U.E. JOSE LAURENCIO SILVA TINAQUILLO EDO – COJEDES
ESTUDIANTE: Erimar Vasquez.CI:31183478
Tinaquillo, ABRIL 2021
LA NATURALEZA
En la mayoría de los casos, cuando
hacemos mención de la naturaleza, nos estamos refiriendo al mundo natural o al mundo material, es decir, al conjunto de los fenómenos físicos del mundo y de los seres vivos en general, sin tomar en consideración ni los artefactos y objetos de fabricación humana, ni los procesos de intervención del ser humano en el medio ambiente.
Dicho de otro modo, entendemos por la naturaleza al mundo material y
evidente, tal y como está dado, así como al conjunto de fuerzas y elementos que le son propios. Es un concepto que se opone al mundo de lo “artificial” de los seres humanos, y también al supuesto mundo de lo “sobrenatural” de lo místico o fantasmagórico.
El origen de esta palabra revela mucho sobre sus posibles sentidos.
Proviene del término latino natura, derivada del verbo nasci, “nacer”. Lo natural es lo que se mantiene tal y como se originó sin ayuda del ser humano, y por lo tanto la naturaleza es el conjunto de las cosas naturales. De manera similar, la naturaleza de algo es su esencia, su verdad, es decir, al conjunto de sus propiedades originales y propias. Por eso, cuando hablamos de la naturaleza entendida como el mundo natural, partimos siempre de la idea de que se trata de un orden profundo y verdadero del mundo, o sea, un orden que nació con el mundo, que es previo a la existencia del orden humano. En muchos sentidos puede llegar a oponérsele, ya que el ser humano no ha hecho sino alterar el orden natural de las cosas desde su aparición sobre la Tierra. La importancia de la naturaleza para la vida es total y absoluta, incluidos los seres humanos. Aunque normalmente nos guste pensar el mundo natural como un mundo aparte del nuestro, regido por otras reglas y al que podemos acudir de vez en cuando, la verdad es que nuestra civilización entera depende del mundo natural biológica, económica y socialmente.
La naturaleza es de donde obtenemos los
insumos que fundamentan nuestra economía, y también de donde proviene el oxígeno que respiramos, la materia que nos alimenta y las condiciones físicas que sostienen la posibilidad de vida en el planeta. De modo que, en realidad, todo lo que existe y todo lo que conocemos es también naturaleza. El mundo natural tiene relaciones complejas con el mundo del ser humano. En sus inicios, el ser humano sólo fue una especie más entre muchas de homínidos africanos que, fruto de las presiones ambientales, se vio obligada a reinventarse y evolucionar.
La naturaleza también está presente cuando miramos el paisaje y nos
asombramos por su belleza, cuando llueve y miramos las gotas caer en nuestra ventana. A veces nos asustamos con los truenos y nos dan miedo fenómenos climáticos muy violentos y peligrosos como los tornados, los maremotos o los terremotos. Las sensaciones que nos genera la naturaleza son infinitas. Todo esto nos prueba que nuestra vida está en directa relación con la naturaleza y aunque a veces creamos que ya no la necesitamos, ella está en todo y debemos cuidarla. Pero en ese camino, sus talentos fueron muy distintos a los de las otras especies, ya que su capacidad cognitiva le fue brindando cada vez más posibilidades para alterar el medio ambiente a su antojo, haciéndolo más benévolo para sí y para su descendencia, en lugar de continuar adaptándose lenta y evolutivamente al medio ambiente. Los grandes cambios en el modo de existencia humano, como la Revolución agrícola del Neolítico, o en mucho mayor medida, la Revolución industrial de la Edad Moderna, han consistido en nuevas formas de explotar la naturaleza y transformarla en nuestro beneficio.
Esto usualmente acarrea consecuencias negativas para la estabilidad del
orden natural, cuya transformación a nuestras manos no siempre es considerada y cuidadosa.