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ra del Perú. Su conocimiento de la tacadas como en el caso de Aguirre (pro- castigo: “heridas que no dejan de san- mejor la bibliografía existente que so-
historiografía peruana es particularmen- fesor en la Universidad de Oregon). El grar”, como dice el intitulado de uno bre ese pensador liberal he escrito lar-
te notable y en todos los ensayos el au- éxodo siempre se ha visto como una gran de sus libros. ¿Un culto al mejor go (Cf. Hacia la Tercera Mitad,
tor indica vacíos, destaca trabajos poco pérdida para la vida intelectual perua- Foucault? Se me ocurre. Por su parte pp.363-374). Interesante el de Ruiz
conocidos y sugiere nuevos derroteros. na. Este libro, sin embargo, demuestra Carmen Mc Evoy, con no menos vi- Zevallos, pero habría que explicar eso
Los estudiantes se van a beneficiar par- que no se debe exagerar la diferencia gor, la emprende en los últimos años del “orientalismo” comparado con el
ticularmente de los tres textos explíci- entre los que viven aquí y los que viven sobre la guerra del Pacífico, el homus indigenismo. Por estos lares, todavía
tamente historiográficos o comparati- en el extranjero en cuanto a su contri- politicus, o sea, Manuel Pardo. “La Re- muy provincianos, Oriente es Iquitos,
vos, aunque en realidad todos los tex- bución a los debates nacionales. Aguirre pública peregrina”. Es decir, la gente los chunchos y las charapas. El
tos parten con un buen resumen del es- no solo participa en debates globales sino en armas y en letras de la América del orientalismo al que se refiere el muy
tado de la cuestión. también trabaja con alumnos peruanos Sur de l800-1884. Pero a lo que voy, culto Ruiz Zevallos, pero por lo mis-
Dénle duro no solo es una útil co- y tiene una notable presencia en la vida ambos tienen una muy buena costum- mo un tanto despistado, hace referen-
lección de ensayos, sino también debe- intelectual limeña. Este libro es eviden- bre. No se quedan anclados en sus res- cia, si es que no me equivoco, a la pos-
ría provocar un debate (o varios deba- cia de este protagonismo en las ciencias pectivas cátedras americanas. Cada tura asumida desde 1980 por el escri-
tes) sobre la criminalidad y el autorita- sociales peruanas. Finalmente, quisiera cierto tiempo, la verdad que con mu- tor Edward Said desde su tribuna en
rismo. Como el autor destaca en su in- felicitar al Fondo Editorial del Pedagó- cha frecuencia, nos visitan. O sea, ar- The Nation. Un año antes, Said había
troducción, son temas con una notable gico San Marcos por haber producido man y organizan estupendos coloquios publicado su libro Orientalismo, don-
y lamentable relevancia hoy en día. La un libro atractivo y bien cuidado. Pare- en Lima donde se cruzan espadas entre de estudiaba precisamente la genealo-
inseguridad en las calles y la ineficacia ce que se acabó la época en que solo las especialistas, tanto peruanos como gía de las ideas occidentales con fuer-
del Estado son temas de discusión en editoriales “grandes” publicaban libros norteamericanos. El fruto de uno de te prejuicios sobre el Islam. Pero su
todas las mesas limeñas y el primer la- de peso, sobre todo en las ciencias socia- esos encuentros es el libro que de in- «orientalismo» no es solo eso. Es una
mento que escucha alguien que viene les. Como en muchas otras cosas, la pro- mediato paso a comentar. Pero habría crítica de la manera académica de ver
del extranjero. Los científicos sociales, ducción bibliográfica peruana está avan- que, como decía el bueno de Sartre, el mundo del Medio Oriente. Es otra
sin embargo, no han logrado promover zando en la descentralización y, con ello, “situarlo”. cosa, una descolocación física, perso-
una discusión seria sobre estas materias, mejora la calidad de los productos. Una Este trabajo que sus editores lla- nal, existencial. En efecto, Edward W.
lo que en mi parecer termina apoyando excelente noticia para los lectores. man colectivo, en realidad se descom- Said, nacido en 1935 en Jerusalén, de
a las respuestas inmediatistas y exclusi- pone, como en todo libro surgido de madre palestina y padre nacionaliza-
vamente represivas (más policías en las un coloquio, en ponencias transfor- do estadounidense, se radicó en Esta-
calles, por ejemplo). El autor indaga Aguirre, Carlos. Dénle duro que no sien- madas en artículos. La organización dos Unidos, donde estudió en las uni-
sobre la historia de la tradición autori- te. Poder y transgresión en el Perú republica- es sencilla, tiene un carácter diacró- versidades de Princeton y Harvard.
taria (allí se siente la influencia de Al- no. Lima, Fondo Editorial del Pedagógico nico, vale decir, se inscribe en el su- Francamente, no veo dónde está la re-
berto Flores Galindo): describe las di- San Marcos, 2008. ceder histórico. La primera parte so- lación con los indigenistas mexicanos
ferentes reacciones de mano dura de bre la ciudad letrada colonial, que por o bolivianos. En ellos no hubo
parte del Estado o de la sociedad frente lo visto no fue la taza de aceite que “orientalismo”.
a lo que entienden como la falta de algunos suponen, sino llena de “con- Quiero ahora dedicar el párrafo fi-
control social. A largo plazo, es evidente flictos y disidencias”. (pp.45-115). La nal a lo que no me gusta, o en todo
que no producen los resultados desea- segunda parte son las prácticas cultu- caso, al tipo de enfoque que no com-
dos y más bien muchas veces tienen fi- rales e intelectuales en los orígenes parto. Y no hablo de investigaciones u
nes electoreros (el caudillo conserva- del Estado nación (pp.121-221). La opiniones, sino de métodos de aproxi-
dor que impone orden, figura reiterati- tercera parte trata de la construcción mación a la materia central, es decir,
va en la República) o represivos (debi- intelectual en el Perú moderno. Y la los intelectuales y el poder. Conceda-
litar grupos “subversivos”). Por otro cuarta, titulada Más allá de la ciudad mos, los trabajos sobre los intelectua-
lado, Aguirre resume distintos esfuer- letrada, reúne trabajos sobre los inte- les tienen sus bemoles. No es que no
zos reformistas en cuanto al sistema dis- lectuales y las tensiones para diversos tengan que tratar de los artistas, los na-
ciplinario —las cárceles sobre todo— sectores sociales (pp.385-510). La rradores, pero el tema en algún momen-
que al final terminan fracasando por iner- parte final es un texto de Jean Fran- to deja de ser parte de la ciudad letra-
cia administrativa, desinterés, o la opo- co, incontestable maestra en la mate- da, y se hace parte de la ciudad políti-
sición de grupos interesados. Sus ensa- ria, sobre la América Latina en la re- ca, tanto como cuando se aborda el
yos, entonces, demuestran la compleji- pública mundial de las letras. papel de la gran Banca, la Iglesia o las
dad, tal vez la dialéctica, de una socie- Quiero ahora dedicar este párrafo Fuerzas Armadas. No por azar, todas
dad como la peruana, que es a la vez a las calidades. Los trabajos, todos, es- estas instituciones se inscriben con ma-
muy autoritaria y permisiva. Sería estu- tán muy bien trabajados, investigados yúsculas. Pero raro es el alto militar o
pendo (en realidad, indispensable) que y bien expuestos. No se ha invitado a el potentado o el eclesiástico que tome
un debate sobre la inseguridad actual cualquiera y no hay improvisación. la pluma para escribir sobre él mismo.
incorpore estos aspectos históricos. Carlos Aguirre Son sólidas contribuciones, desde el Las corporaciones, las burocracias te-
Los ensayos muestran cómo los pre- texto de Pedro Guibovich sobre el rrestres y celestes, diría el maestro Max
juicios clasistas y racistas van de la mano y Carmen Mc Evoy poder y la pluma, es decir, la censura Weber, son discretas. De modo que
con los episodios autoritarios. Aguirre del Arauco Domado de Pedro de Oña escribir sobre ellos, los intelectuales,
demuestra la larga tradición del autori- (editores) (p.47 y ss.), al abordaje de la obra de es un poco jalarle la cola al tigre. Su
tarismo en el Perú, sobre todo su repro-
ducción en el hogar, el trabajo, y las
Intelectuales Pedro de Peralta que emprende
Rodríguez Garrido, la de Víctor Peralta
poder, sin embargo, parece modesto,
pero no lo es. ¿Por qué no lo es? Por-
instituciones públicas. Donde ha po- y poder sobre Llano Zapata (al fin alguien se que son a la vez parte del saber pero
dido indagar más tal vez es en la repro- da cuenta de que ese fue un inmenso también del poder. Del poder simbó-
ducción de los códigos y prácticas ra- Hugo Neira sabio colonial). O el texto de mi cole- lico (Bourdieu) y del poder político
cistas y autoritarios dentro de los secto- ga francés y amigo Bernard Lavalle (Weber, Dahl, Sartori).
res populares. El autor evita caer en el sobre los intelectuales de la época co- Cuánto lo siento. Ya hice interve-
argumento simplista de que el racismo Carlos Aguirre y Carmen Mc Evoy, lonial, entre la subordinación y el poder nir de rondón, en la ciudad letrada, dos
y el autoritarismo solo vienen de arriba los compiladores del libro con diver- del discurso (¿solo los coloniales?). excluidos. Los filósofos, y con ellos los
—del Estado y de las clases dominan- sos trabajos que vamos a comentar, tie- Ahora bien, ¿tengo derecho a mis pre- maniáticos de los epistemes, las defi-
tes—, pero podría explorar más su re- nen algo en común. Son gente de sen- ferencias? Me interesó el trabajo de José niciones previas y claras, entre los cua-
producción y sus manifestaciones en das carreras universitarias en el ámbi- Ragas, Los ideólogos del Leviatán, les me cuento, sin ser filósofo, o lo que
otros espacios. Es un tema amplio y tal to de los Estados Unidos. El primero Perú, l791-1876, obviamente, por al- por esto se entiende. El segundo grupo
vez sea más justo pedir que otros inves- de los mencionados en la Universidad gún tema y trabajo de investigación de excluidos son la gente de ciencias
tigadores, sobre todo los jóvenes, vuel- de Oregon, y la segunda en la mío. Mucho el de Marcel Velázquez sociales. Dicho de otra manera, los es-
van a estas interrogantes muy bien plan- University of the South, Sewanee. sobre las novelas de folletín, suerte de tudios sobre los intelectuales no son
teadas por Flores Galindo y Aguirre. Ambos son historiadores, aunque de utopías y biotecnologías en la Lima del simples historias de narrativas, ni es his-
Dos comentarios finales. Muchos intereses un tanto diversos. El profesor siglo XIX. Mucho lo de Carmen Mc toria de las ideas o de las mentalida-
científicos sociales peruanos radican en Aguirre ha preferido temas sensibles Evoy, sobre Francisco García Calde- des, ni es únicamente sociología de las
el extranjero, algunos con carreras des- como la esclavitud o la historia del rón. La próxima vez, Carmen, mira formas de la producción del saber o de

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su deformación. Para qué andarnos con mente Marshall Berman. Tienen la senta artículos publicados desde 1983
paños tibios: son estudios sobre el po- mejor titularidad, que no es ni el di- hasta su temprana desaparición en
der. Los intelectuales peruanos (pero nero ni el trono, sino esto que estoy 1990.
también los mexicanos, los bolivianos, haciendo: el uso de la palabra. Escri- En sus más de 50 escritos aparecidos
todos) han sido a lo largo del siglo XIX ta u oral. Y con ella, las trampas del en medios especializados y masivos como
y del XX ambas cosas, la crítica sin oficio. Están del lado de las fuerzas las revistas El Caballo Rojo o Márgenes,
duda del mundo (de lo contrario, no antihegemónicas para intentar mon- apreciamos que su preocupación por el
serían intelectuales) pero también la tar nuevas distinciones. Pero casi siem- pasado se dirige a entender y modificar
ambición de las armas. Y esto, como se pre trampeamos, somos juez y parte. el presente. Encontramos la construcción
sabe, no es metáfora. Sobre todo en el Perú, donde casi no continua de un pensamiento y una for-
Me quedan dudas de un uso tan hay crítica política universitaria al Es- ma de trabajo siempre dinámicas.
extendido. ¿Intelectuales? ¿En el pe- tado (salvo casos singulares como por Un intelectual construye la figura de
ríodo colonial? ¿Realmente? En los ejemplo Martín Tanaka). Pero hay sus referentes en sí mismo. De ahí las con-
cursos de Raymond Aron aprendí que otro camino, la distancia para que se tinuas búsquedas que hace Flores
esa noción solamente es aplicable a produzca el discurso sociológico, que, Galindo en historiadores como Ruggiero
un cierto grado de modernidad, en la como decía Bourdieu, acaso sea el me- Romano, quien interpretó lo andino en
cual se respeta al productor de la crí- nos ilegítimo de los discursos porque el contexto de su Italia natal, o el cuba-
tica, y esto como gesto de tolerancia al menos demuestra que son ilegíti- no Manuel Moreno Fraginals y sus estu-
por parte de la clase dirigente. Lo que mos los de los demás. En fin, el tema dios sobre los cambios en su país a lo Otro punto importantísimo es la
implica un grado de paz social que pide a gritos vencer la esclavitud de largo de la explotación azucarera. Lejos lucha contra el autoritarismo, al cual
nos faltó a lo largo de los tiempos los departamentalismos universita- de las endogamias en lo nacional, en- considera una tradición local incluso
modernos y contemporáneos, y que rios. Por un coloquio interdisci- contramos un interés por revisar el mis- prehispánica. Revisa estos desarrollos en
nos sigue faltando. Ahora bien, el plinario, doctor Aguirre, doctora Mc mo origen del marxismo, su evolución y figuras mesiánicas, así como la visión de
único trabajo que hace alusión al pa- Evoy. Desde fuera de la ciudad letra- multiplicidad, así como visiones de la la utopía andina, basada en el pasado:
pel vicario del intelectual es el de da, acampando entre los bárbaros, es- historia como disciplina de otros proce- una cultura incaica imperial, solidaria,
Carlos Aguirre y por eso lo felicito. pero su respuesta. sos (“El despotismo en la historia”). eminentemente campesina y andina,
Vicario: el que sufre por lo demás. El Con esta visión amplia, postula la unida solo bajo la figura de un líder. En
pensamiento entre rejas, o en el exi- Aguirre, Carlos y Mc Evoy, Carmen. necesidad de recoger los hechos coti- realidad, Flores Galindo nos cuenta una
lio, fue moneda común de esos años, Intelectuales y poder. Ensayos en torno a la dianos y las esperanzas de las mayorías, época prehispánica fragmentaria, de
la normalidad de esos tiempos. A pri- república de las letras en el Perú e Hispano- para solo así construir una historia co- múltiples tensiones, bastante lejana a los
sión fueron a dar en el Perú desde el américa (s. XVI-XX). Lima, Instituto lectiva. Por ello, la enseñanza de la his- purismos que apelan a un caudillo. Va-
joven Basadre hasta el escritor José Francés de Estudios Andinos, Instituto toria debe apelar a la masificación del rios de estos artículos complementan su
María Arguedas, y centenares de Riva-Agüero, Universidad Católica del conocimiento. De ahí quizá su elogio a libro mayor, Buscando un Inca (1986).
Perú. 2000.
apristas y comunistas en la guerra ci- libros como La Historia del Perú y La Y es que para construir una utopía se
vil no confesada que es nuestra histo- Colonia, de Pablo Macera, textos esco- debe coger lo posible y positivo de nues-
ria de l931 a l956. Un poco de since- lares que siguen esta línea y que hoy tras tradiciones pasadas para volverlas
ridad en la materia en el mundo aca- han desaparecido prácticamente. viables en el presente, mirando al futu-
démico americano no nos vendría En estos artículos, deudores o com- ro. Esa es su conclusión para empezar
mal. Un tanto como la practican los plementos de sus libros, cuestiona siem- un trabajo trunco: revisa la biografía
especialistas sobre la guerra civil es- pre el lugar común, la verdad dada por de Arguedas paralelamente a la evolu-
pañola y sus relatos. sentado, lo estático. Incorpora los peque- ción de la sociedad peruana, que va
Por lo demás, los intelectuales ños detalles, esa microhistoria de la que hacia un mestizaje complejo y doloro-
que, como señaló Tocqueville, se hablaba Carlo Ginzburg. Apela a rom- so que, sugiere, motivó incluso el suici-
hacen cargo de las “pasiones genera- per las lógicas tradicionales de clase, dio de este escritor.
les”, viven hoy de manera menos agi- como lo hiciera en su primer libro Los Queda señalar que se mantuvo aten-
tada. Pero todavía muchos oscilan mineros de la Cerro de Pasco 1900 – 1930. to y crítico a su contexto académico y
entre el poder y el saber. ¿Y eso qué Un intento de caracterización social político. Revisa con sentido crítico la
es? Es otra cosa. Lo que Aron prefiere (1974), así como en «Los mineros de etnohistoria desde John Murra y
llamar intelligentzia. En cuanto a los Morococha: la búsqueda de una identi- Franklin Pease hasta María Rostwo-
que pensaron en tiempos coloniales, dad», cuestiona la identidad fija de es- rowsky (la edición incluye un oportuno
y como sus pares ibéricos tuvieron tos trabajadores como obreros, al mos- índice onomástico). Asimismo revisa
propuestas barrocas (Avendaño, Lla- trar un proceso identitario dinámico: sus con actitud crítica la postura y acción
no Zapata, Olavide), prefiero llamar- empleos en la mina eran temporales, lue- de la izquierda y el socialismo en el Perú
los, por mi lado, “arbitristas”. Es el tér- go regresaban a ser campesinos. frente al auge de una derecha que consi-
mino mientras permanecieron dentro Si bien niega, cual visionario, que dera carente de ideas. La opción inte-
de lo que llama Eliot «el orbe ibéri- Alberto Flores la regionalización sea solo un proceso lectual de Flores Galindo es construir
co». Pero en fin, el tema es arduo,
complejo, decisivo. Hay que prose-
Galindo político legal, apela a la construcción
de nuevas identidades regionales en
un socialismo popular peruano.
Preocupado por su tiempo caótico,
guir. Ellos, arbitristas coloniales, am-
biciosos y drámaticos actores del pen-
Obras completas base a una revisión de su historia, tal
como lo planteara en 1977 con su libro
dedica importantes líneas a analizar el
desarrollo de la violencia por el con-
samiento y de la acción Tomo VI Arequipa y el sur andino. Ensayo de histo- flicto armado interno, denunciando los
(intelligentzia) o intelectuales moder- ria regional. Siglos XVIII – XX. Su idea abusos de ambos bandos e intentando
nos, sin necesidad de asumir los car- Miguel Ángel es revisar lo que fue más que lo que enlazar lo que sucedía con la historia
gos legítimos del poder democrático
pero ocupándose del tema del poder, Shameshima debe ser, como apreciamos, por ejem-
plo, en “La sierra central durante la In-
pasada, buscando, como siempre, la
matriz estructural de la violencia.
ocupan un singular entramado social. dependencia”, “Región y conflictos so- Aunque Flores Galindo ya no esté con
Habrá que redescribir sus prácticas y ciales: Lima y Cusco en siglo XVIII” o nosotros, su búsqueda no tiene fin. Nos
metas. Como grupo, cosa que no agra- “Las revoluciones tupamaristas: temas deja un bello testimonio en
dará a muchos de ellos, son gente Un libro recopilatorio de artícu- en debate”. “Reencontremos la dimensión utópica.
interrelacionada de manera triple. los de hace veinte años generalmen- En este proceso de construcción de Carta a los amigos”, suerte de despedida
Con el lenguaje, arma de su poder (o te, con la lucidez de la distancia, tie- heterogeneidades es necesaria la pa- personal y emotiva donde sigue instando
el cine, el teatro, las mass media), con ne la virtud de explicarnos aspectos sión. Flores Galindo ve al socialismo a construir un mundo nuevo. Una bús-
los diarios o con la universidad. Y con de otra época. Sin embargo, en algu- como una actitud vital e intelectual, queda apasionada como él quería, posi-
el mismo poder formal legítimo. Es- nos pocos y afortunados casos, como como lo rescatara en La agonía de tiva, articulando personas, culturas y dis-
tán entre el sintagma y el paradigma el del historiador Alberto Flores Mariátegui (1980), libro donde define cursos para tener un futuro común.
de vida. Son los dominantes domina- Galindo, por su claridad, los análisis agonía en el sentido de la búsqueda apa-
dos de Bourdieu. Los apocalípticos siguen vigentes y las preguntas siguen sionada del Amauta y que encuentra Flores Galindo, Alberto. Obras comple-
integrados de Eco. Viven en varios abiertas. Estamos hablando del sexto en varios de estos artículos un correlato tas. Tomo VI. Lima, Casa de Estudios del
mundos a la vez, como lo vio clara- tomo de sus obras completas, que pre- perfecto. Socialismo, SUR, 2007.

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