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LINEAMIENTO TÉCNICO PREVENCIÓN Y ABORDAJE INICIAL DE LA AGITACIÓN

PSICOMOTORA EN NIÑOS, NIÑAS, ADOLESCENTES Y MAYORES DE 18 AÑOS


CON DISCAPACIDAD PSICOSOCIAL O INTELECTUAL
FERNANDO RUIZ GÓMEZ
Ministro de Salud y Protección Social

GERARDO BURGOS BERNAL


Secretario General

MARÍA ANDREA GODOY CASADIEGO


Viceministra de Protección Social

LUIS ALEXANDER MOSCOSO OSORIO


Viceministro de Salud Pública y Prestación de Servicios

CLAUDIA MILENA CUELLAR SEGURA


Directora de Promoción y Prevención

NUBIA ESPERANZA BAUTISTA BAUTISTA


Subdirectora de Enfermedades No Transmisibles

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Subdirección de Enfermedades No Transmisibles
Grupo Funcional: Gestión Integrada para la Salud Mental

Coordinación editorial y cuidado de texto

Nubia Bautista Bautista


Felipe Agudelo Hernández
Abel Mauricio Guerrero

Diseño y diagramación
Felipe Agudelo Hernández

Imprenta Nacional de Colombia


Primera Edición: Mayo 2019
© Ministerio de Salud y Protección Social
Carrera 13 No. 32 76
PBX: (57-1) 330 50 00
FAX: (57-1) 330 50 50

Bogotá D.C., Colombia, Mayo 2019

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web y materiales docentes, siempre y cuando se dé el adecuado reconocimiento al MSPS.

TABLA DE CONTENIDO

SIGLAS, ABREVIATURAS Y ACRÓNIMOS………………………………………………………………………………………………........................................................6


1. INTRODUCCIÓN………………………………….………………………………………………………………………………………………………………………………………………8
2. JUSTIFICACIÓN ……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………9
3. ENFOQUES …………………………………………………………………………………………………………………………………….…………………………………………………10
4. OBJETIVOS ………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..13
5 POBLACIÓN DIANA..………………………………………………………………………………..………………………..………………………………………………………….…..13
6. MARCO NORMATIVO
6.1 EN RELACIÓN CON LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD………………………………………………………..….14
6.2 EN RELACIÓN CON LA COMPETENCIA DEL SECTOR SALUD EN LA ATENCIÓN A NIÑOS, NIÑAS, ADOLESCENTES Y ADULTOS CON
DISCAPACIDAD PSICOSOCIAL E INTELECTUAL.…………………………………………………………………………………………………………………………………..……..17
6.3 EN RELACIÓN CON LA COMPETENCIA DEL SECTOR PROTECCIÓN- ICBF EN LA ATENCIÓN A NIÑOS, NIÑAS, ADOLESCENTES Y ADULTOS
CON DISCAPACIDAD PSICOSOCIAL E INTELECTUAL EN PROCESO ADMINISTRATIVO DE RESTITUCIÓN DE DERECHOS…………………………….…21
7. MARCO CONCEPTUAL
7.1 PROMOCIÓN DE ENTORNOS PROTECTORES Y PREVENCIÓN DE LAS VIOLENCIAS ……………………………………………………………………………..25
7.2 DISCAPACIDAD …………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………29
7.3 DESARROLLO HUMANO Y OCUPACIÓN HUMANA………………………………………………..……………………………………………………………………………30
7.4 FAMILIA Y REDES VINCULARES DE APOYO……………………………………………………………………………………………………………..………………………….32
7.5 POLÍTICA DE HUMANIZACIÓN EN EL CONTEXTO DEL PLAN NACIONAL PARA EL MEJORAMIENTO DE LA CALIDAD EN SALUD –PNMCS
………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..36

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8. PREVENCIÓN Y ABORDAJE INICIAL DE LA AGITACIÓN PSICOMOTORA EN NIÑOS, NIÑAS, ADOLESCENTES Y MAYORES DE 18 AÑOS CON
DISCAPACIDAD MENTAL PSICOSOCIAL O INTELECTUAL ………………………………………….……………………………………………………………………………....38
8.1 FACTORES ASOCIADOS A LA AGITACIÓN PSICOMOTORA……………………………………………………………………………………………………………………39
8.2 VALORACIÓN DE LA INTENSIDAD DE LA AGITACIÓN PSICOMOTORA………………………………..………………………………………………………………..44

8.3 PREVENCIÓN DE LA AGITACIÓN PSICOMOTORA………………………………………………………………………………………………………………………………..46

8.4 DESESCALAMIENTO……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………49

8.4.1 MEDIDAS AMBIENTALES…………………………………………………………………………………………………………………………………………………….……………51

8.4.2 LENGUAJE NO VERBAL……………………………………………………………………………………………………………………………………………………….……………51

8.4.3 LENGUAJE VERBAL………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….52

9. EFECTOS NEGATIVOS DE LA CONTENCIÓN……………………………………………………………………………………………………………………….…………………58

10. EPÍLOGO…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….60

11. BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………61


12. REFERENCIAS……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..64

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SIGLAS Y ACRÓNIMOS

EAPB: Entidades Administradoras de Planes de Beneficios


EMS: Equipo Multidisciplinario de Salud
EPS: Entidad Promotora de Salud
CDPD: Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad
DTS: Dirección Territorial de Salud
DDHH: Derechos Humanos
ICBF: Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
IPS: Institución Prestadora de Servicios de Salud
MIAS: Modelo Integral de Atención en Salud
MSPS: Ministerio de Salud y Protección Social
ONU: Organización de las Naciones Unidas
PAIS: Política de Atención Integral en Salud
PBSUPC: Plan de Beneficios en Salud con cargo a la UPC
PDSP: Plan Decenal de Salud Pública
PIC: Plan de Intervenciones Colectivas
PNMCS: Plan Nacional para el Mejoramiento de la Calidad en Salud
RIAS: Rutas Integrales de Atención en Salud
RIPSS: Redes Integrales de Prestadores de Servicios de Salud
RLCPD: Registro para la Localización y Caracterización de las Personas con Discapacidad.
SGSSS: Sistema General de Seguridad Social en Salud.

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SOGC: Sistema Obligatorio de Garantía de la Calidad en salud
TEA: Trastornos del Espectro Autista
UNICEF: United Nations International Children's Emergency Fund. En español: Fondo Internacional de Emergencia de las
Naciones Unidas para la Infancia

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1. INTRODUCCIÓN

El presente documento tiene por objeto ofrecer orientaciones técnicas y pautas para la prevención y manejo de la agitación
psicomotora, al talento humano de las instituciones de protección que están a cargo del cuidado y atención de niños, niñas,
adolescentes, y mayores de 18 años con discapacidad psicosocial e intelectual. Las estrategias de desescalada, incluidas las
técnicas de manejo de la ira y la reducción del estrés, son estrategias de gestión y prevención que pueden obviar la necesidad
de medidas como el aislamiento o restricciones. La contención física y farmacológica estarán indicadas cuando las
orientaciones preventivas y medidas menos restrictivas hubiesen fallado. Este último procedimiento deberá ser realizado por
personal médico en servicios de emergencias u hospitalarios (Baren JM y cols, 2008), buscando disminuir las potenciales
complicaciones que podría traer inadecuada implementación de este procedimiento médico.
Es necesario hacer explícito aquí que todas las acciones y estrategias en salud aquí planteadas tienen como marco la
Constitución Política de Colombia, la Convención de los derechos de las personas con discapacidad, guardando coherencia
con la normatividad vigente, aspectos éticos, normas técnicas, políticas públicas de discapacidad e inclusión social, salud
mental, humanización y calidad en la prestación de los servicios; así como las competencias sectoriales y territoriales. Lo
anterior, partiendo de una conceptualización amplia e incluyente de la discapacidad como fenómeno complejo, y centrada en
la garantía de derechos.
De igual manera, se deberá resaltar que, en ningún caso, las intervenciones en salud pueden utilizarse como castigo o
represalia frente a una conducta o comportamiento que se considere inadecuado; por el contrario, dichas intervenciones
deben buscar el bienestar de las personas, con dignidad y respeto.
Este documento fue construido por el Grupo de Gestión Integrada para la Salud Mental de la Dirección de Promoción y
Prevención y el grupo de Discapacidad de la Oficina de Promoción Social del Ministerio de Salud y Protección Social, apoyado
por la Subdirección de Restablecimiento de Derechos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.
En la primera parte del documento se presenta el marco normativo relacionado con la garantía de los derechos de las
personas con discapacidad, las competencias de los sectores salud y protección y algunos conceptos relevantes en el tema.
Seguido de indicaciones para la prevención y la detección oportuna de la agitación psicomotora . Finalmente presenta algunas
claves para el manejo de ésta al interior de las instituciones, específicamente en la fase de contención verbal, enfatizando en
la ruta de atención cuando esta ha fallado.

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2. JUSTIFICACIÓN

La salud mental es una prioridad de política pública en Colombia y en este sentido su garantía como parte del derecho a la
salud está definida tanto por la Ley 1616 de 2013 por medio de la cual se expide la ley de Salud Mental y se dictan otras
disposiciones, por la Resolución 4886 de 2018 mediante la cual se adopta la Política Nacional de Salud Mental, y por la
Resolución 089 de 2019 mediante la cual se adopta la Política Integral de Prevención y Atención al Consumo de Sustancias
Psicoactivas. Estos instrumentos reconocen que las acciones de política deben orientarse por los de curso de vida y
diferencial población y territorial, garantizando la inclusión y la no discriminación; en este sentido reconocen que el abord aje de
la salud mental los niños, niñas, adolescentes y mayores de 18 años en condición de discapacidad psicosocial e intelectual
que se encuentran en proceso de re-establecimiento de derechos, requiriéndose el desarrollo de herramientas específicas que
permitan promover la salud mental y prevenir y atender integralmente sus afectaciones.
Esta tarea implica el diálogo y actuación intersectorial, en este caso con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar,
institución que brinda protección a niños, niñas y adolescentes cuyos derechos han sido vulnerados, mediante servicios de
protección a través de entidades operadoras de las modalidades, las cuales cuentan con experticia y reconocimiento para el
restablecimiento de los derechos.
Las modalidades para el restablecimiento de derechos del ICBF no tienen por objetivo ni constituyen la prestación de servicios
de salud ni educación. Igualmente, el talento humano que se designa para la operación de dichas modalidades de los
servicios de protección, no incluye le personal médico ni profesionales de la salud, a excepción de la realización de acciones
en el marco de la rehabilitación integral que apunten al restablecimiento de derechos, es decir, acciones que permitan el
mejoramiento de la calidad de vida y la plena integración de la persona con discapacidad al medio familiar, social y
ocupacional, a través de procesos terapéuticos, educativos y formativos que se brindan acorde al tipo de discapacidad.
Una vez analizadas las características de la población mencionada y teniendo en cuenta la problemática comportamental
asociada a los diagnósticos de base que generan en sí la discapacidad, las instituciones de protección manifiestan que esta
población presenta episodios de agitación psicomotora de carácter diverso que implica para el personal de las instituciones, un
conocimiento y habilidades específicas para el manejo adecuado de estas situaciones.
De acuerdo con la naturaleza de las instituciones que brindan protección a esta población, en donde no es de su competencia
el prestar servicios de salud, el personal de atención no cuenta con habilidades necesarias para brindar un manejo integral
inmediato en el momento en que se presentan episodios de agitación psicomotora en niños, niñas, adolescentes o adultos con
discapacidad, especialmente discapacidad psicosocial. Por lo anterior, surge la necesidad de contar con un documento de
orientaciones técnicas para la prevención y manejo de las primeras fases de la agitación psicomotora en niños, niñas,

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adolescentes, mayores de 18 años con discapacidad mental psicosocial o intelectual y/o en situación de riesgo, el cual se
constituye como una herramienta de consulta en la toma de decisiones frente al manejo adecuado de la agitación
psicomotora; especialmente, por el personal no especializado de las instituciones, para que privilegien y garanticen un trato
asertivo y humanizado.

3. ENFOQUES

Se encuentran en la literatura múltiples posturas que han aportado enormemente al desarrollo y avance de la atención a niños,
niñas, adolescentes y mayores de 18 años con discapacidad psicosocial; sin embargo, este apartado no busca realizar una
revisión exhaustiva sobre el tema ya que excede los alcances de este. Con lo anterior en mente, se busca presentar aquí solo
algunas posturas que se consideraron indispensables para la elaboración de lineamiento técnico.
Dentro de los enfoques que son fundamentales para la atención de los niños, niñas, adolescentes y mayores de 18 años, con
discapacidad, se resaltan dos grandes bloques: El primero, el enfoque de Desarrollo basado en los Derechos Humanos que
como su denominación indica, vincula los DDHH con el desarrollo, así como, el enfoque de género que le suma a dicha
discusión la problematización acerca de las relaciones de poder y su influencia en los derechos y el desarrollo (Alpargatero,
2018).
Desde este punto de vista, el Enfoque de Género reconoce la construcción de lo femenino y lo masculino, y devela las
relaciones de poder que están presentes en el relacionamiento social cotidiano, poniendo de manifiesto que tales relaciones
asimétricas exacerban otras formas de desigualdad. Significa entonces, que la salud mental y la convivencia de los niños,
niñas, adolescentes y mayores de 18 años, con discapacidad intelectual y/o psicosocial, requieren de un tipo de
relacionamiento social, que no solamente es respetuoso y garantista de los Derechos Humanos, sino que es basado en la
construcción de relaciones de mutualidad, horizontalidad e igualdad de derechos.
El segundo bloque, denominado enfoques de la salud pública, compuesto por los determinantes sociales de la salud y el
modelo ecológico, busca la atención integral en salud para contribuir con la convivencia y la salud mental, lo que implica hacer
un análisis amplio de las personas, sus relaciones y las formas como diferentes factores influyen en sus vidas, tanto desde l a
generación de factores de protección en los entornos del hogar, escolar, laboral y comunitario y la disminución de factores de
riesgo que permitan mitigar el impacto de la carga de enfermedad y las violencias. Así mismo busca fortalecer los sistemas de
atención socio-sanitarios, el acceso y demanda de los mismos. Por otra parte, se enfoca en las redes socio-institucionales y
de monitoreo y evaluación para la toma de decisiones integradas e informadas basadas en la evidencia.
Estos dos grandes bloques, permiten una comprensión holística y compleja de la salud mental y se complementan con
aquellos enfoques que se fundamentan en las características de las personas, las comunidades y los territorios, como son los

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enfoques de Curso de vida, Diferencial y Territorial. Quiere decir esto que para alcanzar y mantener una adecuada salud
mental y de convivencia, tanto el enfoque de desarrollo basado en Derechos Humanos, como el enfoque de salud pública
requieren ser profundizados a la luz de: a.) Los diferentes momentos del curso de vida ya que en cada uno d e ellos las
implicaciones, sentidos y orientaciones sobre la salud mental y la convivencia son particulares, b.) Las características
poblacionales diferenciales requieren de acciones afirmativas por lo que la salud mental y la convivencia no pueden
garantizarse de manera homogénea para toda la población toda vez que las afectaciones de la salud mental no son las
mismas según situaciones o condiciones de vida, pertenencias étnicas o culturales, etc. (población en situación de
desplazamiento, población en condición de discapacidad, etnias, etc.); y c.) El territorio en el que habitan los sujetos también
determina la manera como se obtiene el bienestar físico, mental y social. En esa línea, las acciones de política pública
incluyendo programas de atención a los niños, niñas, adolescentes y mayores de 18 años, con discapacidad intelectual y/o
psicosocial, deben responder a las particularidades del territorio desde su comprensión objetiva (geográfica) y desde su
comprensión subjetiva (significado que desde lo subjetivo construyen las personas de los espacios) (Ministerio de Salud y
Protección Social -MSPS-, 2017).
Todo lo anterior, analizado desde una perspectiva de interseccionalidad la cual facilita tender los puentes de comunicación y
articulación entre los enfoques y reconocer que una adecuada política pública obliga a diseñar acciones de atención integral,
que reconozcan el entrecruzamiento de múltiples vulnerabilidades que afrontan los sujetos por razones, étnicas, culturales,
políticas, económicas y sociales, frente a los cuales el Estado tiene la obligación de atender desde la integralidad del sujeto y
no desde la fragmentación de los servicios, pues es de esta manera que la salud es un derecho y no solamente un servicio1.
De manera complementaria, el análisis interseccional, admite una comprensión compleja de la salud mental y la convivencia al
dilucidar el entrecruzamiento de diferentes modalidades y formas de discriminación que pueden estar presentes en los sujetos
y que conllevan al desempoderamiento de los mismos.

Tabla N° 1. Resumen descripción de los diversos enfoques

Enfoque según características de los sujetos y comunidades.

Enfoques de carácter sistémico Enfoque curso Enfoque Enfoque territorial


relacional de vida diferencial

1
Ibídem

11
(infancia, (acciones (dimensión objetiva: Rural, urbano, disperso) y subjetiva del territorio:
adolescencia, afirmativas) entornos)
juventud,
adultez, vejez)

Desarrollo de capacidades en las personas para que alcancen su bienestar físico, mental y social, ampliando
sus libertades y posibilidades de elección para vivir una vida plena de sentido según características,
Enfoque de Enfoque de condiciones o situaciones particulares.
Desarrollo basado desarrollo
en Derechos
Humanos La salud mental y la convivencia tienen como requisito sine qua non un marco ético político basado en los
Derechos Humanos. Sin la seguridad y libertad que brindan estos derechos, es muy difícil mantener un alto
Enfoque de DDHH nivel de salud mental.

La capacidad de agencia y el empoderamiento permiten el establecimiento de relaciones sociales basadas en la


equidad de género, la construcción de entornos favorables de la convivencia desde el respeto (horizontalidad-
Enfoque de mutualidad) y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
género.

Las estructuras sociales, políticas, económicas y culturales determinan los procesos de salud- enfermedad. La
salud mental y la convivencia presuponen que estas estructuras garantizan el bienestar físico, mental y social
Enfoques de la
de los sujetos de derechos. Cuando esto no ocurre, es inminente no solo la identificación de los determinantes
salud pública estructurales e intermedios que afectan la salud mental y la convivencia, sino que es necesario realizar
Enfoque de
determinantes intervenciones concretas para lograr su transformación.
sociales de la
salud

La salud mental y la convivencia parten desde el individuo, sus relaciones, la comunidad en la que viven y la
sociedad en la que se encuentran, de manera que en los diferentes niveles se requiere integralidad,
interdependencia e interrelación para que los cambios que se quieran agenciar en materia de salud pública y
salud mental se sostengan y logren permear desde los sujetos con sus características y particularidades hasta
el sistema social.

Modelo ecológico

Análisis Permite una comprensión compleja de la salud mental y la convivencia al dilucidar el entrecruzamiento de diferentes modalidades y
interseccional formas de discriminación que pueden estar presentes en los sujetos y que conllevan al desempoderamiento de los mismos. De esta
forma, las políticas, acciones o intervenciones están orientadas a brindar una atención que integre al sujeto y no que lo fragmente.

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Fuente: Ministerio de Salud y Protección Social (2017). Lineamiento de política pública de salud mental para Colombia

OBJETIVOS

GENERAL

Brindar orientaciones técnicas para la prevención y abordaje inicial de la agitación psicomotora en niños, niñas, adolescentes y
mayores de 18 años que al cumplir la mayoría de edad se encontraban bajo la protección del ICBF, con discapacidad
psicosocial o intelectual, ubicados en entornos institucionales de protección, en el marco del reconocimiento de los derechos
humanos

ESPECÍFICOS

• Facilitar la identificación de factores desencadenantes de la agitación psicomotora en niños, niñas, adolescentes, y


mayores de 18 años, con discapacidad psicosocial o intelectual.
• Especificar las condiciones ambientales, emocionales y físicas que se deben tener en cuenta en el proceso de atención
de niños, niñas, adolescentes, mayores de 18 años, con discapacidad psicosocial o intelectual que contribuyan a la
promoción del buen trato y a una atención humanizada.
• Describir los signos de alarma de la agitación psicomotora y el manejo de estos por parte del talento humano a cargo.
• Orientar mecanismos de articulación intersectorial para la atención de niños, niñas, adolescentes, mayores de 18 años,
con discapacidad psicosocial o intelectual que presenten agitación psicomotora.
• Ofrecer al talento humano de las instituciones de protección del ICBF algunos elementos orientadores para el manejo
inicial de la agitación psicomotora.

POBLACIÓN A QUIEN SE DIRIGE ESTE DOCUMENTO (POBLACIÓN DIANA).

13
Talento Humano de las instituciones de protección que están a cargo del cuidado y atención de niños, niñas, adolescentes y
mayores de 18 años con discapacidad psicosocial e intelectual, en el marco de procesos de restablecimiento de sus derechos.

6. MARCO NORMATIVO

6.1. EN RELACIÓN CON LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD

El Estado colombiano ha ratificado a través de diferentes instrumentos internacionales relacionados con la protección de los
derechos de las personas con discapacidad que incluyen a los niños, niñas y adolescentes, los cuales hacen parte del bloque
de constitucionalidad (artículo 93 Constitución Política de Colombia), tales como la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de la Organización de las Naciones Unidas -ONU, la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad –CDPD, el Pacto de Naciones Unidas sobre el Pacto de Naciones Unidas sobre Derechos Sociales,
Económicos y Culturales, la Declaración de Cartagena de indias, la Convención contra la Tortura, la Convención sobre los
Derechos del Niño y la Convención Interamericana para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las
Personas con Discapacidad.
Por otra parte, la Constitución Política de Colombia de 1991, en el artículo 12 contempla como uno de los derechos
fundamentales que “nadie será sometido a desaparición forzada, a torturas ni a tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes”. Así mismo el artículo 13 establece “el Estado protegerá especialmente a aquellas personas que, por su
condición económica, física o mental, se encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta y sancionará los abusos o
maltratos que contra ellas se cometan”.
De igual manera, la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad (OMS, 2006), aprobada mediante Ley
1346 de 2009, declarada constitucional por la Corte Constitucional en la Sentencia C-293 de 2010 y ratificada por Colombia en
2011, plantea en el artículo 7 el compromiso de los Estados Partes de tomar “todas las medidas necesarias para asegurar que
todos los niños y las niñas con discapacidad gocen plenamente de todos los derechos humanos y libertades fundamentales en
igualdad de condiciones con los demás niños y niñas”; en ese sentido, en su artículo 15, establece que ninguna persona con
discapacidad podrá ser “sometida a tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”.

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El Comité sobre los Derechos del Niño ha señalado que el aislamiento y la amenaza de aislamiento constituyen violencia
mental contra los niños, niñas y adolescentes2. En ese mismo sentido, la Convención Americana de Derechos Humanos
prohíbe el aislamiento como castigo y lo cataloga como un trato cruel e inhumano 3.
En la misma línea, el artículo 18 del Código de Infancia y Adolescencia, Ley 1098 de 2006, define maltrato físico como toda
forma de perjuicio, castigo, humillación o abuso físico o psicológico, descuido, omisión o trato negligente, malos tratos o
explotación sexual, incluidos los actos sexuales abusivos y la violación y en general toda forma de violencia o agresión sobre
el niño, la niña o el adolescente (…). Al respecto la Corte Constitucional ha señalado que en el ordenamiento constitucional
están prohibidos los castigos o las sanciones que implican una afectación física o psicológica de los niños, niñas y
adolescentes. Cualquier tipo de sanción que implique una afectación física o psicológica es un medio constitucionalmente
prohibido, por lo cual, es irrazonable su uso, sin importar con qué fin 4, como lo es el aislamiento o confinamiento.
Dicha prohibición es retomada en el Lineamiento Técnico del Modelo para la Atención de los Niños, las Niñas y Adolescentes
Con Derechos Inobservados, Amenazados o Vulnerados, el cual advierte que imponer sanciones o castigos que atenten
contra la integridad física o mental y el desarrollo de la personalidad de los niños, las niñas y los adolescentes 5 constituye una
vulneración a los derechos humanos y fundamentales de los niños, niñas y adolescentes y es una infracción al código ético.
Adicionalmente cabe mencionar que no puede haber justificación terapéutica para el uso de la reclusión en régimen de
aislamiento y los períodos prolongados de inmovilización de las personas con discapacidad, ya que tanto el aislamiento
prolongado como la inmovilización pueden constituir tortura y malos tratos6. En ese sentido, el Relator Especial contra la
Tortura de Naciones Unidas ha señalado que la reclusión en régimen de aislamiento, cualquiera que sea su duración, a
personas que con discapacidad mental constituye un trato cruel, inhumano o degradante7.
Igualmente, en el artículo 16 en la citada Ley 1346 de 2009, frente a la protección de las personas con discapacidad contra l a
explotación, la violencia y el abuso, determina “los Estados Partes adoptarán todas las medidas de carácter legislativo,
administrativo, social, educativo y de otra índole que sean pertinentes para proteger a las personas con discapacidad, tanto en
el seno del hogar como fuera de él, contra todas las formas de explotación, violencia y abuso….”, en el artículo 17 hace

2
Comité de los Derechos del Niño, Observación General Nº 13 (2011) Derecho del niño a no ser objeto de ninguna forma de violencia. 18 de abril de 2011.
3
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso “Instituto de Reeducación del Menor” Vs. Paraguay, Sentencia de 2 de septiembre de 2004.
4 Sentencia T-306 de 2017. M.P. Aquiles Arrieta Gómez
5
Aprobado mediante Resolución No. 1519 de febrero 23 de 2016; Modificado recientemente mediante Resolución No. 10363 de noviembre 08 de 2019. Pág. 83.
6 A/63/175, párrs. 55 y 56
7
A/66/268, párrs. 67, 68 y 78

15
referencia a que “toda persona con discapacidad tiene derecho a que se respete su integridad física y mental en igualdad de
condiciones con las demás.”
En cuanto la Ley 1098 del 20068 en el artículo 17 estable que “los niños, las niñas y los adolescentes tienen derecho a la vida,
a una buena calidad de vida y a un ambiente sano en condiciones de dignidad y goce de todos sus derechos en forma
prevalente.”; en el artículo 18 frente al derecho a la integridad personal, determina que “los niños, las niñas y los adolescentes
tienen derecho a ser protegidos contra todas las acciones o conductas que causen muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o
psicológico, en especial, tienen derecho a la protección contra el maltrato y los abusos de toda índole por parte de sus padres,
de sus representantes legales, de las personas responsables de su cuidado y de los miembros de su grupo familiar, escolar y
comunitario.” Así mismo, en el numeral 8 del artículo 20 plantea que los niños, las niñas y los adolescentes serán protegidos
“contra la tortura y toda clase de tratos y penas crueles, inhumanos, humillantes y degradantes,”.
En ese sentido, la Ley 1438 de 20119 estipula en el Titulo III sobre Atención Preferente y Diferencial para la infancia y la
adolescencia en relación sobre el Restablecimiento de la salud de niños, niñas y adolescentes cuyos derechos han sido
vulnerados que hayan sido víctimas de violencia física o sexual y todas las formas de maltrato, que estén certificados por la
autoridad competente, donde los servicios en salud serán totalmente gratuitos, sin importar el régimen de afiliación y serán
diseñados e implementados garantizando la atención integral para cada caso. Por otro lado, en el Título III de esta misma Ley,
se enfatiza en la corresponsabilidad del Estado, los padres o representantes legales de los niños, como responsables de su
cuidado y de gestionar la atención oportuna e integral a la salud, sí como la obligatoriedad por parte de las EPS y las
Instituciones Prestadoras de Salud –IPS de denunciar la posible vulneración de derechos, maltrato o descuido, además de
notificar al ICBF, a las comisarías de familia o en su defecto, a los inspectores de policía o a las Personerías Municipales o
Distritales, en caso de existir negligencia de los padres o adultos responsables en la atención de los niños, niñas y
adolescentes, y además denunciar ante la Fiscalía General de la Nación cuando detecten indicios de maltratos físicos,
psicológicos o violencia sexual.
Adicionalmente, la Ley 23 de 1981 (Código de Ética Médica) es un tratado de deberes que impone a los profesionales de la
medicina obrar en función de la otra persona, bajo el principio de la dignidad humana en primer lugar; es así, que, sus
artículos 2 y 15 del señalan que “(...) el médico debe considerar y estudiar al paciente, como persona que es, en relación co n
su entorno, con el fin de diagnosticar la enfermedad y sus características individuales y ambientales, y adoptar las medidas
curativas y de rehabilitación correspondientes (...); de modo que “(...) pedirá su consentimiento para aplicar los tratamientos
médicos y quirúrgicos que considere indispensables y que puedan afectarlo física o psíquicamente, salvo en los casos en que
ello no fuere posible, y le explicará al Persona o a sus responsables de tales consecuencias anticipadamente” . En este mismo

8 Por la cual se expide el Código de la Infancia y la Adolescencia.


9 Por medio de la cual se reforma el Sistema General de Seguridad Social en Salud y se dictan otras disposiciones.

16
sentido se deberán tomar en consideración las disposiciones que en materia se desarrollan en la Ley 1164 de 2007 y demás
códigos de ética contenidos en la jurisprudencia que regula el ejercicio de las diferentes profesiones del campo de la salud.
De igual manera, la Ley Estatuaria 1618 de 2013 por medio de la cual se establecen las disposiciones para garantizar el pleno
ejercicio de los derechos de las personas con discapacidad en igualdad de condiciones con las demás, y que permite dar
cumplimiento a los compromisos adquiridos en la Convención Internacional sobre los derechos de las personas con
discapacidad (OMS, 2006).
Por otra parte, la Ley 1616 de 2013, en su Título II sobre Derechos de las personas en el ámbito de la Salud Mental (Artículo
6º), plantea una serie de derechos complementarios a los ya enunciados en el marco de la atención en salud.

6.2. EN RELACIÓN CON LA COMPETENCIA DEL SECTOR SALUD EN LA ATENCIÓN A NIÑOS, NIÑAS,
ADOLESCENTES Y ADULTOS CON DISCAPACIDAD PSICOSOCIAL E INTELECTUAL

La Ley Estatutaria de Salud (Ley 1751 de 2015) 10, plantea que ““el derecho fundamental a la salud es autónomo e
irrenunciable en lo individual y en lo colectivo. Comprende el acceso a los servicios de salud de manera oportuna, eficaz y con
calidad para la preservación, el mejoramiento y la promoción de la salud” (Artículo 2º) y dispone en su Artículo 11, que la
atención de “niños, mujeres en estado de embarazo, desplazados, víctimas de violencia y del conflicto armado, la población
adulta mayor, personas que sufren de enfermedades huérfanas y personas en condición de discapacidad, gozarán de especial
protección por parte del Estado”11; en el Artículo 1012 ratifica que todas las personas deben “recibir un trato digno, respetando
sus creencias y costumbres, así como las opiniones personales que tengan sobre los procedimientos” y “en ningún caso a ser
sometidos a tratos crueles o inhumanos que afecten su dignidad ni ser obligados a soportar sufrimiento evitable”.
En este sentido, las instituciones que brindan servicios de protección a personas con discapacidad mental psicosocial o
intelectual, deben ser informadas por la Autoridad Administrativa correspondiente sobre la Empresa Administradora de Planes
de Beneficios en Salud –EAPB– a la que se encuentran afiliados sus usuarios (niños, niñas, adolescentes y mayores de 18
años con discapacidad mental, psicosocial e intelectual) y la respectiva red de prestadores de servicios de salud con la que
cuenta cada asegurador en su territorio en la que se pueden solicitar servicios o la que puede ser conducida cada persona en

10 “Por medio de la cual se regula el derecho fundamental a la salud y se dictan otras disposiciones”
11
La estructura, distribución, asignación y competencias territoriales en salud se hallan definidas en la Ley 715 de 2001.
12
Ley Estatutaria de Salud 1751 de 2015. Artículo 10. Literales F, O.

17
el caso que lo requiera. La prioridad de atención en salud mental a los niños, niñas y adolescentes, en el marco del Sistema
de Salud Colombiano, está amparada por el artículo 1° de la Ley 1616 de 2013, por medio de la cual se expide la ley de Salud
Mental y se dictan otras disposiciones.
Por otra parte, el 7 de noviembre de 2018 se adoptó la Política Nacional de Salud Mental (Resolución 4886), abordando la
salud mental desde la articulación con otras entidades del gobierno nacional para incidir positivamente en los determinantes
sociales que la afectan en la población colombiana. Esta política está basada en evidencia científica de alta calidad,
profundiza en los factores asociados y condicionantes, al igual que en la posibilidad de mejoramiento y desarrollo en el sentido
más positivo de la promoción de la salud mental. Reconoce como principios orientadores, la salud mental como parte integral
del derecho a la salud; el abordaje intercultural de la salud; la participación social; inclusión- no discriminación; integralidad y
vida digna. Y se basa en los enfoques de desarrollo humano basado en derechos, salud pública, curso de vida, género,
diferencial poblacional – territorial y psicosocial. Desarrolla cinco ejes estratégicos que diferencian acciones para niñas, niños
y adolescentes, jóvenes, adultos, adultos mayores, mujeres y etnias en los entornos hogar, comunitario, escolar, laboral e
institucional, de la siguiente manera:
1. Promoción de la convivencia y la salud mental en los entornos y fortalecimiento de los factores protectores frente al
consumo de sustancias psicoactivas.
2. Prevención de los problemas de salud mental, trastornos mentales, epilepsia y de factores de riesgo frente al consumo
de sustancias psicoactivas
3. Tratamiento integral de problemas, trastornos mentales, epilepsia y consumo de sustancias psicoactivas
4. Rehabilitación integral e inclusión social
5. Gestión, articulación y coordinación sectorial e intersectorial (Resolución 4886)
De acuerdo con lo anterior, la atención directa en salud se realiza en el marco del Sistema General de Seguridad Social en
Salud -SGSSS, mediante las diferentes Instituciones Prestadores de Servicios de Salud –IPS– del territorio. Todo asegurador
(EAPB) brinda a sus afiliados el Plan de Beneficios en Salud a cargo de la Unidad de Pago por Capitación –UPC– que se
encuentran definidas en la Resolución No. 5269 de 201713 y sus anexos que hacen parte integral de la misma.
La citada Resolución, en el capítulo VI sobre Salud Mental, en los artículos 60 a 64, incluye la cobertura en la atención en
urgencias, la atención con internación en salud mental para la población general, independientemente de la etiología o la fase
en que se encuentra la enfermedad, igualmente la atención ambulatoria con psicoterapia individual, grupal, familiar y de
pareja. Adicionalmente, el Título IV coberturas preferentes y diferenciales agrupadas por ciclos vitales para personas menores
de 18 años de edad, realiza precisiones respecto a ciertos aspectos: Restablecimiento de la salud a la población menor de 18
años de edad, cuyos derechos han sido vulnerados (artículo 71) y coberturas especiales para víctimas de violencia

13 El Plan de Beneficios en Salud a cargo de la Unidad de Pago por Capitación son actualizados periódicamente, conforme el Art. 25 de La Ley 1438 de 2011.

18
intrafamiliar, abuso sexual, trastornos alimentarios como anorexia o bulimia, consumo de sustancias psicoactivas (incluyendo
alcohol), y personas con discapacidad14.
Así mismo, complementario al Plan de Beneficios en Salud con cargo a la UPC -PBSUPC se encuentra el Plan de
Intervenciones Colectivas -PIC establecido mediante la Resolución 518 de 2015 15 que se encuentra a cargo de las Entidades
territoriales (departamentos, distritos y municipios) e incluye entre sus tecnologías la Estrategia de Rehabilitación Basada en
Comunidad -RBC en Salud Mental16.
En relación a la cobertura a través de otros mecanismos del Sistema General de Seguridad Social en Salud en materia de
discapacidad es importante tener en cuenta que las personas con discapacidad no deben pagar cuotas moderadoras ni
copagos según lo establecido en la Circular 016 de 2014 “Las personas con cualquier tipo de discapacidad en relación a su
rehabilitación funcional, cuando haya establecido el procedimiento requerido en concordancia con los artículos 65 y 66 de la
Ley 1438 de 2011 y la Ley 1618 de 2013, artículo 9°, numeral 9”. De igual manera, la Circular 010 de 2015 fue dirigida a las
Direcciones Territoriales de Salud, aseguradores y prestadores de servicios de salud, con el fin de garantizar la atención
integral en salud de las personas con discapacidad.
Es importante recalcar que en cumplimiento de lo ordenado por la Honorable Corte Constitucional en la Sentencia T-760 de
2008, en la actualidad los planes de beneficios para la totalidad de la población colombiana son iguales, es decir, se garantiza
igual acceso a todos los servicios en salud sin ningún tipo de discriminación, tanto para las personas afiliadas al régimen
contributivo, como para quienes se han afiliado al régimen subsidiado.
Así mismo, cualquier falta, irregularidad o queja de los servicios de salud y/o rehabilitación, debe ser puesta en conocimien to
de la Superintendencia Nacional de Salud que es el organismo de control y vigilancia del sistema y del sector de la salud, al
Centro de Correspondencia, actualmente ubicado en la ciudad de Bogotá, en la Avenida Ciudad de Cali N° 51 -66 - Edificio
World Business Center Local 10, Teléfono PBX: (1) 4817000 o a la línea nacional 018000513700, de igual manera puede
revisar otros puntos de atención en el territorio nacional en el link: https://www.supersalud.gov.co/es-co/atencion-
ciudadano/contactenos
En el ámbito territorial, las Secretarias de Salud tanto departamental, distrital o municipal son los encargados de brindar una
mayor orientación y precisión sobre la verificación y la afiliación al Sistema General de Seguridad Social en Salud –SGSSS-,

14 Artículos 80,81,82, 87, 88, 89, 96, 97, 98, 102,103, 104, 111, 112, 113, 117, 118 y 119.
15Por la cual se dictan disposiciones en relación a la Gestión de la Salud Pública y se establecen directrices para la ejecución, seguimiento y evaluación del Plan de salud
Pública de Intervenciones Colectivas- PIC.
16Disponibles en el Repositorio Institucional digital de Minsalud. https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VS/PP/ENT/lineamientos-nacionales-rbc.pdf
y https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VS/PP/ENT/rbc-salud-manual-operativo.pdf

19
la garantía al acceso, calidad, oportunidad y pertinencia en la prestación de los servicios de salud incluidos en el Plan de
Beneficios y ofertados por las EPS, el registro para la localización y caracterización de las personas con discapacidad –
RLCP17– siendo requisito indispensable para acceder a beneficios, al igual que pueden orientar en la normatividad vigente,
políticas actuales y sobre planes, programas y proyectos locales de Salud Pública, Salud mental y las acciones previstas y
vigentes en los planes territoriales de atención a las personas con discapacidad así como otras poblaciones, la organización
de los consejos locales de discapacidad, la oferta institucional de otros sectores y organizaciones, que permitan fortalecer la
inclusión social.
Es importante precisar que el conjunto de intervenciones de los diferentes planes de beneficios (individual y colectivo) se
integran en las Rutas Integrales en Salud –RIAS18– que "son una herramienta obligatoria que define a los integrantes del
Sector salud (Entidad territorial, EAPB, prestador) y de otros sectores, las condiciones necesarias para asegurar la integralidad
en la atención a partir de las acciones de cuidado que se esperan del individuo, las acciones orientadas a promover el
bienestar y el desarrollo de los individuos en los entornos en los cuales se desarrolla, así como las intervenciones para la
prevención, diagnóstico, tratamiento, habilitación, rehabilitación y paliación”
De acuerdo con lo anterior, se definen dos (2) tipos de Rutas Integrales de Atención en Salud –RIAS–, en primer lugar, está la
Ruta de Promoción y Mantenimiento de la Salud relacionada con las acciones para el cuidado de la salud, la detección
temprana, la protección específica y educación para la salud. Un segundo tipo de RIAS para población con riesgo en salud
mental, epilepsia y consumo de sustancias psicoactivas19
Adicionalmente, el Ministerio de Salud y Protección Social –MSPS-, desarrolló herramientas para estandarizar la atención en
salud mental y mejorar la calidad de la atención en niños, niñas y adolescentes tales como el Protocolo Clínico para el
Diagnóstico, Tratamiento y Ruta de Atención Integral de Niños y Niñas con Trastornos del Espectro Autista -TEA (MSPS,
2015), la Guía de Práctica Clínica –GPC- para la prevención, diagnóstico y tratamiento de la ideación conducta suicida
(Adopción) y la Guía de Práctica Clínica para diagnóstico y manejo de epilepsias en adultos y niños, en la atención primaria y
secundaria (Adopción)
Es de resaltar que la atención integral debe estar orientada bajo el criterio médico y del equipo tratante, según las necesidades
particulares de cada persona y en consonancia con el modelo de atención vigente.

17 La Resolución 583 de 2018 implementa la certificación de discapacidad y el Registro de Localización y Caracterización de las Personas con Discapacidad – RLCPD.

18
Resolución 3202 de 2016 Por la cual se adopta el Manual Metodológico para la elaboración e implementación de las Rutas Integrales de Atención en Salud — RIAS, en las
que se plantea que estas se implementarán en la medida en que el Ministerio de Salud y Protección Social expida los lineamientos técnicos y operativos para cada una de
ellas.
19
Ibidem.

20
6.3. EN RELACIÓN CON LA COMPETENCIA DEL ICBF EN LA ATENCIÓN A NIÑOS, NIÑAS, ADOLESCENTES Y
ADULTOS CON DISCAPACIDAD PSICOSOCIAL E INTELECTUAL EN PROCESO ADMINISTRATIVO DE
RESTABLECIMIENTO DE DERECHOS

De conformidad con el Código de la infancia y la Adolescencia los niños, niñas y adolescentes con discapacidad psicosocial e
intelectual que tengan amenazados o vulnerados sus derechos, deben ser remitidos a la Autoridad Administrativa para la
verificación de la situación de sus derechos, en caso de que se confirme la amenaza o vulneración estos se gestionará el
proceso administrativo de restablecimiento de derechos pertinente. En este sentido, la Autoridad Administrativa dictará las
medidas de restablecimiento que se requieran, de acuerdo con el contexto, para superar la situación y garantizar el
restablecimiento de sus derechos, teniendo en cuenta que el Código establece que se debe considerar la institucionalización
como última medida.
Modalidades de atención para personas con discapacidad del ICBF
En cuanto a la competencia del sector de Protección y de las entidades que trabajan por el restablecimiento de derechos de
los niños, niñas, jóvenes y adolescentes con derechos inobservados, amenazados o vulnerados, tal como lo expresa la
Convención Sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, en el Artículo 7 sobre Niños y niñas con discapacidad 20 se
tiene en cuenta que:
Los Estados Partes tomarán todas las medidas necesarias para asegurar que todos los niños y las niñas con discapacidad
gocen plenamente de todos los derechos humanos y libertades fundamentales en igualdad de condiciones con los demás
niños y niñas.
En todas las actividades relacionadas con los niños y las niñas con discapacidad, una consideración primordial será la
protección del interés superior del niño.
Los Estados Partes garantizarán que los niños y las niñas con discapacidad tengan derecho a expresar su opinión libremente
sobre todas las cuestiones que les afecten, opinión que recibirá la debida consideración teniendo en cuenta su edad y
madurez, en igualdad de condiciones con los demás niños y niñas, y a recibir asistencia apropiada con arreglo a su
discapacidad y edad para poder ejercer ese derecho.

20 Convención Sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Artículo 7. ONU 2006.

21
De acuerdo con lo establecido en el Lineamiento Técnico Administrativo de la Ruta de Actuaciones para el Restablecimiento
de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes con sus derechos inobservados, amenazados o vulnerados, aprobado mediante
Resolución No.1526 de 23 de febrero de 2016, y modificado mediante Resolución No. 7547 de julio 29 de 2016, “se entiende
por restablecimiento de los derechos de las personas menores de edad, la restauración de su dignidad e integridad como
sujetos titulares de los mismos y de la capacidad para hacer un ejercicio efectivo de los derechos que les han sid o
vulnerados21. La Autoridad Administrativa, ordenará a las entidades respectivas del Sistema Nacional de Bienestar Familiar, a
través de las medidas de restablecimiento de derechos consagradas para tal fin, las actuaciones que deban ser adelantadas y
los términos en que debe darse su cumplimiento. Así mismo, las actuaciones administrativas que se realicen en el marco del
restablecimiento de derechos, en función de garantizar los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes que tienen sus
derechos inobservados, amenazados o vulnerados22. La protección integral de sus derechos es un deber fundamental del
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, además de una responsabilidad de la familia y la sociedad.
La ruta de actuaciones de restablecimiento de derechos se articula con el modelo de atención y está basada en el interés
superior de los niños, niñas y adolescentes, así como en la prevalencia y exigibilidad de sus derechos, el enfoque diferencia l –
y demás pertinentes–, así como la corresponsabilidad de la familia, la sociedad y el Estado. En este sentido se requiere que
todas las actuaciones que desplieguen las Autoridades Administrativas, y el equipo técnico interdisciplinario, estén
enmarcadas en el respeto por los derechos humanos y que la atención que presten se brinde con calidez y calidad en razón a
la población a la que va dirigida.
Por otro lado, en el marco de la “Convención sobre los Derechos del Niño, sus protocolos facultativos, la Constitución Política
de Colombia y el Código de la Infancia y la Adolescencia (Ley 1098 de 2006), se establece que los derechos de las niñas,
niños y adolescentes prevalecen sobre los derechos de los demás. Sin embargo, es necesario que este principio esté
presente en la realidad económica, social, cultural, política, del conflicto, de ilegalidad, de pobreza y de exclusión que viven en
el país muchas niñas, niños y adolescentes. De la misma manera, otros principios de la perspectiva de la niñez que recoge la
Ley 1098 de 2006 como el de “interés superior del niño”, la corresponsabilidad, la protección integral y los enfoques
diferenciales algunas veces no se ven reflejados en las políticas públicas sociales, en la calidad de los servicios dirigidos a
este segmento de la población, en las decisiones de las comunidades o en el actuar de las familias.
En virtud de lo anterior, desde las entidades de Protección destinadas para el cumplimiento de este objetivo, por la
Presidencia de la República, se contempla un modelo de atención el cual tiene como principios:
• El interés superior del niño. Tal como lo plantea el Código de Infancia y Adolescencia.

21 Ley 1098 de 2006, artículo 50.


22
Ibidem.

22
• La dignidad humana. Inherente al sujeto de derechos
• Igualdad y no discriminación. Que hace referencia a que todas las personas son iguales ante la ley y por lo tanto deben
recibir el mismo trato y las mismas garantías por parte de las autoridades.
• Oportunidad. Que posibilita que los niños, niñas y adolescentes, con sus derechos inobservados, amenazados o
vulnerados y sus familias y/o redes vinculares de apoyo, tengan acceso a la atención en forma eficaz en el momento
requerido.
• Integralidad. Que reconoce a los niños, las niñas, los adolescentes, con sus derechos inobservados, amenazados, o
vulnerados sus familias y/o redes vinculares de apoyo, como individuos multidimensionales en los que interactúan
aspectos biológicos, psicológicos y sociales que determinan su desarrollo integral.
• Individualidad. Establece que cada individuo y de forma análoga, cada familia, son únicos y diferentes de los demás.
• Corresponsabilidad. “Se entiende por corresponsabilidad la concurrencia de actores y acciones conducentes a
garantizar el ejercicio de los derechos de los niños, niñas, y los adolescentes. La familia, la sociedad y el Estado son
corresponsables en su atención cuidado y protección” 23.
Así mismo, las entidades de protección cuentan dentro de su modelo de atención con tres enfoques, a saber:
Derechos. El modelo de atención se fundamenta en el enfoque de derechos, que asume al niño, niña o adolescente como
centro del proceso de atención, lo reconoce como sujeto de derechos y actor social, y adicionalmente considera a las familias
y/o redes vinculares de apoyo como los primeros encargados de su cuidado y protección, fortaleciéndolos pa ra el
cumplimiento de su rol. Igualmente, implementa procesos participativos y de empoderamiento y establece las condiciones
para el ejercicio pleno de sus derechos, en función de la corresponsabilidad de la familia, el Estado y la sociedad.
Diferencial. Este enfoque se concibe como un método de análisis y actuación, que reconoce las inequidades, riesgos,
vulnerabilidades para alcanzar el desarrollo del individuo. Adicionalmente, es un método que valora las potencialidades,
recursos, oportunidades y la diversidad de un determinado sujeto -individual o colectivo-, para incidir en el diseño,
implementación, seguimiento y evaluación de la política pública, con miras a garantizar el goce efectivo de sus derechos.
Sistémico. “Orientado a que las decisiones que se adopten en favor de los niños, las niñas y adolescentes, respondan a un
criterio interdisciplinario y coherente en los diferentes pasos de la actuación. Entre otras cosas, el derecho, la psicología , el
trabajo social y la nutrición, se deben orientar hacia la materialización del principio de la protección integral, al de interés
superior y como tal, al restablecimiento de derechos, constituyendo factor central de consideración, que las actuaciones que
se desarrollan para la garantía y restablecimiento de los derechos de niños, niñas y adolescentes, se sustentan en que todos y

23 Ley 1098 de 2006 en el artículo 10.

23
cada uno de ellos tienen derecho a estar y crecer en una familia y a no ser separados de ella, salvo circunstancias
excepcionales y específicas que hagan necesaria dicha separación en pro de su interés superior”24.

24
En enfoque sistémico permite una mirada integral de los niños, niñas y adolescentes desde su contexto familiar o de redes de apoyo vinculares. De la misma forma,
potencia las esferas del desarrollo humano: biológica, cognitiva, comunicativa, ética, afectiva, lúdica, productiva y cultural. Además permite evaluar la situación actual del niño,
niña o adolescente integrando a su familia o la red de apoyo.

24
7. MARCO CONCEPTUAL
7.1. PROMOCIÓN DE AMBIENTES PROTECTORES Y PREVENCIÓN DE LAS VIOLENCIAS

Se entiende por ambiente como el espacio físico, social y cultural donde se habita cotidianamente (vivienda, escuela, lugar d e
trabajo, vecindario, vereda, municipio, ciudad) y donde se establecen relaciones sociales que determinan una manera de vivir
y de ser.
El ambiente protector se considera como el espacio de confianza que se crea entre los beneficiarios de los Programas de
Protección y los cuidadores de los mismos, el cual ayuda en la generación de seguridad, referentes afectivos, manejo
adecuado de sensaciones y emociones, así como las redes de apoyo para lograr ámbitos psicosociales sanos y exentos de
violencia (abuso físico, verbal y emocional) (MSPS, et.al., 2006)
Es necesario tener en cuenta que, para la creación de este tipo de ambientes de los cuales puedan disfrutar los niños, niñas,
adolescentes y mayores de 18 años, en principio es necesario crearlo para los colaboradores y profesionales de las
instituciones que se encargan de su atención, de tal forma que, mediante el conocimiento y apropiación de la misión, visión,
principios filosóficos y objetivos de trabajo de la entidad, se establezca un sentido de pertenencia, satisfacción y afecto por lo
que harán, y de igual manera, esto pueda ser transmitido mediante las labores cotidianas a cada uno de los beneficiarios de
los servicios de protección; una vez se pueda crear el ambiente propicio para esto, por más compleja que se considere la
población con la cual se va a aplicar, seguramente será más fácil el abordaje de cada uno de los beneficiarios desde una
perspectiva de sujeto de derechos y no, como una labor de mera asistencia para suplir sus necesidades básicas.
Con lo anterior se establece que el ambiente o entorno social que rodea a los niños, niñas y adolescentes es muy importante
para su desarrollo, en el cual debe aprender a vivir y adaptarse de acuerdo con sus capacidades teniendo en cuenta su tipo de
discapacidad, por ello es importante establecer al interior de la entidad, programas de prevención que incluyan la minimizaci ón
de factores de riesgo y promoción de factores protectores.
Por otro lado, se encuentran también los ambientes protectores con la familia la cual es considerada como “la constitución
intermedia entre el hombre y la sociedad, entendiéndose como una institución de integración, cooperación e interdependencia,
unida por el afecto mutuo entre sus miembros, con la finalidad última de asegurar que la sociedad sobreviva”; es así, como la
familia hace especial énfasis en la satisfacción de necesidades básicas, educativas, de protección, vinculo e interrelación con
los otros. Un ambiente protector en la familia puede ser generado mediante la educación en valores y la protección; la
transmisión y conducción de normas y limites mediante la comunicación asertiva, etc.

25
Por último, y no menos importante, se debe tener en cuenta que los ambientes protectores se crean también a través de la
participación de los beneficiarios en la escuela o ambientes educativos; en general, todas aquellas personas cuidadoras o
formadoras ocupan un lugar importante como figuras significativas después de sus padres, pues en ellos ponen su confianza y
afecto, así como la esperanza de ser queridos y protegidos, más que la misma necesidad de conocimientos.
El acto de enseñar es en sí mismo un acto de protección que se compone a su vez de acciones o prácticas relacionales
cotidianas en las que la confianza, la comunicación y la relación con los niños, niñas y adolescentes son elementos claves
para su formación y acompañamiento (Vertel, et.al. 2013).
El cuidado de los niños, niñas y adolescentes con discapacidad mental, psicosocial e intelectual en proceso administrativo de
derechos requiere promover el conjunto de acciones que favorecen las relaciones interpersonales y la convivencia en
condiciones de respeto, dignificación y armonía facilitando la interacción con sus diferentes entornos y permitiendo potenciar el
pleno desarrollo físico, cognitivo, intelectual y emocional de todos los individuos integrantes de la sociedad encaminadas al
fortalecimiento de capacidades y potencialidades mediante facilitadores y mecanismos que contribuyan al goce de derechos,
bienestar y calidad de vida.
Lo anterior implica el trabajo articulado, coordinado y sinérgico de todos los integrantes de la sociedad : familia, cuidadores,
comunidad, organizaciones civiles y los sectores corresponsables del Estado: Gobierno, salud, educación, justicia, cultura,
recreación, deporte, trabajo, protección, vivienda, ambiente, servicios y organizaciones civiles, entre otros.
Por otra parte, es relevante tener en cuenta que la prevención del maltrato es entendida como la identificación, manejo y
control de toda acción, omisión o trato negligente, intencional, que pueda privar de los derechos y el bienestar y que amenaza
o interfiera en el desarrollo físico, psíquico o social (Soriano et.al., 2009). En cuanto a la “violencia infantil”, se entiende por
maltrato toda forma de perjuicio, castigo, humillación o abuso físico o psicológico, descuido, omisión o trato negligente, malos
tratos o explotación sexual, incluidos los actos sexuales abusivos y la violación y en general toda forma de violencia, agresión
así como a través de las amenazas de tales actos sobre el niño, la niña o el adolescente por parte de sus padres,
representantes legales o cualquier otra persona ante lo cual la familia, la sociedad y el Estado deben velar hacia una
protección especialmente a los niños, niñas y adolescentes y “garantizar que tengan un pleno y armonioso desarrollo para que
crezcan en el seno de la familia y de la comunidad, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión” (Código Infancia y
Adolescencia).
Respecto a la violencia contra Niños, Niñas o Adolescentes es relevante la definición de maltrato expresada en el Código de la
Infancia y la Adolescencia, así como en el Lineamiento Técnico para la Atención de Niños, Niñas y Adolescentes con sus
Derechos Inobservados, Amenazados o Vulnerados por Causa de la Violencia, la cual se puede presentar en distintos ámbitos
y ser ejercido por parte de sus padres, representantes legales o cualquier otra persona; que produce daño y afecta la
integridad personal, el desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes, llegando incluso hasta la muerte (ICBF, 2017).

26
FIGURA 1. Tipos o formas de violencia contra niños, niñas o adolescentes.
Tipos o formas de
Violencia

Violencia Violencia Violencia Omisión o Otras Formas


Física Psicológica Sexual Negligencia de Violencia

Con manos y Rechazar/humilla Síndr.


Abuso Sexual
cuerpo. r Bebé Zarandeado

Síndr. de
Con Objetos Aterrorizar Explotación Sexual
Munchhausen

Con Armas Aislar Violación

Trata con fines de


Que producen Permisividad explotación
quemaduras sexual

Restricción a Otras formas de


Otras formas la autonomía. Vsx

Sobrexigencia

Instrumentalizar

Exposición a
violencia
Intrafamiliar

Fuente: Lineamiento Técnico para la Atención de Niños, Niñas y Adolescentes con sus Derechos Inobservados, Amenazados o Vulnerados
por Causa de la Violencia. (ICBF, 2017)
De acuerdo a lo anterior, se hace necesario fortalecer la prevención de la violencia, manifestada a través de diversas
modalidades, y que se constituye en las principales causas que afectan la vida social y el estado de salud de las poblaciones ,
conllevando a un afrontamiento a través de diferentes medidas para disminuir sus altos índices de incidencia por lo que se ha
constituido como una de las prioridades de la agenda pública especialmente contra la violencia de género y contra niños,

27
niñas y adolescentes (MSPS-INS, 2017). Es de resaltar que en Colombia existe una amplia normativa desarrollada para tal fin,
así como protocolos (SDS, 2008) y Modelos25.
Es así como las acciones de prevención de la violencia se enmarcan dentro de la Constitución Política de Colombia, donde
consagra el Derecho a la igualdad, la protección y las oportunidades hacia las personas que por sus condiciones se
encuentren en debilidad manifiesta, en concordancia con la Ley 346 de 2009 “Por medio de la cual se aprueba en Colombia la
Convención sobre los Derechos de las personas con discapacidad”.
Factores asociados con el mal trato en las prácticas de cuidado
Existen diversos factores capaces de influir en el funcionamiento adecuado del personal. Aspectos como la apariencia
personal y las conductas de las personas pueden influir si el personal aborda (afronta) o evita una situación o conducta
problemática. Concretamente, las conductas problemáticas mostradas por las personas pueden producir una serie de
reacciones emocionales en el personal, incluyendo: miedo, irritación, rabia, o disgusto. Podemos decir también que aquellas
personas que, dentro de una situación particular, muestran las más serias conductas problemáticas, pueden ser las que
reciban una mayor cantidad de atención por parte del personal, la cual –no obstante– puede ser desproporcionadamente
negativa en el carácter, facilitando proporciones muy bajas de atención en momentos que la persona no presenta la conducta
problemática, y que en los momentos que la presenta, esta atención puede llegar a ser hasta abusiva.
Además, las conductas problemáticas, cuando se dan bajo la forma de contacto físico/personal, o de demanda personal,
pueden desalentar la aproximación del personal al individuo en un futuro. De este modo, las conductas problemáticas
mostradas por las personas con discapacidad pueden tener una influencia negativa sobre el funcionamiento (rendimiento) del
personal y, por lo tanto, en la Calidad del Servicio.

7.2. DISCAPACIDAD

En Colombia se reconoce que las personas con discapacidad son todas aquellas que tienen deficiencias físicas, mentales,
intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y
efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás26.

25
Resolución 459 de 2012. “Por la cual se adopta el Protocolo y Modelo de Atención Integral en Salud para Víctimas de Violencia Sexual". Ministerio de Salud y Protección
Social.
26Artículo 1° de la Ley Estatuaria 1618 de 2013.

28
Es indispensable tener en cuenta que la discapacidad no está en la persona sino en las barreras que impone el entorno y que
limitan el desarrollo de sus actividades cotidianas y restringen sus posibilidades de participación en los ámbitos de la vida.
Para que las personas con discapacidad participen, se debe promover la eliminación de barreras físicas, actitudinales,
comunicacionales y tecnológicas, garantizando su acceso y ejercicio de los derechos a la salud, edu cación, trabajo, trasporte,
información, cultura, recreación, deporte, vivienda, participación y justicia, entre otros (MSPS, 2014).
Partiendo de lo establecido en la normatividad nacional y con base en las definiciones dispuestas en la Resolución 583 de
febrero de 201827, se reconocen las siguientes categorías de discapacidad, las cuales no son excluyentes: discapacidad física,
auditiva, visual, sordoceguera, múltiple, intelectual y psicosocial (mental). Teniendo en cuenta que el presente documento
brinda orientaciones técnicas para el manejo de la agitación psicomotora en niños, niñas, adolescentes y adultos con
discapacidad intelectual o psicosocial (mental), se brindan – a continuación– algunas definiciones para estas categorías:
Discapacidad intelectual. Se refiere a aquellas personas que presentan deficiencias en las capacidades mentales generales,
como el razonamiento, la resolución de problemas, la planificación, el pensamiento abstracto, el juicio, el aprendizaje
académico y el aprendizaje de la experiencia. Esto conlleva a deficiencias del funcionamiento adaptativo, de tal manera que el
individuo no alcanza los estándares de independencia personal y de responsabilidad social en uno o más aspectos de la vida
cotidiana, incluidos la comunicación, la participación social, el funcionamiento académico u ocupacional y la independencia
personal en la casa o en la comunidad (American Psychiatric Association, 2014).
Discapacidad psicosocial (mental). Resulta de la interacción entre las personas con deficiencias (alteraciones en el
pensamiento, percepciones, emociones, sentimientos, comportamientos y relaciones, considerados como signos y síntomas
atendiendo a su duración, coexistencia, intensidad y afectación funcional) y las barreras del entorno que evitan su
participación plena y efectiva en la sociedad. Estas barreras surgen de los límites que las diferentes culturas y sociedades
imponen a la conducta y comportamiento humanos, así como por el estigma social y las actitudes discriminatorias. Para lograr
una mayor independencia funcional, estas personas requieren básicamente de apoyos médicos y terapéuticos especializados
de acuerdo a sus necesidades. De igual forma, para su protección y participación en actividades personales, educativas,
formativas, deportivas, culturales, sociales, laborales y productivas, pueden requerir apoyo de otra persona (Ministerio de
Salud y Protección Social, 2015).

7.3. DESARROLLO Y OCUPACIÓN HUMANOS

27 Resolución 583 de febrero de 2018. “Por la cual se implementa el procedimiento para la certificación de la discapacidad y el Registro de Localización y Caracterización de

Personas con Discapacidad”.

29
En lo referente a las instituciones de protección, en donde se encuentra el internado de atención a , niños, niñas y
adolescentes con discapacidad psicosocial e intelectual que tengan amenazados o vulnerados sus derechos, se hace
necesario brindar ambientes protectores para la población, entendiendo por ese concepto, en el cual los niños, niñas y
adolescentes adquieren herramientas posibles para la construcción de su vida, que les permite el goce de oportunidades para
desarrollar sus capacidades en entornos seguros. Para UNICEF “un ambiente protector, es un espacio seguro de
participación, expresión y desarrollo”.
Es por eso que desde la concepción del desarrollo humano, a tener en cuenta en este tipo de atención, se debe contextualizar
al equipo administrativo, de defensoría, de cuidadores y demás personal a cargo de niños, niñas y adolescentes con
discapacidad psicosocial e intelectual bajo protección de ICBF, sobre la importancia de mantener ambientes que permitan el
adecuado crecimiento y desarrollo de estos como sujetos de derechos, que potencialicen habilidades y destrezas de acuerdo
con las capacidades que se puedan estimular para un óptimo crecimiento, de acuerdo con las necesidades especiales
características de esta población.
Teniendo en cuenta que la institución donde se encuentra la persona bajo protección se convierte temporalmente en su hogar,
debemos resaltar que las actividades de intervención que se lleven a cabo dentro del proceso de atención estarán dirigidas a
brindar ambientes protectores, convirtiéndose –como institución– en un referente continuo de conductas afectivas y de
protección que encamine y estimule los procesos de inclusión social, escolar y laboral en los casos que aplique. Vale la pena
aclarar, que para que esto suceda, es indispensable que cada uno de los actores del proceso de acompañamiento y cuidado,
reconozca a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes mayores de 18 años con discapacidad como sujetos de derecho, ya que
de una de las principales dificultades presentadas en este tipo de cuidado, es la prestación de un servicio que se convierte en
albergue y alimentación, dejando de lado el componente humano, el desarrollo de vínculos familiares y el trato humanizado
hacia la población más vulnerable.
Para entender el término de desarrollo humano, se debe hacer énfasis en que el desarrollo es considerado como el cambio de
comportamiento que se provoca por el entorno y a su vez por la sociedad y cultura. Se da de dos tipos:
Cuantitativo: Hace referencia a la cantidad de respuestas que emite el individuo. Por ejemplo: entre más se interactúe con un
niño, niña, adolescente y joven mayor de 18 años con discapacidad, mas respuestas se obtendrán de su parte: monosílabos,
sonrisas, gestos de disgusto, etc.; de esta manera, será más cercana la relación y esto a su vez permitirá identificar por parte
del profesional a cargo de su cuidado o intervención las situaciones que podrían desencadenar agitación psicomotora.
Cualitativo: Hace referencia al cambio en la forma de respuesta del individuo. Por ejemplo: mejora su capacidad de
comunicación (Navarro et.al., 2011).
A partir de este concepto, es importante visualizar a los niños, niñas y adolescentes con discapacidad psicosocial e intelectual
bajo protección; es necesario tener en cuenta la individualidad y el componente comportamental contenido dentro de su

30
discapacidad, así como también las condiciones del entorno en donde se desempeña y que se pueden considerar como
factores desencadenantes de una agitación psicomotora.
Por otro lado, es claro que la ocupación es fundamental en la salud mental del individuo, una vez que esta da significado al ser
humano, al considerarse como el medio a través del cual se da respuesta a sus necesidades vitales y requerimientos sociales
del entorno que lo rodea. Es acá donde se reconoce la importancia del comportamiento ocupacional de las personas para
lograr que participen activamente en el desarrollo de actividades de autocuidado, productivas, recreativas y sociales, entre
otras, que den sentido a su vida.
El modelo de la ocupación humana –MOHO–_, desarrollado por Gary Kielhofner (2009), concibe al hombre como un ser
social, el cual a partir del equilibrio interno actúa de acuerdo con su voluntad, características sociales que le definen y
destrezas que posee. En este modelo el hombre es considerado como sistema abierto y dinámico, que analiza los estímulos
procedentes del entorno, procesa y transforma la información recibida, y a partir de ello organiza su comportamiento
ocupacional; en tal sentido el entorno juega un papel fundamental en la provisión de experiencias necesarias para el desarrollo
del individuo (Navarrón et.al. 2019).
El proyecto de vida (T2S1, 2019) se constituye en un proceso continuo durante el curso de vida del ser humano que integra la
historia, el presente y futuro, así como las condiciones contextuales sistémicas que marcan las relaciones y niveles de
desarrollo humano. La persona con alguna discapacidad, como cualquier otro ser humano merece un proyecto de vida, es
decir tiene un camino que recorrer, acompañado y guiado por sus propias ilusiones, expectativas, temores, iniciando el camino
como niño y terminando el recorrido como adulto, con la esperanza de que mientras recorre el camino vaya creciendo, y
obteniendo logros que se traduzcan en comportamientos acordes a sus competencias y a las oportunidades y demandas que
su entorno le ofrece.
En la medida en que se propicien oportunidades integradas basadas en la comunidad, se puede lograr que la persona con
discapacidad tenga una mayor satisfacción con su estilo y condiciones de vida, desarrolle sentimientos de afecto y pertenencia
como consecuencia de un mayor número de amistades y relaciones interpersonales, alcance una sensación de seguridad que
proviene del autocontrol y del control de su entorno personal y finalmente, incremente sus posibilidades de elegir de acuerdo
con sus competencias.
El proyecto de vida debe tener en cuenta:
Estatus de Edad: hace referencia a los derechos y responsabilidades acordes a los intereses y habilidades que se identifican
con la edad correspondiente, permitiendo comportamientos acordes a lo que la gente espera de él. Consiste en experimentar
el ciclo vital del desarrollo normal, sin estar limitado a ser un niño toda la vida, tener la oportunidad de acceder a una
existencia lo más parecida posible a la normal, con los esquemas y condiciones de vida cotidiana lo más parecido a las
normas y esquemas de la mayoría de la sociedad.

31
Apoyos: Los apoyos dan respuesta a las necesidades de la persona, y permiten que se desenvuelva según las expectativas
de su cultura particular. El patrón con el que se enfoca la actitud hacia las personas con discapacidad, generalmente es de
sobreprotección, cuidado y vigilancia, para mantenerlas a salvo. No se logra concebir del todo, que estas personas pueden
crecer y desenvolverse según el mismo esquema de desarrollo de personas de su comunidad.
Calidad de vida: El interés por la Calidad de Vida ha existido desde tiempos inmemorables. Sin embargo, la aparición del
concepto como tal y la preocupación por la evaluación sistemática y científica del mismo es relativamente reciente. La idea
comienza a popularizarse en la década de los 60 hasta convertirse hoy en un concepto utilizado en ámbitos muy diversos,
como son la salud, la salud mental, la educación, la economía, la política y el mundo de los servicios en general.

7.4. FAMILIA Y REDES VINCULARES DE APOYO

Dentro del modelo de atención que maneja el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar – ICBF en las modalidades de
protección, se tienen en cuenta los niveles de atención para trabajo con los niños, niñas y adolescentes con discapacidad
psicosocial e intelectual que tengan amenazados o vulnerados sus derechos, planteados en el Lineamiento Técnico del
Modelo para la Atención de los Niños, las Niñas y Adolescentes, con Derechos Inobservados, Amenazados o Vulnerados 28
dentro de los cuales se establece el trabajo familiar y con redes vinculares de apoyo.
Para el desarrollo del modelo, no es suficiente llevar a cabo una atención individual con los niños, las niñas y los adolescentes.
Se hace necesaria una mirada sistémica de la atención, lo que exige que se aborde también a los integrantes de la familia o
las redes vinculares de apoyo, es decir, a aquellos que se encuentran más próximos al beneficiario, así como a los miembros
de la comunidad (comunidades étnicas y redes sociales de apoyo), que inciden en su desarrollo.
De conformidad con lo establecido en el artículo 39 de la Ley 1098 de 2006, “la familia tendrá la obligación de promover la
igualdad de derechos, el afecto, la solidaridad y el respeto recíproco entre todos sus integrantes”. La familia es corresponsable
en la garantía de los derechos, la prevención de su amenaza y en el restablecimiento de los mismos cuando estos han sido
vulnerados. Así, la familia cumple con dos funciones básicas: primera, garantizar el cuidado y la sobrevivencia de sus
integrantes y segunda, promover su socialización, su seguridad y bienestar (ICBF, OIM, 2009). Estas funciones cobran un
mayor significado en el entorno familiar, cuando surgen los procesos de cuidado y crianza de los niños, las niñas y
adolescentes y se establecen relaciones cercanas e inmediatas que permiten estrechar vínculos afectivos. Igualmente, cuando
existen en las familias personas en condición de discapacidad que requieren cuidados y atención especial por parte de su
núcleo familiar, su red vincular de apoyo y su comunidad.

28
Aprobado mediante Resolución No. 1519 de febrero 23 de 2016. Modificado recientemente mediante Resolución No. 7398 de agosto 24 de 2017. Pág. 43.

32
La importancia de la familia como primer escenario significativo del desarrollo integral de los niños, las niñas, adolescentes y
adultos con discapacidad, conlleva la responsabilidad misional del ICBF de lograr el desarrollo de sus recursos y
potencialidades en entornos seguros. Para tal fin, el ICBF tiene como propósito que las familias y la comunidad reconozcan su
dignidad, asuman el valor de su palabra, reconozcan y expresen sus saberes e intereses, ejerciendo sus derechos –tal como
les corresponde– en un Estado Social de Derecho. Igualmente, que las entidades encargadas de facilitar su desarrollo y
bienestar reconozcan sus capacidades y recursos para co-construir vínculos de cuidado basados en el respeto, la confianza y
la solidaridad, permitiéndoles avanzar conjuntamente en el logro de sus proyectos o planes de vida familiar en entornos
garantes y seguros.
En concordancia con lo anterior, el desarrollo del proceso de atención de los niños, las niñas, adolescentes con derechos
inobservados, amenazadas o vulnerados, y con sus familias, redes vinculares de apoyo y comunidades, deberá centrarse en
el fortalecimiento de la comunicación, vínculos afectivos, manejo asertivo de normas, en la resolución de conflictos y
apropiación de roles que constituyen los rituales propios en los que transcurre la vida de cada familia.
Del mismo modo, este tipo de intervenciones habrán de acompañarse de acciones para el fortalecimiento de las capacidades
de los niños, las niñas, los adolescentes, sus familias y redes de apoyo, para asumir su rol social en la esfera en que se
desenvuelven, con capacidad de agencia para el ejercicio de sus libertades fundamentales (estudiar, trabajar, hacer o estar en
espacios de inclusión, opinar, hacer aportes, decidir).

El ICBF asumió, desde el 2007, el modelo solidario de inclusión y atención de familias29, el cual está fundamentado en una
visión ecosistémica y constructivista, que propone el abordaje integral de los niños, las niñas, adolescentes y las familias y/o
redes vinculares de apoyo, desde una perspectiva participativa y relacional en la que las personas no son vistas como sujetos
pasivos de estudio, independientes del contexto, sino como sujetos capaces de construir realidades, en relación con sus
entornos socio políticos y demás sistemas interaccionales.
Por lo anterior, en cuanto a la noción de familia en el modelo de atención, se retoma la acogida por el ICBF en los
Lineamientos Técnicos para la Inclusión y Atención de Familias (ICBF, OIM, 2009). Conforme a estos, la familia “[…] acude al
fundamento de la vida misma que son los vínculos entre los seres humanos”, reconociendo su complejidad y múltiples
sentidos. Así, se proponen distintos parámetros para abordar la comprensión de familia (jurídico, topológico, histórico y
evolutivo, sociocultural, filiación, dinámica relacional y vulnerabilidad social). En este marco se desarrolla el concepto de
familia como “una unidad ecosistémica de supervivencia y de construcción de solidaridades de destino, a través de los rituales
cotidianos, los mitos y las ideas acerca de la vida, en el interjuego de los ciclos evolutivos de todos los miembros de la familia
en su contexto sociocultural” y complementa… “la familia se constituye por vínculos que van más allá de la consanguinidad y

33
que se crean en el movimiento azaroso de la vida social, convertido en contexto propicio para que surjan sistemas
significativos de relaciones”.
En concordancia con las perspectivas planteadas en el modelo solidario de inclusión y atención a familias, el proceso de
atención para cada una de las modalidades está formulado, y se desarrolla, con la participación de los niños, las niñas,
adolescentes y sus familias y/o redes vinculares de apoyo, quienes llevan a cabo un proceso continuo de interlocución con los
sistemas relacionales próximos, para contribuir a la construcción de interpretaciones y transformaciones de su realidad.

Para el abordaje del modelo solidario en el proceso de atención a los niños, niñas, adolescentes, sus familias y redes
vinculares de apoyo, es fundamental la apropiación e implementación de las siguientes herramientas de registro de
información:
a) Historia / perfil socio familiar: deberá ser realizada en forma conjunta entre el equipo interdisciplinario y las familias y/ o
redes vinculares de apoyo, en la fase I del proceso de atención.

b) Perfil de vulnerabilidad - generatividad de las familias: se elabora tomando como base la información registrada en la
historia socio familiar. En esta elaboración deberán participar los miembros de la familia o red vincular de apoyo, para que
haya un acuerdo entre los equipos interdisciplinarios y la familia, acerca de los aspectos vulnerables y de las fortalezas
sobre las cuales se propondrán las estrategias de ayuda. Tener en cuenta el perfil de vulnerabilidad – generatividad inicial,
remitido por el equipo técnico de la autoridad administrativa.

c) Mapa de pertenencia actual y potencial de las familias: Debe ser elaborado por cada familia en conjunto con el equipo
interdisciplinario, en la fase I del proceso de atención en donde se evalúe el sentido de cada relación y la posibilidad de
fortalecerla en el futuro inmediato.

d) Elaboración del perfil de generatividad y vulnerabilidad y el mapa de pertenencia actual y potencial de las familias el cual
hace parte integral de este: Se realizará en la fase I intervención, diagnóstico y acogida, y al finalizar la fase II,
intervención y proyección, del proceso de atención, con el fin de evaluar el cumplimiento de objetivos planteados en el
Plan de Atención Integral de cada niño, niña, adolescente y su familia o red vincular de apoyo.

Servicio centrado en la familia y resiliencia familiar


Desde este interés en la intervención centrada en la familia parece necesario propugnar un modelo de servicio que se soporte
sobre un conjunto de valores que se cristalicen en el trabajo directo con familias. Recogiendo la propuesta de Feaps (2004),

34
se hablaría de los siguientes valores: calidez, flexibilidad, participación, multiprofesionalidad, orientación positiva, indi viduación
y respeto y calidad.
Para tal efecto, desde los principios del modelo de atención centrada en la familia, amerita la capacitación de la familia para
potenciar su participación, capacidad de elección y función de apoyo. En este sentido, los servicios y profesionales tendrán en
cuenta a las familias y sus particularidades; procurando estar al servicio de la calidad de vida familiar, implicando que será
necesario escucharlas para determinar sus necesidades y posibilitar la búsqueda de alternativas de solución. En ese sentido,
debe centrarse en un servicio en el que el trabajo se realiza con la familia, de manera continua y estable, e igualmente abierto
y flexible, que vaya más allá de actividades puntuales con familias.
Siguiendo la propuesta del modelo de servicio de apoyo a familias (FEAPS, 2004) los objetivos del servicio deben ser:
• Facilitar la identificación de necesidades y recursos por parte de las familias.
• Implicar directamente a las familias en la elaboración, desarrollo y evaluación de su plan individual.
• Proveer de apoyos directamente o a través de una gestión eficaz del entorno.
• Orientar y apoyar a la familia en la toma de decisiones durante el curso de vida.
• Movilizar recursos de información, formación, orientación y apoyo en función de las necesidades de las familias.
• Contribuir a la resignificación y asignación de roles en miembros de las familias de personas con discapacidad.
En la historia del siglo XX, surgieron importantes desarrollos teóricos que lograron introducir una visión sistémica y relacional
en un campo sólo abarcado por el estudio del individuo. En este sentido, Kurt Lewin y su teoría del campo, Bortalanffy con la
teoría general de sistemas, Wiener y la cibernética –pasando por Bateson en el campo de la comunicación y sistemas
familiares– lograron esta superación de paradigma del individuo para pasar a un modelo ontogenético que responde a la
interacción persona-ambiente en los niveles clásicos planteados por Bronfrenbrenner. Superado el modelo del déficit, Gómez,
E. y Kotliarenco, M. A. (2010) definen la resiliencia familiar como el conjunto de procesos de reorganización de significados y
comportamientos que activa una familia sometida a estrés para recuperar y mantener niveles óptimos de funcionamiento y
bienestar, equilibrando sus recursos y necesidades familiares. Autores como Masten y Obradovic (2006) desarrollan los
sistemas y procesos implicados en el desarrollo humano exitoso cuando se enfrenta a contextos de adversidad, dando lugar a
un modelo ecosistémico de resiliencia humana.
La resiliencia es siempre contextual e histórica. Familias en las que aparece la discapacidad pueden mostrar características y
rasgos de forma dinámica que antes de aparecer este desafío en sus vidas no podían observarse; por tanto, la resiliencia
puede ser latente o visible y nunca es absoluta –siempre variable– y se construye en un proceso de interacción con el entorno.
Suele ser un proceso inconsciente, que tiene lugar durante toda una vida.
Este fenómeno es comprendido desde dos enfoques: uno de mínimos, que destaca la adaptación por el cual el sistema se
adapta de forma positiva en un contexto de adversidad; un segundo de máximos, donde no hay solo recuperación, sino que el

35
sistema es capaz de transformarse y crecer. Blanca Núñez (2007), desde su experiencia clínica enumera algunas de las
competencias familiares que a modo de resiliencia que despliegan familias con una persona con discapacidad:
• Capacidad de discriminación entre dificultades, problemas y limitaciones; capacidades, fortalezas y recursos
existentes.
• Capacidad de establecer redes sociales y encontrar en ellas fuentes de apoyo y ayuda.
• Buen nivel de autoestima, de por lo menos uno de los integrantes adultos del medio familiar.
• Buen nivel de comunicación a nivel familiar acerca de la temática de la discapacidad
• Posibilidad de reconocer y hablar de los sentimientos.
• Predominio de emociones vinculadas con el optimismo y la esperanza.
• Sentido del humor.
• Poder de flexibilidad.
• Posibilidad de creatividad.
• Posición activa y capacidad de iniciativa.
• Tendencia a desculpabilizarse.
• Funcionamiento familiar que no gira en forma exclusiva alrededor de la discapacidad del hijo.
• Capacidad de cooperación, solidaridad, colaboración y asunción de responsabilidades compartidas.
• Capacidad de establecer acuerdos y de cumplirlos.
• Actitud entre los miembros de la familia de confirmarse, alentarse, reconocerse, estimularse.
El enfoque hacia la resiliencia familiar nos orienta a una práctica que da autoridad y capacita a las familias para desarrollar sus
fortalezas en lugar de centrarse en corregir sus debilidades. La intervención debe promover en las familias un mayor control
personal y un mayor poder en la toma de decisiones en un proceso que es largo, complejo e incierto en muchas ocasiones.

7.5. POLÍTICA DE HUMANIZACIÓN EN EL CONTEXTO DEL PLAN NACIONAL PARA EL MEJORAMIENTO DE


LA CALIDAD EN SALUD –PNMCS.

Actualmente el Ministerio de Salud y Protección Social está formulando la Política de Humanización en Salud cuyo principal
elemento concibe a la humanización como el fundamento esencial del Sistema de Salud; esto implica centrar su accionar en
las personas y plantear la necesidad de que sus agentes enfoquen su misión al cumplimento del derecho fundamental y al
fortalecimiento de una cultura organizacional dirigida al ser humano y a la protección de la vida en general.

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Este proceso conlleva a incluir dinámicas como el liderazgo y trabajo en equipo, aprendizaje para la innovación, gestión por
procesos, gestión del talento humano, planeación estratégica, gestión de recursos y alianzas, enfoque en resultados al bien
común y especialmente la articulación entre los diferentes integrantes del Sistema General de Seguridad So cial en Salud -
SGSSS.
La anterior propuesta se realiza de acuerdo con las directrices del Plan Nacional para el Mejoramiento de la Calidad en Salud
–PNMCS– del Ministerio de Salud y Protección Social30 en conformidad con la Ley 1438 de 2011 y los planteamientos
estratégicos y operativos del Sistema de Salud, como son el Plan Decenal de Salud Pública –PDSP 2012-2021, la Política de
Atención Integral en Salud -PAIS estipulada por la Ley Estatutaria de Salud 1751 de 2015, el Modelo Integral de atención
en Salud -MIAS y el Sistema Obligatorio de Garantía de la Calidad en salud –SOGC, para lo cual se estructura
una propuesta en torno a tres ejes: las personas como centro y finalidad del sistema de salud; la calidad a partir de un
enfoque sistémico; la transformación de la gestión del sistema mediante procesos de autoevaluación, dirigidos hacia
capacidades de ajuste, mejora continua e innovación.
Adicionalmente, se requiere el desarrollo de metodologías que permitan materializar los anteriores fundamentos y pi lares con
el fin de contribuir a la inclusión social, el goce efectivo de derechos, la equidad y la justicia social.

30 Ministerio de Salud y Protección Social, 2016. Plan Nacional de Mejoramiento de la Calidad en Salud.

37
8. PREVENCIÓN Y ABORDAJE INICIAL DE LA AGITACIÓN PSICOMOTORA EN NIÑOS, NIÑAS,
ADOLESCENTES Y MAYORES DE 18 AÑOS CON DISCAPACIDAD MENTAL PSICOSOCIAL O
INTELECTUAL.
La agitación psicomotora se define como la emergencia comportamental o agitación se define como una constelación
transnosológica de comportamientos inespecíficos, que por lo general presenta un curso fluctuante y representa una
amenaza para la integridad física del paciente y los que se encuentran alrededor de él en el momento mismo del evento
(Lindermayer, 2000). Lo anterior implica que múltiples condiciones o patologías podrían ser la causa de dicho
comportamiento (tanto psiquiátricas como no psiquiátricas); que se manifiesta desde la verbalización hasta la agitación
propiamente dicha, siendo susceptible de escalar o desescalar. Esta alteración de la conducta es una expresión inespecífica
de factores neurobiológicos, psicológicos y socio-ambientales. La agresión puede ser consecuencia de una gran variedad de
factores entre los cuales el malestar somático, fruto de enfermedades médicas o problemas de salud, el malestar emocional
o la incapacidad para comunicarse resultan ser frecuentes.
Un episodio de agitación psicomotora requiere atención urgente y eficaz con miras a restablecer la estabilidad psíquica y
física de la persona afectada, así como del medio que la rodea, dado el riesgo que implica para la persona que la presenta o
para terceros, por la agresión implícita al evento. Para ello, es de crucial importancia determinar la causa de la agitación
psicomotora, pues es fundamental no solo tratar la sintomatología sino atender sus causas subyacentes, sean estas
orgánicas (ej. tumores cerebrales, trastornos metabólicos, traumatismos craneales, enfermedades infecciosas, efectos
secundarios de medicamentos, etc.) o comportamentales (reacción ante un evento estresante, manifestación de un síntoma
de ansiedad, del afecto o psicótico, entre otros).
La persona que cursa una agitación psicomotora no debe equipararse con un actuar violento. A la persona violenta lo
caracteriza la agresividad, hostilidad y brusquedad. Éste genera un problema de orden y seguridad que –como tal– deberá
ser atendido. Si bien la frontera entre uno y otro puede resultar difícil de establecer, no deberemos perder esta diferencia de
perspectiva. Por otro lado, no se trata de cuadros excluyentes, ya que una persona violenta puede presentar agitación
psicomotriz y viceversa, un paciente agitado puede mostrarse violento o agresivo (Cibeira, et.al., 2019).

38
El diagnóstico de las crisis de agitación psicomotriz es eminentemente clínico y observacional. Su intensidad puede ser leve,
moderada o severa, de acuerdo con la evaluación de cuatro criterios comportamentales: agresión verbal, agresión física
contra sí mismo, agresión física dirigida contra objetos y agresión física dirigida contra otras personas.
La agitación psicomotriz en la población infantil puede aparecer como consecuencia de un cambio ambiental (mudanza
familiar, pérdida de empleo de progenitores, etc.), crisis familiar reciente (pérdida de un progenitor, divorcio) o por
circunstancias biográficas extremas como abuso sexual o maltrato infantil. También pueden causar agitación en esta
población cuadros febriles, molestias asociadas al estreñimiento o cualquier otro tipo de malestar que pueda tener su origen
en un proceso orgánico intercurrente, por lo que su identificación es indispensable para proceder a una terapéutica
adecuada. Por otra parte, el aumento generalizado del consumo de sustancias psicoactivas (SPA), cada vez más variadas y
su aproximación a edades cada vez más tempranas, hacen prever un aumento en la frecuencia y diversidad de los cuadros
de agitación en la edad pediátrica (Cibeira, et.al., 2019).
Es probable que la agresión y la violencia resulten de una interacción compleja de variables biológicas, psicológicas y
sociales. La agresión impulsiva y afectiva puede ser el producto de una falla en la regulación de la emoción, con un umbral
bajo para activar el efecto negativo, que incluye ira, angustia y agitación, y con una tendencia a actuar sin tener en cuenta las
consecuencias de estas acciones. Se piensa que dos sistemas funcionales principales, el sistema límbico y los lóbulos
frontales, están implicados en varios aspectos del comportamiento agresivo y violento (Rocca, et.al., 2006).
Es así como para comprender este fenómeno, debemos recurrir a un modelo psicológico y social, que abarque estos factores
neurobiológicos pero que no reduzca el comportamiento sólo a estos. Lo anterior servirá para identificar qué antecedentes
favorecen la aparición de la conducta, así como la función que la misma tiene para el sujeto. Griffiths (1998) propuso una
fórmula para explicar el comportamiento, que ilustra mejor este abordaje: C=P+E. Acá las alteraciones conductuales (C) son
el resultado de la relación entre un estado personal y/o psicológico (P) y las condiciones del Entorno (físicas, relaciones
sociales/interpersonales y programáticas) (E) (Novell, et.al., 2002). Caracterizar cada componente en la emergencia
comportamental servirá para un mejor manejo de esta.

8.1.FACTORES ASOCIADOS A LA AGITACIÓN PSICOMOTORA

Las personas con discapacidad intelectual y psicosocial presentan más problemas médicos (no psiquiátricos) que el resto de
la población. Algunos de estos problemas se asocian directamente a la enfermedad o síndrome de base, o a dificultades en
las habilidades básicas de autocuidado, su capacidad de expresión verbal de sensaciones o emociones molestos. Es
frecuente que la primera manifestación de un dolor común (por ejemplo, dental, cefalea, oído, garganta, etc.) se exprese a
través de alteraciones en la conducta, incluso con agresividad. Es importante recordar que la conducta se constituye también
como medio de comunicación. En otros casos, como en la epilepsia, las dificultades comportamentales se establecen como

39
una manifestación directa de la patología: episodios de agresividad súbita contra otros o contra sí mismos, podría tener un
equivalente de una descarga cerebral a nivel frontal o temporal. En otros casos, la irritabilidad cerebral previa a una crisis
epiléptica, o el estado de confusión posterior a la misma, puede ser suficiente motivo para que una persona no responda de
forma adecuada frente a una demanda o interacción con los demás.

Cuando la emergencia comportamental es un síntoma de una alteración mental (psiquiátrica), también debe diferenciarse
entre todas las entidades psiquiátricas, y no asumirlo solamente como un trastorno de conducta. Las personas con
discapacidad intelectual presentan las mismas enfermedades psiquiátricas que la población no discapacitada. El principal
problema reside en la dificultad para diferenciar entre los síntomas conductuales de un trastorno psiquiátrico de aquellas
conductas que son el resultado de procesos de aprendizaje, o que son mediadas por el entorno. Esta diferenciación es
importante ya que su abordaje será diferente. Es decir, la agresión y la auto-agresión pueden ser síntomas conductuales
relacionados con la presencia de diversos cuadros nosológicos y el tratamiento debe dirigirse a resolver la enfermedad
psiquiátrica subyacente. Por ejemplo, pueden ser una manifestación de depresión en personas con un nivel de retraso grave y
profundo, que expresan su estado emocional con irritabilidad, hostilidad, marcada disminución del interés por actividades que
resultaban placenteras, insomnio, agitación psicomotora, disminución del apetito y rabietas. No interpretar estos síntomas de
forma correcta puede conducir, erróneamente, a la prescripción de antipsicóticos y al consiguiente empeoramiento conductual,
que habría mejorado bajo el efecto de los antidepresivos o de abordajes psicosociales.

En este sentido, se debe considerar que, desde la asociación con patrones de cuidado desorganizados y pobre ajuste
parental, hasta una presentación “típica” de un trastorno psiquiátrico, las alteraciones del comportamiento indican con alta
sensibilidad dificultades en la salud mental, aunque con baja especificidad. Lo anterior quiere decir que la presencia de
síntomas como agitación, agresión, trastornos del sueño y del apetito, pueden ser indicativos de entidades afectivas como
depresión o ansiedad que subyacen a los problemas conductuales. En resumen, las alteraciones de conducta son una forma
de comunicación cuando la condición o grado de desarrollo/discapacidad, impide verbalizar molestias de tipo emocional.

Las dificultades emocionales, a su vez, pueden precipitar alteraciones conductuales con el riesgo de sostenerse a través del
tiempo por las respuestas negativas del entorno. Entre los mensajes que pueden manifestarse como trastorno conductual
podemos encontrar: "quiero atención", "dame esto", "déjame tranquilo", "no entiendo lo que me estás pidiendo", "ayúdame".
En estas situaciones el tratamiento dirigido hacia la conducta no es el más eficaz. Debemos enseñar a la persona formas
alternativas de comunicación, como por ejemplo, la utilización de signos y pictogramas.

En cuanto a los factores ecológicos relacionados con la emergencia comportamental, se debe considerar que estos están
relacionados con las características del entorno. Esto incluye las prácticas y actitudes de los cuidadores, que pueden afectar
directa o indirectamente la conducta.

40
Por otra parte, diversos estudios han señalado de qué forma las características arquitectónicas y organizativas del entorno
pueden favorecer o dificultar la aparición de alteraciones en el comportamiento. Por ejemplo, se ha descrito que las personas
con discapacidad intelectual que viven en ambientes lo más parecidos a un "hogar familiar" se relacionan de forma más
positiva con los cuidadores, y éstos últimos con los residentes. De igual forma, las personas con discapacidad intelectual que
viven en este tipo de ambientes, participan más en tareas que promueven la independencia. Por otra parte, las personas en
entornos netamente asistenciales y con escasos vínculos afectivos, tienden más a la inactividad.

Se han enumerado como características físicas negativas del ambiente ruidos fuertes, temperatura extrema, luz
intensa, cambios frecuentes de entorno, dificultades en el espacio, muebles incómodos, falta de elementos para implicarse en
actividades autónomas como higiene, actividades domésticas y ocio.

Dentro de los factores sociales, encontramos dificultades con otros compañeros, presencia de personal maltratador, atención
social reducida, cambio de personal; igualmente, en los factores relacionados con la dinámica de los hogares, podremos
evidenciar falta de planificación, excesiva planificación con pocas oportunidades para elegir, frecuentes cambios en las rutinas,
excesivo tiempo libre, sin actividades para realizar. De igual manera, el polo opuesto también se vislumbra como
potencialmente problemática: excesiva estructuración de las actividades y rigidez horaria.

En cuanto a los factores psicológicos e individuales, es importante identificar rasgos de personalidad facilitadores como
desconfianza, poca tolerancia a la frustración o impulsividad. Es igualmente importante identificar las capacidades propias del
sujeto como niveles de comunicación, orientación, interación con los demás y autorregulación.

Se debe considerar también los efectos reforzadores de la conducta: muchos comportamientos ayudan a cumplir deseos
específicos, y en ocasiones el despliegue de conductas problemáticas sirve como un reforzador positivo para lograr cambios
en el ambiente (cuidado, reclamar atención, escapar de situaciones o demandas, tener acceso a materiales o actividades) o
como mecanismo de autoestimulación.

Por lo general, la emergencia comportamental tiene un comportamiento progresivo o escalonado que no podría dar
oportunidad de modificar factores de riesgo desencadenantes, o de promover factores protectores. El conocimiento de estos
factores no sólo contribuirá al abordaje específico de cada caso, sino también a la valoración y prevención del ries go de
violencia futura.

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A continuación, se describen algunos factores que pueden considerarse como factores de riesgo o desencadenantes en
agitación psicomotora:
- Cambios en estilo de vida: cambio de residencia, de escuela, de lugar de trabajo, de los caminos, cambios de rutina,
etc.
- Duelo: pérdida de un familiar, cuidador, amigo, compañero de habitación, mascota, ruptura de relaciones amorosas,
etc.
- Ambientales: Un entorno vivido por la persona como inseguro o amenazante, ruidos fuertes, algunos estímulos
visuales u olfativos intensos, espacios muy concurridos, lugares desconocidos que generen sensación de
desprotección, temperaturas que produzcan molestia o inconformidad, entornos hostiles o poco afectivos, falta de
estimulación adecuada, falta de privacidad, hacinamiento, lugares desorganizados.
- Problemas en su red primaria: falta de apoyo de la familia, amigos o cuidadores, llamadas desestabilizadoras,
negligencia, hostilidad, abuso físico.
- Individuales: enfermedades neuropsiquiátricas, grave proceso agudo, déficit sensorial, dificultades en la deambulación,
alteraciones en el lenguaje, baja autoestima.
- Estigmatización: burlas de los compañeros o cuidadores, exclusión, abuso, acoso escolar.
- Frustración: derivada de la dificultad para comunicar necesidades y deseos, para participar de las decisiones que
tienen que ver con la persona, o derivada de las dificultades sensoriales o motoras.
- Otros: procesos de adaptación ante los cambios fisiológicos que se advienen con la adolescencia, disforia
premenstrual, impulsos sexuales, por mencionar algunos.
Siendo un episodio desencadenado habitualmente por circunstancias ambientales o a partir de las alteraciones de salud ya
descritas, es de vital importancia determinar la funcionalidad como también el riesgo de agitación psicomotora y sus
desencadenantes como parte de la evaluación inicial al ingreso de la persona a la institución de salud o protección y llevar a
cabo una rigurosa observación del comportamiento de las personas con el objeto de prevenir el inicio de episodios de
agitación psicomotora. Esto ayudaría a adelantarse al episodio y a mantener unas condiciones ambientales y de relación que
contribuyan a la estabilidad emocional de la persona. En coherencia con lo anterior, se propone el uso de la siguiente lista de
chequeo que facilite la identificación de algunos factores de riesgo (Tabla Nº3).

Tabla N° 3. Lista de chequeo para identificar factores de riesgo que pueden desencadenar un episodio de agitación
psicomotora

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FACTORES DE RIESGO PRESENTES EN LA SI NO OBSERVACIONES
PERSONA
FACTORES SOCIODEMOGRÁFICOS
Sexo: Hombre (Hay mayor probabilidad de
ocurrencia)
Sexo: Mujer (hay mayor tendencia a la autoagresión)
Edad: menor de 40 años
Antecedentes familiares de conductas agresivas
Bajo nivel educativo
Problemas económicos
Procedencia de ambientes sociofamiliares
desestructurados
Desempleo reciente
FACTORES CLÍNICOS
Antecedentes personales de conducta agitada o
agresiva.
Diagnóstico médico de: esquizofrenia, demencia,
epilepsia, abuso de consumo de sustancias
psicoactivas
Presencia de síntomas psicóticos
Rasgos de personalidad antisocial o borderline.
Poca adherencia al tratamiento
Personalidad disocial
Delusiones paranoides
Alucinaciones auditivas que imparten órdenes
FACTORES INTERPERSONALES O
CONTEXTUALES
Ingreso reciente (el 50% de los episodios de

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FACTORES DE RIESGO PRESENTES EN LA SI NO OBSERVACIONES
PERSONA
agitación o agresividad se producen en la primera
semana de ingreso)
Conflictos con el personal o con otras personas con
discapacidad.
N° de hospitalizaciones previas.
Unidades poco confortables o masificadas.
Entorno poco estructurado (ausencia de horarios y
normas claras).
Trato percibido por la persona con discapacidad
como excesivamente intrusivo, frustrante o distante
(con evitación del contacto, charla o saludos por
parte del personal).
FACTORES PERSONALES
Historia personal y/o familiar de conductas violentas
o disruptivas.
Impulsividad, baja tolerancia a la frustración.
Falsedad (difamación o calumnia) rasgos asociales
de personalidad.
Circunstancias vitales estresantes, sobre todo de
pérdidas reales o imaginarias.

Fuente: Bourhail O, Azar (2016).

8.2.VALORACIÓN DE LA INTENSIDAD DE LA AGITACIÓN PSICOMOTORA.

Los expertos consideran que las siguientes características son fundamentales para definir una agitación clínicamente
significativa que amerita intervención en contexto de emergencia:
• Comportamientos motores y verbales anormales y excesivos, físicamente agresivos o sin propósito

44
• Mayor exaltación
• Síntomas que causan una interrupción clínicamente significativa del funcionamiento del paciente.
Los expertos dieron altas calificaciones a un cambio marcado en el estado mental, síntomas/comportamientos que ocurren
en el contexto de un trastorno médico, y comportamiento que parece automático (es decir, la persona no puede controlar el
comportamiento a pesar de la intervención) (Allen, et.al., 2005).
Existen, igualmente, una serie de factores predictores de auto/heteroagresividad o riesgo inminente de agitación psicomotriz
que se deben de tener en cuenta para aplicar las medidas oportunas (Tabla No.2).
Con base en lo anterior se han propuesto cuatro (4) potenciales situaciones en las que se podría presentar una persona:

a) Persona sin agitación psicomotriz pero con riesgo de ella (persona irritable e intolerante); prevalece las medidas de
contención ambiental y verbal.
b) Persona agitada sin agresividad hacia sí mismo ni agresividad hacia otros. Dependiendo de cada caso, se podrá
aplicar cualquier tipo de contención, siempre dando prelación a la contención ambiental y verbal.
c) Persona agitada con agresividad hacia sí mismo o agresividad hacia otros.
d) Persona agitada con comportamiento violento.

En este punto, se debe recordar que este documento está diseñado para orientar acciones preventivas y en personas
susceptibles de contención ambiental y verbal; es decir, las presentaciones descritas en los numerales a) y b).

Tabla N° 2. Lista de chequeo para identificación de signos predictores de un episodio de agitación psicomotora
SIGNOS PREDICTORES DE AGITACIÓN PSICOMOTORA SI NO OBSERVACIONES
Expresión facial tensa y enfadada
Contacto visual prolongado
Hiperactividad músculo- esquelética
Aumento de la inquietud

45
Actividad verbal o motora incrementada, repetitiva y sin propósito. 

Signos de ansiedad (respiración rápida; jadeo; pupilas dilatadas; hipertensión
arterial y/o taquicardia).
Aislamiento o irritación
Mutismo, negativa a comunicarse o elevación del tono de voz
Uso de lenguaje mal sonante (insultos, amenazas y/o palabras soeces).
Alucinaciones de contenido violento
Pensamientos extraños, pobre concentración
Discusiones con otros residentes o personal. Golpes contra la mesa y otros
objetos, u otros gestos agresivos.
Discurso hostil o suspicaz, volumen progresivamente alto
Invasión del espacio personal del entrevistador
Cambio súbito de conducta
Intranquilidad
Labilidad emocional
Palidez/rubicundez
Sospecha de consumo de tóxicos reciente y/o habitual
Fuente: Bourhail O, Azar (2016).

8.3.PREVENCIÓN DE LA AGITACIÓN PSICOMOTORA

La agitación psicomotora ha demostrado ser un comportamiento repetitivo con desencadenantes similares, que en muchos
casos se presta al autocontrol (MacDonnell, 2010). A menudo, los programas de manejo de la agresión solo se fijan en los
pocos minutos antes de la reclusión, o la contención física o farmacológica (MacDonnell, 2010). Para poder identificar la mayor
cantidad de factores, el personal de cuidado debe estar capacitado en desarrollo infantil normal, bases de psicopatología,

46
primeros auxilios psicológicos, factores de riesgo de desarrollo para conductas agresivas, estrategias de reconocimiento y
control del malestar emocional en población joven (MacDonnell, 2010), así como intervenciones de resolución más asertiva de
problemas y conflictos (MacDonnell, 2010). Además, deben conocer las capacidades de sus unidades para manejar la
agitación psicomotora e identificar los actores en las rutas de salud.
Signos de alarma
La distinción del grado de compromiso de la agitación de posibles causas no psiquiátricas y más urgentes de gestionar, es
fundamental en este proceso. La alteración del nivel de alerta, una disminución de la atención, alteraciones en signos
vitales, alucinaciones visuales, auditivas o táctiles, pérdida de la orientación, sobre todo la temporal, no tener un
antecedente de síntomas psiquiátricos, alteraciones en signos vitales, movimientos involuntarios, nos podría indicar
una disfunción neuro-psiquiátrica que debe evaluarse e intervenirse de forma urgente por el personal sanitario.
En este sentido, es fundamental que el equipo de la institución de protección solicite al médico de la Institución Prestadora de
Servicios de Salud (IPS), la valoración que permita identificar los posibles factores desencadenantes de un episodio de
agitación psicomotora, estableciendo un plan de trabajo que aborde todo lo correspondiente a la prevención de la agitación
psicomotora que pueda presentar el niño, niña, adolescente, o adulto mayor de 18 años con discapacidad y de esta manera, el
médico tratante de la IPS pueda entregar las recomendaciones para el manejo en caso de presentar la agitación. No obstante,
es clave precisar que toda intervención o procedimiento en salud, sólo puede ser implementada por talento humano
contratado en el marco de servicios prestadores de salud, es decir que, aunque el equipo de una institución de protección
reciba orientaciones para implementar un procedimiento de salud, no tiene la competencia para llevarlo a cabo.
Medidas generales
Es fundamental que todo el talento humano de la institución de protección esté capacitado y tenga pleno conocimiento de las
presentes orientaciones técnicas para la prevención de la agitación psicomotora y el direccionamiento en la emergencia
comportamental cuando se ha instaurado. Adicionalmente, la Institución de protección deberá realizar la gestión ante las
entidades territoriales de salud y ante las Empresas Administradoras de Planes de Beneficios en Salud –EAPB– a la que se
encuentren afiliados sus usuarios para identificar la respectiva red de prestadores de servicios de salud con la que cuenta
cada asegurador en su territorio en el caso que requiera la atención de urgencias. En este sentido, es necesario establecer
con el prestador primario, cuál es el mecanismo de contacto en caso de que se presente la agitación.
Es indispensable que la institución establezca los mecanismos para brindar protección y soporte emocional para los
cuidadores y talento humano, con el fin de garantizar ambientes seguros tanto para los trabajadores como para los niños,
niñas, adolescentes, y mayores de 18 años con discapacidades, que tengan bajo protección31 .Como se había mencionado

31 Se sugiere desarrollar el programa cuidado al cuidador.

47
previamente, además de conceptos sobre neurodesarrollo, salud mental y psicopatología, se deben promover habilidades
actitudinales.

Medidas de seguridad
En caso de inminencia de agitación psicomotora, con el objeto de evitar daños y complicaciones tanto a la persona como a los
colaboradores de la Institución, se recomienda tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

• Salvaguardar la integridad de la persona y del personal que le atiende.


• Iniciar siempre contención emocional y ambiental (control de los factores desencadenantes) con el propósito de evitar la
conducta agresiva. Dicha contención se implementará con actitud respetuosa, firme, tranquila y conciliadora de acuerdo
con el grado de comprensión de la persona.
• Debe mantenerse una distancia de seguridad prudencial, preservar una vía de salida de fácil acceso y realizar una
entrevista en un lugar tranquilo y sin estimulación externa excesiva.
• Solicitar ayuda de personal asistencial, cuidadores, personal auxiliar (especialmente cuando la agitación se torna
violenta), según la intensidad del cuadro.
• El espacio debe estar libre de objetos contundentes.
• De ser posible llevar a la persona a un lugar tranquilo y espacioso. El cuidador siempre debe quedar más cerca de l a
puerta de salida.
• Evitar que haya demasiadas personas en la habitación.
• Advertir a la persona que la violencia no es aceptable.
• Proponer soluciones mediante el diálogo.
• Comunicar la situación al equipo de apoyo en caso de identificar agitación psicomotora o una alta posibilidad de que se
presente, para iniciar ruta de atención en salud.
• Una persona del equipo será quien oriente y dirija la intervención, los demás integrantes del equipo deberán estar atentos
ante actitudes imprevistas, y alguien más podrá establecer comunicación con personal de salud de la red.
• Mostrarse siempre tranquilo física y verbalmente y evitar cualquier comportamiento que pueda ser interpretado por la
persona como agresivo.
• No responder a los insultos o provocaciones.
• No se debe por ningún motivo golpear a la persona.

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• Deberán retirarse los lentes y otros elementos que puedan dañar a la persona, cuidadores o personal de salud.
• Se debe evaluar otros factores de salud como migrañas, dolor dental u otras afectaciones que puedan percibir se o
interpretarse como síntomas de agitación.
• Indagar si el paciente está armado. Si lo está llamar a la fuerza pública.

8.4.DESESCALAMIENTO

Se ha determinado que los programas educativos de desescalamiento dirigidos al personal cuidador ayuda a reducir el
número de hechos violentos. Esta técnica interactiva y compleja es un proceso dinámico en el que el paciente se orienta hacia
un estado de calma, mientras que la relación terapéutica se establece. Consiste en evitar, a través de la verbalización, que las
personas pasen a la acción agresiva. Es una medida terapéutica útil en aquellos casos en los que la pérdida de control es
moderada (no total) (Zeller, et.al., 2013).
Como se ha mencionado anteriormente, el objetivo principal de una intervención en una persona con agitación psicomotora es
la seguridad. El reconocer y comprender las manifestaciones de impulsos agresivos resulta de inestimable ayuda para
planificar el cuidado directo más eficiente y que se ajuste mejor a las necesidades de la persona, teniendo en cuenta que las
medidas adoptadas son para evitar conductas peligrosas para la persona alterada, hacia terceros, prevenir caídas o conductas
inapropiadas graves. Si se logran identificar oportunamente las manifestaciones de una agitación leve o moderada,
permitirá prevenir que se convierta en agitación grave y/o agresión, puesto que la clave para la seguridad es intervenir
rápidamente con objeto de evitar la progresión de la agitación. Por lo anterior, las medidas urgentes destinadas a inhibir la
agitación, deben ser adoptadas sin demora por el personal dedicado al cuidado de otros; es imprescindible que posean los
adecuados conocimientos sobre la motivación, el conflicto y los impulsos básicos en este tipo de situaciones, a fin de entender
mejor su conducta y los sentimientos que manifiestan, así como los conflictos emocionales que pueden surgir en la persona y
en el propio equipo (Zeller, et.al., 2013).
Tipos de contención: se han definido varios tipos de contención según la gravedad de la situación. 1. Contención verbal
(desescalada), 2. Contención física y, 3. Contención farmacológica. Estas últimas dos realizadas por personal de salud y en
entornos específicos. Se deben llevar a cabo ante el fracaso de la contención verbal o cuando inicialmente ésta no es posible
(Allen MH). Si el individuo no responde a las técnicas verbales de contención puede ser necesaria la contención química
(Carandang C, 2018.). Estas intervenciones son procedimientos médicos más restrictivos e incluyen aislamiento y restricción.

49
Se ha demostrado que la eliminación de los estímulos para pacientes con amenazas verbales y físicas disminuye esta
necesidad de reclusión y restricción (Canatsey y Roper, 1997), por lo que se debe resaltar la importante labor de los
cuidadores en la prevención de estos procedimientos. El siguiente gráfico ilustra algunos comportamientos que indican cuando
se considera efectivo realizar medidas de desescalonamiento, y cuándo es oportuno activar una ruta de salud con o sin ayuda
de la policía, considerando el riesgo del personal y del individuo.

ESCALADA EN EMERGENCIA COMPORTAMENTAL E INDICACIONES DE CONTENCIÓN VERBAL


Agresión a las Paciente
Se rehusa a cooperar y Inquietud motora Labilidad afectiva Irritabilidad y
propiedades o directamente
tiene una mirada y movimientos y con aumento comportamiento
comportamiento amenzante o
amenazante sin propósito en el tono de voz intimidante
verbal hostil. agresivo

SE RECOMIENDA INTENTAR DESESCALAMIENTO ACTIVAR RUTAS DE ATENCIÓN

80% responde a contención verbal 50% responden a la contención verbal

La contención verbal es la primera pauta de actuación siempre que sea posible, siendo en ocasiones suficiente para prevenir
la progresión agitación – agresividad – violencia. Cuando las medidas de contención verbal son insuficientes para controlar la
agitación, se debe complementar con otras medidas de contención, que están a cargo del personal de salud y que deben
ocurrir en centros de emergencia o en ambientes hospitalarios. Las medidas de contención son el elemento básico inicial para
intentar controlar la agitación. Se deberá tener en cuenta que son un medio y no un fin en sí mismas, ya que deben ayudar a
posibilitar la evaluación, diagnóstico y tratamiento. Se debe tener siempre en cuenta que los elementos eficaces en la gestión
de hechos potencialmente violentos implican el mantenimiento de la autonomía y la dignidad, el uso de su reconocimiento y el
ofrecimiento de opciones (De-escalating aggression and violence in the mental health setting). Se dividen las acciones en tres
intervenciones específicas que deben ser simultáneas. (Petit, J. 2005). Para esto es importante tener en cuenta las estrategias
de comunicación (que deben ser determinadas por el grado de desarrollo o de discapacidad, por ejemplo, verbales y visuales)

50
que mejor se adapten a las capacidades de comprensión. Los padres y cuidadores deben participar en la planificación del
tratamiento, al igual, las recomendaciones aportadas por el personal de salud tratante, en los casos donde se ha contado con
un proceso terapéutico previo orientado a la conducta (técnicas farmacológicas y/o conductuales específicas) (Masters KJ,
2002).
Los objetivos de un manejo efectivo de la contención verbal, según lo definen Zeller y sus colaboradores (Zeller SL, 2010) son:
estabilizar al individuo rápidamente; evitar las medidas coercitivas; tratar de la manera menos restrictiva; formar una alian za
terapéutica; y asegurar un plan adecuado para la atención posterior. Se especifican tres tipos de intervenciones como parte de
la contención verbal – desescalada, a saber:

8.4.1.Medidas ambientales
Identificar e intervenir oportunamente los factores desencadenantes hace parte de los procedimientos indicados para disminuir
el riesgo de la agitación. En este sentido, se deben promover actividades motivantes, periodos adecuados de sueño nocturno
(Anexo 1, Higiene del sueño), espacios limpios y organizados (temperatura, luz, ruidos, elementos orientación, evitar cambios
de habitación,) y relaciones empáticas (acompañamiento familiar, comunicación con el personal de salud), al tiempo que se
deben evitar conflictos entre pares, ruidos que puedan generar estrés, situaciones generadoras de confrontación que no están
enmarcadas en un escenario terapéutico¸ mayor contacto directo planificado con las personas con discapacidad;
disponibilidad de actividades sociales alternativas; personal bien entrenado, (desde habilidades técnicas como actitudinales) ,
con tiempo de dedicación suficiente y con funciones bien definidas; objetivos bien marcados y organización de horarios y
actividades clara y predecible (Bourhail, et.al., 2016). Estas modificaciones ambientales, aparte de ser útiles en la prevención,
podrían servir para abordar un episodio durante la etapa temprana y para minimizar una posible escalada de síntomas que
implique la posterior activación de la ruta de salud (Arriga M, 2016).
En este punto siempre es importante recordar que la función de cuidado debe contribuir a mejorar la calidad de vida de las
personas que viven en las Instituciones. Las características del ambiente físico, las personas con las que interactúan, el modo
en que ellas interactúan, la cantidad de elección y control que la persona tiene, el tipo de actividades disponibles diariamente,
etc., pueden ser cosas muy importantes por cambiar de cara a producir la amplia serie de resultados que son el centro de
nuestro enfoque. En determinadas circunstancias, normalizar los emplazamientos de vida o laborales, posibilitar la inclusión
comunitaria de una persona, llegan a ser considerados como una estrategia de intervención para controlar su comportamiento
y no como resultado final.

51
8.4.2.Lenguaje no verbal
Es en este punto donde se resalta el efecto terapéutico del mismo personal. En el proceso de desescalada comportamental se
usan expresiones verbales y no verbales. Durante la intervención los gestos no han de ser amenazantes ni defensivos. La
actitud ha de ser abierta, tranquila. No se recomienda mirar de forma directa y continuada al paciente. Las miradas fijas
aumentan la hostilidad de cualquier individuo, sin embargo, evitarlas lo puede interpretar como signo de debilidad y miedo, p or
lo que debemos mantener al paciente dentro del campo visual.
El lenguaje corporal tales como los brazos cruzados o las manos detrás de la espalda u ocultos también pueden considerarse
amenazantes, como indicio de confrontación; por esta razón es recomendable tener las extremidades superiores siempre
visibles, ligeramente cruzadas sobre el abdomen, con una actitud de escucha. Siempre se debe mantener una postura que
refleje calma y control de la situación por parte del tratante. También es posible ofrecer a la persona una silla en la que
sentarse o una camilla sobre la que se acueste, o algo de beber como un vaso de agua fría en un recipiente plástico;
complacer dentro de lo posible algunas necesidades muestra el interés por su situación y disminuye su temor. De igual forma,
siempre se debe vigilar atentamente el comportamiento del individuo, el cambio en el estado de ánimo, el habla y la actividad
psicomotora, que podrían ser señales de inminente pérdida de control: anticipar el posible comportamiento violento (Ver tabla
2).

8.4.3.Lenguaje verbal
En este punto es importante recordar qué emociones subyacen a la escalada (por lo general el miedo y la ira). Las crisis se
producen cuando un acontecimiento vital estresante abruma la capacidad del individuo para hacer frente de manera efectiva a
un desafío o amenaza percibida. Debemos trazarnos como meta restablecer el autocontrol y la adecuada exteriorización de
los pensamientos y las emociones, al igual que reafirmar que se encuentra en un entorno seguro y que el personal está ahí
para ayudar. Al mismo tiempo, los límites en el comportamiento y las consecuencias de las acciones presentes y futuras,
deben ser verbalizados. Se deberá informar de forma enfática que la función del personal será asegurar que no se le permitirá
hacer daño a sí mismo o a otros.
A modo de pautas específicas, se describen las orientaciones para el des-escalamiento, las cuales deben ser implementadas
teniendo en cuenta el contexto de cada situación:

- Respetar el espacio personal. La invasión del espacio personal de un individuo con agitación psicomotriz puedes ser
visto como una amenaza y desencadenar una reacción que ponga en riesgo al profesional que realiza la desescalada.
Por ello, se debe respetar un espacio mínimo de dos brazos de distancia entre el profesional y la persona, pudiéndose

52
ver incrementado si la persona así lo demanda o el profesional lo considera necesario. Se recomienda también que el
espacio mínimo entre ambos sea hasta donde se logre ver con la mirada periférica la punta de los pies del otro. A esta
distancia difícilmente podría lograrse el contacto físico inmediato.

- No ser provocativo. Una respuesta provocativa o retadora por parte del profesional puede desembocar en una
activación iatrogénica (daño o agravamiento a la condición psicológica en el paciente provocado por la intervención
terapéutica), por lo que evitará al extremo la confrontación directa de las provocaciones por parte de cualquier miembro
del equipo. La presentación del profesional será en actitud de escucha y seguridad, atendiendo al propio lenguaje
corporal para transmitir sensación de calma.

- Establecer contacto verbal. Con el fin de asegurar un buen contacto verbal con la persona, únicamente un miembro
del equipo de cuidado interactuará con él y se evitarán las interrupciones por parte del resto del personal. La persona
que realiza la desescalada verbal debe ser aquella que mejor relación tenga con el individuo comprometido en
agitación psicomotora y más entrenada esté. En caso de que la persona fuera desconocida, el profesional se
presentará al individuo, proporcionando orientación y seguridad, siempre desde una actitud calmada, amable y
cordialmente natural.

- Ser conciso. La persona agitada suele presentar fluctuaciones en la atención y puede presentar dificultad en asimilar
los conceptos que se le transmiten, por ello, se utilizarán frases cortas y vocabulario simple, que sea fácilmente
entendible por cualquiera. Después de decir algo, se dejará el tiempo suficiente para que a la persona p ueda procesar
la información recibida y responder.
La repetición de los conceptos clave es esencial para realizar la desactivación verbal con éxito, lo que será especialmente
importante cuando: se pide a la persona que haga algo, se establecen límites y consecuencias y al dar a elegir o proponer
alternativas. El profesional debe mostrarse paciente y repetir, tantas veces como sea necesario, lo que se desea de la persona
agitada, desde una posición de respeto y ayuda, sin mostrar hastío por la repetición múltiple de conceptos.

- Identificar las demandas y sentimientos. Con el fin de ayudar a la persona a identificar su demanda, el profesional
debe preguntar y tratar de identificarla, pudiendo esta surgir de forma explícita o implícita. La demanda puede cambiar
durante el transcurso de la desescalada y el profesional debe estar atento para adaptarse a la nueva demanda y evitar

53
la escalada. Es importante atender a las cosas aparentemente triviales que dice el individuo, su lenguaje no verbal e
incluso las situaciones pasadas, para poder identificar las demandas implícitas. La atención al plano emocional y el uso
del reflejo empático pueden ayudar a forjar una relación de colaboración y confianza más estable.

- Escuchar atentamente. La persona agitada necesita esencialmente ser escuchado y transmitir su demanda, para
poder sentirse atendida y segura. Por tanto, el profesional tendrá que realizar una escucha activa, respetando los
tiempos de palabra de la persona y silencio y utilizando técnicas de clarificación y acompañamiento. En la escucha a la
persona con agitación psicomotriz, se hace importante que la escucha se realice transmitiendo credibilidad a su
argumento.

- Validar emociones. consiste en hacer explícita la emoción que en ese momento pueda tener la persona. Podría ser
en forma de pregunta, por ejemplo: “¿lo que te ocurrió te hace sentir enojado?”, o en forma de afirmación, por ejemplo:
“parece que eso te pone triste...”. En esta herramienta la empatía es fundamental, pues es de utilidad que el individuo
en riesgo de escalada comportamental conozca que el personal intenta ponerse en su lugar. En este punto frases
como: “alcanzo a imaginar la rabia que eso te hace sentir…”, puedo comprender que esta situación de da temor…”,
podría acompañar las frases que sirven para firma límites. Ayudar a convertir en palabras una emoción es fundamental
para que esta disminuya su intensidad en el individuo.

- Mostrar acuerdo en el desacuerdo. No es posible establecer una relación de ayuda desde la confrontación inicial, por
lo que buscar puntos de acuerdo con la persona, sobre todo en los momentos iniciales de la desescalada, es
especialmente importante. Se buscará el acuerdo para fortalecer la relación de ayuda, siempre de forma honesta y
respetando los propios principios del profesional. Se puede mostrar acuerdo con una persona de tres (3) formas:

- Mostrar acuerdo a través de un hecho en sí: con una persona que se enfada tras realizarle tres (3) punciones
fallidas para la extracción sanguínea, una forma de mostrar acuerdo sería: “Si, ha intentado pincharte tres veces y
ha fallado ¿Le importaría que lo hiciera yo?”

54
- Mostrar acuerdo a través de defender un mismo principio: para una persona que está quejándose de haber sido
tratada de manera irrespetuosa por la policía, se le podría decir: “Yo también pienso que todas las personas
deberían ser tratadas con respeto”.
- Mostrar acuerdo a través de otros puntos de vista: para una persona agitada por la espera para ver al médico y
exclama que cualquiera en su lugar estaría enfadado, una buena forma de abordarlo sería “Probablemente haya
otros pacientes que también estén enfadados”

- En caso de que cualquiera de las formas de establecer un acuerdo haya fracasado, se puede mostrar que existe la
posibilidad de tener diferentes opiniones y ambas pueden ser igualmente respetables.

- Establecer de forma clara los límites. Se informará a la persona de las conductas que puede y que no puede
realizar, diciendo, de forma clara, qué conductas son inaceptables y no se van a permitir y cuáles serán las
consecuencias. El establecimiento de límites debe ser razonable y hacerse de manera respetuosa. Traspasar los
límites marcados tiene una consecuencia, informada previamente. Si la persona pone en riesgo su propia integridad, la
de los profesionales u otros beneficiarios, se procederá de manera inmediata a realizar activar las rutas de salud
directamente o, si se la intensidad de la agitación implica mayor gravedad, a la fuerza pública, como apoyo para
acceder a los servicios de salud. Si cuando se transgrede un límite, este comportamiento no presenta una
consecuencia inmediata, la persona interpretará que los límites son laxos, por lo que no sentirá la necesidad de
respetarlos.

También se entrenará a la persona en mantenerse bajo control a través de la confrontación de forma cortés y amable.
En el caso de que esté elevando de forma excesiva el tono de voz, la confrontación se podrá realizar desde la propia
emoción: “Cuando hablas con un tono tan elevado no soy capaz de prestar atención plena a lo que me estás diciendo,
me gustaría que pudieras bajar el tono de voz para poder entender lo que me quieres decir”.

- Ofrecer alternativas optimistas. En la contención verbal de la persona agitada, es imprescindible ofrecer una
alternativa asertiva que permita su empoderamiento y posibilite opciones diferentes a mantenerse con el nivel presente
de activación. Como punto intermedio a ofrecer una alternativa que la persona puede no aceptar, puede ser útil ofrecer

55
cosas que puedan ser percibidas como actos de amabilidad (entretenimiento y comodidad), siempre desde el marco de
la seguridad.

Las alternativas que se le ofrezcan a la persona tienen que ser realistas y hacerse de forma honesta. Nunca se
ofrecerá una alternativa que posteriormente no se podrá cumplir, pues ello aumentará la desconfianza y el nivel de
activación, deteriorando la relación terapéutica.

- Reconciliar. Una vez la persona ha vuelto a un estado basal de activación, se ha de reconciliar con el equipo
interdisciplinario para evitar la futura activación. Es imprescindible, después de cada actuación en agitación,
realizar un análisis en equipo de la situación para detectar errores y posibles mejoras que se puedan
implementar en ocasiones futuras y que eviten la reincidencia de crisis.

Las técnicas de desescalada verbal tienen capacidad para reducir los estados de agitación y los riesgos asociados,
disminuyendo la necesidad de utilizar otras formas de contención. Este procedimiento no coercitivo puede presentar múltiples
beneficios sobre las medidas tomadas tradicionalmente. Una persona que comienza a agitarse puede llegar a calmarse sin
necesidad de medicación o contención física, empoderándole para mantener bajo control sus emociones y creando una
relación de confianza con el personal. Esto ayuda a que, en el futuro, esta persona pueda pedir ayuda de forma temprana y
evitar nuevos episodios de agitación.
Cuando se resuelve la agitación de manera no violenta es un éxito tanto para el usuario como para el equipo profesional.
Además, esta forma de resolución no repercute física ni psicológicamente en la persona, favoreciendo así la alianza
terapéutica y por consiguiente el proceso de cuidados (Marín et.al., 2011).
Se debe recordar que la contención física (parcial/ total- mecánica) y farmacológica podrá ser aplicada solo en aquellas
Instituciones con servicios de salud habilitados para urgencias u hospitalización, que cuenten con equipo de salud
idóneo de apoyo capacitado y especialista en psiquiatría, pediatría, neurología, entre otros, o médico general entrenado
que oriente y realice la supervisión médica del procedimiento que haya ordenado el méd ico especialista tratante de la IPS a la
cual se encuentre afiliada la persona.
Finalmente, es indispensable hacer algunas breves claridades a propósito de la diferencia entre contención y sujeción. Con
frecuencia, las personas con discapacidades físicas e intelectuales requieren del apoyo mecánico mediante aditamentos (en
ocasiones protésicos) que faciliten la mantención de posturas ergonómicas de la cabeza, el tronco y/o las extremidades ( i.e.,

56
férulas, corsés de sujeción torácica, etc.). Este tipo de ayudas deberán ser formuladas por profesionales del área de
rehabilitación (terapia física, terapia ocupacional, fisiatría, etc.) y no implican, en si mismos, mecanismos de contención
mecánica.

Se plantean como directrices del proceso de desescalamiento, a modo de resumen:

- Escuchar con calma al paciente. Permitirle expresar los motivos de sus temores o su enfado.
- Hablar con el paciente dismunyendo las inflexiones de la voz, es decir, lo más monotonal posible, relajado y seguro, y
no de forma intimidatoria o provocativa. No elevar el tono de voz.
- Se ha de ser flexible en el diálogo. Sin embargo, los límites de la Institución y del personal que trabaja en ella, deben
dejarse claros.
- No confrontar ideas o razones, sino realizar alianzas sencillas que lo tranquilicen y refuercen su sentido de la realidad.
Ofrecerle ayuda.
- Pedirles a los pacientes que expresen sus pensamientos suicidas u homicidas.
- Preguntar si está armado.
- Preguntar si ha consumido alcohol o demás sustancias psicoactivas.
- Ofrecer tratamiento farmacológico: “para que esté más tranquilo”, “para no pasar este momento tan desagradable sin
apoyo”, “para lograr que hablemos con suficiente bienestar”, “para disminuir el nivel de tensión y que pueda
encontrarse psicológicamente mejor”, etc.
- Utilice afirmaciones empáticas como: "Entiendo que usted no se siente bien y que usted está teniendo un momento
difícil”, “parece que usted está con dolor y confundido", "usted está aquí para obtener ayuda, y vamos a tratar de
averiguar lo que está pasando", "permítanos ayudarle”, “no necesita la violencia, está en un lugar seguro”, etc.
- Contar con habilidades en la institución para comunicar algunas ideas precisas que contengan validación de
emociones y reaseguramiento.
- Dar el máximo espacio posible al individuo
- No bloquear las salidas y dejar la puerta de la habitación abierta
- Situarse uno mismo entre el individuo y la puerta
Hablar con la persona de forma sencilla y franca
- Escuchar, ser empático

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- Hablar despacio y pausadamente
- Ofrecer las máximas opciones posibles
- Ofrecer comida o bebida
- No ser confrontativo
- Evitar contacto visual directo o movimientos bruscos
- Mantenerse a un brazo de distancia, al menos
- Establecer límites (“Estoy aquí para ayudarte con tus problemas pero no puedo permitir que continúes con
comportamientos amenazantes”)
- Hacer todo lo posible para cumplir las peticiones de la persona en positivo (“Claro que podemos conseguirte algo de
comer, pero primero necesitamos que...”)
- Abstenerse de criticar o discutir con la persona
- No interrumpir

- Evitar responder de forma defensiva

- No tomarse el enfado de la persona como algo personal.

9. EFECTOS NEGATIVOS DE LA CONTENCIÓN MECÁNICA

Los procedimientos de contención mecánica, aunque sean realizados por profesionales del sector salud con experiencia,
tienen efectos adversos que han sido analizados por diferentes estudios basados en evidencia científica como son (Bourhail,
et.al., 2016; CISCP, 2007)
• Consecuencias negativas sobre la esfera psíquica como aislamiento social, pérdida de autoestima, trastornos
psico/afectivos, estrés, inquietud, agitación y agresividad.
• Aumento del riesgo de caídas, lesiones y muertes. (Aunque parezca paradójico, los pacientes inmovilizados que tratan
de vencer la sujeción para levantarse suelen presentar lesiones más serias: lesiones de plexos nerviosos, fracturas,
luxaciones, lesiones isquémicas, riesgos de amputación).
• Disminución del tono cardiovascular.
• Disminución de la eficiencia respiratoria.
• Pérdida de tono y fuerza muscular.
• Pérdida de independencia física.

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• Depresión y agresividad.
• Trastornos cognitivos (instalados a partir de la sujeción).
• Incontinencia urinaria.
• Úlceras por decúbito.
• Compresión de nervios.
• Aumento de la frecuencia de infecciones nosocomiales.
De la mano con lo anterior, se han identificado los siguientes factores en los eventos adversos ocurridos que pueden contribuir
a aumentar el riesgo de muerte (CISCP, 2007):
• Inmovilización de pacientes fumadores.
• Inmovilización en posición boca arriba, ya que predispone al riesgo de broncoaspiración.
• Inmovilización en decúbito boca abajo, ya que predispone al riesgo de asfixia.
• Inmovilización de pacientes que se encuentran en una habitación en la que no hay observación continúa del personal
de salud.
• Inmovilización de pacientes con deformidades.
El cuarenta por ciento de las muertes se atribuyó a la asfixia relacionada con poner exceso de peso en la espalda de un
paciente propenso, poner una toalla o sábana sobre la cabeza del paciente para protegerse contra escupir o morder, u obstruir
las vías respiratorias al colocar los brazos del paciente en el cuello. zona. La extinción, el paro cardíaco o el incendio (en el
caso de los fumadores) causaron el resto de las muertes. En el 40% de las muertes, se utilizaron restricciones de
extremidades de dos, cuatro o cinco puntos; en el 30%, una reserva terapéutica; en el 20%, un chaleco de sujeción; y en el
10%, una restricción de cintura. Este análisis identificó los siguientes factores contribuyentes a las muertes: restricción de
pacientes que fuman, restricción de pacientes con deformidades que impiden la aplicación adecuada de la restricción,
restricción supina que podría predisponer a la aspiración, restricción prona que podría predisponer a la asfixia y falta de
observación continua de pacientes restringidos. Las siguientes áreas se identificaron en el análisis de la causa raíz de esta s
muertes: evaluación inadecuada del paciente; planificación inadecuada de la atención, que no consideró alternativas a la
moderación; las restricciones utilizadas como castigo; asignación inadecuada de habitación o unidad; falta de procedimientos
y prácticas de observación del paciente; problemas de personal en la formación; niveles de dotación de personal inadecuados;
competencia del personal y problemas de credencialización fallas en el equipo, incluido el uso inadecuado de chalecos de
cuello alto en pacientes geriátricos; uso de dos puntos en lugar de la mejor restricción de cuatro puntos; y la ausencia de
sistemas de monitoreo o uso de sistemas defectuosos (CISCP, 2007).

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10. EPILOGO
Este documento orientador es un instrumento que recoge aspectos normativos, éticos, conceptuales y operativos, dirigidos a
las instituciones y al talento humano que llevan a cabo procesos de atención para el restablecimiento de los derechos de
niños, niñas, adolescentes y mayores de 18 años con discapacidad psicosocial e intelectual, ofreciendo recomendaciones con
el propósito de prevenir, mejorar las condiciones y optimizar su abordaje y aplicación en las personas con alta probabilidad de
presentar estos episodios que pueden derivarse por múltiples factores.
No obstante estas acciones son susceptibles de mejoramiento continuo y actualización permanente y su finalidad es la
protección de los niños, niños y adolescentes en el ámbito de la atención integral así como la humanización de los servicios,
fortalecer la inclusión social y tejido social, articular con familias, cuidadores y otros actores sociales y comunitarios para
desarrollar las potencialidades y capacidades de los niños, niños, adolescentes y personas con discapacidad y donde
generalmente sus derechos son sistemáticamente vulnerados y la mayoría han sido víctimas de todo tipo de violencia, por lo
tanto se constituye en un deber social, ético y moral en contribuir al mejoramiento de su calidad de vida.

60
11. BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA Y REFERENCIAS

• Guía de práctica clínica para el diagnóstico, tratamiento e inicio de la rehabilitación psicosocial de los adultos con
esquizofrenia. Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia – Colciencias, 2014. Guía No. 29. Hace parte de
un grupo de guías de práctica clínica basadas en evidencia y brinda estrategias basadas en la evidencia que le
permitirán al personal de salud evaluar, tratar y realizar la rehabilitación psicosocial inicial a pacientes adultos con
diagnóstico de esquizofrenia. Incluye recomendaciones en Intervenciones en agitación como la observación, la
contención verbal, farmacológica y física. Disponible en el link:
https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/INEC/IETS/GPC-Esquizofrenia-Completa.pdf

• Otras Guías de práctica Clínica -GPC:


-GPC para la prevención, diagnóstico y tratamiento de la ideación conducta suicida (Adopción).2018
-GPC para el diagnóstico y tratamiento del trastorno neurocognoscitivo mayor (demencia) (Adopción) 2018.
-GPC Basada en la evidencia para la promoción del crecimiento, detección temprana y enfoque inicial de alteraciones
del crecimiento en niños menores de 10 años y la promoción del desarrollo, detección temprana y enfoque inicial de las
alteraciones del desarrollo en niños menores de 5 años en Colombia. Disponibles en el link:
http://gpc.minsalud.gov.co/gpc/SitePages/buscador_gpc.aspx

• Lineamientos Nacionales para la implementación de Rehabilitación Basada en la Comunidad- RBC en Salud Mental.
Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia. 2015. Contextualiza la estrategia de RBC en el Sistema General
de Seguridad Social en Salud (SGSSS) y la Atención Primaria (APS) en Salud Mental, así como brindar los elementos
operativos para promover su implementación a nivel nacional, territorial y local. Incluye algunas herramientas para la
identificación temprana, la atención inicial y el enlace a rutas (Tamizaje, primeros auxilios en salud mental,
intervenciones breves, canalización y gestión de caso). Así mismo propone la integración de acciones para la gestión
de riesgos asociados a problemas y trastornos mentales, tales como: suicidio, discapacidad por enfermedad mental y
conducta desadaptativa entre otros. Disponible en el link:
https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VS/PP/ENT/lineamientos-nacionales-rbc.pdf.

61
• Minisitio de discapacidad que hace referencia a “Salud integral y rehabilitación” del Ministerio de Salud y Protección
Social de Colombia. Dispone información sobre discapacidad en conformidad con la normativa actual y el modelo de
atención integral en salud. Brinda enlaces a derechos Sexuales y Reproductivos, Política Pública de Discapacidad,
Convención de los Derechos de las personas con discapacidad, Sala Situacional de discapacidad 2018, Normograma
en discapacidad, Guía de atención al ciudadano y sitios relacionados, entre varios. Disponible en el link:
https://www.minsalud.gov.co/proteccionsocial/promocion-social/Discapacidad/Paginas/salud-integral-y-
rehabilitacion.aspx

• Caja de Herramientas para la implementación de la atención integral en salud: Orientaciones, recursos e instrumentos
técnicos para la atención integral en salud a niños, niñas y adolescentes, dirigida a las direcciones territoriales de
salud, empresas administradoras de planes de beneficios en salud, IPS y comunidades. Disponible en el link:
https://www.minsalud.gov.co/salud/publica/PI/Paginas/Caja-de-herramientas.aspx

• Rutas integrales de atención en salud (RIAS): Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia. Definen las
condiciones necesarias para asegurar la integralidad en la atención por parte de los agentes del Sistema de Salud
(territorio, asegurador, prestador) y de otros sectores. Se definieron dieciséis (16) grupos de riesgo priorizados por el
MSPS para la elaboración de rutas integrales de atención en salud, entre las cuales se encuentran: Promoción y
mantenimiento de la salud, Materno perinatal, Cardio-cerebro-vascular, Cáncer, Alteraciones nutricionales,
Enfermedades infecciosas y Trastornos asociados al consumo de SPA y en construcción se hallan la RIAS para
problemas, trastornos mentales y epilepsia, así como otras nueve (9) RIAS más. Estos avances, se encuentran
disponibles en el link: https://www.minsalud.gov.co/Paginas/rutas-integrales-de-atencion-en-salud.aspx

• Lineamientos Técnicos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar -ICBF. El Instituto Colombiano de Bienestar
Familiar –ICBF– busca informar y orientar a sus colaboradores en las actividades relacionadas a la prevención y
protección integral de la niñez, la adolescencia y el bienestar de las familias en Colombia, para tal fin ha
desarrollado: el Lineamiento Técnico Modelo para la Atención NNA con Derechos Inobservados, Amenazados o
Vulnerados (v5) y el Lineamiento Técnico para la Atención de Niños, Niñas, Adolescentes y Mayores de 18 años con
Discapacidad v1 entre otros. Disponibles en el link: https://www.icbf.gov.co/procesos/lineamientos?page=3

62
• Diagnóstico, tratamiento y ruta de atención de niños y niñas con trastornos del espectro autista. Ministerio de Salud y
Protección Social de Colombia. Incluye los siguientes documentos: Protocolo clínico, Ruta de atención, Signos de
alarma para sospechar alteración del desarrollo, Estudio de costo efectividad, Socialización protocolo clínico,
Presentación sobre atención integral a personas con discapacidad y cobertura POS. Disponibles en el link:
https://www.minsalud.gov.co/salud/CAS/Paginas/protocolos-clinicos.aspx

• Fundación de Educación para la Salud (FUNDADEPS). Organización sin ánimo de lucro para desarrollo de la
Educación para la Salud en España. Con disposición de un centro de recursos de referencia sobre promoción de la
salud y educación para la salud. Con materiales educativos, informes, publicaciones científicas y profesionales,
materiales audiovisuales, recursos interactivos Entre los documentos se encuentran:

-Cuidar, cuidarse y sentirse bien: Guía para personas cuidadoras según el modelo de atención integral y centrada en la
persona.
-Guía de buenas prácticas sobre personas con discapacidad.
-Repositorio Iberoamericano sobre Discapacidad. Todos los anteriores, disponibles en:
https://www.fundadeps.org/Observatorios.asp?busqueda=discapacidad&opc=1

63
12. REFERENCIAS

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• Congreso de la República. (2006). Por la cual se dictan normas para la Protección de Personas con Discapacidad
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diciembre de 2006. Bogotá: Autor
• Congreso de la República. (2011). Ley 1438 de 2011. Por medio de la cual se reforma el Sistema General de
Seguridad Social en Salud y se dictan otras disposiciones. Bogotá: Autor.
• Congreso de la República. (2013). Ley Estatuaria 1616 de 2013. Por medio de la cual se expide la Ley de Salud Mental
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• Congreso de la República. (2013). Ley Estatutaria 1618 de 2013. Por medio de la cual se establecen las disposiciones
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el diagnóstico, tratamiento y Ruta de atención integral de niños y niñas con Trastornos del Espectro Autista. Bogotá:
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reglamento en cumplimiento de lo ordenado en la orden décima primera de la sentencia T-573 de 2016 de la Corte
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