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¿Qué efectos tuvo la Conquista europea sobre esta cosmovisión andina?

“La población prehispánica concentrada en comunidades agroalfareras, según Dirifieri, ‘había logrado alcanzar,
en momentos previos, a la conquista, una estado de equilibrio que fue alterado por la intrusión hispánica
mediante impactos sucesivos de naturaleza diversa, mucho más hondos que la guerra’. Este autor argumenta en
un análisis del poblamiento colonial que ‘más que por los arcabuces y por los caballos los indios [originarios]
fueron doblegados por las armas de la información, increíblemente precisa, que los españoles acumularon desde
el primer momento en esta región. Uno de los impactos consistió en la irrupción ecológica, pues los
destacamentos españoles se comportaban como intrusos que, aunque en pequeño número, disponían de una
multiplicada capacidad devastadora, con enormes exigencias de consumo y, por otra parte, con incisiva voluntad
de penetración en los grupos indígenas por ser, casi exclusivamente, una invasión de varones’. La crisis se
desencadenó afectando a lo económico y lo demográfico en primera instancia, preparando otros
procesos que afectaron lo tecnológico, social y religioso.” (Kirbus)

RITOS Y COSTUMBRES

1) ¿Qué es challar algo? ¿Cómo se challa? ¿cuándo se hace? ¿En qué circunstancias? ¿Por qué se hace
con alcohol, tabaco…?

La challa es una ceremonia de reciprocidad con la Pachamama que se basa en el acto de regar la tierra u otro
bien con alcohol y elementos simbólicos. Se caracteriza por ser muy pintoresca, abundante en colores, objetos,
cerveza y comida. Es un acontecimiento donde los asistentes comparten y derrochan alegría, al son de los ritmos
del lugar, al mismo tiempo que veneran, piden, agradecen y nutren a la Pachamama.

La challa en el campo consiste, básicamente, en cubrir la tierra con pétalos de flores y ofrecer alimentos,
cigarros, hojas de coca y alcohol para alimentar a la Pachamama. Mientras lo hacen, beben y le ofrecen cantos y
bailes. En la ciudad se challa adornando una propiedad (casa, negocio, automóvil, etc.) con serpentinas de
colores y rociando alcohol, granos dorados, pétalos de margaritas y confites en las esquinas de la misma.

Un elemento muy común en la challa es la mesa o apxata: un colorido altar donde se realizan ofrendas a la
Pachamama. La apxata está cubierta por un aguayo y lleva frutas, caramelos, especias, cereales, confites,
nueces, vino, alcohol, pétalos de flores, serpentinas, un feto de llama, etc. Las ofrendas de la mesa deben ser
quemadas y ahumadas, con maderas aromáticas de Koa y palo santo, para luego ser enterradas y entregadas a
la Pachamama.

Tanto en la ciudad como en el campo es habitual que se utilicen petardos, durante la ceremonia, puesto que
según las creencias del lugar el ruido sirve para alejar a los malos espíritus.

Agosto es el mes de challa en el campo, ya que en este período la tierra necesita fortalecerse, después del
desgaste causado por el invierno y, entonces, “se abre” para recibir las ofrendas de los creyentes de la
Pachamama. Tanto en la ciudad como en el campo se challa en febrero o marzo, el martes de carnaval.

La comida es un elemento central en la challa, y cada región tiene un plato asignado para acompañar esta
celebración.

Lo que se necesita para una ch'alla completa que complazca a la Pachamama

Serpentinas: Es un elemento decorativo que de la ciudad llegó también al campo. Se usa para dar más volumen
a las cosas que se ch'alla. Se usa el lunes y martes de la Jiska y la Jacha Anata. 

Pétalos multicolores: En la ciudad nació la costumbre de usar mixtura. Pero, se dice que trae mala suerte, pues
el viento se la lleva. Es mejor usar pétalos: se rodea la casa 
y se ponen en las esquinas.

Flores: Además de usar pétalos de hortensia, pompones y retamas, se aconseja colocar retama en un florero. Es
de buen augurio y elimina los elementos negativos de la casa.

Confites: Los pequeños de colores alimentan a la Pachamama, pues ésta necesita elementos dulces. Se echan
en la tierra y en el tejado de la casa. 

Cereales: Habas, quinua, arvejas, choclo, nueces, lentejas y trigo se riegan para que se multipliquen el dinero y
la comida. Dorados y plateados son ya innovaciones. En el sur del país se usa la haba seca.

Banderines: Sirven para que la casa y las movilidades tengan una vestimenta multicolor. Antes se hacían de
papel de seda, hoy son de nylon. Es probable que llegaran de México, donde los filipinos dejaron su arte.

Cohetillos: Costumbre occidental ya arraigada. En el campo sirven para llamar a la gente a unirse a la ch'alla. El
ruido despide a los muertos que desde el Día de Difuntos están en el Manka Pacha.

Globos: Los grandes sirven para las cuatro esquinas del tejado y los delgados y largos son el adorno del resto
de la casa. En el campo se enflora a los animales, pues el colorido es parte de la abundancia.

Vino: Calma la sed de la Pachamama. Unos dicen que tiene que ser de uva pura sin ninguna mezcla. Otros
hablan del vino de indio que es un preparado de tintes y no se toma. No tiene alcohol. 

Alcohol: Se usa al final de la ch'alla, cuando la Pachamama recibió las muestras de agradecimiento. Se echa en
las cuatro esquinas invitando a beber a la Madre Tierra y pidiendo permiso para el festejo posterior.

Cerveza: Se la toma después de realizar la ch'alla junto a la comida. Tienen que tomarla todos los asistentes.
También se la derrama en forma de chorro. Cuanto más espumante, mejor augurio.

Comida: Se acostumbra comer en abundancia. El puchero, el zonzo, el asado de chancho, el saice son algunos
platos tradicionales por regiones. En el campo, el aptapi es el aporte de toda la comunidad.

2) ¿Qué son las alasitas?

La Feria de las Alasitas es una feria artesanal en la ciudad de La Paz, Bolivia y cuya característica principal es
la venta de miniaturas con la finalidad ritual de que las mismas se conviertan en realidad. La deidad
aymara Ekeko (dios de la abundancia) es el objeto principal de la feria. La tradición se inicia el año 1781 cuando
el gobernador intendente de La Paz, Bolivia, José Sebastián de Segurola ordenó celebrar una fiesta anual en
honor a la deidad denominada Ekeko, en agradecimiento porque la ciudad se salvó del cerco indígena de Túpac
Katari. En aimara, alasita  significa "cómprame".

Se celebra todos los años el 24 de enero en la ciudad de La Paz y se extiende por el lapso de aproximadamente
tres semanas. Los visitantes compran miniaturas de toda clase de elementos del hogar: Dinero, automóviles,
casas, materiales de construcción, ropa, electrodomésticos, comida, etc. que los asistentes encomiendan
al Ekeko, para su conversión en realidad en el futuro. Al mediodía del 24 de enero, los que han adquirido las
miniaturas, someten éstas a un ritual que puede variar según el celebrante, éste consiste básicamente en una  ch
´alla.

Esta tradición que se originó en la época prehispánica, adquirió aceptación y vigencia en la sociedad de la época
colonial y en la actualidad es un elemento cultural común de la sociedad boliviana y una de las fiestas
tradicionales más importantes de Bolivia. Tiene réplicas en otras ciudades de Bolivia en fechas diferentes, pero
estas ferias son de menor magnitud, siendo la feria paceña la más conocida.

Quizá un antecedente de las alasitas sean las “illas”. En la religión incaica, los animales domésticos tenían
espíritus protectores a los que llamaban «illas» (illakuna). Las illas eran miniaturas de los animales hechas en
piedra y que podían enterrarse en los cerros y corrales para incrementar la producción ganadera.

3) ¿Qué significa el torito que dicen que te multiplica la plata? ¿Protege la casa? ¿Por qué un toro? ¿Por
qué se le tiene que poner dinero? ¿Cuál es el vínculo entre “toro” y “dinero”? (Estas últimas dos
preguntas no sabemos responderlas)

La alasita tiene a su ícono estrella, el Ekeko, para que un día del año la abundancia y el buen vivir estén más
cerca de lo que suelen encontrarse los otros 364. El otro gran protagonista de la Alasita es el torito, al que el
comprador carga con miniaturas de sus deseos para el año. El toro representa la fuerza para el hombre.
Después de comprarlo, hay que formarse en una fila donde espera el yatiri (un sabio y líder espiritual aymara).

“(…) En la feria se compran las miniaturas de aquello que queremos tener en realidad. El costo depende del
tamaño o de la calidad de la miniatura: cuanto mayor es el gasto mayor es lo que se anhela (por eso no se
regatea), pero también quien más invierte es quien más dinero o estructura tiene para hacerlo.   La venta de
miniaturas se organiza a partir de la wak´a, el epicentro de la feria-fiesta. Desde ella surgen los pasillos de
puestos: allí hay quienes solo venden toros de diferentes tipos y algún que otro objeto; están los que se dedican
a los billetes, casas, alimento y documentación; y están aquellos que venden de todo un poco. A partir de los
registros de  mi trabajo de campo, establecí a grandes rasgos los rubros de miniaturas que pueden comprarse.
Entre ellos los más importantes son los productos genéricos para conseguir suerte, fortuna y
prosperidad económica y buena salud, aquellos para la pareja o para conformar familia, los que tienen
que ver con la propiedad privada y a la adquisición de bienes materiales. También hay productos que se
relacionan con los oficios más practicados: la albañilería y la industria textil, y miniaturas que promueven
la capacitación profesional como títulos universitarios, computadoras, contratos de trabajo, y otros
tantos para la regularización legal y jurídica (documentos de identidad, pasaportes, títulos de propiedad y
automóvil, etc.)

La tradición manda: se debe pedir al Ekeko y comprar la miniatura de aquello que se desea tener. Se puede
comprar para sí mismo, o mejor, para regalar a amigos o familiares a los que se les anhela buenos augurios. Una
vez adquiridas, el yatiri chall`a (liba-bendice) las miniaturas con esencias andinas, alcohol y pétalos de flores
para que adquieran la potencia necesaria para convertir el deseo en realidad. Esa acción es fundamental para
que la artesanía-miniatura alcance la eficacia simbólica centrada en la creencia hacia el poder benefactor
del Ekeko. Por eso, referirse a ellos como “brujos” o sugerir que sus dichos son mentiras pícaras que engañan a
pobres inocentes es una vieja artimaña despectiva y simplificadora. Los yatiris, hombres o mujeres, son los
únicos que pueden hacer las libaciones de las miniaturas: en ello se pone en juego el aprendizaje y el
conocimiento de los mecanismos del ritual que es trasmitido de generación en generación. Su presencia en la
feria se fue organizando e incrementando año a año. Distribuidos en medio de los caminos sobre mesitas o en
puestos similares a los de los artesanos, usan ropas características de la indumentaria textil tradicional y están
rodeados por los elementos que utilizan para la chall`a: alcohol, vino, pétalos de flores, papel picado, esencias
andinas para sahumar, entre otras.   Durante la chall`a el yatiri habla en voz baja mezclando palabras en
castellano, quechua y aymara. Pide por la fortuna, aunque, como pude observar y leer en algunas fuentes,
muchas veces se le pide que interceda por cuestiones más intangibles como por ejemplo la salud, la paz
familiar, el crecimiento y el buen comportamiento de los hijos. El chall´ado tiene un costo que en general
es voluntario, dependiendo también del tamaño o cantidad de las cosas compradas.

Las miniaturas son un modelo a pequeña escala, un “doble” de aquellos elementos que se ansia tener, que
obtiene su eficacia por medio de la chall´a que le otorga el yatiri y que su dueño debe continuar una vez que los
lleva a su hogar, ofreciéndole alcoholcito a las artesanías y un cigarro para fumar al Ekeko cada martes y
viernes. De esta manera las miniaturas se convierten en un objeto que conlleva una potencia en sí misma,
pero cada quien sabe que al comprar algún objeto que deberá hacer los esfuerzos necesarios  para lograr
aquello que quiere. En este sentido, la importancia del cuidado material del objeto que se elige, se paga,
se lo hace chall´ar, se coloca en un lugar visible y bonito de la casa para renovar la ofrenda
periódicamente, e incluso se propicia una situación ritual para al momento de desecharlo, acerca a las
miniaturas al cuidado que se les confiere a las mismas wak`as en el mundo andino que son vestidas, se
les da de comer, de beber y de fumar para propiciar la intermediación con las deidades.

En este sentido planteaba más arriba el “peligro” sino, la intencionalidad, de observar con liviandad
estos rituales. Si bien pretenden visibilidad, no se trata solo de una cuestión exhibitiva, sino que forman
parte de un proceso de re-significación y re-validación de  prácticas culturales y sagradas de los pueblos
originarios que junto a la presencia de toda una serie de marcas simbólicas (celebraciones, banderas,
artefactos, músicas, vestimentas, objetos, etc.) vienen a reforzar la emergencia de estos sectores en la
Ciudad. Las miniaturas de Alasitas y el ritual al Ekeko en la Ciudad de Buenos Aires, donde mito, tradición y
modernidad conviven, se configuran entonces como un evento que además de evidenciar la multiplicidad étnica y
cultural latinoamericana, busca recuperar el espacio público y realizar una re-lectura del relato histórico oficial.
Así, Incorpora elementos y episodios que se pretendían obturados y reafirman su identidad profana, a contrapelo
de lo que suelen contar los medios de comunicación.” (Carina Circosta – Version adaptada - Extraído de El
artículo es muy interesante y se puede leer complete en http://www.revistaanfibia.com/ensayo/alasitas-una-
celebracion-que-rechaza-el-multiculturalismo/)

(En Jujuy) “En Tilcara el 26 de julio se recuerda a Santa Ana y San Joaquín (los padres de la Virgen María).
Después de los oficios religiosos en su honor, se hace una feria muy peculiar, en la cual todos los objetos
ofrecidos a la venta son miniaturas de cosas en uso en la casa de cualquier campesino: costales, tablitas para
lavar la ropa, muebles, instrumentos agrícolas, alimentos, vestimenta, adornos, artesanías. Este evento demanda
varios días de preparativos y cada uno pone su cuota de creatividad en la manufactura de estos artículos tan
pequeños. El lugar elegido para la Feria de Santa Anita frecuentemente es la plaza central. Algunas puertas de
las viviendas que rodean este territorio lucen carteles indicadores de su temporal función: Banca Santa Ana y la
Comisaría con su correspondiente Cárcel. Se nombra, entre los presentes, a quien ejercerá la tarea de gerente
del banco, al comisario y los policías. Concluidas las designaciones, el lugar es declarado “República de Santa
Anita”. De ahora en más todo parece un juego de niños. Para comprar hay que cambiar previamente el dinero de
curso legal por el de la singular República, estos billetes o alacitas, impresos especialmente para la ocasión,
tienen valores siderales. Con ellos se compra y se paga multas. Compradores, vendedores y quienes negocian
sus objetos mediante trueques regatean, disputan, ríen… Alguien puede ponerse a gritar: “¡Me robaron!” Un
oportunista ha tomado de un puesto algo que no le pertenece y se va sin pagar. El comisario y el policía corren
tras el ladrón. Si alcanzan a tomarlo preso no lo dejarán salir hasta que la feria termine, aunque el pago de una
multa permite su inmediata excarcelación. Si la policía no encuentra al ladrón, se cree que durante el año le irá
mal al damnificado y será despojado de lo suyo. Si bien todo entra en el juego y solo lo mueve el afán de hacer
pasar un momento divertido a un amigo, a un compadre o a un turista, los lugareños creen que lo acontecido en
la feria será un anticipo de lo bueno o lo malo que les ocurrirá durante el año. Dice Jacovella que la mercadería
que se compra guardada en los bolsillos, chuspas y pañuelos, asegura un año sin escasez.” (Kirbus)

4) ¿Qué simboliza el sapo hecho de material? ¿Por qué lo hacen fumar al “sapo”?

La primera en el campo de la representación espacial, el sapo simboliza a la Pachamama  [Madre Tierra], deidad
andina de máxima valoración existente en el panteón teológico y cultural del mundo andino, en la trilogía del Kay
Pacha [este mundo]. Pues analizando las diferentes manifestaciones que los runas indígenas andinos tienen en
su panteón religioso, la madre tierra es simbólica y mitológicamente representada por tres animales, el sapo, el
lagarto y el puma.  

"LA PACHAMAMA" EN EL "KAYPACHA" O  "AKAPACHA", [ESTE MUNDO]: PARADIGMA ESTRUCTURAL


DE LA COSMOVISION AUTÓCTONA DE LOS AYMARAS Y QUECHUAS 

LUGA UBICACI
ORDE FIGURAS ANIMAL CURSO DEL
CULT R DE ÓN
N DE MITOLÓGI SIMBÓLI ARCO DE LA
O CULT ECOLÓGI
NIVEL CAS CO VIDA
O CA
Segun PACHAMA Sapo "Flore Corral zona de Abundancia de
do MA  o" de vivienda y vida, de agua,
Puma
Nivel casa o pastoreo rebaños y
(Madre
Lagarto de centro, riquezas; envió
tierra)
animal (4,000 de productos 
es metros) ganaderos hacía
abajo (Zona
agrícola).
Fuente: Van Kessel: 1980; Cáceres: 1988. 

Por lo tanto, la representación mitológica del sapo es de reproductor, por simbolizar a una de las deidades
andinas de máxima potencialidad reproductiva como la tierra. 

Existen testimonios que dan cuenta que el sapo vive dentro de la tierra y que solo salen cuando es tiempo de
lluvias, para cuidar las chacras, porque es el espíritu de la misma Pachamama [Madre tierra]. (Testimonio de
Exaltación Palomino de Santa Rosa, Melgar - Puno: 2003, recolectado por E. Cáceres). 

Esta expresión que nos hace el runa indígena andino no es otra cosa que producto de la capacidad de
observación de la conducta del batracio, y realmente tiene el sapo una capacidad de resistir un período de
hibernación prolongado dentro de la tierra, para salir en temporadas propicias como cuando es tiempo de lluvias. 

Por lo tanto, el sapo en los andes, es un símbolo de la tierra que participa activamente en los procesos de
producción de los frutos de las chacras, es decir esta articulado al proceso de trabajo campesino a modo de un
potencial hortelano, con la misión de cuidar el fruto que da la Pachamama [Madre Tierra] para el bienestar de
los runas andinos, para el proceso de la crianza de la vida. Por esta razón que el sapo es objeto de ofrendas
rituales y representaciones en monumentos, como las halladas en algunas localidades o ciudades como Oruro
en Bolivia, Tayacaja en Pampas - Huancavelica. Es también representado en los tejidos tradicionales como en
Taquile. 

(…)
Tercero:  En la dimensión ritual, el sapo es uno de los inspiradores y motivadores rituales que se distribuye y se
difunde a nivel latinoamericano, así por ejemplo, en el Santuario de la Virgen de Copacabana, en ese lugar en la
festividad del 5 de Agosto, los peregrinos adquieren el sapo con fines benéficos, como tener bienes duraderos,
plata o dinero, trabajo,  el sapo es confeccionado de arcilla o de piedra envuelto con serpentina y por lo general
es atado a un objeto pequeño de la figura votiva como por ejemplo, el que quiere carro, adquiere un carro en
miniatura del modelo que desea y este es atado al sapo con serpentina y se debe colocar en un lugar especial o
en el rincón ritual o sagrado que las familias andinas poseen en su casa. A modo de un icono sagrado para que
se materialice, realice o se efectivice (Observación personal en Copacabana - Bolivia: Agosto 2001, y en Cusco a
los peregrinos del mismo año). 

Así mismo, existe en el sur andino centros de ritualidad al sapo como “Sapu Qaqa” [roca de sapo] de Llalli,
Melgar, Puno, Perú, en donde los comerciantes andino le hacen ofrendas y pagos y les hacen beber champan y
cerveza por la boca. Pero la forma de hacerle beber es muy particular. El oferente se sitúa de 5 a 10 metros de
distancia al frente de la boca del sapo pertrechado de botellas de cerveza, champán o vino y le lanzan, como
quien juega al sapo con fichas metálicas. Festejan ruidosamente cuando el que lanza acierta en la misma boca y
la botella de champan o cerveza estalla estrepitosamente rompiéndose en muchos fragmentos. Esta ritualidad
realizan los andinos con toda devoción y convicción, solicitando bienestar y seguridad en sus negocios y en la
producción de sus chacras y animales. 

Cáceres Chalco, Efraín . Visión y Función del Hamp’atu [Sapo] en la Cultura Indígena Andina: Una Lectura de
Simbologías y Significados  - http://www.iecta.cl/revistas/volvere_24/articulo_3_volvere_24.htm

CELEBRACIONES

1) ¿Cuáles son sus celebraciones? ¿Qué es el Inti Raymi?


El calendario incaico se regía por los ciclos lunares, cada ciclo era acompañado de una fiesta. Existían fiestas de
carácter regional y otras se festejaban en todo el territorio. Las fiestas del Cusco eran presididas por el Inca, las
fiestas en otros lugares del Tahuantinsuyo las dirigía un representante del Inca. 1
Todas las fiestas eran multitudinarias pero en el Cusco las más importantes fueron el  Inti Raymi (solsticio de
invierno) y el Capac Raymi (solsticio de verano), dedicadas al inti y al Inca respectivamente. Durante estas
fiestas las panacas cusqueñas sacaban a las momias y se las paseaba en procesiones por el Cusco,
acompañados de música y danzas; luego de esto se representaban teatralmente escenas históricas. 1
En el caso del «Inti Raymi» o «Fiesta del sol» (traducido al español), era una fiesta extendida en gran parte del
Tahuantinsuyo; durante esta fiesta la población en general estaba prohibida de beber chicha, comer sal, aji y
tener relaciones sexuales. En el Cusco la fiesta la presidía el Inca y asistían los curacas de las diversas etnias
existentes en el Tahuantinsuyo, esta ocasión también era tomada para que los curacas rindan cuentas sobre las
mitas cumplidas por sus pueblos.1

2) ¿Por qué es tan importante el carnaval? ¿Qué simbolizan los trajes de carnaval?

Primero hay que tener en cuenta la noción de “fiesta”.


“Afirmar que la fiesta presenta una estructura diferente a la de un día de trabajo resulta demasiado obvio, pero
es imposible omitir este comentario porque justamente una fiesta es algo más que un día en que no se trabaja.
En esa pausa que imprime lo festivo a la vida humana, el hombre queda libre de las tribulaciones de
procurarse el sustento diario, por lo tanto se perfila como una actividad llena de sentido no legitimada por la
utilidad. (…) La pausa que impone la fiesta no es un día neutral, dado que se consuma en ella una ofrenda
gratuita del producto del trabajo. Dicho de otro modo, acontece una renuncia convertida en ofrenda sacrificial.
Y el hombre se libera, y la fiesta muestra sus características en un ámbito de superabundancia, aún muchas
veces dentro de la indigencia material, y únicamente por el sacrificio realizado. Una fiesta es una manifestación
de riqueza existencial, de carencia de cálculo y casi inevitablemente de dilapidación. Es un acto de renuncia y
como tal adquiere su verdadero sentido. Celebrar una fiesta significa celebrar por un motivo especial y de un
modo no cotidiano la afirmación del mundo hecha ya una vez y repetida todos los días. Y en este sentido
afecta a todas las dimensiones de la existencia humana, tanto religiosa como mundana; por eso sostiene
Pieper que no hay fiestas profanas porque ‘la fiesta sin dioses es un absurdo’ e indica que el Carnaval perdería
carácter festivo sin un Miércoles de Ceniza.
‘La fiesta es en un sentido específico una tradición, un traditum [tra + dare, dar o entregar hacia más allá]
recibido de un origen que excede al hombre para transmitirlo sin merma a fin de ser recibido y transmitido
nuevamente’. La vitalidad de la tradición se evidencia, especialmente, en la historia de las fiestas. ‘ Tradición no
es sinónimo de guardar y conservar sino de tener presente, mediante una configuración creadora, lo que
verdaderamente hay que conmemorar en las fiestas; de esta manera la fiesta es, también, la actualización de
un acontecimiento.” (Kirbus)

Además de esas reminiscencias míticas, la fiesta popular relativiza el poder existente y la verdad oficial, se


sitúa por fuera de la estructura dominante; no se atiene a sus normas, antes bien, las altera e invierte; recorre
el camino del exceso y lo irracional. Al menos durante un lapso de tiempo -un tiempo, eso si, establecido,
institucionalizado, oficializado- el desenfreno y el delirio asestan un golpe mortal a las reglas y al  sistema de
apreciación de ese mundo oficial. Un tiempo, si se quiere,  mágico, mítico, primordial. "El mito del paraíso
perdido sobrevive aún en las imágenes de la Isla paradisíaca y del paisaje edénico: territorio privilegiado donde
las leyes están abolidas, donde el tiempo se detiene". (…) El tiempo festivo equivale, en cierta forma, al tiempo
sagrado, por cuanto ambos se diferencian de la actividad profana por excelencia:  el trabajo y la vida cotidiana.
"El tiempo limitado de las fiestas sagradas tiene un carácter cíclico o periódico. Las fiestas se repiten
regularmente en épocas determinadas (...) El tiempo sagrado es cíclico, es el tiempo del eterno retorno, se
reproduce periódicamente en intervalos esenciales, en el momento de los rituales que se celebran en una
determinada fecha del año".
http://www.monografias.com/trabajos912/el-sentido-mitico/el-sentido-mitico2.shtml#ixzz3mIFPlIut (Gabriel
Cocimano)
Objeto del Carnaval

“La fiesta tiene por objeto actualizar cada año esa época áurea, evocar ese tiempo feliz. La revivificación de
aquel estado y aquel tiempo del origen a fin de adquirir la fuerza necesaria para afrontar el siguiente ciclo. De
allí la necesidad de encarnarse al dios o representarlo, ya con una persona real, ya con el muñeco en los
‘entierros del carnaval’ desde los orígenes medievales hasta nuestro Pujllay del noroeste argentino o la figura
del rey Momo en otras áreas del país.
La destrucción por medio del fuego, del agua o de la tierra es la supervivencia del sacrifico y la renovación de la
vida, de la fuerza creadora. (…) Los juegos con agua, papel picado, harina y témperas, el uso de máscaras y
disfraces, el desentierro del ‘diablo’ a veces individualizado como Pujllay, las plantas de maíz arrancadas aún
verdes, enarboladas como estandartes, la embriaguez a veces lograda por los fusilamientos, el coqueo, los
cantos ininterrumpidos y las coreografías, con una danza acompasada por las cajas, anatas y pinkullos (los
instrumentos musicales que la tradición indica deben ser ejecutados exclusivamente en verano), procuran
desarrollar las comparsas y murgas, organizadas en largas filas, que duran ‘mientras el cuerpo aguante’. (…)
En estos carnavales no hay monotonía ni hueca ostentación como en tantas fiestas del hombre de la ciudad
en cuya base se encuentra más fácilmente, como afirma Pieper, ‘el horror vacui, la angustia, (…) sólo tiempo y
vacío y ratos dilatados’, por lo cual podrían ser catalogadas como seudofiestas, sin la esencia de lo festivo. En
los carnavales norteños está en juego la realización de la existencia humana y el modo en que tal realización
se lleva a cabo; no han perdido su verdadero esplendor y por esta razón uno lo vive como si estuviera en ‘otro
mundo’: es efectivamente un día libre de la preocupación por procurarse las necesidades de la vida, en otras
palabras, libre del trabajo cotidiano o servil como lo califica Pieper, en tanto ‘es una actividad liberada de toda
relación imaginable con un fin ajeno de todo por y para’. La fiesta, en síntesis, se instala en una actividad con
sentido propio. Dicho de otro modo y también con palabras de Pieper, lo pasado puede conmemorarse
festivamente siempre y cuando ‘la vida de la comunidad celebrante reciba de ello brillo y realce, no en virtud de
una mera reflexión histórica, sino por ser una realidad históricamente activa’. La fiesta mundana, al igual que la
religiosa, tiene sus raíces en el culto, y una y otra vez en medio de la algarabía del carnaval emerge el ritual
como parte de ese culto y se reaviva la tradición auténtica, que enlaza generaciones.” (Kirbus)

Los ritos van mutando a lo largo del tiempo

“(…) ‘Transmitido oralmente, heredado o asimilado por imitación o aprendizaje –dice J. P. Guibbert-, lo
etnográficofolklórico es inestable y fluctuante, lo que quiere decir que está vivo, pero que también puede
morir’. Esto lo hace frágil, sujeto a pérdidas, olvidos y caricaturas, víctima, naturalmente, del saqueo y la rapiña.
Sin embargo, la vitalidad resurge una y otra vez, por ‘su poder poético y pedagógico, su fuerza simbólica que
hacen de él uno de los instrumentos privilegiados de la creación, de la educación y de la transmisión de valores.”
(Kirbus)

Inauguración del carnaval

(En Jujuy) “El jueves anterior al carnaval se efectúa en las localidades del área el Festival de la Chicha y de la
Copla. Se inicia con el topamiento de comadres. El llamado Jueves de comadres es observado prácticamente en
todo el noroeste, y puede acaecer en este o cualquier otro día de carnaval. En el topamiento o tincunacu
(encuentro), se reciben de comadres (madre-madrina) las que fueron consagradas tales por el bautismo de un
niño, la Confirmación, etc., durante el año, o bien dos mujeres cuyo afecto mutuo requiere algún vínculo más
fuerte que la mera amistad. Se establece entonces, primero por la ceremonia de la iglesia y luego por esta
reafirmación –privada o pública (como en el caso de Uquía)-, el lazo que unirá a estas personas de por vida,
debiéndose mutuo respeto y actos de solidaridad cuando la situación lo amerite. Las comadres parten de sus
respectivas casas, ataviadas con profusión de cintas y flores. Van seguidas de sus familiares y vecinos a modo de
séquito, y en un lugar determinado alzan dos arcos de cañas y ramas, engalanadas con flores, serpentinas y
frutos de la estación. Se saludan bajo los arcos en medio de los vivas de los presentes mientras todos se echan
harina, hasta quedar blanqueados. Las comadres se estrechan las manos, se abrazan, se topan las frentes y la
madre entrega a la madrina el ahijado, o una guagua (bebé de pecho, voz onomatopéyica del llanto del niño) –
hecho de masa de pan si no lo hubiere-, quedando de esta forma consagradas comadres de obligación. Brindan
por la felicidad de todos, por el multiplico de sus rebaños y las cosechas y el bienestar. Así queda inaugurado el
carnaval y el festival en el cual las chicheras compiten por la calidad de los diferentes tipos de chicha. En Uquía la
culminación del festivial inicia el carnaval que seguirá hasta el domingo de tentación.” (Kirbus)

“En los pueblos y ciudades, en todas partes, las comparsas y murgas con disfraces y máscaras de indios o de
seres diabólicos, todas con un gran derroche de color y luces, compiten con sus cantos y coreografías durante
los primeros días del carnaval y luego del Miércoles de Ceniza, hasta el carnaval chico (una semana después)
cuando se procede al “entierro del carnaval”.
El carnaval convoca a los lugareños, no importa su edad ni condición social, a los jóvenes emigrados a las
grandes ciudades que regresan para esta ocasión y a todo el que quiera participar uniéndose al festejo,
acompañando la zamba del diablo, danza que hacen los disfrazados antes de que termine el carnaval, para
concluir con el coplero: Por haber cantado tanto / se me ha secado la voz; / sólo reservo un suspiro, / para
decirles adiós.” (Kirbus)

3) ¿Por qué se desentierra al diablo?

“En el noroeste argentino, el carnaval se inicia con el desentierro del diablo carnavalero y finaliza días
después, cuando lo entierran; durante esos días -nueve en total- el diablo reina en la vida de los habitantes de
la Puna. La ceremonia del desentierro tiene ancestrales raíces mítico-religiosas: se realizan  ofrendas a
la Pachamama -la Madre Tierra- para que deje salir al carnaval; de esta forma, se riega la tierra con bebidas
alcohólicas, se arrojan hojas de coca y cigarrillos encendidos, y se decora el mojón -un montículo de piedras que
representa el lugar donde está enterrado el diablo- con serpentinas, guirnaldas, lana y flores. "Cuando en febrero
se acerca el carnaval -dice el poeta y maestro jujeño Fortunato Ramos - el colla prepara su erquencho, su caja,
su chicha, y su preocupación se centra en el Dios Momo, en el mojón, en su cuadrilla cajera o simplemente en su
querida comparsa carnavalera". En el acto del desentierro, cada comparsa se dirige a su mojón, en cuyo costado
se cava un pozo y se aromatiza con koa, romero e incienso para ahuyentar la mala suerte. Cada una de las
comparsas lleva consigo un diablito o pujllay (en quichua significa acción o efecto de jugar, aunque en la práctica
designa al muñeco que representa el carnaval) que es levantado desde el pozo como representación
del desentierro, generalmente por un diablo mayor.” (Gabriel Cocimano)

El desentierro del “Pujlay” o diablo carnavalero tiene un significado especial para los jujeños, ya que implica que
el diablo está suelto y con él la alegría, el baile, encuentro con amigos y las bebidas.  

El “Pujllay” es el dios del carnaval que, si bien tiene aspecto de diablo no representa la maldad como en la
religión católica, sino que es un diablo que hace travesuras, que castiga con su cola para incitar a bailar. Una
vez desenterrado el diablo, se da rienda suelta al gran festejo que durará hasta la próxima semana.

En los pueblos de la Quebrada de Humahuaca los mojones de las comparsas se ubican en los cerros, por lo que
tras el desentierro descienden por las laderas los bailarines vestidos de diablos, estallan las bombas de
estruendo y comienza el baile, entre nubes de harina y el ritmo de una banda de instrumentos de viento que
interpreta ritmos andinos sin sentir cansancio. En el ramal el desentierro se realiza al pie de algún algarrobo de
gran porte y una vez el diablo suelto, se escucha el ritmo del pin-pin y las danzas en círculos para después dar
lugar a horas y horas de baile, mientras se juega con todo tipo de pinturas.

“Luego del festejo carnavalero en la Quebrada de Humahuaca, cada comparsa vuelve a su mojón y hacen
nuevas ofrendas a la Madre Tierra. Una vez ahuyentados los malos espíritus del pozo, se procede a quemar y
enterrar al diablito. De esta forma se realiza el entierro del carnaval, que vuelve a la Pachamama hasta el
próximo festejo: ‘Al final, cuando el carnaval se va, lleva una sarta de alimentos, zapallos, zanahorias, manzanas,
papas y cebollas y ofrendará a la Pachamama, en el mojón donde despacha su comparsa. De allí en más,
vendrá el tiempo de pena, de trabajo, de arrepentimiento. Por eso -para que entiendan- el diablo de carnaval es
el hombre que arrastra el peso de unas cadenas largas, que se pierden en la noche de los tiempos’.” ( Gabriel
Cocimano)

4) ¿Qué es la diablada?

Una de las antiguas tradiciones carnavalescas -y que fundamenta, en muchos aspectos, el sentido más profundo
de esta festividad- es el significado de una figura de neto contenido religioso, que simboliza ese espíritu alegre,
transgresor, prohibido, del carnaval: el diablo.

En ciertas representaciones artísticas medievales, los actores vestidos de diablos corrían por las calles de la
ciudad y los pueblos vecinos, en una práctica –la diablada- en que los propios actores se sentían hasta cierto
punto fuera de las prohibiciones habituales, y comunicaban esa disposición a todos los que entraban en contacto
con ellos. Esos diablos, la mayoría de las veces gente pobre que se consideraban excluidos de las leyes
habituales, violaban a menudo el derecho de propiedad, robaban a los campesinos y cometían
desmanes. Se entregaban también a otros excesos, por lo que ciertos decretos especiales prohibieron
que a los diablos se les diera libertad fuera de sus personajes artísticos.
Pero, aun cuando permanecían dentro de los límites del rol asignado, esos diablos conservaban
una naturaleza profundamente extra-oficial. Injurias y obscenidades formaban parte de su repertorio: actuaban y
hablaban en sentido opuesto a las concepciones oficiales cristianas pues, además, el rol mismo lo exigía.
En esas producciones artísticas, el diablo representaba la fuerza de lo bajo material y corporal que da la
muerte y regenera. Esos rasgos particulares han transformado a este personaje en una figura cómica
popular, que simboliza la alegría y la buena suerte. En la representación de la metamorfosis de la vida
social cotidiana que es el carnaval, el diablo ha sido investido con el poder de Dios y, por lo tanto, es el
encargado de otorgarle a la festividad el tono de exceso y desenfreno propios del personaje.

El pujllay acompañará a cada comparsa durante los días de festejo del carnaval. Pero, ¿quién es y qué simboliza
el diablo del carnaval? Para Fortunato Ramos:

"El diablo es el hombre común, el empleado municipal que limpia las calles del pueblo, el maestro rural,
el albañil, el jornalero, el estudiante de la Quebrada. El diablo es cualquier habitante de la zona que, ansioso por
divertirse, se disfraza con una careta pintarrajeada, un cabezal con dos cuernos arqueados de  colores vivos, una
capa multicolor chispeante de espejos, cascabeles y lentejuelas, una blusa combinada en rojos, amarillos y
verdes, un pantalón de matices primarios de cuya parte posterior destaca una cola larga de casi tres metros, que
el diablo bate cuando baila carnavalitos, bailecitos y cuecas". 

"Diablo es lo que el hombre quiere ser, sólo en este tiempo, una semana que la tradición le permite ser
un diablo. No olvidemos que todo el año el hombre pasó penando en los cerros; no olvidemos que el
colla es restringido, silencioso, introvertido, sumiso. Por eso cuando se vuelve diablo, hace cosas de
diablo. Tal vez en el año se enamoró de alguien y jamás se declaró. Sin embargo, disfrazado confiesa
su amor a su pretendida; sin el disfraz es 'mutulo' y nunca baila; disfrazado baila, canta, grita".

"El diablo encabeza los carnavalitos de la comparsa y es obligación que sea alegre durante el carnaval, no hay
diablos tristes ni diablos dormidos. Sí, diablos machados y diablos sueltos. El diablo contagia la alegría y la
tentación al hombre, también a la mujer; y en los nueve días y las nueve noches, casi no duerme; porque, de
esta, no hay otra".

El carnaval de la Puna argentina, al igual que el de otras culturas, también implica una ruptura, un quiebre en la
vida cotidiana: un tiempo teñido por las excepciones, en el que "las noches se vuelven días", y viceversa, según
la expresión de sus protagonistas.

El orden espacial también es novedoso, ya que al liberarse de las faenas habituales, la gente puede permitirse la
más prolongada permanencia posible dentro del espacio festivo, ya sea marchando, cantando, jugando
con agua, bebiendo, bailando, batiendo palmas, etc. Pérez Bugallo, en su trabajo sobre el carnaval urbano en la
provincia de Salta, describe las conductas y comportamientos de los protagonistas de esa festividad, cuyas
características son análogas a las celebraciones de culturas muy diferentes y distantes: "la transgresión se
autodecreta normalidad. El margen para la imaginación y la espontaneidad es tal que la comunidad no
solo admite los excesos, sino que los prohija. La exaltación colectiva suprime complejos y tabúes: la
copla picaresca en boca de un niño no se reprime sino que, por el contrario, se solicita reiteradamente; el
piropo soez del Diablo no es rechazado sino festejado con desfachatez; la exagerada ingestión de bebida
alcohólica ya no es un vicio sino una gracia (...); en fin, la permisiva sociedad acepta divertidamente
hasta las manifestaciones de inversión sexual, quizá porque sabe que esto es, por pasajero, necesario y
vivificante. Hay, pues, un circunstancial modo de conocimiento expresado en los más diversos excesos
que se traducen como acciones normales".

Por otro lado, la presencia del diablo del carnaval alude al mítico descenso a los infiernos: la caída evoca
el sacrificio humano para salvar al hombre de la aniquilación. Equivale a la representación periódica de la muerte
-característica de los ritos de pasaje- que exterioriza año a año su carga emocional y liberadora.
Esa carga intensamente emocional se manifiesta en una especie de trance o posesión de los participantes, que
les permite cantar y danzar durante horas; los momentos previos son vivenciados con una intensidad fuera de lo
común. Pérez Bugallo aporta algunos testimonios al respecto: 

El trance y la posesión duran hasta el final de la festividad, donde ese énfasis, esa exaltación de  los sentidos y
ese tiempo mágico vuelven a su sitio habitual. "Después de todo exceso viene la reacción, el
arrepentimiento y el propósito de enmienda simbolizados por la ceniza que coloca el oficiante en la sede
del pensamiento: la región frontal. La reacción ocurre muy apropiadamente en la sobriedad del
día miércoles. El miércoles es el centro de la semana. Representa el balance, el equilibrio".

En efecto, después del último día de carnaval viene el miércoles de ceniza -para la liturgia católica, el comienzo
de la penitencia de la cuaresma-, que representa el punto de inflexión hacia otro estado espiritual. Lo que tiene el
carnaval de degradación, es decir, la transferencia al plano material y corporal de lo elevado, espiritual o
abstracto -y en esto no perdamos de vista esa otra referencia cristiana que es la dualidad cuerpo/alma- implica
una licencia colectiva acotada culturalmente en el tiempo: tiene un comienzo y un fin. 

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos912/el-sentido-mitico/el-sentido-mitico2.shtml#ixzz3mIH6D8RI
(Gabriel Cocimano)

5) ¿Por qué se tiran agua?

En la antigüedad pagana (el carnaval tuvo su origen en fiestas milenarias como el culto al buey Apis en Egipto, a
Dionisos en Grecia, en las Lupercales y Saturnales romanas y en las celebraciones que tenían lugar durante la
recolección del muérdago en Galia, entre otras); cada pueblo paseaba en procesión por las calles las imágenes
de sus divinidades:

"El pueblo le lanzaba flores y los sacerdotes quemaban incienso y salpicaban a la muchedumbre
con agua perfumada y magnetizada, o sea, bendita; y de allí se desprendió el carnaval tradicional, el
disfraz, la máscara, el papelillo (...) y finalmente, el agua".

Habrá de producirse un trastrueque del significado en la utilización del agua en la festividad carnavalera;


si, en un principio, en tanto símbolo de emoción, fue utilizada como ofrenda de adoración a
una imagen divina, su uso ha derivado en un sentido abiertamente desacralizado. 

Cuando Bajtin habla de realismo grotesco, hace referencia a la degradación, es decir, "la transferencia al plano
material y corporal de lo elevado, espiritual y abstracto". Esa degradación implica un rebajamiento de la realidad,
de las verdades solemnes, y relativiza el mundo: "rebajar consiste en aproximar a la tierra, entrar en comunión
con la tierra concebida como un principio de absorción y al mismo tiempo de nacimiento: al degradar se amortaja
y se siembra a la vez, se mata y se da a luz algo superior".

El uso del agua en la fiesta de carnaval, perdido el original significado de emoción y piedad, tiene que ver
precisamente con esa degradación a la que hicimos referencia: rebajar al plano corporal lo que es
superior y elevado. Pero es en ese plano inferior en donde se efectúa precisamente la concepción y
el renacimiento, es decir, lo genital y la fecundación. 

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos912/el-sentido-mitico/el-sentido-mitico2.shtml#ixzz3mIIADFwP
(Gabriel Cocimano)

6) ¿Se habla allí de las “siete plagas”, qué es eso?

LA RELIGIÓN ANDINA

1) ¿Hay un dios creador del universo según las religiones andina? ¿Existe la división entre cuerpo y alma?
¿Hay algo similar a una Biblia?

La población del Tahuantinsuyo no tenía un concepto abstracto de Dios y no había una palabra que lo definiera.
Eran politeístas, y existieron divinidades de carácter local, regional y pan-regional.
El vocablo «camaquen» definía a la fuerza vital que animaba todo cuanto existía en la tierra, según la fe del
Tahuantinsuyo los seres vivos y muertos tenían «camaquen», inclusive los cerros, piedras, lagunas y demás
seres sagrados tenían un «camaquen». Esto no pudo ser entendido por los colonizadores europeos
quienes equipararon la palabra «camaquen» al vocablo «alma» de las creencias católicas, cuando
claramente se trataban de conceptos distintos. En la fe católica un cuerpo muerto ya no tiene alma, en la
fé del Tahuantinsuyo los muertos recibían tanto respeto como los vivos.
Según las investigaciones de María Rostworowski, en la cosmovisión andina se tenía la creencia que los
seres humanos emergieron espontáneamente, en consecuencia no existía un dios creador; éste
concepto vino a surgir luego de la colonización europea, fueron los sacerdotes católicos quienes
identificaron a Wiracocha como el «dios creador» pero como adaptación al catolicismo.
El número de divinidades durante el ciclo incaico fue enorme, estas divinidades podían habitar en el cielo y la
tierra. Según la creencia popular los dioses antropomorfos podían tomar conductas similares a la de los seres
humanos, eran capaces de tener sentimientos y pensar, además podían tener esposas, hijos y peleas entre ellos;
además podían tomar partido por un grupo humano en algún pleito; a pesar de que se sabía de que los dioses
eran inmortales, también existieron dioses mortales como el caso de Tunupa.

2) ¿Cómo surgen los hombres según la religión andina? ¿Dónde están los dioses según la religión andina?
¿Quiénes son los principales? ¿Cómo son? ¿Cómo piensan la vida después de la muerte en el mundo
andino?

Los antiguos habitantes de la región andina creían que los primeros habitantes de sus ayllus, pueblos o reinos
surgieron de las pacarinas (cuevas, lagos, lagunas o manantiales) por orden de los dioses, especialmente
Wiracocha. Antes de ser humanos habían sido piedras o rocas del uku pacha (mundo subterráneo) y a través de
las pacarinas salieron a poblar el kay pacha (superficie terrestre).
 
En otras palabras, la pacarina es el lugar de origen mítico de los pueblos andinos. Era un lugar muy sagrado
para los originrios, quienes le rendían culto y dejaban ofrendas.

Los incas se consideraban «hijos del sol», y las crónicas indican que el culto solar estuvo ligado a las
élites cusqueñas; la población común tenía la creencia que «inti» era el padre de toda la etnia inca y que
por tanto eran sus hijos predilectos. Creían también que cuando los hombres se mueren, se reunían con
los dioses del más allá, que estaban en el cielo. [Esto puede ser producto de una crónica, es decir, una
idea producto del sincretismo].
De acuerdo a la concepción dual, del hombre andino, frente a la Pachamama, diosa del mundo de abajo o Urin
Pacha había una divinidad equivalente en el mundo de arriba o Hanan Pacha, que vendría a ser Huiracocha (o
Wiraqocha). Este dios habría tenido gran influencia en el área sur del Perú, entre el Cuzco y el Lago Titicaca,
donde es presentado como la divinidad más importante.
Según los mitos cuzqueños Huiracocha, luego de haber realizado una primera ordenación del mundo, mandando
al cielo, al sol y a la luna, procedió a dividir el mundo en cuatro partes: Chinchaysuyo / Collasuyo / Antisuyo /
Contisuyo

Posteriormente ordenó salir a los hombres de las cuevas, de las fuentes, de los precipicios, es decir del subsuelo
en las regiones de Chinchaysuyo y Collasuyo, mientras sus ayudantes hacían lo propio en Antisuyo y Contisuyo.
Aquí vemos como se realiza la interacción entre Huiracocha y Pachamama, entre el cielo y la tierra,
el Kay Pacha sería la resultante de esta vinculación. Debe indicarse también que el sol aparece como
pareja de Pachamama en otros mitos conocidos, lo que significa que en la concepción de los Incas, estos
reemplazaron a Huiracocha por el Sol, cumpliendo este el mismo papel que le cupo al anterior, y, a la vez,
manteniendo el equilibrio de la concepción andina.
El Inca era un punto de comunicación entre los planos del mundo, pues era "hijo del sol" y salió de la
tierra. La cosmovisión está principalmente ligada a la cosmografía, que es la descripción del cosmos, en
este caso correspondiente al cielo del hemisferio austral, cuyo eje visual y simbólico lo marca la
constelación Crux, denominada Chakana en la antigüedad y cuyo nombre se aplica a la Cruz Escalonada
Andina, símbolo del Ordenador o Viracocha. Así también en el Universo Andino existen mundos
simultáneos, paralelos y comunicados entre sí, en los que se reconoce la vida y la comunicación entre
las entidades naturales y espirituales.

3) ¿Por qué se le ofrece a la Pachamama? ¿Cómo se lo hace? 


La cosmovisión andina del mundo estaba dividida en 3 mundos:

 «Hanan pacha» (tierra de arriba)


 «Kay pacha» (tierra de aquí)
 «Urin pacha» (tierra de abajo)1
Franklin Pease García-Yrigoyen señala que esta división fue una transliteración a la cosmovisión andina de la
cosmovisión católica, y que lo más probable es que durante el Tahuantinsuyo hubieran dos mundos llamadas
Hanan y Urin («uku») pacha, y que el «kay pacha» fue un lugar de encuentro o «tinkuy».

1
El espacio andino era concebido en dos niveles diferentes: horizontal y vertical. En el plano horizontal, los incas veían el mundo de
manera dual: hanan y hurin (arriba y abajo). Estas dos mitades eran divididas a su vez, en otras dos, dando origen a la cuatripartición. Esta
división era entendida como complementariedad, oposición y reciprocidad. Mientras que, a nivel vertical, el espacio estaba dividido en tres
planos:
1. Hanan Pacha (mundo de arriba, celestial o supraterrenal): era mundo celestial y sólo las personas justas podían entrar en ella, cruzando
un puente hecho de pelo. En la tradición andina se definió al Hanan Pacha como el mundo superior donde habitaban los dioses
como Viracocha o Wiracocha, Inti, Mama Quilla, Pachacamac, Mama Cocha, etc.
2. Kay Pacha (mundo del presente y de aquí): en la cosmovisión andina, Kay Pacha es el nombre del mundo terrenal, donde habitan los
seres humanos y pasan sus vidas.
3. Uku Pacha (mundo de abajo o mundo de los muertos): en la mitología andina, Uku Pacha era el mundo de abajo o mundo de los muertos,
de los niños no nacidos y todo lo que estaba debajo de la superficie de la tierra o del mar. Las fuentes, cuevas u otras de las aberturas de la
superficie terrestre eran considerados líneas de comunicación entre el Uku Pacha y el Kay Pacha.Pero no lo veían como el infierno que
nosotros conocemos sino como otro mundo de estadia.
Lo mejor que deja la cosmovisión andina es que la Tierra (Pachamama) es la madre nutricia de la vida,
como tal digna de respeto; posición opuesta a la visión europea de que el hombre debe explotar la
naturaleza sin precaución, o que la última contradicción de la historia es naturaleza hombre .
Pachamama era una divinidad ctónica reconocida como la divinidad de la tierra y la fertilidad. Se la representaba
como una niña que vivía en el interior de la tierra y las montañas. Pachamama era la responsable de la
producción de alimentos, y las ceremonias a ella estaban ligadas a la siembra, el cuidado del crecimiento y la
cosecha
Los dioses incaicos exigían ofrendas y constante recordación; en el caso de las deidades relacionadas con el
agua, se sabe que preferían el «mullu» (conchas marinas enteras, partidas o en polvo) y cada divinidad tenía una
preferencia específica sobre cómo debía ofrecérsele el mullu; existían algunas divinidades, como el caso del
oráculo de Huarochirí que exigía mullu masticado. Este mullu era depositado en pozos, fuentes, ríos, lagunas o el
mar para pedir buen tiempo y salud.
A Pachamama se le ofrendaba chicha, coca, sebo y «mullu», pidiéndole la protección de los cultivos. La chicha
era esencial en los rituales, se le utilizaba en un brindis ritual denominado «tinka» para lo cual se elaboraba una
chicha especial. Antes de la siembra era obligatorio ofrecer chicha a Pachamama haciéndosela beber
rociando la chicha en la tierra. Asimismo, todo aquel que bebiera chicha estaba obligado a invitar a
Pachamama el primer vaso para que ésta no se resintiera y lo castigara. El grado de respeto era tal, que
antes de recostarse en la tierra se le hacía una ofrenda. La ira de esta deidad podía traer desventuras en
cosechas, por lo que era necesario presentarles ofrendas, tal como el vigente brindis de chicha al inicio
del laboreo agrícola. 
“Mientras dure la fiesta en la cual distienden los ritos, es posible que una plegaria o una adoración convoquen
poderes, propicien bonanzas, así como en el primer día de agosto el comienzo de un lapso crítico, que culmina el
31 de ese mes, subraya la peligrosidad que vive el hombre porque la ‘tierra está abierta y hambreada’, motivo por
el cual necesita atenerse a una relación contractual en la que quedará supeditado a la tierra. ‘Todo el mes hay
que venerar a la tierra, incluso uno mismo tiene que comer, digamos, no hambrearse, no pelear, no hacer
mucho ruido, porque la tierra está, en ese momento, preparándose para volver otra vez a dar fruto’. Este
tiempo sagrado ‘vuelve sobre sí mismo como un anillo temporal’. La perspectiva histórica se resuelve en la
continua acumulación de acontecimientos, de la que surge la conciencia de cambio y de devenir. En cambio el
fundamente del rito (un mito, una fórmula mágica, un héroe cultural, una danza) no impone al lugareño límites
definidos de un antes y un después, permitiéndole ingresar en una tradición casi atemporal, sin solución de
continuidad, en un tiempo que lo vincula más estrechamente a la existencia de aquel fundamento y le permite
actualizar sus ritos.
Así, no puede extrañarnos que dentro de esta ceremonia ciertos actos reflejen, por ejemplo, el devenir de los
meses del año. Al iniciarse el culto a Pachamama, cuando se retira la piedra que sella el pozo a ella
dedicado en las casas, estanques, campos, vertientes, se observa cuidadosamente su interior y las
paredes del mismo para pronosticar la calidad del tiempo del año productivo que se inicia (lluvioso,
húmedo, frío, ventoso, etc.) y para conocer también la disposición anímica de Pachamama hacia sus
ofrendantes.” (Kirbus)
“Hasta el 30 de agosto se considera que Pachamama (la tierra) está abierta, hambreada. Por esta rezón se
despliega una serie de ritos tendientes a apaciguar su hambre y a asegurar los beneficios que, según la
creencia, esta divinidad puede otorgar al hombre. La tierra da y quita es la expresión que mejor sintetiza la
actitud de los lugareños hacia ella. Pachamama es la tierra, los cerros, la pampa. La voz Pacha es traducida
por algunos pobladores como sinónimo de antigua, la más vieja, la que estuvo en el origen del mundo, con lo
cual su nombre queda asociado simultáneamente a una idea temporal y espacial. Para hacer un convido o
Corpachada a la tierra hay que elegir un lugar en el fondo de la casa, en los campos de cultivo, en los corrales.
Mientras dure la función del espacio, el lugar del ritual será siempre el mismo. Se practica aun hoy en la tierra
donde, preferentemente el primer día de este mes, se hace el convido echando las comidas especiales para esta
ocasión; mientras se dicen oraciones espontáneas pidiendo por el bienestar de personas y hacienda se hacen
libaciones con chicha y vino y se echa hojas de coca. Esta corpachada se hace siempre mirando hacia el este,
como punto cardinal calificado y por lo tanto privilegiado. Pachamama se manifiesta espacialmente en aquellos
sitios que son parte de la vida cotidiana del hombre, cuya sacralidad se evidencia en virtud de la ubicación del
rito de la corpachada. Hombres y mujeres se relacionan con la tierra, con Pachamama, mediante actos que
denotan profundo respeto y fe. Por eso para hacer sus libaciones y convidos se arrodillan frente a la pequeña
fosa, cada uno a su turno. Mientras se desarrolla el ritual el sahumerio debe permanecer encendido, será el
mismo con el cual se purificará cada una de las habitacioens de la casa y a los integrantes de la familia. En
cuanto a sus características, dicen que es mujer, hombre y ambas cosas a la vez; dicen que se aparece
en el cerro, de espaldas, como una viejita vestida con poncho de vicuña y sombrero; otras que se
presenta en el relincho (macho) de las vicuñas, de hermoso porte, advirtiendo al cazador para que no les
haga daño.” (Kirbus)

4) ¿Practicaban sacrificios?

La población en el Tahuantinsuyo tenía la creencia de que a las deidades les agradaban los sacrificios de los
«animales sagrados». Uno de los animales sagrados era la «pillco llama», que no era más que una llama
blanca; esta «pillco llama» era predilecta en el culto solar, era vestida con atuendos rojos y decorada con plumas
para el sacrificio. Cuando se hacía un sacrificio, el animal sacrificado era acompañado con textiles, coca,
chicha y flores. Estos últimos 4 elementos eran imprescindibles en cualquier tipo de sacrificio u ofrenda.

Los animales preferidos para los sacrificios eran los machos, en el caso de las hembras se prefería a las
estériles. Se seleccionaban minuciosamente a los animales para el sacrificio, igualmente sucedía con los textiles.
En el caso de la coca, se ofrecía al culto la coca cultivada en campos especiales para ofrenda, igualmente la
chicha para la ofrenda era distinta a la hecha para beber en festividades.
Los sacrificios para alejar desgracias o tragedias podían realizarse en cualquier momento del año. Pero
existieron meses específicos para determinados sacrificios. Por ejemplo, en setiembre se realizaba la «citua»,
que era una ceremonia para alejar las enfermedades botándolas al río; en esta ceremonia se arrojaban al río
coca, textiles y camélidos degollados, posteriormente con la sangre de llamas seleccionadas se hacían
unos bollos de maíz que se repartían.

Existieron también sacrificios humanos generalmente asociados al Inca, estos se realizaban cuando un
Inca ascendía al trono o cuando su salud se resquebrajaba. También existió una ceremonia denominada  capac
cocha realizada en casos especiales como sequías persistentes, en la cual se sacrificaban niños
seleccionados y sin defectos, estos niños podían ser del pueblo o de la élite. Según crónicas de Bernabé
Cobo, cuando Huascar fue capturado los sacerdotes del Cusco sacrificaron varios niños, animales y textiles. 1

5) ¿Hay adivinación? ¿Hay curas o sacerdotes?

Los dioses se comunicaban con los seres humanos a través de los oráculos, estos oráculos podían ser
representaciones de los dioses hechas en diversos materiales y que, según la creencia, cobraban vida y pedían
deseos, además de responder preguntas. Los sacerdotes interpretaban los oráculos y se tenía la idea de
que, por tratarse de dioses, los oráculos no se equivocaban; pero cuando un oráculo erraba en sus
predicciones causaba gran malestar en la población. Está documentados relatos sobre la destrucción del oráculo
de Catequil (Katiqil) en Porcón por mandato de Atahualpa, al haberle dado información errónea.
El soberano «Inca» y los curacas eran considerados «huacas» debido a que ellos podían comunicarse con el
mundo sagrado. Debido a que eran huacas, se les rendía reverencia y se les saludaba dándole un beso
ofreciéndole pestañas y cejas, a esta salutación se le denominaba «mochado».
Los dioses huacas necesitaban personal dedicado a la adoración, ahí destacaron los sacerdotes como
encargados de interpretar el mensaje y las decisiones divinas. Este personal de culto tenía la obligación de
organizar los rituales, preparar las fiestas y las ofrendas; esto era muy importante en el Tahuatinsuyo, pues se
tenía la creencia que el culto a las huacas estaba ligado a la producción y al bienestar de la sociedad.
Las crónicas describen al culto solar con similaridad al culto católico, en los cuales existía una jerarquía clerigal
en la que primaba el Cusco con la máxima autoridad el «huíllac umu» (willaq uma), este huíllac umu era elegido
por las «panacas» (panaqa) cusqueñas y generalmente era uno de los hermanos del inca.

PASAJE VIDA-MUERTE

1) ¿Se ofrece el cuerpo de un muerto? ¿Qué son las ofrendas?

Morir, para los pobladores del Tahuantinsuyo, representaba un viaje de una vida a otra vida. Ese viaje era difícil y
necesitaba ayuda; el «camaqen» o espíritu del difunto necesitaba de un perro negro, que según la creencia
podía ver en la oscuridad de ese camino y podía guiarlo. El otro mundo variaba en ubicación según las
etnias, algunos creían que estaban en las cumbres nevadas, otros que estaban en campos floridos.
Se tenía la creencia de que en el otro mundo los seres humanos continuaban agrupándose en ayllus, y de
que por ser tan grande el número de difuntos el espacio y las tierras de cultivo eran insuficientes, por esa
razón enviaban al difunto con objetos que satisficieran sus necesidades.
El rito de pichcada (pichqay o pitsqay) se sigue practicando en el mundo andino, consiste en una velada de las
ropas del difunto, al quinto día de muerto. Es la despedida final, pues ha de retirarse el ánima de su última
morada.
“El 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, es celebrado por toda la iglesia católica desde el siglo VIII, para
venerar a todos los santos que gozan de la visión de Dios, cuyo nombre se desconoce. El 2 de noviembre es la
Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, y se reza por quienes se purifican en el Purgatorio. Hasta aquí las
enseñanzas de la iglesia. La devoción popular ha unido estas dos fechas y en la campaña del Noroeste se
conoce como el Día de las Almas, de las Ánimas, de los Difuntos. Se preparan para recibir las almitas
elaborando las ofrendas con anticipación. Se cree que las almas de los muertos llegan el 1 al mediodía y
recorren las casas de sus familiares y se van al día siguiente.”

(En Salta) “Quienes tienen algún familiar fallecido preparan una mesa con ofrendas y todo es cubierto con
luto, es decir con un paño negro sobre el cual se coloca seis u ocho velas. A su alrededor se ubican
familiares o amigos íntimos para rezar. Luego cada familia levanta su mesa y se va al cementerio. En las
tumbas son depositadas coronas de ramas y flores silvestres de comida que en vida haya sido del
agrado del difunto. No faltan la coca y la llijta, ni tampoco el asado. En cada plato se coloca unas cañitas
para que el alma del muerto tome el zumito. El 2 reparten las ofrendas entre los asistentes, especialmente
el asado, las tortas y todo lo que se haya elaborada para esta ocasión, y dejan una pequeña cantidad para
convidar a la tierra. En Cachi, al día siguiente del velorio de las ofrendas, cuando se ha terminado de comer y
de beber, se canta con acompañamiento de caja para despertar al alma, a fin de que se vaya contenta.”
(Kirbus)

(En Catamarca) En el ámbito familiar, la Cena de las Almas recuerda especialmente a los difuntos. Se prepara
una mesa con las mejores comidas, colocándose una cantidad de platos y velas equivalentes a la cantidad de
almas que se recuerde. Quienes ayudan a matar corderos o cabritos visten de negro. Se vela toda la noche
rezando y conversando, acompañando la cena servida pero sin probar bocado, para esperar a las almas que se
encuentran en viaje. El día siguiente al mediodía, los platos que estaban destinados a las almas, de los cuales
estas ya han probado, son arrojados al fuego y luego los presentes hacen un almuerzo que transcurre
bulliciosamente y con mucha bebida”. (Kirbus)

(En Jujuy) “No se puede omitir las creencias relacionadas con la muerte para comprender el ritual. Se cree que
cada año las almitas vienen al mediodía del 1, recorren las casas de sus familiares y se van el 2, a la misma hora
que llegaron. Es un culto privado de deudos y amigos del difunto cuyos preparativos insumen varios días,
especialmente si se trata de un muerto nuevo (no menos de cuatro meses y hasta tres años de fallecido).
Si la muerte se produjo uno o dos meses antes de esta fecha, se la considera alma nueva [WAÑOQ]
porque aún no entró al cielo y está en proceso de purificación de sus culpas. Se prepara abundante
comida, las ofrendas, que se coloca en una mesa dispuesta para tal fin. Se presentan diferencias en cuanto
a la cantidad de platos que se expone, pues estos van decreciendo cuantos más años haga que una persona
falleció. Las ofrendas se elaboran con masas de harina, saladas o dulces, con diferentes formas: de guagua
cuyos ojos, cabello y otros adornos se hacen con masa negra, lograda con el tizne del horno; angelitos para que
ayuden a las almitas a bajar; escaleras para que el alma baje a comer y suba nuevamente; palomitas que,
según Ochoa y otros, significa la gloria que todos esperamos; corazones y coronas a las que se coloca el
nombre de las almas; la cruz porque se consideran buenos cristianos. Además es costumbre preparar la
mayor cantidad de comidas que gustaban al difunto para que regrese contento a su morada y aprecie la
estima que le tenían sus deudos.

Según la creencia, y siguiendo a las autoras citadas, las almitas toman el zumo de los alimentos, por lo que
en cada plato colocan un tubito vegetal, la flor de la cebolla, y cucharitas de caña. La mesa cubierta con
una tela negra, la cruz, de masa de pan cocida, en la cabecera presidiéndola; delante de ella la escalerita y ante
todo un túmulo en el que se coloca otro pan, en este caso antropomorfo recordando al muerto, cubierto por otra
tela negra y en el espacio que queda libre una gran variedad de platos con todas las comidas: coca, llista o llijta,
cigarrillos encendidos para que las almas fumen, frutas cortadas y caramelos. Las bebidas, servidas en vasos o
en botellas destapadas para asegurar que las almas puedan tomar. Sin olvidar las comidas ceremoniales
apropiadas, como kalapurca, majadillo, machorra, picante de maíz pelado, guiso de quinoa, y dulzuras como las
capia, empanadillas, mantecados y demás. Flores y velas encendidas y un vaso con agua bendita, con que cada
uno asperjará al muerto al ingresar, completan este banquete ritual abundantemente rociado con chicha, parte
insustituible del ritual.
El 2 por la mañana se visita a los muertos. Rezos, flores y coronas de flores de papel otorgan al cementerio un
verdadero carácter festivo por el colorido que engalana las tumbas y la actividad que despierta la llegada de las
almas. Sólo asistiendo a uno de estos acontecimientos se tiene la exclusiva vivencia de la sacralidad que emana
de los rituales y de las creencias, y se tiene la evidencia de un verdadero acercamiento a las almas de los seres
queridos. La comunidad, tantas veces mutilada por la muerte, se reintegra, por pocos días, y vuelve a estar
íntegra y fuerte.

De regreso al interior de la vivienda se reparte la comida y la bebida restante a todos los presentes y se quema
los restos de comidas, cigarrillos, papeles de caramelos, en fin todos los desechos, haciendo con ellos un
sahumerio. Un detalle que sella esta comunión entre almas y vivos –y entre los vivos- es la institución del
compadrazgo ritual, haciéndose ‘compadres de guaguas’ de pan, de manera que alguien oficiará de sacerdote
e impartirá el bautismo y confirmará los lazos de los circunstanciales padres y padrinos que el dueño de casa
elige. Lo significativo es que este parentesco ritual, de mayor fuerza que el consanguíneo, es un drama que se
resuelve en la ficción de los personajes pero con la misma solidez que el que se realiza por la iglesia. Los
compadres aceptan esta relación como un privilegio que les impondrá una serie de observancias, como el
respeto mutuo, el mandato del incesto y una reciprocidad solidaria de por vida. Todo el ritual se realiza en medio
de la algarabía general, chistes y cuentos ‘verdes’, y si la festividad no estaba dirigida a las almas recientes,
terminará con música y coplas hasta el anochecer, mostrando la alegría propia de quien ha cumplido su
cometido. Podría aventurarse que en esta última parte del acontecimiento, retiradas ya las almas, se encuentra la
intención de la re-novación de la vida a partir del nacimiento y la perpetuación de la vida entrelazada a la red
parental, como válido sustento de la sociedad.” (Kirbus)

(En Tucumán) “Quienes tiene algún fallecido el 2 se dirigen hasta un algarrobo más o menos corpulento y
suspenden de él un columpio, de manera que agitándolo con fuerza pueda llegar hasta las ramas más altas,
para sacar Almas del Purgatorio. Los presentes van subiendo por turno a la hamaca y tratan de arrancar del
árbol, en un vaivén, algún gajo de la rama más alta. Por cada una que saquen se cree que se arranca un alma
del Purgatorio. Se festeja con abundantes libaciones y comida.” (Kirbus)

(En Salta y en Jujuy) “En algunos pueblos de estas provincias también se saca almas del Purgatorio. (…) En
Cochabamba, Bolivia, creen que los que se hamacan en el día de todos los santos se hamacarán luego en
el cielo, y los que se caen de la hamaca irán al purgatorio. Según Metraux, el rito cochabambino no sólo tiene
relación con la fecundidad, sino que se relaciona con las almas de los muertos.

Los muertos que vienen y van, el hamacarse, el árbol añoso y fuerte al se sujeta el columpio, que sirve
para el traspaso de las almas del purgatorio al paraíso, la edad de las personas que se hamacan (jóvenes
púberes y viriles de ambos sexos) hacen ‘sospechar que una de las intenciones subyacentes del rito es
asegurar la fecundidad de los columpiadores, que mediante el balanceo se impregnarían de la misteriosa
vitalidad del árbol. Si la comunidad se reconstruye con la presencia de los que se fueron de la vida, se asegura
su perpetuación con los que serán de la vida, aumentada la potencia fecundante de su hombres y mujeres’.”
(Kirbus)

2) ¿Hacen cremaciones de los cadáveres?


Al igual que las otras poblaciones de la región andina, los incas creían que la vida continuaba después de la
muerte. Los muertos entraban a forma parte del misterioso mundo de los huacas, término que designaba
genéricamente a todo aquello (amuletos, ídolos, santuarios) que guardaba conexión con un poder sobrenatural,
con una fuerza oscura. 

Se debía suministrar a los muertos una morada confortable y un ajuar adecuado para afrontar la nueva
vida que habrían de encontrar. Si no se sentían a gusto o se veían abandonados regresarían súbitamente,
para arrastrar consigo el alma de algún pariente, que les hiciera un poco de compañía. 

En las zonas costeras, las tumbas estaban constituidas por profundos pozos cavados en la arena. En el altiplano,
sobre todo en la región sagrada del lago Titicaca, se alzaban en cambio las chullpas, torres redondas o
cuadradas que se construían con gruesos bloques de piedra, superpuestos. 

Los difuntos eran sometidos a un proceso de embalsamamiento parcial (el clima árido hace que el cuerpo se
seque, sin descomponerse) y se colocaban en los sepulcros sentados o en posición fetal, envueltos en
mantas, espléndidas prendas tejidas que a veces eran verdaderas obras de arte. A los personajes de cierta
jerarquía se les colocaba sobre el rostro una mascarilla de oro.

Al lado de la momia se depositaban alimentos, un poco de maíz, algunos cuencos con chicha.  Junto a las
provisiones, las herramientas de trabajo, los objetos de la vida cotidiana, las pequeñas cosas por las cuales en el
curso de su existencia terrena el difunto había mostrado predilección o afecto: el telar, la lana para hilar, los
adornos, si se trataba de una mujer, o un juguete a la vera de los cuerpos más pequeños de los niños. 

CIEZA DE LEON, el P. JOSEPH DE ACOSTA y otros cronistas, relatan cómo los cuerpos de los antiguos reyes
o incas se conservaban en los templos "tan enteros y bien aderezados con cierto betún que aparecían como
vivos; los ojos tenían hechos de una telilla de oro...y estaban tan sanos y no les faltaba cabello como si muriesen
aquel mismo día, habiendo más de 60 u 80 años que habían muerto". Estas momias de sus reyes eran
sacadas de los templos en procesión por las calles del Cuzco los días de sus fiestas.

Pero a la mayoría de sus momias las enterraban en cavidades (chulpas) o bajo la arena como en Paracas,
envolviéndolas en varias mantas hechas de bellos tejidos multicolores con dibujos muy artísticos. Todo ello bien
cosido, hacía que el cadáver así envuelto pareciese un paquete, de ahí el nombre de "bulto" que han recibido.

CREENCIAS EN SERES MALIGNOS

7) ¿Cómo se representa el "Mal" en el mundo andino? ¿Hay castigo de los dioses? ¿En qué circunstancias
los dioses se enojan? Artículos de Atila Karlovich sobre el Supay en Santiago del Estero.

http://www.adilq.com.ar/atila11.html
http://www.adilq.com.ar/atila12.html

8) ¿Hay algo similar al diablo? En Oruro hay una mina conectada con una iglesia, ¿por qué? ¿Dejan ofrendas
al “diablo” antes de entrar a las minas?
Luego de la conquista de América, los sacerdotes católicos utilizaron su figura para denominar al diablo cristiano.
Como consecuencia de ello, el Supay o diablo indígena se configuró como un sincretismo con elementos
tomados tanto de las religiones indoamericanas como del catolicismo.
El Zupay es una figura ambivalente, definida por el sincretismo, que ha sido asimilada al Diablo de la cultura
cristiana, pero que también es adorado como señor de las profundidades o Salamanca.  A diferencia de lo que
sucede con el Diablo cristiano, "el indígena no repudiaba al Supay sino que temiéndole, lo invocaba y rendía
culto para evitar que le hiciera daño".
Los europeos creyeron que la religión incaica era obra del demonio e idolatría, por esta razón al recoger los
relatos y mitos incaicos, seleccionaron los que podían identificarse con el dios cristiano, o las que fácilmente
podrían ser interpretadas como vencidas por la fe católica.
En el caso de las divinidades menores, los españoles les dieron el nombre genérico de «huacas» (wak'a) y
fueron descritas como «manifestaciones locales de la actividad del demonio».
Durante la época colonial, el Supay se convirtió en uno de los personajes principales del culto a la Virgen
de la Candelaria de la Ciudad de Puno y Virgen del Socavón Oruro o Virgen de los Mineros- y de
la diablada, una danza asociada a la Virgen de la Candelaria Puno, carnaval de Oruro, que se practica
principalmente en Puno, Oruro. Se lo asocia con los mineros indígenas, que le rinden culto y le realizan
ofrendas para ganar su simpatía y evitar que los dañe.
En la diablada puneña, los pobladores se disfrazan de diablos para venerar a la virgen de la candelaria de Puno,
por devoción y agradecimiento.
En la diablada de Oruro, los mineros bailan disfrazados de diablos para pedir a la Virgen del Socavón
perdón y comprensión por convivir con Supay, Tiw o tío de la mina en lo hondo de las minas y por los ritos y
ofrendas que le dedican para encontrar las vetas del mineral y evitar los accidentes.
La referencia más antigua al Supay de la que se tenga registro es del año 1560, y corresponde
al Lexicón de Domingo de Santo Tomás, donde es definido como "ángel bueno o malo, demonio o trasgo de
casa…".
9) ¿Qué y cómo es el "familiar"? ¿A quiénes agarra? ¿De dónde surgió esa creencia?

El Familiar es particularmente temido en las provincias de Tucumán, Salta y en el noroeste de Catamarca. Se


hallan irradiaciones de su influencia además en Jujuy, Santiago del Estero y, en algunos casos aislados, también
en Entre Ríos y San Juan.

Los mitos acerca de perros demoníacos tienen larga data. Durante el siglo XIX se produjo un auge de la
industria azucarera gracias a la expansión del ferrocarril. En este contexto, los ingenios pronto
comenzaron a producir ganancias millonarias, en lapsos de tiempo tan breves que dispararon la
imaginación popular, hasta llegar a la conclusión de que los dueños de estos se habían enriquecido tan
rápidamente ayudados por el diablo, u otros demonios mandados por él, con quienes habrían firmado
un pacto demoniaco.

Pronto, la mayoría de los ingenios tuvieron su propio Familiar. Se atribuye al Ingenio Santa Ana de Tucumán,
propiedad de Clodomiro Hileret, el haber sido el primero en conseguir su propio Familiar.
Los dueños de los ingenios mantenían a estos demonios que tomarían la forma del Familiar escondidos en
el sótano o en la chimenea, al cual dejaban alimentarse una noche al año del o los peones que tuvieran la
desgracia de cruzarse en su camino o bien que hubiera sido llevado a su presencia mediante engaños
del capataz.

Ya en el siglo XX, durante la dictadura militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, en


el Ingenio Ledesma los capataces podían realizar sus rondas vestidos de negro o con perros negros, en
representación del Familiar.

Leyenda

Este tipo de espíritus Familiares denominados como "El Familiar" en estas zonas, comúnmente tendrían la forma
física de una víbora de gran tamaño (a veces una mitológica serpiente con pelos llamada  Viborón), o de un
mítico perro Cadejo, grande y negro (a veces sin cabeza o más similar a un jabalí) de grandes ojos color rojo o
de fuego y pelos duros como jabalí, el cual además puede presentar algunos rasgos humanos, como garras
prensiles como manos con las que destrozaría a sus víctimas, o a veces caminar en dos patas; o en ocasiones
un híbrido de ambos seres, similar al “Teyú Yaguá” con los colmillos de jabalíes (en la mandíbula inferior) o los
de una víbora (en la mandíbula superior); e incluso hay algunos relatos que le dan forma humana de
un "europeo" que se dice vestiría todo de negro y montaría a caballo. En estos casos, en ocasiones pueden
hablar, y en todos los casos parece coincidir que se siente cuando anda cerca un fuerte olor a azufre y el sonido
de grandes cadenas arrastrándose, "el familiar" elemento siempre relacionado a los seres de bajas vibraciones o
condenados o a emisarios del demonio; siendo seres que recorren los cañaverales en línea recta y en caso de
cruzarse con alguna construcción las atraviesa, nada lo detiene ni hiere.

Los propietarios de los ingenios azucareros que eran sindicados como poseedores de un "Familiar",
recibirían poder y dinero a cambio, generalmente, del sacrificio de un obrero por año. De no transmitirse
el conocimiento, una vez muerto el patrón, el familiar moriría de hambre y la fortuna familiar se perdería;
quedando la familia maldita. Así, cuando en las grandes fábricas, suelen ocurrir accidentes,
particularmente en la caldera (es frecuente que el trabajador caiga a la caldera y muera carbonizado) y en
el trapiche (cuando el obrero va a tirar la caña en el trapiche puede resbalar dentro de la cinta
transportadora que la tritura) y, cuando muere un hombre, se dice que el Familiar "ya se ha hecho la
víctima" (si muere más de uno es porque está hambriento). El año será de mayor provecho para el dueño
del ingenio cuanto más peones coma el Familiar.

Se cree que "El Familiar" moraría en el sótano de la casa del propio dueño y según algunas creencias el
industrial podría soltarlo cada tanto para que se alimente por sus propios medios, usualmente un obrero
que moleste al patrón. Otras versiones dicen que el familiar estaría en una habitación y que se mandaría a un
empleado a buscar herramientas en esa habitación sin salir más.

El Familiar come sólo carne humana, sintiendo predilección por alimentarse de los peones ariscos ante la
autoridad del patrón. En caso de no cumplir la cuota, el mismo patrón puede acabar devorado. Sólo quienes
han sido víctimas del Familiar lo conocen. No es posible matarlo ni herirlo con el filo de las armas o
disparándole. Sin embargo, sí es posible escapar con vida, mostrándole la cruz que se forma con la
empuñadura de un puñal.

CURIOSIDADES

1) ¿Cómo es la historia del condenado? (Del muerto cuya alma no descansa en paz).

En las tradiciones populares de Argentina, el condenado es un hombre desfigurado como castigo por haber
tenido una relación incestuosa. Aunque durante el día, su aspecto es normal (aunque cansado), por las
noches se dedica a vagabundear. Así, puede aparecer como un hombre con la mitad de su cuerpo como
perro o chancho. Devora carne cruda y saluda al llegar y al retirarse diciendo “Alaba”, en efecto, el
Condenado nunca tiene una buena noche ni puede decir “Adios” porque es enemigo de Dios.

En otras versiones, el condenado es un alma en pena. Refiere a una persona que murió en pecado y que
no habiendo sido sepultado debidamente regresa para perseguir a sus cómplices y devorarlos. En Perú,
se dice que el muerto puede salir de su tumba y quemar con sus alaridos los pajonales. Se dedica a vagar
aterrorizando a los transeúntes y que también busca personas para devorarlas.
2) ¿Por qué el cóndor es un símbolo tan importante?

Los Inkas creían que el cóndor era inmortal. Según cuenta el mito, cuando el animal siente que comienza a
envejecer y que sus fuerzas se le acaban, se posa en el pico más alto y saliente de las montañas, repliega las
alas, recoge las patas y se deja caer a pique contra el fondo de las quebradas, donde termina su reinado. Esta
muerte es simbólica, ya que con este acto el cóndor vuelve al nido, a las montañas, desde donde renace
hacia un nuevo ciclo, una nueva vida. El cóndor simbolizaba la fuerza, la inteligencia y el enaltecimiento o
exaltación. Era un animal respetado por todos aquellos que vivían en los Andes, ya que no sólo traía
buenos y malos presagios, sino que también era el responsable de que el sol saliera cada mañana, pues
con su energía era capaz de tomar el astro y elevarlo sobre las montañas iniciando el ciclo vital. “Se
sacrificaban animales, salvo algunos de carácter totémico como el puma y el cóndor“.

Los tres niveles además se identifican con sus animales sagrados: la serpiente, el puma y el cóndor andino. Para
los incas el cóndor o Apu Kuntur era un “Mensajero de los Dioses” que voló hacia el nivel superior del
mundo religioso (el Hanan Pacha) para luego llevar las plegarias a los dioses. Es la unión entre el Hanan
Pacha con el Kay Pacha. Representa la inteligencia y enaltecimiento o exaltación.

Todos los días el cóndor eleva el sol sobre el cielo. Las tradiciones cuentan que un cóndor muerto cayó en la
“Casa de las vírgenes del Sol”, lo que fue interpretado como un anuncio de la destrucción de Tahuantinsuyo.

3) ¿Qué era y qué es ahora Machu Picchu?

Según documentos de mediados del siglo XVI, Machu Picchu habría sido una de las residencias de descanso de
Pachacútec, noveno inca del Tahuantinsuyo entre 1438 y 1470. Sin embargo, algunas de sus mejores
construcciones y el evidente carácter ceremonial de la principal vía de acceso a la llaqta demostrarían que esta
fue usada como santuario religioso. 3 Ambos usos, el de palacio y el de santuario, no habrían sido incompatibles.
Algunos expertos parecen haber descartado, en cambio, un supuesto carácter militar, por lo que los populares
calificativos de «fortaleza» o «ciudadela» podrían haber sido superados.
Machu Picchu no era desde ningún punto de vista un complejo aislado, por lo que el mito de la "ciudad perdida" y
del "refugio secreto" de los soberanos incaicos carece de asidero. Los valles que confluían en la quebrada
formaban una región densamente poblada que incrementó espectacularmente su productividad agrícola a partir
de la ocupación incaica, en 1440. A la muerte de Pachacútec, y de acuerdo con las costumbres reales incaicas,
ésta y el resto de sus propiedades personales habría pasado a la administración de su panaca, que debía
destinar las rentas producidas al culto de la momia del difunto inca.

Hiram Bingham, un profesor estadounidense de historia interesado en encontrar los últimos reductos incaicos de
Vilcabamba, oyó sobre el lugar a partir de sus contactos con los hacendados locales. Fue así como llegó a
Machu Picchu el 24 de julio de 1911 guiado por otro arrendatario de tierras, Melchor Arteaga, y acompañado por
un sargento de la guardia civil peruana de apellido Carrasco. (…) Si bien es claro que Bingham no descubre
Machu Picchu en el sentido estricto de la palabra (nadie lo hizo dado que nunca se «perdió» realmente), es
indudable que tuvo el mérito de ser la primera persona en reconocer la importancia de las ruinas, estudiándolas
con un equipo multidisciplinario y divulgando sus hallazgos. Ello pese a que los criterios arqueológicos
empleados no fueran los más adecuados desde la perspectiva actual, y pese, también, a la polémica que hasta
hoy envuelve la más que irregular salida del país del material arqueológico excavado  (que consta de al menos
unas 46 332 piezas) y que recién en marzo de 2011 comenzaron a ser devueltas al Perú.

4) ¿Qué es el falso conejo? ¿De dónde viene el nombre “falso”?

1°) El falso conejo es un popular plato boliviano con sabor fuerte, como debes saber este plato se sirve en todo el
territorio nacional, debido a que es económico y de rápida preparación, sin dejar por ello de ser muy agradable.
Esta comida nace de la imitación del "lambreado de conejo"; debido a que no siempre se conseguía el
conejo, se comenzó a suplir con carne, de allí el nombre de "falso conejo".

5) ¿Qué es la chakana? ¿Y la wiphala? ¿Qué simbolizan?


Explicado en la clase. Se puede buscar en Wikipedia y encontrar con facilidad una respuesta.

NOTA ACLARATORIA DE FUENTES

Muchos de los extractos son adaptaciones y transcripciones sin declarar de:

S/a. “Religión incaica” y “Civilización incaica”. Extraído de www.wikipedia.org.


Kirbus, Federico (1997). Un viaje a los ritos del noroeste. Bs. As.: Capuz-Varela.
Karlovich, Atila. “La sombra, el alma y el diablo. Supay en los Andes” y “Supaypa yanasun kani. El pacto diabólico
en el imaginario santiagueño”. Extraído de http://www.adilq.com.ar/atila11.html y de
http://www.adilq.com.ar/atila12.html respectivamente.

Cocimano, Gabriel. Extraído de http://www.monografias.com/trabajos912/el-sentido-mitico/el-sentido-


mitico2.shtml#ixzz3mIFPlIut
Cáceres Chalco, Efraín. “Visión y Función del Hamp’atu [Sapo] en la Cultura Indígena Andina: Una Lectura de
Simbologías y Significados”  - http://www.iecta.cl/revistas/volvere_24/articulo_3_volvere_24.htm

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