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DESARROLLO FÍSICO DE LOS ADOLESCENTES

Dra. Gabriela Pedernera

La ADOLESCENCIA es la edad del CAMBIO: “adolecere” significa del


latín “crecer”.

DEFINICIÓN: Período de la vida en el cual el individuo adquiere


madurez reproductiva, transita los patrones psicológicos de la niñez
a la adultez y establece su independencia socioeconómica. OMS

Engloba a los varones y mujeres cuyas edades están comprendidas


entre los 10 y 19 años inclusive.

Es una etapa normal del desarrollo, donde ocurren profundos cambios:

• Físicos (aumento de las hormonas, crecimiento esquelético


“estirón” cambio en proporciones corporales, peso fuerza,
coordinación motora y aparición de los caracteres sexuales
secundarios). Desarrollo de las glándulas sudoríparas y
sebáceas.
• Psicológicos: estructuración de la identidad.
• Sociales (progresiva integración al mundo adulto).
• E intelectuales.

• CON UN CAMBIO DE ACTITUDES, HABITOS Y


COMPORTAMIENTOS.
• Se la denomina “crisis del desarrollo” ya que los profundos
cambios se dan muy rápidamente por lo que el joven está muy
vulnerable.

Es un fenómeno cultural, occidental y heterogéneo ya que no es


lo mismo el joven de Europa occidental que el de algunas sociedades
latinoamericanas o africanas donde los chicos pasan de la niñez a la
adultez con un rito de iniciación. Por lo que se habla de las
“adolescencias”.

La adolescencia comienza con la pubertad, que es un fenómeno


biológico y universal.

El cuerpo es muy importante en esta etapa.


Desde un punto de vista puramente biológico la adolescencia termina
cuando se es capaz de reproducir la especie y desde un punto de vista
cultural cuando es capaz de transmitir su cultura.

Los distintos modelos de comprensión de este proceso por el que


transitan los jóvenes son:

1- El modelo Biológico o fisiológico: con la aparición de la


pubertad, los reajustes somáticos, la emergencia de la madurez
genital y las tensiones que resultan.
2- El modelo sociológico: donde se destaca el papel esencial del
entorno en la evolución del adolescente, el lugar que cada
cultura reserva a la adolescencia, el espacio que cada subgrupo
social le deja y por último las relaciones entre el adolescente y
sus padres son aquí elementos determinantes.
3- El modelo psicológico: que explica los reajustes
identificatorios, los cambios en los lazos con los objetos edípicos
y la integración en la personalidad de la pulsión genital. Los
distintos duelos. Y las tareas del adolescente. La reavivación de
la libido.
4- Los modelos cognitivo y educativo: que abordan las
modificaciones profundas y el desarrollo intelectual con los
múltiples aprendizajes de carácter social que esto favorece.
Aparición del pensamiento lógico formal (Piaget).

En la práctica, la interacción y la intrincación de estos modelos es la


regla.

ASPECTOS BIOLÓGICOS:

La base de la adolescencia es la pubertad.

La femenina comienza alrededor de los 10 años de edad. El desarrollo


puberal femenino es mixto: signos estrogénicos (crecimiento de la
mama y modificaciones vulvares) y androgénicos bajo la dependencia
de andrógenos suprarrenales y ováricos (crecimiento del vello e
hipertrofia de los labios mayores). Culmina con la aparición de la
menarca.

La pubertad en el varón se inicia hacia los 11 años con el aumento del


volumen testicular. Y culmina con las primeras eyaculaciones.
Las variaciones individuales se disponen en un rango que va desde los
8 a los 14 años en la niña y de 10 a los 16 años en el niño.
Actualmente, la edad de la menarca es más precoz. La evolución
fisiológica sigue una progresión inversa a la social, lo que lleva a
distender al extremo el período de la adolescencia.

La pubertad es un momento de cambios biológicos activos y continuos


que da inicio al proceso adolescente y se caracteriza por:

• El aumento de los niveles hormonales y la aparición de los


caracteres sexuales secundarios.
• El aumento de la talla (“estirón”).
• Y el incremento de la influencia del medio ambiente ya que son
muy sensibles a la opinión de sus pares.

El resultado neto de este complejo proceso de maduración es la


adquisición de la potencialidad reproductiva.

Existiría un reloj biológico cerebral condicionado por las características


genéticas, la salud en general, el estado nutricional, las características
socioculturales, etc. que, a través del la neuroquinina B que es un
neurotransmisor formado por la neuronas del hipotálamo y es uno de
los reguladores centrales del inicio de la madurez sexual.
Conjuntamente con otros neurotransmisores (especialmente
Dopamina) (ver recuadro), activarían a la hormona liberadora de
gonadotropinas, que a su vez, interactuando con receptores
específicos en las gónadas, producirán los esteroides sexuales
(estrógenos y andrógenos) que producirán la madurez germinal y
también estimularían al la somatotropina produciendo el estirón.

Posibles factores que también colaborarían con el reinicio de la


actividad del eje en la fase prepuberal:

- Aumento de la secreción de glutamato en el hipotálamo.


- Disminución de actividad inhibitoria del GABA.
- Disminución de los niveles de NPY (neuropéptido Y). - Secreción
aumentada de señales periféricas (Leptina, IGF-1) maduración de
elementos de la glia y numerosas citoquinas (entre ellas IL-1 e IL-6 y
TNF- α) pueden también afectar la descarga de gonadotropinas
(McCann et al., 2001).
- Neurotransmisores y neuromoduladores como noradrenalina,
serotonina, dopamina, β-endorfina y CRH (Kordon et al, 1994)

Además del control ejercido por el glutamato y el GABA, otras


neuronas provenientes del hipotálamo y del tronco encefálico hacen
sinapsis con las neuronas GnRH (factor liberador de las
gonadotropinas), y modulan su secreción.

El aumento puberal de liberación pulsátil de GnRH está determinado


por cambios en la comunicación transináptica, y la activación de las
vías de señalización entre glía y neuronas.

Las neuronas que emplean aminoácidos estimuladores e inhibidores, y


el neuropéptido kisspeptina en la neurotransmisión, son los principales
responsables de la regulación transináptica de la pubertad. La glía, por
otra parte, facilita la secreción de GnRH por vías de comunicación
intercelular.

Un aumento coordinado en la transmisión glutamatérgica,


acompañado de una disminución del tono inhibidor GABAérgico,
parece poner en marcha la cascada transináptica de eventos que
llevan al aumento de liberación de GnRH puberal. A su vez, una vía de
comunicación de neurona a glía mediada por aminoácidos
estimuladores, sirve para sincronizar la activación simultánea de
comunicación transináptica y de glía a neuronas, necesarias para el
advenimiento de la madurez sexual.

Estas redes celulares parecen funcionar bajo el control de una red de


genes de naturaleza jerárquica, similares a aquellas que se postulan
que existen en sistemas celulares menos complicados. Mientras que la
naturaleza y la organización de esta red aun están por definir, su
existencia concuerda con la noción de que el comienzo de la pubertad
es un proceso determinado mediante la contribución de varios genes.

Los esteroides sexuales producirán los caracteres sexuales secundarios


(relacionados con la forma del cuerpo y su funcionamiento):
CARACTERES SEXUALES SECUNDARIOS: (ver Fig.)

EN LAS NIÑAS:

• Crecimiento de las mamas.


• Ensanchamiento de las caderas.
• Comienzo de la menstruación.
• Aumento del tamaño de la vagina, de los ovarios maduran los
óvulos y se producen las hormonas femeninas (estrógeno y
progesterona).
• Crecimiento del vello púbico.

EN LOS VARONES:

• Crecimiento del vello facial.


• Cambio de voz (más grave).
• Crecimiento del pene.
• Aumento de la masa muscular.
• La piel se vuelve más grasa. (Puede provocar acné)
• Crecimiento del pelo en pecho y axilas.
• Los testículos crecen y producen esperma y testosterona.
La información genética que transmiten los padres a través
de sus gametas determina, entre otros los caracteres sexuales
primarios relacionados con los genitales externos y órganos de la
reproducción. Esto se manifiesta ya en la etapa embrionaria. En
este período hay un desarrollo de las características sexuales
primarias relacionadas a los órganos de reproducción: crecimiento
del pene, testículos, ovario, útero, vagina, clítoris y labios genitales
mayores y menores.

Todo este cambio físico en la adolescencia, sucede también por la


inhibición de la acción del sistema límbico y de la inhibición de la
influencia de la glándula pineal que, inhiben normalmente, la secreción
de gonadotropinas en la infancia.

Esta quiescencia tiende a asegurar que la etapa reproductiva


sea alcanzada después de lograr un cierto grado de maduración
somática y psicológica.
Los cambios hormonales influirán también en la conducta del
adolescente, orientada fundamentalmente a su preparación del rol de
adulto siendo la agresividad relacionada con los andrógenos y las
fluctuaciones anímicas con los estrógenos.

En síntesis existiría una interrelación entre SNC-hormonas y conducta.

Regulación hormonal femenina:

La producción de las hormonas sexuales femeninas, estrógeno y


progesterona, está regulada por un mecanismo de control en el que
intervienen el hipotálamo y la hipófisis.
El hipotálamo produce la hormona denominada factor liberador de
gonadotropinas que llega a la hipófisis y la induce a secretar las
hormonas hipofisarias, la folículo estimulante (FSH) y la luteinizante
(LH).
La FSH estimula la maduración del folículo donde se desarrolla el
óvulo. La LH por su parte, estimula la liberación del óvulo (ovulación)
y, en consecuencia, la formación del cuerpo lúteo a partir de las
células que formaban el folículo.
La acción de las hormonas hipofisarias en los ovarios induce la
producción de las hormonas ováricas, el estrógeno secretado por el
folículo y la progesterona secretada por el cuerpo lúteo. Estas
hormonas actúan en el endometrio, la pared interna del útero, y lo
preparan para la implantación del embrión en caso de producirse la
fecundación y el embarazo.
La preparación del endometrio implica su engrosamiento y el aumento
de la irrigación a través de la cual se nutrirá el ser que se está
gestando en su interior. Además estas hormonas estimulan el
desarrollo de los caracteres sexuales secundarios antes mencionados.
EJES:
Cuando las hormonas sexuales femeninas se producen en grandes
cantidades, actúan sobre el hipotálamo y la hipófisis, e inhiben la
secreción de hormonas FSH y LH. En consecuencia, se evita la
producción de las hormonas ováricas. (Retroalimentación negativa).
Esta inhibición es transitoria, y la producción de hormonas se reanuda
cuando su nivel disminuye.

Tanto en los hombres como en las mujeres, la producción de


hormonas sexuales está regulada indirectamente por el hipotálamo
que, además, recibe información nerviosa de otras partes del cuerpo y
también del medio exterior. El hecho de que el sistema nervioso esté
involucrado en la regulación hormonal explica por qué la producción
de hormonas sexuales, la liberación de gametas y la actividad sexual
pueden verse alteradas ante determinadas circunstancias como
situaciones de preocupación, de intranquilidad, de angustia, e incluso
por cambios climáticos bruscos.
La pubertad, en el plano fisiológico, termina con las primeras
menstruaciones.

El
La ciclo menstrual:
interacción entre las hormonas del hipotálamo, de la hipófisis y del
ovario regula los cambios que ocurren en el sistema reproductor
femenino, cuando este se está preparando para la fertilización y el
embarazo. Estos cambios, que se cumplen de manera cíclica cada 28
días, aproximadamente, constituyen el ciclo menstrual.
Para explicar el ciclo menstrual, se toma como inicio el día en el que
aparece la menstruación. Durante este período, que dura alrededor de
cinco días, se produce el desprendimiento de la pared interna del
útero, el endometrio, que se elimina a través de la vagina junto con la
sangre que se vierte al romperse los vasos sanguíneos que lo irrigan.
En el gráfico inferior, esto se manifiesta como una disminución en el
grosor del tejido endometrial. A los pocos días, un folículo comienza a
madurar por la acción de la hormona FSH. A medida que el folículo se
agranda, comienza a secretar cantidades mayores de estrógeno que
estimulan el engrosamiento del endometrio, preparándolo para recibir
al embrión, si llegara a producirse la fecundación.
Aproximadamente, a los 14 días del ciclo, debido al rápido aumento de
la concentración de LH, se produce la ovulación. El óvulo comienza su
recorrido por las trompas de Falopio hacia el útero. Las células del
folículo, una vez que liberaron al óvulo, se convierten en el cuerpo
lúteo (también llamado cuerpo amarillo) y comienzan a secretar
progesterona, además de estrógeno. La progesterona colabora con el
estrógeno en la preparación del endometrio. Las altas concentraciones
de estrógenos y progesterona inhiben la producción de hormonas en la
hipófisis, por lo que se nota una disminución en la concentración de
FSH y LH después de la ovulación. De esta forma, se evita la
maduración de otro óvulo.
En caso de que no se produzca la fecundación, el cuerpo lúteo se
reabsorbe y desaparece al cabo de semanas, aproximadamente. En
consecuencia, decrece la producción de estrógenos y de progesterona.
La disminución en la producción de estas hormonas (cuya función es
mantener y preparar al endometrio) provoca que el endometrio se
destruya y se libere en la menstruación. Paralelamente, en respuesta
a la disminución en la cantidad de estrógeno y progesterona, la
hipófisis reanuda la producción de hormonas FSH y LH, lo que
estimula la maduración de un nuevo folículo. De esta forma, se inicia
un nuevo ciclo menstrual.

Aunque se considera una regularidad de 28 días en el ciclo menstrual,


esto se halla sujeto a variaciones en las diferentes mujeres,
especialmente en sus comienzos durante la pubertad. Además, existen
factores externos que, en ocasiones, pueden afectar la producción
hormonal y determinar un retraso o un adelanto en la ovulación y en
la menstruación.
La explicación acerca del ciclo menstrual corresponde al caso en el
cual no se produce la fecundación. Si, en cambio, en su trayecto por
las trompas de Falopio, el óvulo se encuentra con los espermatozoides
y se produce la fecundación, el cuerpo lúteo no se reabsorbe y
permanece en el ovario durante los tres primeros meses del
embarazo, lo que ayuda a mantener el endometrio, donde está
implantado el embrión. Pasado ese período, el cuerpo lúteo
desaparece y la placenta se encarga de la producción de progesterona.
La placenta es un tejido muy irrigado a través del cual se nutre el
nuevo ser que se está gestando. La producción continua de
progesterona inhibe la producción de las hormonas FSH y LH durante
los nueve meses del embarazo.

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