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Tos ferina

11 D. Moreno Pérez, F. Baquero Artigao*,


C. Rodrigo Gonzalo de Liria**, M.J. Cilleruelo Ortega***
Unidad de Infectología e Inmunodeficiencias. Servicio de Pediatría.
Hospital Materno-Infantil. Complejo Hospitalario Universitario Carlos
Haya. Málaga. *Unidad de Infectología Pediátrica. Hospital Infantil
La Paz. Madrid. **Unidad de Enfermedades Infecciosas e Inmunología
Clínica. Servicio de Pediatría. Hospital Universitario “Germans Trias i
Pujol”. Universidad Autónoma de Barcelona. Badalona, Barcelona.
***Servicio de Pediatría. Hospital Universitario Puerta de Hierro.
Majadahonda, Madrid

1. INTRODUCCIÓN años ha ocurrido incluso en países con


La tos ferina continúa siendo un pro- buenas coberturas de vacunación (1),
blema de salud pública mundial(1). En paí- aumentando los casos declarados sobre
ses desarrollados, a pesar de la vacuna- todo en adolescentes y adultos. Se ha
ción universal en la infancia, se ha obser- visto que la inmunidad vacunal conse-
vado un aumento de casos en ciertos gru- guida en la infancia disminuye con el
pos de edad, como adolescentes y adultos tiempo(3). La ausencia de refuerzo natu-
jóvenes, así como lactantes pequeños, pre- ral por el descenso marcado de la pato-
sentando éstos las mayores tasas de hos- logía ha provocado que una bolsa de
pitalización, complicaciones graves y mor- población formada por adolescentes y
talidad(2). adultos jóvenes susceptibles a la enfer-
medad. Éstos últimos precisamente sue-
2. EPIDEMIOLOGÍA len estar más en contacto con el grupo
La tos ferina es una enfermedad muy más vulnerable para la tos ferina gra-
contagiosa, con tasas de ataque de hasta ve, como son los lactantes pequeños, con
el 80% en personas susceptibles(1). La cobertura vacunal ausente o parcial a esta
transmisión es por vía respiratoria, y es edad(4).
máxima antes de la aparición de los pri- La frecuente inespecificidad de las
meros síntomas, y se extiende al menos 2 manifestaciones en lactantes, adolescen-
semanas después del inicio de la tos. tes y adultos y adolescentes hacen que la
La vacunación sistemática redujo sospecha clínica no sea tan evidente y la
drásticamente la incidencia de la enfer- dificultad para la confirmación etiológi-
medad en muchos países(1). La reemer- ca puede contribuir a infravalorar la inci-
gencia de esta patología en los últimos dencia actual(1).
96 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de la AEP: Infectología pediátrica

3. DIAGNÓSTICO DE LABORATORIO inmunidad. El diagnóstico de casos espo-


DE INFECCIONES POR rádicos se basa en la titulación en una úni-
B. PERTUSSIS ca muestra de suero (títulos elevados res-
pecto a la población general), con sensi-
3.1. Cultivo bilidad y especificidad próximos al 90%(5).
El cultivo de Bordet-Gengou ha sido Esta estrategia es especialmente apta para
la forma de diagnóstico tradicional, pero el diagnóstico de niños mayores de un año,
se ha ido abandonando por diversas razo- adolescentes y adultos(5). En recién naci-
nes, como la escasa sensibilidad (< 25%), dos pueden surgir problemas por la inter-
muy influenciable por la calidad de la ferencia de los anticuerpos maternos. En
toma de la muestra y rapidez en la siem- esta situación se ha aplicado la compa-
bra, así como la tardanza para los resulta- ración de los títulos entre los lactantes y
dos (7-10 días). sus madres(5).
La serología puede resultar especial-
3.2. lnmunofluorescencia directa (ID) mente útil tras el tratamiento antibiótico
en muestra nasofaríngea y cuando el cultivo y PCR no se encuen-
Aunque es una técnica rápida y senci- tren disponibles o aporten resultados nega-
lla presenta deficiencias de sensibilidad y tivos.
especificidad por lo que no se acepta como
método diagnóstico de tos pertusoide. 3.4. Reacción en cadena de la
polimerasa (PCR)
3.3. Serología Su empleo con muestras respiratorias
Los métodos de ELISA permiten se ha ido generalizando en los últimos
detectar anticuerpos frente a diferentes años, sobre todo mediante la técnica de
antígenos de Bordetella. En general, las PCR en tiempo real(5). La mayor rapidez
clases de anticuerpos más utilizadas con y sensibilidad de la técnica respecto al cul-
fines diagnósticos son IgG e IgA. Los anti- tivo ayudan drásticamente en la toma pre-
cuerpos IgM parecen carecer de especifi- coz de decisiones terapéuticas y preven-
cidad. Una ventaja teórica de la detección tivas. Se recomienda la recogida de la
de IgA radica en que estos anticuerpos muestra con un hisopo de dacron. Actual-
raramente aparecen tras la vacunación. mente se puede identificar la Bordetella,
Sin embargo, su sensibilidad es menor que sea B. pertussis o B. parapertussis, inclu-
la de la detección de IgG. Los métodos de so en pacientes con tratamiento antibióti-
ELISA son ideales para la realización de co(5), pero la sensibilidad disminuye con
estudios epidemiológicos. Su principal el paso de los días. También es menor su
desventaja es la ausencia de un marcador sensibilidad en niños y adultos que han
serológico que pueda distinguir absoluta- recibido dosis de vacuna antipertúsica.
mente entre la respuesta a la vacunación
de la respuesta a la infección y el hecho 4. MANIFESTACIONES CLÍNICAS
de que se desconozca el nivel de anticuer- El periodo de incubación suele durar
pos definitivamente relacionado con la entre 7 y 10 días (rango 4-21 días)(5). Aun-
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que el curso es insidioso, suelen aparecer to, la presencia de gallo inspiratorio es más
3 fases bien definidas. La 1ª fase o cata- rara y aparecen con frecuencia cianosis
rral es la más contagiosa, dura 1-2 sema- y pausas de apnea, muchas veces sin tos
nas y es indistinguible de un catarro paroxística acompañante. Es frecuente la
común. En la 2ª fase o paroxística, apare- complicación pulmonar en forma de bron-
cen los síntomas clásicos de la tos ferina: coneumonía o atelectasias(5). El cuadro clí-
accesos de tos paroxística, congestiva, a nico más grave es la llamada “tos ferina
veces emetizante, con gallo inspiratorio. maligna”. Se caracteriza por tos paroxís-
El número de accesos diarios oscila entre tica, pausas de apnea y fallo respiratorio
5-7 en las formas leves a más de 20 en las progresivo con bronconeumonía e hiper-
graves. Son de predominio nocturno, y leucocitosis extrema, que conduce a hiper-
pueden desencadenarse por estímulos tensión pulmonar e hipoxemia rápidamen-
como el llanto, la risa, el estornudo, el te progresivas, refractarias al tratamiento
ejercicio físico o la alimentación. Carac- convencional, y que ocasiona shock y
terísticamente entre los ataques de tos el muerte en un 70% de los casos(5). Otras
paciente presenta un aspecto de total nor- complicaciones son las neurológicas, en
malidad. Los accesos aumentan en inten- forma de convulsiones (2%) o encefalo-
sidad durante 1-2 semanas, se estabilizan patía (0,5%), las nutricionales por los
durante 2-3 semanas y van disminuyen- vómitos repetidos, y las debidas a los efec-
do progresivamente. Otros síntomas rela- tos de la presión durante los paroxismos
cionados con la tos son las hemorragias de tos, como neumotórax, atelectasias,
subconjuntivales, la epistaxis y las pete- fracturas costales, epistaxis, hematomas
quias en cara y cuello. La fiebre y la difi- subdurales, hernias o prolapso rectal(5).
cultad respiratoria son muy poco frecuen- En adolescentes y adultos, la inciden-
tes, y su presencia nos obliga a descartar cia anual de infección es del 4-10%, aun-
la presencia de sobreinfecciones o coin- que en solo el 0,4-1,5% es sintomática. El
fecciones(5). Durante la última fase o de síntoma más constante es la tos prolonga-
convalecencia, los síntomas van remitien- da, siendo el diagnóstico de una cuarta
do a lo largo de semanas o incluso meses, parte de los casos con más de un mes de
aunque pueden exacerbarse con nuevas evolución. De hecho, la enfermedad
infecciones respiratorias(5). muchas veces se diagnostica erróneamen-
Existen formas atípicas que aparecen te de bronquitis o asma. Por tanto, la tos
con mayor frecuencia en niños previamen- persistente de predominio nocturno, con
te inmunizados, neonatos y adolescentes o sin paroxismos, es el síntoma más fre-
y adultos. La tos ferina del niño inmuni- cuente en el adulto, siendo rara la tos cia-
zado tiende a ser más leve y más corta5. nosante, los vómitos postusivos y el estri-
En lactantes menores de 3 meses puede dor inspiratorio(5).
ser un cuadro grave e incluso mortal(4). En 2005, los CDC de Atlanta emitie-
Cerca de tres cuartas partes de los niños ron unas definiciones de caso, desde el
menores de 6 meses requieren hospitali- punto de vista clínico y de laboratorio(6),
zación(4). El periodo catarral es más cor- que se resumen en la tabla I.
98 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de la AEP: Infectología pediátrica

TABLA I. Criterios diagnósticos de tos ferina (según los CDC de Atlanta)(6).

Diagnóstico clínico Tos de duración mayor de 2 semanas, más uno de los


siguientes:
– Tos paroxística
– Gallo inspiratorio
– Vómitos tras los accesos de tos sin otra causa aparente

Diagnóstico microbiológico Posibilidades:


(en muestra de origen – Aislamiento de Bordetella pertussis
nasofaríngeo) – Reacción en cadena de la polimerasa positiva

Caso probable Caso que cumple los criterios de diagnóstico clínico,


pero no se ha podido demostrar microbiológicamente
ni se ha podido filiar epidemiológicamente a un caso
definitivo

Caso confirmado Posibilidades:


– Cualquier cuadro respiratorio con cultivo positivo
para Bordetella pertussis
– Cualquier cuadro que cumple los criterios de
diagnóstico clínico, con PCR positiva para
Bordetella pertussis o asociación epidemiológica a
un caso con diagnóstico microbiológico

5. TRATAMIENTO ra opción clásica, fundamentalmente dado


En cuanto a la elección del antibióti- su bajo coste. Sin embargo, la aparición
co, existe consenso universal en emple- de macrólidos igualmente eficaces y erra-
ar macrólidos(6-8). La administración pre- dicadores de B. pertussis en nasofaringe(8),
coz (en fase catarral) de macrólidos pue- pero con mayor cumplimiento terapéuti-
de reducir la intensidad y duración de la co, debido al mejor perfil de tolerabilidad
sintomatología, así como la contagiosi- gastrointestinal y de dosificación-dura-
dad(7,8). De todos modos, en el mejor de ción (menos dosis diarias y menor dura-
los casos, el efecto sobre la clínica es esca- ción en días), hace que en las guías y revi-
so(7,8), y es nulo si se inicia a partir del día siones actuales se dé la opción al médi-
14-21 del inicio de la tos(7,8). co para decidirse por el empleo de eritro-
micina o bien claritromicina o azitromi-
5.1. Fármacos de primera elección: cina(6,7) (véase tabla II).
macrólidos En lactantes menores de 1 mes puede
En la tabla II, se pueden observar los haber más problemas a la hora de elegir
principales macrólidos empleados para la un macrólido. El uso de eritromicina se
tos ferina, siendo la eritromicina la prime- ha relacionado con la aparición de este-
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TABLA II. Dosis de los principales macrólidos empleados en el tratamiento y


quimioprofilaxis de la tos ferina. EHP: estenosis hipertrófica de píloro.

Eritromicina Claritromicina Azitromicina


< 1 mes Uso discutible* No recomendable 10 mg/kg/24 h,
(no datos) 5 días
(datos limitados)
1 a 5 meses 40-50 mg/kg/día, 15 mg/kg/día, 10 mg/kg/24 h,
cada 6 h, cada 12 h, 5 días
14 días 7 días (datos limitados)
(datos limitados)
6 meses 40-50 mg/kg/día, 15 mg/kg/día 1er día: 10 mg/kg
a 14 años cada 6 h cada 12 h (máx.: 500 mg/día)
(máx.: 2 g/día) (máx: 1 g/día) 2º-5º día: 5 mg/kg/día
14 días 7 días (máx.: 250 mg/día)
Adultos 500 mg/6 h 500 mg/12 h 1er día: 500 mg
14 días 7 días 2º-5º día: 250 mg/día
Nota: *Uso discutible dado que se han descrito casos de estenosis hipertrófica de
píloro relacionados con su empleo a esta edad(6,9).

nosis hipertrófica de píloro cuando se A partir del mes de vida se puede


emplea a esa edad, sobre todo en los pri- emplear cualquiera de los tres macróli-
meros 15 días de vida(9). El riesgo se ha dos, y aunque los datos sobre claritromi-
calculado en el 1-5%. Dada la escasa cina y azitromicina son más limitados que
experiencia existente con claritromicina con eritromicina en lactantes de 1-6
o azitromicina, no se conoce su posible meses, los estudios existentes sugieren
efecto sobre la estenosis de píloro(9). Sólo los mismos resultados que con eritromi-
existen algunos datos con azitromicina, y cina(6). También en este caso, la indica-
los CDC de Atlanta lo han considerado el ción y posología sugeridas de azitromi-
macrólido preferido en este grupo de cina y claritromicina no están aprobadas,
edad(6); no obstante, la dosis de azitro- y de hecho la ficha técnica de ambos los
micina recomendada parece excesiva y no desaconseja en menores de 6 meses por
está validada ni por el Laboratorio farma- falta de estudios.
céutico (que no incluye a los menores de La mayoría de las guías actuales(6,7)
3 meses en las indicaciones del producto recomiendan 14 días cuando se emplea
por falta de estudios) ni por investigacio- etilsuccinato de eritromicina. Pero se ha
nes fiables independientes, lo cual pone observado la misma eficacia con 7 días de
en entredicho su empleo. estolato de eritromicina(6). La duración de
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claritromicina y azitromicina se descri- es también vital para la disminución de la


be en la tabla II. circulación de esta bacteria en la comuni-
dad. Se ha observado como en sujetos sin-
5.2. Fármacos de segunda elección: tomáticos, la erradicación espontánea no
trimetoprim-sulfametoxazol sucede hasta pasadas al menos 3-4 sema-
Está indicado si existe alergia o into- nas del inicio de la tos en la mayoría de
lerancia a los macrólidos. No está indica- casos, llegando a ser incluso superior a
do por sospecha de resistencia a macróli- 6 semanas en lactantes no vacunados(6).
dos, ya que ésta es excepcional (< 1% en La prevención se basa sobre todo en dos
EE.UU.). La dosis recomendada es de 8 pilares: la quimioprofilaxis de los contac-
mg/kg/día, cada 12 h (máximo 160 mg/12 tos del caso índice y la vacunación.
h), durante 7-14 días(6). Está contraindi-
cado en menores de 1-2 meses. 6.1. Quimioprofilaxis posexposición
Se centra en la administración precoz
5.3. Tratamiento adyuvante de macrólidos a los contactos de los casos
Dada la intensa y molesta sintomato- índice: convivientes asintomáticos, en los
logía de la tos ferina, se emplean gran que la tasa de ataque llega a ser del 80-
diversidad de fármacos, con mayor o 90%, y lactantes incorrectamente vacuna-
menor efectividad, como antitusígenos dos de guarderías(6). Esta indicación debe
(codeína), corticoides sistémicos o inha- llevar mayor énfasis, recomendándose
lados, o broncodilatadores inhalados. Para el seguimiento estrecho del cumplimien-
las pausas de apnea en el lactante puede to, en lactantes menores de 12 meses y sus
emplearse cafeína, que está desplazando convivientes, mujeres en el tercer trimes-
al clásico salbutamol oral. Otras medidas tre del embarazo y sujetos con enferme-
pueden llegar a ser la oxigenoterapia-ven- dades de base con riesgo especial para tos
tilación mecánica y la antibioterapia empí- ferina grave(6). No está indicado en com-
rica ante sospecha de sobreinfección bac- pañeros de clase en colegios o institutos,
teriana. Existen datos a favor de la leuco- dado el retraso habitual en el diagnóstico
deplección urgente en casos de tos ferina del caso índice y las obvias dificultades
grave(10). de implantación de una quimioprofilaxis
correcta(7).
6. MEDIDAS PREVENTIVAS En todos los consensos y revisiones(6-8),
El mantenimiento de una alta tasa de la recomendación es emplear los mismos
cobertura vacunal en niños, adolescen- fármacos, dosis y duración que las comen-
tes y adultos, evitando además la exposi- tadas anteriormente para el tratamiento de
ción de los lactantes y otros sujetos de alto los casos (Tabla I). El empleo de claritro-
riesgo de adquirir tos ferina, son las medi- micina o azitromicina pueden ser opcio-
das más efectivas en el control de esta nes igual o más válidas que la clásica eri-
enfermedad. La erradicación de B. per- tromicina(6).
tussis de la nasofaringe de los sujetos En cuanto al momento del inicio de la
infectados, sintomáticos y asintomáticos, quimioprofilaxis, se aconseja que sea lo
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más precoz posible, siendo más efectiva A continuación se presentan una serie
cuanto antes se inicie. Probablemente esta de estrategias potenciales recomendables
efectividad sea muy baja si se inicia más para el control de la enfermedad en nues-
allá de los 12 días de la exposición al ini- tro medio:
cio de la tos paroxística del caso índice, y a. Vacunación universal de adolescen-
nula, y por tanto no recomendable, si han tes y de adultos. La vacuna anti-per-
pasado ya más de 21 días(6). En realidad, tussis tipo adulto (dTpa), con una baja
este concepto invita al pesimismo en cuan- carga antigénica de difteria, pertus-
to a las medidas de quimioprofilaxis en sis y tétanos, se postula como la mejor
tos ferina, dada la dificultad habitual, en solución a este problema, habiendo
la práctica diaria, para el diagnóstico clí- demostrado ser segura en personas que
nico y microbiológico del caso índice. hayan recibido hasta 5 dosis previas
Además, no existe una evidencia clara del durante la infancia(11). Se administra
beneficio de la quimioprofilaxis para la en dosis única, a ser posible en la ado-
prevención del cuadro clínico, aunque si lescencia. Diversos organismos ofi-
como control de la circulación de la Bor- ciales recomiendan esta práctica,
detella. La única excepción a esta reco- incluido el Comité Asesor de Vacunas
mendación se dará en neonatos, donde la de la AEP(12). En nuestro país, sola-
tos ferina es potencialmente tan grave que mente está incluida en el calendario
no se tendrá en cuenta el tiempo que haya de Ceuta y Melilla. Por otro lado, des-
pasado desde la exposición(6). de el año 2006, EE.UU. realiza vacu-
nación sistemática entre los 11 y 18
6.2. Vacunación años de edad(13), y también está inclui-
Los inconvenientes para la identifica- da como dosis única en el calendario
ción de los casos de tos ferina, así como de adultos(14).
los problemas inherentes al tratamiento y b. Vacunación selectiva de adolescen-
quimioprofilaxis correctos, además de su tes y adultos: “estrategia del nido”.
dudosa eficacia, hacen que la mejor medi- En caso de imposibilidad económica
da preventiva para el control de esta enfer- y/o logística para la vacunación uni-
medad sea la vacunación. En nuestro país, versal de adolescentes y adultos, la
la estrategia vacunal actual consiste en la estrategia más razonable es vacunar a
administración de la vacuna anti-pertus- los convivientes de los lactantes peque-
sis acelular en el esquema de primovacu- ños (grupo más susceptible de padecer
nación a los 2, 4 y 6 meses de vida, con un cuadro grave e incluso letal)(1).
refuerzos a los 15-18 meses y 4-6 años. A c. Vacunación de madres posparto.
pesar de elevadas coberturas, esta estra- Actualmente, los CDC recomiendan
tegia es insuficiente, ya que la pérdida de en aquellas madres sin antecedente de
la inmunidad vacunal a los 6-10 años de vacunación con dTpa, la reciban lo
la dosis de los 4-6 años de edad provoca antes posible tras el parto(15).
la aparición de casos en adolescentes y d. Vacunación selectiva de adolescen-
adultos. tes y adultos: vacunación antitetá-
102 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de la AEP: Infectología pediátrica

nica. La vacuna dTpa tiene aprobada American Academy of Pediatrics; 2009.


la indicación del manejo de heridas p. 504-19.
potencialmente tetanígenas en perso- 8. Altunaiji SM, Kukuruzovic RH, Curtis
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