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Desde mi punto de vista, estos escritos ocasionales, que se sirven a

sabiendas y deliberadamente de la forma coloquial llamada


«feuilleton»,1 constituyen, en primer lugar, una parte accesoria de mi
trabajo; en segundo lugar, estas manifestaciones circunstanciales, un
poco juguetonas y a menudo teñidas de ironía, tienen para mí un
Primera edición: junio de 1984 sentido que las relaciona: la lucha contra lo que, dentro de nuestra
opinión pública, yo llamo el optimismo falaz... [la] lucha contra la
COLECCIÓN ENSAYO religión del hombre moderno soberano, que está de moda en Europa y
Dirección: Rafael Borràs Betriu en América, del hombre que ha conseguido abrirse paso y hacer
Consejo de Redacción: María Teresa Arbó,
Marcel Plans, Carlos Pujol y Xavier Vilaró carrera..., contra la autosuficiencia, sin duda infantil pero
profundamente peligrosa, del hombre-masa, sin fe y sin ideas, en su
Título original: Die Kunst des Müssiggangs frivolidad, su arrogancia, su falta de humildad, de dudas, de
Traducción del alemán por Feliu Formosa responsabilidad. Las palabras de esta índole... no se dirigen a la
y Mireia Bofill humanidad, sino al momento concreto, a los lectores de periódicos, a
© Suhrkamp Verlag K. G . , 1973 una masa cuyo peligro —estoy convencido de ello— no consiste en la
Editorial Planeta, S. A . , Córcega, 273-277, falta de fe en sí misma y en la propia grandeza. Con bastante
Barcelona-8 (España) frecuencia, a la advertencia general sobre la sinrazón de esta «hibris»
Cubierta de Eduardo Asensio (foto Cifra humana, he unido la advertencia inmediata sobre los sucesos de
y realización de Gutiérrez Chacón) nuestra historia reciente, sobre la irreflexión y la jactanciosa frivolidad
Primera edición: octubre de 1978
(5.000 ejemplares) con que fuimos a la guerra, sobre la repugnancia de los pueblos y de
Segunda edición: enero de 1979 los individuos a buscar en sí mismos la responsabilidad de dicha
(3.300 ejemplares) guerra.
Tercera edición: junio de 1979 HERMANN HESSE (1932)
(3.000 ejemplares)
Depósito legal: B. 20745-1979 1. Colaboraciones literarias en la prensa diaria. (N. del t.)
ISBN 84-320-3652-8
ISBN 950-37-0047-7
Hecho el depósito que previene la ley 11.723
Impreso en Argentina
Carta no remitida a una cantante
Habiéndola oído cantar muchas veces en oratorios y veladas de que lo acompaña de Schubert o Hugo Wolf, confío que a esa
canto, en la sala de concierto y en la radio, y toda vez que desde obrita no le faltará corazón, ni espíritu, ni sensibilidad, y
la muerte de mi amiga Ilona, que por otra parte representaba preferiría no atribuir a la personalidad de la cantante un añadido
una especie de contraste y polo opuesto con respecto al estilo de estas cualidades. No pretendo escuchar su estrecha relación
de usted, no he escuchado a ninguna otra cantante con la con lo cantado, ni su sensibilidad a la obra de arte, sino una
alegría, la admiración y el respeto con que la escucho a usted, transmisión lo más exacta y perfecta posible de aquello que está
me permito escribirle estas líneas al terminar su concierto de escrito en sus partituras. Ello no debe reforzarse con un exceso
hoy. Reconozco que este concierto no me ha gustado tanto de emotividad ni debilitarse con una falta de comprensión. Esto
como muchos anteriores, pues el programa no me ha parecido es todo lo que esperamos de los cantantes y las cantantes, y no
realmente a la altura de su arte, pero usted ha cantando también es poco, es increíblemente mucho y muy pocos lo consiguen,
este programa, que yo no había acogido con agrado, que apenas pues además del don de una valiosa voz, ello exige no sólo una
si había aceptado, con su perfecto estilo; capaz de resistir educación y una práctica sumamente precisas, sino también
cualquier crítica, con ese noble estilo, controlado, sereno y considerable inteligencia, una capacidad de captar plenamente
práctico, que resulta de la unión de una voz muy hermosa, las cualidades musicales de una obra, de reconocerla ante todo
agradable y perfectamente educada y controlada, con la como una totalidad y no coger sólo las pasas del pastel y
dignidad y sencillez de una persona razonable y verdadera. Más ofrecer estas pasas, los pasajes agradecidos para el virtuoso,
no se puede ni se debe decir, creo yo, en honor de una cantante. con un lujo excesivo, a expensas del conjunto. Para poner un
Lo que las páginas musicales suelen alabar frecuentemente con ejemplo muy burdo: he oído cantar muchas veces la canción
superlativos y exigir de las cantantes: la efectividad, el estado Tengo un amor en Penna del Cancionero italiano en boca de
de ánimo, la espiritualidad, la cordialidad, la emotividad o jóvenes cantantes inexpertas, y éstas sólo habían comprendido
como se llame, siempre me resulta dudoso y equívoco, y tan y habían captado del texto y la composición de la canción, que
poco importante como la figura o el maquillaje más o menos un grito triunfal al cantar el «¡diez!» del último verso producía
bellos de la intérprete. A decir verdad, no ansío ni espero de un impacto. Cantaban miserablemente, pero la capa más baja
usted espiritualidad ni emotividad ni receptividad ni tampoco del público siempre se dejaba seducir más o menos por el
un corazón de oro, sino que doy por sentado que todo ello ya «¡diez!» y aplaudía.
existe en una medida suficiente en la canción o en el aria, en la Todo esto son obviedades, que sin embargo no resultan nada
obra de arte que integran el texto y la música, y que el creador evidentes en la práctica, ni para los cantantes ni tampoco para
ya puso todo eso en su obra y no es necesario ni conveniente sus oyentes o para una parte de los críticos. Cuando aparece
añadirle nada más. Cuando un texto es de Goethe y la música una cantante y realmente cumple con estas exigencias

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aparentemente tan sencillas, cuando realmente canta lo que música mala. En cambio cuando usted canta, respetada señora,
escribió el compositor, cuando no olvida ni añade nada, no y su programa incluye excepcionalmente una música dudosa,
falsea nada, le concede a cada nota y cada compás lo que es su espléndida interpretación no me instiga a dar mi aprobación
suyo, cada vez lo vivimos como una suerte y un milagro, y a esa música, sino que siento un malestar y algo así como
sentimos un agradecimiento que reconforta el corazón, una vergüenza, y me entran ganas de rogarle de rodillas que
dulce saciedad, que sólo solemos experimentar en otras consagre su arte exclusivamente al servicio de lo perfecto, pues
circunstancias cuando nosotros mismos leemos o tocamos o sólo eso es digno de usted.
rememoramos una obra querida, es decir, cuando no hay Ahora bien, si en verdad le enviara esta carta de amor y
ningún intermediario entre nosotros y la obra. agradecimiento, usted podría responderme con razón que no
Esta rara suerte de ser regalados por una intermediaria que no tiene especial interés en recibir lecciones sobre las cualidades
le quite ni le añada nada a la obra, que sepa ser voluntad e musicales y el criterio musical de boca de un lego como yo. No
inteligencia, pero casi no ya persona, es algo que los amantes consentiría, con razón, que yo critique su programa. Eso sin
de la música agradecen a esos artistas, entre los que usted se duda; pero no voy a enviarle esta carta, ésta es únicamente un
cuenta. Tales artistas son más difíciles de encontrar en el caso diálogo conmigo mismo y una solitaria contemplación. Con
de la música cantada que en la instrumental: y precisamente por ella intento comprender algo, a saber, el origen y el significado
ello es tan grande la suerte de encontrar a uno de estos raros de mi gusto y mi criterio musicales. Cuando alguna vez hablo
artistas. Ciertamente, también existe otro tipo de suerte cuando de arte, o más bien pienso en él, lo hago ciertamente como
uno escucha cantar a alguien, la cual puede ser incluso bastante artista, pero no como crítico de arte y esteta, sino siempre como
intensa: la suerte de verse cortejado, conquistado y arrebatado moralista. Lo que rechazo o al menos miro con desconfianza en
por una fuerte o seductora personalidad artística. Pero esa el terreno de las artes, lo que en cambio respeto y amo, no me
suerte no es pura, tiene algo que ver con la magia negra, es viene dictado por conceptos objetivos, en cierto modo
aguardiente en vez de vino y acaba convirtiéndose en hastío. normativos, de valía y belleza, sino por una especie de
Esta forma impura de pasatiempo musical nos corrompe y nos conciencia, de naturaleza moral y no estética, y que
lleva por mal camino en dos sentidos: aparta nuestro interés y precisamente por ello llamo conciencia y no buen gusto, por
nuestro cariño de la obra en sí para encauzarlos hacia el ejemplo. Esta conciencia es subjetiva y sólo me obliga a mí;
intérprete, y falsea nuestro juicio, al inducirlos a aceptar, por muy lejos de mí intentar imponer al mundo tal tipo de arte que
mor de la interesante interpretación, también obras que de lo a mí me gusta, o pretender hacerle perder el gusto por tal otro
contrario rechazaríamos. La voz de la sirena conserva su tipo que yo soy incapaz de tomarme en serio. Es posible que
encanto incluso con el más miserable tema de moda. En muy poco de lo que se presenta a diario en los escenarios de los
cambio, la práctica pura, objetiva, sobria del arte refuerza y teatros y las óperas pueda atraerme, pero acepto gustoso que
depura por el contrario nuestro juicio. Cuando una sirena canta, todo este mundo artístico y arte mundano prospere y siga
puede que en ciertas circunstancias nos guste incluso una existiendo. No espero conseguir en ningún futuro la feliz utopía

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de un mundo en el que sólo se haga magia blanca y nada de arte cuyos medios, técnica y posibilidades conozco y que
magia negra, en el cual no exista el efectismo ni el bluff, sino comprendo en toda la medida de mis posibilidades. Mi actitud
que yo mismo debo creármelo en la minúscula parcela de ante las demás artes, sobre todo con respecto a la música, no
mundo que me pertenece y sobre la cual puedo influir... Entre viene dictada tanto por la consciencia como por instintos
aquello que amo y respeto se cuentan los artistas y las obras anímicos, no nace de unos actos de la inteligencia, sino de una
que nunca gozaron del aura popular, y entre las obras que no higiene, de la necesidad de una cierta limpieza y salubridad, de
me gustan, que mi conciencia o mi sentido del gusto rechazan, un aire, una temperatura y unos alimentos, que proporcionan
figuran algunos de los nombres y títulos más famosos. Desde bienestar al espíritu y que a veces facilitan el tránsito de la
luego, las fronteras no son rígidas, sino elásticas hasta cierto holganza a la actividad, del reposo del alma a las ansias
punto; de vez en cuando puede darse el caso de que descubra, creadoras. El disfrute del arte no es en mí embotamiento ni
sorprendido y avergonzado, una obrita de un artista, que mi intentos de conseguir una formación cultural, es aire para
instinto había rechazado hasta entonces, la cual sin embargo se respirar y alimento, y cuando oigo una música que despierta
adapta a mi mundo y mi manera de ser. E incluso entre los más una animosidad en mí, u otra que me resulta demasiado dulce,
grandes, casi sacrosantos maestros puede asustarme a veces por demasiado azucarada o sazonada, entonces la rechazo, no en
un instante la sombra de un desliz, una sombra de vanidad, de base a una profunda comprensión de la esencia del arte ni como
ligereza o de ambición y ganas de causar un efecto. Toda vez crítico, sino de manera casi completamente instintiva. Lo cual,
que yo también soy artista y mis propias obras están llenas de sin embargo, no excluye en modo alguno que en muchos casos
tales pasajes reprobables, llenas de turbias incrustaciones en lo este instinto también se vea corroborado posteriormente cuando
que hubiera deseado puro, estos descubrimientos no consiguen le someto a la prueba de la razón. Ningún artista puede vivir sin
desorientarme aunque en el fondo son terribles. No me esos instintos y sin esa higiene espiritual, y cada cual tiene los
corresponde a mí decir si alguna vez han existido realmente suyos particulares. Pero volviendo a la música: mi moral
maestros perfectos, totalmente puros, totalmente piadosos, artística algo puritana tal vez, la moral y la higiene de un artista
plenamente absorbidos en la obra y el servicio, maestros con y un individualista, no incluyen sólo una sensibilidad hacia el
sus raíces en lo humano. Ya es suficiente que existan obras alimento espiritual, sino un rechazo no menos sensible de todas
perfectas, que de vez en cuando haya surgido por mediación de las orgías de la comunidad, de todo lo que esté relacionado con
tal o cual maestro un fragmento cristalino de espíritu objetivado el espíritu y la psicosis de las masas. Éste es el punto más
y les haya sido dado a los hombres como piedra de toque. delicado de mi moral, pues de este punto parten todos los
Mi juicio sobre las obras musicales no tiene, como he dicho, la conflictos entre la persona y la comunidad, entre el espíritu
pretensión de ser estética y objetivamente «correcto», ni quiere individual y la masa, entre el artista y el público, y ni tan sólo
ser tampoco determinante ni moderno. Como literato, en me atrevería a repetir una última vez, ahora que soy viejo, mi
realidad sólo puedo permitirme emitir un juicio puramente reconocimiento hacia el individualismo, si mis
estético en el caso de la literatura, en el caso de una forma de susceptibilidades y mis instintos tantas veces censurados por las

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gentes normales y sin tacha no hubieran resultado o un teatro ofrecen con frecuencia, concretamente todas las
espantosamente acertados en un ámbito particular, noches de éxito y esplendor, precisamente ese espectáculo de
concretamente en el de la política. Muchas veces he visto una delirio colectivo, y es una suerte que éste pueda desfogarse en
sala llena de gente, una ciudad llena de gente, un país lleno de los tradicionales aplausos, reforzados a veces aún con pateos y
gente, abandonados a esa embriaguez y ese delirio que hace de vivas. Una buena parte o la mayoría del público acude, sin
los muchos individuos una unidad, una masa homogénea, he saberlo, a estas representaciones sólo por esos instantes de
visto cómo desaparecía lo individual y cómo el entusiasmo de embriaguez. El calor de los cuerpos de gran número de
la unanimidad, de la fusión de todos los instintos en un solo personas, los estímulos del arte, el atractivo de los directores de
instinto masivo llenaba a cientos, a miles o a millones de orquesta y virtuosos crean una tensión y una elevada
personas de una intensa satisfacción, de unas ansias de temperatura que hace «salir de sí mismo», o eso le parece
adhesión, de una despersonalización y un heroísmo, que al sentir, a todo aquel que cae bajo su influjo, esto es, le arrebata
principio se expresa en consignas, gritos, escenas fraternales, por un rato la razón y otras molestas inhibiciones y, con una
con lágrimas y emoción, pero finalmente acaba en guerra, pasajera pero poderosa sensación de bienestar, le convierte en
enajenamiento y torrentes de sangre. Mi instinto de un mosquito más danzando en la gran nube. También yo he
individualista y de artista siempre me ha prevenido caído alguna vez bajo este delirio y este embrujo, al menos en
vigorosamente contra ésta capacidad de los hombres para mis años más jóvenes, he oscilado y he aplaudido al unísono y
dejarse embriagar por el sufrimiento común, el orgullo común, me he esforzado en unión de otros quinientos o un millar por
el odio común, el honor común. Cuando en una habitación, una retrasar la llegada del despertar y el retorno a la razón, el fin del
sala, un pueblo, una ciudad, un país comienza a palparse este delirio, mientras, ya de pie y de hecho dispuestos a marcharnos,
sofocante entusiasmo, me entra frío y siento desconfianza, me intentábamos reanimar una y otra vez con nuestros gritos el
estremezco y ya veo correr la sangre y arder en llamas las aparato artístico ya agotado. Sin embargo, no me ha sucedido
ciudades, mientras la mayoría de los hombres todavía están con demasiada frecuencia. Y la secuela de estas ebrias
absortos en las consignas y la fraternidad, con lágrimas de experiencias fue siempre ese malestar que llamamos mala
entusiasmos y profunda emoción en los ojos. conciencia o resaca.
Basta de política. ¿Qué relación puede tener con el arte? Pues,
sí, alguna que otra relación hay entre ambos, tienen todo tipo de
cosas en común. Por ejemplo, la sicosis de masas, el medio de (Publicado por «National-Zeitung», Basilea, núm. 529,
acción más poderoso y oscuro de la política, también es el del 16-11-1947.)
medio más poderoso y turbio del arte, y una sala de conciertos

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