Está en la página 1de 20

1


María, pilar de la fe católica


en las expresiones de la piedad popular en Latinoamérica:
El canto a lo divino en Chile

1
Dr. Marcos Santibáñez Bravo

Resumen
El artículo reflexiona sobre las raíces teológicas y espirituales que
fundamentan el culto a la Virgen en la Iglesia Católica, relevando las
posibles tensiones que se dan entre las expresiones de una “fe culta”
propia de la tradición teológica ortodoxa y la de una “fe popular” que más
bien se enmarca en una tradición teológica heterodoxa, donde concurren
además otras fuentes no eclesiásticas, propias del acervo cultural local.

A partir del análisis de dos textos del Canto a lo Divino, expresión folclórica
de la fe popular en Chile, se intenta comprender de qué manera la fe en
María y su consecuente culto, son una forma afectiva y vital para
aproximarse al misterio numinoso de la fe en Dios y de lo celeste,
resolviendo la tensión generada entre ambas fe y sus posibles
consecuencias experienciales para la vida del creyente.

Palabras claves: Fe culta, Fe popular, raíces teológicas y espirituales,


fervor devocional, tensión, tradición catequética.

Abstract

This article reflects on the theological and spiritual roots that sustain the
cult of the Virgin at the Catholic Church, relieving potential tensions that
exist between the expressions of a "cultured faith" proper to the Orthodox
theological tradition and a "popular faith "rather be part of a heterodox
theological tradition, where other sources also attend church,
characteristics of the local cultural heritage.



From the analysis of the two texts from the “Canto a lo Divino”, folk
expression of popular faith in Chile, it tries to understand how the faith in
Mary and its consequent worship are a vital and affective way to approach
the numinous mystery of the faith in God and the celestial, resolving the
tension generated between both faith and their possible experiential
consequences for the life of a believer.































































1
Doctor en Ciencias de la Educación, Pontificia Universidad Católica de Chile.
Director Académico, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Sede Santo Domingo.
2


1.- El culto a María: en la raíz teológica y espiritual del cristianismo.

El culto a la Santísima Virgen María se encuentra en las raíces teológicas y


espirituales mismas del depósito de la fe católica, ya lo afirma elocuentemente el
catecismo "Lo que la fe católica cree acerca de María se funda en lo que cree
acerca de Cristo, pero lo que enseña sobre María ilumina a su vez la fe en Cristo"
(Catecismo, Nº 487). En efecto, resulta inseparable de la enseñanza de la Buena
Nueva de Cristo en el Magisterio, la presencia y figura de María, su madre; ya que
“desde los tiempos más antiguos la bienaventurada Virgen es honrada con el título
de Madre de Dios. A cuyo amparo los fieles en todos sus peligros y necesidades
acuden con sus súplicas”. (…) Especialmente “desde el Concilio de Éfeso, el culto
del Pueblo de Dios hacia María creció admirablemente en la veneración y el amor,
en la invocación e imitación, según las palabras proféticas de Ella misma: ‘Me
llamarán bienaventurada todas las generaciones, porque hizo en mí cosas
grandes el Poderoso’ (Lc. 1, 48)” (LG, 1969: Nº66).

Este culto a María, como Madre de Dios y co-mediadora entre Dios y la


humanidad al modo de las Bodas de Caná (Jn 2,1-12) y confirmada al pie de la
cruz (Jn 19,27), tuvo desde sus comienzos una honda penetración y fervorosa
devoción en los primeros cristianos. No siempre, este culto estuvo en los fieles
adecuadamente clarificado en sus implicaciones teológicas y pastorales, porque a
la par se encontraba en proceso de constituirse en canon el corpus teológico en
cuanto a la ortodoxia doctrinal; de ahí que la Iglesia siempre ha procurado
encauzar y orientar desde una sana doctrina, el culto mariano. Este conjunto de
expresiones hetorodoxas del culto mariano las llamaremos propias o cimentadas
en una “fe popular”2.

Por eso, en la renovación teológica y litúrgica que trajo consigo el Concilio


Vaticano II, se quiso precisar el sentido que el culto mariano debía tener dentro de
la Iglesia:































































2
Habitualmente, se expresa también como fe o religiosidad popular.
3


“Este culto, tal como existió siempre en la Iglesia aunque es del todo singular, difiere
esencialmente del culto de adoración, que se da al Verbo encarnado lo mismo que al
Padre y al Espíritu Santo, y lo promueve poderosamente. Pues las diversas formas de
la piedad hacia la Madre de Dios, que la Iglesia ha aprobado dentro de los límites de
la doctrina sana y ortodoxa, según la índole y modo de ser los fieles, hacen que
mientras se honra a la Madre, el Hijo, en quienes fueron creadas todas las
cosas. (cfr. Col. 1, 15-16) y en quien tuvo a bien el Padre que morase toda la
plenitud (col. 1, 19), sea debidamente conocido, amado, glorificado y sean cumplidos
sus mandamientos (LG No. 66)”.

Lo anterior, clarifica que el correcto culto a María - las expresiones devocionales


propias de una fe culta (fe teológicamente ortodoxa)- siempre ha sido función de
su Hijo Jesucristo, relevando que ese culto surge fundamentalmente a partir de la
condición de la maternidad divina de María3.

En el marco de las coordenadas teológico-dogmáticas de una fe culta, el


Magisterio ha reconocido algunas verdades de fe hacia donde encaminan y
dimanan el culto mariano y que brevemente recordamos:

• La Maternidad divina de la Virgen María: María no sólo es madre de


Jesús de Nazareth, es Madre de Dios (Theotokos), en tanto que la
encarnación del verbo supuso la hipostaxis perfecta de la naturaleza divina
que asume la humana en Jesucristo. Lo declaró el Concilio de Éfeso.

• La Inmaculada Concepción de la Virgen María: Para cumplir con el


designio salvífico de ser la madre de Dios, debía ser preservada, desde su
concepción, del pecado original; por lo tanto, María en cierto sentido fue
redimida “anticipadamente” antes de la venida de Cristo. Este dogma fue
proclamado en la Bula papal de Pío IX Ineffabilis Deus (1854).
“Declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la
bienaventurada virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original
en el primer instante de la concepción por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente
en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por
Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles".































































3
Como tan claramente expresa una conocida jaculatoria “A Jesús por María”.
4


• La Virginidad perpetua de la Virgen María: María concibió a Cristo sin el


concurso o participación de varón, como lo señala el ángel Gabriel en la
anunciación. Por tanto su virginidad, se mantuvo antes, durante y después
del nacimiento de Cristo. Esta verdad de fe fue aclarada por el Papa Pablo
IV a través de la Constitución Cum quorumdam (1555)

A todo y cada uno de los que hasta ahora afirmaron, dogmatizaron o creyeron[...] que
Nuestro Señor[...] no fue concebido según la carne en el seno de la beatísima y siempre
Virgen María por obra del Espíritu Santo, sino, como los demás hombres, del semen de
José;[...] o que la misma beatísima Virgen María no es verdadera Madre de Dios ni
permaneció siempre en la integridad de la virginidad, es decir, anteantes del parto, en el
parto y perpetuamente después del parto; de parte de Dios omnipotente, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, con autoridad apostólica requerimos y avisamos[...]...nec perstitisse semper
in virginitatis integritate, ante partum scilicet, in partu et perpetuo post partum...”

• La Asunción de la Virgen María: A semejanza de su Hijo divino, como


primicia de la resurrección final, María fue asunta al cielo en cuerpo y alma.
Éste es el último dogma sobre la Virgen María, y fue establecido por el
Papa Pío XII en "Munificentissimus Deus" (1950):

"Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la


Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena fue
asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial".

2.- María en la devoción popular latinoamericana

Como señalara Juan Pablo II "la espiritualidad mariana, a la par de la devoción


correspondiente, encuentra una fuente riquísima en la experiencia histórica de las
personas y de las diversas comunidades cristianas, que viven entre los distintos
pueblos y naciones de la tierra” (Redemptoris Mater N° 48). En el caso de la
devoción popular a la Virgen María en las diferentes iglesias particulares de
Latinoamérica, se caracterizan todas ellas por su colorido, diversidad y la alta
adhesión de fieles que despierta en sus innumerables advocaciones, muchas de
ellas entretejidas, en su nombre y tradición, tanto de historia como de leyenda.

Las raíces del culto mariano en Latinoamérica se encuentran precisamente en el


proceso evangelizador unido al proceso de conquista y colonia española durante
los siglos XV-XIX.
5


“Taylor destaca el papel de la Virgen como símbolo de la soberanía española y, dentro


de la religiosidad popular, cumpliendo el papel que cumplía en las creencias populares
de los españoles del siglo XVI. Para Taylor, durante gran parte de la colonia, la Virgen
era una mediadora mas que una liberadora, y como tal era un modele de aceptación y
legitimación del orden y la autoridad colonial. Es apenas en el siglo XIX cuando
empieza a ejercer una función liberalizadora” (citado por Gómez, 1997: 8)

Ya el Inca Garcilaso contaba en pleno siglo XVI las primeras expresiones de


inculturación del culto mariano en los pueblos amerindios:

“no contentos con oír a los sacerdotes los nombres y renombres que a la Virgen dan en
la lengua latina y en la castellana, han procurado traducirlo en su lengua general, y
añadir los que han podido por hablarle y llamarle en la propia...dícenle Mamanchic que
es Señora y Madre nuestra; Coya, Reina; Ñusta, Princesa de sangre real; Zapay,
única;Yurac Amancay, Azucena blanca; Chasca, Lucero del
alba; Citoccoyllor, Estrella resplandeciente; Huarcapaña, Sin mancilla; Huc
Hanac, Sin pecado; Mana Chancasca, No tocada, que es lo mismo que
invioiata; Tazque, Virgen pura; Dios pa Maman, Madre de Dios. También
dicen Pachacamacpa Maman que es Madre del Hacedor y sustentador del Universo.
Dicen Huac Chucuyac, que es Amadora y bienhechora de pobres”
(GARCILASO, Comentarios Reales citado por VARGAS UGARTE, 1956)

Actualmente, la fuerza del culto mariano tiene hitos relevantes en nuestro


subcontinente como la fiesta a la Virgen de Guadalupe en México, por su origen
histórico y milagroso que marca fuertemente todo el itinerario evangelizador de los
siglos de conquista y colonia en los territorios americanos4, pasando por fiestas
tan queridas en Ecuador, como Nuestra Señora de El Cisne5, de El Quinche, la
Dolorosa del Colegio; o en Chile, festividades como la Virgen de la Tirana, de
Andacollo o de la Virgen del Carmen, por nombrar algunas.

La referida actualidad del culto mariano en Latinoamérica ha logrado


sobreponerse al fuerte impacto de los procesos de secularización impuestos por la
postmodernidad y la penetración de otras confesiones cristianas no católicas. En
Chile, país que en la última década ha logrado un importante progreso






























































4
El acontecimiento de Guadalupe constituyó un hito importante en los inicios de la evangelización (11),
patentiza la inculturación del Evangelio en las facciones indias, criollas, negras y mestizas (187), y hoy
acompaña a la Iglesia peregrina y misionera (162) en CELAM (2007) “María, madre de discípulos”.
5
No obstante, el culto guadalupano de la Virgen representa en México un sentido cohesionador y de corte
nacionalista; en comparación con Ecuador, ya que “en el espacio de la Real Audiencia de Quito, a
diferencia que en México en donde la Virgen de Guadalupe es símbolo de la nacionalidad mexicana, las
Vírgenes y sus santuarios favorecerían más bien la conformación de identidades locales y regionales
(Gómez, 1997:6)
6


socioeconómico y se ha visto expuesto fuertemente a estos procesos


secularizados propios de los países desarrollados, el culto a la Virgen ha logrado
mantenerse indemne. En una reciente encuesta (UC-Adimark, 2008) considerando
los diferentes niveles socioeconómicos, los católicos observantes en alrededor de
un 70% confirman que rezan a la Virgen o se encomiendan a ella y se mantiene
por encima del 50% en el caso de los católicos no observantes y de sector
socioeconómico más vulnerable. Y esta cifra se empina por sobre el 80% de
adhesión en todos los niveles socioeconómicos, cuando se les consulta si creen
que la Virgen puede hacer milagros. Una gran adhesión despierta en la referida
encuesta, en cuanto a otras prácticas religiosas que forman parte de la una fe
popular, como prender velas a los muertos, visitar un santuario o realizar mandas6.
Señala Díaz Iglesias:

“Las promesas pueden expresarse de diferentes formas, una de las cuales es la


manda. Mediante la manda una persona, individualmente, establece comunicación
con una divinidad (Virgen, Cristo, santo). Esta comunicación lleva implícito un
compromiso entre ambas partes: la persona se compromete a realizar un gasto o un
sacrificio; a cambio solicita de la divinidad: vida, salud, apoyo, etc” (Díaz Iglesias,
2005: 434)

Efectivamente, los datos sugieren un fuerte vínculo entre culto a la Virgen y fe


popular. De hecho, una de las principales problemáticas de la acción pastoral de
hoy, se encuentra en la adecuada conducción y orientación del culto mariano en el
devocionario popular, precisamente porque las manifestaciones de este culto
auténtico y fervoroso en su raíz, se encuentran mezcladas con otros atributos y
prácticas que se apartan de la ortodoxia.

Por tanto, he aquí el nudo crítico o tensión que en el culto mariano se genera y
que es objeto de reflexión: la yuxtaposición entre una fe culta o teologal que
guarda relación con el aspecto prescriptivo, ortodoxo y canónico de las prácticas
enmarcatorias que la autoridad eclesial y su magisterio establecen para las































































6
En Chile, como en España, es muy común realizar una manda o “echar mandas”; la expresión que se utiliza
en para referirse a la acción de establecer un compromiso con un ser religioso (la Virgen, un santo).
Equivale a “realizar una promesa”, que generalmente implica un acto extraordinario por parte del devoto
como prueba patente de gratitud y expiación que puede llegar incluso a la realización de proezas que
comportan a veces lesiones físicas (caminar varias decenas de kilómetros descalzo, hacerlo de rodillas o a
la rastra).
7


manifestaciones devocionales a María (y por extensión a los santos); y una fe


popular7 que más bien recoge genéricamente ciertos aspectos prescriptivos y
canónicos, pero que tiene como núcleo duro o sustancial prácticas devocionales
que se enmarcan en la libre expresión de sentimientos y emociones que la
vivencia religiosa hacia la Virgen tiene lugar en el corazón del creyente8.

Desde una fe popular, podría afirmarse que María es exaltada particularmente


como “Virgen y Madre”. Por una parte, la virginidad de María9, conlleva

- el reconocimiento de la superación de las pasiones y pulsiones de la


sexualidad.
- la constitución de una “mujer ideal” lejana a toda banalidad que vive sólo
desde lo espiritual.
- fidelidad incondicional, por cuanto la traición o el olvido son impensables
- en objeto de veneración, de ahí los apelativos de Reina, Princesa, Señora
con reminiscencias caballerescas feudales o coloniales.

Por otro lado, el énfasis en la maternidad, encuadra la relación del creyente y la


Virgen a semejanza de la que existe entre hijo-madre, de este modo

- metáfora del refugio, auxilio y ayuda ante cualquier necesidad,


desembocando en muchas ocasiones hasta en el milagro.
- el tema del perdón queda enmarcado en atributos maternales de
comprensión sin límites, que parecen ser más favorables que el aspecto
castigador o más ecuánime que se le atribuye a la figura masculina en la
concepción de Dios como padre o como Hijo, en Jesucristo. De alguna
manera, hay una subsidiariedad de la misericordia en María, respecto del
perdón divino.































































7
Es indudable estamos en un marco llamado de la “teología de la piedad popular”.
8
Aunque, deba reconocerse que desarrolla la dimensión afectiva tan importante en el campo religioso,
principalmente para fijar las dimensiones de identidad, pertenencia e incorporación.
9
Una proyección pastoral y sociológica, unida al hecho de la virginidad de María, es la coloquial valoración
de la religiosa, que se supone “virgen consagrada”, a la que cariñosamente se la denomina como
«hermanita».
8


- la capacidad unitiva por cuanto en las grandes celebraciones festivas de la


Virgen, y en sus duelos o velatorios, el pueblo reconoce que todos los hijos
tienen entrada en el santuario y en la festividad, por encima de las
diferencias políticas y sociales en las que puedan encontrarse incluso
mortalmente comprometidos. La madre los reúne a todos.

En palabras de González Dorado, “Esta virtualidad de reunión y simbolización de


los hijos existente en la maternidad de María percibida por el pueblo, unida a su
misericordia y su fuerza auxiliadora, explica la fe de nuestros pueblos en la
presencia de la Virgen en los momentos de catástrofes colectivas y en los de
liberación, como ocurrió en el difícil y heroico período de la independencia política
de las nacionalidades del continente”10.

Resulta innegable afirmar que toda fe popular de algún modo ha tenido en su


génesis una fe culta, ya sea desde la evangelización o desde la catequesis. En la
preparación a la V conferencia de Aparecida, se zanjaba esta discusión
reconociendo que el énfasis en la maternidad de María en la mariología ha privado
la exploración de las dimensión del discipulado y misional que la Madre de Dios
conlleva.

“La mariología tradicional ha tenido rémoras en presentar a María como discípula


de Cristo. Demasiado fuerte era la conciencia de la maternidad de la Virgen que
llegaba hasta el punto de conferir a la madre un poder sobre su Hijo y por lo tanto,
también el deber de educarlo, por lo que la madre es maestra antes que discípula.
Afirmar que la Madre de Jesús es discípula de su Hijo significa, indudablemente,
‘contemplar a María de otra manera’ ” (CELAM, 2007:12)

Y de hecho, el documento de Aparecida reposicionará a María como discípula y


misionera, sentando nuevas bases en la gran devoción que María suscita
popularmente, pero en una audaz y actualizada forma de abordar la nueva
evangelización:

 Ella ha sido “interlocutora del Padre en su proyecto de enviar su Verbo al


mundo para la salvación de la humanidad” (266).






























































10
Véase http://www.servicioskoinonia.org/relat/301.htm#b11
9


 “La Virgen de Nazaret tuvo una misión única en la historia de la salvación,


concibiendo, educando y acompañando a su hijo hasta su sacrificio definitivo”
(267).
 María “cooperó en el nacimiento de la Iglesia misionera, imprimiéndole un sello
mariano que la identifica hondamente” (Ibid.).
 “En María nos encontramos con Cristo, con el Padre y el Espíritu Santo, como
asimismo con los hermanos” (Ibid.).
 “María es la gran misionera, continuadora de la misión de su Hijo y formadora
de misioneros” (269).
 Junto a Juan Diego, en el acontecimiento de Guadalupe, “presidió el
Pentecostés que nos abrió a los dones del Espíritu” (269).
 La presencia de María en nuestros pueblos ha entrado profundamente
“acogiendo los rasgos más nobles y significativos de su gente “(269).
 María “nos enseña el primado de la escucha de la Palabra en la vida del
discípulo y misionero” (271) y en el rezo del rosario “el pueblo cristiano aprende
de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la
11
profundidad de su amor” (271) .

3.- El culto mariano en Chile a través del Canto a lo Divino.

Chile, es un país con profunda devoción a María que lo recorre de norte a sur
(Burdach12, 2008), y recibe, como sucede en otros países, diferentes
advocaciones (en el norte, la Virgen de La Tirana; Andacollo; en la zona central,
La Candelaria; la Virgen de Lo Vásquez; la Virgen del Carmen o La Carmelita; en
el sur, La Purísima, entre otras). Su culto se introduce a Chile con la llegada de los
primeros españoles y primeros misioneros en el siglo XVI. La primera imagen
corresponde a la Virgen del Socorro, traída por don Pedro de Valdivia
conquistador del país.
No obstante, de todas las advocaciones marianas, es la de la Virgen del Carmen
que tiene el título principal. Su predilección viene precisamente porque O’Higgins y
San Martín a comienzos del siglo XIX, durante las guerras de independencia,































































11
Extractos tomados de SERRANO (2007) “María en el documento de Aparecida”.
12
Es interesante la tarea de esta investigadora que se encuentra trabajando en el marco de un proyecto
mayor “estudiar las manifestaciones del folclor religioso popular chileno desde una aproximación
literolingüística”.
10


ponen bajo su amparo y protección los ejércitos libertadores de los Andes;


prometiendo en el caso de la victoria, la construcción de un templo en su honor

“En el mismo sitio se dé la batalla y se obtenga la victoria, se levantará un


Santuario a la Virgen del Carmen, Patrona y Generala de los Ejércitos de Chile, y
los cimientos serán colocados por los mismos magistrados que formulen este voto,
en el mismo lugar de su misericordia, que será el de su gloria”.

Esta primacía de la Virgen del Carmen13 queda sellada desde 1923 cuando la
Santa Sede nombró Patrona Principal de todo el pueblo de Chile, ya que antes lo
era sólo del ejército y la armada chilena.

De las muchas expresiones de la fe popular a la Virgen y a los santos en Chile, es


el denominado Canto a lo poeta uno de los más singulares y que expresa muy
bien una síntesis entre fe culta y fe popular. En palabras de Arredondo (2000) “es
un frondoso árbol que tiene más de 400 años. (…) Es la poesía cantada que utiliza
principalmente los metros poéticos de la cuarteta o copla y la décima espinela. Se
divide en dos grandes grupos: canto a lo divino y canto a lo humano. Su origen
se remonta a la época de la Conquista (siglo XVI)”.

En la actualidad, el canto a lo poeta es un arte que aún pervive en ciertas áreas


rurales de la zona central chilena, “las nuevas generaciones, sin embargo,
manifiestan cada vez un menor interés en las tradiciones de nuestro pueblo. Como
bien dice Uribe (1962:19), los cantos a lo divino y a lo humano parecieran haberse
reducido hoy a ‘sus nocturnos lugares de origen: velorios de angelitos y novenas
campesinas’ en la ruralidad de la Zona Central de Chile” Burdach (2008:2).

De las 2 vertientes del Canto a lo poeta, es el canto a lo divino que tiene especial
interés para este estudio, dado que su eje temático principal es religioso-bíblico y,
por tanto, se refieren, entre otros, a la veneración de la Virgen María. Burdach
plantea que este género religioso-popular es “una lírica de origen peninsular o































































13
Dos son las imágenes del Carmen que los chilenos veneran con especial cariño: la del Santuario Nacional
de Maipú, tallada en Quito en 1785 y la de la Catedral metropolitana, de factura francesa del siglo XIX,
coronada solemnemente en 1926 (ésta última fue quemada por un desquiciado en 2008 y restaurada en
2009. Más detalles en www.virgendelcarmen.cl/
11


entonación de poesía estrófica cuyo punto, fundamento o tema es divino (bíblico).


Se trata de una poesía arraigada en lo rural, transmitida oralmente de generación
en generación, expresada con acompañamiento de guitarra o guitarrón chileno, en
ocasión de vigilias nocturnas o diurnas practicadas” (2008:4).

Su auge y valor artístico religioso, radica en que “cada cantor establece un diálogo
en un ritual de ‘comunicación profundamente emotiva y expresiva con el rostro
amoroso de Dios, por medio de la ternura de María, (Salinas Campos, 2005:12),
en la creencia de que a través del Canto se realiza una mejor conexión entre el
mundo y lo sobrenatural. Es así como el pueblo expresa su fe, invocando la
protección de María” (en Burdach, 2008:5).

Uno de los cultores del canto divino es el P. Miguel Jordá (2004), un sacerdote
misionero de origen francés, que cautivado por la riqueza este arte musical propia
de la fe y devoción populares chilenas, se ha convertido en un referente,
principalmente por su labor recopiladora y divulgadora. A continuación, dos textos
escogidos “Virgen de Andacollo” y “Las palabra redobladas” que él reúne en una
sus obras.

Virgen de Andacollo Las palabras redobladas

De diferentes lugares Digo la una que es una


vienen a rendirle culto en nombre de Jerusalén
el pobre y el jurisconsulto La Virgen parió en Belén
lloran junto a tus altares. y siempre ha quedado pura.
Algunos cruzan los mares Todo el mundo lo asegura
deseosos de consuelo porque quiso padecer
Andacollo feliz suelo con su infinito poder
que el mes de Diciembre atiende cierto fue que padeció
todo el orbe se desprende digo las dos que son dos
a ver a la Reina del Cielo. las dos Tablas de la Ley.

Es océano de gracia Tres son las tres Marías


del enfermo la salud cuatro los Evangelistas
protege con su virtud que son palabras benditas
al débil con eficacia. de mucha sabiduría.
La primera aristocracia Ya viene la luz del día
de La Serena evidente infinitas gracias damos
viene el señor Intendente pa' que todos conozcamos
también el señor Vicario y adoremos al Bendito
y a visitar el Santuario cinco son las cinco llagas
concurre bastante gente. de mi Señor Jesucristo.
12


De milagros hay millones Seis son seis las seis candelas


que ha hecho la Virgen pía como claro y bien se ve
protectora piadosísima y siete los siete dones
de países y naciones. de mi padre san José.
Ella da sus bendiciones Yo a la misa d'entraré
al sabio como al remoto en el primer evangelio
sin cesar en este voto el sacerdote primero
del cristianismo en su abono sale y se reviste de oro
y a suplicarle a su trono ocho son los ocho coros
llega el humilde devoto. que cantan a Dios en el cielo.

Ciegos han tenido vista Nueve son los nueve meses


y tullidos han andado que la Virgen padeció
el enfermo a mejorado por el divino Jesús
refiere una larga lista. y salvar al pecador.
Son muchos que a su conquista Diez son Diez los Mandamientos
concurren continuamente que de dote nos dejó
todo cristiano viviente Once son las Once mil vírgenes
si quiere ser perdonado que tiene el Divino Dios
confesado y comulgado Doce son los Doce Apóstoles
hincado se hace presente. que hay en la consagración.

Al fin María es portento Feliz glorioso angelito


de todo linaje humano cascarita de nogal
por eso todo cristiano ya te canté esta letrita
acude a su santo templo. y el Malo se va a arrancar.
Y reza en todo momento Las palabras de San Juan
el Santísimo Rosario que las dejó Jesucristo
del pesebre hasta el Calvario donde nuestro Padre han visto
medita bien la Pasión que la Virgen lo dirá
y acompaña en procesión por eso es bueno saber
a este Santo relicario. las palabras redoblás

Si bien el propósito no es hacer un análisis estrictamente literario ni exhaustivo,


ambos textos poéticos (que están pensados para ser cantados) permiten ilustrar
esta interesante yuxtaposición entre fe culta y fe popular, cuya síntesis es María.

Formalmente, ambos textos se estructuran en 5 estrofas de 10 de versos cada


una, con predominancia de una versificación tipo espinel, con rima
fundamentalmente consonante.
13


Cuadro sobre Estrofa Espinel

Es océano de gracia A
del enfermo la salud B
protege con su virtud B
al débil con eficacia. A
La primera aristocracia A
de La Serena evidente C
viene el señor Intendente C
también el señor Vicario D
y a visitar el Santuario D
concurre bastante gente. C

Si se consideran los textos como actos comunicativos, se evidencia en ambos


claramente la apelatividad o alusión a un destinatario, aunque con matices. En “La
Virgen de Andacollo” el hablante privilegia la 3º persona singular, lo que permite
adoptar una actitud más bien enunciativa, que es más propicia para enumerar o
describir una serie de características milagrosas que tiene la Virgen,
particularmente en torno a la fiesta mariana en el Santuario de Andacollo. Lo hace
como si estuviera relatando a un público, en una suerte de catequesis mariana de
índole popular. De ahí que el poema discurre entre la eficaz taumaturgia mariana
como en la capacidad convocatoria que tiene el santuario donde se la venera,
donde va el pobre y el jurisconsulto (clases sociales) y el señor intendente y el
vicario (poder civil/eclesiástico). Por ello, el hablante busca causar admiración en
el destinatario, a través de las loas, mostrándole una suerte de cuadro descriptivo
de lo que se ve y se escucha en la fiesta mariana de Andacollo.

En cambio, “Las palabras redobladas” está redactado en 1º persona singular, en


tono festivo, picarón, lúdico donde se entrelazan numerales y su correspondencia
con las “cantidades” involucradas en ciertas verdades de la fe “Nueve son los
nueve meses que la Virgen padeció”, en un empeño de reafirmarle al oyente que
las verdades de la fe tienen un carácter cabalístico, en una afán de demostración
que son exactas y consecuentes. A diferencia del otro poema, en éste la intención
catequética del hablante queda descubierta por el enlazamiento de dogmas
canónicos de la fe católica con creencias de la fe popular (por ejemplo, “4
evangelistas”/ “ocho coros celestiales” o “Once mil vírgenes”).
14


Una de las características de estos poemas es la presencia de la oralidad, que se


concretiza por medio de una serie de términos y expresiones que se enmarcan en
un registro de habla coloquial de carácter familiar, propio de la variable dialectal
del español de Chile, donde abundan diminutivos, adjetivos impropios, omisión
silábica y contracciones de términos que son marcas léxicas de fluidez e
imperfección de la comunicación oral, que le dan el tono afectivo y de
cotidianeidad al hecho religioso del culto mariano.

Virgen de Andacollo Las palabras redobladas

“De milagros hay millones “pa' que todos conozcamos


que ha hecho la Virgen” ya te canté esta letrita”

Asimismo, desde este punto de vista léxico y morfosintático, se aprecia la


prevalencia de fórmulas expresivas de origen campesino o campechano:

Virgen de Andacollo Las palabras redobladas

“si quiere ser perdonado “Yo a la misa d'entraré


confesado y comulgado” en el primer evangelio”

“Ella da sus bendiciones “por eso es bueno saber


al sabio como al remoto” las palabras redoblás”

Y en este sentido, se observan dentro de estas palabras campechanas,


expresiones arcaicas o antiguas ya caídas en desuso, incluso en ambientes
eclesiales
15


Virgen de Andacollo Las palabras redobladas

“jurisconsulto”
 “Virgen parió”



“remoto
 “quedado pura”

“Virgen pía” “palabras benditas”

“tullido” “adoremos al Bendito”

“hincado”
 “glorioso angelito”

“portento”

“Santo relicario”


Otro aspecto interesante de rescatar son las expresiones exageradas o


hiperbólicas como estrategia lingüística para resaltar los atributos de la Virgen y
como guiño apelativo para el destinatario del canto (“De milagros hay millones”).
De alguna manera, es una forma, digámoslo así, vivencial y laica de explicar la fe
en la Virgen, de asegurar al penitente o peregrino que ciertamente la mediación de
María es infalible.

Otro aspecto interesante de resaltar, que en ambos textos existe una progresión o
trayecto vital. Por ejemplo, el poema “Virgen de Andacollo” parte de una realidad
exterior, el acto de peregrinación al santuario de la Virgen y las variopintas
personas que acuden a esta convocatoria; luego, concluye el poema en una
realidad más bien interior, espiritual, donde el cristiano ya se encuentra en el
Santuario, donde medita la palabra de Dios nada menos que la Pasión y
acompaña al Santo relicario. Recordemos que uno de los versos, con el uso de la
figura retórica del encabalgamiento, se afirma sumariamente “todo cristiano
viviente/ si quiere ser perdonado/ confesado y comulgado/ hincado se hace
presente”.
Esquema “Virgen de Andacollo”

REALIDAD
EXTERIOR
 
 
 REALIDAD
INTERIOR

Reconocimiento de los
méritos de la Virgen

 EN
EL

CAMINO
AL

SANTUARIO
 SANTUARIO

CONVERSIÓN

“Y reza…

“De diferentes lugares medita bien …

vienen a rendirle culto” acompaña en procesión…”


 ”

16


En cambio, en “Las palabras redobladas” el trayecto va en una suerte de ascenso


espiritual, progresión que se acentúa con el incremento de los numerales: parte el
poema con el nacimiento de Cristo (numeral 1), y la preservación de la pureza
virginal de María. A medida que avanza, se adquiere una visión soteriológica y
mística considerando las Tablas de la ley; los apóstoles, San José y los coros
angélicos (numerales del 2 al 12). Finaliza, más allá de la numeración, por encima
del “12”, con una especie de exorcismo (“el Malo se va arrancar”) y con una
invocación a la veracidad evangélica de San Juan, y que las palabras redoblás la
propia Virgen las usaría para relatar su experiencia personal de la historia de la
Salvación. Aquí el hablante ha alcanzado una intimidad con lo divino, ya que usa
la expresión “nuestro Padre” y luego la certeza de poder “oír” a la Virgen14.

Esquema “Las palabras redobladas”

Parusía

Pasión, Muerte, Virgen
canta

Resurrección de Cristo

 redoblás

(+
12)

Nacimiento de Cristo Virgen
de
los


 “la Virgen lo dirá”
padecimientos
(2‐12)


Virgen
de
la
pureza

(

(1)

“La Virgen parió en Belén “La Virgen padeció”
y siempre ha quedado pura” 


Por último, se puede mencionar que ambos poemas expresan una característica
particular del Canto a lo Divino: uno extraordinario equilibrio en presentar
dinámicamente la verdades propias de una fe culta y la manera catequética y
pastoral para poderlo explicar para fe popular































































14
Dada la temática y estructura, es muy posible que este canto sea parte del acompañamiento paralitúrgico
en los llamados en la tradición campechana “El velatorio del Angelito”, acto de velación de recién nacidos
o niños fallecidos a corta edad.
17


Cuadro comparativo Fe culta y Fe popular en los poemas

Fe culta Fe popular

“Reina del Cielo” “todo el orbe se desprende


a ver a la Reina del Cielo”.
“Al fin María es portento
de todo linaje humano” “De milagros hay millones
que ha hecho la Virgen pía”
“todo cristiano viviente
si quiere ser perdonado “Ciegos han tenido vista
confesado y comulgado” y tullidos han andado
el enfermo a mejorado
“La Virgen parió en Belén” refiere una larga lista”.

“Tres son las tres Marías “Y reza en todo momento


cuatro los Evangelistas” el Santísimo Rosario”.

“Diez los Mandamientos
 “el sacerdote primero


“Doce son los Doce Apóstoles” sale y se reviste de oro”

“Seis son seis las seis candelas “ocho son los ocho coros
como claro y bien se ve” que cantan a Dios en el cielo”.

“Once son las Once mil vírgenes


que tiene el Divino Dios”

“y el Malo se va a arrancar”

4.- María pilar de la fe: una síntesis de fe culta y fe popular

El culto mariano es una realidad indesmentible, muy necesario y característico del


depósito de la fe católica. En él confluyen una multiplicidad de fuerzas, reflexiones
y teologías que buscan desarrollar una mayor comprensión de los alcances y
desafíos pastorales que él de suyo impone. Éste último ha sido la apuesta de
Aparecida, al plantear a María no sólo como madre de Dios, sino discípula y
misionera. A su vez, su gravitación en la vivencia de la fe y su relación con lo
numinoso tanto del católico observante como de aquéllos que no lo son, hoy por
hoy se torna un eje mediador que en muchos caso sostiene de manera resiliente
el embate del tiempo secularizador y desacralizador de la sociedad actual que
intenta no sólo lesionar, sino eliminar los vestigios de una fe trascendente, con sus
valores y tradiciones.
18


María en Latinoamérica cumple este papel de ser el manto invisible que reúne a
todos en una misma Iglesia y en una misma fe, independientemente de su origen,
linaje, posición política o nivel de observancia de los preceptos del catolicismo. Su
culto se ha entramado con las culturas locales, con su música, su liturgia, sus
danzas y sus fiestas. Si bien la fe popular que es la expresión de todas la
anteriores, adolece muchas veces de la precisión y rigor de la conceptualización
catequética ortodoxa propias de la fe culta, presume siempre sus raíces y se
convierte en verdadero puente o pilar donde ambas vivencias de la fe –culta y
popular- se interrelacionan y se nutren, en una lógica dinamizadora que por una
parte conecta al cristiano con su tierra, su gente y su herencia; y, por otra, lo
proyecta de modo inapelable a una tradición de la fe católica aún mayor y
milenaria que es la de la Buena Nueva, de quien María es la primera, sin duda
alguna, que la conoció y vivió fielmente.

Si
 bien
 es
 cierto
 que
 las
 expresiones
 de
 la
 fe
 popular
 muchas
 veces
 juegan

dicotómicamente
 con
 la
 imagen
 de
 María.
 “Tenemos,
 por
 una
 parte,
 una
 imagen

desconsolada,
 una
 madre
 que
 sufre,
 llora
 y
 se
 desmaya
 de
 dolor
 y,
 por
 otra,
 una
 Madre

cariñosa,
 que
 intercede
 por
 el
 pueblo
 de
 Dios,
 el
 camino
 más
 corto
 a
 través
 del
 cual
 el

pueblo
llega
al
corazón
de
Cristo”
(Burdach,
2008:13).

Pero más allá de todo, podemos señalar que en el caso de los textos poéticos
que hemos ofrecido (“Virgen de Andacollo” y “Las palabras redobladas”),
efectivamente demuestran la manera extraordinaria en que una tradición como el
Canto a lo Divino, manifestación de la fe popular de un país latinoamericano como
Chile, puede convertirse en una gran herramienta catequética y mistagógica para
expresar la naturaleza constitutiva de la vivencia de la fe, que al final es siempre
una sola y que en la persona de María, se logra la síntesis y la yerguen en un
pilar, como aparece en Belén, al pie de la cruz en el Gólgota o junto a los
apóstoles en Pentecostés, animando y acompañando la vida del cristiano hacia
Cristo, camino, verdad y vida.
19


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

ASTORGA ARREDONDO, Francisco. “El canto a lo poeta”. Rev. music.


chil. [online]. 2000, vol.54, n.194 [citado 2010-04-28], pp. 56-64 .
Disponible en:
<http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S071627902000019400007
&lng=es&nrm=iso>.
ISSN
0716‐2790.

doi:
10.4067/S0716‐27902000019400007.


BURDACH R, Ana María “Canto a lo divino: La Mariología como manifestación


folclórico religiosa chilena” en
http://www.alalite.org/files/chile2008/ponencias/Ana%20Maria%20Burdach.pdf

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (1993), Librería Espiritual, Quito


Ecuador.

CELAM (2007) “María, madre de discípulos”. Encuentro continental de pastoral


mariana y Congreso Teológico Pastoral-mariano, Secretaría General
del CELAM, Bogotá.

CONSTITUCIÓN APOSTÓLICA LUMEN GENTIUM en Documentos del


Vaticano II (1969), pp.34-109.

DÍAZ IGLESIAS, Sebastián (2005), “Religiosidad popular en el Nuevo Milenio: El


caso de las Mandas” en Revista de Estudios Extremeños, Tomo LXI.
Número II Mayo-Agosto, pp. 423-448.

GÓMEZ CAFFARENA, J (1997), “Algunas vertientes en el análisis de la


religiosidad popular en Latinoamérica” en
http://www.flacsoandes.org/dspace/bitstream/10469/561/11/03.%20Capítulo%202.
%20Algunas%20vertientes%20en%20el%20análisis%20de%20la%20religiosidad%20p
opular.pdf
 visitado el 15 de abril de 2009.

GONZÁLEZ DORADO, Antonio S.J. “De María conquistadora a María liberadora.


Mariología popular latinoamericana” disponible en
http://www.servicioskoinonia.org/relat/301.htm#b11
 y visitado 1º de mayo de
2010.

JORDÁ SUREDA, P. Miguel (2004) “Los mejores versos a lo Divino", una tradición
de cuatro siglos que perdura en el campo chileno, en
http://www.poesias.cl/canto_a_lo_divino.htm visitado el 29 de abril de 2010.

JUAN PABLO II, Redemptoris Mater o Sobre la Bienaventurada Virgen María en


la Vida de la Iglesia peregrina (1987) disponible en
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp‐
ii_enc_25031987_redemptoris‐mater_sp.html

20


GARCILASO, Comentarios Reales, 2.° P., L. I. Cap. XXV, citado por VARGAS
UGARTE, O. c., pp. 55-56.

MALO GONZÁLEZ, Claudio, (2000) “Religiosidad y fiestas populares” en Diálogo


Intercultural, Memorias del Primer Congreso Latinoamericano de
Antropología Aplicada, Ediciones Abya-Yala, Quito-Ecuador.

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE - ADIMARK (2008) Encuesta


Nacional Bicentenario, en www.uc.cl/encuestabicentenario
visitado
el
15
de

marzo
2010.


SCHILLER DE KOHN, Vera, (2000) “Religión y Religiosidad” en Diálogo


Intercultural, Memorias del Primer Congreso Latinoamericano de
Antropología Aplicada, Ediciones Abya-Yala, Quito-Ecuador.

SERRANO URSÚA, Félix Javier (2007) “María en el documento de Aparecida” en


Revista Medellín, Vol XXXIII / No.132 / Diciembre.

V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DE EL


CARIBE (2007), Discípulos y misioneros de Jesucristo para que
nuestros pueblos tengan en El vida. “Yo soy el Camino, la Verdad
y la Vida” (Jn 14, 6). Documento Conclusivo Aparecida, 2da. ed.,
CELAM – San Pablo – Paulinas, Bogotá.

VARGAS UGARTE, Rubén, Historia del culto de María en Ibero América y de


sus imágenes y santuarios más celebrados, T. 1. Madrid 1956.

También podría gustarte