su marcha. Las enfermedades de la piel, que gene -
ralmente son concebidas en esa forma, deben ser tratadas asi. El ejemplo clásico
es el de la ‘ 'culebrilla ” que puede curarse con oraciones y con yodo. “ Hay que cu-
rarla con yodo desde el lugar de donde empezó hasta llegar al medio. Después po-
ner talco. El yodo se pone con algod ón. Adem á s hay que decir la oración . Hay que
1

curarla tres d ías y fijarse sino marcha porque si marcha se extiende ” .


Además de las terapias especiales, adaptadas a cada situación , encontramos
una cantidad de elementos comunes a todas: el uso de oraciones, la se ñal de la
cruz, f órmulas especiales, agua bendita, crucifijos, etc. Todos estos son objetos
l

considerados con poder propio pero que, para que sean efectivos, deben ser utili-
zados por alguien que sepa, que tenga fe y que siga ciertas normas prefijadas. De-
ben usarse en ciertos días y a determinada hora y repetirse un número específico
de veces.
Cuando la persona comienza a sentirse mal por haber perdido el equilibrio que
¡ debe reinar en el cuerpo, o sea que padece por exceso de fr ío o de calor , el espe-
i
cialista debe restituirlo por el mé todo del contrario ,
1
El sobrino de una de nuestras informantes se hizo ver por una curandera pues
í •
ten ía un fuerte dolor al pecho. “ La mé dica le dijo que él estaba sano , que lo ú nico
que tenía era mucha frialdad que le venía de tanto estar en el agua cazando ” .
i
i

Para curarse le aconsejó que se hiciera fricciones con una mezcla de 9 cucha -
radas de alcohol, 1 de aceite Esmeralda , el jugo de un lim ón , una cebolla machaca -
da y un chorro de agua colonia. Deb ía realizar el tratamiento durante siete d ías,
i

descansar otros siete y después volver a hacerlo. Al mes ya estaba curado. El calor
de las fricciones había restablecido el equilibrio perdido.
i
ii :
En estos casos tambié n las hierbas medicinales cumplen una funció n muy im -
I' portante ya que se hallan agrupadas según su calidad . Para una enfermedad fría
contamos con yuyos calientes y viceversa. Por ejemplo , para el “ catarro por
dentro ” hay que tomar algo fresco y para curar el aire hay que “fricarse con un re -
medio caliente ” .
? Aunque no nos ocuparemos aqu í de las hierbas medicinales nos interesa resal-
i -. tar la importancia que tienen en el sistema médico de esta zona. Además de en -
i contrar plantas de este tipo en todas las casas oímos expresiones tales como “ toda
planta es remedio , hasta el garbanzo” o “ sino existiera el yuyo no existiría ningún
i
i*

!í remedio de farmacia ” que expresan el valor de este elemento en esa cultura .


í
1
iV
ES conocimiento de las virtudes de los yuyos está tan generalizado que su uso
es frecuente en esa primera etapa del estado de enfermedad en que el paciente se
autodiagností ca y se autoroedica . Generalmente las mujeres , sobre todo las m ás
i: \

viejas, actúan en el á mbito familiar , que puede ser el de la familia extensa cuando
i
i
i
I?? los parientes viven agrupados.
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A
Cuando la gravedad de la dolencia obliga a salirse de la esfera de influencia de
la experta de la familia recurren a los servicios de aquellos conocedores cuya ex-
Ir periencia y campo de acción son mucho m ás amplios.
«!í
i* De acuerdo al caso que se deba tratar se elige el especialista sobre la base de
i :. los mismos criterios con que se seleccionan los médicos en la ciudad . Se tiene en
ilJ cuenta la fama reconocida en el grupo , la experiencia en la enfermedad a tratar 7

accesibilidad , honestidad , desinterés, etc .


| El desinterés parece ser una cualidad fundamental . “ Hay una m é dica en
Cerrito. Dicen que cura bien y no cobra nada . Como no cobra nada debe ser buena
Ii
•i
i m édica ” .
Una mujer de la isla nos dijo: “ En La Paz hay una médica que cura todo . Di -
i
cen que cura con El Bicho ( El Diablo) pero a m í, para curarme , me dijo que ten ía
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B que llevar velas para !los .santos así que parace <que cura con los santos. Yo fui a cu-

; rarme porque tenía el vientre grande pero no meJt óice los remedios porque íe ten ía

si i 1
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*
miedo / * f -
Independientemente de 4as formas terapéuticas que usen , los profesionales
populares tienen ciertas características comunes que determinan su relació n con
M la comunidad en la que prestan servicios.
?\ Pertenecen al mismo grupo social que sus pacientes, son tan pobres como ellos
W y viven en las mismas condiciones. Generalmente deben trabajar de igual forma
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que los demás porque este oficio no les da para vivir. Hemos visto un curador al-
macenero , una que cose para afuera, otras que son mantenidas por su fam üla?etc.
,

s A pesar de eso son vistos como seres excepcionales dentro de la comunidad >
dignos de todo respeto, que muchas veces no cobran sus servicios recibiendo!sólo
i nina donación voluntaria . La gente les trae lo que puede, si- no tiene plata les da un
paquete de fideos, una botella de vino, harina , leche, etc.
& Su profesió n es percibida como un verdadero apostolado ya que no pueden ne-
15 garse a curar a nadie y su ejercicio muchas veces mina la salud .
Con frecuencia se ven obligados a comenzar a hacer el bien a ios vecinas por-
que se sienten exigidos. Una mujer que cura desde hace seis o siete a ños nos dijo
i
que sabía hacerlo desde que era joven, aunque solamente se preocupaba por los de
ñ ella , pero después ‘‘ vino uno y otro y hay que aliviar el dolor ajeno. Empezaron a
i;
llegar y soy religiosa , soy humana y me dio no se qué decir que no ”.

£ En general se considera un oficio muy sacrificado, frecuentemente sus fami -


!} liares se oponen a que ejerzan ya que así no tienen un momento de descanso . Los
i

pacientes vienen a cualquier hora y, cuando están muy graves , deben ir a verlos a
• su domicilio.
1 s
ÍÓ
Como la cura de ciertas enfermedades exige un esfuerzo grande, esta activi -
dad se considera muy desgastante. Por ejemplo , ya vimos que, a - í tratar el mal de
m i:
ojo , muchas veces el mé dico recibe el dolor de cabeza del ¡paciente y comienza a
1
vi
bostezar a medida que va recibiendo mat
^
s
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Las “ enfermedades puestas ” son más dif íciles de enfrentar. Un hombre de
Santa Elena , ya viejo y enfermo del corazón , se resistía a curarlas porque ve ía en
el vaso de agua quién había hecho el da ñ o y éste, de noche, no lo dejaba dormir.
Otra curandera , en cambio, a pesar de sus 84 a ños, trataba todo tipo ¿le dolen-
II
i
cias porque, a pesar de que “ el que curase enferma de curar ” , como efia ya estaba
vieja “no -la pod ía nadie ”. i '

i Evidentemente son individuos con características especiales, que no reflejan


? £ el menor rasgo de duda con respecto a la actividad que realizan y que exigen de

m. §
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sus pacientes la misma confianza . A veces, incluso, llegan a ser considerados co-
mo una especie de intermediarios entre Dios y los santos y los pacientes .
¡a ;•
• Por eso el investigador se sinti ó avergonzado cuando, fingiendo un dolor de
#í !:
. cabeza , consult ó a una curandera que , en cierto momento, ie -dijo: “Yo curo ayuda -
da por San Cosme y San Damiá n . Para que yo cure 4apersona que viene tiene que
¡. tener f é. Si viene solamente para observarme y pensando que no sé nada no puedo
Si curar ”.
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I 6.1. Parteras
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Estas profesionales será n tratadas en un acá pite aparte porque hemos notado
I que su prá ctica ha perdido vigencia. Las -dos <que pudimos entrevistar casi ¡ejer
^ún es-
1.1:

4
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cían , eran muy viejitas y no le habían enseñado a nadie su oficio. Lo m ás com
que las mujeres concurran al hospital para tener familia aunque , en la isla, debido - ti.-:-
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a la dificultad de comunicaci ó n , todav ía hay algún caso de un niño que se apresura
a nacer y moviliza a la partera empí rica del lugar.
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i V
De todos modos consideramos que , de la descripció n de su modo de atender
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.
los nacimientos, . pueden rescatarse pr ácticas que ayuden a la creación de una
buena relaciómerifcredos doctores y sus pacientes, basada en el respeto por las ca -
i racterísticas culturales de estos ú ltimos.
En primer lugar , lapartera iba a la casa de la parturienta cuando comenzaba el
'

. w trabajo de parto y se instalaba allí hasta que pasaba todo. De esta forma daba una
i
*V tranquilidad muy grande a - toda la familia. El traslado de la mujer al hospital
r
muchas veces significa tener - que abandonar a sus otros hijos, cosa que se evita
con la asistencia domiciliaria .
4
i El parto muchas veces se hacíalestando la madre en cuclillas :lo cual, según al-
V
gunos m édicos, facilita el nacimierito. Ua comadrona de la islamos' decía quechera
todas tienen damilia en la cama porque se acostumbraron en el hospital pero <élía
prefiere la pdsicfón sentada porque - “ nace ^ mejor ” . “ Si está acostada - el chicóse le
? - !

uy
corre a la boca del est órnago y hay ^que sobarle ípara ! bajarlo í *.
• . La mujer se sentaba en un banquito y Üébafo ^eiponía un cuero o un colchón
para que allí cayera el bebito. De las tijeras deFtecho cólgaban una ‘ - guasca ” para
i

t;; que la madre se agarrara y pudiera pujar con mayor facilidad.


Las técnicas, de todos modos, se adaptaban a las circunstancias. A veces,

1
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V
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i; cuando hacía mucho fr ío , se prefer ía tenerlo en la cama para que no se enfriaran ni
.

Sf ? la madre ni el chico.
í Una vez que se produce el nacimiento , si la madre ha estado sentada , se la

.1
acomoda en la cama para poder atenderla mejor.
Y:
. V
Antes que nada se 'ataba el cord ó n del bebe , dejandomría - distancia de tres o
.

!
| cuatro dedos, y luego se cortaba con una tijera bienifrótadá comáfcénol. Esa tijera
i
no se pod ía volver a usar hasta que no se cayeramhcordónipor que^sino “ se echaba
.

i a perder el ombligo ” .
!
I Una de las profesionales nos dijo que, después debáñaradbbebito, se quemaba
i
el ombliguito con un hierro caliente. Otra , en cambio , que había sido aconsejada
por un m édico / opinaba que no debía ba ñá rselo sino limpiarlo con una toalla y pa -
)
i -
i
I
!1 sarle aceite. Además había que poner yodo en el cord ó n.
5 ! •
Cuando se secaba y se ca ía el ombliguito éste deb ía guardarse pues “ no es
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? bueno que ande .rodando por ahí porque así los chicos se hacen muy salidores’ \
i *.
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Cuando se cae (el ombligo) se le pone una gasita o un poquito de alcohol o un
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polvito de azufre bien molidito . Tambi é n se puede poner la pluma de la gallina
¡r
; = negra , bien tostada y molida . Después que se le pone se le aprieta en cruz , hacié n-
í dola dos veces con la yema del dedo , para que se le acomode el ombliguito, y des-
\ > pu és sedo faja ”.
Mientras tanto , el cord ó n que quedaba ligado a la placenta debía de atarse a la
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i
i |; pierna de la madre. “ Si se va para adentro , la madre se hincha y se muere ” .
5

i Luego se hacía sálir “ el sobreparto ”' o “la segunda ” ( la placenta ) , “si eTsobre-
! 1
i - parto no sale sólo hay que hacerle soplar una botella a la madre ” , Laiplacenta no
,

se podía ? tirar é n Cúálqmer / páfte. Aluchas veces se enterraba ahiera, enuma es-
I

i
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-
quina deda habitación' doiÉte - ;se¡había llevado acabo el nacimiento. “Se eiltíerra
-
. para que fe madre nodenga- dóferes después del parto ”.
la casa - ya que la parturienta debía guardar cama duran-
;
i
i La!-
i- te trea &rasvy había que cuidar de ella y del niño hasta que pudiera levantarse . Des-
'

í
rpués délrpúfto a la madre había que darle agua cocida y a las 24 horas pod ía tornar
i
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té, puré o sopa de gallina.
1 Evidentemente , la funció n de la partera empírica no era ú nicamente sanitaria
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sino también social ya que brindaba seguridad , no ióknpor la ayuda material que
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significaba su colaboración en los quehaceres domésticos en el cuidado iento
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cié n nacido sino tambié n por el respeto por ciertas
pod ía afectar el futuro del niño o el bienestar de la madre.
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i 7. Conclusiones

i
Lo expuesto anteriormente, elaborado a partir de ios datos recogidos por no -
po-
sotros en el campo , intenta reflejar la indiscutible persistencia de las prá cticas
í
pulares para combatir la enfermedad , que se desarrollan en forma
paralela a
!
'
aquellas que caracterizan a la medicina oficial .
i Los dos sistemas coexisten complement á ndose pues, a pesar de lo que se
puede pensar , no se excluyen mutuamente. Cumplen ambos funciones semejantes
1 í!

pues son utilizados, con el mismo criterio, para coneguir alivio a las dolencias.
1 A pesar de que la medicina cient ífica avanza constantemente y el uso de sus
i
ti servicios se ha generalizado en las clases populares suburbanas, cosa que se hace
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evidente en la asistencia frecuente al hospital y la utilizació n de las obras sociales,
cuando las tienen , es notable la cantidad de profesionales populares que ejercen
paralelamente su profesión. La confianza en ellos depositada tambi é n se puede
i
medir por la cantidad de personas que los consulta y sigue sus indicaciones con el
objeto de aliviar sus males.
Este arraigo de la medicina popular en la forma de vida de los habitantes de
las islas y la costa del Paraná obliga a tenerla en cuenta cuando se generan cam
-
bios en el á rea de la salud. El an álisis desprejuic iado de sus elemento s fundamen -
tales: la confianza que inspiran sus profesionales , la relació n que se establece con
los pacientes por la comunidad de criterios mantenida con ellos , el control que los
y mismos enfermos tienen sobre los remedios que pueden cultivar en su propia casa
y cuyas virtudes conocen a la perfecció n , etc., permitirá ver sus aspectos positivos
i que deben rescatarse si se desea, realmente , elevar el nivel sanitario de la pobla -
ción respetando su idiosincrasia.
!•
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:
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