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La didáctica del patrimonio o el valor educativo del pasado

Reporte
Agustín Martínez Velázquez, Sexto Semestre de la Licenciatura en Enseñanza y Aprendizaje en
Educación Secundaria

La palabra “patrimonio” suele hacer referencia a “todo bien que se posee ya fuere por
adquisición o herencia”; al referirnos al patrimonio de una persona, normalmente se
presupone que se trata de “bienes que posee”. Y hay muchos tipos de herencia o de bienes,
ya que éstos pueden ser materiales, como inmuebles, coches, depósitos bancarios, joyas,
etc., o bien inmateriales, como formas de ser, de actuar, formas de expresarse, estudios,
tradiciones musicales o la misma lengua con la que nos expresamos.

Si el patrimonio es un “bien que se hereda”, es preciso plantear en donde reside su valor.


¿Qué es lo que hace que una cosa sea valiosa como para que la conservemos?

Un objeto que nosotros conservamos en nuestra casa puede tener valor por muchas razones:

- Puede haber sido confeccionado con un tipo de material que tiene un alto valor; es el
caso del oro, la plata o los diamantes. En este caso sui valor reside en el propio material.

- Su valor puede referirse al trabajo aplicado al objeto; imaginemos una tela pintada por
Velásquez. Su valor no está en la tela sino en el trabajo que el artista aplicó sobre la misma.

- También hay un valor que reside en la antigüedad; un objeto nos puede parecer
valioso porque sabemos que tiene miles de años y los humanos, al ser seres históricos,
valoramos aquello que supera los límites humanos del tiempo.

- Hay objetos a los que les atribuimos un valor simplemente porque son raros, únicos,
extraños, enigmáticos… La rareza confiere valor a las cosas.

Los valores del patrimonio, si no son conocidos por nadie pueden desaparecer; el
patrimonio tiene que tener valor para la sociedad contemporánea y no solo por las
sociedades del pasado. Un elemento patrimonial, puede haber sido venerado, admirado y
conservado por decenas de generaciones humanas, pero si la generación actual no lo
comprende ni lo conoce, corre el riesgo de perderse. Por ello es importante el concepto de
“difusión del patrimonio”, que no es otra cosa que el propio proceso de propagación del
mismo, de transmisión o difusión. Mediante la difusión damos a conocer una cosa.
De forma similar ocurre con el patrimonio colectivo de un grupo humano; observad lo que
conservan y sabréis como son. Por lo tanto, si educamos con el patrimonio obtendremos
una forma lúdica, agradable e incluso divertida de conocer el mundo. Gracias al patrimonio
de los pueblos los podemos llegar a conocer, dado que no podremos hablar con todos los
individuos, observaremos lo que tienen, lo que conservan y cuidan, así como aquello que
no guardan ni mantienen.

Por todo ello puede decirse que el patrimonio es una herramienta educativa porque es un
instrumento útil para descubrir a los demás. Cuando conocemos el patrimonio de un grupo
humano, de un pueblo, estamos en condiciones de valorarlo mejor, de comprenderlo más
profundamente.

El patrimonio, como historia presente identificada, es uno de los pocos puentes que nos une
y nos liga con la herencia histórica y con los valores estéticos, artísticos, tecnológicos,
históricos etc. que han tipificado nuestras sociedades. En este sentido el patrimonio es una
de las claves que puede permitir conocer mejor las partes sumergidas del iceberg de nuestra
cultura y ello evidentemente ayuda a conocer mejor la realidad de nuestras sociedades que,
a fin de cuentas, y como hemos indicado, son un presente evanescente, caracterizado por
una suma de herencias históricas.

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