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ESCUELA DE EDUCACIÓN SUPERIOR

TÉCNICO PROFESIONAL POLICIAL


HN.CAP.PNP. ALIPIO PONCE VÁSQUEZ
PUENTE PIEDRA-LIMA
DEDICATORIA

El presente trabajo, está dedicado a la Policía Nacional del Perú, por permitirnos
ser lo que somos y lo que queremos ser.

A nuestro catedrático, quien con sus sabias enseñanzas ha sabido encender una
luz en el sendero de nuestro conocimiento.

A nuestras familias, quienes con su paciencia supieron imbuirnos de voluntad


para poder realizar el presente trabajo.
INDICE

1. INTRODUCCIÓN………………………………………….…………….……..…...4

2. CAPITULO I - MARCO TEÓRICO………………………….…………..……..….5

3. ANÁLISIS……………………………………………….………………….…..……9

4. CONCLUSIONES…………………………………………………………...….…10

5.RECOMENDACIONES………………………..……....................………….…..10

6.BIBLIOGRAFÍA…………………………………...……………...…..…….…...…11

ANEXOS
1. INTRODUCCIÓN
2. CAPITULO I - MARCO TEÓRICO

CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS

Según el DSM-IV-TR (2000), los criterios diagnósticos para el diagnóstico de


pedofilia son los siguientes:

A. Durante un período de al menos seis meses, experimentar fantasías sexuales


recurrentes y altamente excitantes, impulsos sexuales o comportamientos que
implican actividad sexual con niños prepúberes o niños algo mayores
(generalmente de trece años o menores).

B. Las fantasías sexuales, impulsos sexuales o los comportamientos provocan


malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas
importantes de la actividad del individuo.

C. La persona tiene, al menos, dieciséis años y es por lo menos cinco años mayor
que el niño o los niños del criterio A.

Además, se debe especificar si la atracción sexual es por los hombres, por las
mujeres o por ambos sexos; si se limita al incesto o no; y si es de tipo exclusivo
(atracción sólo por los niños) o no.

INVESTIGACIONES SOBRE EL TEMA:

Seto M. (2012), comenta que muchos investigadores y clínicos como afirman que
la pedofilia es un trastorno que tiene un curso de toda la vida. Para algunas
personas, por lo menos, se descubre en la adolescencia temprana y el interés
sexual en los niños puede ser detectado en la adolescencia.

En el artículo de Harvard University (2010) se afirma que los Investigadores no


muestran consenso en acerca de la proporción en que los niños abusadores son
pedófilos. Otros tipos de abusadores incluyen curiosidad o adolescentes abusivos
quienes molestan a los niños más jóvenes, adultos hipesersexuales quienes de
forma oportuna escogen a niños, y personas que actúan por impulsos (más que
una respuesta erótica) mediante la influencia del alcohol o drogas. Adicionalmente
la mitad de todos los niños víctimas de abuso se encuentran entre 12 a 17 años
(postpuberes), así que sus agresores no conocen la definición estricta de la
pedofilia.

Por otro lado, en esta revisión se afirma que hay un mayor acuerdo sobre algunos
hechos. Cercanamente todas las personas con tendencias pedofílicas son
varones, asimismo que los estudios han reportado que en un 1% a 6% de niños
abusados los perpetradores han sido féminas, asimismo existen desordenes de la
personalidad y estados de humor en común con personas con tendencias
pedofílicas; y un 50% a 70% de personas con tendencias pedofílicas han sido
diagnosticados con otras parafilias como exhibicionismo, voyeurismo o sadismo.
Además, el autor plantea que existe consenso en el sentido en que la pedofilia es
una orientación sexual distinta, no algo que se desarrolla en alguien homosexual
o heterosexual. Algunas personas con necesidades pedofílicas son también
atraídos por adultos, y quizá actúan solo en deseos posteriores. De esta manera
las personas pedofilicas que son atraídas por niños de un género especifico, son
algunas veces descritas como pedófilos heterosexuales, homosexuales o
bisexuales.

Hughes J. (2007) realizó una revisión de investigaciones de Pedofilia a partir del


cual afirma que a menudo los pedófilos suelen haber sido víctimas de abuso
sexual, además pueden ser alcohólicos y pueden haber venido de una familia
disfuncional, con temprana separación de sus padres.

Asimismo, en comparación con otros delincuentes en quienes se presentan


factores externos, inestables y controlables, el pedófilo presenta factores que son
internos, estables, e incontrolables. Indicando que los pedófilos suelen tener una
visión distorsionada de los demás acompañados de un trastorno narcisista de la
personalidad, a menudo con el abuso de sustancias psicoactivas y una
personalidad agresiva.

En la investigación llevada a cabo por Deza S. (2005) acerca del abuso sexual,
toma en referencia a Finkelhor (2000), quien afirma que existe en grupo de
abusadores menores, de sexo masculino, quienes suelen imitar el abuso que han
sufrido, quienes pueden haber tenido una historia de rechazo social y
estigmatización sin ser conscientes de la causa inicial del problema.

Asimismo, la autora comparte el modelo de Finkelhor y Krugman en el que se


describen cuatro condiciones importantes en el abuso sexual:

La motivación del agresor para cometer el abuso; en el cual afirma que hay
diversas categorías de clasificación de los agresores sexuales, teniendo en
cuenta un “modus operandi” diferente, entre ellos se encuentra:

- Por repetición transgeneracional de experiencias previas de abuso en la


infancia.

- Por un componente psicopático de personalidad.

- Por trastorno de control de impulsos

- Por un Pedófilo exclusivo, por fijación obsesiva con un objeto sexualizado.

Otro factor es referido a la habilidad del agresor paras superar sus propias
inhibiciones y miedos. Algunas de estas se encuentran razones individuales de la
desinhibición como el alcohol, la psicosis, la senilidad o el fracaso en la represión
de un incesto en la familia. Además, menciona otros motivos del área
sociocultural como la tolerancia social, debilidad en las sanciones por el abuso
sexual. La pornografía infantil, y la incapacidad por ponerse en el lugar de los
niños.

- La capacidad del agresor de burlar barreras externas o deficientes factores


protectores en el niño.

- La capacidad del niño para evitar o resistirse al abuso sexual.

VI. CAUSAS:
Romi, J.C., & García, L. (2005), menciona el punto de vista de Ricardo Caponni
(2002) “La pedofilia es una condición mental perturbada en un sujeto que, de niño,
fue víctima de situaciones traumáticas de abuso sexuales o de carencias afectivas
muy intensas frente a las cuales no pudo usar otros recursos que la actuación y la
hipersexualización, con un componente variable de agresión”

Según Ricardo Caponni (2002). El origen de la pedofilia sigue un proceso en el


cual en el cual las imágenes, fantasías, o comportamientos desviados se originan
a partir de experiencias vividas que provocaron, sobre la base de una
personalidad predisponente, un placer sexual que luego facilitó la repetición de
experiencias, que, a su vez, provocó una fijación de un patrón de conducta
erótico.

Para Castro, Contreras y Nuñez (2004), la adquisición de respuestas eróticas


placenteras y específicamente aquellas referidas a la atracción de una persona
adulta hacia un niño o niña, son el resultado de una combinación entre una
predisposición de la personalidad del sujeto agresor, como factor intrínseco
determinante, más las experiencias ambientales que da el aprendizaje.

En ese sentido, en la pedofilia se originan una serie de imágenes, fantasías o


comportamientos desviados que son producto de experiencias vividas sobre la
base de una personalidad predisponente que provocaron, en su momento, un
placer sexual que facilitó la reiteración de experiencias fijando un patrón de
conducta erótico.

En general, la causa exacta es algo que aún se desconoce. Hay muchas teorías y
explicaciones desde lo biológico, psicológico, social, etc.

Según Bieber (2012), Recientemente se han propuesto modelos biológicos:

Se ha planteado una alteración neuroendocrina como base del cuadro, ya que en


algunos casos se ha vinculado su aparición con daños orgánicos cerebrales que
afectan al hipotálamo o al sistema límbico.
- La amígdala, una estructura cerebral que desempeña un papel clave en la
emoción y la excitación pueden trabajar de manera muy diferente en hombres
pedófilos de lo que hace en los hombres que no son sexualmente atraídos por los
niños, según un nuevo estudio en Alemania (A. Sartorius, Ruf M., C. Kief,
Demirakca T., J. Bailer, Ende G., Henn FA, A. Meyer-Lindenberg, 2008).

- Algunos profesionales de la salud mental, han sugerido que la paidofilia es un


tipo de adicción, una compulsión a realizar actos sexuales con niños, debido a un
mecanismo cerebral parecido al que ocurre en el cerebro de los narcoadictos,
ludópatas, etcétera.

Es importante señalar que antes de diagnosticar el trastorno de pedofilia, se debe


descartar toda alteración orgánica cerebral, retraso mental, psicosis, etc., que en
forma secundaria lleve a una pedofilia. Esta desviación sexual suele presentarse
sin patología previa y de forma primaria.

Revisando los avances en neurociencia y los diferentes estudios biológicos que


se han llevado a cabo para la pedofilia, encontramos que el desarrollo en el
sistema nervioso central, desde un punto de vista biológico, se convierte en un
factor fundamental al momento de hacer una revisión de la pedofilia, ya que es
crucial en el desarrollo de la conducta sexual de una persona pues, estudios
realizados reflejan que en ciertos casos se pueden presentar alteraciones neuro-
psiquiátricas las cuales son originados durante el embarazo (Becerra, 2009).

La pedofilia comienza a desarrollarse desde las etapas tempranas de la niñez, ya


sea desde la dificultad para resolver un conflicto en una de las diferentes etapas
psicosexuales que desembocará en un desajuste en la configuración del Yo en un
pedófilo, desde las teorías psicodinámicas y con ello, desde las teorías cognitivo
conductuales, el cómo una persona con cierto desajuste de la realidad y de sí
mismo comienza a establecer relaciones e interacciones con otros seres basadas
en creencias irracionales y distorsiones cognitivas de la realidad como lo son las
ideas de “sexualidad adecuada” en el pedófilo, las que facilitan la consecución del
fin de su conducta hacia la niñez: satisfacer su placer. Hemos dicho “desarrollar”
esta conducta pedófila porque será el medio junto a ciertas predisposiciones
genéticas, los cuales gestaran la conducta distorsionada y desviada de un
pedófilo, puesto que, según las últimas investigaciones en neurociencias, se ha
encontrado que la pedofilia pudiera estar sujeta a ciertas anomalías en el sistema
nervioso central, pero como hemos venido señalando, será el medio el que
contribuirá a que el pedófilo se convierta en un victimario consumado.

Trabazo cita a Cáceres (2001), destaca los factores que pueden explicar no solo
el origen de la pedofilia, sino de cualquier otra parafilia:

A) Problemas de relación: la dificultad para conseguir intimidad y la consecuente


soledad derivada de un estilo inadecuado de formación de vínculos. Esta
dificultad puede derivarse de una ausencia de modelos adecuados o de haber
recibido el propio sujeto abusos sexuales en su infancia. La ausencia de empatía
o el déficit de ésta también dificultarían el establecimiento de relaciones
adecuadas.

B) Experiencias de abuso-maltrato en la infancia: muchos estudios muestran que


una gran proporción (no está claro el índice, entre en 40 y el 60%) de pedófilos
han sido víctimas de abusos sexuales en su infancia. Sin embargo, no está claro
el mecanismo por el cual haber sido víctima convierte al sujeto en agresor, al fin y
al cabo, no todas las víctimas se convierten en agresores. Una de las teorías que
explicaría este mecanismo sería la que señala un modelado defectuoso por el que
el pedófilo intentaría imitar la conducta de los que en su día le agredieron. Según
Noguerol (2005), el sentimiento de rabia y fracaso, tras un trauma vivido en la
infancia, puede crear la necesidad de repetir el episodio traumático durante otras
etapas evolutivas.

C) Desarrollo de un impulso sexual desviado: a través de procesos de


condicionamiento clásico y/o operante, estímulos atípicos o determinadas
situaciones estimulares previamente sexualmente neutras podrían haberse
investido con la capacidad de evocar excitación sexual. El primer episodio, que
podría ser accidental, se afianzaría por medio de las fantasías y conductas
masturbatorias. A estos condicionamientos podrían unirse el aprendizaje social e
incluso la influencia de determinados estímulos biológicamente preparados para
facilitar tal asociación según diversos autores.

D) Haberse alterado la secuencia “normal” de cortejo: en las parafilias, esta


secuencia “normal” que tendría 4 fases, se vería alterada bien por intensificación
o fijación a una de ellas o bien por fallos o eliminación de otras. Esta teoría,
desarrollada por Freund et al. (1983; Cit. en Cáceres, 2001), si bien puede
explicar diferentes parafilias no está muy clara a la hora de explicar el origen de la
pedofilia.

E) Presencia de problemas o trastornos cognitivos: muchos autores coinciden en


la existencia de diferentes distorsiones cognitivas como base de las parafilias. La
minimización, la negación, la transferencia de responsabilidades hacia otra
persona, así como toda una serie de creencias o de actitudes facilitarían la
realización de las diferentes conductas sexuales desviadas.

Es importante señalar sin embargo que no queda claro si son las creencias
distorsionadas las que llevan por ejemplo a un pedófilo a abusar de un menor, o
las creencias son el resultado de una búsqueda de justificación de su conducta.
Parece más bien que son las interpretaciones erróneas o distorsionadas del
comportamiento de los niños, las que llevan al pedófilo a construir una serie de
creencias que le ayudan a justificar sus actos.

F) Una adicción sin sustancia: las pedofilia se consideraría como una forma más
de adicción (Cohen, Grebchenko, Steinfeld, Frenda, & Galynker, 2008) y como tal
presentaría una serie de características: Está controlada por reforzadores
positivos en su inicio y por reforzadores negativos al final; Implica cierta pérdida
de control para el sujeto; Conlleva normalmente deterioro social del sujeto; Suele
producirse cierto grado de tolerancia; Está determinada por la dependencia como
proceso esencial y básico. Apoyando esta teoría muchos autores señalan la
existencia de diversas adicciones (sobre todo el alcohol) en sujetos parafílicos.
G) Explicaciones biológicas: algunos autores han relacionado el comportamiento
sexual desviado a algún tipo de disfunción cerebral. Sobre todo, se ha estudiado
la influencia de lesiones en el lóbulo temporal, en el lóbulo límbico, así como
trastornos en la región fronto-temporal izquierda. Otros estudios señalan la
relación de trastornos hormonales (altos niveles de testosterona) con la conducta
sexual agresiva. De todas formas, el conocimiento al respecto es muy limitado,
aunque sí es verdad que se está investigando sobre todo para determinar el
efecto positivo de un tratamiento farmacológico para controlar algunos casos de
parafilias.

I. PERFIL DEL PEDÓFILO:

Rodes, Monera y Mar (2010) nos brindan un breve perfil de un pederasta: Varón,
mayor de 35 años, sin antecedentes delictivos, integrado en su entorno social,
profesional cualificado o jubilado, no consumidor de alcohol u otras drogas.

Para Bieber (2012), El individuo con este trastorno debe tener16 años o más y ha
de ser 5 años mayor por lo menos que el niño. Su curso puede ser permanente,
manteniendo contactos con una o varias víctimas, o presentar períodos de
abstinencia con episodios pedofílicos.

Dentro de los múltiples estudios que se han realizado sobre el tema, si hay un
punto en que los diferentes autores ponen en común es en que no existe un perfil
claro del pedófilo. El pedófilo puede ser un hombre o una mujer, aunque éstas son
minoría; puede ser joven, adulto o anciano; puede ser un persona culta y
respetada en su profesión o una persona inculta; pueden ser homosexuales o
heterosexuales; suelen preferir a las niñas pero también pueden decantarse por
los niños o por ambos sexos; pueden conocer a la víctima (ser familiares o
amigos) oser completamente desconocidos; sus actos pueden ir desde la
masturbación, utilización de pornografía infantil, hasta los tocamientos y violación;
unos utilizan la violencia y otros sutiles técnicas de manipulación (Trabazo, 2009).
Podemos hablar de pedofilia “primaria” cuando ésta está muy arraigada en el
sujeto, y de pedofilia “secundaria” cuando ésta está asociada a otro trastorno
psicopatológico como un retraso mental, una demencia degenerativa o un
alcoholismo por ejemplo (Oliverio y Graziosi, 2004). También podemos diferenciar
a los pedófilos de “tipo exclusivo” que sólo se sienten atraídos por menores, de
los de “tipo no exclusivo” cuando también sienten atracción sexual por adultos.

Pese a que existe dificultad para establecer características diferenciales por su


alto grado de” secretismo” por parte de los pedófilos, debido al rechazo de la
sociedad, se han podido establecer, con diversos estudios, una serie de datos
sobre ellos:

Los pedófilos son mayoritariamente varones (un 13% aproximadamente


sonmujeres); suelen cometer el abuso sexual normalmente entre los 30 y 50 años
deedad (a pesar de que un 20% de los agresores son adolescentes); suelen estar
casados; los agresores son habitualmente familiares o allegados (profesores,
vecinos,etc.) de la víctima; su apariencia es normal; tienen un estilo convencional;
suelentener una inteligencia media y no son psicóticos (Trabazo, 2009). Bieber
(2012) agrega: se relaciona mejor con niños que con adultos, tiene pocos amigos
íntimos de su generación, prefiere niños o niñas de una edad específica, prefiere
un sexo más que el otro, puede que busque empleo o sea voluntario en lugares
relacionados con actividades infantiles, se le ve en parques o cerca de colegios,
acumula fotografías de niños y niñas y pornografía infantil (para reducir las
inhibiciones de las víctimas, para fantasear cuando no tenga víctimas potenciales,
para revivir actividades sexuales pasadas, para justificar actividades sexuales
inapropiadas, para hacer chantaje a las víctimas); a veces usa alcohol o
narcóticos para administrárselos a las víctimas, habla con los niños en su mismo
leguajes, y a veces usa lenguaje de pareja, se ofrece para cuidar niños, busca
organizaciones y publicaciones que apoyen sus tendencias sexuales, guarda
ropa, juegos y demás parafernalia infantil en su casa, esconde trofeos de sus
víctimas.

Hay que aclarar que la mayoría de los pedófilos intentan no “maltratar” a los
niños, bien porque no sienten impulsos sádicos, por la atracción que sienten por
ellos o por el temor a que si les hacen daño éstos puedan hablar con alguien y ser
descubiertos. Muchos pedófilos al ser descubiertos justifican sus actos
defendiendo el valor educativo de éstos para el niño, acusando al niño de
seductor que incita al adulto, o alegando que el niño había obtenido placer con su
comportamiento (Trabazo, 2009).

Los más peligrosos son los pedófilos con rasgos sádicos y que practican el
denominado “pedosadismo” (Oliveiro y Graziosi, 2004). En estos casos, además
de sentir una atracción sexual por los niños, sienten placer infringiéndoles daño o
sometiéndolos, llegando en los casos más graves a matar a su víctima. Es
importante diferenciar estos sujetos de los que también matan a su víctima, pero
no por una satisfacción en el hecho en sí de matar, sino por el temor a ser
delatados y descubiertos.

CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS DE LOS PEDÓFILOS:

- Son incapaces de establecer relaciones satisfactorias con los demás.

- Presentan baja autoestima y pobres habilidades de relación.

- Tienen un autocontrol deficiente.

- En realidad esta pobre auto-percepción del pedófilo no se ajusta a la realidad


(son más competentes que lo que ellos dicen o creen ser).

- La mayor parte pertenece al ámbito cercano de las víctimas.

- Suelen aprovecharse de su posición o jerarquía y con frecuencia amenazan o


culpan a sus víctimas frente a padres o amigos.

- Su abuso en ocasiones se disfraza de afecto e interés personal.

- Con frecuencia la situación de abuso se prolonga en el tiempo.

TIPOS DE PEDÓFILOS:

Morillas (2005), propone los postulados expuesto por Vásquez Mesquita, quien
identifica dos tipos posibles de manifestaciones pedófilas:
a) Primaria: Circunscrita a aquel sujeto que únicamente ha mantenido relaciones
sexuales con niños o adolescentes. Este individuo se caracteriza por no presentar
ningún interés sexual (ni a menudo social) por los adultos, ostentar una
personalidad rígida, lo cual lleva implícito una existencia solitaria y estéril no
presentado sentimientos de culpa o vergüenza por sus actividades pedofílicas.

b) Secundario o psiconeurótico: Se presenta como un individuo mantenedor


de relaciones sexuales con personas adultas, normalmente heterosexual, si bien
padece diversos trastornos durante el transcurso de éstas, como impotencia
ocasional, cierto grado de apatía sexual y algún tipo de tensión con su pareja,
síntomas de índole neurótico. Únicamente desarrolla actos pedofílicos de manera
irregular, normalmente como respuesta a una situación oportunista o de estrés,
tras los cuales muestra su arrepentimiento sintiendo, en cierto modo, vergüenza
por la actitud llevada a cabo.

En cuanto al grado de peligrosidad, parece evidente, de conformidad con los


planteamientos expuestos, aunque no por ello deba generalizarse, que la
probabilidad de que el primario cometa actos de lesividad mayor, es ciertamente
elevada por la propia naturaleza de ambos; esto es, mientras el secundario
desarrolla la conducta ilícita de forma esporádica e intermitente contando a su vez
con determinados inhibidores de tal acción pues es una persona heterosexual
mantenedora de relaciones sexuales (satisfactorias o no) con otros adultos, lo
cual frena sus impulsos hacia los menores (en cualquiera de sus diversas
manifestaciones pedófilas, verbigracia consumo de pornografía infantil,
observancia de infantes, abusos, etc., el primario al carecer de tales privaciones
tenderá a desarrollar sus impulsos, independientemente de la forma, como única
vía para satisfacer sus instintos sexuales, sin importarle el resultado o daño de tal
acción.

TRATAMIENTO

Acerca del tratamiento clínico de la pedofilia, igual que el de la violación sexual,


implica temas legales y éticos, tales como el deber de informar a las autoridades
de un caso activo de abuso de un menor, la obligación del paciente a estar en
terapia por orden judicial, etc. Son temas que no siempre permiten una
interpretación clara de las responsabilidades legales u ontológicas del clínico

Una gran parte del tratamiento para el paciente que padece una pedofilia
secundaria se basa en recalcar el daño que la explotación sexual de menores
causa en la víctima. Como este grado de la pedofilia se caracteriza por
remordimientos por parte del perpetrador, el hecho de destacar las secuelas que
la explotación sexual desencadena en el desarrollo de una persona de corta edad
puede penetrar las defensas de negación y racionalización que se suelen ver con
esta población de pedófilos.

Como la conducta explotadora en la pedofilia de segundo grado es, en gran parte,


el resultado de determinadas frustraciones en la vida del perpetrador, es posible
la identificación de los estímulos que disparan los impulsos pedófilos, y así
prevenir su eventual expresión. Si a un paciente le resulta más probable pecar
cuando, después de un periodo relativamente austero en sexualidad con su
esposa, bebe alcohol, esa persona podría vigilar el alcohol durante los periodos
de frustración sexual. También de gran utilidad en la terapia de la pedofilia
secundaria es cualquier intento de resolver conflictos crónicos que predisponen a
la persona a reincidir.

En un caso como el que se acaba de exponer, una terapia sexual dirigida a la


pareja trataría de reducir la privación al coito y, así, procuraría incrementar la
satisfacción sexual entre los adultos, dando, en potencia, una ventaja en el
tratamiento de la pedofilia. De igual manera, tratando el alcoholismo, la timidez, el
aislamiento social o el matrimonio desierto de afecto serían intervenciones
terapéuticas esenciales cuando se comprueba que la conducta pedofílica está
condicionada por factores de estrés específicos.

El tratamiento del pedófilo de primer grado también requiere examinar con el


paciente las consecuencias negativas de su conducta sexual en sus víctimas. Sin
embargo, el pédofilo de primer grado carece de la misma capacidad de
autorreflexión que el de segundo grado, y se percibe frecuentemente en la terapia
que el paciente es mínimamente accesible cuando el psicólogo intenta hacerle
apreciar, mediante la diseminación de información y la facilitación de empatía, del
enorme daño de sus acciones.

La terapia propia del pedófilo de primer grado es la conductual, y en especial el


contracondicionamento.

Tal terapia consiste en el condicionamiento aversivo de los pensamientos,


imágenes e impulsos pedófilos, y en el condicionamiento nuevo de pensamientos,
imágenes y conductas sexuales apropiadas. El uso de condicionamiento
encubierto durante el cual la conducta pedófila es imaginada en el despacho del
psicólogo y asociada a consecuencias nocivas (como el estímulo desagradable de
oler amoniaco o el de imaginar ser detenido por la policía) está combinado con la
práctica de la masturbación (u otras actividades placenteras) asociada a
imágenes que incluyen una relación sexual y afectuosa con un adulto. Mientras
que el contracondicionamiento es opcional con el pedófilo de segundo grado, es
imprescindible para el tratamiento del pedófilo de primer grado. El efecto del
contracondicionamiento puede tardar unos meses en reducir el riesgo del
comportamiento pedófilo, y es prudente en casos en los cuales el paciente no
está encarcelado considerar emplear temporalmente un fármaco capaz de
suprimir parcialmente el interés sexual.

Aguayo, y Sepúlveda (1999), refieren que en algún caso de pedofilia resulta


beneficiosa la técnica de la desensibilización encubierta, en la que se asocian los
factores estimulantes para el sujeto con situaciones aversivas que resultarían de
la expresión de sus impulsos, al avanzar el tratamiento se entrena a los pacientes
para que imaginen la atracción por mujeres adultas. Frecuentemente se observa
una disminución de la atracción hacia las niñas y una disminución aún mayor en
la ansiedad producida por las mujeres.
Trabazo y Azor (2009), nos hablan sobre los objetivos de la psicoterapia con
pedófilos, que principalmente apuntas a tres principales, atendiendo a las
diferencias individuales:

1) Que el paciente acepte su tendencia sexual y asuma la responsabilidad de su


conducta. En tanto que el sujeto se vea como una persona que tomó una decisión
cuando podía haber tomado otra, podrá asumir su responsabilidad en su
comportamiento pasado y sobre todo en su comportamiento futuro. Se busca
corregir los errores perceptivos e ideas distorsionadas con las que el sujeto
justifica su actuación.

2) Desarrollar la capacidad de empatía, especialmente el sentimiento de empatía


por la víctima. Analizando testimonios de diferentes víctimas, incluida la propia
víctima del agresor, y haciendo que éste, poniéndose en el lugar de la víctima,
describa lo que ésta sintió. Sin un mínimo de empatía por la víctima el tratamiento
según muchos autores no es efectivo.

3) Evitar la reincidencia. Se les enseña a analizar sus percepciones y


pensamientos previos en situaciones de riesgo para que puedan poner en marcha
mecanismos de freno. Igualmente, se les entrena en la detección y evitación de
situaciones de riesgo. Este es un enfoque terapéutico similar al llevado a cabo en
las adicciones.

A estos objetivos principales habría que añadir otros como pueden ser:
entrenamiento en habilidades sociales y asertividad, enriquecimiento de la vida en
pareja, solución de otras disfunciones sexuales preexistentes, potenciar la
excitación ante estímulos sexuales “normales”, desarrollo de habilidades de
solución de problemas, educación sexual, etc.

Es habitual que se combinen sesiones de grupo con sesiones de psicoterapia


individual. Pero, sobre todo, es importante tener en cuenta que este tipo de
tratamiento requiere de la colaboración del delincuente sexual, en ningún caso
resulta efectivo si el sujeto se niega al mismo o no se encuentra lo
suficientemente motivado.

4. CONCLUSIONES
- Podemos concluir que en su gran mayoría los pedófilos no aceptan que tienen
una enfermedad y se sienten personas “normales – sanas”.

- El principal problema que presentan los pedófilos es que estos no sueles


colaborar con algún tratamiento para su cura.

- Es importante saber que un pedófilo puede llegar a la cárcel por esta


enfermedad, ya que es un delito grave.

5.RECOMENDACIONES

6.BIBLIOGRAFÍA
- Trabazo, V.; Azor, F. (2009). La Pedofilia: Un problema clínico, legal y social.
EduPsykhé, 2009, Vol. 8, No. 2, 195-219. Dialnet.

- Oliveiro, A. y Graziosi, B. (2004). ¿Qué es la pedofilia? Barcelona: Paidós.

- Castro, A., Contreras, C., & Nuñez, A. (2004). Violencia sexual infantil: La
pedofilia en el entorno social del menor. Tesis de licenciatura no publicada,
UCHILE, Santiago, Chile.

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