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Todos sabemos que la oración es vital para el cristiano. La verdadera pregunta es si vivimos
conforme a esta verdad.
¿Por qué debemos ser personas disciplinadas en la oración? Aquí algunas razones.
Jesús, siendo una de las personas de la Trinidad, nos enseñó a ser constantemente dependientes de
Dios a través de la oración (Lucas 22:32; 6:12;Mr. 1:32-34 ).
“32 Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían
enfermedades, y a los endemoniados; 33 y toda la ciudad se agolpó a la puerta. 34 Y sanó a
muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no
dejaba hablar a los demonios, porque le conocían, 35 y levantándose muy de mañana mientras
estaba aun obscuro salió y se fue a un lugar solitario y ahí se puso a orar.
Jesús atribuía gran importancia a la oración. Oró cuando fue bautizado (Lc. 3:21); oró antes de elegir
a los Doce apóstoles (Lc. 6:12); en conexión con y después de la alimentación milagrosa de los cinco
mil (Mr. 6:41, 46; cf. Mt. 14:19, 23); cuando estaba a punto de hacer una pregunta importante a sus
discípulos (Lc. 9:18); en el monte donde fue transfigurado (Lc. 9:28); justamente antes de extender
la cariñosa invitación,
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados …”
(Mt. 11:25–30; Lc. 10:21); en el momento antes de enseñar a los discípulos la oración del Señor (Lc.
11:1); en la tumba de Lázaro (Jn. 11:14, 42); por Pedro, antes de que lo negara (Lc. 22:32); en la
noche de la institución de la Santa Cena (Jn. 17; cf. 14:16); en Getsemaní (Mr. 14:32, 35, 36, 39; cf.
Mt. 26:39, 42, 44; Lc. 22:42); en la cruz (Lc. 23:24; 49 Mr. 15:34; Mt. 27:46; Lc. 23:46); y después
de su resurrección (Lc. 24:30). Estas referencias deben considerarse como ejemplos de una vida de
Unas pocas citas entresacadas de los Evangelios nos muestran cuán genuinas, íntimas, confiadas y
desinteresadas eran las oraciones del Señor. Sus oraciones buscaban la gloria de Dios.
Si no estamos orando, no estamos reconociendo que por nosotros mismos no somos capaces de ser
los esposos, padres, amigos, hermanos, o empleados que Dios nos llama a ser.
Ruego a Dios que cada día meditemos en la Palabra y oremos para vivir vidas que le glorifiquen.
Que dejemos de “cumplir” con orar como si fuera una opción o un pasatiempo para nosotros, y que
seamos conscientes de nuestra profunda necesidad de acercarnos constantemente al Señor en
rendición y adoración.