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El consumo nacional de petróleo tiene además una tendencia con mayor crecimiento que
el promedio de crecimiento mundial y ha venido desplazando las fuentes renovables
nacionales.
En el pasado se ha cometido el error de creer que la cantidad de años que podría durar la
disponibilidad de petróleo en el mundo era relativamente estática y que dependía en lo
fundamental de las reservas probadas en un momento dado y de las estimaciones de
consumo futuro. El error que se cometió con esos cálculos es que no tomaron en cuenta la
magnitud y la rapidez con que se dan los adelantos tecnológicos en materia de
exploración, los cuales continuamente permiten descubrir nuevos yacimientos de
petróleo (tanto convencionales y no convencionales) que las tecnologías anteriores no
podían detectar en el subsuelo. Los cálculos de duración en el tiempo de las reservas de
petróleo tampoco tomaron en cuenta los permanentes adelantos tecnológicos en materia
de producción, los cuales han venido permitiendo extraer cada vez más petróleo, no
solamente de los yacimientos existentes, sino también de los nuevos yacimientos que se
van identificando y poniendo en producción.
Con las tecnologías más antiguas sólo se podía recuperar alrededor del 35% del petróleo
que existía en un yacimiento, pero las nuevas tecnologías y los adelantos en materia de
perforación (particularmente la perforación direccional), han provocado que se pueda
extraer en este momento hasta el 65% o más del petróleo contenido en un yacimiento.
Los grandes avances en las tecnologías de ‘fracking’ han permitido igualmente extraer, y
de manera muy eficiente, el petróleo contenido en los yacimientos no convencionales de
petróleo. Todos estos continuos adelantos tecnológicos en la exploración y la producción
de petróleo han venido aumentando permanentemente la cantidad de petróleo
disponible para consumo en el mundo.
La consideración en el pasado de que la tecnología era bastante estática o que tenía pocos
avances en el tiempo condujo a que en varios momentos en la historia se haya
considerado que el mundo podría quedarse sin petróleo.
Lo más posible es que aquellos que ronden los cuarenta años les toque vivirlo o tal vez
solo sean los Milennials y Generación Z quienes toquen vivir ese momento.
Y desde mucho antes de que ocurra, tendremos que aprender a utilizar otras fuentes de
energía. Y de las decisiones que tomemos en los próximos años dependerá que nuestros
hijos nos agradezcan o maldigan por las opciones energéticas que les dejemos. Es posible
que siempre exista petróleo en algún lugar de la Tierra, pero lo que pronto puede ocurrir
es que será muy costoso extraerlo, ya porque sea técnicamente muy difícil o porque, al
compararse con otros combustibles, sea muy costoso o muy contaminante.
En la actualidad se producen unos 100 millones de barriles por día. Algunos analistas
conservadores (léase pesimistas) dicen que la producción global de petróleo de todas las
fuentes posibles lo que permitirá un modesto aumento en el consumo. Esa producción de
100 millones de barriles podrá mantenerse por unos 30 años, por lo que cambios drásticos
deberán hacerse antes del 2030. Para empezar, el 90% del transporte mundial depende
del petróleo pero lo más desfavorable e inequitativo es que los altos mandos quieren que
dejemos de usar el petróleo para transporte de inmediato, y utilizarlo para propósitos en
los que sea irremplazable. Debido a los crecientes descubrimientos de yacimientos
convencionales y no convencionales de petróleo y a las más eficientes y eficaces
tecnologías de producción, los EE.UU. se han convertido de nuevo en el principal
productor de petróleo del mundo, seguido por Rusia, Arabia Saudita, Iraq, Canadá, China,
Emiratos Árabes Unidos, Irán, Brasil y Kuwait.
Todo lo anterior ha llevado al mundo a disponer de grandes y crecientes cantidades de
reservas de petróleo, a pesar de que el consumo mundial ha venido aumentando a través
de los años.