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El fenómeno probatorio tiene tres grandes facetas (actividad, medio y resultado), una de
las cuales dice relación con los elementos de prueba.
Para un análisis completo de este fenómeno, la faceta referida a los medios debe
descomponerse en dos niveles: uno previo y extraño al proceso, y otro judicial. Para una
mejor exposición del tema, el primer nivel lo podemos individualizar con la expresión
"fuentes de prueba", y el segundo con el giro "medios de prueba".
En lo medular, ambos niveles son coincidentes en cuanto al carácter que presentan los
elementos probatorios. En efecto, tanto fuentes como medios constituyen datos
empíricos capaces de suministrar información útil para alcanzar un conocimiento
probable de los hechos controvertidos en un juicio civil. En este sentido, las principales
categorías de fuentes y medios están integradas por personas que guardan
conocimientos sobre sucesos y por cosas que almacenan acontecimientos. Desde ahí
brotan las informaciones fácticas que pueden usarse en las causas judiciales.
Un proceso civil que sólo cuente con instrumentos argumentativos, como croquis o
maquetas, debe ser resuelto en virtud de los mecanismos que establece la ley para
solucionar el problema de la falta e insuficiencia de prueba, en especial las normas de
carga probatoria y de presunciones legales.
Un ejemplo de ello es lo regulado en los artículos 363° del Código Civil sobre la prueba
de ADN en caso de la negación de la paternidad y 269° del mismo código sobre la
prueba de matrimonio. Así como estos dos artículos hay muchos más y eso no significa
que el sistema de la libre valoración pierda predominancia. Lo que sucede es que hay
determinados medios de prueba que cumplen un fin utilitario en tanto son documentos,
certificados o análisis médicos que muestran fehacientemente un determinado estado de
cosas.