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PALIMPSESTO

E 032 Invierno 2005 / 2006


pág textos

034 La conquista del falo: reflexiones sobre


la masculinidad :: Daniel Gerber

038 La estructuración psíquica de lo femenino


en Freud y en Lacan :: Antonio Bello Quiroz

062 Cómo pensar la constitución psíquica


de la mujer :: José Eduardo Tappan Merino

080 Freud y lo femenino


:: Alfonso Herrera

100 Vicisitudes de la feminización en la psicosis


:: Natalia Pérez Vilar

114 Andróginos: la perfección figurada


:: Gerardo Lino
Veleño.
0034
La conquista del falo:
reflexiones sobre
la masculinidad*
D a n i e l G e r b e r

Masculino-femenino: significantes ante que habla en él. El concepto de inconsciente


todo, elementos de carácter opositivo, forjado por Freud es el nombre de esa de-
relativo y diferencial. Nada pueden signi- terminación del sujeto por el lenguaje.
ficar por sí mismos; sólo su posición en
una estructura, que implica diferentes re- ¿Cómo podría entonces hablarse de iden-
laciones, puede decidir por su sentido. tidad, en cualquier aspecto del que se
trate, incluyendo desde luego la multi-
A partir de Lacan, el psicoanálisis opta por mencionada identidad sexual? ¿No resulta
una definición de los términos en función de significativo el hecho de que Freud nunca
su lugar en una estructura, echando así por haya formulado definiciones acabadas de
tierra toda pretensión esencialista. Nada se términos como masculino y femenino,
define por ni se representa por sí mismo. De advertido como estaba del hecho de que
este modo, la vieja metafísica de lo idéntico cualquier definición hubiera significado
consigo mismo —metafísica que postula un una racaída en esas concepciones esencia-
principio de identidad según el cual las cosas listas que él mismo puso en entredicho?
poseen una esencia que perdura más allá de
dónde, con quién o con qué estén— sufre Con el psicoanálisis, la idea de identidad se
un cuestionamiento radical. derrumba con el cuestionamiento del vie-
jo principio filosófico que la sostiene para
En el campo de la subjetividad, este princi- convertirse en un efecto imaginario de de-
pio de identidad —que considera un sujeto terminaciones simbólicas. Las identidades
homogéneo, idéntico a sí mismo, un sujeto pasan a ser meros semblantes, consecuen-
que nunca podría ser otro— es puesto en cia de identificaciones. Éstas llevarán a los
entredicho por el psicoanálisis, para quien sujetos a posicionarse en el terreno de la
el sujeto, por definición, está dividido. diferencia de los sexos, diferencia que no
depende ni de características anatómicas
Este sujeto dividido con quien el psicoanálisis ni de un tipo de cultura sino del significan-
opera es aquel que, más allá de su ilusión de te, entidad esencialmente diferencial.
ser siempre el mismo, es otro del que cree:
sujeto dividido en tanto efecto del lenguaje No hay significante antes de su diferencia

* Presentado en el encuentro “Estudios de masculinidad”, llevado a cabo en la Universidad Autónoma Metropolitana,


Unidad Xochimilco, el 13 de noviembre de 1996.

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Polonius-D. Invierno 2005 / 2006 035 E
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con otro sino como consecuencia de ésta. blecido que el falo debe considerarse como
Así, la diferencia significante es constitutiva verdadero operador de ese corte que pro-
del lenguaje y, por lo tanto, de la cultura. duce el sexo, imponiendo desde el orden
Diferencia, por otra parte, implica falta: simbólico efectos imaginarios específicos.
cada significante sólo puede definirse por
el hecho de no ser el otro, es decir, por lo Para Freud, el falo sólo existe como premi-
que le falta. Desde el momento en que hay sa, consecuencia específica de una diferen-
significante hay falta y, por esto mismo, cia que es constitutiva del sexo. Pero “ser el
existe el falo: significante mítico que se ins- falo”, es decir, ser aquello que nulificaría la
cribe en el sitio de la diferencia para anular- diferencia —y por lo tanto la falta— será
la, pero también para señalar su lugar. siempre la “identidad” imposible. Ahora
bien, a falta de serlo, será posible aparen-
Determinado por el significante, el sexo es tarlo, hacer semblante de él: tal es la fun-
sección, corte, separación: posicionamiento ción de la “mascarada” femenina que está
respecto del falo, el significante que instau- destinada a provocar el deseo del hombre
ra el corte. Lo subversivo de la teoría sexual conjurando por medio de un cierto ocul-
freudiana es el planteamiento de que la dife- tamiento la amenaza de castración que el
rencia sexual no es sancionada por la anato- encuentro con el otro sexo actualiza.
mía, pero tampoco por la cultura; es estable-
cida por el significante, esto es, por el falo. Sin embargo, más difícil que aparentar ser el
falo resulta tenerlo, meta inalcanzable que se
Hombres y mujeres responden a la pregun- confundiría con el acceso a una potencia tal
ta abierta por la diferencia significante asu- que haga posible un goce no limitado por ley
miendo imágenes, modelos, estereotipos alguna, sea biológica o simbólica.Aun así, “te-
que testimonian de su posicionamiento fren- ner el falo” es la meta específica de la posición
te al falo. Por esto, hay una manera de ir más masculina, el único camino que al hombre le
allá de los equívocos que se generan cuando queda ante, por un lado, la imposibilidad de
se responde a las preguntas acerca de que es serlo, y, por el otro, la feminización a que que-
ser hombre o mujer en términos de iden- daría condenado en caso de aparentarlo.
tidades específicas: plantear la respuesta en
función del falo, significante de valor funda- La posesión del atributo anatómico, el
mental en tanto puede significar de manera pene, sometido a la inevitabilidad de
diferente a las respectivas anatomías posicio- la detumescencia cuando se alcanza un
nando a los sujetos en lugares diferenciales cierto grado de goce, impone al hombre
como los de hombre o mujer. Se trata de un una exigencia que no opera para quienes
posicionar seccionando, cortando: el mismo carecen de él: “estar a la altura de”, ¿a la
vocablo “anatomía” posee, etimológicamen- altura de qué?, precisamente de ser el po-
te, la significación de “corte”. seedor de ese falo omnipotente que ase-
guraría un goce absoluto sin límites.
Desde 1923, con su muy controvertido
concepto de “fase fálica”, Freud dejó esta- En Las fantasías histéricas y su relación con la

1
S. Freud: Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad, en Obras completas, Tomo IX. Amorrortu,
Buenos Aires, 1979, p. 141.

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bisexualidad, Freud señala que “en los varo- Ahora bien, el falo como tal —como La
nes [las fantasías son] de naturaleza erótica mujer, al decir de Lacan— no existe; lo
o ambiciosa”.1 Esto se puede vincular con que existe es sólo la diferencia sexual en
su afirmación de un texto anterior, Tres el plano simbólico de la cual el falo no es
ensayos de teoría sexual, donde señala que la sino su metáfora. De ahí que “querer al-
ambición está dominada por el erotismo canzar” el falo no puede dejar de condu-
uretral, como lo ilustra el conocido desa- cir a un impasse que es característico del
fío que el niño dirige a sus congéneres: “a erotismo masculino: el hombre no puede
ver quién orina más lejos”, paradigma de acceder más que a un semblante de falo, lo
toda búsqueda de afirmación fálica. que vendrá a determinar que la diferencia
—y por lo tanto la falta— reaparezca una
En efecto, llegar lejos, atravesar el espa- y otra vez. De este modo, el momento del
cio, conquistar títulos, emblemas que en encuentro con una mujer será para todo
última instancia pueden ser ofrendas des- hombre el de una pregunta: “¿será verda-
tinadas a “la dama”, son manifestaciones deramente ella?”, es decir, “¿será el falo?”
de la posición específicamente masculina
respecto del falo: para el varón se trata de Es la razón por la cual Lacan va a afirmar
obtener esos emblemas fálicos con los que que “para un hombre, una mujer es un
podrá “conquistar” a la dama para hacer fi- síntoma”, esto es, el lugar donde se ubi-
nalmente de ella ese falo que a él le falta. ca lo que obtura la pregunta por lo que
el Otro quiere. En cambio, la posición
Se habla de “posición masculina” en este específicamente femenina que es la del
contexto porque en todas las circunstan- interrogante que se dirige a ella misma:
cias hombre y mujer no son más que signi- más que “¿qué quiere él?” es “¿qué quiero
ficantes que definen posiciones, posiciones yo?” El enigma de lo femenino es enig-
respecto del falo que no necesariamente ma, ante todo, para la mujer misma.
concuerdan en los sujetos —temporaria o
permanentemente— con su sexo biológi- Entonces, la posición específicamente
co. De este modo, por efecto del signifi- masculina se define como el interrogan-
cante fálico, las posiciones de los sujetos en te por el enigma de otro sexo. Su pre-
el plano estrictamente imaginario se distin- gunta es “¿qué quiere ella?” El hombre
guen por el hecho de que mientras la posi- quiere saber lo que ella quiere, quiere el
ción femenina se define como un parecer, saber siempre imposible sobre el obje-
una mascarada destinada a ocultar la falta to que puede causar el deseo del Otro
para causar así el deseo de su partenaire, la porque para él éste sería el camino para
postura masculina tiene como modo espe- responder a su falta y hacer del Otro su
cífico el intento de contrarrestar los efectos falo. Por esto ella encarna su síntoma,
de la castración por medio de la búsqueda síntoma cuyas manifestaciones diversas,
de alcanzar el falo como la vía para adquirir que pueden abarcar desde la inhibición
la convicción de poseerlo, lo que lo haría sexual hasta el donjuanismo desenfre-
no faltante. Mascarada femenina en con- nado, revela una imposibilidad inso-
traposición con parada masculina: así se portable —la de la posesión en última
definen los posicionamientos en el plano instancia del falo— que es inherente a la
imaginario en relación con el sexo. posición del varón.

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0038

La estructuración psíquica
de lo femenino en Freud
y en Lacan
A n t o n i o B e l l o Q u i r o z

PA L I M P S E S T O Gertrudis-D.
para Gaby, a tus manos

Es por lo que no es por lo que pretende ser deseada al mismo tiempo que amada.
Jacques Lacan

Para un hombre, una mujer, representa la hora de la verdad.

Jacques Lacan

Desde el psicoanálisis, la conformación coanalítica se ha tomado a los llamados


de la diferencia sexual está más cerca de complejo de Edipo y complejo de cas-
ser un resultado que algo dado o innato, tración como núcleo en donde se anu-
se trata de una construcción más que una dan los elementos significantes de la
evidencia centrada en la materialidad del constitución subjetiva. Es a través del
órgano. Si se toma como punto de par- pasaje por este núcleo constitutivo del
tida para el establecimiento de la dife- ser que se podrán establecer los derro-
rencia sexual la propuesta freudiana de teros que lleven al sujeto a simbolizar la
un sujeto originariamente bisexual, con diferencia sexual.
todo lo complejo que para Freud resulte En este trabajo se busca comunicar
la idea misma,1 es válido suponer la exis- un ejercicio de lectura sobre el pasaje
tencia de un momento de bifurcación en que se propone en la estructuración de
el desarrollo que inauguraría la distin- la diferencia sexual, en particular de lo
ción de lo femenino y lo masculino. femenino, en principio desde Freud que,
En la construcción de la teoría psi- como sabemos, considera que la simbo-

1
En su trabajo de 1908 sobre “Las fantasías histéricas carácter femenino; sin embargo, deja ver más adelante
y su relación con la bisexualidad” Freud formula que que lo que en realidad revela este fantasma es el ca-
detrás de los síntomas histéricos siempre hay dos fan- rácter de bi-goce en la histérica.
tasmas sexuales, uno de carácter masculino y otro de

ES EN LA PUBERTAD DONDE TOMA PRIMACÍA EL PAPEL DE LOS


GENITALES ENTRE TODAS LAS OTRAS ZONAS
Y FUENTES DISPENSADORAS DE PLACER,
CONSTRIÑENDO DE ESA MANERA AL EROTISMO
A ENTRAR AL SERVICIO DE LA FUNCIÓN
REPRODUCTORA.

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lización de la feminidad como posición dirigirse a sus vertientes psíquica y aní-


subjetiva tiene como resolución de ex- mica, es decir, a la cualidad del sujeto de
celencia al hijo, la maternidad, y más estar comandado más por la pulsión y la
adelante desde Lacan que propone, de libido, antes que por el instinto o cual-
alguna manera, que la feminidad arriba quier orden natural o extraterreno.
gracias a un particular posicionamiento Otra premisa esencial del psicoaná-
respecto a la castración, cuyo agente es lisis, que ha sido motivo de incomodidad
el padre, lo que va a expresarse en una y rechazo por parte de la sociedad cien-
elección de objeto y una identificación tífica en general, incluyendo las llamadas
determinada. ciencias humanas, es que la sexualidad
está presente desde la más temprana
I infancia, contraponiéndose de manera
En su andamiaje teórico más temprano, abierta a la idea imperante en su tiempo
a Freud se le impone como significante de que la sexualidad aparecía sólo desde
fundamental la idea de la bisexualidad la pubertad. Esta propuesta, formaliza-
psíquica. Esta noción marca un punto da ya desde 1905 en Tres ensayos de teoría
inaugural del psicoanálisis, a partir de sexual,2 viene a cuestionar la idea de una
la cual se sigue por un sinuoso rumbo infancia asexuada e inocente para dirigir
que marca el surgimiento y prevalencia todos los reflectores sobre la sexualidad
del psicoanálisis y se puede ver de ma- infantil en tanto que le reconoce un pa-
nera repetitiva a todo lo largo de la obra pel fundamental en el desarrollo global
freudiana, desde 1908 hasta 1937, con del sujeto. Es la puesta en juego de lo
análisis terminable e interminable, y de sexual desde temprano lo que permitirá
ninguna manera va a quedar fuera de la el establecimiento de un punto de ancla-
lectura de Lacan. Desde este concepto je a partir del cual más tarde el sujeto
Freud desprende la idea central de la “elegirá” sus objetos amorosos y deter-
existencia de una sola libido: la viril, des- minará, generalmente sin que el sujeto
de la cual se inicia el recorrido para que lo sepa, muchas otras elecciones en di-
los sujetos lleguen a participar psíquica versos ámbitos de la vida.
y socialmente de un sexo; este punto Sin embargo, el recorrido por el
de partida monosexual va más allá de lo proceso de la sexualidad infantil no es
anatomofisiológico, como lo proponía de fácil dilucidación, en tanto que va a
su amigo Fliess, debido a que lo biológi- depender de múltiples factores indivi-
co se muestra fácilmente incompetente duales y contextuales, ninguno de ellos
para dar explicaciones a las abundantes determinante por sí mismo.
desviaciones a sus reglas en el ser huma- Frente a la extraordinaria diversidad
no. Es así como los conceptos de sexo y de elementos co-variantes que inciden en
de sexualidad en Freud van a referirse la constitución subjetiva, hay que tener
a aspectos bastante más amplios que lo en consideración además que el proceso
meramente genital y reproductivo, para de desarrollo psicosexual de la infancia,

2
Donde además establece otra premisa igualmente trascendente y por ello de la mayor incomodidad, me refiero a
la puesta en evidencia de la incompatibilidad entre sujeto y objeto.

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en su mayor parte, permanece oculto y Las pulsiones parciales van prepon-


queda en el olvido durante un largo pe- derando según la investidura de diferen-
riodo denominado latente. Olvido con tes periferias del cuerpo que prevalece-
el que se ve favorecido que se piense rán más tarde como zonas erógenas, de
que la sexualidad sólo se expresa desde alguna manera destacándose en principio
la pubertad, dificultando así, incluso en aquellas directamente relacionadas con
algunos círculos académicos, que se re- los cuidados vitales: la oral y la anal, para
conozca la existencia de la sexualidad in- más tarde dirigirse a otras zonas. Sólo al
fantil. Freud lamentaba esta pobreza en momento de primar los genitales, las pul-
lo social que se iba contrastando con los siones parciales se subordinan y orientan
relatos clínicos de sus pacientes. en la consecución de la reproducción.
No es de ninguna manera válido darse En los estadios previos a la organi-
a pensar que al darle tal importancia a la zación fálica, no existe propiamente la
sexualidad en la infancia sea en detrimen- diferencia entre femenino y masculino;
to de la pubertad; Freud incluso le otorga desde Freud se formula la diferencia, en
a este momento un papel importante en principio, en términos de pasivo y acti-
la configuración psíquica de la sexualidad, vo como antecedentes de la diferencia
en tanto que reconoce que es en la pu- sexual. Para este momento bien pue-
bertad donde toma primacía el papel de de ocurrir que la diferencia anatómica
los genitales entre todas las otras zonas y haya sido descubierta; sin embargo, se
fuentes dispensadoras de placer, constri- presume que todavía no ha podido to-
ñendo de esa manera al erotismo a entrar mar significación psíquica; entonces la
al servicio de la función reproductora. evidencia anatómica se ve disuelta en la
Así, como se podrá constatar aquí, teoría inconsciente (que puede en algu-
para el psicoanálisis el recorrido previo nos casos expresarse conscientemente)
para llegar a la expresión de la sexuali- de la existencia universal del pene. En
dad adulta pasa por una serie de vicisi- este sentido, Freud estableció de manera
tudes. Recorrido que poco o nada tiene reiterativa que en el infante la diferencia
que ver con cualquier idea evolucionis- anatómica no es en principio una pre-
ta, cognitiva o desarrollista de carácter ocupación, pues atribuye a ambos sexos
lineal o discurso de género alguno. idénticos genitales: los masculinos.
Para la teoría surgida desde Freud, Como los niños no necesariamente
la fuerza de la pulsión, como conductora alcanzan a entender —psíquicamente—
de la vida anímica (de la libido), al prin- la diferencia anatómica que se pone en
cipio se expresa de manera caótica y se evidencia, se ven enfrentados a ciertos
apuntala en lo que tenga disponible. Por enigmas respecto de su propia sexuali-
eso, el inicio de la sexualidad infantil está dad; para responder exploran su cuerpo
comandado por pulsiones parciales que y las distintas sensaciones que de éste
van preponderando según la investidura emanan, comparan su cuerpo con el de
de distintas zonas erógenas, las cuales se sus amigos y sus padres, etcétera.
apuntalan en las necesidades vitales de Estas interrogantes exigen respuestas,
alimentación y excreción, al principio, y y los niños no tardan en esbozar por ellos
el oído y la vista más tarde. mismos explicaciones que les brinden

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sentido, explicaciones a las que Freud de- Hay que mencionar que Freud en
nomina como teorías sexuales infantiles. ocasiones habla de pene y en otras de
Una de las teorías sexuales infan- falo; ante la carencia de mayor preci-
tiles más destacada por Freud en la sión, es posible pensar que al referirse al
configuración sexual de los infantes es falo, de lo que trata es de recurrir a un
su convicción, ya mencionada, de que significante que le permita trascender lo
todos los seres humanos poseen pene. orgánico, dando cuenta de su significado
La importancia creciente que empieza psíquico. Es desde aquí que se puede di-
a tener el pene nos revela que los ni- lucidar la brecha entre el pene y el falo,
ños atraviesan por un estadio en que los entre el órgano y el significante, dado
genitales juegan un papel central. Esto que si bien la diferencia se apuntala en
abona la llegada de un momento en que lo genital, pronto se diferenciará de ésta,
los apuntalamientos parciales de las pul- adquiriendo un carácter simbólico que
siones logran una cierta estabilidad, un porta en sí la diferencia sexual.
cierto orden dual en donde castrado y Desde el punto de vista de lo aními-
no castrado son las posibilidades de dife- co, complementando la descripción de la
renciación, aunque en pincipio referido, lógica de diferenciación sexual, existen
como se dijo ya, a la existencia sólo de logros nada despreciables. Los principa-
un sexo válido: el masculino. Es la lla- les giran en torno a la posibilidad de es-
mada etapa fálica, en la que, como su de- tablecer la separación entre sujeto y ob-
nominación nos indica, hay un primado jeto, entre adentro y afuera, yo/no-yo,
central: el falo. Freud señala que aquí las que, por otro lado, no podemos asegurar
pulsiones parciales se subordinan a esta exista en las demás especies animales.
significación de lo anatómico; así niños y En este proceso es la madre quien ocupa
niñas se subordinan al “primado del falo” una función primordial en tanto que se
y la pulsión tiende a perseguir la función constituye como primer objeto de amor.
reproductiva. En la niña, esta fase sigue En esta etapa señalada por Freud, resul-
igual camino que en el niño, sirviéndose ta por demás observable que ella toma
de su clítoris como si fuera un pene, por este rol central y luego se va separando
lo que se considera que el pene (en la del niño. Tanto en niños como niñas, la
mujer el clítoris) es la zona erógena rec- madre deviene como primer objeto de
tora y el principal objeto autoerótico. amor y como tal, imprime su sello en

EN EL TRÁNSITO POR EL COMPLEJO DE EDIPO


EL NIÑO SERÁ DESAFIADO A TRAMITAR LA ENTRADA
DE ESTA TERCERA FIGURA QUE ES EL PADRE Y
REORDENAR SU POSICIÓN RESPECTO AL
OBJETO DE AMOR EN FUNCIÓN DE DOS
POLARIDADES (PADRE O MADRE).

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todas las posteriores elecciones de obje- padre y reordenar su posición respecto al


to. Freud es muy claro al señalar que el objeto de amor en función de dos pola-
objeto hallado resulta ser casi idéntico al ridades (padre o madre). Así, después de
primer objeto de la pulsión placentera. A jugar un papel tan central en la primera
esta etapa primera Freud la denomina li- infancia, esta alteridad que se introduce
gazón-madre, y más adelante, en un tra- para configurar el núcleo triangulado
bajo de 1917 denominado “Desarrollo li- del Edipo no puede pasar sin dejar im-
bidinal y organizaciones sexuales”, señala portantes marcas en el modo en que
que como en cualquiera de los amores los sujetos dispongan a futuro su vida
posteriores, no se puede olvidar que si amorosa. En este proceso se imprimen
bien el amor designa el aspecto anímico diferencias que más tarde tendrán con-
de las aspiraciones sexuales, en su base secuencias psíquicas según se esté frente
están los requerimientos pulsionales de a un niño o a una niña. Al respecto, en
carácter corporal. Así: “Si el pequeño un necesario texto de 1924, denomina-
muestra la más franca curiosidad sexual do precisamente “El sepultamiento del
hacia su madre, si pide dormir con ella complejo de Edipo”, Freud señala so-
por las noches, si presiona para asistir bre el infante: “Pudo situarse de manera
a su toilette o intenta seducirla, como la masculina en el lugar del padre y, como
madre tan a menudo lo comprueba y lo él, mantener comercio con la madre, a
cuenta riendo, la naturaleza erótica del raíz de lo cual el padre fue sentido pron-
vínculo con la madre queda certificada.” to como un obstáculo; o quiso sustituir
Sin embargo, cumplido su objetivo, a la madre y hacerse amar por el padre,
finalmente este vínculo estrecho con la con lo cual la madre quedó sobrando.”
madre cede, producto de una constela- Como veremos a continuación con
ción de hechos que se dan en conjunto: mayor detenimiento, para Freud el com-
la ambivalencia del vínculo con la ma- plejo de Edipo tendrá dos metas primor-
dre, marcada por una sucesión de frus- diales: en primer lugar, abandonar el au-
traciones y la aparición de la ley a través toerotismo, permutar el objeto situado
de la función paterna. Ésta, sin tener en el cuerpo propio por un objeto ajeno;
ninguna necesidad de ser ejercida por en segundo lugar, unificar los diferentes
el padre biológico, sirve a la separación objetos de las pulsiones singulares, susti-
entre madre y niño, fundamental para la tuirlos por un objeto único.
construcción de un sujeto (en el sentido Resulta factible apreciar en lo que se
de su ser social) y que marca el arribo lleva de recorrido que, para Freud, la dife-
del complejo de Edipo. rencia anatómica juega un papel relevante
Para ambos sexos este paso por el en la constitución psíquica humana; sin
complejo de Edipo porta en sí logros embargo, al mismo tiempo, resulta nece-
esenciales en el camino hacia la confor- sario destacar la evidencia de que no es
mación psíquica y la consumación de la suficiente para determinarla por sí sola.
sexualidad genital adulta. De esta manera, en síntesis, aunque
En el tránsito por el complejo de la diferencia anatómica sea evidente, en
Edipo, el niño será desafiado a tramitar las primeras etapas de la infancia niños y
la entrada de esta tercera figura que es el niñas recorren idéntico camino, obvian-

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do la diferencia anatómica que resulta podremos apreciar, esta envidia tiene un


evidente y afirmando la existencia uni- lugar central en el devenir3 de la sexuali-
versal del pene. Por otro lado, también dad femenina. El sentimiento de perjui-
como ya se pudo decir, la niña descu- cio que conlleva la envidia del pene pue-
bre prontamente su clítoris, que toma de ser débil y remitir rápidamente, pero
el lugar del pene dadas las sensaciones también puede intensificarse, llegando a
placenteras que obsequia. En opinión de sobrepasar los límites propios de la situa-
Freud, el onanismo clitorídeo se trans- ción. Entonces, la niñita puede llegar a
forma en un obstáculo necesario para el desear ser hombre, de modo que, como
desarrollo sexual femenino, puesto que señala Freud: “En este lugar se bifurca el
este quehacer sexual tiene un carácter llamado complejo de masculinidad de la
masculino (al tomar el lugar de pene); mujer, que eventualmente, si no logra
por lo tanto, dice Freud, “hace falta una superarlo pronto, puede deparar gran-
oleada represiva en la pubertad para que, des dificultades al prefigurado desarrollo
por remoción de esta sexualidad mascu- hacia la feminidad. La esperanza de reci-
lina, surja la mujer”. Dicho de otra ma- bir alguna vez, a pesar de todo, un pene,
nera, es necesario que la niña resigne esta igualándose así al varón, puede conser-
zona erógena para encaminarse hacia una varse hasta épocas inverosímilmente tar-
constitución propiamente femenina. días y convertirse en motivo de extrañas
En el tránsito por el Edipo, para la acciones, de otro modo incomprensible.
salida por la feminidad, aparece la pri- O bien sobreviene el proceso que me
mera dificultad cuando la niña comienza gustaría designar desmentida, que en la
a atisbar la realidad de su privación ana- vida anímica infantil no es raro ni muy
tómica, hecho que en general atribuye peligroso, pero que en el adulto llevaría
a una tardanza en el crecimiento de sus a una psicosis”. [En su extremo] “la niñita
genitales. Pero en algún momento ocu- se rehúsa a aceptar el hecho de su castra-
rre que ya no puede sostener su afirma- ción, se afirma y acaricia la convicción
ción de poseer un pene; la explicación de que empero posee un pene, y se ve
que se ha dado (y que ha defendido con compelida a comportarse en lo sucesivo
ahínco) de que es pequeño pero pronto como si fuera un varón”.4
crecerá, se muestra endeble. Por lo tanto, siguiendo esto, resulta
Entendiendo que estos procesos son ser fundamental la renuncia de la niña
inconscientes, en esta fase del proceso a los placeres obtenidos de su pequeño
se desarrolla un sentimiento de inferio- pene para la aparición de la feminidad.
ridad, que Freud llama de una manera Freud considera esta remoción, más el
muy particular, la cual ocasiona descali- sentimiento de haber sido perjudicada,
ficativos y sentencias por parte de gru- como fundamentales para que en un se-
pos feministas y feministoides; se refiere gundo momento, sea inaugurada la va-
a la penisneid: la envidia del pene. Como gina como zona erógena. Así, es posible
3
Devenir de la mujer es una expresión de Serge André, México, 2002. p. 65.
4
que menciona: “si no hay un sexo femenino enunciable Sigmund Freud 1925, “Algunas consecuencias psí-
como tal, la feminidad no puede concebirse como un quicas de la diferencia anatómica entre los sexos”,
ser sino como un devenir” (el subrayado es del autor). en Obras completas, Amorrortu. Bs. As., Tomo XIX. pp.
Cf. André, S. 1995, ¿Qué quiere una mujer?, Siglo XXI, 271-272.

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decir que la vagina es el final del recorri- que el varoncito tiene miedo a la posibi-
do de investiduras que se iniciaron con lidad de su consumación”.5
la zona erógena de la boca, siguieron con En el trabajo del maestro vienés
el ano y el clítoris, para finalmente es- donde desarrolla expresamente sus
tablecer a la vagina como zona erógena ideas sobre las consecuencias psíquicas
rectora, proceso que no puede ser sino de la diferencia anatómica de los sexos,
una verdadera conquista. plantea que en la niña se da una especie
En condiciones favorables, a decir de complejo de Edipo en negativo con
de Freud, la niña reprime el complejo de respecto al varón, que gobernaría su
masculinidad y sucumbe a la envidia del prehistoria edípica, a través de la castra-
pene, para llegar a la feminidad acabada. ción como hecho (psíquico) consumado:
Freud observa que en esta conjunción de “De esta manera, el conocimiento de la
envidia del pene-aparición de la vagina- diferencia anatómica entre los sexos es-
remisión del complejo de masculinidad, fuerza a la niña pequeña a apartarse de la
existen tres posibles consecuencias psí- masculinidad y del onanismo masculino,
quicas, o posiciones que la niña podría y a encaminarse por nuevas vías que lle-
adoptar. La primera es la explicación de van al despliegue de la feminidad.”6
esta “afrenta a su narcisismo” como un Como se aprecia, el aspecto genital
castigo personal. La segunda posición aporta a la niña una realidad a la cual es
posible es responsabilizar a su madre por necesario que ella otorgue un estatuto
no haberla dotado de un pene o haberla psíquico. Lo que está en juego son las zo-
dotado insuficientemente. Y la última, nas erógenas y por tanto, la fuente desde
que tras el descubrimiento de la inferio- donde se ubicará y apuntalará preferen-
ridad del clítoris, la niña renuncie tenaz- temente la pulsión.
mente a la práctica sexual (onanista), en Así, es posible destacar que en el
cualquier circunstancia. Edipo, como lugar de establecimiento
Este enfrentamiento de la realidad del punto de anclaje del desarrollo psico-
anatómica, es decir, con la castración, sexual del que Freud nos habla, se enlaza
imprime marcas que matizará diferente la vivencia del cuerpo y la falta, la cas-
para los sexos la constelación edípica. tración. Que la castración sea “real” en la
Considerando así al complejo de castra- niña, que haya operado en su cuerpo, es
ción como un punto fundamental en la para Freud un obstáculo, pues se inscribe
salida y sepultamiento del complejo de como una dificultad en el advenimiento
Edipo, marcando distancia con la estr- de la feminidad que implica reconocer las
cuturación de la diferencia sexual, po- propiedades de lo femenino, simbolizado
demos entender que la castración como por la vagina como genital. Ahora bien,
fantasma simbólico es una realidad para si suponemos como Freud, que la mujer
la niña: “[...] la niñita acepta la castración debe elegir un hombre como objeto y
como un hecho consumado, mientras gozar a través del coito vaginal, aparece

5
S. Freud (1924), “El sepultamiento del complejo de xix, pp. 185-186.
6
Edipo”, en Obras completas, Amorrortu. Bs. As., Tomo Ibid., p. 274.

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PA L I M P S E S T O

una segunda dificultad: el objeto. Lo que a irse a pique. Hay varias particularidades
obliga a una nueva vuelta. de este vínculo que coadyuvan a extra-
Veamos: el primer objeto de amor ñarse de la madre y abre paso al objeto
en la niña, como ya se dijo, es la madre. padre. Freud nos apercibe algunas razo-
Esto quiere decir que la niña expresa to- nes de desengaño. En su trabajo de 1931,
das sus pulsiones pregenitales hacia ella “Sobre la sexualidad femenina”, señala:
con exclusividad, mostrando exacta- “[la madre] omitió dotar a la niñita con el
mente las mismas curiosidades sexuales único genital correcto, la nutrió de mane-
que el niño hacia su madre. Esta relación ra insuficiente, la forzó a compartir con
primaria de objeto, denominada según otro el amor materno, no cumplió todas
se ha mencionado como fase de la liga- las expectativas de amor, y por último, in-
zón-madre, tiene una gran importancia citó primero el quehacer sexual propio y
para el desarrollo de la mujer. luego lo prohibió”. Sin embargo, parece
Si algo resulta interesante de esta fácil dilucidar que la razón de fondo es la
dinámica amorosa hacia la madre en la profunda ambivalencia e hiperintensidad
mujer, es la manera en que se ubica en del vínculo. Incluso en esta misma ocasión
la dialéctica de la relación de objeto, que y más adelante, expresa que “[...] era pre-
parece mucho más patente que en el ciso admitir la posibilidad de que cierto
hombre, dado que la niña debe transitar número de personas del sexo femenino
desde la madre como objeto de amor a permanecieran atascadas en la ligazón-
la madre como objeto de identificación. madre originaria y nunca produjeran una
Esto no sucede en el hombre, pues la vuelta cabal hacia el varón”.7
mujer será para él siempre (en términos Entre las razones citadas, Freud
teóricos, desde luego) un objeto repre- antepone y destaca la envidia del pene
sentado por sus subrogados. como una de las más poderosas razones
Ahora bien, el recorrido por el para que se ponga distancia con respecto
Edipo en el caso de la niña, iniciado, a a la ligazón madre: “al final de esta pri-
la inversa del niño, es decir, por la evi- mera fase de la ligazón-madre emerge
dencia de la castración, deja una serie como el más intenso motivo de extra-
de cuestionamientos para dilucidar de ñamiento de la hija respecto de la madre
qué manera la mujer ha de conseguir el reproche de no haberla dotado de un
una vuelta hacia el objeto heterosexual, genital correcto, vale decir, de haberla
es decir, a ubicar al padre como objeto parido mujer”. A esto se viene a añadir
de amor, entendiendo que es ésta la mu- de manera importante el descubrimien-
danza que debe hacer para no quedar en to de la castración materna, la caída de
un estadio previo de amor homosexual, la madre fálica. Primero como falta ana-
cuestión que hace detenerse en los avata- tómica, en el sentido que la madre es
res para deshacerse de la ligazón-madre. mujer y tampoco posee un pene. Luego,
La ligazón-madre es un momento del en el sentido que busca otros objetos de
desarrollo psicosexual, y como tal, con gratificación fuera de la hija. Así, dice
diferentes consecuencias, está condenado Freud, “la muchacha al comienzo consi-

7
S. Freud 1931, “Sobre la sexualidad femenina”, en Obras completas, Amorrortu, Bs. As., Tomo XXI. p. 235-236.

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PA L I M P S E S T O

dera la castración como una desventura casos, llevado más a fondo, muestra algo
personal, sólo poco a poco la extiende a diverso: que el complejo de Edipo tiene
otras personas del sexo femenino y, por en ellos una larga prehistoria y es, por
último, también a la madre”. así decir, una formación secundaria.”8
La desilusión por la castración de la Según Freud, en este camino que
madre, además de la culpa de no haberle ha de recorrer la mujer para desasirse
dado el sexo válido, ayudan a que el vín- del dictamen materno que pesa sobre su
culo con la madre decaiga, abriendo la sexualidad, puede contraer una neurosis.
escena para que el padre vaya deviniendo Sin embargo, es de fundamental impor-
como objeto de amor. tancia para la clínica entender, que aun
La ligazón-madre imprimirá un se- cuando el vínculo se mantenga actuali-
llo en la vida amorosa, que se expresará zado en una mujer adulta, en “todos los
también en el vínculo que se establezca casos, las manifestaciones de la reacción
con el padre. Si bien en cierta medida neurótica no están determinadas por el
esta ligazón-madre se va al fundamento vínculo presente con la madre actual, sino
(inconsciente), como nos dice Freud, a por los vínculos infantiles con la imagen
la vez queda como telón de fondo de la materna del tiempo primordial”.
ligazón-padre, y muy probablemente, Hasta aquí tenemos que para la
de todas las siguientes investiduras de mujer, desde Freud, que el padre pue-
objeto. “Todo analista ha tomado cono- da llegar a ocupar la posición de objeto
cimiento de mujeres que perseveran con de amor es un logro que implica nada
particular intensidad y tenacidad en su menos que un desasimiento de la liga-
ligazón-padre y en el deseo de tener un zón-madre. Esta transferencia se deja
hijo de él, en que ésta culmina. Hay bue- ver como una formación secundaria
nas razones para suponer que esta fanta- que re-edita el primer vínculo de amor.
sía fue también la fuerza pulsional de su Vistas así las cosas, la conformación de
onanismo infantil, y uno fácilmente re- la feminidad requiere el logro de dos ta-
cibe la impresión de hallarse frente a un reas íntimamente relacionadas: que sea
hecho elemental, no susceptible de ulte- cambiada la zona erógena (del clítoris
rior resolución, de la vida sexual infantil. a la vagina) y modificado el objeto de
Pero precisamente un análisis de estos amor (de la madre al padre)
8
S. Freud (1925), “Algunas consecuencias psíquicas completas, Amorrortu, Bs. As., Tomo XIX, p. 270.
de la diferencia anatómica entre los sexos”, en Obras

EL PRIMER OBJETO DE AMOR EN LA NIÑA ES LA MADRE.


ESTO QUIERE DECIR QUE LA NIÑA EXPRESA TODAS SUS
PULSIONES PREGENITALES HACIA ELLA CON EXCLUSIVIDAD,
MOSTRANDO EXACTAMENTE
LAS MISMAS CURIOSIDADES SEXUALES
QUE EL NIÑO HACIA SU MADRE.

Invierno de 2005 / 2006 047 E


PA L I M P S E S T O

HAY DOS FORMAS DE GOCE, ES DECIR, EXISTE UN GOCE


PARTICULAR Y PROPIO DE LO FEMENINO, UN GOCE
SUPLEMENTARIO, EL “GOCE OTRO”, QUE ESTARÍA MÁS ALLÁ
DEL FALO Y QUE SE EXPRESA MARCADO POR EL ENIGMA.
SU CARACTERÍSTICA ES SER INNOMBRABLE,
PUES SI BIEN LAS MUJERES LO EXPERIMENTAN,
NO PUEDEN DECIR NADA DE ÉL.
LO QUE ES COMPRENSIBLE DESDE EL HECHO
DE QUE EL FALO ES EL SIGNIFICANTE DE LA
DIFERENCIA SEXUAL:
¿CÓMO HABLAR DE ALGO SEXUAL
FUERA DE SU REGISTRO?

Sabemos que para que la niña realice Es en estas coordenadas que el com-
un paso tan relevante durante la etapa de plejo de Edipo posibilita a la niña superar
latencia, como resignar el clítoris en su la hostilidad hacia su madre y, además,
calidad de órgano de placer, es necesario darle un significado a la envidia del pene
que opere el mecanismo de la represión. (penisneid)10 que vaya más allá del per-
Como hemos visto, en la niña el comple- juicio. En cuanto a la hostilidad, parece
jo de Edipo es una formación secundaria. evidente que proviene de dos momentos
La ligazón-madre y las repercusiones del diferentes, probablemente relacionados.
complejo de castración le preceden y lo Uno, preedípico, que versa sobre la res-
preparan. Esto trae como consecuencia, ponsabilidad materna en la castración y,
en cuanto al nexo entre complejo de el otro, edípico, en que la hostilidad se
Edipo y complejo de castración, que se dirige hacia la madre en tanto rival res-
establezca una oposición fundamental pecto del amor del padre.
entre los dos sexos. Freud lo señala así: A través del objeto padre, enseña
“Mientras que el complejo de Edipo del Freud en el texto que seguimos sobre “Las
varón se va al fundamento debido al com- consecuencias psíquicas de la diferencia
plejo de castración, el de la niña es posi- anatómica de los sexos”: “La muchacha
bilitado e introducido por este último.”9 se desliza —a lo largo de una ecuación

9
Ibid., p. 275. sexualidad femenina; se puede presentar en formas di-
10
El concepto Penisneid es la expresión en alemán de la versas representadas por el deseo inconsciente de poseer
“envidia del pene” (penis: pene; neid: envidia). un pene, lo mismo que el deseo de gozar del pene en el
Se le ha definido como un elemento constitutivo de la coito, o, por sustitución, el deseo de tener un hijo.

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Claudius-D. Detalle. Invierno 2005 / 2006 049 E


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simbólica, diríamos— del pene al hijo; su ción retiene la masculinidad amenazada.


complejo de Edipo culmina en el deseo, También este ‘complejo de masculini-
alimentado por mucho tiempo, de recibir dad’ de la mujer puede terminar en una
como regalo un hijo del padre, parirle un elección de objeto homosexual mani-
hijo.” Como se puede apreciar, el deseo fiesta. […] Sólo un tercer desarrollo,
de hijo se inserta gracias a una relación que implica sin duda rodeos, desemboca
particular respecto de la castración, con- en la final configuración femenina que
formando lo que Freud nos señala como toma al padre como objeto y así halla la
una feminidad acabada. Podemos adver- forma femenina del complejo de Edipo.”
tir que se establece una elección de ob- Las posiciones nos llevarían a pensar la
jeto heterosexual: “y entonces, siguiendo salida primero por el desinterés por lo
una antigua equivalencia simbólica, el sexual, la segunda vía quedaría ilustrada
hijo aparece en lugar del pene, así, el an- en la homosexualidad, que desde luego
tiguo deseo masculino de poseer el pene va más allá de los factores conductuales.
sigue trasluciéndose a través de la femi- Por último, la tercera vía le colocaría en
nidad consumada. Pero quizá debiéramos el plano de la maternidad.
ver en este deseo del pene, más bien, un La solución por el hijo es la salida
deseo femenino por excelencia. Con la que Freud establece para el enigma de
transferencia del deseo hijo-pene al pa- la constitución psíquica de la mujer es
dre, la niña ha ingresado en la situación decir, el maestro vienés ubica en la ma-
del complejo de Edipo”. ternidad la solución a la psicosexualidad
Y más adelante nos apercibe de femenina.
manera reiterativa sobre las dolorosas Intentaremos a continuación dar
desilusiones con la que está marcada esta cuenta de lo que el psicoanálisis laca-
transferencia de mociones amorosas. niano pone en juego respecto a la es-
En apretada síntesis, podría decirse tructuración psíquica y el logro de la
que la escena edípica, en Freud, es una feminidad. Podemos señalar, aunque sea
escena triangular, y por lo tanto implica a manera de nota al calce, en tanto que
un llamado a establecer una posición, que su abordaje requiere de una elaboración
puede ser sintetizada en la ubicación, en mayor, que, como señala Serge André, en
una cierta identificación y una elección Freud se suceden dos vías para abordar
de objeto. Este llamado puede ser resuel- la pregunta por la feminidad: “la prime-
to a través de distintas vías que a su vez ra es la de un innombrable, es decir, un
matizarán la subjetividad y proporcionan real que hace un agujero en la palabra;
la ubicación en una vertiente femenina la segunda, por el contrario, se apoya
o masculina. Freud propone que exis- sobre lo nombrado: la primacía del falo
ten tres vías como posibles ubicaciones que nombra la falta en la castración.11
de la mujer en relación con la pregunta Como es posible ver, en la primera parte
edípica: “La primera lleva al universal de este ejercicio didáctico, desde Freud
extrañamiento de la sexualidad […], la seguimos preferentemente esta última
segunda línea, en porfiada autoafirma- vía, y en lo que sigue podremos apreciar

11
S. André 1995, ¿Qué quiere una mujer?, Siglo XXI, México, 2002, p. 65.

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PA L I M P S E S T O

cómo Lacan da cabida a la primera, el Otro; dado que lo único existente para
camino por el goce innombrable. el niño es el mundo materno, ella repre-
senta su contacto con lo humano, la cul-
II tura, lo simbólico, etc. La madre es todo
lo Otro y aquello que el niño encuentre
Tomando como punto de partida el en su incipiente mundo será concebido
modelo de pensamiento planteado por según la imagen materna. Puestas así
Freud, el psicoanalista francés Jacques las cosas, la función materna es desde el
Lacan toma los postulados básicos del comienzo simbólica, aun cuando la rela-
psicoanálisis en relación con la conforma- ción con ella sea imaginaria.
ción del aparato psíquico. En este sentido, La marca que deja en la psiquis este
considera también que la estructuración vínculo con la madre es de tal relevan-
psíquica es moldeada fundamentalmente cia que resulta obligado detenerse en
en la infancia y que está determinada por este momento fundamental. Desde las
el paso que el sujeto realiza por el mo- observaciones del psicoanálisis se sabe
mento preedípico y por el complejo de que los intercambios en esta relación
Edipo y su salida, posibilitando una iden- parten de ciertas expresiones primarias,
tificación, una elección de objeto y una muy “primitivas”, inclusive vitales en el
cierta regulación del deseo. sentido de lo biológico. Partiendo de la
En este apartado se ensayará un re- prematuración con que nace el cachorro
corrido —que dista mucho de ser ex- humano, como es de esperar, lo primero
haustivo— por las aportaciones de Lacan que se juega es la supervivencia, puesto
que nos permitan ver cómo se llega al que la indefensión bastante prolongada
complejo de Edipo, a una identificación, del recién nacido hace que su posibili-
a una elección de objeto, al registro sim- dad de vivir dependa en gran medida de
bólico y la regulación del deseo, como los cuidados de Otro, representado por
elementos básicos de la experiencia hu- la madre. Sin embargo, esta relación se
mana, y en particular en la constitución aleja, como ya sabemos desde Freud, de
psíquica de lo femenino. lo puramente primitivo. Principalmente
Desde lo preedípico podemos ad- por el hecho de que la madre arma y re-
vertir que Lacan sigue a Freud —no po- presenta un mundo de relación hacia su
dría ser de otra manera—, al considerar hijo que va más allá de la satisfacción de
que el primer objeto de amor que marca necesidades biológicas, y a su vez, el niño
el proceso de la estructuración psíquica algo más reclama que la madre intenta
del niño es la madre. Lacan, sin embar- colmar. Lo que nos va a proponer Lacan,
go, precisa que entiende esta primera es que la necesidad de cualquier índole
vinculación entre madre e hijo como una que se le presente al niño puede ser sa-
relación fundamentalmente imaginaria, tisfecha por la madre, pero aquello que
lo que hace referencia a que en esta rela- se espera apunta más allá y se constituye
ción el niño vive la ilusión de totalidad, en una demanda de amor incondicional
de síntesis y de semejanza con la madre. que resulta insaciable, sobrepasando la
La madre en este momento no es para el voluntad materna; tan sólo por el he-
niño completamente un semejante, sino cho muy simple de que la madre puede

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PA L I M P S E S T O

estar y en otros momentos no estar. De Esta escena configura el primer


esta manera, la estructura de esta rela- tiempo de la subjetividad y los primeros
ción imaginaria comienza a mostrar una esbozos del orden simbólico. Es el prin-
cierta inadecuación estructural: lo que cipio del proceso que habrá de llevar al
el niño reclama por sobre sus necesida- complejo de Edipo. Lacan enseña que la
des, no puede ser satisfecho con ningún dialéctica de la frustración constituye su
objeto o demostración amorosa. Es esto terreno preparatorio, su base y su fun-
lo que Lacan refiere como el salto que damento, ubicándose como crucial en el
el ser humano hace desde la necesidad a desarrollo psíquico del niño. Sin embar-
la demanda, pues lo que el niño deman- go, este momento con todo lo que tiene
da tiene relación con la necesidad y a la de fundamental, es por sí solo insuficien-
vez con algo más que bien podría leerse te para entender la entrada del niño a
como llamado al deseo materno. Lo que la problemática edípica propiamente, y
nos dice la demanda es que se ha abierto mucho menos, su salida. Pero sí es fun-
un espacio en la medida en que hay algo damental al permitir una apertura hacia
que la madre no da, hay una falta que otros espacios, alejando al niño de quedar
marca la primera separación entre ma- a merced de su primer objeto de amor;
dre e hijo. Esta falta primaria, que Lacan es decir, de quedar totalmente cautivado
designa como frustración, inaugura to- y cautivo por el deseo de su madre.
dos los tipos de vacío que el ser humano La primera separación entre madre
pueda experimentar, todos los tipos de e hijo, va configurando la posibilidad de
falta de objeto. Esta falta se incorporará que el niño comience a ser un otro sobre
al psiquismo humano primero imagina- la ruptura de la ilusión de completud;
riamente, y se pondrá en acto cada vez así, en sus inconsistencias, al sacar al niño
que el niño se enfrente a la ausencia ma- de la posición únicamente de objeto de
terna, cuando la madre no pueda desci- la madre, se establece un espacio entre la
frar su llanto, cuando no esté disponible madre y el niño, llamando a ser llenado,
en cada momento. El niño vivirá la frus- a modo de intercambio. Esto intercam-
tración como un daño imaginario. biado entre ellos es lo que conocemos
Es en virtud de esta inadecuación con el nombre de falo,12 presentado en
estructural que propicia una falta y sus esta relación como un objeto imagina-
incidencias sobre el desarrollo psíqui- rio. El falo aparece en este espacio entre,
co del niño, que puede abrirse paso al se nos revela en su intercambio, siempre
deseo; en la medida en que la madre está más allá de toda relación, es lo que
“hace falta”, puede inaugurarse la aspira- se juega en la relación.
ción de un espacio más allá de ella. Esta El falo es, entonces, la noción que
connotación de la falta, dice Lacan, no denota los objetos de intercambio entre
es negativa, sino el propio motor de la madre y niño. Al existir entre ellos algo
relación del sujeto con el mundo. que trasciende su relación directa, el

12
Al respecto del uso del significante Falo, Lacan acla- para el órgano biológico, y “falo” para las funciones
ra ciertas distinciones que ya estaban implícitas en la imaginaria y simbólica de ese órgano.
obra de Freud; así, suele reservar el término “pene”

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PA L I M P S E S T O

intercambio fálico muestra en el niño la Sólo es ante la carencia de la madre


existencia de un cierto espacio subjetivo. que se abre la posibilidad de que el niño
Cuando ocurre la aparición de este espa- se ponga en la posición de falo materno.
cio en que el falo como objeto imaginario Mientras el deseo del niño sea ser desea-
se pone en juego entre la madre y el niño, do por la madre, podrá servirse del falo
estamos frente a un movimiento lógico y como vestimenta para atrapar el deseo
psíquico: el paso de la díada a la tríada. materno, lo que Lacan designa como el
Como podemos ver, hasta aquí, en el juego del señuelo. En él, señala en el se-
tránsito que conducirá a la constitución minario IV, sobre La relación de objeto, el
subjetiva, tenemos tres términos: la fun- niño supone un deseo en la madre: “Lo
ción materna, el niño ya no como orga- que se trata de satisfacer es un deseo en
nismo sino como demandante, y el falo segundo grado y como es un deseo que
como objeto de intercambio. Esta escena no puede ser satisfecho, sólo se le puede
es lo que Lacan delimita como el primer engañar”; en el intento de satisfacerla,
momento del Edipo. El niño está captu- jugando a hacer de él mismo un objeto
rado en el mundo del deseo y de él ha de amor perfecto, a llenar esa falta, ese
de valerse en su relación con la madre. El espacio que se abre entre ambos y a esta
falo se ubica entre el niño y la madre, él madre deseante. La posición que el niño
desea que la madre lo desee, lo que Lacan toma para la madre es la de “sustituto,
ha designado como “deseo de deseo”. como compensación, en suma, en una
En este momento se va desplegando referencia, sea cual sea, a lo que le falta
todo un mundo de relaciones; un mundo esencialmente a la mujer [el falo]”. Con
que, sin embargo, funciona con la dia- el juego del señuelo estamos aún en un
léctica imaginaria del “o bien o bien”, terreno mayoritariamente imaginario. Si
en tanto sólo existen dos posibilidades: bien la introducción en lo imaginario es
la madre está o no está, el falo lo tiene fundamental, la dialéctica con la madre
ella o el niño. no es suficiente, los términos que esta
Si las posibilidades en torno a la pre- relación introduce no son suficientes
sencia-ausencia eran que la madre tuvie- por sí mismos. En este sentido, Lacan
ra el falo o que el falo lo tuviera el niño, nos enseña que no se puede construir
lo que tenemos aquí es la imagen de la todo el sistema de relaciones del signifi-
madre como madre fálica. Sin embargo, cante en toda su amplitud con base en el
esta imagen no se sostiene, puesto que hecho de que algo a lo que se ama está o
en algún momento el niño comienza a no está. No podemos conformarnos con
advertir que la madre no tiene el falo dos términos, se necesitan más.
sino que lo desea precisamente porque El niño vive y padece esta discordan-
ella tampoco lo tiene. Cuando el niño cia, en ocasiones de manera angustiante
descubre que la madre es deseante, que en extremo, que lo lleva necesariamen-
desea más allá de él, cae la madre fálica, te a la duda de si podrá o no llenar esa
y aparece el fantasma de la penisneid de la imagen fálica que la madre pide. En este
cual ya conocemos la referencia freudia- sentido, y es importante resaltarlo, será
na, que muestra a una madre carente y para el sujeto decisivo que “[...] a la ma-
privada de algo que busca fuera. dre le falta ese falo, que ella misma es

Invierno 2005 / 2006 053 E


PA L I M P S E S T O

deseante, no sólo de algo distinto de él, doble filo que impone para el infante el
sino simplemente deseante; es decir, que desalojo definitivo de la posición ideal de
algo hace mella en su potencia”.13 En este falo materno y la privación de su objeto
sentido y trascendencia es que se destaca de deseo. Para la madre significa sacar al
la caída del fantasma tan destacado por niño de la posición de falo, denotando
el psicoanálisis de la madre fálica, fantas- que ahí no saciará sus deseos ni sus anhe-
ma que cae debido a la inadecuación de los reivindicativos.
la dialéctica de la frustración, y entonces La función paterna se instala a partir
comienza a esbozarse otro registro de la de la decepción fundamental del niño,
falta. Lacan lo plantea de manera rele- ya que él habrá de reconocer que no es
vante en el mismo seminario sobre la re- el objeto único de la madre, además,
lación de objeto, muchas páginas adelan- desde luego, que a la madre le interesa,
te: “Al principio [el niño] se encuentra de forma más o menos acentuada según
capturado en la relación tramposa en la los casos, el falo, que se ubica fuera de
que de entrada se desarrolla el juego del la relación madre-hijo. Quien ejerce esta
falo. Con esto es suficiente para que su función de corte, de sanción, es el padre
madre y él mantengan un movimiento simbólico.15
progresivo cuyo sentido, su perspectiva Este padre simbólico es lo que
es la identificación perfecta con el objeto Lacan ha designado como significante
del amor materno. Entonces aparece un del Nombre-del-Padre, que habrá de ser
elemento nuevo”.14 entendido, como enseña el psicoanalis-
Y ante esto se abre la cuestión fun- ta francés, como el significante funda-
damental de si tres términos son sufi- mental que permite que la significación
cientes para la estructuración psíquica. proceda normalmente, lo cual significa
Al respecto Lacan plantea en este mismo la prohibición edípica, el “no” del tabú
lugar que el Edipo, desde luego, nos da del incesto.
tres, pero sin duda implica un cuarto Este momento fundamental cam-
término, porque el niño ha de franquear bia la posición de la madre para el niño:
el Edipo. Por lo tanto, aquí ha de inter- ella deja de ser un objeto en tanto ima-
venir alguien, y éste es el padre. gen, el Otro que siempre estuvo fuera;
Esta intervención de la ley paterna, ahora desde el punto de vista del niño
en principio por el discurso de la madre, re-establece su lugar, siendo de aquí en
marca el segundo momento del Edipo adelante la madre para su hijo un otro,
con la instalación de la prohibición del un semejante. El cambio en la relación
incesto, estableciendo otro paso más con la madre, tiene un correlato en el
y contundente en la distancia entre el cambio en el estatuto del objeto. Los
niño y la madre. Esta prohibición marca objetos de intercambio entre la madre y
posiciones para ambos, como navaja de el niño paulatinamente pasan de ser ob-

13
J. Lacan (1956), Seminario IV, La relación de objeto. te; p. 300.
15
IV La dialéctica de la frustración, Paidós, Barcelona, Es necesario señalar que en el Edipo, para Lacan,
1994, p. 73. interviene el padre en sus tres registros: simbólico,
14
J. Lacan (1956), Ibid., en XVII El significante y el chis- imaginario y real.

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PA L I M P S E S T O

jetos imaginarios a ostentar la cualidad Con la entrada del padre a la escena,


de “dones”. La madre que ha caído de la ya tenemos los términos necesarios para
posición de completud, es ahora alguien pensar la resolución de la escena edípica,
que tiene la posibilidad de dar o negar es decir para su salida, lo que se desig-
objetos con el signo del amor. Que el na como tercer momento del Edipo. En
don pueda ser negado, es lo que a su vez este tiempo lógico ingresa el padre real
posibilita y denota su entrega como sím- (el padre encarnado), y de su función se
bolo de amor, pues como señala Lacan: espera que lo que el padre ha prometido
“No hay don que no esté constituido por lo mantenga y para hacerlo es preciso que
el acto que previamente lo había anula- dé una prueba de que lo tiene (el falo).
do o revocado. Sobre este fondo, como De esta manera podemos ver que
signo de amor, primero anulado para re- el padre real, reafirmando al padre sim-
aparecer luego como pura presencia, el bólico, sostiene la posición de poseedor
don se da o no se da al llamar.” Los obje- del falo, esto quiere decir, que se incluye
tos, ahora más que tener un valor por lo como quien lo usa y por eso es prefe-
que pudieran ser, pasan a tener valor por rido por la madre. De esta manera, el
lo que significan, en tanto simbolizan el padre otorga respuesta a la pregunta por
amor materno. el deseo materno. La problemática del
Dicho de manera más sencilla, el segundo momento era “ser o no ser”;
paso desde una estructura diádica a una pues bien, ahora se trata de tener o no
tríada en que el falo ocupa el tercer lu- tener (el falo).
gar, y luego la entrada del padre simbó- Sin embargo, para que sea posible
lico, es una elaboración psíquica propia desembocar en todo lo anterior, es nece-
del ser humano. Hecho que marca de sario que el padre real tome una posición
manera significativa el tránsito sinuoso y función particular: la de agente de la
entre lo preedípico y lo edípico. castración. Función que, según establece

EL FALO ES LA NOCIÓN QUE DENOTA LOS OBJETOS


DE INTERCAMBIO ENTRE MADRE Y NIÑO. AL EXISTIR ENTRE
ELLOS ALGO QUE TRASCIENDE SU RELACIÓN DIRECTA,
EL INTERCAMBIO FÁLICO MUESTRA EN EL NIÑO
LA EXISTENCIA DE UN CIERTO ESPACIO SUBJETIVO.
CUANDO OCURRE LA APARICIÓN DE ESTE
ESPACIO EN QUE EL FALO COMO OBJETO
IMAGINARIO SE PONE EN JUEGO ENTRE
LA MADRE Y EL NIÑO, ESTAMOS FRENTE A
UN MOVIMIENTO LÓGICO Y PSÍQUICO:
EL PASO DE LA DÍADA A LA TRÍADA.

Invierno 2005 / 2006 055 E


PA L I M P S E S T O

Lacan, “[...] traslada al plano puramente del objeto por quien lo tiene y sabe que
imaginario todo lo que está en juego en lo tiene, puede concebir que ese mismo
relación al falo. Precisamente por este objeto simbólico le será dado algún día.
motivo conviene que el pene real quede Tanto en el caso del niño como en el de
al margen. La intervención del padre in- la niña, el padre hace una promesa, que
troduce aquí el orden simbólico [...] El si bien es distinta para cada uno, para am-
orden simbólico interviene precisamen- bos significa depositar una cierta fe en la
te en el plano imaginario. La castración inscripción de la ley. Este momento po-
afecta al falo imaginario [...]”.16 dría expresarse como: no soy, no tengo,
Es a través de la amenaza de castra- entonces qué hacer para tener.
ción que el padre da pruebas de su atri- De manera muy general, podría
bución fálica, introduciendo un re-orde- señalarse que para el niño, la promesa
namiento de las posiciones que ya habían inconsciente es la de algún día ser el
sido reguladas con la prohibición del in- padre, es decir, quien tenga el falo. Así,
cesto, de manera que el estatuto de la falta puede identificarse al padre y acceder a
se traslada, desde el más allá de la madre la promesa de que algún día lo detenta-
y el niño, hacia el registro simbólico. Este rá, con el costo de renunciar a la madre
nuevo estatuto de la falta será vivido como como objeto de amor. Para la niña, por
una deuda simbólica que funciona de ma- otro lado y también a nivel inconsciente,
nera diferenciada para niños y niñas. la promesa girará en torno a tener un
En esta postura Lacan se va a dis- hijo del padre, con lo que obtendrá el
tanciar nuevamente, al establecer que la falo. De modo que la elección de objeto
primera diferencia en como opera la cas- consumada conlleva la renuncia al padre
tración es su posición de entrada o salida como objeto de amor y la búsqueda del
en el complejo de Edipo. La niña entra a la falo en otros objetos. Para ello, se servi-
escena edípica con una relación directa a rá de la identificación con la madre, en
la castración, con una puesta en evidencia, tanto la madre ya ha encontrado a quien
en la medida en que no tiene el falo sim- dirigirse en la búsqueda.
bólicamente; mientras que el niño sale, o En el complejo recorrido planteado,
puede salir, en tanto cae presa de la ame- para hablar de la constitución psíquica
naza de castración. El padre puede privar de la feminidad, es todavía muy general.
en la medida en que lo tiene; pero que lo Es por esta razón que vale detenerse en
tenga, no significa necesariamente que lo las particularidades de la salida del com-
haya tenido siempre, lo que lleva al niño a plejo de Edipo en la mujer para desde
pensar que alguien le donó al padre el falo ahí describir de manera genérica algunas
que hoy detenta y algún día le será dona- de sus consecuencias.
do. En palabras de Lacan podemos leer, él
al referirse al Edipo en el seminario que III
seguimos, que el niño, en tanto que en Como se ha visto, el recorrido por los
la experiencia edípica esencial es privado tiempos del Edipo está plagado de di-

16
J. Lacan 1956, Op. cit., p. 229.

E 056 Invierno 2005 / 2006


PA L I M P S E S T O

ficultades y por tanto resulta complejo de esta relación: devastación. Se trata de


generalizar respecto a las especificidades una relación que, a decir de Serge André,
de la salida por lo femenino. Sin embar- “posee todos los rasgos de una relación
go, con ciertas limitaciones, es posible pasional cuyos partenaires no logran en-
marcar ciertas particularidades, sus ela- contrar una salida sino en términos de
boraciones psíquicas y las resonancias ruptura”.17 En este escenario real es en
sociales que sobre ellas se imprimen. donde aparece el padre, y es lógico que
Estas condiciones ubican a la niña y lue- la niña se prenda de él en su búsqueda
go, a la mujer, frente a desafíos psíquicos falicizante. La respuesta paterna hacia la
que parecen serle propios. niña, está dada en la donación: un niño.
Lacan sigue a Freud en lo funda- Su búsqueda será el falo, donación
mental del desarrollo psíquico; de este que podrá hacerle el padre, en relación
modo, la mujer significa su realidad ana- con la falta de órgano real que se ha sim-
tómica como una falta, un no tener. Se bolizado y se entiende como participación
distingue esta experiencia de la del hom- en un intercambio simbólico centrado en
bre en tanto la mujer vive su sexualidad el pene. Por tanto, “la niña encuentra el
como un estar desprovista de algo, que pene real allí donde está, más allá, en
tiene un carácter o está en una categoría aquel que puede darle un hijo, o sea -nos
deseable. Es decir, la mujer integra pri- dice Freud-, en el padre. Por no tenerlo
mero la falta, la castración, y luego sus como pertenencia, incluso por haber re-
propiedades sexuales, que deben adve- nunciado a él netamente en este terreno,
nir, ser conquistadas. podrá tenerlo como don del padre”. Esta
El enunciar la complejidad de la relación del niño al falo es la equivalencia
relación al falo en la mujer, no hace ne- simbólica a la que Freud se refiere, y que
cesariamente referencia a una dificultad Lacan enfatiza. Como al buscarlo la niña
mayor en la entrada y salida de la escena renuncia a esta pertenencia (falo), que es
edípica femenina. Esto es claro: en tanto del padre, la mujer se ubica en una de-
la relación al falo en la mujer adquiere pendencia con relación al hombre, de lo
una complejidad bastante mayor, la lle- que le debe ser donado.
gada al padre en el complejo de Edipo Ésta es la salida edípica en la niña, de
de la mujer es mucho más simple. En esta forma se instalará en la psiquis fe-
la escena edípica de la mujer, se trata menina la metáfora paterna, y el falo to-
del deslizamiento de un falo que tiene mará su lugar como significante nudo de
situado en un imaginario más allá de la lo simbólico. Lo particular es que, ante
madre, de lo imaginario a lo real; movi- la ausencia de una amenaza de pérdida,
miento que se da por el descubrimiento la niña no estará tan completamente ju-
gradual de la insatisfacción de la madre gada como el niño en la represión de su
en la relación con su hija. Insatisfacción deseo de falo. Su búsqueda estará orien-
que como vimos, no es sin consecuencias tada a la participación en el intercambio
en el psiquismo de la niña, hecho que se simbólico y no, como el niño, al intento
expresa con un fuerte sentimiento de de salvaguardar algo preciado, para lo
hostilidad y marcado por los reproches. cual estará dispuesto a hacer sacrificios,
Lacan expresa con una palabra el tono como someterse a una regulación de su

Invierno 2005 / 2006 057 E


PA L I M P S E S T O

deseo bastante más estricta. el sentido de que no lo tiene, y su fun-


El punto central de la estructura- ción es, entonces, encontrarlo y dar lo
ción psíquica de la mujer en Lacan, pasa que no tiene. Pero en este intercambio
de manera importante por su relación tiene una participación simbólica real.
al falo. Al preguntarnos por la relación Es real en el sentido de que su partici-
al falo, estamos en la conceptualización pación es psíquicamente efectiva, tanto
lacaniana de la relación al sexo, a la toma para ella como para el otro de la rela-
de posición sexual. ción. La diferencia entre el niño y la
Este establecimiento posicional está, niña, respecto a esta participación en el
como hemos dicho, situado en la infancia. intercambio, refiere a la manera en que
Es una inscripción que desborda lo el don se establece. Mientras que para el
biológico y lo psicológico, instaurándose niño es necesario que él haga don de lo
como una marca esencialmente incons- que tiene, para la niña es poner en juego
ciente, resultado de la inscripción en el lo que no tiene: “el sujeto femenino es
discurso. Para ello se ha de haber esta- siempre convocado, cuando el hombre
do puesto en referencia al complejo de lo encuentra, a inscribirse en una espe-
castración, este complejo que no implica cie de reencuentro que le sitúa de entra-
necesariamente la castración real, pero da en una posición caracterizada por la
que sin embargo, refiere a la dirección ambigüedad entre las relaciones natura-
del deseo, derivada de cada posición. les y simbólicas”.18
Por lo tanto, al estar el falo dentro El sujeto femenino está siempre mar-
de un registro simbólico, y respecto cado por una suerte de rehallazgo, dado
a esta función simbólica del falo, en la que, para la niña, el fantasma del falo
mujer vemos que ella participa en el in- implica una búsqueda, una falicización.
tercambio fálico a título de ausencia, en Al no estar “dotada” de falo, debe encon-

17
S. André 1995, Op. cit., p. 185.
18
J. Lacan 1956, Op. cit., p. 97.

EL OTRO GOCE DE LA MUJER, SE ARTICULA AL OTRO DE UN


MODO MUCHO MÁS DIRECTO QUE EL GOCE FÁLICO
(O DEL SIGNIFICANTE), POR LO CUAL SE LO HA LLAMADO
GOCE DEL OTRO (O DEL CUERPO). ESTO LLEVA
A QUE LO FÁLICO NO SEA NECESARIO NI SUFICIENTE.
EL INTERCAMBIO FÁLICO DE LA MUJER
LA HACE GOZAR Y PARTICIPAR DE MODO
PROVECHOSO DE ÉL. SIN EMBARGO,
LA REPETICIÓN FÁLICA PUEDE SER
UN TANTO MONÓTONA.

E 058 Invierno 2005 / 2006


PA L I M P S E S T O

trarlo. En la noción misma del rehallazgo es que ciertamente la mujer y el hombre


se encierra la idea de la imposibilidad, lo no se distinguen por un objeto en parti-
imposible de saciar. Es ésta su tarea en la cular, vale decir, algo que sea posible de
resolución de la escena edípica, aun cuan- detentar u ostentar. En este sentido, la
do no existe la urgencia que en el caso diferencia, enseña Lacan, no es diferencia
del varón, pues ella no está amenazada en entre hombre y mujer, sino entre hom-
esta resolución. La evidencia del constan- bre y mujer en virtud de algo tercero.
te fracaso en la tarea de la mujer le lleva Ahora bien, el uso simbólico que
a un cierto rechazo del semblante y a la la mujer hace del falo tiene sus especi-
convocatoria a un realismo que se expre- ficidades. En Lacan, la cualidad de esta
sa en un llamado permanente a “poner donación de lo que no tiene, adquiere
los pies en la tierra”. una dimensión particular que ha deno-
Esta participación de la mujer en el minado “la mascarada”, haciendo refe-
intercambio fálico permite su entrada en rencia a una utilización del falo como
el complejo de Edipo, en tanto que “la vestimenta.
niña no tiene este falo, es decir, también La falicización que hemos mencio-
porque lo tiene en el plano simbólico, nado, como un paso que la mujer debe
porque entra en la dialéctica simbóli- lograr en su referencia al complejo de
ca de tener o de no tener el falo, así es castración durante la escena edípica, es
como entra en esa relación ordenada y como sabemos, una conquista. El deseo
simbolizada que es la diferenciación de femenino, instalado quizás desde antes,
los sexos, relación interhumana asumi- con la significación anatómica propia, es
da, disciplinada, tipificada, ordenada cuestionado por la diferencia anatómica
[...]. Esto es lo que quiere decir Freud y la posibilidad con ella establecida de
cuando escribe que la niña entra en el tener una otra cosa. Ésta es la pregun-
complejo de Edipo por medio de lo que ta que instala Lacan respecto al deseo
él llama la idea de la castración —pre- femenino, pues si el falo se conquista,
cisamente ésta, que ella no tiene el falo, entonces puede haber una parte de la
pero que no lo tiene simbólicamente, mujer que no se encuentre referida a
de modo que puede tenerlo—, mien- él. Esto se ha conceptualizado desde el
tras que el niño, así es como sale”.19 Lo psicoanálisis como la característica en la
que nos muestra que la mujer entra en mujer del No-Toda.
la escena edípica a resolver su pregunta La mujer puede estar en un momen-
por dónde encontrarlo, y entonces de- to referida a lo fálico, de un modo con-
biera salir con una promesa de poseerlo; tingente, aun cuando pudiera estar en
es decir, con una cierta regulación de su relación a otra cosa, otro deseo.
deseo, una suerte de en dónde sí y en Así, si el niño vive la castración
dónde no. Regulación que es lo que con- como una amenaza, dado que si bien po-
forma las reglas del súper yo. see el órgano representante de la mas-
Lo interesante de estas afirmaciones, culinidad, en cualquier momento podría

19
Ibid., p. 155.

Invierno 2005 / 2006 059 E


PA L I M P S E S T O

perderlo, en manos del agente padre. La existe una libido, hay dos formas de goce;
mujer, en cambio, es depositaria de una decir, es que existe un goce particular y
castración real (psíquicamente efecti- propio de lo femenino, un goce suple-
va).20 Lacan sostiene, por tanto, que no mentario, el “goce otro”, que estaría más
hay ningún sujeto que pueda escapar de allá del falo y que se expresa marcado
esta castración, ni siquiera el padre. Sin por el enigma. Su característica es ser
embargo, por otro lado sostendrá que innombrable, pues si bien las mujeres lo
habrá algo más allá de la función fálica, experimentan, no pueden decir nada de
ya que no estará toda castrada. él. Lo que es comprensible desde el he-
Esta posición frente a la castración cho de que el falo es el significante de la
abre dos vertientes del goce, uno lla- diferencia sexual: ¿cómo hablar de algo
mado precisamente fálico, y otro que sexual fuera de su registro?
podría decirse goce otro o femenino. El otro goce de la mujer, se articula
Ante esto, resulta necesario comenzar al Otro de un modo mucho más directo
por introducir que el goce es permitido, que el goce fálico (o del significante), por
introducido y existente gracias a nuestra lo cual se lo ha llamado goce del Otro (o
relación con lo simbólico. La entrada en del cuerpo). Esto lleva a que lo fálico no
lo simbólico en sí misma hace renunciar sea necesario ni suficiente; entonces vale
al goce, entendiendo que la castración preguntarse: “¿Qué mujer no ha estado
significa que el goce debe ser rechazado desilusionada por los efectos de su mas-
para poder alcanzarlo en la escala inver- carada?; el intercambio fálico de la mu-
tida de la ley del deseo. Esto genera la jer la hace gozar y participar de modo
ilusión de ser algo alcanzable, y enton- provechoso de él. Sin embargo, ante la
ces, al estar referido a una prohibición posibilidad de esta Otra cosa que apare-
con su correspondiente deseo de trans- ce, la repetición fálica puede ser un tanto
gredirla, el goce se revela en sí mismo, monótona. Por esto, la mujer, en su rela-
esencialmente transgresor. ción más inmediata hacia el Otro, puede
El concepto de “goce” en Lacan se llamar a la fantasía de la pareja a flexibili-
asemeja al de “libido” en Freud, en el zarse, es decir, remover el automatismo
doble sentido de que es algo así como de su fantasma, puramente fálico.
una “sustancia corporal”, y en principio La relación edípica en la niña apun-
se presenta indiferenciado; es decir, el tará, al igual que el niño, a regular su re-
goce, como la libido, es esencialmente lación de objeto y su identificación, po-
fálico. Sin embargo vale destacar que sicionándola dentro de una estructura.
sólo es en principio; después se puede Ahora bien, más allá de esta estructura
apreciar una primera bifurcación entre en la que se inscriba, es posible adver-
actividad y pasividad, lo que posibilita la tir que la feminidad, como ya se dijo,
hipótesis lacaniana, destacada de alguna se construye a partir de una vivencia de
forma por Serge André,21 de que si bien falta, de carencia fundamental, que en

20
Jacques-Alain Miller señala que en la mujer la castra- real. Cf. Miller, Jacques-Alain, De mujeres y semblan-
ción es originaria y, en ese sentido, se puede decir que tes, Cuadernos del Pasador, Bs. As., 1994, p. 62.
21
la mujer, en tanto que no-toda, está más cerca de lo S. André, Op. cit., p. 24.

E 060 Invierno 2005 / 2006


PA L I M P S E S T O

algún sentido es la penisneid, entendida, ción de objeto: ella deseará al hombre


como ya se mencionó, como un fantasma que la desee como su padre deseó a su
y no como la falta de órgano en lo real. madre y buscará, de un modo narcisista,
Además, si luego de la salida del Edipo que su deseo sea saciado en ser amada.
su objeto de identificación es la madre, Desde otro punto de vista, podemos pen-
tenemos que se identifica a un sujeto sar que deseará a quien pueda ocupar la
igualmente privado de falo. Entonces, posición de donante del falo que a ella le
si el sujeto no tiene algo, ¿qué empuja falta, amando a los hombres en tanto do-
a su padre, un hombre, que lo tiene, a nadores de objetos. He aquí dos aspectos
desear a la madre? Parece ser que esta propios del tono femenino y que sirven
misma condición, el no tener, tiene algo de guía para su deseo y están en la base
de lo que la hace ser deseada y amada de la estructuración psíquica: por una
por el padre. Hay algo, en esta posición parte, el narcisismo, propiedad derivada
de privación, que se erige como objeto de la significación que adquiere la falta
de deseo para otro (el padre), de manera en su vertiente identificatoria; por otra,
que la niña, a modo de semejanza con la dependencia en su objeto de deseo, el
la madre, intentará adivinar en sí misma otro debe donar algo, cumplir la promesa
este algo deseado, que podría llevarle a inconsciente de un padre mítico.
abrir la posibilidad de ese “goce otro”, La posición femenina, como vemos,
en palabras de Lacan, del que ella misma se configura en el plano de lo innom-
no sabe. brable, de lo enigmático, de lo que no
La falta se inscribirá, por un lado, puede ser alcanzado, como metáfora del
como carencia e intento de resarcimien- Otro. Serge André lo hace reconocer y
to, en múltiples objetos, ¿ortopedias? de menciona de manera muy clara: “[...] la
su falta. Pero, por otro lado, mostrará feminidad no puede alcanzarse o desig-
una veta a descubrir, una sospecha se- narse sino por el sesgo de un semblante.
creta y femenina que no sólo alude a la Ser mujer es, quiérase o no, hacer sem-
posibilidad del llamado goce Otro, sino blante de ser mujer. Esta relación no es
también, a que esa falta, ese agujero, es lo que se cree con excesiva facilidad, una
en sí mismo paradójicamente deseable. coquetería o una mentira. Es en princi-
En su constante deseo de resarcir la pio un asunto de estructura puesto que
falta fálica, la mujer queda en una rela- el lenguaje sitúa a la mujer fuera de lo
ción de dependencia en cuanto a su elec- que pueda decirse”.22

22
Ibid., p. 261.

Invierno 2005 / 2006 061 E


0062

PA L I M P S E S T O Ophelia muerta-D.
Cómo pensar la
constitución psíquica
de la mujer
(cuatro obstáculos
epistemológicos y
una hipótesis
desesperada)
J o s é E d u a r d o Ta p p a n M e r i n o

INTRODUCCIÓN

EL PROBLEMA DE “CÓMO PENSAR LAS COSAS” HA SIDO CUESTIONADO DESDE LOS ORÍGENES
MISMOS DE LA FILOSOFÍA. SIN EMBARGO, REFLEXIONAMOS MUY POCO SOBRE EL ACTO MISMO
DE PENSAR, LA MANERA EN QUE NOS HACEMOS DE CONOCIMIENTOS, ACEPTAMOS UNA SERIE DE
ARGUMENTOS AL SER PROPUESTOS POR AUTORES A QUIENES SUPONEMOS PRESTIGIO O QUE SUPO-
NEMOS COMO EXPERTOS, SIN DETENERNOS SIQUIERA A CUESTIONAR Y MUCHO MENOS REALIZAR
UN ANÁLISIS MINUCIOSO Y CRÍTICO. EXISTE UN CONJUNTO DE TEMAS SOBRE LOS QUE SE PUEDE
OBSERVAR UNA SERIE DE PROBLEMAS QUE NOS DIFICULTAN LA TAREA DE PENSARLOS ABIERTA Y
TRANQUILAMENTE, YA QUE SE TRATA DE FENÓMENOS SOBRE LOS QUE POR LO GENERAL EXISTEN
MUCHOS PREJUICIOS Y EN OCASIONES UNA ABUNDANTE BIBLIOGRAFÍA, COMO ES EL CASO DE LA
SEXUALIDAD EN GENERAL, PERO ESPECIALMENTE LA CONSTITUCIÓN PSÍQUICA DE LA SEXUALIDAD
DE LA MUJER, ASUNTO DEL QUE ME ENCARGARÉ AHORA, A PARTIR DE UNA DIRECCIÓN ANALÍ-
TICA QUE BUSCA LO QUE GASTON BACHELARD LLAMA LOS OBSTÁCULOS EPISTEMOLÓGICOS. ES
DECIR, INTENTO LOCALIZAR Y ENFRENTAR ESTAS CERTEZAS Y CONVENCIONES CORRIENTES QUE
EN REALIDAD SON OBSTÁCULOS PARA PENSAR LIBRE Y CRÍTICAMENTE UN TEMA. PERO ES NECE-
SARIO PRIMERO MOSTRAR LA RELEVANCIA DE LA DISCUSIÓN DE LAS MANERAS COMO PENSAMOS
LAS COSAS, PORQUE DE ESTO SE DESPRENDE LO QUE SERÁN PARA NOSOTROS LAS COSAS MISMAS.
SE TRATA DE SALIRNOS DEL REALISMO Y EL EMPIRISMO INGENUO, QUE CONSIDERA QUE LO QUE

Invierno 2005 / 2006 063 E


PA L I M P S E S T O

ESTÁ FRENTE A NOSOTROS, LO QUE PERCIBEN NUESTROS SENTIDOS ES LO REAL, CUANDO LA TA-
REA ES SIMPLEMENTE DESCRIBIRLO, PARA DESPUÉS ENCONTRAR LAS LEYES UNIVERSALES QUE LO
GOBIERNAN Y POR LO TANTO EXPLICAN SU COMPORTAMIENTO.
UN MATEMÁTICO Y FILÓSOFO, ESPECIALIZADO EN FILOSOFÍA DE LA CIENCIA, MORRIS
BERMAN, PROPONE, COMO LO HIZO ALGUNOS AÑOS ANTES LA FILOSOFÍA EXISTENCIAL SARTREA-
NA Y EL PSICOANALISTA INGLÉS BALINT, QUE EXISTE UNA FALLA BÁSICA, UN VACÍO QUE NOS RE-
SULTA TERRIBLE Y DEL QUE NOS FUGAMOS CONSTANTEMENTE, YA QUE RESULTA INSOPORTABLE EL
ENFRENTAMIENTO A ESTE HUECO. SIN EMBARGO, TODA REFERENCIA TIENE QUE VER CON ÉSTE Y DE
ÉL NACEN ENTONCES TODAS LAS CONSTRUCCIONES HUMANAS. “MUCHO DE LO QUE CONOCEMOS
COMO ‘CULTURA’ Y ‘PERSONALIDAD’ EN NUESTRA SOCIEDAD, TIENDEN A CAER DENTRO DE ESTA
CATEGORÍA SUSTITUTIVA, Y ES EN EFECTO EL RESULTADO DE HUIR DEL SILENCIO [Y EL VACÍO].”1
ES ENTONCES UNA PERSPECTIVA QUE COLOCA AL VACÍO Y AL SILENCIO EN EL CENTRO MISMO
DE LA EXISTENCIA HUMANA. EL NOVELISTA BRITÁNICO JOHN FOWLES LLAMA A ESTE VACÍO EL
“NEMO” Y LO DESCRIBE COMO UN ANTIEGO, UN ESTADO DE SER NADIE. “NADIE QUIERE SER
NADIE”, ESCRIBE FOWLES. “TODOS NUESTROS ACTOS ESTÁN PARCIALMENTE CONCEBIDOS PARA
LLENAR O PARA MARCAR EL VACÍO QUE SENTIMOS EN EL FONDO.”2 POR ELLO, EL CONOCIMIENTO
HUMANO EN MUCHAS OCASIONES MÁS QUE INTENTAR EXPLICAR UN FENÓMENO, LO QUE HACE
ES CONSTRUIR UNA SUPUESTA EXPLICACIÓN, PARA APACIGUAR LA ANGUSTIA QUE OCASIONA
EL SABER QUE NO SABEMOS. ENTONCES, MUCHAS DE LAS EXPLICACIONES QUE TENEMOS SON
TORPES Y FALACES Y FUNGEN SIMPLEMENTE COMO TAPADERAS FRENTE A LA ANGUSTIA QUE NOS
PRODUCE LA IGNORANCIA.
“NUESTRA VIDA SOCIAL Y POLÍTICA ES TAMBIÉN UNA CHARADA, QUE NOS PIDE TOMAR
EN SERIO LAS ACTIVIDADES SUPLETORIAS. ESTO ES ESPECIALMENTE CIERTO EN EL CASO DE LAS
IDEOLOGÍAS DOMINANTES EN EL MUNDO, QUE SON [...] “RELLENOS DE NEMOS”.3 LA CULTURA
SE ENCUENTRA REPLETA DE ESTOS RELLENOS, COMO TODOS LOS “ISMOS”, (MATERIALISMOS,
FEMINISMOS, MACHISMOS, CAPITALISMOS) QUE ENRARECEN LA VISIÓN Y DIFICULTAN TODA
APROXIMACIÓN MESURADA Y RIGUROSA A LOS FENÓMENOS, ESPECIALMENTE A LOS DE LA CUL-
TURA. EL ESCÁNDALO, LA TRIVIALIZACIÓN Y LA VULGARIZACIÓN APARECEN COMO RESISTENCIA,
TRATANDO DE MANTENER LAS EMPOBRECIDAS MANERAS DE MIRAR Y COMPRENDER EL MUNDO.
CÓMO PREGUNTARNOS SOBRE LA SEXUALIDAD, SI ÉSTA NOS INQUIETA TANTO, SOBRE LA QUE
EXISTEN INFINIDAD DE PROVERBIOS, SABIDURÍA DE NUESTROS MAYORES, TRADICIONES. CÓMO
PREGUNTARNOS SOBRE ALGO QUE NOS TOCA TAN ÍNTIMAMENTE Y DE LO QUE EN REALIDAD NO
TENEMOS MUCHA DISTANCIA SUBJETIVA.
GEORGE DEVEREUX EN LOS AÑOS SESENTA DEL SIGLO PASADO SE INTERROGÓ SOBRE LAS
MANERAS DE PENSAR LOS FENÓMENOS DE LA CULTURA Y DEL COMPORTAMIENTO HUMANO,
LLEGANDO A LA CONCLUSIÓN DE QUE LA PRETENDIDA NEUTRALIDAD, IMPARCIALIDAD Y ASEPSIA
IDEOLÓGICA DE LOS INVESTIGADORES NO EXISTE, SE TRATA SIMPLEMENTE DE UNA MODA, DE
OTRO “ISMO”: EL POSITIVISMO, EL CIENTIFICISMO. POR ELLO, PARA NO CAER EN UNA MERA
INTELECTUALIZACIÓN, LOS SENTIMIENTOS DE LOS INVESTIGADORES DEBEN SER PUESTOS DIREC-
TAMENTE EN EL MISMO ESCENARIO DE LA INVESTIGACIÓN. DEVEREUX NO PRECONIZA LA ELI-

1 2
Morris Berman, Cuerpo y espíritu. La historia oculta Op. cit., p. 4.
3
de Occidente, Cuatro Vientos, Santiago de Chile, 1992. Op. cit., p. 5.

E 064 Invierno 2005 / 2006


PA L I M P S E S T O

MINACIÓN DE LOS FILTROS TEÓRICOS O METODOLÓGICOS, SÓLO INSISTE EN LA ELIMINACIÓN DE


LA ILUSIÓN DE QUE LA SUBJETIVIDAD DEL INVESTIGADOR DEBA SER SUPRIMIDA, EN POS DE UNA
SUPUESTA OBJETIVIDAD, QUE SE ALCANZA AL NO HACERSE CARGO DE LO QUE EL INVESTIGADOR
SIENTE (CUANDO NO TOMA EN CUENTA ESTOS SENTIMIENTOS, SIMPLEMENTE LOS CALLA, LOS
SILENCIA; PERO NO POR ESTAR AMORDAZADOS DEJAN DE PRESENTARSE EN SUS JUICIOS, IN-
CLUSO DETERMINANDO SUS ANÁLISIS, SÓLO QUE AHORA DE MANERA CLANDESTINA, OCULTA).
BUSCAMOS RESPUESTAS RÁPIDAS SIMPLEMENTE POR NO RESISTIR A LA ANSIEDAD Y A LA ANGUS-
TIA QUE APARECE AL ABANDONAR LAS CERTEZAS, E INCURSIONAR REALMENTE EN UN PROCESO
DE INVESTIGACIÓN, POR LO QUE EL INVESTIGADOR SE VE TENTADO A ESCINDIRSE DE LA PROPIA
INVESTIGACIÓN, JUSTIFICANDO ESTE PROCEDER QUE EN REALIDAD ES UNA COBARDÍA, ALUDIEN-
DO A SUPUESTOS CRITERIOS METODOLÓGICOS, CUANDO EN REALIDAD ES POR EL MIEDO QUE LE
PRODUCEN LAS RESPUESTAS QUE ESTÁ ENCONTRANDO. “CUANTO MAYOR ANSIEDAD OCASIONA
UN FENÓMENO, MENOS CAPAZ PARECE EL HOMBRE DE OBSERVARLO DEBIDAMENTE, DE PENSARLO
OBJETIVAMENTE Y DE CREAR MÉTODOS ADECUADOS PARA DESCRIBIRLO, ENTENDERLO, CONTRO-
LARLO Y PRONOSTICARLO.”4
SIN EMBARGO EXISTEN ADEMÁS TEMAS QUE SON MUCHO MÁS DIFÍCILES DE SER ESTUDIA-
DOS, PORQUE REPRESENTAN TABÚES SOCIALES: “TODOS LOS HOMBRES TIENEN LAS IDEAS MÁS
TONTAS ACERCA DE LA SEXUALIDAD QUE, DIGAMOS, DE LA COMIDA, SENCILLAMENTE PORQUE EL
HOMBRE SE EMOCIONA MÁS CON LO SEXUAL QUE CON EL ALIMENTO”.5 ESTO REVELA LA ENOR-
ME DIFICULTAD DE PENSAR Y ESTUDIAR TODO LO CONCERNIENTE A LA SEXUALIDAD.

Cuatro obstáculos go, la cultura lo que nos ha enseñado es


¿Existe algún indicio, rastro o estilo en a pensar que entre hombres y mujeres
la producción de algún objeto manufac- existen diferencias que legitiman el sta-
turado, o bien en alguna artesanía o en tus quo, el stablischmen, con lo que las teo-
alguna obra de arte, que pudiera mos- rías sociales y psicológicas no hacen más
trar o bien se pueda saber si fue elabo- que confirmar nuestras suposiciones y
rado por un hombre o por una mujer? nuestros prejuicios.
Se dice que la condición de la mujer es Para Gaston Bachelard el conoci-
pasiva y el hombre activo; que la mujer miento filosófico y científico es efecto
es un continente oscuro; ¿el del hombre de operar un sistema dialéctico, al que
es claro?; que la mujer trata de la otre- llama “racionalismo aplicado”. No se trata
dad; ¿el hombre de la mismidad?; se ha- de una racionalismo abstracto (construi-
bla de la mujer como un más allá; y ¿el do a partir de teorías y modelos), no se
hombre es un más acá?; se dice también trata del seguimiento burocrático de un
que los hombres piensan de manera dis- método, se trata más bien de una acti-
tinta a como lo hace una mujer; que los tud atenta a la realidad para poder pre-
hombres son de Marte y las mujeres de guntarse, para aprender dialogando con
Venus; que los hombres somos raciona- ella, viendo con claridad los sentimientos
les y las mujeres pasionales; sin embar- que la experiencia de conocimiento nos

4 5
George Devereux, De la ansiedad al método en las Op. cit., p. 28.
ciencias del comportamiento, Siglo XXI, México, 1977.

Invierno 2005 / 2006 065 E


PA L I M P S E S T O

suscita, que el tema de investigación nos ruptura y discontinuidad con lo inmedia-


provoca, buscando abiertamente una in- to y lo que es de sentido común. En el
terlocución que todo investigador debe- plano de la historia de la ciencia, no se
ría realizar con sus propias observaciones trata entonces de un progreso por acu-
y conjeturas. La realidad para este autor mulación de continuidades (cosa propia
no es capturada pasivamente a partir de del conocimiento común). Todo auténti-
la experiencia, con lo que abandona toda co conocimiento está constituido por la
forma simplista de empirismo; para él no negación de todas las “intuiciones perezo-
hay conocimiento inmediato y no existe sas”. Siempre se parte de conocimientos
nada dado, todo es construido por la pro- anteriores: “Se conoce contra un conoci-
pia mirada del investigador y delimitado miento anterior.” La verdad es un punto
por sus preguntas. Por eso mismo el psi- de llegada, pero nunca es saber definitivo
coanálisis, la ciencia y la filosofía no son de algo. Por eso hay que hablar de un co-
efecto del mismo tipo de experiencia de nocimiento sólo aproximado, que avanza
conocimiento, sino de distintas clases de a partir de revoluciones y no de gradua-
experiencia instruida: todo dato ha de ser listas evoluciones.
entendido como un resultado, todo dato Por ello frente a un tipo de pro-
ha sido obtenido bajo la mirada de otro in- blematizaciones es conveniente hacer
vestigador y su subjetividad se encuentra explícitas las dificultades que entraña
depositada en ese dato. No existen datos conocerlas; es mejor tomar una actitud
o ideas ingenuas, todo informe de inves- crítica,6 aunque no sea propositivamen-
tigación tiene tras de sí un humano, una te; es mejor mostrar los inconvenientes
subjetividad apostada en cada palabra. y los obstáculos que surgen en la tarea
La labor constructiva del pensamien- de conocer, que sumarnos pasivamente a
to consiste para Bachelard, en buena me- la cómoda corriente del sentido común,
dida, en la superación de los “obstáculos llena de aplausos y recompensas de la
epistemológicos” (obstáculo epistemoló- comunidad que no fue confrontada.
gico es todo aquello que, en el espíritu El primer obstáculo epistemológico
o la razón humana, impide el análisis del que tenemos que vencer para pensar el
objeto: opiniones, prejuicios, meras per- asunto de la diferencia y la constitución
cepciones sensibles del objeto, el juzgar sexual, tiene que ver con la tradición fa-
por las apariencias, o lo inmediato y no locéntrica y machista que se encuentra
reflexivo, etc.). Por eso, conocer supone subsumida en la cultura; es una perspec-
una actitud, misma que debe ser necesa- tiva que determina nuestros juicios sobre
riamente activa, no pasiva ni burocrática, las cosas y la manera en que pensamos (en
que avanza en la medida en que va reali- hombres y mujeres), y por lo tanto to-
zando rupturas epistemológicas, discon- das las áreas de la cultura intervienen de
tinuidades con los anteriores planos de manera implícita determinando nuestros
conocimiento; se trata de un proceso de esquemas, juicios, perspectivas sobre los

6
Hay que diferenciar entre el criticón, que realiza una que se desea investigar y sobre lo que se ha dicho del
tarea estéril en la que simplemente anima el deseo mismo, para construir, para generar un conocimiento,
de destruir, de la actitud crítica, que supone necesa- por lo que en realidad toda actitud crítica es necesa-
riamente una distancia frente al fenómeno u objeto riamente propositiva.

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fenómenos y las relaciones que establece- samiento también intenta una superación
mos, de manera que se mantiene una lar- de la decadencia de la cultura. La obra más
ga hermandad con todas las producciones representativa en este sentido es El naci-
humanas. Con lo anterior regresamos a la miento de la tragedia en el espíritu de la música
pregunta que se hacían los socios lingüis- (1872). En este libro examina los aspectos
tas Eduard Sapir y Eric Wolf: ¿pensamos generales que han dado lugar al nacimien-
como hablamos o hablamos como pen- to de la cultura occidental, a partir de dos
samos? Se trataba de averiguar en última categorías: lo apolíneo y lo dionisiaco. Lo
instancia “qué determina a qué”, pregunta apolíneo es lo que da lugar a la figura, al
a la que se ofrecen varias respuestas, pero orden, a la medida de la razón; por otro
que en todos los casos nos permite en- lado, lo dionisiaco expresa la embriaguez,
tender la servidumbre que tiene nuestro la desmesura, la renovación, la fuerza, la
pensamiento del léxico, el idioma, de las vitalidad, la intuición, el ímpetu por la
formas del habla, etc. Lo importante de vida. Pero la fuerza, la profundidad y la
esta pregunta de los sociolingüistas para grandeza del pensamiento y el arte griego
el tema que nos ocupa, es que la propia antiguo proceden de la íntima unión de es-
actividad de pensar está determinada tos dos aspectos. Esta unidad supuesta en
por los pre-juicios de la cultura. ¿Podrá la Grecia de los siglos VI al III, se romperá a
evitarse esto? Es evidente que no, pero partir de Sócrates, cuya filosofía es artífice
existen muchos procedimientos de los del sometimiento de la vida a la razón, de
que podemos echar mano para cerrarle lo dionisiaco a lo apolíneo y, por tanto, de
la puerta a algunos prejuicios. La filosofía la disolución de los dos aspectos, ya que en
de Friedrich Nietzsche propone un pathos la cultura antigua ambos eran correlativos.
fundante, en donde la condición humana De ahí surge la base degradada de la cul-
es entonces por esencia patológica. Lo que tura occidental, en la que el mundo real
ocupa a la cultura es que no aparezcan es- del devenir aparece entendido en función
tas proporciones humanas, les teme. Ese de un falso mundo estático y dictado por
pathos es en realidad el “nemo”, ese vacío leyes racionales, disecado, esquematizado,
que nos abisma, ese lugar al que no que- que pone a la vida en función de la razón,
remos mirar para que no nos regrese la en lugar de poner la razón al servicio de
mirada, un hueco que nos da vértigo. la vida; convierte lo complejo y misterio-
El conjunto de la filosofía de Nietzsche so del mundo y del hombre en un simple
es, por una parte, una crítica radical a los modelo, en una tergiversada copia de una
fundamentos de la cultura occidental, crí- pretendida realidad “más verdadera” que la
tica que se dirige a la metafísica, la religión propia realidad.
y la moral que han suplantado e invertido Nietzsche ya había subrayado la im-
los valores vitales; por ello todo conoci- portancia de la propuesta de la dialéctica
miento debe superar los obstáculos epis- de Heráclito en cuanto pone en juego un
temológicos propios de la cultura, ya que gran número de fuerzas, frente a la esque-
además es un producto del resentimiento mática dialéctica hegeliana que hace de la
contra la vida. Nietzsche es mucho más dialéctica un asunto de contrapartes, de
que un filósofo, es un perspicaz crítico, un tesis y antítesis. La dialéctica es mucho
psicólogo y médico de la cultura, su pen- más compleja que eso. Por ello, dice de

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sí mismo que hace filosofía con el marti- dad en nuestra cultura? ¿No es lo apolíneo
llo, pues ataca los cimientos mismos de la lo socialmente considerado adecuado, si-
filosofía que se sustentan en el socratismo nónimo de lo sensato, lo prudente, lo ra-
y el platonismo —que además son lo que zonable y por lo tanto de lo sano?
podríamos llamar moneda corriente—, a Dice José Luis Etcheverry: “Un tex-
partir de la cual la virtud se coloca como to de Kant sobre [...] los comienzos de la
cualidad abstracta y se declara que la idea historia humana.[...] En los comienzos de
es lo auténticamente real, contra el instin- la humanidad, el instinto (instint), es voz
to, contra el sentimiento y contra la vida. de Dios que todos los animales obedecen,
Son las ideas, por sí mismas, las que alcan- tiene que haber gobernado a la criatura.
zan el privilegio de atraer la atención de Era lo que la llevaba a tomar ciertos ali-
los filósofos, lo cual se ejemplifica además mentos y le prohibía otros. [...] El rehu-
con el cristianismo: la negación de la vida, samiento (Weigerung) fue el artificio que
el desprecio hacia el cuerpo a partir de la permitió pasar de los estímulos mera-
noción de pecado. Se convierte entonces mente sentidos a los estímulos ideales, de
el sacrificio en un valor y el placer en algo los apetitos puramente animales al amor,
moralmente condenable, se legitima el y, con este último, del sentimiento de lo
sacrificio en esta vida por la promesa de meramente agradable al gusto por la be-
otra mejor. lleza.”7 Pero el personaje que se encargó
¿Cómo plantear la constitución de la de este proceso de rehusamiento de la ley
sexualidad de la mujer desligando nues- divina fue Eva; Adán se encontraba atra-
tro ejercicio de análisis de las inercias pado en las certezas que gobernaban su
históricas y las matrices culturales del vida, era obediente como el resto de los
proceso civilizatorio occidental? Existe animales, de los que en realidad no tenía
infinidad de justificaciones culturales ninguna distancia. Es Eva quien decide
para legitimar a la mujer por su condi- preguntarse sobre por qué, si estaban en
ción de otredad. el paraíso, existía la prohibición de comer
La tradición judeocristiana coloca a la el fruto del árbol del saber, del bien y del
mujer como un ser inmoral o, en el mejor mal, de la ciencia. Es ella quien encara la
de los casos, como amoral: ¿no es ella la responsabilidad y prueba el fruto, es ella
que ofrece la manzana del árbol del bien y la desobediente, como no se le olvida a
del mal a Adán? ¿No es la mujer algo im- la Iglesia católica, la cual aún hoy la con-
puro, por lo que se encuentran excluidas tinúa castigando por haberse atrevido a
de la mayoría de las religiones? ¿No se compartir su descubrimiento con Adán,
establecen supuestos roles, los propios de por lo que tuvieron que ser expulsa-
cada género, por los cuales la mujer que- dos del paraíso, es decir, en términos de
da siempre subordinada? ¿No es siempre Kant, del reino de los instintos, del reino
lo dionisiaco un sinónimo de condición animal. Indiscutiblemente la posibilidad
femenina y lo apolíneo de lo masculino? hominizadora del rehusamiento apare-
¿No es lo dionisiaco sinónimo de desme- ce como parte de la condición de Eva,
sura, falta de control, arrebato y enferme- mientras que la ciega obediencia, el no

7
José Luis Etcheverry, De la ansiedad al método en las cienciasdel comportamiento. Ed. XXI México. 1977.

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preguntarse, es la característica de Adán, el punto de vista de la mujer, como el de


conclusión a la que llegan diferentes pen- la insurgencia, el que se genera preguntas,
sadores. Podríamos entonces decir, desde el que cuestiona las certezas y la ley. El
este mito de fundación de la condición de lado hombre de esta historia muestra el
género, que es la mujer la portadora de la acatamiento de la ley, la perspectiva obe-
pregunta, de la metáfora, de la insurgen- diente y sin cuestionamientos. Esta doble
cia o del cuestionamiento a la autoridad vertiente puede ser llevada más lejos, hasta
y a la ley. Ella sabe que no lo sabe todo, decir que lo femenino tiene que ver con el
mientras que el hombre es el respeto y acto mismo de fundación de lo humano,
acatamiento a la ley, es quien se mantiene mientras lo masculino representaría el ras-
en un orden metonímico: lleno de certe- tro atávico de nuestra compulsión de so-
zas, no sabe que ignora. Eva sabe que atrás meternos al ciego orden de los instintos,
de todo hay una oscura intención, sobre la de evitar toda exploración y mantenernos
que es posible dirigir la mirada. bajo el cómodo y tranquilo seguimiento
En una cita de Nietzsche encontra- de la voz de Dios.
mos una propuesta en donde existe de El segundo obstáculo epistemológi-
hecho una contraposición entre lo dio- co, que en realidad es una derivación del
nisiaco y lo apolíneo, entre la intuición anterior, tiene que ver con las escuelas y
y la razón, en donde habla del género teorías que se construyen alrededor de los
humano, entendido como el conjunto de problemas sociales y de la cultura, como
los hombres y mujeres. Nos dice: “El im- los que atienden a la constitución psíquica
pulso hacia la construcción de metáforas, de la sexualidad. Existe una tradición en
ese impulso fundamental del hombre del el pensamiento que se llama humanista,
que no se puede prescindir ni un solo ins- la cual no presentaremos ya que conduce,
tante, pues si así se hiciese se prescindiría simplemente, a verificar el esquema axio-
del hombre mismo, no queda en verdad lógico y teleológico de la cultura occiden-
sujeto y apenas si domado por el hecho tal: el hombre es bueno por naturaleza y su
de que sus evanescentes productos, los bestialismo es o bien por corrupción o por
conceptos, resulta construido un nuevo la condición de animalidad que aún está
mundo regular rígido que le sirve de presente en él. La ruptura con esta tradi-
fortaleza. Busca un nuevo campo para su ción del humanismo ha sido protagonizada
actividad y otro cauce y lo encuentra en por varias plumas, principalmente las de
el mito y, sobre todo, en el arte.”8 Marx, Nietzsche y Freud, ya que los tres,
El obstáculo espistemológico tiene desde tres perspectivas distintas, muestran
que ver con la superposición de con- la insuficiencia de la noción de lo huma-
ceptos: femenino = mujer, masculino = no como algo que se generó de manera
hombría, sexo = género, diferencia sexual gradual y evolutiva, lo cual había sido el
es la diferencia entre hombres y mujeres. punto de partida del humanismo y la filo-
Cada una de las posiciones supuestamente sofía moderna, que sostienen su punto de
es responsable de la parcela de la realidad vista sobre la crítica al modelo del cogito
de la que da cuenta; en este caso, aparece cartesiano: “pienso, luego existo”, mos-

8
Friedrich Nietzsche, Sobre verdad y mentira, Tecnos, Madrid, 1990, p. 34.

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PA L I M P S E S T O

trando que el pensamiento se encuentra


totalmente enrarecido, distorsionado,
enmarcado y limitado por sus condiciones
históricas. Marx se opone a la noción clá-
sica de conciencia, al introducir el concep-
to de “falsa conciencia” y de alinenación,
que se inscriben como una falsa manera de
ser en el mundo, al generar necesidades
y valores artificiales a partir de su lugar
en el proceso productivo y del modo de
producción. Freud niega la idea de con-
ciencia como determinante de la conduc-
ta humana, que está más bien regida por
el inconsciente, por la pulsión, sabiendo
que la conciencia y el pensamiento, al ser
las moradas del yo, tienen la única enco-
mienda de desangustiarnos, mentirnos,
evitar los conflictos. Finalmente y como
ya hemos visto, Nietzsche denuncia la fal-
sedad de la filosofía y de la sociedad que
se encuentra sostenida por los valores que
legitiman nuestra condición de sumisión
y de rebaño, además de proponer que el
pathos es lo sustancial de lo humano.
Estos tres pensadores de la ruptura,
llamados por Paul Ricoeur filósofos de
El umbral, fragmento.

la sospecha en 1965, ya que su actitud


se transforma en un método, sospechan
de todos los valores y consensos socia-
les, luchan por arrancar las máscaras de

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PA L I M P S E S T O

LA TRADICIÓN JUDEOCRISTIANA
COLOCA A LA MUJER COMO
UN SER INMORAL O, EN EL MEJOR
DE LOS CASOS, COMO AMORAL:
¿NO ES ELLA LA QUE OFRECE LA MANZANA
DEL ÁRBOL DEL BIEN Y DEL MAL A ADÁN?
¿NO ES LA MUJER ALGO IMPURO, POR LO QUE
SE ENCUENTRAN EXCLUIDAS DE LA MAYORÍA
DE LAS RELIGIONES? ¿NO SE ESTABLECEN
SUPUESTOS ROLES, LOS PROPIOS DE CADA
GÉNERO, POR LOS CUALES LA MUJER QUEDA
SIEMPRE SUBORDINADA?¿NO ES SIEMPRE
LO DIONISIACO UN SINÓNIMO DE CONDICIÓN
FEMENINA Y LO APOLÍNEO DE LO MASCULINO?
¿NO ES LO DIONISIACO SINÓNIMO DE
DESMESURA, FALTA DE CONTROL, ARREBATO
Y ENFERMEDAD EN NUESTRA CULTURA?
¿NO ES LO APOLÍNEO LO SOCIALMENTE
CONSIDERADO ADECUADO, SINÓNIMO
DE LO SENSATO, LO PRUDENTE,
LO RAZONABLE Y POR LO TANTO DE LO SANO?

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PA L I M P S E S T O

la hipocresía, cada uno desde diferentes mundo animal, se confirma esta idea. Sin
posiciones; sus efectos precipitan la crisis embargo, existe en este análisis histórico
de la filosofía de la modernidad, al des- un conjunto de fenómenos a los que los
velar la insuficiencia de la noción del ser, historiadores no han prestado la debida
del significado de persona y al desvelar los atención, para tener una idea más clara de
significados ocultos de la cultura que en los papeles que realmente han jugado las
realidad no buscan mejores condiciones mujeres en la historia: primero, desde el
de existencia para los hombres, subrayan triunfo de la idea de homogenización de
la complicidad implícita y explícita de un los cultos a partir del cristianismo, con
proceder institucional de la filosofía y la la intromisión de la Iglesia como institu-
ciencia. Estos autores han señalado que, ción y con la seguridad de que las mujeres
más allá de la noción clásica de ser hu- eran las portadoras del mal a la humani-
mano se esconden unos elementos con- dad o simplemente eran las preferidas
dicionantes, lo que permite sospechar la del demonio, se legitimó una de las más
existencia de una falacia que dibuja una sangrientas campañas genocidas, dirigida
filosofía que no explica nada en realidad, a exterminar a todas las mujeres que ocu-
que lo que busca es legitimar el mismísi- paban puestos de responsabilidad, presti-
mo orden social; también es sospechosa la gio o poder comunitario en las diferentes
noción de conciencia, como si ésta fuera sociedades europeas. Se trataba de incul-
libre de prejuicios y guiada siempre por car el temor a Dios por la vía de la espada,
intereses altos de acercarnos a la verdad. decapitar y desaparecer las tradiciones y
Esto tiene que ver con las formas de co- formas populares que le transferían algún
nocimiento que en realidad terminan ve- tipo de poder a las mujeres, dentro de los
rificando los parámetros proporcionados sistemas formales e informales. Se trata
por la cultura, en la que los seres humanos de un feminicidio y de una persecución
somos buenos, siempre alentados por el que han permanecido sin ser denuncia-
deseo de mejorar (eudaimonía). dos, sin ser examinados las magnitudes
¿Cuáles son los parámetros para es- de estos fenómenos. De lo que estamos
tudiar lo que es lo masculino y lo que es hablando es que las condiciones sociales
lo femenino, hombre y mujer, es decir en que han vivido las mujeres fueron ar-
sobre lo que entendemos como género? tificialmente creadas, por una política de
Estas preguntas, aparentemente abiertas, exterminio continua a lo largo de por lo
encubren en realidad las respuestas que menos quinientos años, en donde millares
ya tenemos y que ha generado la cultura y quizá millones de mujeres fueron acu-
y determinan nuestra manera de ver las sadas de brujería, de tener pactos con el
cosas, por lo que encierran un determi- demonio, de insumisas, de infieles, etc.,
nismo sociocultural, en cuanto a que los y asesinadas. Por lo cual, al preguntarnos
papeles que han podido desempeñar las sobre el papel que tuvieron las mujeres
mujeres a lo largo de la historia han sido en la sociedad, no podemos suponer que
los de madres y de sexo débil, siempre se trató de un desarrollo natural, sino de
gobernadas por hombres, como se pue- una guerra en la que diferentes institucio-
de comprobar en la historia de cualquier nes sociales han mantenido la supremacía
parte del mundo. Incluso si vemos el fálica. Segundo: frente a esta práctica sis-

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PA L I M P S E S T O

temática y permanente de persecuciones, concepción fenomenológica del cono-


asesinato y castigo, el miedo ha pasado a cimiento. Para realizar su programa, al
ser una constante en la vida de las mu- que llama sistema de filosofía sintética,
jeres: se les ha enseñado a temer, viven Spencer fue estudiando las diferentes
bajo un temor de siglos que ejerce una formas en que la evolución se manifiesta
condena clara sobre las posibilidades de en la biología, la psicología, la sociología
manifestación de su sexualidad, sobre sus y la ética, para llegar incluso a afirmar
ideas, por lo que se trata de una tradición que las verdades que consideramos a
social que legitima un tipo de violencia priori, tales como las leyes matemáticas y
sexista que deja pocas posibilidades de lógicas, las nociones de espacio, tiempo
expresión a las mujeres. Esto representa o causalidad, por ejemplo, así como los
para nuestra investigación un obstáculo valores morales, son fruto de una heren-
espistemológico, ya que lo que conoce- cia transmitida por nuestros antepasados,
mos de la condición de la mujer ha sido herencia de la especie que va mejorando
artificialmente generado, lo que enrarece en el curso de la evolución, trasladando
cualquier aproximación al adjunto de la la noción de progreso como un asunto
condición de la mujer, que no considera connatural al desarrollo histórico.
esta práctica histórica de persecución y Esta percepción de la naturaleza ha
destrucción de las mujeres físicamente y sido conceptualizada como el orden de los
de lo que es considerado como una cua- órdenes, como una especie de patrón, de
lidad femenina. coordenadas que determinan lo correcto,
El tercer obstáculo epistemológico frente a las desviaciones que mostrarían
tiene que ver con la tradición biologicis- lo incorrecto. De hecho la mayoría de los
ta que introduce Darwin. Será Herbert parámetros tienden a tomar a la naturaleza
Spencer (1820-1903), filósofo evolu- como la medida a ser seguida como ejem-
cionista inglés, quien la consolida como plo. En la naturaleza se presenta el macho
propuesta filosófica. A los cuarenta años y la hembra, con roles claros y diferencia-
concibió un vasto sistema filosófico evo- dos. Por lo tanto, cualquier desviación de
lucionista que integra la propuesta da- estos parámetros naturales debe ser una
rwiniana (como evolución efecto de la aberración. Entre los mamíferos superio-
selección natural), en el cual desarrolló res encontramos una serie de comporta-
la idea de que la evolución, entendida mientos claramente diferenciados entre
como concepto unificador, rige toda la machos y hembras, como el del poder
realidad fenoménica, desde el sistema sobre los recursos, el control de la manada
solar hasta la naturaleza humana, desde o el grupo, el de cuidados de los cacho-
lo inorgánico hasta lo social, desde lo rros, el proveer de alimentos, la defensa,
moral hasta la vida anímica, como for- etc. Esto ha llevado a pensar que el género
mas que se desarrollan y son sujetas a determina los papeles y es algo que se pro-
la herencia. duce de manera espontánea y, por lo tan-
Identificó evolución con progreso, to, natural. Implica que todo aquello que
concibió la vida como un ajuste constan- distraiga a los animales de sus “responsabi-
te entre el entorno externo y el mundo lidades” y de la sexualidad procreativa es
interno de cada viviente. Sustenta una una aberración, un atentado directo al or-

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den, es contranatural. Entonces se crea un co el ello tiene un papel fundamental, ya


modelo a partir del cual se piensan todas que se encuentra en la constitución del
las cosas, en donde lo adecuado en cuanto psiquismo. El ello es donde surgen los
a la materia sexual es que existan macho instintos que una vez desnaturalizados
y hembra en una relación genital y funda- se transformarán en pulsiones. Pulsión
mentalmente procreativa, cada uno ocu- es el concepto límite entre lo psíquico y
pado de diferentes tareas, familiarmente lo somático, entre lo natural y lo cons-
necesarias, como si se tratara de un orden truido. El ello es el reservorio de las pul-
del que los seres humanos no pudieran y siones, el lugar en donde se cocinan las
no debieran sustraerse. pasiones. ¿Qué del ello es sexuado? ¿En
Los etólogos muestran este ordena- qué medida participa en la diferencia
miento natural, según el cual las funciones sexual? ¿En la constitución de la sexua-
de cada uno de los miembros de una mana- lidad? ¿Existe la posibilidad de hablar de
da están determinadas fundamentalmente “ellos” masculinos o femeninos?
por tres elementos: jerarquía, edad y gé- Existe otra implicación biologicista:
nero. Sin embargo, cuando vemos lo que tiene que ver con los órganos genitales.
se considera como un rol de género, en el Se piensa bajo esta perspectiva que la
caso de las hembras está principalmente presencia de cualquiera de ellos tiene
determinado por su posibilidad genitora, una determinación sobre la sexualidad.
alrededor de que pueda tener cachorros En este sentido, la constitución psíquica
y el cuidado que con éstos tiene. Más que de la mujer se encuentra fuertemente
encontrar un rol específico para las hem- apuntalada por la falta de pene, según
bras encontramos un papel específico para algunas perspectivas, y por la presencia
las genitoras. En cuanto a los machos, las de la vagina, según otras propuestas. No
observaciones de los etólogos son más se trata de órganos que apuntalen la di-
específicas: muestran la importancia que ferencia sexual, sino que determinan la
tienen el poder y la territorialidad. ¿No diferencia sexual, como si algo del órga-
están los estudios de los propios etólogos no atrapara o dejara de atrapar los pro-
atravesados por los prejuicios de la cultura? cesos de la subjetividad humana.
¿Tienen ellos una correcta y desprejuiciada Parece innegable que existen diferen-
visión de la naturaleza sin desnaturalizarla cias notables entre machos y hembras, así
con sus ideas y conceptos? En las formas fa- como entre hombres y mujeres; lo que
miliares organizadas a partir de un sistema resulta torpe es el intento de definir las
de harén, las hembras tienen también la en- características de unos u otros de manera
comienda de proveer de alimentos, como desarticulada, estática, sin contemplar al
sucede con los gorilas y los leones. otro, es decir, como si se pudiera estudiar
El psicoanálisis ha incluido parte de a los machos o a las hembras de manera
este argumento, ya que piensa que algo aislada, como si no se tratara de un asunto
de este código “natural” nos es propio y relacionado lo uno con lo otro. El asunto
lo llama ello, por lo tanto el ello es eso es además flexible en cuanto formador de
que en el humano pertenece al reino de identidades y diferencias entre los sexos,
la naturaleza y que nos es filogenética- por lo que buscar ontológicamente la di-
mente transmitido. En el aparato psíqui- ferencia sexual en un “ser” de la hembra

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y un “ser” del macho, es vano y absurdo. responsables de lo que hacen: son vícti-
Las características de género se establecen mas de traumas acaecidos en la infancia,
a partir de la diferencia, no como caracte- son mártires de familias disfuncionales,
rísticas propias o inmanentes, por lo menos de desórdenes en el desarrollo psico-
en lo que a los seres humanos se refiere, sexual, etc., etc. Se construyen así,
además de que el simplismo de reducir la diversas teorías en medio de la más ab-
condición humana al seguimiento ciego de soluta negrura, en donde cabe casi cual-
un conjunto de leyes de orden biológico, quier tipo de argumentos, que justifican
simplemente confirma la pereza intelectual que el ser humano es en realidad vícti-
de quienes la postulan. Tenemos suficiente ma pasiva de complejas formas familia-
información como para sostener lo que se res. Se trata de propuestas que además
ha propuesto desde el siglo XIX y es que lo se autovalidan por descabelladas que
humano propiamente dicho, es efecto de parezcan. Los profesionales de estos
procesos de desnaturalización, en donde el campos, por lo general, no dan cuenta
legado histórico si bien nos determina no de su decir, ni del camino que siguen
nos esclaviza. Podemos rehusarnos a sus sus pensamientos, simplemente pro-
leyes. Tenemos ejemplos etnográficos e fieren juicios universales sobre lo que
históricos que muestran una gran gama de está bien y lo que está mal. No se trata
opciones en cuanto a los papeles que desa- tampoco de comprender, ya que nos
rrollan hombres y mujeres. explican eso que supuestamente saben.
De un gran número de obstáculos Eso estaría del lado de la conciencia, y
epistemológicos, sólo he dedicado mi estamos hablando de resortes psíquicos
atención a cuatro. De éstos el último es que son inconscientes e incognoscibles
el psicologismo. Esta perspectiva se ha por la conciencia. ¿Como saben ellos
construido a partir de reduccionismos, eso? ¿Nosotros no lo sabemos?
acartonamientos, propuestas desarticu- Se trata entonces de una perspectiva
ladas y argumentos falaces que abundan sumamente peligrosa, porque se sienten
en las diferentes “disciplinas psi”. Ésta es autorizados a decir prácticamente cual-
una perspectiva que se permite hacer quier cosa. ¿Quién se atrevería a decirle
generalizaciones con muy pocos argu- al psicólogo que va desnudo? Temiendo
mentos que las respalden, sin importar ser el “supuesto tonto” que no alcanza a
el rigor discursivo ni la validez de los apreciar un hermosísimo ropaje que sólo
elementos de juicio. Se trata, por lo ge- aprecian los inteligentes y que en realidad
neral, de argumentos y teorías de carác- fue realizado por timadores y por el cual
ter doctrinario que se aceptan sin mayor los portadores se encuentran igualmente
elaboración o discusión crítica, ya que engañados. Lo que quiero resaltar es que
al argumentar que las raíces son incons- se hacen posibles estas ostentaciones, por
cientes, uno no puede más que creerlo o la falta de crítica y por la legitimación
no; prácticamente es un asunto de fe. casi religiosa que hacen de sí mismos los
Bajo esta perspectiva existe una psicólogos pertenecientes a las distintas
caja oscura que dispara todas las con- “doctrinas psi”. Decimos doctrinas, por-
ductas humanas, por lo que suponemos que su manera de comportarse es a partir
que las personas no son enteramente de juicios prácticamente religiosos que,

Invierno 2005 / 2006 075 E


PA L I M P S E S T O

como hemos dicho, deben ser aprendi- se le permite e insta a que desarrolle el
dos sin mayor problematización. Además varón, y se le hace suponer que eso no es
existen en la mayoría de las “perspectivas malo, que puede ser desplegada su femi-
psi” ritos iniciáticos, generando el senti- nidad sin que le sea adversa. Como si se le
miento de pertenencia. En estas propues- dijera al esclavo que existen maneras muy
tas se abrogan el conocimiento universal honrosas y autoafirmantes de llevar su es-
de lo humano y saben lo que es correcto clavitud decorosamente, donde la eman-
para él, lo que es maduro, sano, adecua- cipación que busca es por supuesto enten-
do, sensato o razonable, y por supuesto dida como un problema de adaptación.
lo opuesto: lo enfermo, impropio, lo Además de que los prototipos de lo que
patológico, lo desadaptado, etc. Se trata es el género, es decir de lo masculino y lo
entonces de un supuesto saber sobre un femenino, lo que es considerado salud y
conjunto de certezas poco cuestionadas, enfermedad, son extraídos de la sociedad
desconociendo en realidad las raíces de la occidental del primer mundo.
subjetividad humana. En este sentido aparecen argumen-
La materia prima con la que se edi- tos que, por ejemplo, en el proceso del
fican estas propuestas paradigmáticas son Edipo, los niños se identifican con la fi-
los ideales sociales, los prototipos cultu- gura paterna y toman como objeto de
rales, la imaginarización a partir de pará- amor a la madre, mientras las niñas se
metros abstractos proyectados sobre los identifican con la madre y toman como
supuestos objetos de estudio, los valores objeto de amor al padre. Parece un pro-
morales, estéticos y políticos, las taxono- ceso simple e indiscutible, al no ser que
mías y teleologías sociales, etcétera. de entrada ya se encuentran sexuados
hay niños y niñas, por lo que esta mane-
Buscar y encontrar ra simple de entender una teoría profun-
Según esta manera de mirar y pensar la damente compleja, en realidad más que
condición de lo femenino, la mujer es dar cuenta de los resortes de la constitu-
una actriz que debe desempeñar ade- ción sexual, lo ponen como un asunto de
cuadamente el papel que la sociedad le afirmación. La diferencia sexual bajo esa
exige: en general debe ser pasiva, un propuesta —masculino o femenina—
hombre sin pene, una larva que espera está en el origen del psiquismo, no es el
su maduración, es decir su posibilidad resultado o el efecto de la operación del
de lograr su ser materno, el cual sería su Edipo, sino se encuentra en el mismí-
meta más alta. Realmente cuando pensa- simo origen, en la puerta de entrada al
mos en mujeres las pensamos en torno al Edipo. No es tan simple como: los niños
asunto de la concepción y el maternaje. que ya son niños se identifican con el pa-
La psicología supone que las maneras dre y las niñas con la madre.
sociales de comportarse y sus papeles se Otro botón de muestra del simplis-
encuentran psíquicamente determinados, mo se presenta cuando se supone que
por lo que existen síndromes que expli- los hijos son como plastilina y pueden
can su subordinación, su volubilidad, su ser modelados, son maleables por los
cercanía a los sentimientos por haberse padres. Esto supone que nada de los
prohibido el rol dominante y activo que propios niños se pone en juego; son bajo

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PA L I M P S E S T O

esta perspectiva víctimas de las familias, sujeto aún no tiene un “yo”, se encuentra
productos pasivos de las expectativas, incluso antes de los procesos de catectiza-
ideales y acciones de los padres. ción, es decir de la construcción de una
La hipótesis desesperada tiene que realidad, de un cuerpo erógeno, de un sí
ver con la propuesta freudiana del pa- mismo; éstos son los procesos de identi-
pel fundamental de la diferenciación y ficación, que orbitarán alrededor de una
la identificación en la constitución del diferencia encarnada y caracterizada por
psiquismo. Freud señala que la primera esa dolorosa marca en que se constituye
inscripción, el demiurgo de todos los el ser, en una forma transitiva, ser-sien-
rasgos en la constitución del psiquismo, do, encontrándose en el placer, en la sa-
se trata de un monto de afecto muy alto, tisfacción, en negándose en el displacer.
que al no existir defensas ni resistencia, Estos procesos de identificación ponen
genera una causa de dolor; este dolor es necesariamente en juego otros procesos:
el primer registro de mismidad, es este los de diferenciación. ¿En qué consisten
dolor lo que generará la posibilidad de estos procesos? Que por ser familiar y
futuras inscripciones, es ese dolor lo doloroso es reprimido, transformándose
que organizará un sistema incipiente en un centro de atracción a futuras repre-
que bascula entre el placer y el displacer. sentaciones dolorosas o displacenteras,
Sin embargo, ese dolor nos arrancó de para construir un lugar que se encuentre
nuestra condición anónima, por lo que libre de conflictos, por lo que aparecerá
no queda del todo rehusado, rechazado, la conciencia, en donde pueda advenir
abandonado o abolido. El dolor es el el yo, moi, ego, y que da lugar a su vez al
principio, el sentimiento más claro, más proceso de identificación y diferenciación
propio, más antiguo, más familiar, por secundaria ya no con rasgos o fragmen-
lo tanto de él guardamos un paradójico tos, ahora con complejas construcciones,
vínculo de cercanía en cuanto a que es collages intrincados previamente catectiza-
un reducto de mismidad y de odio en dos, investidos libidinalmente. Se realiza
cuanto es crispante y nos lastima. una compleja transacción económica de
Después, y como efecto de este cau- depósitos, cobro de réditos y quiebras
ce doloroso, aparece el rehusamiento de libidinales, operaciones en las que el yo,
un estado de naturaleza, de un bienestar como supuesto socio del ello, comienza a
original, que en realidad sería una dife- realizar transferencias para atraer estos re-
renciación propiamente dicha, la consti- cursos libidinales del ello. Estas operacio-
tución de la diferencia, entre presencia y nes mucho tienen de fraudulentas, todo
ausencia, entre placer y displacer. Es del con referencia a la diferencia que ha sido
orden simbólico, constituido por sistemas reprimida. Es evidente que el conjunto de
de pares de opuestos. Es un sistema polar elementos que se encuentren alrededor
y binario que se emplea para organizar del principio del placer tendrán caracte-
nuestra subjetividad y que será condición rísticas consideradas como identificables a
necesaria para el surgimiento de la opera- la satisfacción, al bienestar, mientras que
ción del lenguaje, a partir de la cual po- los elementos que participan en el displa-
demos entender que Freud proponga que cer serán colocados en el conjunto de los
existe un antes muy arcaico en el que el idealizados como malos, incómodos, insa-

Invierno 2005 / 2006 077 E


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tisfactorios. Sin embargo, aquí comienzan de la subjetividad que posteriormente


las particularidades: no todo lo displacen- podrán ser entendidos como masculinos
tero para alguien lo es para otro. y/o femeninos, sádicos y/o masoquistas,
Es en este proceso de identificación apolíneos y/o dionisiacos, crueles y/o
y diferenciación en el que las personas comprensivos, activos y/o pasivos.
que se encuentran realizando las labores Lo mismo sucede con “el otro”, con
nutricias, de cuidado, limpieza y cariño el partenaire que es construido también
tienen un papel muy importante. En los a partir de trozos, fragmentos de iden-
procesos de identificación con la sobrevi- tificaciones y diferenciaciones, como
vencia, el placer y la sexualidad, son muy un rompecabezas. Esta dinámica de
importantes, pero Freud nos advierte que identificación y diferenciación no existe
nos identificamos en el primer momen- como proceso terminado, ni como con-
to únicamente a rasgos, no a totalidades. junto finito es más, de hecho se trata de
Éstos son efecto de las construcciones, constelaciones cambiantes sobre bases
edificadas con cada uno de esos rasgos a estructurales determinadas, donde no
manera de ladrillos, es decir con las per- es posible todo, hay límites, reglas en
sonas. El resultado del proceso de identi- donde además no podremos caber ín-
ficación es un collage, un calidoscopio de tegramente bajo los parámetros sociales
retazos, trozos, fragmentos que se realizan o culturales que definirán nuestro sexo.
en una etapa muy temprana. Por lo tanto Identificamos el de nuestro partenaire
la identificación construye siempre fenó- con base en el mismo proceso que se va
menos inéditos, inclasificables, singulares, modificando constantemente, en la me-
característicos de cada una de las perso- dida en que entran más elementos a ser
nas, conteniendo elementos y posiciones jugados en la constelación que es la iden-

EL MIEDO HA PASADO A SER UNA CONSTANTE EN LA VIDA


DE LAS MUJERES: SE LES HA ENSEÑADO A TEMER,
VIVEN BAJO UN TEMOR DE SIGLOS QUE EJERCE
UNA CONDENA CLARA SOBRE LAS POSIBILIDADES
DE MANIFESTACIÓN DE SU SEXUALIDAD,
SOBRE SUS IDEAS, POR LO QUE SE TRATA
DE UNA TRADICIÓN SOCIAL QUE LEGITIMA
UN TIPO DE VIOLENCIA SEXISTA
QUE DEJA POCAS POSIBILIDADES
DE EXPRESIÓN A LAS MUJERES.

E 078 Invierno 2005 / 2006


PA L I M P S E S T O

tidad sexual. Las identificaciones, como ción sino también la no elección de otras
decíamos, no tienen que ver con el ser, opciones, una responsabilidad como acto
sino con el siendo, con hacer aquello de verdad frente al deseo.
en donde nos sentimos mejor o menos La sexuación tiene que ver con la
incómodos. Ahí encontramos índices y forma y contenido, lo que contiene y lo
rastros de las identificaciones que en- que es contenido. Lacan propone que la
contramos en nuestra vida, como si esos imposibilidad de salirse del sentido, de ir
rastros tuvieran que ver con nosotros. más allá del campo de las significaciones
Picasso decía: “yo no busco, ¡encuen- y del lenguaje es una posición “hombre”,
tro!” Es exactamente de lo que estamos mientras quien se deja habitar por un ins-
hablando, en la constitución de la sexua- tante en ese lugar que no tiene referen-
lidad. Sin embargo, como dije, no todo cias, en un lugar que circula alrededor de
es posible, existen límites que nos impi- la falta, es la posición “mujer”. Según esto
den y nos limitan. Sólo frente a la prohi- las personas con pene y con vagina, no
bición existe la posibilidad de delimitar pueden estar completamente en el lado
un deseo. Pero podríamos decir que la mujer. Eso es como en la producción ar-
manera de habitar el mundo es sexuada, tística y en la satisfacción, aparece siem-
las relaciones entre esos fragmentos es pre irrumpiendo y es efímero. Sin em-
sexuada; es decir, la constelación, como bargo, existen estructuras que cancelan
lazo entre los fragmentos, es sexuada. estos breves momentos, manteniéndose
Lacan veía la sexuación (palabra que en la rigidez de las formas y el lenguaje.
él inventa) como una posición sexuada Para confirmarlo es suficiente un
frente a las relaciones que se establecen ejemplo, que me comentó un colega
con el mundo. Esta posición no es efecto cuando le hablaba del tema de este artí-
de un proceso de maduración psicosexual culo. Se trata de una persona transexual
en la que el sujeto es víctima de circuns- que después de algún tiempo y removidos
tancias externas —podía rechazar y/o los órganos sexuales masculinos, comen-
rehusar— que generan profundas con- zó una relación con una mujer lesbiana. Al
secuencias, como el caso del hombre de parecer lograron mantener una relación
los lobos que rehusara su posición homo- de pareja sumamente satisfactoria para
sexual, en el plano de la realización geni- ambos. No podemos, entonces, proponer
tal y se repliega a una manera de sexuali- que el sexo o género de una persona tiene
dad repleta de goce, de insatisfacción, en que ver con el sexo de su partenaire. Con
la que el placer no es un elemento que rija lo que más que responder a las preguntas
esta sexualidad. Por todo ello, los conti- que se plantearon desde el principio y de
nentes hombre y mujer, heterosexual y subrayar los obstáculos epistemológicos,
homosexual, son pobres para dar cuenta quiero simplemente mostrar que el tema
de la diversidad de posiciones sexuales. de la sexualidad femenina, es un asunto
No obstante, es necesario recordar que que se encuentra aún muy lejos de permi-
cada posición implica, no sólo una elec- tirnos tener ideas concluyentes.

Invierno 2005 / 2006 079 E


0080

Freud y lo femenino
A l f o n s o H e r r e r a

Que lo femenino haya estado presente prenderse si se resuelve lo que el propio


desde los primeros tiempos del psicoa- Freud interpela. Lo que ella pone en pe-
nálisis, hace significativa la confidencia ligro es la identidad del saber analítico
que Freud hiciera a Marie Bonaparte: consigo mismo, es decir, su pretensión
“La gran pregunta que nunca ha obteni- de verdad”.3
do respuesta y que hasta ahora no he sido Hacia 1905, Freud lamentaba que
capaz de contestar, a pesar de mis treinta la vida amorosa del varón fuera “la única
años de investigación del alma femenina que se ha hecho asequible a la investiga-
es ésta: ¿qué es lo que desea la mujer?”1 ción, mientras que la de la mujer perma-
La traducción al castellano de la mo- nece envuelta en una oscuridad todavía
numental obra de Jones sobre la vida de impenetrable”.4
Freud plantea un problema de entrada: Tres años más tarde, sostendría que
“¿Was will das Weib?”, si bien no auto- “debido a circunstancias externas e in-
riza a implicar el deseo de una mujer, ternas poco propicias, las comunicacio-
pues Freud no habla de Wunsch (deseo) nes que siguen se refieren predominan-
y es sabido que en psicoanálisis desear temente al desarrollo sexual de uno de
y querer no designan el mismo campo los sexos, a saber, el masculino”.5
semántico. Así, “¿qué es lo que la mujer Así, la vía de acceso a lo hasta en-
quiere?” es la pregunta. tonces inexplorado (la histeria conver-
Si se toma al pie de la letra la con- siva de sus primeras comunicaciones
fesión hecha a Marie Bonaparte, Freud clínicas de 1895), luego de tres décadas
asumía que —como el caballero de uno desembocó a un oscuro descampado. No
de sus chistes predilectos— su investi- en balde una de las más célebres metáfo-
gación sobre lo femenino había “sido ras freudianas sobre lo femenino remite
escrita enteramente siguiendo el dictado a una demarcación gnoseológica: “la vida
de lo inconsciente según el famoso prin- sexual de la mujer adulta sigue siendo un
cipio de Itzig el Caballero del Domingo. dark continent para la psicología”.6
—‘Itzig, ¿hacia dónde cabalgas?’. — Es ésta la esencia de la problemática
‘¿Qué sé yo?, pregúntale al corcel’”.2 femenina para el psicoanálisis: se trata de
En efecto, “ese caballo de Troya que una jurisdicción donde el saber psicoana-
la mujer trae para instalar en el centro lítico no ha sentado a cabalidad sus reales.
del edificio tan bien construido del psi- A un público perplejo que hacia 1933
coanálisis, al punto que se convierte en lo escucha disertar sobre la feminidad,
una máquina de guerra, sólo puede com- Freud le espeta: “Si ustedes quieren saber

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Claudius y el Rey Hamlet. Invierno 2005 / 2006 081 E
PA L I M P S E S T O

más acerca de la feminidad, inquieran a loga la causa (el recuerdo por el que el
sus propias experiencias de vida, o dirí- padecimiento aflora), con la condición
janse a los poetas; o aguarden hasta que la histérica misma. Dicho de otro modo,
ciencia pueda darles una información más la entidad nosológica (histeria) deviene
profunda y mejor entramada.”7 nosografía (al describir el padecimiento)
Así, en la última recta de su vida, pero… por vía etiológica (la reminis-
Freud reconocía que lo colegido por el cencia como fuente).
psicoanálisis sobre la condición feme- La cura, por tanto, debe dirigirse
nina era, simplemente, fragmentario e a proveer las vías eferentes adecuadas
incompleto. para que la nocividad de la reminiscen-
cia cese.
La histeria freudiana Examinando el relato de Emma von
Freud hizo una lectura sintomática de lo N., es claro que para Freud la reminiscen-
femenino aunque sólo fuera por haber cia determina el complejo sintomático
recogido ahí la verdad de una disfunción que obliga a una maniobra terapéutica es-
corporizada, encarnada: la de la histeria pecífica (la abreacción), repetida cuantas
conversiva. veces fuera necesario:
Estudios sobre la histeria (1895) es un
sintagma que merece una reflexión de- … sólo se podía aportarle alivio
tenida. Freud nombra la entidad clínica, dándole la oportunidad de apalabrar
no a las mujeres ahí implicadas; esto es, en la hipnosis la reminiscencia que
subsume la condición subjetiva a un es- la estaba martirizando, con todo el
pectro sintomático determinado. Pero, gasto de talante que le correspondía y
¿no es el conjunto de mujeres escucha- sus exteriorizaciones corporales […]
das lo que determina el marco nosoló- Tras esa purificación en la hipnosis, se
gico? Pues de histeria se puede hablar sentía enteramente bien, y presente,
sólo en la medida en que una serie de durante algunas horas. Breve tiempo
fenómenos mórbidos concurren en un después irrumpía, según su orden en
campo cuyas coordenadas piden ser teo- la serie, la próxima reminiscencia.8
rizadas.
En este caso, parece como si Freud Una vez tramitada la reminiscencia es
privilegiara el registro estructural como posible un desmantelamiento general
causa de lo que sus casos ilustran a mane- del cuadro sintomático. Cuantas más
ra de viñetas clínicas probatorias, cuan- reminiscencias estén estranguladas, más
do lo que está en juego es exactamente virulenta es la manifestación mórbida:
lo inverso: es la histeria como estructura
el efecto de todas y cada una de las his- Uno aprende entonces a distinguir sin
torias clínicas evocadas. dificultad entre el reposo anímico por
Algo similar ocurre entre la desig- falta efectiva de toda reminiscencia, y
nación nosológica del cuadro mórbido la tensión y los signos de afecto bajo los
(histeria) y la descripción de sus causas: cuales el enfermo busca desmentir, al
para Freud, un sujeto histérico padece servicio de la defensa, la reminiscencia
de reminiscencias. Claramente, homo- que aflora.9

E 082 Invierno 2005 / 2006


PA L I M P S E S T O

Es evidente que para Freud hay un es- un momento posterior la secreción


tricto nexo causal entre el evento oca- lacrimal: el histérico padece por la
sionador y el fenómeno psicopatológico mayor parte de reminiscencias.10
de ahí derivado. Su detallada argumen-
tación en la comunicación que antecede Tan estrecho es el vínculo entre el agen-
a sus Estudios sobre la histeria (1895) lo te etiológico activo (la reminiscencia) y
remarca: el método terapéutico eficaz (la abreac-
ción), que Freud se refiere a ambos de
hace una serie de años investigamos, manera indistinta englobándolos bajo el
en las más diversas formas y síntomas rubro teoría de la histeria, según se lee
de la histeria, su ocasionamiento: el en una carta a Fliess: “Me alegra poder
proceso en virtud del cual el fenómeno comunicarte que nuestra teoría de la his-
en cuestión se produjo la primera vez teria (reminiscencia, abreacción, etc.) se
[...] el nexo causal del trauma psíquico podrá leer el 1° de enero de 1893…”11
ocasionador con el fenómeno histérico Este largo recuento es para mostrar
no es tal que el trauma, como agent cierta inflexibilidad de Freud con sus
provocateur, desencadenaría al síntoma, pacientes histéricas cuando los síntomas
el cual subsistiría luego, ya devenido no cedían a pesar de haber pesquisado
autónomo. Antes bien, debemos el incidente ocasionador. En efecto, si
aseverar que el trauma psíquico, o la causa de un cúmulo sintomático es la
bien el recuerdo de él, obra al modo reminiscencia, una vez que ésta ha sido
de un cuerpo extraño que aún mucho abreaccionada deben ceder las manifes-
tiempo después de su intrusión tiene taciones patológicas. Esto es, si la razón
que ser considerado como de eficacia de lo mórbido es un recuerdo y si éste
presente [...] Descubrimos, en efecto, fue ya tramitado, sería irracional que el
al comienzo para nuestra máxima síntoma permaneciera.
sorpresa, que los síntomas histéricos Que ignorar la verdad de lo incons-
singulares desaparecían enseguida y sin ciente cause enfermedad, valga. Pero
retornar cuando se conseguía despertar que una vez elucidada dicha verdad, per-
con plena luminosidad el recuerdo del sista la patología pone en entredicho el
proceso ocasionador, convocando al método terapéutico empleado. Antes de
mismo tiempo el efecto acompañante modificar sus presupuestos, Freud optó
[...] Por inversión del apotegma cessante por adoptar el lugar de un amo. Júzguese
causa cessat effectus, tenemos derecho a el siguiente incidente acaecido en el cur-
concluir de estas observaciones que el so del análisis de Emma von N., relatado
proceso ocasionador produce efectos por Freud mismo:
de algún modo durante años todavía,
no indirectamente por mediación La visité un día mientras almorzaba, y
de una cadena de eslabones causales la sorprendí arrojando algo envuelto en
intermedios, sino de manera inmediata papel al jardín, donde lo recogían los
como causa desencadenante, al modo hijos del portero. Ante mi pregunta,
en que un dolor psíquico recordado confesó que era su pastel (seco), que
en la conciencia despierta suscita en cotidianamente solía seguir el mismo

Invierno 2005 / 2006 083 E


PA L I M P S E S T O

camino. Esto me movió a considerar violentos dolores de estómago: “Yo se


los restos de los otros platos, y hallé lo había dicho. Ahora se han perdido
que de ellos sobraba más de lo que todos los logros que tanto tiempo y
podía haber comido. Interpelada por tantas penas nos llevó conseguir. Me he
su poco comer, respondió que no arruinado el estómago como siempre
estaba acostumbrada a tomar más, que me alimento en demasía o bebo
y aun le haría daño; sostuvo tener la agua, y me veré obligada a guardar
misma naturaleza que su difunto padre, una dieta total durante cinco a ocho
quien igualmente había sido de poco días antes que tolere algo.” Le aseguré
comer. Cuando le indagué qué bebía, que no sería necesaria esa abstinencia,
respondió que sólo toleraba líquidos pues era de todo punto imposible
densos, como leche, café, chocolate, que el agua le arruinara a uno el
etc.; siempre que bebía agua surgente estómago de esa manera; sus dolores
o mineral se le estropeaba el estómago. sólo se debían a la angustia con que
Todo eso llevaba el inequívoco sello había comido y bebido. Era evidente
de una elección nerviosa. Le tomé un que no le había causado impresión
análisis de orina y se la halló en exceso alguna con este esclarecimiento, pues
concentrada y sobrecargada de uratos. cuando poco después quise dormirla
Por eso juzgué adecuado indicarle la hipnosis fracasó por primera vez; y
que bebiera más, y también me por la furiosa mirada que me arrojó
propuse hacerle aumentar la ingesta supe que estaba en plena rebeldía
de alimento. Si bien no presentaba y que la situación era muy seria.
una delgadez llamativa, me pareció Renuncié a la hipnosis, y le dije que
que alguna sobrealimentación era le daba veinticuatro horas para que
deseable. Cuando en mi siguiente reflexionara hasta admitir el punto de
visita le prescribí un agua alcalina y vista de que sus dolores de estómago
le prohibí que hiciera correr al postre sólo se debían a su miedo; pasado
su suerte habitual, su agitación no ese plazo yo vendría a preguntarle
fue poca: “Lo haré porque usted me si todavía opinaba que uno podía
lo demanda, pero le anticipo que arruinarse el estómago ocho días
será para mal, porque mi naturaleza enteros a causa de una copa de agua
lo rechaza, y mi padre era igual.” Al mineral y de una frugal comida; en
preguntarle en la hipnosis por qué caso de afirmarlo ella, le rogaría que
no podía comer más ni beber agua, partiese. Esta pequeña escena estaba
le acudió esta respuesta bastante en agudísimo contraste con nuestras
hosca: “No sé.” Al día siguiente, relaciones de ordinario muy amistosas.
la enfermera me confirmó que la Veinticuatro horas después la encontré
señora Emmy se había sobrepuesto humilde y dócil. Al preguntarle su
a su porción íntegra y había bebido opinión sobre el origen de sus dolores
una copa de agua alcalina. Pero me de estómago, respondió, incapaz de
refirió haberla hallado luego yacente, disimular: “Creo que se deben a mi
presa de profunda desazón y de muy angustia, pero sólo porque usted lo
mal humor. Se quejaba de unos muy dice.”12

E 084 Invierno 2005 / 2006


PA L I M P S E S T O

Mucho se ha avanzado en este rubro ati- precio de mi indocilidad es perderlo, sea


nente a la técnica psicoanalítica. Baste entonces lo que usted diga.
recordar la sentencia de Lacan que reza: Emmy trasmuda la dócil sumisión en
“no hay en análisis otra resistencia que la ironía. Dos meses después del incidente
del analista”.13 Pero seis décadas antes de le escribe a Freud: “Como muy bien y
este aserto, el fundador del psicoanálisis he aumentado mucho de peso. Llevo be-
entendía de otra manera el ser analista: bidas cuarenta botellas de agua mineral.
sorprende a Emmy tirando un pastel seco ¿Cree usted que debo continuar así?”15
y ella no puede sino confesar su falta. Le Con notable agudeza, Assoun in-
indica beber y comer más a pesar de las terpreta el subtexto de este mensaje
razones que ella aduce y que para Freud así: “¿Qué dosis de saber deberé tragar?
sólo significan el inequívoco sello de una ¿Hasta dónde deberé obedecer para que
elección nerviosa. Le prohíbe desechar finalmente sepas... lo que yo quiero?”
el pastel y prescribe como causa de los Pues: “No soy yo quien aprueba, aunque
dolores gástricos que la paciente acusa la diga que sí; no hago más que repercutir
angustia que acompañó a la ingesta. Pero el discurso que emitiste en mi lugar”.16
cuando ella se niega a ser hipnotizada, Será gracias a Emmy que Freud arri-
Freud truena y la condiciona (dándole bará a dos claves de la técnica psicoana-
veinticuatro horas para decidirse): o re- lítica aún vigentes. En el transcurso de
signa sus síntomas o renuncia al analista. una sesión de hipnosis, narra Freud lo
Emmy cede. Acepta beber y comer, se siguiente:
somete a la hipnosis, se torna humilde
y dócil; lo que no obsta para externar Por algún camino doy en preguntarle
sus razones: Lo haré porque usted me lo por qué ha tenido dolores de
demanda… [acepto] sólo porque usted estómago, y de dónde provienen
lo dice. [...] Su respuesta, bastante renuente,
Es evidente que Freud se encuentra fue que no lo sabe. Le doy plazo
en los primeros tanteos de una técnica hasta mañana para recordarlo. Y hete
que estaba por ser construida. Influir a aquí que me dice, con expresión de
los pacientes es sugestión, no psicoaná- descontento, que no debo estarle
lisis, pues —hoy se sabe a cabalidad—, preguntando siempre de dónde viene
“el psicoanalista sin duda dirige la cura. esto y estotro, sino dejarla contar lo
El primer principio de esta cura, el que le que tiene para decirme.17
deletrean en primer lugar, y que vuelve a
encontrar en todas partes en su forma- Lo que hoy día se conoce como la regla
ción hasta el punto de que se impregna en fundamental —esto es, que el paciente
él, es que no debe dirigir al paciente”.14 diga en asociación libre todo lo que le
Emma es complaciente con Freud pase por la cabeza— y el silencio del
y acepta una verdad impuesta: la que el analista (dos prescripciones técnicas fun-
psicoanálisis de la época exigía como evi- damentales en la dirección de una cura),
dencia probatoria de un incipiente méto- tienen su punto de partida en esta oposi-
do terapéutico. La razón de mis dolores ción de Emmy a una (nueva) imposición
no es la que usted me impone, pero si el de Freud.

Invierno 2005 / 2006 085 E


PA L I M P S E S T O

Hoy día es tan importante lo que nodales (psicoanálisis, meta-psicología)


un analista dice como aquello que calla. y son escritas las tres obras fundamen-
Decir importa menos que dejar decir y tales del pensamiento psicoanalítico: La
Emmy supo hacérselo entender al pri- interpretación de los sueños (1900[1899]),
mer analista. Psicopatología de la vida cotidiana (1901)
Así, la incertidumbre expresada y El chiste y su relación con el inconsciente
a Marie Bonaparte (“¿qué es lo que la (1905).18
mujer quiere?”) inquiere también por la Aún más, en el flujo epistolar con
pertinencia del saber analítico frente al Fliess, Freud delínea la génesis de cada
misterio ahí formulado. Cabe, pues, la una de estas tres obras. Hacia 1887 (año
pregunta concomitante: ¿se trata de sa- de inicio de esta correspondencia), Fliess
ber lo que una mujer quiere o de lo que (con 29 años a la sazón) era un reconoci-
el psicoanálisis quiere de una mujer (en- do otorrinolaringólogo berlinés y Freud
tendida como el enigmático reservorio (de 31) era Privatdozent de neuropatolo-
de un saber que no debería ser distónico gía en Viena.
al saber analítico. Aunque Fliess tenía un marcado in-
terés por la biología (campo en el que
La mujer en Freud propuso tesis audaces que hoy son con-
(las cartas a Fliess) sideradas insostenibles), no se limitaba
La edición parcial que Ernst Kriss die- a ella. Prueba inequívoca de lo anterior
ra a conocer en 1950 del intercambio fue la particular atención que dedicó
epistolar que Freud y Fliess sostuvieran a las conjeturas metapsicológicas de
a lo largo de 17 años (1887-1904), llevó Freud, quien devino el más íntimo entre
a Jeffrey Moussaieff Masson a proponer sus amigos y privilegiado confidente de
en 1978 una edición completa de ese asuntos públicos y privados.
epistolario a Anna Freud. Tan delicados asuntos fueron trata-
Masson adujo que en las cartas eli- dos en esta correspondencia que en un
didas seguramente había elementos fun- primer intercambio epistolar entre Freud
damentales para documentar la historia y —la ya para entonces viuda de Fliess—
del psicoanálisis. La intervención de Ida Bondy, aquél expresa su deseo de que
K.R. Eissler, amigo y consejero de Anna, las cartas no se hagan públicas.
terminaría por persuadirla de la impor- Un tema sensible en el flujo de este
tancia de una empresa tal. intercambio epistolar es la marcada incli-
Wilhelm Fliess sería el tercero de nación hacia Fliess comandada —como
los corresponsales caros al Freud de fi- Freud reconocería más tarde— por mo-
nales del siglo antepasado: los otros dos ciones homosexuales. En concordancia
habían sido Eduard Silberstein, su gran con la tesis sobre la condición bisexual de
amigo de juventud, y Martha Bernays, todo sujeto, la mujer que en Freud habi-
su entonces prometida y —a la pos- taba emerge con una fuerza asombrosa,
tre— esposa. como se intentará ilustrar más adelante.
La correspondencia con Fliess abarca Varias son las mujeres implica-
un periodo esencial en la reflexión freu- das en esta historia: Ida Bondy (mujer
diana en el que son forjados conceptos de Fliess), Martha Bernays (esposa de

E 086 Invierno 2005 / 2006


PA L I M P S E S T O

Freud), Anna Freud y Marie Bonaparte. correspondencia en algún momento


La mujer en Freud jugó asimismo su posterior a 1904.19 Pero queda abierta
parte, en abierta complicidad con la que la posibilidad de que un número
en Fliess también anidaba. escogido de cartas se haya conservado
He aquí un apretado relato de la tra- y de que una cuidadosa búsqueda en
ma que estas seis mujeres urdieron: los lugares donde habito desde hace
En diciembre de 1928 (dos meses 37 años las pueda descubrir. Le pido,
después de la muerte de Wilhelm), Ida pues, que me dé plazo hasta Navidad.
Fliess escribió a Freud: Lo que encuentre, lo he de poner a
disposición de usted sin condición
No sé ciertamente si usted me ha de alguna. Si no encuentro nada, deberá
considerar con derecho a ello, pero usted suponer que nada se salvó de
sin embargo [tengo] un pedido que la destrucción. Ciertamente, me
[yo] ensayaré someterle. Quizá se gustaría enterarme también yo de
encuentre usted en posesión de cartas que mis cartas a su esposo, mi amigo
que Wilhelm le dirigió antes de la época íntimo durante muchos años, han
de la desavenencia. Probablemente tenido un destino que las preserve de
no han sido destruidas, aunque las cualquier empleo futuro. Me atengo a
desfavoreciera la pérdida de la íntima la tácita colaboración impuesta por las
relación con usted, y, si es así: ¿tendría circunstancias. Su devoto Freud.
usted, estimado profesor, la confianza
y la bondad de depositar esas cartas en Freud dice que de encontrar cartas de
mis manos, como en las de aquel, entre Fliess a él dirigidas las devolverá “sin con-
todos los seres humanos, que tiene el dición alguna” a la viuda de éste, sin em-
más íntimo interés en ellas? Doy fe que bargo, atento a la denegación de Ida Fliess
no persigo con ello ningún otro fin, o, (“no persigo con ello ningún otro fin”,
si hubiera de ser así, las recibiría sólo aclara sin necesidad alguna), la misiva de
en préstamo y por un plazo limitado. respuesta exige un gesto de reciprocidad:
Este deseo me ha franqueado el camino que el “destino” de las cartas que él diri-
hasta usted, por largo tiempo cerrado; giera a Fliess fuera que Ida las preservara
me pregunto si [yo] podré recorrerlo de “de cualquier empleo futuro”.
nuevo para agradecerle cordialmente.
Su devotísima Ida Fliess. El 30 de diciembre, Freud escribe:

Freud respondió el 7 de diciembre del Estimada señora: Hasta hoy no he


mismo año: encontrado nada y me inclino a suponer
que toda la correspondencia ha sido
Estimada señora: Me apresuro a destruida. Pero como tampoco he
responder su carta, aunque hoy encontrado otras cosas que ciertamente
todavía no pueda comunicarle nada quería conservar, como las cartas
conducente al cumplimiento de su de Charcot, no considero el asunto
deseo. Mi recuerdo me dice que concluido. Naturalmente, para el caso
he destruido gran parte de nuestra en que algo encuentre, mi promesa

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PA L I M P S E S T O

sigue en pie. Su devotísimo Freud.20 de usted, pero antes de resignarse a


“Me deja usted una luz tenue, y sería po- ver partir hacia América estos valiosos
sible que un buen día apareciera alguna documentos, se ha dirigido a mí, y he
que otra carta que la casualidad hubiera resuelto comprarle todo. Con tal de
preservado”, responde Ida Fliess a Freud que esto quede en Europa y en mis
el 3 de enero de 1929. manos, me ha concedido un precio
La preocupación de Freud sobre el inferior, 12 000 francos en total por
incierto destino de sus cartas a Fliess 250 cartas de usted (varias de Breuer)
no era gratuito. Era de suponerse que y esbozos teóricos muy intensos de
Ida Fliess las conservaba y, dado el muy su pluma, que al parecer forman la
activo papel que ella había jugado en la mayoría. Me alegro de haber podido
ruptura entre los dos amigos, era inge- hacer esto, porque me pesaría que
nuo apostar a que al final primaría la todo ello anduviera dando vueltas por
discreción. el ancho mundo. Que es de la pluma
En efecto, indiferente a la propues- de usted, ¡ninguna duda! ¡Conozco su
ta de Freud para una “tácita colabora- letra!.
ción [entiéndase el discreto manejo de
las cartas que aún existieran] impuesta El 3 de enero de 1937, Freud le responde:
por las circunstancias” (de la muerte de
Wilhelm), y contra la petición expresa Querida Marie: [...] la cuestión de
de asegurar para esos documentos “un la correspondencia con Fliess me ha
destino que las preserve de cualquier sacudido. Después de su muerte, la
empleo futuro”, años después Ida Fliess viuda me pidió que le devolviera las
vendería al mejor postor las cartas de cartas que él me había dirigido. Se lo
Freud que en vida recibiera su marido. concedí sin condición alguna, pero no
De todo esto sabemos por la prin- las pude encontrar. Si las he destruido
cesa Marie Bonaparte, quien el 30 de di- o si simplemente las he escondido
ciembre de 1936 le informa a Freud: habilidosamente, todavía hoy no lo
sé. Nuestra correspondencia era la
Hoy se me presentó un señor Stahl más íntima que usted pueda imaginar.
de Berlín. Ha obtenido de la viuda de Habría sido penoso en extremo que
Fliess las cartas y manuscritos de usted cayera en manos ajenas [...] Por eso
que se conservaban entre los papeles de es un servicio extraordinario que
Fliess. La primera intención de la viuda usted las haya adquirido y haya alejado
era donar todo a la Biblioteca Nacional todo peligro. Sólo me apena el gasto
Prusiana, pero desde que las obras de en que ha incurrido. ¿Puedo rogarle
usted fueron quemadas en Alemania, participar con la mitad del monto?
renunció a ello y vendió los manuscritos Me habría visto obligado a comprar
a este señor Stahl, que causa una muy yo mismo las cartas si este hombre
buena impresión personal y que es se hubiera dirigido directamente a
escritor y comerciante de objetos de mí. No me gustaría que nada de esto
arte. Dice que ha recibido ofertas en llegara a conocimiento de la llamada
América por esta colección de escritos posteridad [...] Otra vez un sincero

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agradecimiento de su Freud. algunas semanas las hará traer por


alguien a París. Las cartas y manuscritos
Como ya se mencionó, Freud concedió me fueron ofrecidos bajo la condición
“sin condición alguna” a Ida la devolución de que no los vendería, de manera
de las cartas que Fliess le había dirigido directa ni indirecta, a la familia Freud,
(en caso de encontrarlas), confiando que porque se temía una destrucción de este
en reciprocidad ella no haría públicas material importante para la historia del
las que él mismo había escrito al finado psicoanálisis. Esto no habría supuesto
amigo. Como es obvio, tal confianza no para mí una razón decisiva para no
fue honrada cuando Ida Fliess decidió discutir la cuestión con usted, pero no
lucrar con esos documentos. Con Marie le ha de asombrar, porque conoce mis
Bonaparte Freud vuelve a ser claro en ideas y sentimientos sobre este punto,
expresar el temor de que las cartas se que personalmente tenga un enorme
hagan públicas. “Nuestra corresponden- rechazo a la destrucción de sus cartas
cia era la más íntima que usted pueda y manuscritos. Usted mismo [...] quizá
imaginar [...] No me gustaría que nada no perciba toda su grandeza. Es usted
de esto llegara a conocimiento de la lla- parte del pensamiento humano como
mada posteridad.” Platón, digamos, o Goethe. ¿Qué no
De nuevo el fantasma aludido en habríamos perdido nosotros, pobre
una carta a Martha Bernays ¡más de me- posteridad, si las conversaciones de
dio siglo atrás!: “He destruido todos mis Goethe con Eckermann hubieran sido
escritos correspondientes a los últimos destruidas, o los diálogos de Platón,
catorce años, así como cartas, resúme- estos últimos por piedad hacia la figura
nes científicos y manuscritos de mis tra- de Sócrates, digamos, a fin de que la
bajos. [...] No podría madurar ni morir posteridad no supiera que Sócrates se
sin preocuparme ante la idea de quién se había dado a la pederastia con Fedro
me meterá en los viejos papeles. [...] En o Alcibíades? ¡Es imposible que en
cuanto a los biógrafos, que se las com- sus cartas haya nada parecido! ¡Nada,
pongan como puedan. No hay por qué si se lo conoce a usted, que pudiera
facilitárselos tanto [...] ya me divierto empequeñecerlo! Y usted mismo, en
imaginando cómo se van a equivocar.21 su bello trabajo, ha escrito en contra
Marie Bonaparte replicaría el 7 de de la idealización à tout prix de los
enero de 1937: grandes hombres, de las grandes
figuras paternas de la humanidad. ¡Y
El señor Stahl ha venido recientemente si no me equivoco, se perdería algo
y me ha entregado la primera parte de de la historia del psicoanálisis, esta
los papeles-Fliess: ensayos científicos nueva y única ciencia, creación de
que se encontraban dispersos entre usted, que es más importante que
las cartas de usted, y que él agrupó las ideas del propio Platón, si, por
por separado. El resto, las cartas algunas observaciones personales que
propiamente dichas, que incluyen estas cartas contuvieran, hubiera de
de 200 a 250 piezas, sigue todavía en destruirse todo el material! Mi idea
Alemania, desde donde dentro de fue la siguiente: obtener las cartas para

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PA L I M P S E S T O

que no fueran publicadas, quien sabe no estén todavía en casa de usted sino
por quién, y conservarlas durante años, en Berlín [...] me resulta difícil aceptar
p.ej., en una biblioteca municipal, en sus ideas y las comparaciones que
Ginebra, digamos, donde son menos usted traza. Sólo me digo que dentro
de temer los peligros de guerras y de 80 o 100 años el interés por el
revoluciones, con el mandato de que contenido de la correspondencia será
no pudieran ser consultadas hasta 80 sustancialmente menos que hoy. Desde
o 100 años después de la muerte de luego me parece bien que tampoco
usted. ¿Quién podría ser lastimado usted lea las cartas, pero no debe creer
entonces, ni aún los miembros de su que no contienen otra cosa que graves
familia, no importa lo que hubiera indiscreciones; dada la naturaleza
ahí dentro? Además, no sé lo que ahí tan íntima de nuestro trato, estas
se contiene. No he de leer nada de cartas discurren naturalmente sobre
sus cartas si ésa es su voluntad. Sólo todos los temas posibles, cuestiones
una he mirado hoy, que estaba entre tanto objetivas como personales, y
los ensayos, una carta anexa, ¡y no lo objetivo, que se refiere a todas las
había nada comprometedor en ella! anticipaciones y los caminos errados
¿Recuerda usted verdaderamente del análisis germinal, es en este caso
lo que contienen, después de tanto también genuinamente personal [...]
tiempo? Pero si hasta ha olvidado si Por eso me gustaría tanto saber que
destruyó o escondió las cartas de Fliess el material se encuentra en sus manos
[...] Tiene que haber sido penosísima [...] Tomo agradecido su promesa de
la ruptura de esa amistad. Es probable venir en marzo a Viena, aunque sea un
que se haya expresado usted con toda par de días. Cordialmente, su Freud.
libertad sobre mucha gente. Incluso
sobre su familia [...] quizás haya dicho El 12 de enero de 1937, Marie Bonaparte
mucho sobre usted mismo. Por lo tranquilizaba a Freud:
demás, todavía no tengo las cartas, sólo
dentro de algunas semanas las recibiré. Quiero tranquilizarlo también con
Si usted quiere, a principios de marzo, respecto a las cartas a Fliess. Aunque
durante el viaje que para entonces siguen en Alemania, ya no están
haré a Grecia, podría detenerme un en manos de la “bruja”, sino que
día o dos en Viena para discutir con pertenecen al señor Stahl, quien se las
usted esta cuestión. Lo amo [...] y lo adquirió junto con toda su biblioteca.
venero, por eso le he escrito en este Están en su posesión, y una amiga de
tono. Marie. [PS:] Quiero adquirir yo él las ha de traer aquí.
sola las cartas; ¡hablaremos con más
libertad sobre ello!” Finalmente, el 10 de febrero de 1937
le anuncia a Freud: “Hoy me traerán sus
El 10 de enero de 1937, Freud respon- cartas. Una dama las ha llevado consigo
dería: a Londres, y ahora están en París, y las
recibiré esta noche.”22
Me decepciona que mis cartas a Fliess Masson encontró en el escritorio de

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PA L I M P S E S T O

Freud (en la que fuera su residencia de la historia del urogallo: “Un cazador ha
exilio de Maresfield Mardens, Londres), abatido a un urogallo. Pregunta a un
unos manuscritos fechados el 24 de no- amigo cómo debe prepararlo. El amigo
viembre de 1937 y redactados en fran- responde que debe desplumarlo,
cés por Marie Bonaparte, que relatan los eviscerarlo y, después, cavar un
avatares de esta correspondencia: agujero en la tierra. En el agujero, hay
que poner ramas de abeto, depositar
Cuando escribí a Freud, desde París, al pájaro sobre ellas, cubrirlo con más
que Ida Fliess había vendido sus cartas y ramas y tapar todo con tierra. —¿Y
que yo las había adquirido de Reinhold después?, pregunta el cazador.
Stahl, quedó muy conmovido. Vio en
ello un acto en extremo hostil de la Pasadas dos semanas, lo desentierras.
viuda de Fliess y le alegró saber que las —¿Y después? — Después lo arrojas
cartas al menos se encontraban en mis al tacho de basura”. [...] [Freud] me
manos y no viajarían a algún lugar de llamó la atención sobre el hecho de
América, donde indudablemente se las que faltaban cartas: todas las referidas
habría publicado enseguida [...] Freud a la ruptura con Fliess (Stahl afirma
se ofreció a pagar la mitad del precio que quedaron con los expedientes del
de las cartas, a lo que me rehusé. proceso judicial), y una acerca de un
Después me dijo que sólo había sueño que se relacionaba con Martha
hecho esta propuesta de compartir el Freud.23
desembolso porque tenía la seguridad
de que yo no aceptaría un ofrecimiento He aquí la referencia al famoso “sueño
de pagarlo todo. En una carta a Freud perdido” que —a sugerencia de Fliess—
le pregunté si estaba autorizada a Freud no incluyó en la redacción final de
leer su correspondencia. Primero La interpretación de los sueños (1900[1899]).
me respondió que prefería que no la Pruebas de esta afirmación pueden ras-
leyese. Pero cuando después, a fines trearse en la correspondencia entre los
de febrero o comienzos de marzo de entonces todavía amigos:
1937, lo visité en Viena, y él me dijo
que prefería que sus cartas fueran Cordiales gracias por tu bello retrato
quemadas, me negué. Le pedí que me [...] Y el mismo agradecimiento,
autorizara a leerlas para formarme un además, por tu crítica. Sé que has
juicio acerca de su carácter, y Freud me aceptado una tarea ingrata. Tengo
concedió el permiso. “Espero todavía la razonabilidad de admitir que
convencerla para que las destruya”, necesito de tu cooperación crítica
me dijo un día. Martin y Anna [Freud] porque yo mismo he perdido en este
opinan, como yo, que las cartas deben caso el sentimiento de vergüenza
ser preservadas para publicarlas más indispensable al autor. El sueño, en
adelante. Freud, en cambio, me contó, consecuencia, ha sido condenado. Pero
el 20 de noviembre de 1937, cuando yo después de pronunciada la sentencia
otra vez y desde hacía ya cinco meses quiero derramar una lágrima y
me ocupaba activamente de sus cartas, confesar que me pesa y que no espero

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hallar uno mejor como sustituto.24 Finalmente, Marie Bonaparte entregaría


En la carta inmediatamente posterior, a Anna Freud el total de las cartas a la
Freud enfatiza: “El duelo por el sueño muerte de Freud (1939). En 1950 se pu-
perdido no ha terminado todavía”.25 blicaría en Londres una edición alemana
La peculiar historia sobre la corres- titulada Sigmund Freud, Aus den Anfängen
pondencia Freud-Fliess puede comple- der Psychoanalyse. Briefe an Wilhelm Fliess,
tarse con el testimonio de Ernst Jones: Abhandlungen und Notizen aus den Jahren
1887-1902; figuran como compiladores
Por suerte ella [Marie Bonaparte] tuvo Marie Bonaparte (París), Anna Freud
el coraje de oponerse a su analista y (Londres) y Ernst Kriss (Nueva York).26
maestro, y las depositó [las cartas] Esta edición parcial contenía 153 de las
durante el invierno de 1937/38 en 283 cartas que se conservan de Freud
el banco Rothschild de Viena con a Fliess.27
el propósito de volver a estudiarlas Por decisión de Anna Freud, desde
tras su regreso en el verano. Cuando 1980, la Library of Congress resguarda
en marzo Hitler invadió Austria, el epistolario completo. Dos años antes
un banco judío había dejado de ser (1978) Anna había confiado a Jeffrey
seguro, y Marie Bonaparte se apresuró Moussaieff Masson una edición comple-
a dirigirse a Viena, donde, por ser ella ta de la correspondencia. Tras siete años
una princesa de Grecia y Dinamarca, de intenso trabajo, en 1985 —cien años
se le permitió, en presencia de la después de haber sido escritas— apare-
Gestapo, recoger el contenido de ció en Londres la monumental obra titu-
su cofre. La Gestapo sin duda habría lada The Complete Letters of Sigmund Freud
destruido la correspondencia si la toWilhelm Fliess, 1887-1902.
hubiera descubierto en esa ocasión o Esta edición consigna 287 cartas,
con anterioridad en Berlín. Cuando de las cuales 283 fueron escritas por
Marie Bonaparte, en febrero de 1940 Freud a Fliess y una más (carta 114) a
—cuatro meses antes de la invasión la mujer de éste, Ida. Tres misivas son de
alemana—, debió abandonar París, W. Fliess a Freud (dos fueron localiza-
depositó los preciosos documentos das en el Archivo Fliess de la Biblioteca
en la legación danesa en París. No era Nacional Universitaria de Jerusalén
el lugar más seguro; pero gracias al —cartas 284 y 286— y la otra —carta
general Von Choltitz, que desconoció 282— fue encontrada en el escritorio
las órdenes de Hitler en el momento que Freud tuviera en su última residen-
de la liberación, París y, junto con él, cia de Londres).
la legación danesa se salvaron. Después Ahora sabemos que el paquete ad-
que las cartas pasaron por todos estos quirido por Marie Bonaparte a Reinhold
peligros, debieron enfrentar todavía Stahl estaba conformado por 281 car-
las minas del Canal de la Mancha, tas; dos más fueron proporcionadas
y llegaron indemnes a Londres a Masson por Robert Fliess (hijo de
envueltas en un material impermeable Wilhelm) y por su —para entonces ya
y capaz de flotar, en previsión de un viuda— Eleonora (cartas 36 y 114 res-
naufragio. pectivamente).

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Fliess, el único público es dirigido: “Querido hechicero: Pareces


“Un amigo íntimo y un enemigo odia- estar enojado si te envuelves en tan ce-
do fueron siempre los requerimientos loso silencio. Tienes razón si estás eno-
necesarios de mi vida afectiva; siempre jado por no haberte enviado yo, en una
supe crearme a ambos de nuevo, y no distracción inconcebible, las pruebas de
rara vez ese ideal infantil se impuso hasta galeras anunciadas.”33
el punto de que amigo y enemigo coinci- Y el regocijo al menor indicio de
dieron en la misma persona, desde luego —en su sentido lato— corresponden-
que ya no al mismo tiempo.”28 cia: “Tu carta me ha alegrado de corazón
Estas palabras ilustran a cabalidad y me ha hecho lamentar nuevamente lo
los avatares de la relación que Freud que siento como la gran laguna en mi
sostuvo con Fliess a lo largo de casi dos vida, que no estés visible para mí de otra
décadas. manera.”34
Como en toda relación amorosa, Pero toda constatación es insuficien-
lo que fue “néctar y ambrosía”29 devino te y ningún encuentro mitiga la inmi-
catástrofe subjetiva. Hacia 1904 (año de nente —e insoportable— separación:
la última misiva entre ambos), muy atrás “No sé cómo conseguiré abstenerme
quedaban los tiempos en que Freud es- después nuevamente de ti.”35
cribía arrobado: “No es precisamente un Fliess es la razón de la puesta en le-
particular favor del destino que dispon- tra freudiana. En ocasiones, le escribe
ga más o menos de cinco horas por año poco porque sólo para él escribe: “Te es-
para intercambiar ideas contigo cuando cribo tan poco sólo porque escribo tanto
difícilmente puedo prescindir de los para ti.”36
otros y tú eres el único otro, el alter.”30 Alter ego, público, lector, amigo,
Primeros tiempos de un enamora- crítico: Fliess lo era todo: “Estoy infini-
miento sustentado en la alienación y la tamente complacido de que me regales
especularidad absolutas: un otro yo era un otro, un crítico y lector, y, por aña-
Fliess para Freud. didura, de tu calidad. Enteramente sin
Ausencia padecida que se traduce en público no puedo escribir, pero puedo
incertidumbre sobre la propia condición conformarme enteramente con escri-
es lo que trasluce en más de una carta: birlo sólo para ti.”37
“Cuando pienso en las muchas semanas en A Fliess también se le ofrendaba una
las que me he sentido inseguro de la vida, fe ciega: “... tú siempre me destruyes la
mi necesidad de estar de nuevo contigo se crítica y, en verdad, te creo todo”.38
acrecienta mucho.”31 A él dedica su escritura y —si el
Si Fliess tardaba en responder, Freud destino le fuera favorable— ofrendaría
desesperaba hecho un manojo de nervios: su descendencia: “Si hubiera sido un hijo
“Llevo ahora tanto a la espera de noticias, varón, te lo habría anunciado por telégra-
sin querer responderme lo que en verdad fo porque él... habría llevado tu nombre.
contiene semejante silencio.”32 Como nació una hijita de nombre Anna,
Fliess es para Freud un mensaje ci- la noticia les llega con atraso.”39
frado. Toda clase de conjeturas le acuden Es una mujer (de los hijos, la única
si Fliess no acusa recibo del amor que le que recogió la antorcha analítica) la que

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se interpone en el deseo de Freud: Anna los fundamentos mismos del mundo”.42


(que nunca se casaría por estar al lado de Ni más ni menos.
su amado padre) y no Wilhelm. “En general estoy satisfecho con
Pero Freud no desfallece en su que- mi progreso, pero recibo hostilidades y
rencia: sólo hacia Fliess propende su vivo en un aislamiento tal como si hu-
fervor: biera descubierto las mayores verdades.
Nuestro congreso debe servir de genui-
Los de tu especie no deberían no restablecimiento y recreo.”43 Nuestro
extinguirse, mi querido amigo; congreso. Así se refería Freud a los en-
nosotros, los demás, tenemos cuentros con Fliess (lo que recuerda la
demasiada necesidad de tus iguales. insigne Academia Española que sólo los
Todo te lo debo en consuelo, adolescentes Freud y Eduard Silberstein
comprensión, estímulo en mi soledad, conformaban; academias y congresos...
en contenido de vida, que de ti lo de dos): “En los primeros días de sep-
tomo, y por añadidura en salud, que tiembre estaré pues contigo y ya pondré
ningún otro habría podido devolverme. ojo para que tú, a pesar de toda tu ac-
En esencia, es por tu ejemplo que tividad, muestres plena participación en
he ganado en lo intelectual la fuerza el congreso privado.”44 Congreso que se
de confiar en mis juicios aun en los tornó imprescindible para la consolida-
puntos en que me dejan solo —es ción de varios de los postulados freudia-
cierto que tú no—, y que, como tú nos fundamentales: “Todo lo externo es
lo haces, voy al encuentro, con una muy monótono, a menudo desagradable,
humildad juiciosa, de las dificultades y directamente pide ser interrumpido
que el futuro acaso depare. Tú no me por un congreso privado.”45
necesitas tanto como yo a ti, y sin Claramente, la euforia de Freud por
embargo sé que tengo asegurado mi los “congresos” no era vivida a la par por
lugar en tu inclinación.40 Fliess: “Con pesar de que el congreso
no te haya dado lo que a mí, rejuveneci-
Fliess ofreció una escucha atenta en los miento y nuevos bríos. Desde entonces
momentos de mayor soledad teórica estoy en continuada euforia y trabajo
para Freud. Varias cartas lo testimonian: como un joven.”46
“Aquí estoy bastante solo con la expli- Tampoco el espaciamiento entre un
cación de las neurosis. Ellos me miran congreso y otro era subjetivado de la
casi como a un monómano mientras que misma manera por los dos amigos: “Estoy
yo tengo la clara sensación de haber to- bastante ensombrecido y sólo puedo decir
cado uno de los grandes misterios de la que me congratulo por el congreso como
naturaleza.”41 por el saciamiento de hambre y sed.”47
Fliess fue el privilegiado interlo- Así, el fin de un encuentro sólo mar-
cutor de Freud en la elucidación de caba el tiempo de espera por el siguien-
los más intrincados enigmas psíquicos. te: “Envejezco, pues, en una paciente
Lacan afirmaba que “la experiencia del espera de ulteriores resultados. Un con-
descubrimiento fundamental fue para greso sería un bello interludio... pero en
Freud un cuestionamiento vivencial de suelo italiano al fin.”48

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Es claro también que a Freud le es- mienda tácita de tranquilizar las sospe-
torbaban las respectivas esposas en los chas de Ida Bondy, según se deduce del
encuentros con Fliess: “Para un congre- siguiente extracto: “Que Martha me
so con las dos señoras hace falta calcular acompañe para neutralización y solaz de
necesariamente más tiempo que si estu- tu esposa está excluido desdichadamen-
viéramos solos.”49 te por ahora.”54
En alguna carta, Freud escribe sin Marie Bonaparte aporta un testi-
empacho: “¿Dispones del día para un idi- monio interesante sobre las esposas de
lio de dos.”50 Freud y Fliess: “Ida Fliess, ‘una mujer
La molestia de Ida Bondy es patente malévola’ hizo por celos todo lo posible
en algunas misivas: “¿Y tu querida espo- por enemistar a los dos amigos, mien-
sa, que a despecho de todas las influen- tras que Martha Freud comprendía bien
cias no me ha vuelto la espalda? La vida que Fliess podía brindar a su esposo algo
sigue siendo muy difícil, ¿no te parece?”51 muy distinto que ella.”55
“Tu querida Ida debe pasar por alto rápi- Que Fliess ofrecía a Freud algo dis-
damente este pasaje para que las semillas tinto de lo que Martha podía dar, es ra-
breuerianas no maduren en ella.”52 tificado por Freud mismo en una misiva
Breuer, el otrora mentor de Freud, en la que reprocha a Fliess las reservas
advirtió a Ida Fliess que la relación con frente al amor que recorría toda la co-
Freud ponía en peligro su matrimonio. rrespondencia entre ambos:
Por la primera de las cartas antecitadas,
se colige que Fliess informó de esto a ... no comparto tu desprecio
Freud (las influencias aludidas son las por la amistad entre hombres,
semillas breuerianas que en efecto bus- probablemente porque soy parte
caban lastimar las relaciones de Ida con en alto grado. A mí la mujer, como
Freud, lo que a la postre sucedería): sabes, nunca me ha sustituido en
la vida al camarada, al amigo. Si la
En absoluto se puede disimular que inclinación masculina de Breuer no
nosotros dos nos hemos separado un fuera tan retorcida, tan timorata, tan
poco más. En esto y en aquello noto contradictoria como todo lo anímico
la distancia. Así también en el juicio en él, sería un bello ejemplo de las
sobre Breuer. Hace tiempo que yo no proezas en que la corriente andrófila
lo desprecio, he sentido su fuerza. Si admite sublimación en el hombre.56
para ustedes ha muerto, no deja de
tener su eficacia póstuma. ¿Qué hace Otra misiva despeja —si la hubiera—
tu esposa si no es llevar a la práctica toda duda: “... el intercambio con el
en el oscuro mandato la incitación que amigo, que un particular costado —tal
Breuer le depositó antaño en el alma vez femenino— exige, nadie me lo sus-
cuando le deseó por su felicidad que tituye”.57
yo no viviera en Berlín porque podía Martha no podría sustituirte, es lo
perturbar su matrimonio?53 que Freud dice a Fliess con todas las le-
tras.Y para apuntalar su argumento, arre-
Martha Bernays tenía a veces la enco- mete contra Breuer, el gran antecesor de

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Fliess en la inclinación afectiva de Freud sus propios pensamientos, has dejado de


por el amigo íntimo y el odiado enemigo ser efectivamente mi público.”62
que dice haber necesitado siempre. No es casualidad que la declinación
Bien sabido es que Breuer había re- de la amistad con Fliess (marcada por el
culado frente a la audacia especulativa de “congreso” celebrado en Breslau la pe-
Freud (recuérdese el deslinde que lo lle- núltima semana de diciembre de 1897),
vó a redactar su propia introducción a los fuera paralela al trato abierto que los dos
Estudios sobre la histeria (1895) explicitan- amigos dispensaron al tema de la homo-
do las diferencias teóricas con su enton- sexualidad. En dicho encuentro, Fliess
ces protegido. Fliess, en cambio, acogió expuso a Freud una correlación entre la
favorablemente a quien sin saberlo haría bisexualidad y la bilateralidad (varones fe-
en el transcurso de sus confidencias su meninos o mujeres masculinas tendrían,
autoanálisis. De ahí que Fliess fuera para según Fliess, condición de zurdos).
Freud su único público: “Anoto con dili- Freud no aceptó esta conjetura y
gencia las curiosidades para exponérte- respondió: “... la cuestión que se relacio-
las en el congreso. Me haces falta como na con [la zurdera] es la primera desde
público.”58 hace mucho tiempo en que las vislum-
Acontecida la ruptura, Freud se que- bres e inclinaciones de los dos no van
jaría amargamente (tal como lo teoriza- por el mismo camino”.Y remató con una
ría años después en su Duelo y melancolía) ironía: “No he tenido todavía tiempo de
no sólo de haber perdido a Fliess sino cruzar una palabra con mi femenino.”63
además lo que con él también perdía: “Es En la carta siguiente a la recién ci-
que yo quería hacer de ti mi público.”59 tada, Freud lleva al extremo sus reser-
Quería..., copretérito que paula- vas sobre la zurdera como evidencia de
tinamente cobraría densidad. Todavía homosexualidad y enrostra a Fliess una
unos meses más tarde Freud pedía: “Me broma que no le sería perdonada:
hace falta un nuevo impulso de ti, pasado
un tiempo se me acaba.”60 ... me pareció que me considerabas
Apelando al tiempo transcurrido en a mí mismo un poco zurdo; en tal
amistad, Freud intentaba evitar la deba- caso, debiste decírmelo, porque ese
cle: “... torno a congratularme de que autoconocimiento no tiene nada de
hace ya once años se me haya presentado ofensivo para mí. Depende sólo de
como una necesidad estimarte a fin de ti que no estés al tanto de todas mis
aumentar el contenido de mi vida”.61 intimidades; en ese sentido me conoces
Pero tres años después, todo se había desde hace largo tiempo. Ahora bien,
consumado: “Me apenó perder al ‘único nada sé de una predilección por la
público’, como dice nuestro Nestroy. izquierda ahora o en la niñez, más
¿Para quién seguiría escribiendo yo? bien diría que años antes he tenido dos
Porque si tú en el momento en que te manos zurdas.64
incomoda una interpretación de mi par-
te estás, por eso solo, dispuesto a aceptar Quien siete años después disertaría sobre
que el ‘lector del pensamiento’ nada adi- el chiste y su relación con lo inconscien-
vina en el otro sino que apenas proyecta te, iniciaba con esta broma el ocaso de

E 096 Invierno 2005 / 2006


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una de sus amistades más entrañables. he triunfado (en la reconducción de mi


Mucho tiempo después Freud con- catexis homosexual) ahí donde Fliess
fiaría a Ferenczi una reflexión clínica más fracasó.
acabada sobre lo sucedido con Fliess: Ferenczi responde que no quiere
A una carta en la que Ferenczi le “abandonar la esperanza de que [Freud]
pide una sinceridad mutua (sabiendo, quiera reanimar una parte de la libido
dice, la justificada desconfianza con toda homosexual retirada” y aduce como
la gente desde lo sucedido con Fliess), justificación que [Ferenczi mismo] es
Freud responde: “un terapeuta incorregible”,68 lo que ha
sido interpretado por Nicolás Caparrós
Usted no sólo ha notado, sino como una invitación a que Freud ¡acce-
también ha comprendido y atribuido diera a hincar un reanálisis!69
correctamente a su origen traumático, Esta conjetura no es descabellada a
que ya no deseo la plena revelación juzgar por la respuesta que Freud die-
de la personalidad [...] Desde el caso ra a esa supuesta insinuación: “[Usted]
Fliess, en cuya superación acaba de probablemente se esté imaginando unos
verme ocupado, esta necesidad se ha secretos totalmente diferentes de los
extinguido en mí. Se ha retirado una que me reservado o piense que estoy
cantidad de catexis homosexual a sufriendo por lo que pasó [con Fliess],
favor del crecimiento del propio yo. cuando lo que me pasa es que me sien-
He conseguido lo que no consigue el to a la altura de las circunstancias y que
paranoico.65 estoy contento de haber superado mi
homosexualidad”.70
Fechada en 1910, esta carta permite Habría que esperar todo lo que
colegir que el paranoico aludido era Lacan teorizaría sobre la sexuación como
Schreber, a cuyas memorias Freud había posicionamiento psíquico para matizar
dedicado un extenso análisis que por en- los asertos sobre lo femenino y lo mas-
tonces estaba concluyendo.66 culino. Reserva que Freud había ya anti-
Pero otro aludido era quizá Fliess cipado en su texto titulado Algunas conse-
mismo, a juzgar por una carta enviada cuencias psíquicas de la diferencia anatómica
a Jung ocho meses antes de la carta an- entre los sexos (1925) donde escuetamente
tecitada, donde Feud anota: “Fliess ha sentencia: “... la masculinidad y femini-
desarrollado una hermosa paranoia, dad puras siguen siendo construcciones
una vez que se desprendió de una no teóricas de contenido incierto”,71 aserto
escasa inclinación hacia mí.”67Esto es, de una actualidad incontrovertible.

Invierno 2005 / 2006 097 E


PA L I M P S E S T O

notas · bibliografía

1 15
Ernest Jones, Vida y obra de Sigmund Freud, vol. II, Estudios sobre la histeria (1895), “Historiales clí-
Lumen-Hormé, Buenos Aires, 1997, p.439. nicos. 2. Señora Emma von N.”, en Freud, Sigmund,
2
Carta del 7 de julio de 1898, en: Freud, Sigmund, Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1993, vol.
Cartas a Wilhelm Fliess (1887-1904), Amorrortu, II, p. 102.
16
Buenos Aires, 1986, pp. 348-349. También citado en La Paul-Laurent Assoun, Freud y la mujer, Nueva
interpretación de los sueños (1900[1899]), en: Freud, Visión, Buenos Aires, 1994, p. 86.
17
Sigmund, Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, Estudios sobre la histeria (1895), “Historiales clí-
1993, vol. IV, p. 243. nicos. 2. Señora Emma von N.”, en Freud, Sigmund,
3
Paul-Lauren Assoun, Freud y la mujer, Nueva Visión, Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1993, vol.
Buenos Aires, 1994, p. 43. II, p. 84.
4 18
Tres ensayos de teoría sexual (1905), en Freud, De esta última importa acotar lo siguiente: aunque
Sigmund, Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, publicada hasta 1905, lo esencial ya estaba redactado
1993, vol. VII, p. 137. muy probablemente desde 1901. Cf. las notas in-
5
Sobre las teorías sexuales infantiles (1908), en troductorias de James Strachey a los Fragmentos
Freud, Sigmund, Obras completas, Amorrortu, Buenos de análisis de un caso de histeria (1905) y El chiste
Aires, vol. IX, 1993, p. 189. y su relación con el inconsciente (1905), en Freud,
6
“¿Pueden los legos ejercer el psicoanálisis?” (1926), Sigmund, Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires,
en Freud, Sigmund, Obras completas, Amorrortu, 1993, vols. VII, pp. 3-107 y VIII, pp. 3-223. respectiva-
Buenos Aires, 1993, vol. xx, p. 199. mente. Cf. asimismo la carta a Fliess del 11 de sep-
7
Nuevas conferencias de introducción al psicoanáli- tiembre de 1899 donde Freud afirma que “el aparente
sis (1933[1932]), 33ª conferencia, “La feminidad”, en ingenio de todos los procesos inconscientes se entra-
Freud, Sigmund, Obras completas, Amorrortu, Buenos ma de manera íntima con la teoría de lo chistoso y de
Aires, 1993, vol. XXII, p. 125. lo cómico”, en una clara anticipación de lo que plas-
8
Estudios sobre la histeria (1895), “Historiales clí- maría en su obra sobre el Witz (en Freud, Sigmund,
nicos. 2. Señora Emma von N.”, en Freud, Sigmund, Cartas a Wilhelm Fliess (1887-1904), Amorrortu,
Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, vol. II, Buenos Aires, 1986, p. 407).
19
1993, p.90. Acaso estas cartas desaparecieron en 1908, cuando
9
Estudios sobre la histeria (1895), “Sobre la psicotera- Freud destruyó por segunda vez (la primera aconteció
pia de la histeria. 2”, en Freud, Sigmund, Obras com- en 1885) gran cantidad de documentos.
20
pletas, Amorrortu, Buenos Aires, 1993, vol. II, p. 287. Reproducidas en la “Introducción” de J.M. Masson,
10
Estudios sobre la histeria (1895), “Sobre el me- en Freud, Sigmund, Cartas a Wilhelm Fliess (1887-
canismo psíquico de los fenómenos histéricos. 1904), Amorrortu, Buenos Aires, 1986, p. XIX. Estas
Comunicación preliminar (Breuer y Freud)”, en Freud, cartas son resguardadas actualmente en el Archivo
Sigmund, Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, Fliess de Jerusalén.
21
1993, vol. II, pp. 29-33. Carta a M. Bernays del 28 de abril de 1885, en
11
Carta del 18 de diciembre de 1892, en Freud, Caparrós, Nicolás (editor), Correspondencia de
Sigmund, Cartas a Wilhelm Fliess (1887-1904), Sigmund Freud (tomo I), Biblioteca Nueva, Madrid,
Amorrortu, Buenos Aires, 1986, p. 24. 1997, p. 378.
12 22
Estudios sobre la histeria (1895), “Historiales clí- Cf. Meter Gay, Freud. Una vida de nuestro tiempo,
nicos. 2. Señora Emma von N.”, en Freud, Sigmund, Paidós, México, 1989, pp. 601 y 679-681.
23
Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1993, vol. Las cartas relativas a la ruptura con Fliess fueron
II, pp. 100-101. localizadas en el Archivo Fliess de Jerusalén, y se re-
13
“Introducción al comentario de Jean Hyppolite sobre producen en la edición completa que Masson hiciera
la Verneinung de Freud” (1954), en Lacan, Jacques, de la correspondencia.
24
Escritos, México, Siglo XXI, 2000, p. 361. Carta del 9 de junio de 1898, en Freud, Sigmund,
14
“La dirección de la cura y los principios de su po- Cartas a Wilhelm Fliess (1887-1904), Amorrortu,
der”. Parte 1: “¿Quién analiza hoy?”, en Lacan, Buenos Aires, 1986, p. 344.
25
Jacques, Escritos, México, Siglo XXI, 2000, p. 566. Carta del 20 de junio de 1898, Ibid., p. 346.

E 098 Invierno 2005 / 2006


PA L I M P S E S T O

26 49
Además de ser íntimo amigo de Anna Freud, Kriss Carta del 14 de agosto de 1897, Ibid., p. 281.
50
había contraído nupcias con Marianne Rie, sobrina de Carta del 21 de septiembre de 1897, Ibid., pp. 285-
Ida, la mujer de Fliess. 286.
27 51
En un aparente error, Masson consigna un número Carta del 30 de mayo de 1896, Ibid., p. 202.
52
distinto (168). Cf. su “Introducción” en Freud, Carta del 12 de agosto de 1896, Ibid., pp.207-208.
53
Sigmund, Cartas a Wilhelm Fliess (1887-1904), Carta del 7 de agosto de 1901, Ibid., p. 491.
54
Amorrortu, Buenos Aires, 1986, p. xxvi. La mutilación Carta del 4 de junio de 1896, Ibid., p. 202.
55
del epistolario motivó en Lacan una alusión a “las Ibid., p. XVI.
56
cartas a Fliess, que algunas manos testamentarias o Carta del 7 de agosto de 1901, Ibid., p. 492.
57
testimoniales nos han comunicado con una serie de Carta del 7 de mayo de 1900, Ibid., p. 451.
58
cortes y expurgaciones que el lector, cualquiera sea Carta del 30 de enero de 1899, Ibid., p. 374.
59
su justificación, no puede dejar de vivenciar como Carta del 28 de abril de 1897, Ibid., p. 252.
60
escandalosos. Nada puede justificar que un texto sea Carta del 18 de junio de 1897, Ibid., p. 271.
61
cortado en el punto en que un complemento, por más Carta del 26 de agosto de 1898, Ibid., p. 354.
62
caduco o débil que se lo considere, esclarecería el Carta del 19 de septiembre de 1901, Ibid., p. 494.
63
pensamiento de Freud (en Lacan, Jacques, El semi- Carta del 29 de diciembre de 1897, Ibid., p. 317.
64
nario, libro 3, Las psicosis (1955-56), Paidós, Buenos Carta del 4 de enero de 1898, Ibid., p. 318.
65
Aires, 1993, p. 219. Carta a Ferenczi del 6 de octubre de 1910, en
28
La interpretación de los sueños (1900[1899]), capítu- Sigmund Freud / Sandor Ferenczi. Correspondencia
lo VI, “El trabajo del sueño”, apartado h, 2ª parte, “Los completa, vol. I, Síntesis, Madrid, 2001, p. 265. (Otras
afectos en el sueño”, en Freud, Sigmund, Obras com- traducciones de la última parte de esta cita rezan:
pletas, Amorrortu, Buenos Aires, 1993, vol. V, p. 479. “He tenido éxito ahí donde fracasan los paranoicos”,
29
Carta del 14 de julio de 1894, en Freud, Sigmund, en Caparrós, Nicolás (editor), Correspondencia de
Cartas a Wilhelm Fliess (1887-1904), Amorrortu, Sigmund Freud. (Tomo III), Biblioteca Nueva, Madrid,
Buenos Aires, 1986, p. 82. 1997, pp. 207-208; “He salido airoso donde el para-
30
Carta del 21 de mayo de 1894, Ibid., p. 67. noico fracasa”, en Freud, Sigmund, Cartas a Wilhelm
31
Carta del 7 de agosto de 1894, Ibid., p. 84. Fliess (1887-1904), Buenos Aires, Amorrortu, Buenos
32
Carta del 13 de septiembre de 1894, Ibid., p. 93. Aires, 1986, p. XVI, n. 2)
33 66
Carta del 26 de abril de 1895, Ibid., p. 128. Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de pa-
34
Carta del 25 de mayo de 1895, Ibid., p. 130. ranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográfica-
35
Carta del 22 de junio de 1895, Ibid., p. 136. mente (1911[1910]), en Freud, Sigmund, Obras comple-
36
Carta del 23 de septiembre de 1895, Ibid., p. 143. tas, Amorrortu, Buenos Aires, 1993, vol. XII, pp. 1-76.
37 67
Carta del 18 de mayo de 1898, Ibid., p. 342. Carta a Jung del 17 de febrero de 1908, en Caparrós,
38
Carta del 29 de septiembre de 1893, Ibid., p. 50. Nicolás (editor), Correspondencia de Sigmund Freud.
39
Carta del 3 de diciembre de 1895, Ibid., p. 160. (Tomo II), Biblioteca Nueva, Madrid, 1997, p. 627.
40 68
Carta del 1° de enero de 1896, Ibid., p. 165. Carta de Ferenczi a Freud del 12 de octubre de 1910,
41
Carta del 21 de mayo de 1894, Ibid., p. 68. en Sigmund Freud / Sandor Ferenczi. Correspondencia
42
Jacques Lacan, El seminario, Libro II, El yo en la completa, vol. I, Síntesis, Madrid, 2001, p. 268.
69
teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica (1954- Nicolás V. Caparrós (editor), Correspondencia de
1955), Paidós, Buenos Aires, 1992, p. 247. Sigmund Freud, (Tomo III), Biblioteca Nueva, Madrid,
43
Carta del 16 de marzo de 1896, en Freud, Sigmund, 1997, p. 207.
70
Cartas a Wilhelm Fliess (1887-1904), Amorrortu, Carta a Ferenczi del 17 de octubre de 1910, en
Buenos Aires, 1986, p. 190. Sigmund Freud / Sandor Ferenczi. Correspondencia
44
Carta del 16 de agosto de 1895, Ibid., p. 139. completa, vol. I, Síntesis, Madrid, 2001, p. 270.
45 71
Carta del 7 de marzo de 1896, Ibid., p. 188. Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia
46
Carta del 2 de mayo de 1897, Ibid., p. 254. anatómica entre los sexos (1925), en Freud, Sigmund,
47
Carta del 30 de junio de 1896, Ibid., p. 205. Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1993, vol.
48
Carta del 21 de diciembre de 1899, Ibid., p. 431. XIX, p. 276.

Invierno 2005 / 2006 099 E


0100

Vicisitudes de la
feminización de la psicosis
N a t a l i a P é r e z V i l a r

PA L I M P S E S T O El grito de Hamlet.
Dios pide un goce continuo, en correspondencia a las condiciones de existencia de las almas con arreglo al
orden del universo; es mi misión ofrecérselo [...] en la forma del más vasto desarrollo de la voluptuosidad
del alma, y toda vez que algo de goce sensual sobre para mí, tengo derecho a tomarlo como una pequeña
compensación por el exceso de padecimientos y privaciones que desde hace años me ha sido impuesto.

Daniel Paul Schreber

Feminización: caso, es la confirmación de lo que sa-


las distintas concepciones bía, de que estas formas de paranoia
Homosexualidad, feminización, goce son el desprendimiento de la libido
transexual, empuje-a-la-mujer. Distintas del componente homosexual. Todas
acepciones del mismo fenómeno sucedi- esas mujeres por las que sospecha de
das en el avatar psicótico, en los resqui- su marido, en realidad le gustan a ella
cios delirantes que cubren los agujeros por una fijación homosexual juvenil.
de lo que ha dejado de inscribirse. Se rebela contra ese deseo y lo proyec-
En 1910, Freud termina de escri- ta sobre el marido; su libido hacia el
bir el texto sobre el caso Schreber. Ahí marido es reforzada por el desprendi-
postula su tesis fundamental acerca de miento de la mujer. Mediante los celos
la etiología de la paranoia: una defensa realiza en el marido su ideal de juven-
frente a la homosexualidad latente. Sin tud de la potencia fabulosa, etc.1
embargo dos años antes ya aparecen los
primeros atisbos de esta idea en dos car- Seis días más tarde le escribe a Carl
tas que escribe casi simultáneamente a Gustav Jung lo siguiente:
dos de sus colegas más cercanos.
La primera de ellas es remitida a Por fin alcanzo la ciencia. En la prácti-
Sandor Ferenczi y está fechada el 11 de ca, he estado en contacto con algunos
febrero de 1908. En ella Freud trata el casos de paranoia y puedo revelarte
caso de la señora Marton, una mujer un secreto. (Escribo paranoia y no de-
celotípica derivada por el psicoanalista mencia precoz ya que considero a la
húngaro, y versa así: primera como un buen tipo clínico y
a la segunda como un pobre término
Teóricamente he aprendido de este nosográfico.) La forma paranóica está

1
Freud-Ferenczi, Correspondencia completa 1908-1911, Síntesis, Madrid, 2001, p. 49.

Invierno 2005 / 2006 101 E


PA L I M P S E S T O

probablemente condicionada por una res- la fantasía de emasculación, de transfor-


tricción al componente homosexual […] mación en mujer, la cual al ser rechazada
Mi amigo de entonces, Fliess, desarro- genera un delirio persecutorio.
lló un terrible caso de paranoia luego Freud lo plantea así:
de haberse desembarazado de su incli-
nación hacia mí, lo cual era definitiva- Creo que ya no nos revolveremos más
mente considerable. Le debo esta idea contra el supuesto de que la ocasión de
a él, es decir a su comportamiento. Se contraer la enfermedad fue la emer-
debe tratar de aprender algo de cada gencia de una fantasía de deseo feme-
experiencia. El derrumbamiento de nina (homosexual pasiva), cuyo objeto
las sublimaciones en la paranoia per- era la persona del médico. La persona-
tenece al mismo contexto.2 lidad de Schreber le contrapuso una in-
tensa resistencia, y la lucha defensiva,
En Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un que acaso habría podido consumarse
caso de paranoia descrito autobiográficamen- igualmente en otras formas, escogió,
te, Freud afina esta tesis a propósito de la por razones para nosotros desconoci-
feminización observada en el presidente das, la forma del delirio persecutorio.
Schreber. El ansiado devino entonces el perse-
A partir de la idea que le adviene a guidor, y el contenido de la fantasía de
este último, en estado de duermevela, deseo pasó a ser el de la persecución.3
sobre lo hermoso que sería ser una mujer en el
momento del coito, se provoca “el estallido El delirio de persecución es una de las
de una moción homosexual” y con ello diferentes modalidades paranoicas que

2
Freud-Jung. The Freud / Jung letters, Princeton realidad es del 17 de febrero del mismo año.
3
University Press, Princeton, 1994, p. 58. Strachey, en la in- S. Freud, “Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso
troducción al caso Schreber, comete el error de mencionar de paranoia descrito autobiográficamente” [1911], Obras
esta carta con fecha del 27 de enero de 1908, cuando en completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1992, p. 45.

LA HOMOSEXUALIDAD NO ES CANCELADA,
DICE FREUD, SINO SUBLIMADA EN RELACIONES
CUYA META SEXUAL ES INHIBIDA: AMISTAD,
CAMARADERÍA, VÍNCULOS SOCIALES, ETC. SIN EMBARGO
ESTA SUBLIMACIÓN PUEDE FALLAR,
ESTALLANDO LA LIBIDO HOMOSEXUAL
INCONSCIENTE Y PROVOCANDO
QUE EL SUJETO, EN UN INTENTO
POR DEFENDERSE DE ELLA,
GENERE UN DELIRIO PARANOICO.

E 102 Invierno 2005 / 2006


PA L I M P S E S T O

surgen a partir de los cambios gramati- tro de gravedad de su yo individual, y en


cales de la frase “yo [un varón] lo amo [a el que no hay palabra”.5
un varón]”4 y del mecanismo proyectivo De esta manera, en la celotipia, el
que entra en juego. En este caso se lle- mensaje es llevado por el otro en una
va a cabo una contradicción al verbo al “alienación invertida”; la inversión radica
transformar el amor por el odio: “Yo no en el género del sujeto: “el ego habla por
lo amo — pues yo lo odio.” La proyec- intermedio del alter ego, quien, en el in-
ción interviene generando que este sen- tervalo, cambió de sexo”.6 Así, la identi-
timiento provenga del exterior; es decir, ficación con el partenaire implica que éste
“él me odia, me persigue y por eso yo lo lleve el mensaje del sujeto hacia el objeto
odio”. El perseguidor será, entonces, la o los objetos multiplicados al infinito.
persona más amada. En la persecución se lleva a cabo una
En el delirio de celos se contradice “alienación convertida” del mensaje. El
al sujeto: “Yo no lo amo — es ella quien amor es convertido en odio y el otro es
lo ama.” El mecanismo proyectivo aquí convertido en persecutor, es decir, quien
radica en imputar a la mujer los amoríos lleva el mensaje, de tal manera que el
con los hombres que él quisiera amar. filo mortífero de la relación imaginaria
La erotomanía se instaura en una con- se exacerba al máximo.
tradicción al objeto: “Yo no lo amo — pues La erotomanía, a su vez, implica
yo la amo” y proyectivamente, “porque ella una “alienación divertida” de la frase.
me ama”. De esta manera el núcleo deli- Divertida (divertie, en la versión origi-
rante radica en ser amado por el otro, esto nal) del latín divirtere, significa apartar,
es, en la percepción del sentimiento veni- distraer. En francés, el verbo Divertir, se
do desde afuera. Sin embargo, dice Freud, encuentra ligado a Détoruner, desviar7.
el interludio (“yo la amo”) podría devenir Así, la erotomanía se manifiesta a par-
consciente, ya que su relación con la frase tir de una alienación desviada, apartada
inicial no es completamente discordante del mensaje en cuanto al objeto al que
como sucedería en el caso de la persecu- se orienta. El otro se despersonaliza por-
ción. Así, se puede amarla haciendo sem- que el mensaje del sujeto no se dirige a
blante de heterosexualidad. él en cuanto tal, esto es, no es necesaria
En 1955 Lacan aportó nuevas con- una relación precisa entre semejantes
sideraciones al estudio del discurso deli- sino que el otro “a menudo es un objeto
rante paranoico. Analizó las tres distintas alejado, con el cual al sujeto le basta co-
formas del delirio a partir del mensaje, municarse por una correspondencia que
esto es, de la vinculación con el otro por ni siquiera sabe si llega o no a destino
medio de las transformaciones de la fra- […] El delirio erotomaniaco se dirige
se original. La cuestión es “distinguir el a un otro tan neutralizado que llega a
sujeto, el que habla, y el otro con el que agrandarse hasta adquirir las dimensio-
está preso en la relación imaginaria, cen- nes del mundo”.8

4 6
Ibid., pp. 58-59. Ibid., p. 65.
5 7
J. Lacan, Seminario 3: Las psicosis [1955-6]. Clase del V. Petit Larousse, Larousse, Paris, 1940.
8
30 de noviembre de 1955, Paidós, Buenos Aires, 1997, J. Lacan, Op. cit. [1955-6], Clase del 30 de noviembre
pp. 66-67. de 1955, Paidós, Buenos Aires, 1997, p. 66.

Invierno 2005 / 2006 103 E


PA L I M P S E S T O

Sin embargo, aun con las distin- Lacan sintetiza la posición freudiana en
ciones que caracterizan que un delirio un párrafo:
paranoico sea de un tipo o de otro, el La teoría de Freud es que el único
mecanismo principal es, según Freud, el modo que tiene Schreber de eludir
mismo: la respuesta a una pulsión homo- lo que resulta del temor a la castra-
sexual liberada mediante el fracaso de la ción es la Entmannung, la eviración,
represión. y sencillamente la desmasculiniza-
Ahora bien, Freud plantea las pre- ción, la transformación en mujer:
disposiciones patológicas a partir de la pero, después de todo, como el pro-
fijación de la libido a distintas etapas del pio Schreber lo indica en algún lado,
desarrollo. En la paranoia “nos vemos ¿acaso no es mejor ser una mujer es-
llevados a suponer que el punto débil de piritual que un pobre hombre infeliz,
su desarrollo ha de buscarse en el tramo oprimido, hasta castrado? En suma,
entre autoerotismo, narcisismo y homo- la solución del conflicto introducido
sexualidad, y allí se situará su predispo- por la homosexualidad latente se en-
sición patológica”.9 cuentra en un agrandamiento a la par
La fijación al narcisismo implica del universo.11
que se estanque el camino que va del
autoerotismo a la relación de objeto, Esto es, así como en un primer momen-
esto es, si el primer objeto a libidinizar to las fantasías de feminización lo per-
es el cuerpo propio, “la continuación de siguen posteriormente puede, mediante
ese camino lleva a elegir un objeto con un vínculo megalomaniaco (ser la mu-
genitales parecidos; por tanto, lleva a jer de Dios y procrear la nueva raza del
la heterosexualidad a través de la elec- mundo) reconciliarse con ellas.
ción homosexual de objeto. Respecto de Freud dice:
quienes luego serán homosexuales ma-
nifiestos, suponemos que nunca se han Si era imposible avenirse al papel de la
librado de la exigencia de unos genitales mujerzuela frente al médico, la tarea
iguales a los suyos en el objeto”.10 de ofrecer al propio Dios la voluptuo-
La homosexualidad no es cancelada, sidad que busca no tropieza con igual
dice Freud, sino sublimada en relaciones resistencia del yo. La emasculación
cuya meta sexual es inhibida: amistad, deja de ser insultante, deviene “acorde
camaradería, vínculos sociales, etc. Sin al orden del universo”, ingresa en un
embargo esta sublimación puede fallar, vasto nexo cósmico, sirve al fin de una
estallando la libido homosexual incons- recreación del universo humano se-
ciente y provocando que el sujeto, en un pultado. “Hombres nuevos de espíritu
intento por defenderse de ella, genere schreberiano” honrarán, en el que se
un delirio paranoico. cree perseguido, a su antepasado. Así
La restitución delirante de emascu- se ha encontrado un expediente que
lación es también una respuesta al miedo satisface a las dos partes en pugna. El
ante la amenaza de castración del padre. yo es resarcido por la manía de gran-

11
Ibid., p. 439.

E 104 Invierno 2005 / 2006


PA L I M P S E S T O

deza, y a su vez la fantasía de deseo mismo tiempo [...] Es evidente que el


femenina se ha abierto paso, ha sido Schreber de Freud no es el Schreber
aceptada. Pueden cesar la lucha y la de Lacan. Para éste en la causación de
enfermedad.12 la psicosis no destaca el empuje de la
pulsión homosexual sino la falla en la
En una carta a Fliess fechada el 14 de función significante. El significante
noviembre de 1897 Freud dice: “es que falta es el del Nombre-del-Padre.
probable que la elección de neurosis, la Mientras que para Freud lo que fal-
decisión sobre si se genera una histeria, ta elaborar es el complejo paterno y la
una neurosis obsesiva o una paranoia, responsabilidad está del lado del hijo,
dependa de la naturaleza de la oleada para Lacan lo decisivo es la falla del
(es decir, de su deslinde en el tiempo) padre en cuanto a la posibilidad de
que posibilita la represión, o sea, que instaurar la función simbólica a través
muda una fuente de placer interior en una de su metáfora.14
de asco interior”.13 Es decir que el asco es
la mudanza defensiva frente a un placer Asimismo, para Freud el mecanismo que
intolerable. entra en juego en la constitución de la
Si se toma la interpretación de Freud paranoia es la represión; para Lacan éste
sobre la paranoia, es posible encontrar será privativo de la neurosis postulando
en el paranoico una defensa que implica la forclusión para la estructura psicótica.
el rechazo manifiesto de algo que etio- La homosexualidad latente será
lógicamente causa su estructura. Ahora reformulada al introducir la relación
bien, ¿es realmente posible pensar su imaginaria, destructiva y mortífera con
tendencia hacia la feminización desde el semejante. La reducción a la dualidad
este encuadre? Es necesario revisar los por la forclusión del elemento tercero
aportes de Lacan al caso Schreber y sus (A), produce la más terrible agresividad
posteriores contribuciones al estudio de frente al otro igual, y sólo puede ser to-
la feminización en la psicosis. lerada mediante la restitución delirante
Existen diferencias significativas en- de la paranoia.
tre la lectura de Freud y aquella que hace En este sentido, en lugar de fundar-
Lacan 45 años después. Sin embargo, se lo “hetero (otro como A)-sexual”,15 se
es importante destacar que el primero establece una transexualidad, fuera del
funda las bases desde las cuales el segun- registro de la sexuación y de la función
do postula su teoría sobre las psicosis. fálica.
Citando a Frida Saal: Al no haber inscripción del signifi-
cante fálico el goce, no circunscrito por
Lacan continúa y corrige a Freud al la palabra, se torna ilimitado y desloca-

12
S. Freud, Op. cit. [1911], p. 45. Morales, Helí, El laberinto de las estructuras, Siglo
13
S. Freud, “Fragmentos de la correspondencia con XXI ,
México, 1997, p. 65.
15
Fliess” [1892-99], en Obras completas, Amorrortu, Alfredo Eidelsztein, Las estructuras clínicas a partir
Buenos Aires, 1992, p. 313. El subrayado es mío. de Lacan, Letra Viva, Buenos Aires, 2001, p. 274.
14
Frida Saal, “La carta forzada de la clínica”, en

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lizado. El Otro goza desmesuradamente “La no menos impresionante regulación


y el sujeto sólo puede rendirse pasiva- del goce va a la par y se localiza en el
mente ante eso. escenario transexual. Schreber frente al
En Schreber “este goce del Otro, espejo testimonia un goce, que habién-
impuesto como deletéreo, efractivo en dose inscripto como femenino, se anuda
relación con las fronteras del cuerpo y sin embargo a la imagen y a la pulsión
perturbador de sus funciones está ligado escópica”.18
a la amenaza de eviración, término que En este sentido, así como para Freud
Lacan dice no denota la castración sino la defensa contra la homosexualidad está
su defecto, la significación de un goce no relacionada a la amenaza narcisística de
fálico, lo que excluye que Schreber sea la castración, para Lacan “nunca se trata
gozado como hombre y que es mortal de castración en Schreber. El término
para el sujeto”.16 latino que sirve en alemán, eviratio-
En el esquema I, Lacan plantea que Entmannung, quiere decir en el texto,
el goce transexualista (i) se encuentra transformación, con todo lo que esta pa-
ligado a la imagen corporal narcisista labra entraña de transición, en mujer; no
(m), la cual se une a su vez, con el yo es para nada la castración. No importa,
delirante en un intento por rodear el el análisis de Freud hace girar a toda la
abismo de la significación fálica carente dinámica del sujeto Schreber en torno
(Φo). Dicho goce aparece en este esce- al tema de la castración, de la pérdida
nario construido desde la forclusión del del objeto fálico”,19 cuando justamente
Nombre-del-Padre.17 la significación fálica no se inscribió en
Colette Soler comenta al respecto: este sujeto.

16
Colette Soler, “Estructura y función de los fenómenos tamiento posible de la psicosis” [1957-1958], en Escritos,
erotomaniacos de la psicosis”, en Clínica diferencial de Siglo XXI, México, 1992.
18
la psicosis, Fundación del Campo Freudiano, Manantial, Colette Soler, Op. cit. [1988], p. 210.
19
Buenos Aires, 1988, p. 210. J. Lacan, Op. cit. [1955-56], Clase del 4 de julio de
17
Ver J. Lacan, “De una cuestión preliminar a todo tra- 1956, pp. 444-445.

LACAN RELACIONA LA EMASCULACIÓN CON EL MOMENTO


DE “LA MUERTE DEL SUJETO”, CUANDO SCHREBER SE
ENCUENTRA SU ESQUELA EN EL PERIÓDICO. LA CAÍDA
DE LAS RESTITUCIONES QUE ENCUBRÍAN LA FALTA
DE REFERENCIA FÁLICA, ESTO ES, DE LAS
COMPENSACIONES IMAGINARIAS DEL SER
HOMBRE, IMPLICÓ PARA ÉL NO SÓLO EL
DERRUMBE DE LA VIRILIDAD,
SINO TAMBIÉN EL DE LA VIDA.

E 106 Invierno 2005 / 2006


PA L I M P S E S T O

Entonces, el componente homo- que es escenario de metamorfosis que


sexual puede ser un factor en juego en espeluznan y dejan atónito al sujeto, a
la paranoia, pero no la determinación de un sujeto que se ve reducido a ser el
ésta. escenario pasivo de transformaciones
Schreber vivió muchos años sos- que obedecen a la oscura voluntad de
teniendo una posición masculina com- un Otro omnisciente que rige y regula
pensatoria a pesar de la ausencia del el acontecer orgánico.21
referente fálico que la contuviera.
Identificaciones a personajes que mues- Ahora bien, la ausencia de significación
tran el “ser hombre” le aportaron los fálica tiene dos acepciones dentro del
elementos necesarios para mantener texto de Schreber, la Entmannung (emas-
en pie su compensación imaginaria; “el culación) y Verweiblichung (feminización),
problema de esas identificaciones no ar- las cuales no son, dice Lacan, equivalen-
ticuladas con la castración y la función tes: “la primera es el efecto de la forclu-
fálica es, por desdicha, su fragilidad, su sión sobre ‘tener el falo’, mientras que la
labilidad”,20 y en cualquier momento, al segunda sustituye a ‘ser el falo’ […] Pero
ser convocado a lugares simbólicos que la Verweiblichung, como solución del ser
exijan la inscripción del significante for- para el sujeto, choca con su rechazo de
cluido, caerán. la Entmannung. Es necesario, por lo tan-
Si la pregunta por el sexo (¿hombre to, pasar previamente por la aceptación
o mujer?) sólo es posible responderla de esta última para realizar aquélla”.22
desde un posicionamiento frente al falo, Ser y tener son al principio excluyentes
al psicótico únicamente le será posible pero ante la carencia fálica, al final, se
ubicarse con elementos imaginarios frá- confunden.
giles frente a lo real de su anatomía. Su Lacan relaciona la emasculación con
declaración de sexo ante una mujer es el momento de “la muerte del sujeto”,
armada delirantemente para evitar caer cuando Schreber se encuentra su esquela
en el abismo ocasionado por Φ0. en el periódico. La caída de las restitu-
Así también, exento del universo ciones que encubrían la falta de referen-
fálico y por lo tanto de la posibilidad cia fálica, esto es, de las compensaciones
de que el goce condescienda al deseo, imaginarias del ser hombre, implicó para
se topa con la invasión desmedida de él no sólo el derrumbe de la virilidad,
sensaciones deslocalizadas, causantes de sino también el de la vida.
ansiedad y relacionadas con los desechos Del enfrentamiento con su imagen
que caen, como cae él frente al Otro. surge la lucha mortífera con su doble
psíquico, con ese otro que en una regre-
En las psicosis el goce no se localiza en sión al estadio del espejo lo convierte
una región del cuerpo, no está refrena- en un cadáver leproso que carga otro
do y limitado por el significante fálico cadáver leproso y así, se entrega al goce
[…], sino que invade al cuerpo todo mortificante del Otro.

20 21
G. Morel, Ambigüedades sexuales. Sexuación y psico- N. Braunstein, Goce, Siglo XXI, México, 1990, p. 206.
22
sis, Manantial, Buenos Aires, 2002, p. 139. Ibid., p. 220.

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Si hay Entmannung, es también porque tado como forzamiento, en el campo


el sujeto ya es el objeto del goce di- de un Otro que ha de pensarse como
vino […] Así, la formalización de la lo más ajeno a todo sentido.25
Entmannung como ‘muerte del suje-
to’ por la cadaverización imaginaria Desglosando la cita, es posible observar
encubre la mortificación real del su- lo siguiente:
jeto, como objeto de goce de Dios. El efecto incita-a-la-mujer es tradu-
Por lo tanto la Entmannung tiene tres cido en muchos textos como empuje-a-
coordenadas: simbólica, la forclusión la-mujer. En el escrito original aparece
del falo; imaginaria, la cadaverización como pousse-à-la-femme. El significado de
en el espejo; real, el sometimiento al pousser es empujar y su definición: tender
goce divino.23 a desplazar por un esfuerzo.26 Viene del
latín pulsare, que se define como echar
La Verweiblichung puede entonces surgir a uno de un lugar; entregarse a vías de
como restitución imaginaria pues ya no hecho alguno, maltratar, herir, golpear.27
hay un rechazo viril que la contenga. Asimismo, incitar, del latín incitare, sig-
Sin posibilidad de “tener el falo”, el su- nifica estimular.
jeto intentará serlo, y “a falta de poder En este sentido la segunda traduc-
ser el falo que falta a la madre, le queda ción parece más correcta. El empuje-a-
la solución de ser la mujer que falta a la-mujer es un esfuerzo de desplazamiento,
los hombres”.24 En este caso será la mu- un cambio de lugar o posicionamiento
jer que falta, sin faltarle porque de ella psíquico en razón de una entrega al goce
goza, a Dios. del Otro que puede maltratar, herir y gol-
De esta manera la transformación pear. Estimular-a-la-mujer, tendría una
en mujer logra la aceptación del sujeto acepción más positiva y menos forzada
en la medida en que ésta se postergue como el mismo Lacan refiere al definir
hasta el infinito su realización. este concepto.
Es la ubicación de Schreber frente
IEl empuje-a-la-mujer a Dios determinada por su estructura y
En El atolondradicho (1972), Lacan postula: por la forclusión del significante lo que
instaura la función fálica aquí elidida.
[…] hice mediante una función hi- Convirtiéndose en mujer, en La mujer
perbólica, de la psicosis de Schreber, puede gozar sin límites pero también ser
demostrar en ella lo que tiene de sar- gozada ilimitadamente por el Otro, lo-
dónico el efecto incita-a-la-mujer que calizando el goce en ese lugar.
se especifica en el primer cuantor: ha-
biendo precisado que es por la irrup- En el Empuje a La Mujer, hay que di-
ción de Un-padre como sin razón, que ferenciar la significación del delirio,
se precipita aquí el efecto experimen- que puede variar en cada caso, de la

23 26
Idem. V. Petit Laroussse, Larousse, Paris, 1940.
24 27
J. Lacan, Op. cit. [1957-58[, p. 547. V. Blánquez, A., Diccionario manual latino-español y es-
25
J. Lacan, El atolondradicho, “Escansión 1”, Paidós, pañol-latino, Editorial Ramón Sopena, Barcelona, 1956.
Buenos Aires, 1984, 1972, pp. 36-37.

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lógica que lo rige. Se trata del empu- proverbio la risa sardónica, para aludir
je a constituir el Todo, fundado por la a una risa desdichada y mortal’”.30 Es así
forclusión del Nombre-del-Padre. Al una mueca forzada que imita la risa.
no contar con su función operatoria Entonces, el empuje-a-la-mujer es
para organizar el conjunto de los sig- un efecto experimentado como forzamiento,
nificantes, constituyendo el lugar de que contiene a su vez un carácter morti-
la excepción, el sujeto inventa como ficante debido a que ubica al sujeto como
solución el inscribirse él mismo en ese el objeto de goce del Otro.31
lugar. De allí su sacrificio, la supresión Se especifica en el primer cuantor, alu-
de su singularidad, de su condición sión a las fórmulas de la sexuación pro-
misma de sujeto, para advenir en ese puestas en el seminario 20, Aún, dictado
nuevo significante que nombra su ser en 1972-73.32
y que toma una forma precisa: “Ser
La Mujer que le falta a Dios”. Esta Lado masculino Lado femenino
invención viene a nominar el goce El “Padre” ∃xΦx ∃x Φx la “inexistencia”
enigmático del comienzo. Se encarna El “todo hombre” ∀x Φx ∀x Φx el “no-todo”
la función de excepción en tanto que
el vacío promovido por la forclusión, Los cuantores se leen así: ∀ univer-
fue ocupado por un goce sin referen- sal (∀ todo y∀ no todo) y ∃ existencial
cia significante.28 (∃ existe y ∃ no existe). Φx es la fun-
ción fálica sobre la x del sujeto.
Esto sólo es posible mediante una función Del lado masculino se encuentra que
hiperbólica. Hipérbola, del griego hipér- a partir de que “existe un x que dice no
bole, significa exceso, exageración.29 El a la función fálica”, “función del padre”33,
esquema I está construido por líneas asin- el Padre originario, mítico, de la horda
tóticas e hiperbólicas, ambas determinan- primitiva que no se encuentra sometido
do lo indefinido, lo infinito. Entonces, el a la castración, se hace posible que “todo
empuje-a-la-mujer se lanza en un exceso de x acepte la función fálica”. Esto es, a par-
indefinición en el tiempo, hacia lo infinito tir de la excepción se funda la universali-
de un momento ya inconmensurable. dad del “todo hombre”.
El empuje-a-la-mujer es, también, Del lado femenino, “no existe x que
un efecto sardónico. Etimológicamente, no esté sometida a la función fálica”, fór-
palabra derivada del griego sardónion, mula de la inexistencia donde La mujer
planta que “volvía insensatos a los hom- no existe; siendo un significante ausente
bres [...] ‘de modo que parece que el en la cadena sólo es posible escribirlo ta-
enfermo ríe, de donde procede como chando el La.

28
Daniel Millas, Inventar un nuevo amor, Artículo elec- lugar del Otro como tal”. Ver J. Lacan, “Presentación
trónico. de la traducción francesa de las memorias del presi-
29
Ver J. Corominas, Breve diccionario etimológico de la dente Schreber” [1966], en Intervenciones y textos 2,
lengua castellana, Gredos, Madrid, 1961. Manantial, Buenos Aires, 1988.
30 32
G. Morel, Op. cit. [2002], pp. 228-229. También aparecen en las charlas en Ste. Anne: “El
31
En 1966 Lacan propone “una definición más preci- saber del psicoanalista” [1972a], Inédito.
33
sa de la paranoia como identificando el goce en ese J. Lacan, Seminario 20: Aún [1972-73], clase del 13

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Ésta es la manera que tienen las mu- mujeres se inscribirán en la lógica del
jeres de colocarse bajo la ley del falo, no-todo, “en tanto puede elegir estar o
mediante el uso de la inexistencia no en ∀x Φx”.35
introducido como negación de la En El saber del psicoanalista Lacan
existencia: no existe uno que diga no organiza estas fórmulas desde los tér-
a la Ley del falo. Doble negación… minos: necesario, contingente, posible
Mediante esta doble negación una mu- e imposible.36
jer se somete a la ley universal, la ley De esta manera ubica ∃xΦx como
del falo, que coloca a todos los seres necesario, es decir, “lo que no cesa de
hablantes bajo los alcances de la castra- escribirse”, lo que siempre se escribe: el
ción. Pero en una mujer no todo cae Padre originario.
bajo la ley del falo, lo cual explica que ∀x Φx es del orden de lo posible,
las mujeres no constituyan una clase, “lo que cesa de escribirse”; algo que es-
la clase de la mujer, pues la ley univer- taba escribiéndose deja de escribirse, to-
sal no las somete totalmente como en dos los hombres posibles están someti-
el caso de los hombres, que sí llegan dos a la función fálica, de tal manera que
a constituir la clase “el hombre”. Algo lo que no cesaba de escribirse (la excep-
en una mujer se muestra como un goce ción), puede cesar (la universalidad).
Otro, como otro goce, un goce que no ∃x Φx es lo imposible, “lo que
se puede decir. No se puede decir a di- no cesa de no escribirse”, lo real de la
ferencia del goce fálico, que es un goce inexistencia de La mujer.
que sí se puede decir.34 Y por último, ∀x Φx es contin-
gente, “lo que cesa de no escribirse”, las
De ahí que “no toda x acepta la función mujeres, una a una, inscritas en la fun-
fálica”, eludiendo la universalidad las ción fálica.

34 36
J. Alemán, y S. Larriera, El inconsciente: existencia y J. Lacan, El saber del psicoanalista (Charlas en Ste.
diferencia sexual, Síntesis, España, 2002, p. 121. Anne) [1972a], Inédito.
35
Idem.

LA EROTOMANÍA, ESPECÍFICAMENTE, ES CONSIDERADA


POR ALGUNOS AUTORES COMO UNA AFECCIÓN FEMENINA.
POR EJEMPLO, FRANÇOIS PERRIER PIENSA QUE
“LA EROTOMANÍA PURA ES UN ESTADO
PASIONAL DE LA MUJER”. A LO CUAL
JEAN-PAUL VALABREGA PREGUNTA:
SI “LA EROTOMANÍA ES UNA PASIÓN DE
LA MUJER [... ES] ¿PASIÓN DE LA MUJER
O PASIÓN POR LA MUJER?”

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PA L I M P S E S T O

Entonces, el primer cuantor al que jer: el Padre es sólo un semejante, afirma


Lacan se refiere en el texto es el de la Lacan, que ‘existiría en el lugar del vacío
inexistencia, aquel que se marca desde donde yo pongo a La mujer’. Cuando la
lo imposible, desde lo real que no ce- máscara paterna falta, surgen las figuras
sará nunca de escribirse. Pero como la del goce ilimitado entre las cuales La
sexuación sólo es válida para los sujetos mujer constituye la más eminente”.38
hablantes, regidos por el falo (en tanto Lacan agrega: “Cómo saber si [...],
su goce se ha vuelto por intervención de el Padre mismo, el padre eterno de to-
la palabra goce fálico), es fundamental dos nosotros, no es más que el Nombre
leer esta fórmula separada de la que le entre otros de la Diosa blanca, aquella
sigue, esto es, elidida de la función fálica que su decir se pierde en la noche de
que implica adscribirse al grupo de las los tiempos, por ser la Diferente, Otra
no-todas. siempre en su goce —al igual que esas
El empuje-a-la-mujer genera enton- formas del infinito cuya enumeración
ces que La mujer exista y que el psicótico sólo comenzamos al saber que es ella la
se inscriba en la x del cuantor implicado, que nos suspenderá a nosotros”.39
positivizándolo. Es decir, si no existe x Entonces, constituirse en el lugar
que diga no a la función fálica, La mujer imposible de La mujer, podría gene-
es esa x que ex-siste al orden del falo. rar cierta estabilización así como el
Todo eso a partir de que el primer Nombre-del-Padre hace de cuarto lazo,
cuantor del lado masculino no funcione, de sínthoma, pero desde un lugar distante
esto es, que la necesariedad de la inscrip- al orden significante, como restitución
ción paterna no se haya escrito jamás: “si delirante ante los abismos cavados por la
leemos la fórmula de la ‘inexistencia’ ausencia del falo y del padre.
como el empuje-a-la-mujer, lo hacemos Si no es de esta manera, al menos (y
en el contexto de la psicosis, en el cual no es poco) cumple un papel fundamen-
depende de la forclusión del Nombre- tal en la limitación del goce deslocaliza-
del-Padre y del falo. Es preciso leerla do, goce que al no ser restringido por
entonces como ‘el padre no existe’ y ‘la la castración, se hace infinito e invade al
mujer existe’ […] ‘la’ mujer sólo puede sujeto.
existir fuera de la ley fálica”.37 Miller apunta: En el examen de la
A falta de la existencia que funda la psicosis: cherchez la femme. Buscad la mu-
universalidad de la función fálica, el psi- jer en el sujeto. Es el estigma clínico más
cótico se queda fuera de la inscripción seguro de la forclusión del Nombre-del-
de la castración, ubicándose en el lugar Padre. Todas las vertientes del delirio
de la excepción. “Cuando la función —homosexualidad, travestismo, tran-
paterna se encuentra simbolizada, sirve sexualidad, etc.— traducen, en el modo
como protección del rechazo de La mu- de su delirio, la infinitización del goce.

37 39
G. Morel, Op. cit. [2002], p. 226. J. Lacan, “El despertar de la primavera” [1974], en
38
J-C. Maleval, Lógica del delirio, Ediciones del Serbal, Intervenciones y textos 2, Manantial, Buenos Aires,
Barcelona, 1998, p. 87. El texto citado de Lacan correspon- 1998, pp. 112-113.
de a “El despertar de la primavera”. Ver referencia 39.

Invierno 2005 / 2006 111 E


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La fórmula famosa: ‘Lo que está forclui- cabo en el momento en que un tercero
do de lo simbólico retorna en lo real’, se irrumpe ejerciendo un llamado incon-
completa así: lo que está forcluido de lo testable por la forclusión del Nombre-
simbólico como Nombre-del-Padre re- del-Padre y la elisión de la función fáli-
torna en lo real como Goce del Otro.”40 ca; es un efecto forzado que enfrenta al
El empuje-a-la-mujer se presen- sujeto a lo mortífero del goce del Otro
ta entonces como una interpretación pero que su función hiperbólica permi-
de ese goce desmedido. “La idea de ‘la’ te cierta reconciliación y localización de
mujer se impone a un sujeto que debe ese goce infinito.
interpretar su goce. Esta interpretación
induce el efecto de empuje-a-la-mu- La locura y lo femenino
jer, sentido como un forzamiento que Existen ciertos lazos entre lo femenino
Schreber imputa a un Otro gozador.”41 y la locura en relación con aquello que
Lacan plantea que es por la irrup- se escapa de la palabra, permaneciendo
ción de Un-padre como sin razón que tal inefable y oculto.
efecto se entabla. Un-padre que aparece Miller habla de “un goce que puede
en el campo de un Otro que ha de pen- ser intolerable, que es lo que vincula la
sarse como lo más ajeno a todo sentido, locura y la mujer, lazo que se conoce
esto es, a partir del llamado del signifi- desde hace mucho tiempo, que lleva a
cante del Nombre-del-padre, el cual es pensar que las mujeres estarían locas,
ajeno por estar forcluido. porque los locos en algo son mujeres. Es
posible buscar siempre en los locos ese
“La mujer” constituye una alternati- punto de goce especial y excesivo […]
va, en la estructura, al Nombre-del- Lacan escribió el matema: el efecto del
Padre y la significación fálica. De allí ‘empuje a la mujer’ […] un efecto de
la frecuencia, en la psicosis, de una feminización del loco que traduce muy
polarización del goce por “la mujer”. especialmente la forclusión del Nombre
Esta orientación femenina es suscita- del Padre”.43
da, en particular, por lo que evoca el La erotomanía, específicamente, es
Nombre-del-Padre forcluido —lo que considerada por algunos autores como
Lacan llamó “Un-padre”—, así como una afección femenina. Por ejemplo,
por lo que necesitaría la significación François Perrier piensa que “la eroto-
fálica: la sexualidad infantil, las emo- manía pura es un estado pasional de la
ciones pulsionales de la adolescencia, mujer”.44 A lo cual Jean-Paul Valabrega
el acto sexual.42 pregunta: si “la erotomanía es una pasión
de la mujer [... es] ¿pasión de la mujer o
Entonces, el efecto de empuje-a-la-mu- pasión por la mujer?”45
jer hace existir lo imposible y se lleva a Esta idea contradice, sin embargo,

40
J-A. Miller, Matemas I, Paidós, Buenos Aires, 1987, p. 189. Paidós, Buenos Aires, 1998, p. 93. El subrayado es mío.
41 44
G. Morel, Op. cit. [2002], p. 229. F. Perrier, “La erotomanía”, en Aulagnier, Piera, et
42
Ibid., p. 232. al., El deseo y la perversión, Editorial Sudamericana,
43
J-A. Miller, Elucidación de Lacan. Charlas brasileñas, Buenos Aires, 1968, p. 150.

E 112 Invierno 2005 / 2006


PA L I M P S E S T O

a los planteamientos de Freud, quien manifiesta en el hecho de que el Todo


trabaja las fórmulas de la paranoia des- no está formado, el Todo no hace Uno
de una perspectiva masculina. Aun así, la y eso se abre hacia el infinito, más
tendencia a la feminización, la relación allá de todo lo que pueda ofrecérsele
con el goce inconmensurable y fuera del como prueba. Es una demanda que in-
alcance simbólico, posibilita la relación cide sobre el ser de la pareja y que deja
entre la estructura y el posicionamiento al desnudo su forma erotomaniaca, la
psíquico sexual. de que el otro la ame.46
Así, también en el tema de lo amo-
roso la forma erotomaniaca se encuentra Es también un amor devastador:
vinculada al lado femenino.
Miller trabaja, basándose en un Hablamos de devastación cuando hay
planteamiento que Lacan expone en un saqueo que se extiende a todo,
Ideas directivas para un congreso sobre la que no termina, que no conoce lími-
sexualidad femenina, que la forma de tes y es en función de esa estructura
amar del hombre es fetichista y la de la que un hombre puede ser la pareja-
mujer erotomaniaca, en tanto demanda estrago de una mujer, para lo mejor
ser amada: y para lo peor, porque en la palabra
ravage (estrago, devastación) hay ravie
Del lado femenino, el parlêtre impone (deslumbrar) y es la palabra ravisse-
a la pareja una forma distinta en fun- ment (deslumbramiento)… entonces
ción de lo ilimitado del goce. Para en- un hombre puede ser una devastación
tenderlo pensemos en el papel central para una mujer, pero puede también
de la demanda de amor en la sexua- ser el modo por el que acontece su
lidad femenina. La demanda de amor deslumbramiento.47
desempeña en la sexualidad femenina
un papel incomparable con el mascu- ¿No es esta devastación-deslumbra-
lino. La demanda de amor comporta miento la relación que entabla Schreber
en sí misma un carácter absoluto y con el Otro divino a quien ama y teme
una tendencia hacia el infinito que es a la vez?

45
Ibid., p. 175. Buenos Aires, 1998, p. 78.
46 47
J-A. Miller, El hueso de un análisis, Tres Haches, Ibid., pp. 81-82.

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114
Andróginos:
la perfección figurada
G e r a r d o L i n o

PA L I M P S E S T O Hamlet
Quienes han visto la versión de Luchino sible otra idea de la perfección sino al
Visconti sobre La muerte en Venecia de asimilar ese icono en la existencia per-
Thomas Mann, recuerdan esa silueta de sonal. Si diluimos su exageración, vere-
nardo que pasa por ahí como una apa- mos que esas pretensiones no andaban
rición venida de otro mundo: Tadzio, tan erradas: a sabiendas o sin malicia, de
mozalbete de catorce años, que pone hecho pusieron en circulación un mito
en jaque sin querer al otrora dueño de viejo como la memoria registra en di-
sí Gustav von Aschenbach. A su efigie versas estancias civilizatorias. En cuanto
turbadora, de pálida tez, cabellera bru- los mitos poseen la textura de los sue-
ñida, suele tildársele de andrógina sin ños —fosfenos caóticos cuyo relato les
mayores consideraciones. También se otorga sentido—, su maleabilidad per-
piensa que David Bowie se disfrazó de mite que se apliquen a diferentes usos y
andrógino cuando puso en escena ese conveniencias. Ahí está, entre otras con-
personaje de nombre Ziggy Stardust y ciliaciones, “la intención de Coleridge
subsiguientes transformaciones al servi- cuando dijo que una gran inteligencia
cio de la ambigüedad: delgadez extrema, es andrógina. [...] Quizá una mente del
indumentaria unisex, mirada perdida o todo masculina no puede crear, así como
provocadoras declaraciones de bisexua- tampoco una mente del todo femenina,
lidad en las inmediaciones de los inocuos pensé. Pero convendría saber lo que se
años setenta. Luego vendrán las copias entiende por mujeril viril, e inversa-
empeoradas; los ejemplos abundan: las mente por viril mujeril, deteniéndose a
modas son incesantes y los modistos de revisar un libro o dos” (Virginia Woolf,
la cultura fatigan sus recursos para tener Un cuarto propio, traducción de Jorge
a su clientela al día: esto es lo nuevo, Luis Borges). Con esos ejemplos basta
lo inaudito, lo eterno, el non plus ultra. para entrar en materia.
(Luego veremos que no era para tanto.) Un examen general de los avatares
Hubo incluso un tiempo en que se del mito, desde el referido en el céle-
nos hizo creer que en la androginia es- bre Banquete hasta los provenientes de la
taba la Última Thule del ser; que en esa India y otras civilizaciones de que nos in-
unión residía la verdad; que no era po- forma Mircea Eliade, puede aproximar-

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PA L I M P S E S T O

nos a su comprensión, o, mejor, a dis- ciones con que Thomas Mann caracteriza
cernir el lugar que todavía merece entre a Tadzio aluden a otro contexto, aunque
las figuraciones con que las culturas se vecino. “Aschenbach advirtió con asom-
han propuesto asir la idea de la perfec- bro que el muchacho tenía una cabeza
ción, la totalidad absoluta del Uno origi- perfecta. Su rostro, pálido y hermosa-
nario (debería renunciar a preguntarme mente austero, encuadrado de cabello
por qué diablos queremos saber eso; de color de miel; su nariz, recta; su boca
dónde nos viene esa pretensión de lo fina y una expresión de deliciosa sereni-
absoluto; cómo se nos ocurre que debe dad divina le recordaron los bustos grie-
haber más allá y es puro, incontrastable, gos de la época más noble. Y siendo su
perfecto a más no poder, es decir — forma de clásica perfección, había en él
para no quedarnos cortos, William—, un encanto personal tan extraordinario,
un lugar donde hay más cosas de las que que el observador podía aceptar la im-
la imaginación alcanza: quienes fueron posibilidad de hallar nada más acabado.”
hasta allá no han regresado, y a quienes Por “época más noble” debe entenderse
intentan historiarlo a veces los refunden la clásica; por ese simple dato, nada tiene
en sanatorios mentales). que ver entonces con el andrógino que
Volvamos con Mann. en su momento fantaseará Platón, pues
Tadzio, contra lo que el lugar común de seguro proviene de épocas previas a
asienta, no es un andrógino stricto sen- los esplendores del siglo V. Rasgos del
su —si bien puede adjudicársele cierto inocente, a más de “elegante indolencia”
rasgo correspondiente a una derivación o “delicada figura”, con que Mann subli-
manierista—. Nunca lo representa el ma su arte descriptivo para no dejarnos
narrador con calificativos que pertenez- con la impresión de una estatua: “Su
can al campo semántico del andrógino, andar era gracioso, tanto en la actitud
salvo cuando parece reunirse lo delicado del busto como en el movimiento de las
y lo varonil en su persona. Las descrip- rodillas y en la manera de pisar; andaba

“LOS HOMBRES QUE PROCEDEN DE LA SEPARACIÓN


DE AQUELLOS SERES COMPUESTOS QUE SE LLAMABAN
ANDRÓGINOS AMAN A LAS MUJERES,
Y LA MAYOR PARTE DE LOS ADÚLTEROS
PERTENECEN A ESTA ESPECIE,
DE LA QUE TAMBIÉN FORMAN PARTE LAS
MUJERES QUE AMAN A LOS HOMBRES Y
VIOLAN LAS LEYES DEL HIMENEO.”

E 116 Invierno 2005 / 2006


PA L I M P S E S T O

ligeramente, con altanería y suavidad al en la evolución biográfica que situaban


propio tiempo, y su encanto aumentaba ya cumplidos los cuarenta años” (Carlos
en virtud del pudor infantil, que por dos García Gual en la Introducción a los
veces le obligó a bajar los ojos cuando Diálogos, Austral [1938], 1999). Varios
miró en torno suyo. Sonriente, y hablan- de los convidados ya han puesto ante la
do a media voz en su lenguaje sonoro y mesa su elogio a “ese dios tan grande”,
blando, saludó y se sentó. Esta vez estaba cuando le toca el turno a Aristófanes, sí,
frente a Aschenbach, quien volvió a ver, el poeta cómico, el dueño de la elocuen-
con asombro y hasta con miedo, la divi- cia bufa. Luego de aclarar que no va a
na belleza del niño.” Ese “pudor infantil” hacerlos reír, especifica que para tratar
debería dar al traste de una vez por todas del poder del amor dirá primero cuál es
con la equívoca asimilación de Tadzio al la naturaleza del hombre, que era “muy
monstruoso engendro perpetrado por diferente de como es hoy día” (ib., ver-
Platón en El banquete. Y no sería tan sión de Luis Roig de Lluis).
monstruoso el engendro platoniano —y
aun simpático podría parecer— si se le Al principio hubo tres clases de hom-
pusiera fuera del alcance de esta imagen: bres: los dos sexos que subsisten hoy
“La visión de aquella figura viviente, tan día y un tercero compuesto de estos
delicada y tan varonil al mismo tiempo, dos y que ha sido destruido y del cual
con sus rizos húmedos y hermosos como sólo queda el nombre. [...] En segun-
los de un dios mancebo que, saliendo de do lugar, tenían todos los hombres la
lo profundo del cielo y del mar, escapa- forma redonda, de manera que el pe-
ba al poder de la corriente, le producía cho y la espalda eran como una esfera
evocaciones místicas; era como una es- y las costillas circulares, cuatro brazos,
trofa de un poema primitivo que hablara cuatro piernas, dos caras fijas a un cue-
de los tiempos originarios, del comien- llo orbicular perfectamente parecidas;
zo de la forma y del nacimiento de los una sola cabeza reunía estas dos caras
dioses.” (La muerte en Venecia, Editorial opuestas la una a la otra; cuatro orejas,
Andrés Bello —no consigna traduc- dos órganos genitales y el resto de la
tor—, 2001.) misma proporción.
A ver qué se dice en El banquete.
Medio mundo sabe que este diá- Basta de crueldades: dejen de comparar
logo se ocupa del amor. Para presen- esas esferas octomembrales, bifrontes
tarlo, Platón lució sus mejores prendas y orbiculares con Tadzio, el dios man-
de dramaturgo y consiguió una pieza cebo, por más que ambas figuras hayan
llena de atractivo y equilibrio entre sido situadas cual imágenes primordiales
el discurso lógico y la vivacidad de los “del comienzo de la forma y del naci-
personajes —hay que estar allí cuando miento de los dioses”. Ni siquiera con
aparece Alcibíades rodeado de coristas y el delicuescente Ziggy Stardust. Si no
rebosante de vino—, pues corresponde es suficiente, véanlos caminar: “Cuando
a su plenitud “como pensador y como querían ir más deprisa se apoyaban su-
escritor, a esa época que los griegos lla- cesivamente sobre sus ocho miembros
maban de la acmé de la vida, un apogeo y avanzaban rápidamente por un movi-

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PA L I M P S E S T O

HUBO INCLUSO UN TIEMPO EN QUE SE NOS


HIZO CREER QUE EN LA ANDROGINIA
ESTABA LA ÚLTIMA THULE DEL SER;
QUE EN ESA UNIÓN RESIDÍA LA VERDAD;
QUE NO ERA POSIBLE OTRA IDEA DE LA PERFECCIÓN
SINO AL ASIMILAR ESE ICONO EN LA EXISTENCIA PERSONAL.

E 118 Invierno 2005 / 2006 Obra / Claudius.


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miento circular, como los que con los encontraban se abrazaban y unían con tal
pies en el aire hacen la rueda.” Conste ardor en su deseo de volver a la primiti-
que Aristófanes no quería hacerlos reír va unidad, que perecían de hambre y de
—no es fortuito que el autor haya pues- inanición en aquel abrazo, no queriendo
to ese relato en boca de ese personaje hacer nada la una sin la otra”. Aristófanes
(cf. ib. 25)—; pero bueno: sigue contan- se explaya:
do que los hombres tuvieron la osadía de
lidiar contra los dioses. Naturalmente De ahí procede el amor que natu-
—o divinamente— los olímpicos no po- ralmente sentimos los unos por los
dían dejar sin castigo la insolencia. Para otros, que nos vuelve a nuestra pri-
aplacar su incrédula audacia y aumentar mitiva naturaleza y hace todo para re-
el número de sirvientes, decidieron se- unir las dos mitades y restablecernos
pararlos: el dios “cortó a los hombres en nuestra antigua perfección. Cada
en dos mitades, lo mismo que hacen los uno de nosotros no es por tanto más
hombres con la fruta cuando la quieren que una mitad de hombre que ha sido
conservar en almíbar o cuando quieren separado de un todo de la misma ma-
salar los huevos cortándolos con una nera que se parte en dos un lenguado.
crin, partiéndolos en dos partes iguales”. Estas dos mitades se buscan siempre.
Apolo, por órdenes de Zeus, se ocupa Los hombres que proceden de la se-
de componerlos con “la cara y la mitad paración de aquellos seres compuestos
del cuello en el lado por donde se había que se llamaban andróginos aman a las
hecho la separación, a fin de que la vista mujeres, y la mayor parte de los adúl-
del castigo los volviera más modestos”. teros pertenecen a esta especie, de la
Luego viene lo interesante: cada mitad que también forman parte las mujeres
se propone buscar a la otra “y cuando se que aman a los hombres y violan las

“PRECISAMENTE A PARTIR DE TALES EXPERIENCIAS EXISTENCIALES,


PROVOCADAS POR LA NECESIDAD DE TRASCENDER
LOS CONTRARIOS, ES CUANDO COMIENZAN A ARTICULARSE
LAS PRIMERAS ESPECULACIONES TEOLÓGICAS Y FILOSÓFICAS
A NIVEL DEL PENSAMIENTO
PRESISTEMÁTICO, EL MISTERIO DE
LA TOTALIDAD TRADUCE EL ESFUERZO
DEL HOMBRE POR ACCEDER A UNA
PERSPECTIVA DESDE LA CUAL
LOS CONTRARIOS SE ANULEN.”

Invierno 2005 / 2006 119 E


PA L I M P S E S T O

leyes del himeneo. Pero las mujeres llamados por nuestra condición nece-
que provienen de la separación de las sitada. En ello coincide Mefistófeles y el
mujeres primitivas no prestan gran andrógino (trad. de Fabián García-Prieto;
atención a los hombres y más bien Labor/Punto Omega, 1984), cuando
se interesan por las mujeres; a esta Mircea Eliade (1905-1986) ofrece un
especie pertenecen las tribadas. Los detallado repaso del mito por tiempos y
hombres procedentes de la separación geografías, principalmente orientales, y
de los hombres primitivos buscan de luego se aproxima a los significados por
igual manera el sexo masculino. [...] los que el símbolo del andrógino man-
La causa es que nuestra primitiva natu- tiene su vigencia en la historia espiritual
raleza era una y que nosotros éramos de nuestro tiempo.
un todo completo. Se da el nombre Una vez establecida la ambivalencia
de amor al deseo de volver a recobrar de la divinidad que ha sido trascendida
aquel antiguo estado. a una imagen de fusión, en cuanto que
en ella se reúnen todas las dualidades
Esas figuraciones fueron utilizadas por en diversas religiones y culturas, Eliade
Platón para apuntalar un argumento, en postula que los mitos del andrógino, ri-
este caso una teoría del amor, no porque tos y símbolos sobre la fragmentación
creyera en esos mitos como las consejas originaria apuntan a otra comprensión:
populares los repiten sino para reciclar- la de la unidad indisoluble de la realidad
los con otra luz: la del raciocinio que última; que el Grund de la divinidad so-
busca dilucidar una duda con tal de acce- brepasa la racionalidad y sólo en cuanto
der al conocimiento. Así que no importa paradoja puede captarse; “que la perfec-
la veracidad de esos seres demediados, ción divina no puede concebirse como
sino dirigir el entendimiento hacia el va- una suma de cualidades y virtudes, sino
lor de la contemplación de la belleza ab- como una libertad absoluta, más allá del
soluta —como Diótima en su momento bien y del mal”; que lo absoluto difie-
habrá de enseñar a Sócrates— en cuanto re de lo humano, de su inmediatez y su
aspiración de lo perfecto a la que somos inevitable relatividad, pues no consiste

LA COMPARACIÓN SOBRE LOS DISFRACES


INTERCAMBIADOS PARECE CONFIRMAR ESA
CREENCIA DE QUE EL ANDRÓGINO ES SOLAMENTE ESO:
UNA PARODIA RIDÍCULA DE LO FEMENINO
EN LA QUE CONTRASTA APENAS LA
IMAGEN DEL MACHO PARA REFORZARLA.

E 120 Invierno 2005 / 2006


PA L I M P S E S T O

en modos de ser particulares ni con- radores del Símbolo. Esto me sirve para
tingentes. “En una palabra: estos mitos, destacar un signo que usualmente no se
ritos y teorías implican la coincidentia considera en su real medida: el deca-
oppositorum” por la cual se entiende que dentismo inglés y francés —como ocu-
para aprehender la realidad última, lo rre con las cíclicas apariciones manieris-
trascendente, los hombres han de “re- tas—, a más de una centuria, adquiere
nunciar, aunque no sea más que por al- a nuestros ojos una pátina de prestigio
gunos instantes, a pensar e imaginar a que no siempre es tal; por lo menos en
la divinidad en términos de experiencia lo que toca al tema del andrógino, pues
inmediata, pues tal experiencia no con- —lo aclara Eliade— sus héroes son per-
seguiría percibir más que fragmentos y fectos solamente en el aspecto sensual o
tensiones”. Después ofrece ejemplos de presentan de plano un cariz mórbido;
estos esfuerzos, desde la teología irania por tanto se ha disminuido la significa-
hasta las doctrinas védicas, pasando por ción metafísica del “hombre perfecto” y
cosmogonías de variadas ubicaciones, acaba por perderse. “Como en todas las
en que los contrarios se enfrentan pero grandes crisis espirituales de Europa,
al fin se dirigen hacia una última inte- nos encontramos aquí en presencia de
gración. Incluso se detiene en la ignota una degradación del símbolo. [...] Para los
y exótica tradición cristiana, no sólo de escritores decadentes, el andrógino sig-
gnósticos y apócrifos sino de San Pablo y nifica únicamente un hermafrodita en el
el Evangelio de Juan, que “consideraban cual los dos sexos coexisten anatómica
ya la androginia entre las características y fisiológicamente.Ya no se trata de una
de la perfección espiritual” (morbosos plenitud debida a la fusión de ambos
y de poca fe: está en la p. 135). Para sexos, sino de una superabundancia de
Stephen Dedalus, estudiante de un co- posibilidades eróticas.” Quizá ignoraron
legio jesuita y alter ego de James Joyce, que el hermafrodita de las esculturas
puede pensarse así: “En la economía del griegas —explica Mircea— encarnaba
cielo, predicha por Hamlet, ya no hay un ideal actualizado simbólicamente en
más matrimonios, dado que el hombre los rituales: “la totalidad de las potencias
glorificado, ángel andrógino, es esposa mágico-religiosas solidarias de ambos
de sí mismo.” Sin hacer caso de las irre- sexos”. En cambio, para los románticos
verencias de la ficción contemporánea, alemanes “el andrógino era el tipo de
Mircea Eliade regresa a la Europa del hombre perfecto del futuro”. Con eso.
siglo XIX para referirse con elogios a una Si el mito sigue diluyéndose en la
novela de Balzac —cuyo personaje es literatura treinta siglos después (“in-
un andrógino— influida por las teorías numerables milenios” dice Mircea), se
swedenborgianas sobre el hombre per- debe sin duda a que constituye una fuer-
fecto. A continuación alude al menos- za primigenia de la mente humana. No
cabo de los decadentes, que —hay que sólo en los casos aportados: Tadzio, las
tomarlo en cuenta aunque a Eliade no tradiciones orientales, las derivas medi-
le interesa— tuvieron que vérselas con terráneas, o en una fenomenal pintura
los destrozos del Romanticismo y las no de Leonardo: San Juan Bautista: apoteo-
menos ambiguas incitaciones de los ado- sis de la androginia, seductor e intocado

Invierno 2005 / 2006 121 E


PA L I M P S E S T O

varón con sonrisa de Gioconda, pues sí, Mientras seguimos en el reino de lo


pero más joven y más guapa en medio de transitorio, perdonemos a los modistos
ocres resplandecientes; también puede de la cultura y rescatemos a los decaden-
vislumbrarse en el Orlando de Virginia tes, a manieristas y leonardescos, para
Woolf: Orlando no es un andrógino sino descansar un poco de nuestra aspiración
un hombre que un buen día se convir- totalizante. Poso mi cabeza en la pie-
tió milagrosamente en mujer: sería un dra de perdición de Aschenbach (étimo
símbolo de la plenitud de la experiencia alemán: “arroyo de cenizas”). Ese efebo
humana; ambos sexos —no simultá- cuya fisonomía delicada se acentúa por
neos—, varios siglos en su interacción la vestimenta varonilmente adusta y el
con el mundo y en su vida interior. No corte de pelo de niño mimado, no deja
es entonces un andrógino, ni siquiera pa- ver un joven ni tampoco una doncella:
recido a Tadzio —salvo por cierta dispo- Tadzio trasluce la figura femenina. No
sición del pensamiento que va acercán- da lo mismo: cuando una muchacha se
dolo a su transformación, salvo porque viste de hombre, no veo un hombre ni
ignoramos qué piensa Tadzio y en cam- una mujer sino una muchacha vestida
bio la peripecia mental es la esencia del de varón; pero ese “varón” no se ve viril
Orlando—; Virginia Woolf, que si acaso sino afeminado (aun el personaje actuado
pensó en la androginia evitó caer en ob- por Hilary Swank en Boys don’t cry). Por
viedades, le imprimió no obstante ese el contrario, un muchacho disfrazado de
carácter de ambigua dicha, duda y ais- mujer no se ve masculino; se ve afemina-
lamiento, al tiempo que determinación do también (aunque en el caso de Tadzio
frente a las circunstancias, y suministra no hay disfraz alguno sino un modo de
una ficción —igualmente vertida por estar o, mejor dicho, de ser —porque
Borges— para comprender desde dos no es una pose ni un amaneramiento ni
ángulos de lo humano la existencia y la una búsqueda—; modo de ser, sí, am-
historia (qué buscan, si no, las especies biguo, sí, pero en el que prevalece lo
de la poesía: relato, novela, ensayo). femenino, ese talante extraño que todos

POSO MI CABEZA EN LA PIEDRA DE PERDICIÓN


DE ASCHENBACH (ÉTIMO ALEMÁN: “ARROYO DE CENIZAS”).
ESE EFEBO CUYA FISONOMÍA DELICADA
SE ACENTÚA POR LA VESTIMENTA VARO-
NILMENTE ADUSTA Y EL CORTE DE PELO
DE NIÑO MIMADO, NO DEJA VER UN JOVEN
NI TAMPOCO UNA DONCELLA

E 122 Invierno 2005 / 2006


PA L I M P S E S T O

poseemos en proporción diversa y que de los comienzos. Sigue una paráfrasis


sólo en ciertos individuos se equilibra que cifra el ensayo del historiador de las
con lo masculino —no menos extra- religiones: “En el comienzo existía, pues
ño— hasta el desasosiego). La compara- —tanto en el plano cósmico como en el
ción sobre los disfraces intercambiados plano antropológico—, la plenitud, que
parece confirmar esa creencia de que el contenía todas las virtualidades.” La ple-
andrógino es solamente eso: una parodia nitud: como estamos aquí transidos de
ridícula de lo femenino en la que con- dolencia y de deseo, por medio del rito
trasta apenas la imagen del macho para hurgamos en la orgía, en la androginiza-
reforzarla. De estas percepciones deriva ción o en la regresión del caos, debido
la falsa idea de que el andrógino es un a “la tendencia del espíritu a regresar al
afeminado, cuando lo importante es la uno-todo” —aun a riesgo de quedar en
idea de lo femenino. Mircea Eliade pone bestia, en cosa—. Accedemos entonces
en su lugar las cosas luego de extenderse a un plano inconcebible para la razón
acerca de la androginización ritual: sino como paradoja: un mundo que se
exime “de las tensiones y conflictos que
Si tenemos en cuenta que los disfra- definen todo universo”; un lugar edéni-
ces se encontraban muy extendidos co, donde la imagen del andrógino se re-
durante el carnaval o en las fiestas de úne con “el retorno al estado de la infan-
primavera en Europa, e igualmente cia”. (Recuerdo la vocación de Alejandro
en diversas ceremonias agrícolas en la Meneses por el verso de Saint-John
India, en Persia y en otras comarcas de Perse: “—Si no la infancia, ¿qué había
Asia, se comprende la principal fun- entonces allí que no hay ahora?”.)
ción de este rito: se trata, en suma, de
salir de sí mismo, de trascender una Haciendo algunas consideraciones sobre
situación particular, fuertemente his- el simbolismo religioso (tema al que no
torizada, y de recobrar una situación quería volver), Eliade me dejó estupe-
original transhumana y transhistórica, facto al exponer una noción básica que
puesto que precede a la constitución normalmente se pierde bajo los escom-
de la sociedad humana; una situación bros de tantas especulaciones:
paradójica, imposible de mantener
en la duración profana, en el tiempo Concretando: aunque los conceptos de
histórico, pero que interesa reintegrar la polaridad y de la coincidentia opposi-
periódicamente a fin de restaurar, torum hayan sido utilizados de manera
aunque sólo sea por un instante, la sistemática desde los comienzos de las
plenitud inicial, la fuente intacta de la especulaciones filosóficas, los símbo-
sacralidad y de la potencia. los que los revelaban oscuramente no
eran el producto de la reflexión crí-
Entra en escena de nuevo Aristófanes, tica, sino el resultado de una tensión
y puedo oír su voz ya transformada por existencial. [...] Uno de los mayores
un discernimiento distinto: “volver a la descubrimientos del espíritu humano
primitiva unidad” para recobrar “nuestra fue espontáneamente presentido el día
antigua perfección”. Ah, la fascinación en que, a través de ciertos símbolos

Invierno 2005 / 2006 123 E


PA L I M P S E S T O

religiosos, el hombre adivinó que las colmado porque al fin ejecutó una obra
polaridades y los antagonismos pue- con sazón, sabe que esas sensaciones du-
den ser articulados e integrados en ran poco. Quizá no hay experiencia más
una unidad. cercana al conocimiento del vacío que
cuando uno ya no tiene nada que agre-
Eso: no como parte de una doctrina que gar, cuando lo hecho está bien acabado y
se trasmite hasta el asco; no en cuanto un toque más lo desmejoraría: entonces
series adocenadas de preguntas y res- emprendemos la ejecución de un nuevo
puestas; vaya: ni siquiera como efecto engendro hasta llegar a convertirlo en
de un sistema racional claro y distinto; ese roce de perfección según entende-
nada: la dispersión de las cosas, la relati- mos que debe ser un summum de la be-
vidad de lo inmediato, el desgarre entre lleza. Efímera prefiguración de la Idea:
ver y desear decir y no saber, tanteados ahí viene la antigua sensación, la íntima
por ritos y por símbolos, nos revelan dolencia: nos hace falta algo. Por eso
esa tensión existencial por la que llegamos volvemos a caer en la tentación e inda-
—en unos cuantos miles de años, cla- gamos con el cuerpo, con la boca y con
ro— a conceptos, las herramientas de las manos en la materia del mundo, con
la escritura, la posibilidad de tener a la ojos y oídos y olfato —pues errado anda
mano un todo ordenado y humanamen- quien crea que el espíritu sopla sin respi-
te apreciable gracias al cual bien puede ración y subsiste sin los poros por donde
uno aventurarse por las arcaicas pregun- la piel transpira—, hasta que se confi-
tas, meterse en los mismos problemas gura otro reflejo de nuestra necesidad,
irresueltos o volar con las imágenes más a la que ya puede compararse —si no lo
logradas como si ellas fuesen ya la rea- confundimos con un resumidero— con
lidad (aunque renuncié en medio de las lo inalcanzable perpetuo, que llamamos
fatigas a preguntarme de dónde viene la “obra de arte” y, si acaso sobreviene la
pretensión de lo absoluto, recuerdo una Excepción, “obra maestra”, ominoso
respuesta de épocas pretéritas: la con- testigo de las transfiguraciones que sólo
vulsa belleza de las mujeres nos ha hecho se dan —cuando se dan— por un ins-
imaginar que debe haber un grado de tante.
perfección del que son reflejos, avisos, Eliade lo pone más claro que el agua
concitaciones; luego se nos ocurre que al preguntarse qué revelan esos mitos y
debe haber un lugar donde la imagina- esos símbolos, ritos y técnicas y creen-
ción no alcanza: entonces se componen cias que implican la coincidentia opposito-
las obras no referenciales de la música, rum, la unión de los contrarios:
que de suyo es ya una sugerencia de que
lo absoluto es posible —quien tenga oí- Ante todo manifiestan una profunda
dos, que se disponga ante un cuarteto de insatisfacción del hombre por su si-
Beethoven o una fuga de Bach—, o se tuación actual, por lo que se llama la
componen las rarezas de la poesía). condición humana. El hombre se sien-
Siempre puede sentirse que algo te desgarrado y separado. No siempre
hace falta, pues aun desde la plenitud puede darse perfecta cuenta de la na-
se sueña en otra cara. Quien se siente turaleza de esta separación, pues unas

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veces se siente separado de “algo” pode- de la totalidad traduce el esfuerzo del


roso, de lo completamente diferente a sí hombre por acceder a una perspectiva
mismo, y otras veces se siente separado desde la cual los contrarios se anulen.
de un “estado” indefinible, atemporal,
del cual no tiene ningún recuerdo pre- Para acabar: lo que más ansía el alma del
ciso, pero que, sin embargo, recuerda hombre, con todo su intelecto y todo
en lo más profundo de su ser: un esta- su cuerpo —cuando ya dilapidó por fin
do primordial del que gozaba antes del su estado de craso mineral—, es reco-
tiempo, antes de la historia. brar la unidad perdida: vislumbrar el
Uno: comprender (me resisto a renun-
Nótese: insatisfacción; y no cualquiera: ciar a preguntarme cómo se nos ocurre
profunda. Porque no se trata de “temas” que debe haber más de lo que alcanza
que deben memorizarse o actividades la imaginación —que ya es mucho de-
que se hacen por inercia familiar, me- cir—, y por qué lo suponemos puro, y
ras costumbres cuya causa se ha olvida- postulamos que debe serlo porque de
do, sino trances surgidos de esa tensión lo contrario sería absurdo como lo que
existencial de quien sale de la precaria nuestros sentidos apenas nos dejan ver;
condición de su casa y percibe que otros me resisto a renunciar a interrogarme
mundos ruedan todos los días a través de si donde dice “fuerza primigenia de la
complejidades difíciles de asir; y cuando mente humana” debería decir “debili-
va entendiendo que le falta mucho por dad perenne” o “contingencia congéni-
andar, que la consumación de su deseo ta” y entonces indagar de dónde viene
será todo menos gratuita, supone que la pretensión de lo perfecto: iría hasta
otras formas de vida anuncian otros uni- allá con tal de referirlo aun dentro de
versos. Va Eliade: ese sanatorio mental que es la escritu-
ra: ver la materia del absoluto: elucidar
Precisamente a partir de tales ex- si la convulsa belleza de las mujeres, la
periencias existenciales, provocadas de las varitas de nardo o la de los más
por la necesidad de trascender los leonardescos varones expresa su grado
contrarios, es cuando comienzan a de perfección o meramente son reflejos,
articularse las primeras especulacio- concitaciones del solo cuerpo; si es ver-
nes teológicas y filosóficas. Antes de dad tanta belleza o serpentinamente nos
convertirse en conceptos filosóficos hemos alcanzado la cola al dar tres vuel-
por excelencia, el uno, la unidad, la tas cuando buscábamos el sueño —i.e.:
totalidad constituían nostalgias que se dormir— y a tal anomalía circadiana le
revelaban en los mitos y en las creen- llamamos “infinito”, “la plenitud”, “lo
cias, y eran realzados en los ritos y en eterno”, “el non plus ultra”; luego callar
las técnicas místicas. A nivel del pen- ante la Forma o atenerme a la música sin
samiento presistemático, el misterio alusiones fuera de lo humano).

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