CartruLo V
DEL PARAISO PERONISTA.
ALA CRISIS DEL DESARROLLO
(1949-1958)
MONIA CUESTIONADA
LAH
El aflo 1948 habia sido, probablemente, el mejor del gobierno pero
nista. La economfs todavia crecfa con solidez, y el futuro era visto con
‘optimismo, al menos por el propio Pern. Ea ocasisn de una reunién con
ceseritores, por ejemplo, el presidente les prometié un fuerte apoyo finan
cieeo, aparentemente compatible con unas cuentas fiscales ordenadas:
Pur eso digo que no tengo inconveniente en dedicar esos euatrocientos mille
nes de superdvit a las actividades culturales del pais, si es necesario, Pl
sobra: lo que hay que hacer es cuidarla y administarla bien
La plata sobraba, y dominaba Ia sensacién de que Io econsmico habsa
dejado de ser un problema para Ia Argentina. Con este marco de abundancia.
eid se ocupaba de tejer nuevas ambiciones. Una de ellas fue la realizacién
de una reforma constitucional que le permitiera ser reelecto en 1952. Aun-
que pliblicamente se pronunciara en contra de alterar la “sabia y prudente”
disposicién constitucional de no reeleccién, Perdn sabja que la maquinacia
politica que haba montado bastarfa para modificar esa cldusula clave. La re
forma fue una nueva ocasién para que el peronismo mostraca su poder en las
uurpas, Desde un primer momento, la oposiciGn criticé el pracedimiento por
el que se habia decidido la necesidad de la reforma, tanto que algunos parti-
dos (Socialista, Demécrata Progresista) decidieron no panicipar de la elec
cin. Después de un debate interno, en el que ya se atisbaban signos de un
cenfrentamiento serio, a Unién Civica Radical opt6 por presentarse, lo mis
mo que el Partido Comunista. La victoria oficialista fue total: el Partido Pe-
ronista eoseché 1.730.000 votos, contra 757.000 de la UCR y 85.000 del co
munismo. Aun cuando la modificaciéa més polémica fue lu det articulo 77,202 EL CICLO DE LA ILLUSION Y EL DESENCANTO
«que finalmente permitié la reelecci6n, el artculo 40 fue el mis significative
clesde el punto de vista econémico: entre otras cosas, consagraba la mons
polizacidn del comercio exterior por parte del estado, deciaraba propiedad #
del estao alos servicios piblicos y alas fuentes de ener, 2
Fi reli de los radicales de las sesiones de la Convencisn Const. 9
yents, unos dias después de iniciadas, fue wna muestra del entarecida cl. =
‘ma politica que imperaba en el pais. La oposicidn estaba condenala a ung
asfixia que iba mds alld de la innegable eebilidad electoral, Mas allé de
ciertos elogios iniciales a los partidos opositores, Peréin no toleraba cuse,
tionamientos, y pronto dio @ su discurso un tono més combstivo. En 1846
ya hablaba de repartir alamie de fardo para colgar a sus enemigos polite“
cos, Eu el Congreso, la mayoria peronista se hacia eco de la actitud pres
dencial acallando la vor minoritaria de la oposicién, cumndo no difecta
‘mente expalsando de la Cérmnta a los diputados mis rebeldes. Los atagues
4 acios y locales de los partidos opositotes, aparentemente llevados a cabo
por las facciones peronistas de rafz nacionalista, contibuan a desalentr
Jas actividades contra el gobierno. Fl encierro dela oposicidn se veia agra,
vado por fa politica de comiunicaciones det oficialismo. Muchos diasios
fueron adquiridos por el gobiemo, otros directamente clausurados y expro
Piados, notoriamente el eonservador La Prensa. Lat radio, que por enton.
es conocia sus dase mayor populavidad, también pas6 a difunie un mo-
novorde tono oficial, luego dela estatizacin de casi todas las emisocas. La
presién del gobierno sobre tos politicas no adictos también inclu una
purga en filas propias. Cipriano Reyes, autoconsagrade autor det 17 de
tubre, se opuso a fa desaparicién del Partido Laborista y a su reemplazo
Por un partido més vertical, lo que le vali6 un atentado, oxturas y una pi
sidin qve s6lo coneluiria en 1955, Oteos sindicalistas que se resistin al
“nuevo unicato” de Peréin, lo mismo que gobernadores provincisles que
mosiraron independencia de exterio, corrieron una suerte apenas mejor
'No era fil para los integrantes de los partidos opositores acordar una
posicida comiin ante un gobierno que, en el mejor de los casos, os ignors
ba, El Partido Radical habia conocido tna sitacién similar en los afos dl
régimen anterior ala ley Sfene Petia, Algunos (Jos radicales “unionstas”) ra
zonaban que era hora de levantar las mismas banderas que en ese entonces:
ef abstencionismo y Ia revolucion, Eran los misimos que en 1946 habian op-
aco por aglutinara todo el antiperonisio en la derrotads Unién Democrie
tica, Los radicales “iatransigentes”, en tanto, prefer la lucha politica nor
mal, electoral y paslamentatia. La causa unionista eonsigui6 un predominio
teansitorio con la intentona militar de 1951. Con el apoyo tacito 0 explicit
de vatios politicos de la oposicién et general retirado Benjamin Mengde?
DEL PARAISO PFRONISTA A LA CRISIS... (1949-1958) 203
‘encabez6 una desorganizada marcha desde Campo de Mayo, cuyo fracas
Se requirié demasiado esfuerzo de parte del gobierno. Los cabecillas fueron
Bhwiados a Tierra del Fuego, y Pern aprovechs a oportunidad para elimi-
pede Jas Fuerzas Armadas a los militares que no le eran leales. Este primer
jntento de golpe de estado result6 ser una bendicidn para el gobierno, ya que
fe permitid a Pern sefialar enemigos peligrosos mientras desatroliuba Ta
amparia que finalmente culminé en su recleccitin. Los meses anteriores a
fos comicios de noviembre de 1951 habjan presencindo también el recorda-
do renunciamiento de Evita a la posibilidad de ser vicepresidenta, los prime-
ros indicios de su enfermedad y la designacién de Balbia, quien habia esta-
do peeso, como lider de Ta fOrmula radical.
[La vietoria peronista fue casi tan facil como en las elecciones de consti
tuyentes: 62,5% de los votos para Perén-Quijano contra 31,8% de Balbin-
Frondizi, quienes corrieron con la importante desventaja de no poder acceder
alos medios de comunicacién. La valoracién del electorado por los logros s0-
ales se mostraba sulicZentemente incensa como para restar importancia a los
‘excesos politicos de! presidente. A su vez, el respaldy popular podia ser tefda
por Perén como refrendando sus practicas poco republicanas. Pero la mino:
ria antiperonista no se acobard6 ante [a superioridad numérica de quienes
poyaban al gobierno. Al contrario, a partir de 1952 eontinud, como pudo, en
tuna opasicién cada vez més enconada, buscando la oeasiGn propicia para de-
rmibar a Perén. Esa aetitud fue ganando nuevas adhesiones con el correr de Jos
aos, ya que, tras la muerte de su mujer, el presidente perdis iniciativa, mien-
tuas alrededor del gobierno proliferaban los escéndalos y las sospechas de co-
smupeién, Paradéjicamente, la estrella de Perén comenzé a declinar aproxima-
damente cuando la economia empezaba a encaminarse nuevamente et una
senda de crecimiento. Acaso por tiltima vez en mucho tiempo, un perfodo re-
lativainente largo de estabilidad econémmica, entre 1952 y 1955, convivi6 con
tensiones politicas crecientes y de inciertas consecuencias. Fs que por fin a
partir de 1952 comenzé a seniirse la recuperacién de una larga crisis econ-
mica cuyos primeros indicios habfan aparecido en 1949.
SINTOMAS DE CRISIS
Lo que ha quedado para la historia econémica come Ia etapa “elési
a” dal peronismo abarc6 un lapso de apenas tres ailos, entre 1946 y 1948,
yeentré en crisis ya en 1949. La intensa expansi6n del producto y del gas.
to durante ese trienio habia sido fomentada desde el gobierno, aprovechan-
do circunstancias excepeionales que no se prolongarian por mucho mis.204 EL CICLO DE LA ILUSION ¥ EL DESENCANTO
La particular situacién mundial de la inmediata posguerra, caractetigada
por una demanda insatisticcha de slimentos, habia colacado a los térmninog
de intercambio extemos de la Argentina en lo que seria el punto més alte
del siglo. El estado habja podido apropiarse de esa bonanza gracias @ la na.
sionalizacién del comercio exterior, y habia alimentado con gasto piiblico
Jaexpansién econémica, Al mismo tiempo, la natural restriccién de impor,
taciones fruto de la Segunda Guerra habfa sido prolongada y extendida, bd
sicamente a través de una proteccién arancelaria y de una mayor rigider.en
los controles eambiarios. Los limites a las importaciones y la expansién
‘monetaria y crediticia especialmente dirigidas habjan estimulado un veloz
crecimiento de Ja industria, que en sus ramas livianas ya abastecta casi
completamente el consumo nacional. El gasto interno habia crecido no s6-
lo por el impulso directo del estado sino también por el répido ascenso de
Jos salarios, que garantizaban el apoyo popular a las politicas de Pers,
En 1949, el debilitamicnto det esquema distributivo de los primeros
afios del peronismo empez6 a resquebrajarse por lo més frégil: la balanaa
comercial y Ja inflacién. Fl supuesto de una nueva guerra mundial que sos-
tuviera ta demanda por los productos agropecuarios argentinos, con cl que
habia especulado el equipo econdmico encaberudo por Miguel Miranda,
sesult6 ser nada mas que una ilusién, Ya en 1949, los términos de interear,
bio estuvieron un 12% por debajo del aio anterior, Es mas acertado inter.
pretar esta caida como la vuelta a una normalidad de términos de intercam-
bio declinantes que como una pausa en una tendencia de largo plazo hacia
¢l alza, A ello se sumaron Jas consecuencias de una politica exterior algo
‘orgullosa, que impidis ta participacién argentina en el Plan Marshall. Fue
tun hecho inesperado: en 1948, un informe de la Camara de Representan-
tes de Estados Unidos de América aseguraba que:
Ente los veinte pafses latinoamericanos la Argentina mantiene una posicién
‘inica como exportador de productos alimenticios. En 10s ais de la pregue.
Fra (1936-1940) fa Argentina ha provisto una parte principal de las exporta-
iones mundiates de productos alimenticios y materias primas [...] Una ex
tosa movilizacién de la producei6n argentina de alimentos y materias primas
seria una gran contribucin a la reconsiruccién de Europa, Con cerca de ? mi
Tones de toneladas de cereales disponibles para Ta exportacicn en le cosecha
ide 1947/48, con enormes existencias de grasas y accites, cares, cucros, ete
Ja Argentina es un punto focal del problema de hacer participar la capacidad
productiva de Latinoamérica en la reeuperacidn europea?
Pero Estados Unidlos no quiso favorecer a una Argentina que no se ha-
bia alincado con Jos vencedores sino hasta el final de la Segunda Guerra
DEL PARAISO PEKONISTA A LA CRISIS... (1949-1958) 205
‘Mundial y que se mostraba demasiado oportunista en sus negocios con las
hhambrientas naciones europeas. En definitiva, le cupo al pafs slo un 3%
de la participacién latincamericana en el esquema de reconstruccién euro:
pea, De cualquier manera, la eausa determinante de la crisis del sector
terno fue de origen interno. La campaita agropecuaria de 1949/50 estavo
signada por una fuerte sequfa, que fue un anuricio de Ia que con mayor ri-
gor azotarfa al campo argentino en 1951/52. La pobreza de las cosechas de
e808 alos puede constatarse comparandolas con la de 1950/51.
AROS DESAFORTUNADOS
‘Superficie sembrada y cultivada y produccién de cereales,
lino y girasol
Campane ‘rea combate ‘roa cosechoda Procuecion
(inleede hectiress) (miles dehoctiteas) (mies de toneladas)
191950 143128 87852 8.5603
195051 6.1102 nai0 20217
1951-52 155365 65008 58798
Fate: Cato (1951)
La Argentina exporté en 1949 por un valor de 933 millones de ds
res, contra 1600 del afio anterior. Esa drdstica redueci6n en las divisa
ponibles. combinada con el aumento de los precios de Jos articulos que ct
pais obtenfa del exterior, abligé a comprimir atin mds las importaciones,
ya bastante restringidas. Pero el pais estaba legando a un punto en que era
imposibie contraer las importaciones sin alterar la produccion industrial
local, que cbtenfa del exterior muchos de sus insumos: en 1948, las impor:
taciones de bienes de consumo eran apenas un 30% de las compras exter-
nas argentinas. El gobierno debid ser mas selectivo en la asignacién de di-
visas, y gradualmente fue reforzando el sistema de permisos de cambio
que regulaba la obtencidn de bienes extranjeros. Adem, algunas impor-
taciones pasaron a estar directamente prohibidas,
La industria, por lejos el sectdr més dingmico en los primeros afios de la
posguerra, suftid con la intensificacion de esos controles. Los empresacios in-
ustrales se quejaban por las dificultades para importar maquiarias y mate
"as primas, dificultades que también eran reconocidas porel gabierna. El afio
1949 fue uno de los dos tinicos ene 1944 y 1958 en el que la producciICLO DE LA ILUSION ¥ EL DESENCANTO
dustrial fue menor 2 la det alfo anterior. Las importaciones para Ja industria
Catan al compas de los términos de intercambio, evidenciando la debilidad de
los cimientos de Ia industuializacion peronista, Ello era particularmente grave
cn tiempos en que la expansidn crediticia, otro de los elementos clave de la
politica industrial del peronismo, empezaba a moderarse.
De hecho, el crédito total hacia la industria, medido en valores cons.
tantes, cayé en 1949, algo que no se repetiefa en los diez altos siguientes,
El aumento total en Ja cantidad de dinero fue un poco menor al del afio an
terior. En realidad, ya a fines de 1948 se habia Tlevado a cabo un intento
or apaciguar la inflacién, que incluyé ciertas restricciones para la conce-
sidn de créditos y la elevacidn de Ia tasa de interés a la que el Banco Cen.
tral prestaba dinero a los bancos privados (para que ést0s a su vez dieran
evéditos, de acuerdo con las directivas del Banco Central). Esa correccign
fue insuficiente para Peron, quien considers que un cambio de hombres
podia contribuir a superar con éxito los problemas que se avecinaban. A
Principios de 1949 asumié un nuevo equipo econdmice, encabezado por
Alfredo Gémez Morales.
El gobierno parecfa por fin reaccionar ante las presiones inflaciona-
rias, que de todos modos Ilegarfan al récord de 314% de aumento anual de
precios al consumidor en 1949, el mayor desde la crisis de 1890. El au-
mento de la inflaci6n fue acompafado por un ajuste en las tipos de cam-
bio, de alrededor de 33% en promedio, que se sumé a la devaluacién de la
libra estetlina respecto de] d6lar. Las autoridades econémicas no podian
evitar que fa insuficiencia de délares se reflejara en su precio, salvo que
quisieran Hevar el sistema de permisos a extremos inmanejables.
Pero més alld del recambio en la conduecién economica y de la timi-
da desaceleracién de fa creacién de dinero, no hubo otros signos de uns fir
me voluntad estabilizadora. Los nuevos conductores de Ia politica econ:
‘mica ain no vefan en la inflacién un peligro incontrolable, En 1949 se
derribé el dltimo obstéculo para el desarrollo de una politica monetaria
absolutamente independiente, y eventualmente expansiva: se eliminé el ul
timo vestigio de convertibilidad, al anularse una cldusula que obligaba al
Banco Central a respaldar con reservas internacionales por lo menos un
25% de la base monetaria. Todavia se estaba lejos de un retorno, aunque
més no fuera parcial, acierta prudencia monetaria que permitiera contenet
la inflacién, En su Curso de politica econémica peronista dictado a prin:
cipios de 1951, Gémez Morales se definfa a favor de una suerte de prag:
matismo heterodoxo en cuestiones de moneda:
DEL PARAISO PERONISTA A LA CRISIS... (1949-1958) 207
En materia financera no se puede ser ortodoxo, La politica econémica es mis
ten un arte que ecnterpa Ite condiciones particulares de cada momento y, sen
tadas las grandes Incas, la organizaciGn monctaria yfinanciora debe tener la su
freiene flexibilidal coma para irse adaptando a las nuevas contingencias...®
Para algunos peronistas la inflacién era un mal necesario, si es que
realmente la consideraban un sal, El aumento de los precios era visto Co:
jno el dnico instrurvento poderoso de redistribucién de ingresos que no
{hocaba con las normas constitucionales ni con la jurisprudencia (existfa
tun antiguo fallo de fa Corte Suprema que declaraba atentatorio contra la
propiedad privada una tasa impositiva “excesiva”). Defendiendo la polit
ea econmica del peronismo, Arturo Jauretche seflalaba:
No existe-en cambio posibilidad alguna de declarar inconstitucional a un pro
ceso de inflacidn, Congeladas tas
y rurales- y las €ditos, fa inflacidn fue cezcenando gran parte de los ingre
Sos de los rentistss y acreedores, que s# trnsfiri al sector de los trabajado-
res a teavés de inerementos constanies de sueldos. De otea manera no fuhie-
ra sido posible fevar a cabo esa politica social que permitié elevar el nivel de
vida de Is poblacién y dar al trabajador una mayor participacién en la dist
bbucign de los ingress totales de la Nacién*
El razonamiento de Jauretche era correcto, siempre y cuando Jos sel
dos aumentasen a un ritmo mayor que los precios. En 1949 todavia fue ast,
‘con lo cual fos salatios reales continuaron en la empinada trayectoria de
crecimiento que Se Fabja iniciado tres afios atris. En 1950 atin pudo alen:
tarse alguna esperanza de mantener el rumbo sin correcciones sustancia
les: e! salario real auments levemente y los precios agropecuarios recibie-
ron un inesperado impulso, asociado al conflicto de Corea. Asf y todo, et
gobierno peronista tuvo que actuar contra lo que, $e suponia, eran sus prin-
cipios, al tomar un préstamo exterior del Eximbank por 125 millones de
délares, También se incentivé, a través de un mecanismo que involucraba
1 los permisos de cambio, el endeudamiento privado con el exterior.
Pero en 1951 el panorama volvié a empeorar. 1.a inflaci6n super ¢ la
tasa de aumento salarial, por primera vez desde que Petdn estaba en el po:
der, mientras una teirible sequia reducia la cosecha de los principales cul-
tivos a la mitad de fo que habia sido el alto anterior. E modesto superavit
comercial de 1950 se transformaba en un cuantioso déficit en 1951. La rea
paricién dc las huelgas, a partir de 1950, contribuy6 a difundit la sensacién
de que una era de rdoido progreso popular estaba concluyendo. La restri
ci6n del crédito estaba golpeando sobre algunos sectores industriales, y ha-208 El. CICLO DE LA TLUSION Y EL DESENCANTO
fa mevitable el conflicto entre trabajadores y empresarios, ambos
umbrados a ver erecer simulténea y velozmente sus ingresos,
LA EROSION INFLACIONARIA
Inflacién y salario real en 1949-51
Se a a ta seers
Intcion minrita ‘Selario rea (1845-100)
1949 310 1822
1980 258 24
1951 387, 1450
st
Fuente: Gert unot (1889)
Entre 1950 y 1951 pararon los trabajadores de la industria azucarera
y los empleados graficos, bancarios y maritimos. Pero cl mayor conflicts
fue el de los ferrocanies, con una huelga que durs nueve meses e incluyg
entre sus avatares la vana y patética recorrida de Eva Pecén por las ese
tones, arengando a los ferroviarios para que volvieran al trabajo. Por to
‘general, ni e] origen de estos conilictos ni sus resoluciones estaban exen
tas de motivaciones politicas, pero es indudable que el deteriora de la eco.
nomia estaba jugando un importante papel
LA HORA DE LA AUSTERIDAD:
EL PLAN ECONOMICO DE 1952
Una serie de factores se conjugaron entonces para que a principios de
1952 el gobierno [anzara un programa de austeridad que conteastaba, a to.
das luces, con las politicas de los primeros afios. En primer lugar, Petn va
habfa conseguido su reeleccién, y tenfa suficiente margen de maniobra co-
mo para tomar decisiones no del todo populaces. El equipo de Gémez Mo-
zales venfa preparando algunas de las medidas desde tiempo atrds, pera a
Pesén no lo convenefa la idea de un cambio dristico de politica antes de
F reetecto, Por otro lado, el estancamiento econémico ya venia prolon.
sdndose por tres largos afios, tantos como habia durado ia expansidn ini
ial, Ya no se teataba de defectos que los eriticos sefalaban coma gérme-
nes de problemas futuros: la crisis estaba ahi, era palpable para todo el
yoo
DEL PARAISO PERONISTA A LA CRISIS... (1949-1958) 209
ef ciones, con el consabido efecto sobre la produccién industrial. La es-
simplemente como “plan econsmico”, como tantos otros que Ie seguirian)
eet ees eee cee
arnt Ser a a an
tc dora esquivr eve nococaro eur de fuga nol pobone
Jel pats satisface
La economia justicialist estalece que dela produccin det pa
pi cela esata se event oe a
{he sabra, nada mds, Clara que aque raichachos con esa ert, cada
omen ms y consumen mis y, come consecustei, cad Ga sora menos
Pero han extado sumergdos,pobrecltoe, durante cincuenta sos, por es0 90
lo he dejo que gastrony que comberany que derocharan dure cng
alos ts lo que quiseran; se iceran el ghandaropa que no tetfan, secon
Provan Ls cosas que les gustaban, 4 ivrerantambies, que tomaron una
botells cuando tuvietan ganas (.] peo, indudablemente, ahora empezamos
2 rendenar para no derechar mis..?
O también:
Algunos das, cuando me traslado « mi oficina a las seis de la malana suelo
‘detenerme en alguna casa para revisar los residuos que alli se arrojan al 3
Jj6n de la basura. Es comin encontrar en ellos grandes trozos de earne y va
fios panes... ;Con lo gue se arroja dianiamente a la baswra podria alimentar=
se Buenos Aires!®
La idea era as de simple. Habia que gastar menos. El plan no se limits,
desde lucgo, a estos llamados voluntaristas ala austeridad populas. El estado210 EL CICLO DE LA ILUSION ¥ EL DESENCANTO
‘Moder’ la dispendiosa politica de los afios iniciales. La inversion publica se
redujo bastante a partir de 1952. Medido en precios constantes, el gasto del
gobierno bajé entre 1950 y 1953 un 23%, y el déticit fiscal disminuys cons
derablemente. Subsistieron como fuente de problemas presupuesterios tos de:
sequilibrios financieros de las empresas recientemente estatizadas,
intents retrasar las tarifas para evitar un impacto inflacionario. Los fondos de
la seguridad social, mientras tanto, siguieron solventando los deficits fiscal,
ys que los ingresos por aportes previsionales continuaron superando a los pa,
05 por ese concepto hasta nud alld de la caida del peronismo.
La retraccién fiscal se combiné con una politica monetatia mucho
ims restrictiva que hasta entonces. La tasa de crecimiento de la cantidad
de dinero descendié abruptamente a partir de 1952. Sorprendentemente, I
inflacién habia pasado a ser una preocupacién gubernamental de primer
orden. En la publicacién oficialista Hechos e Ideas, por ejemplo, un defen.
sor del plan de estabilizacién peronista advertia que “Ia inflacin empobre-
ce a los que viven de un ingreso fijo (sueldos y salaries)". Con argumen-
{os similares a aquellos con los que antes se defendia la inflacién, ahora so
‘exponian las ventajas de la estabilidad de precios,
Los instrumentos monetazios no fueron Jos tinicos con que se inten
combat la inflacién. Hubo medidas mds dizectas, como el reteaso delibeca.
do de las tarifas pablicas y el aumento de los subsidias & los bienes basicos,
de tal magnitud que tuvieron un costo fiscal de un 20 0 un 30% del gasta pi
blico total entre 1952 y 1955. E] decidido combate contsa “el agio y la es.
peculacién” incluyé frecuentes clausuras de los comercios. La politica antiin-
flacionaria fue acomtpatiada, asimismo, por un concertada y pridente manejo
de los salarios. Se ctes una Comisién Nacional de Precios y Salarios y se ins
‘ouré un sistema de negociaciones salariales hianuales, Con esta bateria de
disposiciones se pretendia establecer una politica de ingresos mas duradera,
gue reemplazara a la caitera entre precios y salarios de los afios anteriores.
Hubo, por otra parte, algunas medidas que apuntaron al aumento de
los exportaciones. La faena de animales se restringié de manera de reducit
4a inestabilidad de fa exportaci6n vacuna, y se asignaban a las cdmaras fti-
gorificas, para la exportacisn, las matanzas de un dfa de la semana, Con el
mismo objetivo, se probibi6 el consumo de carne vacuna los dfas viernes,
Después de aiios de ser perjudicados por la politica del LAPI, los produc-
tores agcopecuarios comenzaron a recibir precios mas favorables, stuperio-
Tes incluso a los vigentes en el exterior. Se intenté ademés fomentar la
exportacién de otros articulos a través de modifieaciones en el sistema
cambiario. También cambis la actitud hacia el capital extranjero, lo que se
‘manifestaria con claridad un par de afios mas tarde,
(949-1958) 2
DEL PARAISO PERONISTA A LA CEIS
tne nln poiea del LAPT hasta 14 no so desapareci, sno ge
weet Ins estabilaaciones posteniores. Después de descender en L951 y
RECUPERANDO LO PERDIDO
Inflacién y salarios recles, 1950-55
180 40
v0 25
160 20
10 a
40 20
130 18
120 10
no 5
100 °
1950 1981 1982 1353 1958 1955
sialero eat (1945-1001, eseala inquiords
—infacian minarisen, eseale dareena
Fase: Garena (869EL CICLO DE LA ILUSION Y BL DESENCANTO
La caida de la inflacién restableci6 In confianza en el peso. Entre 1952
y 1955 aumento la proporvisn de riqueza privada atesorada en moneda naciee
nal, que habia disminuido en los atios anteriores. También se re
uccisn intema: a la reduccisn de algo mais do 2% entre 1948 y 1952, sicuie,
ron tres afios de sdlida tecuperacion: 17% acuimulado entre 1952 y 1935
‘También el problema extemo fue coregido, al menos temporuriamente. Des,
pués de las severas sangrias de 1951 y 1952, la balanza comercial pasé a ser
superavitaria en 1953 y 1954, pars luego volver a un déficit en 1955.
CAMBIOS DE SIGNO
Exportaciones, importaciones y balanza comercial en 1951-55
Exporteclones Importeciones Belonze
(lloras de USS) {millones 60 USS) comercial
1981 1387.8 1.695,7
1952 7198 1.208,3
1953, 11252 7952
1854 10268 e790
1985, e256 1726
Fuente epinace esas
La extraordinaria cosecha de 1952/53 fue decisiva para este alivio.
Pero el firme aliento del gobierno a las exportaciones tatnbiéa tuvo algo
que ver en su recuperacion, La época en que el LAPI era el gran enemil
de los productores agropecuiarios ya estaba definitivamente terminada. Co-
mo habia sucedido hasta la década del 30, cl sector rural pas a contat nue.
vamente con el favor oficial
UNA VUELTA AL CAMPO
Mucho se ha discutido sobre Ja naturaleza y los efectos de Ia interven.
cin del [API en la comercializacién de los productos del campo argentino.
ha argumentado que la decadencia de cieitos cultives en la Argentina en
los Ultimos afios de la década det 40 se debis a la politica gubemamental de
adquirir ta cosecha a precios bajos al productor local para venderlo caro al
DEL PARAISO PERONISTA A LA C
sis... (1949-1958) 213
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elsn de compte de cosechan apo de ne do desu de a0. Una
UN NUEVO TRATO PARA EL CAMPO
Precio internacional y precio local del trigo
we Dierencla Precio internacional Precio local
No ay estos para 15, Fen: Ezaseay (085214 EL CICLO DE LA ILUSION Y EL DESENCANTO
El equipo econémito reconocfa tanto el trato inicial desfavorable al
agro como la nueva tendencia de la politica hacia el sector rural, que se
consolids con cl cambio de década. Segin Gémez Morales:
si Bien en fos dos primeros aflos se concentraron Jos esfuer20s 9 los modios
para estimular el progreso industrial, fue porque hasta entonces nada se ha
bia hecho a su respecto, pero aleanzadas las metas fijadas, esa misma encrgta
s5¢ vueica ahora al estimulo y proteccién del agricultor y del genadeto (para
asi] restablecer el transicorio desequilibrio que intencionalmente habiamos
rovocado con anterioridad entre la industria y el agro.?
‘A diferencia de lo que ocurririn con planes de estabilizacidn posterio.
res, la politica de estimuto a las exportaciones agropecusrias descansé so.
lamente en los subsidios del TAPI, y no en una devaluacién. El tipo de
cambio se mantuvo a niveles cousiderados francamente bajos, 10 que slo
se corregirfa tras la cafda de Peron. De esta manera se lograban “precios
remmuncrativos” para el campo sin que los precios internos aumentaran tan-
to como lo hubieran hecho con una devaluacién, que también encarece las
importaciones. Ademas de retribuir a los productores rurales con precios
superiores a los internacionales, el gabiemo pass a tener en cuenta al sec-
tor agropecuario en la asignacién de créditos.
Las opiniones de la Sociedad Rural reflejacon cl cambio de humor de la
gente del campo a partir de los aftos 50. Al principio Havieron las quejas por
Ja politica del API, Ia ley de arrendamicntos y la expropiacién de algunas
tiermas, Se Ieia en la Memoria Anual de 1947 de Ia Sociedad Rural
El sorprendente desarrotto de nuestros arandes centtos urbanos y el esplen:
dor y opulencia de la gran metrSpoli asi como el progreso y el confort civda-
{Jano no son mis que el resultado de la enorme riqueza prodlucida en nuestros
campos y que ha sido absorbida por la ciudad, no habiendo recibido, en con
cepto de compensacidn, sino una minima parte de lo entregado.®
Uno de los pasos fundamentales del gobierno para revertir la oposi
cién rural fue fa firma de sucesivos protocolos con Inglaterra, que estable
fan las condiciones de comercializacién para las cames argentinas. Fl
problema con Inglaterra habia surgido después de la devaluacién de la li-
bra en septiembre de 1949. £1 TAPL habfa reaccionado a esa medida con un
‘aumento proporcional del precio en délares de la carne, una respuesta ra
zonutble, Pero los ingleses se negaron a comerciar en es0s términos, con lo
ue se suspendieron los embarques hasta junio de 1950, El acuerdo Paz:
DEL PARAISO PERONISTA A LA CRISIS... (1949-1958) 215
‘ributamos, entonces, a los dignos representantes de es0s valores que actus
pitados por el Exemo. Sefior Presidente de la Nacion General Juan D.
fl Seftor Ministro de Economia de la Naci6a, De. Roberto Ares, presi-
dente Ue kx Comisisn Negociadora, camo 23° tambiéa a todos sus integrates,
nuestro sincero voto de aplauso?
El nuevo trato del gobiemo de Pern al sector rural no se agoté en las
politicas de crédito y subsidio, aunque éstas fueron las mas importantes. Hu.
bo intontos mas 0 menos exitosus por aumentar la productividad y bajar los
costos de la produccién agropecuaria argencina. Se organiz6 un plan de in-
versiones del estado para fomentar Ia investigacin, difundir innovaciones
tn los modes de produceisn y mejorar la sanidad animal y vegetal, ent
otras casas, Fueron ampliadas también las instalaciones para almacenamien-
tode las cosechas, y se incentivé la mecanizaciGn agcaria. La importaciGn de
tractores Tue casi el doble en el quinquenio 1950-1954 que en el anterior.
El dréstico replanteo de la politica para el agro puede ser visto como
tun reconocimiento de los limites que tenfa la pretendida transformacién de
Ja economia, de un pa(s predominantemente agrario a una nacién industrial
moderna. La industrializacién, todavia considerada una panacea, empeza-
ba a mostrarse problemitica
DILEMAS DE UNA INDUSTRIALIZACION ACELERADA
EI aumento de la produecién industrial nacional era un objetivo declara
do de las politicas publicas por lo menos a partir dei gobierno militar que su
{6 de la revolucién de 1943. Durante el peronismo, el impulso industrialista
Se intensified, a través de polfticas que buscaban completar el proceso de sus-216 EL. CICLO DE LA ILUSION Y EL DESENCANTO
‘itucign de importaciones por produccién nacional. Los das instrumentos cla-
ve de esa orientacién fueron In politica crediticis y la de protecciGn a través
de macanismos cambirios y comeriaes. Fl Banco Tra, esd ek
1944, y el Banco Cental naionalizdo en 1946, fueron es encargade de
leva delant un programa deeredtos matcadamenteexpansvo: En ree
lugar. fs edtitosconcedids als empresas inustals no impontan cond
cloner san sao qu pod ae eles. Ads ws
tesreales pgadss por los prestatroseultaron nepatvas hata pincipen
fos atos 80: Aun luego de una mayor moderaion en los aos de csi 109.
52, de In reciente jreocupaién por la estabilidad de pretios pat el
lan de 1952, a proporeion de erédtosenpresnda como pocente del PBL
Evecid de 2,8% en 19463 6.7% en 1955. En cuanto ala proveccion respects
2 Ta compctencia extra, las difcultades que el mportador encontabe para
‘biener avis se acentatom en 948/49, cuando simian mis Ta con
‘esign de permasc pevos para impor
No puede restr demasiado srpiendente que, ajo esas inususes
condiciones de precinct grado de tsttuetn de imporaciones ins
tvaes que a Argentina sleanzb hacia 1950 se contra ene los majors de
Imundo temindesnalivado, excepuando los pases sovalista Mente
Ge en 1929 se importa el 45% de as manutactras consumidas 0 inver
tides en el pa eine aos despucs la propoeion era tan slo 159. Po ea
ia, Tos os dl paronismo fueron afar de vigoroso cecimiento insta
‘que ninguna dela spares series estadtica llega a poner en dada
LA INDUSTRIA BAJO EL PERONISMO
Produccién industrial (1943=100)
19061947 196819491980 ‘1951 ‘1052 19591964 1055
1367 18650 1585 157.3 1665 1836 1822 1900 207.1 202.9
Fuows:Soware (957.
Leu fess i de exter on as ends aonte
es la peyomance argentina comparata con i Ge oto pases. Del perio
do 1945-1938, qu aarea apenas tes ao nds que el peroniamo. se ha es-
eto que la performance instr argentina fue peor que lade Beal. pe
ro que "se compara favoablemente" con Chile y Mego, De todos modes,
DEL PaRAISO PERONISTA A LA CRISIS... (1949-1958) 217
una evaluacién de la industrilizaciGn peronista no puede limitarse a con-
pnar Ia tasa de crecimiento agregada de Ia industria. También es impor-
siBte tener en cuenta Los costos del tipo de industrializacién que se gene-
wary doterminar si era viable en el largo plazo, Una vez considerads esos
irae aspectos, el desarrollo de la industria durante la época de Perén s6lo
puede calificarse, en el mejor de los casos, como un éxito parcial.
‘Los analistas de la polities industrial peronista la han crticado por ex
cesivamente indiseriminada. En efecto, las autoridades bancarias encarga-
Gas de la distribucién de créditos pocas veces indicaban los eriterios con
gue decidfan esa asignaciGn. Si es que de la politica creiticia se puede ds
emir alguna estategia consistent, ésta no parece haber sido otra que el
Gesarollo simulténeo de todas Tas ramas de Ia industria. Ese espritu ya ve~
tia manifesténdote desde los tiempos de la fundacién del Banco Industrial
Sean las expresiones oficiales, el Banco Industrial vendria a complemen
tat la tarea de los bancos comerciales, que tenfan “un incentivo para prefe-
fir concesiones de eréditos a las ramas industriales més tucrativas, dejando
Ge lado a otras con mencres bencficios que sin embargo son igualmente in-
“ispensables para la economfa nacional”. Nunca fue demasiado claro cus-
les eran esas industrias. En los episodios de restricci6n crediticia que cada
tanto se dieron a partir de 1948, s6lo se aconsejaba contraes los créditos a
Ins industrias productoras de bienes “no esenciales”, un eriterio no menos
difuso. Se ha estimado que de las noventa y una industrias favorecidas po
la protecciGn, fs Argentina s6lo tenfa ventajas comparativas en aproximada
mente la mitad
TEntce los economistas ha habido debate acerca de las ventajas y des~
sentajas de un desarrollo industrial diversificado. Por lo pronto, es obvio
‘que quienes mas confianza han tenido en Ia idea de las ventajas compara
tivas se han pronunciado por una industrializaci6n limitada a algsn sector
capaz de competir internacionalmente luego de una proteccién temporaria,
Si es que no han rechazado cualquier tipo de intervencién pro industrial
Pero aun entre los mis entusiastas de la industrializaciGn, algunos también
han considerado que la proteccién a ciertos sectores lideres es suficiente
porque empuja al desarrollo a otras ramas a través de “eslabonamientos”,
{que pueden ser “hacia adelante” (cuando Ia industria favorecida prove in-
Sumos a otras actividades) 0 “hacia atrés” (cuando demanda insumos euya
produceiGn queda asi incentivada). Para otros, en cambio, esta estrategia
puede ser peligrosa porque si fallan los eslabonamientos no s6l0 no se di
unde el crecimiento, sino que se complica la expansién de la propia indus-
tria favorecida, ya que se enfrenta con dificultades tanto en el mereado pa
‘asus productos como en cl de sus insumos28 EL CICLO DE LA ILUSION ¥ EI. DESENCANTO
Es ilusorio pensar que estos argumentos, ni siquiera en una versidn me.
‘nos refinaca,inspiraron las potiticas del peronismo, entie otras cosas pore
en los afios 50 esas discusiones recién se estaban popularizando entre los ene,
omistas. Los hombres pricticos, seguin dictarniné Keynes, son a menudo ex,
clavos de algin cconamista o un fildsofo politico, pero de uno difunto. De to.
dos modos, es mas apropiado asociat la politica del peronismo a la estatepie<
“diversificada” que a la versién “concentrada” de la industrializacién, aunque
fuera una estrategia del todo involuntaria, Si bien la tasa de crecimiento de las
distintas ramas industriales fue despareja, ello no fue el resultado de las poli
ticas, que intentaron favorecer al sector industrial en conjunto.
La politica industrial diversificada que en los hechos eligis el peronis.
‘mo era particularmente problematica en un pais con una poblacién relativa
mente escasa, como era la Argentina. Muchas de las industrias que nacieron
al amparo de las politicas proteccionisias de los afios 40 y 50 no aleanzaben
tuna cierta escala minima a partir de Ia cual pudieran trabajar con un acepia.
ble grado de eficiencia, defecto que se habrfa atenwado con una industeali-
zacidn més selectiva, Bl resultado fue una produccién manufucturera de al-
{0 costo y con pocas posibilidades de exportacién, Un cuidadoso estudio
‘comparativo entre las industrias metalUrgieas argentina y norteamericana ha
estimado diferoncias de costos de hasta 300% en 1955. Visto de otra mane-
ra, s6lo con una devaluacién de esa magnitud (una devaluacién que no im-
pactara sobre los costos industriales, imposible de lograr) se habria podido
competir en pie de igualdad con Ia produccisn estadounidense.
El proceso de expansién manufsewurera también estuvo complicado
por un mercado de trabajo distinto del de otros paises que encararon la in-
dustrializacién en la posguerra. Un supuesto tradicional en Ia teoria del de-
sarrolio es que 12 expansién inicial de Ia industria puede contar con una
gran disponibilidad de trabajadores con salarios bajos, hasta entonces de-
dicados a actividades rurales de baja productividad. En la Argentina las co-
sas eran distintas. La ganaderfa y Ia agricultura eran esencialmente moder-
nas desde los comienzos de la industrializacién, y por lo tanto tenian
productividad y salarios comparativamente altos. Era inevitable que Ia ex-
pansi6n de la demanda por trabajadores se reflejara pronto en aumentos sa.
lariales, ya que no habia en el campo un numeroso “cjército de reserva”
capaz de prover indefinidamente las necesidades de mano de abra de la
industria. Desde el punto de vista de los empresarios industriales, esta me-
Jora en los salarios, sumada a otros costos laborales derivados del Estado
de Bienestar peronista, pronto se transformé en una preocupacién. Més
alld de fas marchas y contramarehas que se sucederian en el futuro, el re
Jativamente alto nivel salarial seguiria siendo una caracteristica del merca
aL PARALSO PERONISTA A LA CRISIS... (1949-1958) 219
J abajo argentina, mientras que el empleo industrial avanzaria me-
oo een outos paises. De hecho, a partir de los ans 50 easi toda la ex-
fonlon de la prduccisn industrial surgi de aumento en cleat
[sla y de ejora ecole, con un tens reinsert de It 0
fon sta tendencia se verfafavorecida por el patSn sectoral de la ex-
mec ion industrial, concentrado en ramas de mayor complejidad teenol6gi-
Papen intensivas en taba.
‘sun cuando de ninguna actividad manufacturera puede decirse que
exuvita desprotepida bajo la polticaindusrial de peronismo, para eli
sti del period no todas aban sustiuido las importaciones coa la misma
IMrensidad. Considerando una clasificacién bastante agregada, est claro
Me fa demande de bienes de capital, y en menot medida tambign los bie-
ie inteninedios, seguian abastesendate con importaciones en une propor
Sion no desdenable
UNA SUSTITUCION INCOMPLETA :
Importaciones de bienes de consumo, intermedios y de capital
ree
moa
Daze ee
some “rr ooh.
concen Sais gant Toi
eee ee oes
equpos
uate: Malo y Soule (973)
La idea de que durante eperonismo hubo una industializacinbass-
da exclusivamenteen “estulasylavarroas” mientras se descuidaba laf
sid Toedl e estas cifras: la
bricacion local de maquinariay equipos no tiene apoyo en
producelin de estos auinent6 102% entre 1946'y 1985, contra un prome-