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08 de julio de 2020

4 clase

Materia: Introducción a la Biblia y Pentateuco

P. Abel Delgado

¿EN QUÉ NOS AYUDA LA BIBLIA EN LA ACTUALIDAD?


La Biblia en la actualidad nos da esperanza, y transforma nuestras vidas, como
lo podemos ver en Mt 11, 28, que dice vengan a mí todos los que están
cansados, agobiados y sus almas encontrarán descanso.

Además al acercarnos a Dios y leer la Biblia experimentamos el gran amor que


Dios nos tiene, como lo vemos en su Palabra, que dice: “nadie tiene mayor
amor que el que da la vida por sus amigos (Jn 15, 13)”. Pues Jesús nos amó y
se entregó por nosotros (Gál 2,20). Luego al experimentar su amor
misericordioso al leer la Biblia, nos incentiva la misma Palabra de Dios a amar
a nuestros hermanos (Jn 13, 34-35).
Por otra parte la Palabra de Dios nos aclara muchas dudas, ya que ella misma dice:
“Conocerá n la Verdad y la verdad los hará libres (Jn 8, 32).

En la Iglesia mucha gente tiene dudas empezando con los sacramentos, sobre todo
por las interrogantes que han ido sembrando los hermanos separados, ejemplo:
¿por qué Bautizamos a los niñ os?, ¿por qué nos confesamos?, ¿por qué hay que
comulgar? y otras dudas en especial ¿por qué tenemos imá genes?, ¿por qué
decimos Virgen a María?, y el tema de la Cruz.

LOS SACRAMENTOS

Los principales medios que Jesucristo dejó a su Iglesia para comunicarnos la vida
de Dios, son los Sacramentos.

¿Qué es un sacramento? Un sacramento es un rito sagrado, en el cual se realiza un


encuentro con Cristo, mediante signos externos que expresan la vida de Dios y la
comunican.

El primero es el Bautismo, que nos quita el pecado y cualquiera otra mancha de


pecado, nos da la vida de Dios y nos hace miembros de la Iglesia de Cristo. (Mt 28,
19; Hch 2, 38; Rom 6,4-5; Col 2,11-13).

¿Por qué bautizamos a los niñ os? Bautizamos a los niñ os porque la Palabra de Dios
dice: sino renaces del agua y del espíritu no puedes entrar en el Reino de los cielos
(Jn 3, 5) y en hechos de los Apó stoles dice: ten fe en el Señ or y te salvará s tú y
todos los de tu casa (Hech 16, 31), Mc 1, 10).
El segundo es la Confirmació n, que nos da la fuerza del Espíritu Santo, para
rechazar los ataques del demonio y vivir como auténticos cristianos, es decir como
testigos de Cristo. (Hch 1, 7-8; 8,14-17; 1Jn 4,4-6)

. ¿Qué se recibe en la Confirmació n?

En la confirmació n se recibe el Espíritu Santo. “Todos quedaron llenos del Espíritu


Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas segú n el Espíritu les concedía que se
expresaran” (Hech 2,4).

Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y se pusieron a anunciar con seguridad
la Palabra de Dios (Hech 4, 31).

Recibirá n la fuerza del Espíritu Santo y será n mis testigos (Hech 1, 8).
Predica la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, rebatiendo, reprendiendo o aconsejando,
siempre con paciencia y dejando una enseñ anza (2 Tim 4, 2).

No basta con que me digan ¡Señ or, Señ or para entrar en el Reino de los cielos? Má s bien entrará el
que hace la voluntad de mi Padre del Cielo (Mt 7, 21).

Entonces yo les diré claramente: Nunca les conocí. Aléjense de mí usted es que hacen el mal (Mt 7,
23).

El tercero es la Penitencia (Confesió n o Reconciliació n), que borra los pecados


cometidos después del Bautismo. (Jn 20, 22-23; Hch 19, 18; Sgto. 5,16).

Otros, nos podemos preguntar ¿para qué sirve la confesió n? Respecto a la


confesió n los Evangelios nos narran que los enfermos se acercaban a Jesú s para
que los curara (Cfr Mt 4, 24), pues, Cristo se hace el médico de los enfermos: llama,
sana, levanta y devuelve la dignidad a los enfermos de toda clase, también el
apó stol Santiago nos habla muy claro al decir: confiésense unos a otros para que
sean sanados (Stgo 5, 16). Ademá s los sacerdotes al ser hombres, como los demá s,
pueden comprender y ayudar a los demá s a avanzar en el camino de la propia
santificació n. “Todo sumo sacerdote es tomado de entre los hombres y los
representa en las cosas de Dios; por eso ofrece dones y sacrificios por el pecado. Es
capaz de comprender a los ignorantes y a los extraviados, pues también el lleva el
peso de sus debilidades” (Hb 5, 1-2). Por tanto, la confesió n es vá lida y eficaz para
los que creen en Cristo y la idea de confesarse directamente con Dios no es Bíblica,
ya que desde el Antiguo Testamento se señ ala que la confesió n de los pecados se
hace en presencia de un sacerdote (Lv 5, 13). Estas son las razones por las que hay
que confesarse.

El cuarto es la Comunió n o Eucaristía, en la que recibimos el Cuerpo y la Sangre de


Cristo, como alimento de Vida Eterna. (Jn 6, 54; Lc 22, 19; 1 Cor. 11, 26 30).

Muchos cató licos o no cató licos nos pueden preguntar, ¿qué es la Eucaristía?
Respuesta, “la Eucaristía es la fuente y cima de toda vida cristiana. La Eucaristía
significa y realiza la comunió n de vida con Dios y la unidad del Pueblo de Dios. En
la Eucaristía se encuentra la cumbre de la acció n por la que Dios santifica al mundo
en Cristo”. (CEC 1324 Y 1325).

PROMESA, REALIZACIÓ N Y ACTUALIZACIÓ N DE LA EUCARISTÍA


En el evangelio de San Juan encontramos que Jesú s hace una promesa: “En verdad
les digo: si no comen la carne del hijo del hombre, y no beben su sangre, no tienen
vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, vive de vida eterna, y yo lo
resucitaré en el ú ltimo día” (Jn 6, 53-54). Luego en San Lucas encontramos lo
importante que es la Cena del Señ or con sus discípulos, cuando instituye el Orden
Sacerdotal e instituye la Eucaristía, de modo que aquí ya es la realizació n de la
Eucaristía. “Después, tomó el pan y, dando gracias, lo partió y se lo dio, diciendo:
Esto es mi cuerpo, el que es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria mía.
Después, de la cena, hizo lo mismo con la copa. Dijo: Esta copa es la Alianza Nueva
sellada con mi sangre, que va a ser derramada por ustedes” (Lc 22,19). Estas
palabras que pronuncia, el sacerdote en el momento de la consagració n, no son
inventadas por un sacerdote, por un obispo o por un papa, sino que, son las
palabras que dijo Jesú s, el maestro en la ú ltima cena, como ya lo hemos visto. Así
que, las palabras de la plegaria eucarística son bíblicas y San Pablo vuelve a
recordar en (Cor 11, 23 ss), pero sobre todo exhorta diciendo: si alguien come del
pan y bebe de la copa del Señ or indignamente, peca contra el cuerpo y la sangre del
Señ or. Por esto, que cada uno examine su conciencia antes de comer del pan y
beber de la copa. De otra manera, come y bebe su propia condenació n al no
reconocer el Cuerpo del Señ or. Y por esta razó n varios de ustedes está n enfermos y
débiles y algunos han muerto (Cor 11, 23-29).

El quinto es la Unció n de los enfermos, que ayuda al enfermo a recuperar la salud,


si esto corresponde a la voluntad de Dios, o a morir como buen cristiano. (Stgo5,
15; Mc 6,13; 16,18)

El sexto es el Orden Sacerdotal, que hace a los hombres que lo reciben pastores de
la Iglesia y representantes de Cristo. (Lc 22,19; Hch 6,56).

Por esto te invito a que reavives el don espiritual que Dios depositó en ti por medio
de la imposició n de mis manos (2Tim 1, 6).

Te dejé en Creta, para que acabaras de organizar todo lo que falta y pusieras
presbíteros en todas las ciudades, de acuerdo con mis instrucciones (Tit 1, 5).

El séptimo es el Matrimonio, que hace de los esposos un signo del grande amor
que existe entre Cristo y la Iglesia, y los ayuda a cumplir bien sus deberes de
casados. (Mt 19, 5-6; Ef. 5, 22-32)

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