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empatía con la persona que viene a buscar ayuda. Son las condiciones en las que Bert
Hellinger describó que la ayuda puede tener lugar y prosperar dentro de un contexto mayor,
más allá de la relación del profesional y sus consultantes. Estos órdenes de la ayuda nos dan
las pautas para colocarnos en nuestro lugar como ayudadores y ofrecer una ayuda más
efectiva.
Son conocidos los órdenes del amor, pero no son tan conocidos los órdenes de la ayuda,
explicados por Bert Hellinger en su libro bajo el mismo nombre de Alma Lepik Editorial, en el
año 2006.
– Ayudar al otro sólo desde lo que realmente necesita y expresa sin exigir.
– No esperar de otra persona aquello que no nos puede dar porque no lo tiene.
– No tomar algo que otro no debe darnos, ni tomar lo que no necesitamos, porque es a esta
persona a la que le corresponde tenerlo.
• 2) Respetar el destino del otro: Este orden de la ayuda habla de que la ayuda
significa que el ayudador debe someterse a las circunstancias, y sólo puede
ayudar o intervenir cuando éstas se lo permitan. El ayudador no puede ni debe negar
o tapar las circunstancias en lugar de afrontarlas junto con la persona que ayuda.
Tampoco puede identificarse con la dureza de las circunstancias del cliente, y querer
ayudarlo a toda costa. Este orden nos habla de que la ayuda está al servicio de algo
más grande, más allá de las «buenos deseos» o de la voluntad de cada parte
interviniente. Esto más grande refiere a la supervivencia, el desarrollo humano y el
crecimiento. Así, el que ayuda ha de tener en cuenta los muchos eventos
que influyen en el asunto o problema por los que una persona pide ayuda, tanto
los eventos sucedidos en la familia del cliente como sus cuestiones biográficas.
En síntesis:
– Si estamos de acuerdo con el destino de cada persona, tal como es, la ayuda se puede dar.
Bert Hellinger nos explica que la empatía consiste en respetar y reconocer la dignidad del otro,
confrontándolo con las consecuencias de sus actos, no reforzando su rol de víctima.
En Constelaciones Familiares hace falta una empatía sistémica: Sólo llevando a toda
la familia en mi corazón puedo saber quién merece y quién necesita de la empatía, es decir,
quién está excluido o quien debe llevar algo en lugar de otros. Así, la empatía se dirige hacia lo
oscuro, hacia lo llamado «malo». Eso es lo que en un primer lugar llevo a mi corazón, para
poder reintegrarlos y, en consecuencia, reintegrarme. Cuando el terapeuta únicamente se alía
con la víctima, y no con el sistema en su totalidad, su modo de trabajar agrava aún más la
situación.
• 5) Amar a todo tal como es: El quinto y último de los órdenes de ayuda implica el
amor a toda persona tal y como es, por mucho que se diferencie de mi. De esta
manera, el ayudador abre su corazón hacia el otro. Se convierte en una parte suya.
«Quien realmente quiere ayudar, no juzga».
Las constelaciones familiares están al servicio de unir aquello que estaba separado. Si el
terapeuta se alía con el cliente, lo juzga o juzga a algún miembro de su familia, se pone al
servicio del conflicto, y no de su superación.
«El sabio asiente al mundo tal cual es, sin temor ni intenciones. Se ha reconciliado con lo efímero
y no busca llegar más allá de aquello que perece con la muerte» –Bert Hellinger
«La ayuda es un arte. Como todo arte, requiere una destreza que se puede aprender y
ejercitar. También requiere empatía con la persona que viene en busca de ayuda. Es decir,
requiere comprender aquello que le corresponde y, al mismo tiempo, la trasciende y orienta
hacia un contexto más global» Bert Hellinger
Fuente: Los órdenes de la ayuda. Bert Hellinger. Ed. Alma Lepik, 2006
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