Está en la página 1de 10

XV CONGRESO INTERNACIONAL DE LEXICOLOGÍA Y LEXICOGRAFÍA

“JOSÉ JIMÉNEZ BORJA. LA TRADICIÓN LEXICOGRÁFICA


HISPANOAMERICANA”

Título

Lexicología y lexicografía en la región Piura: análisis comparativo de los estudios


sobre el habla popular de los piuranos

Autora

Ana Isabel Seminario Gonzales

Resumen

En esta tercera década del siglo XXI es necesario hacer un balance sobre la tradición
lexicológica y lexicográfica de Piura como región. Sabiendo que el lenguaje de los
piuranos ha sido influenciado y enriquecido por otras lenguas como el sec, el quechua,
el aimara, y de otras culturas geográficamente cercanas, hoy también se observa
nuevas influencias gracias a la globalización y el internet. Esta investigación se realizó
a partir de la comparación bibliográfica de libros, diccionarios, y artículos sobre el
habla de los piuranos, de autores como Esteban Puig, Carlos Flores Lizana, Carlos
Arrizabalaga, Edmundo Arámbulo, entre otros, con el objetivo de identificar y analizar
aquellas semejanzas y diferencias expuestas en sus textos. Esta tarea es necesaria
para contribuir a la Piura actual y del futuro desde estas disciplinas.  

Palabras Clave
Lexicografía, lexicología, Piura, regionalismos, diccionario, castellano.

Introducción

El lenguaje, como diría Antonio Gramsci, es parte de un “bloque histórico”, y a


lo largo de nuestra historia nuestro lenguaje ha sido modificado por conquistas
lingüísticas como consecuencia de las invasiones territoriales. Es así como en
Perú se pasó de hablar una pluralidad de lenguas a tener un idioma extranjero
dominante, el cual la mayoría de sus habitantes hablamos actualmente: el
español. Pese a tener el quechua como segundo idioma oficial, el español (o
castellano) prima sobre otro idioma o lengua indígena.
Pero nuestro español es diferente al español de España, producto de la fusión
con los rezagos de las lenguas que existieron antes. Incluso el español hablado
en Perú es diferente, en un número considerable de términos, en comparación
con el de otros países hispanohablantes. Pero no por ello todos los peruanos
hablamos igual. Definitivamente hay muchos regionalismos que nos diferencian
según lugar geográfico (si se vive en la costa, sierra o selva), actividades
económicas (pesca, ganadería, agricultura, comercio, etc.), influencia de
lenguas habladas en culturas contemporáneas a la inca e incluso pre incas
(sec y sus variantes dialécticas, aimara, quechua, yunga o mochica, entre
otras).

Estas diferencias en el habla de las personas de diversos lugares cuyo común


era el idioma español y el exceso de lagunas al intentar resolver dudas
gramaticales, semánticas o de otra índole, teniendo como única fuente de
consulta a La Real Academia de la Lengua Española, impulsó a la creación de
las Academias de la Lengua. En Perú, esta fue fundada por Ricardo Palma en
1887.

A partir de entonces se ha trabajado en la investigación léxica, con base en


publicaciones no académicas, recopilación de información por algunos
interesados en el tema, investigaciones con fuentes primarias, etc. Estos han
sido plasmados en materiales lexicográficos tales como diccionarios, glosarios
y vocabularios, mientras que los lexicológicos abarcan termas etimológicos,
históricos, estudios sobre lenguas en contacto, semánticos, dialectológicos, etc.

No obstante, se debe hacer un balance de la evolución de significado de


aquellos piuranismos reseñados en materiales léxicológicos y lexicográficos de
autores como Esteban Puig, Edmundo Arámbulo, Carlos Arrizabalaga, Carlos
Flores LIzana, entre otros, pudiendo identificar semejanzas y diferencias, y
palabras aun no estudiadas a profundidad.

También creo necesario hacer una lista de arcaísmos producto del desuso de
ciertas palabras en nuestra región Piura, causado quizá por el afán de la
estandarización del idioma castellano, el olvido de ciertas costumbres, e incluso
por las influencias del mundo cibernético que no necesita puentes marítimos
para ponernos en contacto con personas de cualquier parte del mundo y
adoptar sus palabras, sus modismos, sus entonaciones, sus giros, modificando
así nuestro léxico regional.

Análisis

En Piura, segunda región de la costa norte del Perú, la investigación en temas


de lexicografía es una de las más nutridas en comparación de todos los
trabajos realizados en las otras regiones peruanas, pese a que no todas las
publicaciones han sido realizadas por expertos ni siguiendo una norma general
para la explicación o definición de todas las palabras.

No es hasta 1949 cuando inicia el trabajo lexicográfico en Piura con la tesis


doctoral de Martha Hildebrandt denominada El español en Piura. Este trabajo
fue sucedido por el Breve diccionario folklórico piurano 1 del párroco Esteban
Puig, cuya primera edición fue publicada en 1985. Diez años después se
publicó el Diccionario de piuranismos2 de Edmundo Arámbulo Palacios que,
pese a no haber sido realizado por un especialista, recoge un número
impresionante de términos usados en los diferentes ámbitos de la cotidianidad
de los piuranos costeños y serranos.

En el presente siglo, El dejo piurano3 de Carlos Arrizabalaga marcó un hito al


ser considerado el primer texto científico sobre el lenguaje piurano. Este libro
ha sido editado dos veces, primero en el 2008 y luego en el 2012. En este libro
Arrizabalaga explica las posibles razones del canto peculiar de los piuranos al
hablar, con base en las hipótesis de Carlos Robles Rázuri, Víctor Eguiguren,
Reynaldo Moya, y Juan Alvarado Chuyes, siendo la de este último la más
aceptada.

La bibliografía más reciente pertenece a Carlos Flores Lizana 4 con su Dichos,


refranes, expresiones pícaras y vocabulario de origen quechua en el habla de
los sullaneros (avances de sociolingüística). Este libro publicado en el 2018, es
resultado de una investigación cualitativa realizada desde el 2013 al 2015 en la

1
Puig Tarrats, E. (2007). Breve diccionario folklórico piurano. Universidad de Piura.
https://pirhua.udep.edu.pe/bitstream/handle/11042/2141/Breve_diccionario_folklorico_piurano.pdf?
sequence=1&isAllowed=y
2
Arámbulo Palacios, E. (1995). Diccionario de piuranismos. Concejo provincial de Piura.
3
Arrizabalaga Lizarraga, C. (2012). El dejo piurano y otros estudios. Caramanduca editores.
4
Flores Lizana, C. (2018). Dichos, refranes, expresiones pícaras y vocabulario de origen quechua en el
habla de los sullaneros (avances de sociolingüística)
provincia de Sullana, ubicada en la región Piura. Este es quizá el libro más
actual en un campo de acción menor al regional sobre lingüística.

El trabajo bibliográfico sobre lexicografía en Piura es amplio, pese a ello ni


Puig, Arámbulo ni Arrizabalaga han logrado abarcar todos los piuranismos
existentes. Inclusive Flores Lizana, en un apartado sobre piuranismos de origen
quechua, reconoce la falta de mayor investigación relacionada a nombres de
plantas, a costumbres como el pelamiento y creencias como el chukake.

Esteban Puig en su Breve diccionario folklórico piurano (1985), además de


realizar descripciones detalladas, toma en cuenta la forma en cómo los
piuranos dicen las palabras. Ejemplo de ello es “alzau”, definido como inculto,
arisco, huraño. Esa modificación en el final de la palabra donde escribe u en
lugar de do, es prueba de su empeño por querer reflejar la realidad desde un
punto de vista más exacto. Además, explora diferentes temáticas, como la
danza, la música, la botánica, la gastronomía, costumbres, etc.; sin embargo
estas no son analizadas con la misma profundidad.

Otra de las palabras definidas por Puig que más me genera curiosidad es
Garibaldi(s), pues no puedo dejar de relacionarla con la Plaza Garibaldi
ubicada en el norte de Ciudad de México, lugar donde se reúnen grupos
folklóricos a tocar música especialmente los mariachis, y donde se puede
conocer la gastronomía típica de Jalisco así como la historia del tequila. Puig
define Garibaldis como “danza en el pueblo de Bernal el día 6 de octubre”,
cuyos personajes son el “capataz- diablo, el mono gigante, Serrano, Serrana-
Negra, Tamalera, Negro-Viejo (corneta). El Gran Chimbo (lleva un hacha) y
Caballito”. Por su parte, el poeta piurano Alberto Alarcón investigó hacia los
años 90 por qué se le llama así a esta colorida danza del Bajo Piura, donde
predominan el rojo, verde y amarillo. Según publicó en el año 2016 en la revista
El Chilalo5, la razón sería la siguiente:

En el Callao existe la Plaza Garibaldi y allí, (…), se congregaban los


sechuranos residentes en ese puerto a recordar la santa tierra, a perder
el tiempo y a chismosear. Tiempo hubo incluso en que la palabra
Garibaldi era, para los sechuranos, sinónimo de vago o haragán.
5
Ver también: https://www.facebook.com/elchilaloprensa/posts/1001240463293407/
Pero Garibaldi no nos viene de la nada. En el caso de México la participación
del nieto del italiano Giuseppe Garibaldi, José Garibaldi, quien combatió en
1911 durante la Revolución Mexicana en las filas de Francisco Madero en
Chihuahua, motivó a que, en 1921 -fecha en que se celebró el primer
centenario de la Independencia de México-, se denomine con ese nombre a
esta plaza reconocida mundialmente. En el caso de los Garibaldis de Bernal, se
mantiene la hipótesis de que dicha palabra fue llevada por los sechuranos
desde el puerto de El Callao. Pues, como explica Alarcón en su artículo
(2016), «la única referencia escrita es la famosa tradición de Ricardo Palma
“Entre Garibaldi… y yo” donde se da cuenta de la presencia del patriota italiano
Giuseppe Garibaldi en el Perú, allá por el año de 1851». Es así como los
Garibaldis bernaleños obtienen su nombre. Además, Alarcón atribuye el
remarcado color rojo de las vestimentas de los danzantes a una descripción
realizada por Rubén Darío sobre Garibaldi como “el hombre de la camisa roja”.

El segundo autor de quien les hablo es Edmundo Arámbulo. Él por su parte,


incluye una serie de palabras en su Diccionario de Piuranismos (1995) no
mencionadas antes por Puig. Una que me llama particularmente la atención es
descuajeringado. Según Martha Hildebrandt, en su libro 1000 palabras y frases
peruanas6 (2011),

en el habla familiar del Perú y de otros países como América significa


“desmazalado”, “desgalichado”, “derrengado”, referido a personas, y
“desvencijado” referido a cosas. El étimo es cuajo (del latín cuagulum
“cuágulo”) “fermento digestivo cuagulante”. De cuajo sale cuajar
“coagular” y de este su antónimo descuajar. El paso de descuajar a
descuajaringar (forma preferida en España) no está claro. Sí lo está el
de descuajaringar a descuajeringar: por la influencia de la palabra
jeringa.

Más, la definición de Arámbulo se muestra exacta al contexto local: “persona


negligente en su forma de vestir, descuidada, abandonada” que, desde mi
perspectiva, condensa lo descrito por Hildebrandt.

6
Hildebrandt, M (2011). 1000 palabras y frases peruanas. Editorial Espasa.
En el caso del tercer autor, Carlos Arrizabalaga, la profundización y explicación
etimológica de las palabras consideradas para el análisis es completa y
técnica, de carácter principalmente lingüístico. Marco Martos Carrera,
presidente actual de la Academia Peruana de la Lengua, prologa este libro de
la siguiente manera:

(…) de carácter preferentemente sincrónico, describe y comenta el dejo


piurano, los vínculos del lenguaje mexicano con el de Piura, la palabra
piajeno, los términos del azúcar, los burros campeches, la bibliografía de
la lingüística norperuana, y además da noticias sobre las lenguas que se
hablaban en la costa y sierra piuranas. (Arrizabalaga, 2012; p. 8).

Uno de los capítulos que más llama la atención es el de los mexicanismos en


Piura, en el cual afirma la existencia de aztequismos en el habla de los
piuranos. Para ello cita a Juan Alvarado Chuyes, periodista piurano nacido en
1930, quien tiene la siguiente teoría:

Esa connotación cantarina que nos identifica al hablar, dice Alvarado,


nos vino a los piuranos desde el mero México. Y así es como tenemos
un dejo particular en el país. El mismo que, lejos de la patria, hace que
se nos confunda con los propios mexicanos. (Alvarado Chuyes, 1990,
como se citó en Arrizabalaga, 2012)

Carlos Lizana es el cuarto autor considerado en este análisis. El hecho de que


su libro esté conformado mayoritariamente por frases y no solo por palabras lo
hace muy rico en contenido. “Ese pata es bien perecido” es un ejemplo de uso
del adjetivo perecido definido en 1885 por Puig como “hambriento, pobre”,
mientras que en 1995 Arámbulo lo definió como “persona que tiene mucho
apetito y por tanto, come mucho”. Sin embargo, el cambio de significado es
radical en la bibliografía de Lizana, pues en este caso se refiere a “las personas
que andan pidiendo todo el tiempo, que todo quieren que les den”. Es decir,
pasó de indicar la ausencia de alimento, a el deseo de comer de más y
finalmente a cualificar a las personas que siempre están esperando que les den
las cosas gratis.

Cabe resaltar que el libro de Lizana, pese a estar enmarcado a las expresiones
habladas en Sullana de origen quechua, muchas de las palabras y frases
mencionadas se hablan en toda la región Piura. Existen palabras de este libro
que no habían sido recogidas en ningún otro diccionario piurano, tales como
apegarse o asuntar. Estas palabras pese a presentar una a como prefijo,
significan totalmente lo contrario. Apegarse es la acción de acercarse o
juntarse a las otras personas. Es una palabra muy usada en “los colegios para
que los alumnos se pongan en fila unos tras otros. En el caso de asuntar, está
relacionado a hacer caso. Si una persona te pregunta ¿por qué no me
asuntas?, probablemente es porque estás distraído o distraída y siente que no
le estás haciendo caso. Además, Lizana añade: “(…) Semejante en el sentido y
uso es el término empelotar que se conjuga como Ni me empelotó cuando lo
saludé y en positivo Ahora sí que me va a empelotar”.

Una palabra peculiar piurana común en las bibliografías mencionadas


anteriormente es “encalavernar”, cuyo significado según Puig es perderse en el
camino y pativar, mientras que para Arámbulo además de perderse también
significa tantear. Por su lado, Arrizabalaga demuestra la existencia de este
término en Cuba, con base en un registro realizado en 1973 por Alfredo Neves,
donde encalabernarse se escribe b en lugar de v, y significa obstinarse,
enamorarse. Lizana más bien la presenta como una frase corta me
encalaverné, pero retoma lo expuesto por Puig y Arámbulo y define como
perderse en medio de una calle o el bosque, desorientado, no sabe adónde ir.

Al igual que los ejemplos mencionados anteriormente, existen más palabras


por analizar, por estudiar a mayor profundidad. No obstante, es gratificante
contar ya con una gama de estudios referidos al castellano que hablamos los
piuranos. Como dijo Arrizabalaga (2012) en su Dejo piurano:

Es curioso cómo Piura cuenta con numerosos diccionarios cuando hay


provincias y regiones enteras que todavía no cuentan con ninguna
recopilación de su léxico diferencial. Evidentemente esto se debe, en
primer lugar, a la presencia de trabajos precursores que sirvieron de
modelo y estímulo, pero también a la misma riqueza de las
peculiaridades, que revelan un prolongado aislamiento y una gran
creatividad e ingenio por parte de los piuranos a lo largo de los siglos.
Considero que aun estamos a tiempo de seguir documentando y de escudriñar
en el pasado de las palabras. Ahora que nos enfrentamos a un mundo donde lo
propio es dejado de lado por lo universal, es necesario no dejar que esas
fuentes primarias desaparezcan sin haber quedado evidencia escrita de esta
evolución. La estandarización del idioma puede provocar el desuso de ciertos
piuranismos. Además, todavía faltan trabajos lexicológicos especializados que
recojan los nombres botánicos, zootécnicos, y netamente costumbristas que
profundicen en la etimología de las palabras de igual manera como lo hecho
por Arrizabalaga.

Si bien, años atrás las influencias en la forma de hablar de un idioma o lengua


en específico provenían de diferentes actividades tales como las comerciales,
en las que era necesario viajar por mar para llegar a otro lugar, la comunicación
pronto fue favorecida por puentes más estrechos hasta tener ahora la facilidad
de conversar con alguien desde el otro lado del mundo en cuestión de
segundos, sin necesidad de viajar en barco o volar en avión. Es así como las
lenguas se ven influenciadas por modismos de otras culturas e incluso llegan a
adoptar y adaptar esos términos como propios.

En ese sentido es necesario realizar una nueva revisión de los nuevos términos
usados por los piuranos y empezar a tomar nota de aquellos arcaísmos y
cambios en la forma de hablar de los piuranos, incluso, si fuese necesario,
diferenciar cómo hablan los piuranos que viven en las zonas rurales y los que
viven en la zona urbana. Por ejemplo, hace años cuando visité el Museo de
Sullana me topé con una señora que describía la figura de una vasija en forma
de mujer y que estaba en exposición como atracadita. Inmediatamente presté
atención y pregunté a qué se refería, con lo que ella me respondió: “atracadita
pues, chiquita, llena de carnes”. Lo más curioso fue que, según me explicó,
este adjetivo se usa también para calificar a los hombres: “hombre atracadito”.

Y en esos andares me he topado hace un mes con la palabra afamiliarse. He


buscado su definición en las bibliografías que tengo a la mano y en otros
diccionarios, pero no he encontrado nada aun. Sin embargo, entiendo que esta
palabra está muy relacionada con ajuntarse por razones que explicaré líneas
más abajo. Aunque de ajuntarse solo haya encontrado su significado en el
Diccionario de Piuranismos (1995) de Arámbulo, como “unido a una mujer en
maridaje sin estar casado”, es similar al contexto en el cual escuché
afamiliarse: “Mi hermano sigue sin afamiliarse y mi mamá está preocupada
porque le va avanzando la edad”.

Conclusiones

Pese a que el trabajo científico en el campo de la lingüística piurana, es


reciente, los trabajos antecesores son material bibliográfico de incomparable
importancia para esta región del país. Piura es un buen campo de investigación
para filólogos, y esperemos haya más iniciativas de realizar investigación pura
y dura sobre el habla de los piuranos.

Los piuranos deberíamos tener grabadas en nuestras mentes con fuego los
nombres Puig, Arámbulo, Arrizabalaga, Lizana, Hildebrandt, Arellano (aunque
no he citado a este autor es muy importante para la lingüística piurana) y
muchos otros que por falta de espacio no he podido nombrar y son una buena
fuente para nuevas investigaciones especializadas.

No obstante, sería bueno también que en las otras regiones del país surjan
este tipo de iniciativas. A mayor información recopilada, será más fácil atar los
cabos sueltos de las suposiciones sobre la etimología de muchas palabras.
Sobre todo ahora que aun estamos a tiempo de encontrar fuentes vivas para
recoger datos, hacer preguntas, explicar acontecimientos, y más bien
aprovechar el mundo virtual para difundir aquellas palabras que nos identifican
como piuranos y piuranas.
Breve biografía:

Ana Isabel Seminario Gonzales nació en Piura en el año 1997. Vivió hasta el
2017 con su madre y su abuela, hasta que esta última partió con las lluvias del
Fenómeno El Niño. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad
Nacional de Piura. Realizó dos intercambios universitarios a México, el primero
a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y el segundo a la
Universidad Nacional Autónoma de México. Actualmente es editora de
Chaquira, una revista cultural piurana.

También podría gustarte