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Marvel Moreno

Vida y obra
La escritora Marvel Moreno murió en París el 5 de junio de 1995 a los 55 años. Partió de
Barranquilla, su ciudad natal, en la que nació en poco antes de cumplir treinta años, y jamás regresó.
La distancia que se interpuso entre Marvel y su ciudad natal no significó beber de las aguas del
Leteo, pues su decisión, lejos de oscurecer sus recuerdos (porque el espacio, al igual que el tiempo,
puede ser otra forma del olvido y producir los mismos efectos, acaso con mayor rapidez), contribuyó
a mantener vívida la memoria de esa Barranquilla en la que vivió su infancia y su juventud, porque
gran parte de la obra narrativa de Marvel Moreno tiene como fundamento la rememoración de su
ciudad o, más bien, Barranquilla es el escenario en donde la escritora le ha dado vida a sus
personajes. Sin embargo, no se trata solamente de que sus raíces se encontrarán lejos, muy lejos, sino
también, y sobre todo, de que el universo que encuentra Marvel Moreno es otro. En París, para
sorpresa suya, los ancianos arrojan migas de pan a las palomas y éstas no parecen temer su
presencia, un joven lee un libro en una plaza pública sin producir la hilaridad de los paseantes, y una
joven pareja se besa en la boca sin que por ello arriesgue con perder su reputación.
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El primer libro de cuentos que Marvel publica, Algo tan feo en la vida de una señora bien (1981),
que posteriormente, por voluntad de la autora, tomó el título de Oriane, tía Oriane, así como su
primera novela En diciembre llegaban las brisas (1987) tienen como escenario la sociedad patriarcal
del Caribe en la época de los años cincuenta; las instituciones, la religión, la sociedad entera se
confabulan para crear un mundo cerrado, rígido y asfixiante —no sólo para las mujeres— que no
ofrece ninguna posibilidad de ser distinta a la establecida, a saber, la de ser madre y esposa. La
condena es segura; la liberación no es más que un sueño. Frente a ese muro insoslayable sólo queda
la indiferencia, el aislamiento o la fuga…Tal vez no sea osado afirmar que Marvel narra lo que
habría sido su suerte si hubiera permanecido en Barranquilla mediante la vida de las mujeres de su
novela. Pertenecer a una familia de la alta burguesía barranquillera no la hubiera salvado de ello;
incluso podría decirse que con más fuerza la sociedad hubiera presionado a ser la mujer que le
correspondía. Aunque desde muy joven fue lectora y transgresora (la expulsaron a los quince años de
un colegio religioso por defender la teoría evolucionista de Darwin), no dejó de hacer los rituales
concernientes a toda mujer de su medio como ser presentada en sociedad cuando cumplió sus
dieciocho años o asistir a las reuniones de las niñas de su clase en Barranquilla.
Hay un cambio de escenario en El encuentro y otros relatos (1991), su segundo libro de cuentos. La
narración deja de tener como centro al Caribe y se enfoca en el continente europeo —aunque nunca
dejan de aparecer las referencias a Latinoamérica en general y al Caribe en particular—. Es latente
en los relatos el conflicto existente entre el deseo de libertad de la protagonista y la coartación de
otro que despliega todo su poder para evitarlo; en este aspecto es significativo, ante todo, que quien
ejerce esa coartación es otra mujer, la madre de la protagonista. La madre se convierte entonces en
intermediaria de la moral establecida; a ella se le confía el trabajo de convertir a su hija en una
«mujer íntegra», en hacer de ésta un amargo reflejo de lo que ella fue. Pero también hay otra
mutilación presente en estos cuentos, acaso más dolorosa: la que ejerce una mujer sobre ella misma,
incluso cuando ha contado con destinos alternativos a los que construye la sociedad patriarcal para la
mujer: el de madre y esposa.
En los últimos años de su vida, Marvel Moreno se dedicó a escribir una segunda novela titulada El
tiempo de las amazonas, pero que no ha sido publicada. Aunque hizo dos versiones de ella, la
intención fundamental de Marvel fue la de narrar sus primeros años en París, una ciudad que se
presenta desde las primeras líneas más libre y más abierta. La fiebre del Miramar (2001) es una obra
póstuma. Reúne algunos de los cuentos que se habían publicado en revistas y que, en su mayoría,
eran posteriores a El encuentro y otros relatos. Lo particular de La fiebre del Miramar es que las
mujeres de los cuentos han conquistado ya cierto poder que les permite oponerse a las relaciones
opresivas de su entorno.
Simone de Beauvoir decía que era condición para la creación que el artista se situara en el mundo, se
experimentara como opresor u oprimido, como resignado o rebelde. Así las cosas, Marvel Moreno
su situó en la ribera de los oprimidos y de los rebeldes. Para ella, la escritura fue, en principio, una
herramienta para comprender la opresión que habían vivido por milenos las mujeres, y que seguía
pesando sobre ellas, y su forma de reaccionar contra una estructura social coartadora de las
posibilidades de tantos seres humanos. Pero, además, fue una búsqueda permanente de libertad como
requisito indispensable —y a la vez el más difícil— de toda existencia. Toda la obra de Marvel está
escrita desde esa perspectiva. Ella estaba convencida de que la humanidad se enriquecería cuando las
mujeres fueran integradas a la sociedad y el futuro se les presentara como un pasillo que conduce a
una puerta abierta. Por su obra invaluable, Marvel Moreno es una de las escritoras colombianas que
merece ocupar el lugar destacado que la crítica literaria de nuestro país le ha negado, y que, con el
proyecto Páginas de ayer para mujeres de hoy, hemos querido apartar del ostracismo literario en el
cual fue recluida.
Reseña escrita por Alejandra Salazar

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