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PA L I M P S E S T O
Polonius-D. Invierno 2005 / 2006 035 E
PA L I M P S E S T O
con otro sino como consecuencia de ésta. blecido que el falo debe considerarse como
Así, la diferencia significante es constitutiva verdadero operador de ese corte que pro-
del lenguaje y, por lo tanto, de la cultura. duce el sexo, imponiendo desde el orden
Diferencia, por otra parte, implica falta: simbólico efectos imaginarios específicos.
cada significante sólo puede definirse por
el hecho de no ser el otro, es decir, por lo Para Freud, el falo sólo existe como premi-
que le falta. Desde el momento en que hay sa, consecuencia específica de una diferen-
significante hay falta y, por esto mismo, cia que es constitutiva del sexo. Pero “ser el
existe el falo: significante mítico que se ins- falo”, es decir, ser aquello que nulificaría la
cribe en el sitio de la diferencia para anular- diferencia —y por lo tanto la falta— será
la, pero también para señalar su lugar. siempre la “identidad” imposible. Ahora
bien, a falta de serlo, será posible aparen-
Determinado por el significante, el sexo es tarlo, hacer semblante de él: tal es la fun-
sección, corte, separación: posicionamiento ción de la “mascarada” femenina que está
respecto del falo, el significante que instau- destinada a provocar el deseo del hombre
ra el corte. Lo subversivo de la teoría sexual conjurando por medio de un cierto ocul-
freudiana es el planteamiento de que la dife- tamiento la amenaza de castración que el
rencia sexual no es sancionada por la anato- encuentro con el otro sexo actualiza.
mía, pero tampoco por la cultura; es estable-
cida por el significante, esto es, por el falo. Sin embargo, más difícil que aparentar ser el
falo resulta tenerlo, meta inalcanzable que se
Hombres y mujeres responden a la pregun- confundiría con el acceso a una potencia tal
ta abierta por la diferencia significante asu- que haga posible un goce no limitado por ley
miendo imágenes, modelos, estereotipos alguna, sea biológica o simbólica.Aun así, “te-
que testimonian de su posicionamiento fren- ner el falo” es la meta específica de la posición
te al falo. Por esto, hay una manera de ir más masculina, el único camino que al hombre le
allá de los equívocos que se generan cuando queda ante, por un lado, la imposibilidad de
se responde a las preguntas acerca de que es serlo, y, por el otro, la feminización a que que-
ser hombre o mujer en términos de iden- daría condenado en caso de aparentarlo.
tidades específicas: plantear la respuesta en
función del falo, significante de valor funda- La posesión del atributo anatómico, el
mental en tanto puede significar de manera pene, sometido a la inevitabilidad de
diferente a las respectivas anatomías posicio- la detumescencia cuando se alcanza un
nando a los sujetos en lugares diferenciales cierto grado de goce, impone al hombre
como los de hombre o mujer. Se trata de un una exigencia que no opera para quienes
posicionar seccionando, cortando: el mismo carecen de él: “estar a la altura de”, ¿a la
vocablo “anatomía” posee, etimológicamen- altura de qué?, precisamente de ser el po-
te, la significación de “corte”. seedor de ese falo omnipotente que ase-
guraría un goce absoluto sin límites.
Desde 1923, con su muy controvertido
concepto de “fase fálica”, Freud dejó esta- En Las fantasías histéricas y su relación con la
1
S. Freud: Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad, en Obras completas, Tomo IX. Amorrortu,
Buenos Aires, 1979, p. 141.
bisexualidad, Freud señala que “en los varo- Ahora bien, el falo como tal —como La
nes [las fantasías son] de naturaleza erótica mujer, al decir de Lacan— no existe; lo
o ambiciosa”.1 Esto se puede vincular con que existe es sólo la diferencia sexual en
su afirmación de un texto anterior, Tres el plano simbólico de la cual el falo no es
ensayos de teoría sexual, donde señala que la sino su metáfora. De ahí que “querer al-
ambición está dominada por el erotismo canzar” el falo no puede dejar de condu-
uretral, como lo ilustra el conocido desa- cir a un impasse que es característico del
fío que el niño dirige a sus congéneres: “a erotismo masculino: el hombre no puede
ver quién orina más lejos”, paradigma de acceder más que a un semblante de falo, lo
toda búsqueda de afirmación fálica. que vendrá a determinar que la diferencia
—y por lo tanto la falta— reaparezca una
En efecto, llegar lejos, atravesar el espa- y otra vez. De este modo, el momento del
cio, conquistar títulos, emblemas que en encuentro con una mujer será para todo
última instancia pueden ser ofrendas des- hombre el de una pregunta: “¿será verda-
tinadas a “la dama”, son manifestaciones deramente ella?”, es decir, “¿será el falo?”
de la posición específicamente masculina
respecto del falo: para el varón se trata de Es la razón por la cual Lacan va a afirmar
obtener esos emblemas fálicos con los que que “para un hombre, una mujer es un
podrá “conquistar” a la dama para hacer fi- síntoma”, esto es, el lugar donde se ubi-
nalmente de ella ese falo que a él le falta. ca lo que obtura la pregunta por lo que
el Otro quiere. En cambio, la posición
Se habla de “posición masculina” en este específicamente femenina que es la del
contexto porque en todas las circunstan- interrogante que se dirige a ella misma:
cias hombre y mujer no son más que signi- más que “¿qué quiere él?” es “¿qué quiero
ficantes que definen posiciones, posiciones yo?” El enigma de lo femenino es enig-
respecto del falo que no necesariamente ma, ante todo, para la mujer misma.
concuerdan en los sujetos —temporaria o
permanentemente— con su sexo biológi- Entonces, la posición específicamente
co. De este modo, por efecto del signifi- masculina se define como el interrogan-
cante fálico, las posiciones de los sujetos en te por el enigma de otro sexo. Su pre-
el plano estrictamente imaginario se distin- gunta es “¿qué quiere ella?” El hombre
guen por el hecho de que mientras la posi- quiere saber lo que ella quiere, quiere el
ción femenina se define como un parecer, saber siempre imposible sobre el obje-
una mascarada destinada a ocultar la falta to que puede causar el deseo del Otro
para causar así el deseo de su partenaire, la porque para él éste sería el camino para
postura masculina tiene como modo espe- responder a su falta y hacer del Otro su
cífico el intento de contrarrestar los efectos falo. Por esto ella encarna su síntoma,
de la castración por medio de la búsqueda síntoma cuyas manifestaciones diversas,
de alcanzar el falo como la vía para adquirir que pueden abarcar desde la inhibición
la convicción de poseerlo, lo que lo haría sexual hasta el donjuanismo desenfre-
no faltante. Mascarada femenina en con- nado, revela una imposibilidad inso-
traposición con parada masculina: así se portable —la de la posesión en última
definen los posicionamientos en el plano instancia del falo— que es inherente a la
imaginario en relación con el sexo. posición del varón.
La estructuración psíquica
de lo femenino en Freud
y en Lacan
A n t o n i o B e l l o Q u i r o z
PA L I M P S E S T O Gertrudis-D.
para Gaby, a tus manos
Es por lo que no es por lo que pretende ser deseada al mismo tiempo que amada.
Jacques Lacan
Jacques Lacan
1
En su trabajo de 1908 sobre “Las fantasías histéricas carácter femenino; sin embargo, deja ver más adelante
y su relación con la bisexualidad” Freud formula que que lo que en realidad revela este fantasma es el ca-
detrás de los síntomas histéricos siempre hay dos fan- rácter de bi-goce en la histérica.
tasmas sexuales, uno de carácter masculino y otro de
2
Donde además establece otra premisa igualmente trascendente y por ello de la mayor incomodidad, me refiero a
la puesta en evidencia de la incompatibilidad entre sujeto y objeto.
sentido, explicaciones a las que Freud de- Hay que mencionar que Freud en
nomina como teorías sexuales infantiles. ocasiones habla de pene y en otras de
Una de las teorías sexuales infan- falo; ante la carencia de mayor preci-
tiles más destacada por Freud en la sión, es posible pensar que al referirse al
configuración sexual de los infantes es falo, de lo que trata es de recurrir a un
su convicción, ya mencionada, de que significante que le permita trascender lo
todos los seres humanos poseen pene. orgánico, dando cuenta de su significado
La importancia creciente que empieza psíquico. Es desde aquí que se puede di-
a tener el pene nos revela que los ni- lucidar la brecha entre el pene y el falo,
ños atraviesan por un estadio en que los entre el órgano y el significante, dado
genitales juegan un papel central. Esto que si bien la diferencia se apuntala en
abona la llegada de un momento en que lo genital, pronto se diferenciará de ésta,
los apuntalamientos parciales de las pul- adquiriendo un carácter simbólico que
siones logran una cierta estabilidad, un porta en sí la diferencia sexual.
cierto orden dual en donde castrado y Desde el punto de vista de lo aními-
no castrado son las posibilidades de dife- co, complementando la descripción de la
renciación, aunque en pincipio referido, lógica de diferenciación sexual, existen
como se dijo ya, a la existencia sólo de logros nada despreciables. Los principa-
un sexo válido: el masculino. Es la lla- les giran en torno a la posibilidad de es-
mada etapa fálica, en la que, como su de- tablecer la separación entre sujeto y ob-
nominación nos indica, hay un primado jeto, entre adentro y afuera, yo/no-yo,
central: el falo. Freud señala que aquí las que, por otro lado, no podemos asegurar
pulsiones parciales se subordinan a esta exista en las demás especies animales.
significación de lo anatómico; así niños y En este proceso es la madre quien ocupa
niñas se subordinan al “primado del falo” una función primordial en tanto que se
y la pulsión tiende a perseguir la función constituye como primer objeto de amor.
reproductiva. En la niña, esta fase sigue En esta etapa señalada por Freud, resul-
igual camino que en el niño, sirviéndose ta por demás observable que ella toma
de su clítoris como si fuera un pene, por este rol central y luego se va separando
lo que se considera que el pene (en la del niño. Tanto en niños como niñas, la
mujer el clítoris) es la zona erógena rec- madre deviene como primer objeto de
tora y el principal objeto autoerótico. amor y como tal, imprime su sello en
decir que la vagina es el final del recorri- que el varoncito tiene miedo a la posibi-
do de investiduras que se iniciaron con lidad de su consumación”.5
la zona erógena de la boca, siguieron con En el trabajo del maestro vienés
el ano y el clítoris, para finalmente es- donde desarrolla expresamente sus
tablecer a la vagina como zona erógena ideas sobre las consecuencias psíquicas
rectora, proceso que no puede ser sino de la diferencia anatómica de los sexos,
una verdadera conquista. plantea que en la niña se da una especie
En condiciones favorables, a decir de complejo de Edipo en negativo con
de Freud, la niña reprime el complejo de respecto al varón, que gobernaría su
masculinidad y sucumbe a la envidia del prehistoria edípica, a través de la castra-
pene, para llegar a la feminidad acabada. ción como hecho (psíquico) consumado:
Freud observa que en esta conjunción de “De esta manera, el conocimiento de la
envidia del pene-aparición de la vagina- diferencia anatómica entre los sexos es-
remisión del complejo de masculinidad, fuerza a la niña pequeña a apartarse de la
existen tres posibles consecuencias psí- masculinidad y del onanismo masculino,
quicas, o posiciones que la niña podría y a encaminarse por nuevas vías que lle-
adoptar. La primera es la explicación de van al despliegue de la feminidad.”6
esta “afrenta a su narcisismo” como un Como se aprecia, el aspecto genital
castigo personal. La segunda posición aporta a la niña una realidad a la cual es
posible es responsabilizar a su madre por necesario que ella otorgue un estatuto
no haberla dotado de un pene o haberla psíquico. Lo que está en juego son las zo-
dotado insuficientemente. Y la última, nas erógenas y por tanto, la fuente desde
que tras el descubrimiento de la inferio- donde se ubicará y apuntalará preferen-
ridad del clítoris, la niña renuncie tenaz- temente la pulsión.
mente a la práctica sexual (onanista), en Así, es posible destacar que en el
cualquier circunstancia. Edipo, como lugar de establecimiento
Este enfrentamiento de la realidad del punto de anclaje del desarrollo psico-
anatómica, es decir, con la castración, sexual del que Freud nos habla, se enlaza
imprime marcas que matizará diferente la vivencia del cuerpo y la falta, la cas-
para los sexos la constelación edípica. tración. Que la castración sea “real” en la
Considerando así al complejo de castra- niña, que haya operado en su cuerpo, es
ción como un punto fundamental en la para Freud un obstáculo, pues se inscribe
salida y sepultamiento del complejo de como una dificultad en el advenimiento
Edipo, marcando distancia con la estr- de la feminidad que implica reconocer las
cuturación de la diferencia sexual, po- propiedades de lo femenino, simbolizado
demos entender que la castración como por la vagina como genital. Ahora bien,
fantasma simbólico es una realidad para si suponemos como Freud, que la mujer
la niña: “[...] la niñita acepta la castración debe elegir un hombre como objeto y
como un hecho consumado, mientras gozar a través del coito vaginal, aparece
5
S. Freud (1924), “El sepultamiento del complejo de xix, pp. 185-186.
6
Edipo”, en Obras completas, Amorrortu. Bs. As., Tomo Ibid., p. 274.
una segunda dificultad: el objeto. Lo que a irse a pique. Hay varias particularidades
obliga a una nueva vuelta. de este vínculo que coadyuvan a extra-
Veamos: el primer objeto de amor ñarse de la madre y abre paso al objeto
en la niña, como ya se dijo, es la madre. padre. Freud nos apercibe algunas razo-
Esto quiere decir que la niña expresa to- nes de desengaño. En su trabajo de 1931,
das sus pulsiones pregenitales hacia ella “Sobre la sexualidad femenina”, señala:
con exclusividad, mostrando exacta- “[la madre] omitió dotar a la niñita con el
mente las mismas curiosidades sexuales único genital correcto, la nutrió de mane-
que el niño hacia su madre. Esta relación ra insuficiente, la forzó a compartir con
primaria de objeto, denominada según otro el amor materno, no cumplió todas
se ha mencionado como fase de la liga- las expectativas de amor, y por último, in-
zón-madre, tiene una gran importancia citó primero el quehacer sexual propio y
para el desarrollo de la mujer. luego lo prohibió”. Sin embargo, parece
Si algo resulta interesante de esta fácil dilucidar que la razón de fondo es la
dinámica amorosa hacia la madre en la profunda ambivalencia e hiperintensidad
mujer, es la manera en que se ubica en del vínculo. Incluso en esta misma ocasión
la dialéctica de la relación de objeto, que y más adelante, expresa que “[...] era pre-
parece mucho más patente que en el ciso admitir la posibilidad de que cierto
hombre, dado que la niña debe transitar número de personas del sexo femenino
desde la madre como objeto de amor a permanecieran atascadas en la ligazón-
la madre como objeto de identificación. madre originaria y nunca produjeran una
Esto no sucede en el hombre, pues la vuelta cabal hacia el varón”.7
mujer será para él siempre (en términos Entre las razones citadas, Freud
teóricos, desde luego) un objeto repre- antepone y destaca la envidia del pene
sentado por sus subrogados. como una de las más poderosas razones
Ahora bien, el recorrido por el para que se ponga distancia con respecto
Edipo en el caso de la niña, iniciado, a a la ligazón madre: “al final de esta pri-
la inversa del niño, es decir, por la evi- mera fase de la ligazón-madre emerge
dencia de la castración, deja una serie como el más intenso motivo de extra-
de cuestionamientos para dilucidar de ñamiento de la hija respecto de la madre
qué manera la mujer ha de conseguir el reproche de no haberla dotado de un
una vuelta hacia el objeto heterosexual, genital correcto, vale decir, de haberla
es decir, a ubicar al padre como objeto parido mujer”. A esto se viene a añadir
de amor, entendiendo que es ésta la mu- de manera importante el descubrimien-
danza que debe hacer para no quedar en to de la castración materna, la caída de
un estadio previo de amor homosexual, la madre fálica. Primero como falta ana-
cuestión que hace detenerse en los avata- tómica, en el sentido que la madre es
res para deshacerse de la ligazón-madre. mujer y tampoco posee un pene. Luego,
La ligazón-madre es un momento del en el sentido que busca otros objetos de
desarrollo psicosexual, y como tal, con gratificación fuera de la hija. Así, dice
diferentes consecuencias, está condenado Freud, “la muchacha al comienzo consi-
7
S. Freud 1931, “Sobre la sexualidad femenina”, en Obras completas, Amorrortu, Bs. As., Tomo XXI. p. 235-236.
dera la castración como una desventura casos, llevado más a fondo, muestra algo
personal, sólo poco a poco la extiende a diverso: que el complejo de Edipo tiene
otras personas del sexo femenino y, por en ellos una larga prehistoria y es, por
último, también a la madre”. así decir, una formación secundaria.”8
La desilusión por la castración de la Según Freud, en este camino que
madre, además de la culpa de no haberle ha de recorrer la mujer para desasirse
dado el sexo válido, ayudan a que el vín- del dictamen materno que pesa sobre su
culo con la madre decaiga, abriendo la sexualidad, puede contraer una neurosis.
escena para que el padre vaya deviniendo Sin embargo, es de fundamental impor-
como objeto de amor. tancia para la clínica entender, que aun
La ligazón-madre imprimirá un se- cuando el vínculo se mantenga actuali-
llo en la vida amorosa, que se expresará zado en una mujer adulta, en “todos los
también en el vínculo que se establezca casos, las manifestaciones de la reacción
con el padre. Si bien en cierta medida neurótica no están determinadas por el
esta ligazón-madre se va al fundamento vínculo presente con la madre actual, sino
(inconsciente), como nos dice Freud, a por los vínculos infantiles con la imagen
la vez queda como telón de fondo de la materna del tiempo primordial”.
ligazón-padre, y muy probablemente, Hasta aquí tenemos que para la
de todas las siguientes investiduras de mujer, desde Freud, que el padre pue-
objeto. “Todo analista ha tomado cono- da llegar a ocupar la posición de objeto
cimiento de mujeres que perseveran con de amor es un logro que implica nada
particular intensidad y tenacidad en su menos que un desasimiento de la liga-
ligazón-padre y en el deseo de tener un zón-madre. Esta transferencia se deja
hijo de él, en que ésta culmina. Hay bue- ver como una formación secundaria
nas razones para suponer que esta fanta- que re-edita el primer vínculo de amor.
sía fue también la fuerza pulsional de su Vistas así las cosas, la conformación de
onanismo infantil, y uno fácilmente re- la feminidad requiere el logro de dos ta-
cibe la impresión de hallarse frente a un reas íntimamente relacionadas: que sea
hecho elemental, no susceptible de ulte- cambiada la zona erógena (del clítoris
rior resolución, de la vida sexual infantil. a la vagina) y modificado el objeto de
Pero precisamente un análisis de estos amor (de la madre al padre)
8
S. Freud (1925), “Algunas consecuencias psíquicas completas, Amorrortu, Bs. As., Tomo XIX, p. 270.
de la diferencia anatómica entre los sexos”, en Obras
Sabemos que para que la niña realice Es en estas coordenadas que el com-
un paso tan relevante durante la etapa de plejo de Edipo posibilita a la niña superar
latencia, como resignar el clítoris en su la hostilidad hacia su madre y, además,
calidad de órgano de placer, es necesario darle un significado a la envidia del pene
que opere el mecanismo de la represión. (penisneid)10 que vaya más allá del per-
Como hemos visto, en la niña el comple- juicio. En cuanto a la hostilidad, parece
jo de Edipo es una formación secundaria. evidente que proviene de dos momentos
La ligazón-madre y las repercusiones del diferentes, probablemente relacionados.
complejo de castración le preceden y lo Uno, preedípico, que versa sobre la res-
preparan. Esto trae como consecuencia, ponsabilidad materna en la castración y,
en cuanto al nexo entre complejo de el otro, edípico, en que la hostilidad se
Edipo y complejo de castración, que se dirige hacia la madre en tanto rival res-
establezca una oposición fundamental pecto del amor del padre.
entre los dos sexos. Freud lo señala así: A través del objeto padre, enseña
“Mientras que el complejo de Edipo del Freud en el texto que seguimos sobre “Las
varón se va al fundamento debido al com- consecuencias psíquicas de la diferencia
plejo de castración, el de la niña es posi- anatómica de los sexos”: “La muchacha
bilitado e introducido por este último.”9 se desliza —a lo largo de una ecuación
9
Ibid., p. 275. sexualidad femenina; se puede presentar en formas di-
10
El concepto Penisneid es la expresión en alemán de la versas representadas por el deseo inconsciente de poseer
“envidia del pene” (penis: pene; neid: envidia). un pene, lo mismo que el deseo de gozar del pene en el
Se le ha definido como un elemento constitutivo de la coito, o, por sustitución, el deseo de tener un hijo.
11
S. André 1995, ¿Qué quiere una mujer?, Siglo XXI, México, 2002, p. 65.
cómo Lacan da cabida a la primera, el Otro; dado que lo único existente para
camino por el goce innombrable. el niño es el mundo materno, ella repre-
senta su contacto con lo humano, la cul-
II tura, lo simbólico, etc. La madre es todo
lo Otro y aquello que el niño encuentre
Tomando como punto de partida el en su incipiente mundo será concebido
modelo de pensamiento planteado por según la imagen materna. Puestas así
Freud, el psicoanalista francés Jacques las cosas, la función materna es desde el
Lacan toma los postulados básicos del comienzo simbólica, aun cuando la rela-
psicoanálisis en relación con la conforma- ción con ella sea imaginaria.
ción del aparato psíquico. En este sentido, La marca que deja en la psiquis este
considera también que la estructuración vínculo con la madre es de tal relevan-
psíquica es moldeada fundamentalmente cia que resulta obligado detenerse en
en la infancia y que está determinada por este momento fundamental. Desde las
el paso que el sujeto realiza por el mo- observaciones del psicoanálisis se sabe
mento preedípico y por el complejo de que los intercambios en esta relación
Edipo y su salida, posibilitando una iden- parten de ciertas expresiones primarias,
tificación, una elección de objeto y una muy “primitivas”, inclusive vitales en el
cierta regulación del deseo. sentido de lo biológico. Partiendo de la
En este apartado se ensayará un re- prematuración con que nace el cachorro
corrido —que dista mucho de ser ex- humano, como es de esperar, lo primero
haustivo— por las aportaciones de Lacan que se juega es la supervivencia, puesto
que nos permitan ver cómo se llega al que la indefensión bastante prolongada
complejo de Edipo, a una identificación, del recién nacido hace que su posibili-
a una elección de objeto, al registro sim- dad de vivir dependa en gran medida de
bólico y la regulación del deseo, como los cuidados de Otro, representado por
elementos básicos de la experiencia hu- la madre. Sin embargo, esta relación se
mana, y en particular en la constitución aleja, como ya sabemos desde Freud, de
psíquica de lo femenino. lo puramente primitivo. Principalmente
Desde lo preedípico podemos ad- por el hecho de que la madre arma y re-
vertir que Lacan sigue a Freud —no po- presenta un mundo de relación hacia su
dría ser de otra manera—, al considerar hijo que va más allá de la satisfacción de
que el primer objeto de amor que marca necesidades biológicas, y a su vez, el niño
el proceso de la estructuración psíquica algo más reclama que la madre intenta
del niño es la madre. Lacan, sin embar- colmar. Lo que nos va a proponer Lacan,
go, precisa que entiende esta primera es que la necesidad de cualquier índole
vinculación entre madre e hijo como una que se le presente al niño puede ser sa-
relación fundamentalmente imaginaria, tisfecha por la madre, pero aquello que
lo que hace referencia a que en esta rela- se espera apunta más allá y se constituye
ción el niño vive la ilusión de totalidad, en una demanda de amor incondicional
de síntesis y de semejanza con la madre. que resulta insaciable, sobrepasando la
La madre en este momento no es para el voluntad materna; tan sólo por el he-
niño completamente un semejante, sino cho muy simple de que la madre puede
12
Al respecto del uso del significante Falo, Lacan acla- para el órgano biológico, y “falo” para las funciones
ra ciertas distinciones que ya estaban implícitas en la imaginaria y simbólica de ese órgano.
obra de Freud; así, suele reservar el término “pene”
deseante, no sólo de algo distinto de él, doble filo que impone para el infante el
sino simplemente deseante; es decir, que desalojo definitivo de la posición ideal de
algo hace mella en su potencia”.13 En este falo materno y la privación de su objeto
sentido y trascendencia es que se destaca de deseo. Para la madre significa sacar al
la caída del fantasma tan destacado por niño de la posición de falo, denotando
el psicoanálisis de la madre fálica, fantas- que ahí no saciará sus deseos ni sus anhe-
ma que cae debido a la inadecuación de los reivindicativos.
la dialéctica de la frustración, y entonces La función paterna se instala a partir
comienza a esbozarse otro registro de la de la decepción fundamental del niño,
falta. Lacan lo plantea de manera rele- ya que él habrá de reconocer que no es
vante en el mismo seminario sobre la re- el objeto único de la madre, además,
lación de objeto, muchas páginas adelan- desde luego, que a la madre le interesa,
te: “Al principio [el niño] se encuentra de forma más o menos acentuada según
capturado en la relación tramposa en la los casos, el falo, que se ubica fuera de
que de entrada se desarrolla el juego del la relación madre-hijo. Quien ejerce esta
falo. Con esto es suficiente para que su función de corte, de sanción, es el padre
madre y él mantengan un movimiento simbólico.15
progresivo cuyo sentido, su perspectiva Este padre simbólico es lo que
es la identificación perfecta con el objeto Lacan ha designado como significante
del amor materno. Entonces aparece un del Nombre-del-Padre, que habrá de ser
elemento nuevo”.14 entendido, como enseña el psicoanalis-
Y ante esto se abre la cuestión fun- ta francés, como el significante funda-
damental de si tres términos son sufi- mental que permite que la significación
cientes para la estructuración psíquica. proceda normalmente, lo cual significa
Al respecto Lacan plantea en este mismo la prohibición edípica, el “no” del tabú
lugar que el Edipo, desde luego, nos da del incesto.
tres, pero sin duda implica un cuarto Este momento fundamental cam-
término, porque el niño ha de franquear bia la posición de la madre para el niño:
el Edipo. Por lo tanto, aquí ha de inter- ella deja de ser un objeto en tanto ima-
venir alguien, y éste es el padre. gen, el Otro que siempre estuvo fuera;
Esta intervención de la ley paterna, ahora desde el punto de vista del niño
en principio por el discurso de la madre, re-establece su lugar, siendo de aquí en
marca el segundo momento del Edipo adelante la madre para su hijo un otro,
con la instalación de la prohibición del un semejante. El cambio en la relación
incesto, estableciendo otro paso más con la madre, tiene un correlato en el
y contundente en la distancia entre el cambio en el estatuto del objeto. Los
niño y la madre. Esta prohibición marca objetos de intercambio entre la madre y
posiciones para ambos, como navaja de el niño paulatinamente pasan de ser ob-
13
J. Lacan (1956), Seminario IV, La relación de objeto. te; p. 300.
15
IV La dialéctica de la frustración, Paidós, Barcelona, Es necesario señalar que en el Edipo, para Lacan,
1994, p. 73. interviene el padre en sus tres registros: simbólico,
14
J. Lacan (1956), Ibid., en XVII El significante y el chis- imaginario y real.
Lacan, “[...] traslada al plano puramente del objeto por quien lo tiene y sabe que
imaginario todo lo que está en juego en lo tiene, puede concebir que ese mismo
relación al falo. Precisamente por este objeto simbólico le será dado algún día.
motivo conviene que el pene real quede Tanto en el caso del niño como en el de
al margen. La intervención del padre in- la niña, el padre hace una promesa, que
troduce aquí el orden simbólico [...] El si bien es distinta para cada uno, para am-
orden simbólico interviene precisamen- bos significa depositar una cierta fe en la
te en el plano imaginario. La castración inscripción de la ley. Este momento po-
afecta al falo imaginario [...]”.16 dría expresarse como: no soy, no tengo,
Es a través de la amenaza de castra- entonces qué hacer para tener.
ción que el padre da pruebas de su atri- De manera muy general, podría
bución fálica, introduciendo un re-orde- señalarse que para el niño, la promesa
namiento de las posiciones que ya habían inconsciente es la de algún día ser el
sido reguladas con la prohibición del in- padre, es decir, quien tenga el falo. Así,
cesto, de manera que el estatuto de la falta puede identificarse al padre y acceder a
se traslada, desde el más allá de la madre la promesa de que algún día lo detenta-
y el niño, hacia el registro simbólico. Este rá, con el costo de renunciar a la madre
nuevo estatuto de la falta será vivido como como objeto de amor. Para la niña, por
una deuda simbólica que funciona de ma- otro lado y también a nivel inconsciente,
nera diferenciada para niños y niñas. la promesa girará en torno a tener un
En esta postura Lacan se va a dis- hijo del padre, con lo que obtendrá el
tanciar nuevamente, al establecer que la falo. De modo que la elección de objeto
primera diferencia en como opera la cas- consumada conlleva la renuncia al padre
tración es su posición de entrada o salida como objeto de amor y la búsqueda del
en el complejo de Edipo. La niña entra a la falo en otros objetos. Para ello, se servi-
escena edípica con una relación directa a rá de la identificación con la madre, en
la castración, con una puesta en evidencia, tanto la madre ya ha encontrado a quien
en la medida en que no tiene el falo sim- dirigirse en la búsqueda.
bólicamente; mientras que el niño sale, o En el complejo recorrido planteado,
puede salir, en tanto cae presa de la ame- para hablar de la constitución psíquica
naza de castración. El padre puede privar de la feminidad, es todavía muy general.
en la medida en que lo tiene; pero que lo Es por esta razón que vale detenerse en
tenga, no significa necesariamente que lo las particularidades de la salida del com-
haya tenido siempre, lo que lleva al niño a plejo de Edipo en la mujer para desde
pensar que alguien le donó al padre el falo ahí describir de manera genérica algunas
que hoy detenta y algún día le será dona- de sus consecuencias.
do. En palabras de Lacan podemos leer, él
al referirse al Edipo en el seminario que III
seguimos, que el niño, en tanto que en Como se ha visto, el recorrido por los
la experiencia edípica esencial es privado tiempos del Edipo está plagado de di-
16
J. Lacan 1956, Op. cit., p. 229.
17
S. André 1995, Op. cit., p. 185.
18
J. Lacan 1956, Op. cit., p. 97.
19
Ibid., p. 155.
perderlo, en manos del agente padre. La existe una libido, hay dos formas de goce;
mujer, en cambio, es depositaria de una decir, es que existe un goce particular y
castración real (psíquicamente efecti- propio de lo femenino, un goce suple-
va).20 Lacan sostiene, por tanto, que no mentario, el “goce otro”, que estaría más
hay ningún sujeto que pueda escapar de allá del falo y que se expresa marcado
esta castración, ni siquiera el padre. Sin por el enigma. Su característica es ser
embargo, por otro lado sostendrá que innombrable, pues si bien las mujeres lo
habrá algo más allá de la función fálica, experimentan, no pueden decir nada de
ya que no estará toda castrada. él. Lo que es comprensible desde el he-
Esta posición frente a la castración cho de que el falo es el significante de la
abre dos vertientes del goce, uno lla- diferencia sexual: ¿cómo hablar de algo
mado precisamente fálico, y otro que sexual fuera de su registro?
podría decirse goce otro o femenino. El otro goce de la mujer, se articula
Ante esto, resulta necesario comenzar al Otro de un modo mucho más directo
por introducir que el goce es permitido, que el goce fálico (o del significante), por
introducido y existente gracias a nuestra lo cual se lo ha llamado goce del Otro (o
relación con lo simbólico. La entrada en del cuerpo). Esto lleva a que lo fálico no
lo simbólico en sí misma hace renunciar sea necesario ni suficiente; entonces vale
al goce, entendiendo que la castración preguntarse: “¿Qué mujer no ha estado
significa que el goce debe ser rechazado desilusionada por los efectos de su mas-
para poder alcanzarlo en la escala inver- carada?; el intercambio fálico de la mu-
tida de la ley del deseo. Esto genera la jer la hace gozar y participar de modo
ilusión de ser algo alcanzable, y enton- provechoso de él. Sin embargo, ante la
ces, al estar referido a una prohibición posibilidad de esta Otra cosa que apare-
con su correspondiente deseo de trans- ce, la repetición fálica puede ser un tanto
gredirla, el goce se revela en sí mismo, monótona. Por esto, la mujer, en su rela-
esencialmente transgresor. ción más inmediata hacia el Otro, puede
El concepto de “goce” en Lacan se llamar a la fantasía de la pareja a flexibili-
asemeja al de “libido” en Freud, en el zarse, es decir, remover el automatismo
doble sentido de que es algo así como de su fantasma, puramente fálico.
una “sustancia corporal”, y en principio La relación edípica en la niña apun-
se presenta indiferenciado; es decir, el tará, al igual que el niño, a regular su re-
goce, como la libido, es esencialmente lación de objeto y su identificación, po-
fálico. Sin embargo vale destacar que sicionándola dentro de una estructura.
sólo es en principio; después se puede Ahora bien, más allá de esta estructura
apreciar una primera bifurcación entre en la que se inscriba, es posible adver-
actividad y pasividad, lo que posibilita la tir que la feminidad, como ya se dijo,
hipótesis lacaniana, destacada de alguna se construye a partir de una vivencia de
forma por Serge André,21 de que si bien falta, de carencia fundamental, que en
20
Jacques-Alain Miller señala que en la mujer la castra- real. Cf. Miller, Jacques-Alain, De mujeres y semblan-
ción es originaria y, en ese sentido, se puede decir que tes, Cuadernos del Pasador, Bs. As., 1994, p. 62.
21
la mujer, en tanto que no-toda, está más cerca de lo S. André, Op. cit., p. 24.
22
Ibid., p. 261.
PA L I M P S E S T O Ophelia muerta-D.
Cómo pensar la
constitución psíquica
de la mujer
(cuatro obstáculos
epistemológicos y
una hipótesis
desesperada)
J o s é E d u a r d o Ta p p a n M e r i n o
INTRODUCCIÓN
EL PROBLEMA DE “CÓMO PENSAR LAS COSAS” HA SIDO CUESTIONADO DESDE LOS ORÍGENES
MISMOS DE LA FILOSOFÍA. SIN EMBARGO, REFLEXIONAMOS MUY POCO SOBRE EL ACTO MISMO
DE PENSAR, LA MANERA EN QUE NOS HACEMOS DE CONOCIMIENTOS, ACEPTAMOS UNA SERIE DE
ARGUMENTOS AL SER PROPUESTOS POR AUTORES A QUIENES SUPONEMOS PRESTIGIO O QUE SUPO-
NEMOS COMO EXPERTOS, SIN DETENERNOS SIQUIERA A CUESTIONAR Y MUCHO MENOS REALIZAR
UN ANÁLISIS MINUCIOSO Y CRÍTICO. EXISTE UN CONJUNTO DE TEMAS SOBRE LOS QUE SE PUEDE
OBSERVAR UNA SERIE DE PROBLEMAS QUE NOS DIFICULTAN LA TAREA DE PENSARLOS ABIERTA Y
TRANQUILAMENTE, YA QUE SE TRATA DE FENÓMENOS SOBRE LOS QUE POR LO GENERAL EXISTEN
MUCHOS PREJUICIOS Y EN OCASIONES UNA ABUNDANTE BIBLIOGRAFÍA, COMO ES EL CASO DE LA
SEXUALIDAD EN GENERAL, PERO ESPECIALMENTE LA CONSTITUCIÓN PSÍQUICA DE LA SEXUALIDAD
DE LA MUJER, ASUNTO DEL QUE ME ENCARGARÉ AHORA, A PARTIR DE UNA DIRECCIÓN ANALÍ-
TICA QUE BUSCA LO QUE GASTON BACHELARD LLAMA LOS OBSTÁCULOS EPISTEMOLÓGICOS. ES
DECIR, INTENTO LOCALIZAR Y ENFRENTAR ESTAS CERTEZAS Y CONVENCIONES CORRIENTES QUE
EN REALIDAD SON OBSTÁCULOS PARA PENSAR LIBRE Y CRÍTICAMENTE UN TEMA. PERO ES NECE-
SARIO PRIMERO MOSTRAR LA RELEVANCIA DE LA DISCUSIÓN DE LAS MANERAS COMO PENSAMOS
LAS COSAS, PORQUE DE ESTO SE DESPRENDE LO QUE SERÁN PARA NOSOTROS LAS COSAS MISMAS.
SE TRATA DE SALIRNOS DEL REALISMO Y EL EMPIRISMO INGENUO, QUE CONSIDERA QUE LO QUE
ESTÁ FRENTE A NOSOTROS, LO QUE PERCIBEN NUESTROS SENTIDOS ES LO REAL, CUANDO LA TA-
REA ES SIMPLEMENTE DESCRIBIRLO, PARA DESPUÉS ENCONTRAR LAS LEYES UNIVERSALES QUE LO
GOBIERNAN Y POR LO TANTO EXPLICAN SU COMPORTAMIENTO.
UN MATEMÁTICO Y FILÓSOFO, ESPECIALIZADO EN FILOSOFÍA DE LA CIENCIA, MORRIS
BERMAN, PROPONE, COMO LO HIZO ALGUNOS AÑOS ANTES LA FILOSOFÍA EXISTENCIAL SARTREA-
NA Y EL PSICOANALISTA INGLÉS BALINT, QUE EXISTE UNA FALLA BÁSICA, UN VACÍO QUE NOS RE-
SULTA TERRIBLE Y DEL QUE NOS FUGAMOS CONSTANTEMENTE, YA QUE RESULTA INSOPORTABLE EL
ENFRENTAMIENTO A ESTE HUECO. SIN EMBARGO, TODA REFERENCIA TIENE QUE VER CON ÉSTE Y DE
ÉL NACEN ENTONCES TODAS LAS CONSTRUCCIONES HUMANAS. “MUCHO DE LO QUE CONOCEMOS
COMO ‘CULTURA’ Y ‘PERSONALIDAD’ EN NUESTRA SOCIEDAD, TIENDEN A CAER DENTRO DE ESTA
CATEGORÍA SUSTITUTIVA, Y ES EN EFECTO EL RESULTADO DE HUIR DEL SILENCIO [Y EL VACÍO].”1
ES ENTONCES UNA PERSPECTIVA QUE COLOCA AL VACÍO Y AL SILENCIO EN EL CENTRO MISMO
DE LA EXISTENCIA HUMANA. EL NOVELISTA BRITÁNICO JOHN FOWLES LLAMA A ESTE VACÍO EL
“NEMO” Y LO DESCRIBE COMO UN ANTIEGO, UN ESTADO DE SER NADIE. “NADIE QUIERE SER
NADIE”, ESCRIBE FOWLES. “TODOS NUESTROS ACTOS ESTÁN PARCIALMENTE CONCEBIDOS PARA
LLENAR O PARA MARCAR EL VACÍO QUE SENTIMOS EN EL FONDO.”2 POR ELLO, EL CONOCIMIENTO
HUMANO EN MUCHAS OCASIONES MÁS QUE INTENTAR EXPLICAR UN FENÓMENO, LO QUE HACE
ES CONSTRUIR UNA SUPUESTA EXPLICACIÓN, PARA APACIGUAR LA ANGUSTIA QUE OCASIONA
EL SABER QUE NO SABEMOS. ENTONCES, MUCHAS DE LAS EXPLICACIONES QUE TENEMOS SON
TORPES Y FALACES Y FUNGEN SIMPLEMENTE COMO TAPADERAS FRENTE A LA ANGUSTIA QUE NOS
PRODUCE LA IGNORANCIA.
“NUESTRA VIDA SOCIAL Y POLÍTICA ES TAMBIÉN UNA CHARADA, QUE NOS PIDE TOMAR
EN SERIO LAS ACTIVIDADES SUPLETORIAS. ESTO ES ESPECIALMENTE CIERTO EN EL CASO DE LAS
IDEOLOGÍAS DOMINANTES EN EL MUNDO, QUE SON [...] “RELLENOS DE NEMOS”.3 LA CULTURA
SE ENCUENTRA REPLETA DE ESTOS RELLENOS, COMO TODOS LOS “ISMOS”, (MATERIALISMOS,
FEMINISMOS, MACHISMOS, CAPITALISMOS) QUE ENRARECEN LA VISIÓN Y DIFICULTAN TODA
APROXIMACIÓN MESURADA Y RIGUROSA A LOS FENÓMENOS, ESPECIALMENTE A LOS DE LA CUL-
TURA. EL ESCÁNDALO, LA TRIVIALIZACIÓN Y LA VULGARIZACIÓN APARECEN COMO RESISTENCIA,
TRATANDO DE MANTENER LAS EMPOBRECIDAS MANERAS DE MIRAR Y COMPRENDER EL MUNDO.
CÓMO PREGUNTARNOS SOBRE LA SEXUALIDAD, SI ÉSTA NOS INQUIETA TANTO, SOBRE LA QUE
EXISTEN INFINIDAD DE PROVERBIOS, SABIDURÍA DE NUESTROS MAYORES, TRADICIONES. CÓMO
PREGUNTARNOS SOBRE ALGO QUE NOS TOCA TAN ÍNTIMAMENTE Y DE LO QUE EN REALIDAD NO
TENEMOS MUCHA DISTANCIA SUBJETIVA.
GEORGE DEVEREUX EN LOS AÑOS SESENTA DEL SIGLO PASADO SE INTERROGÓ SOBRE LAS
MANERAS DE PENSAR LOS FENÓMENOS DE LA CULTURA Y DEL COMPORTAMIENTO HUMANO,
LLEGANDO A LA CONCLUSIÓN DE QUE LA PRETENDIDA NEUTRALIDAD, IMPARCIALIDAD Y ASEPSIA
IDEOLÓGICA DE LOS INVESTIGADORES NO EXISTE, SE TRATA SIMPLEMENTE DE UNA MODA, DE
OTRO “ISMO”: EL POSITIVISMO, EL CIENTIFICISMO. POR ELLO, PARA NO CAER EN UNA MERA
INTELECTUALIZACIÓN, LOS SENTIMIENTOS DE LOS INVESTIGADORES DEBEN SER PUESTOS DIREC-
TAMENTE EN EL MISMO ESCENARIO DE LA INVESTIGACIÓN. DEVEREUX NO PRECONIZA LA ELI-
1 2
Morris Berman, Cuerpo y espíritu. La historia oculta Op. cit., p. 4.
3
de Occidente, Cuatro Vientos, Santiago de Chile, 1992. Op. cit., p. 5.
4 5
George Devereux, De la ansiedad al método en las Op. cit., p. 28.
ciencias del comportamiento, Siglo XXI, México, 1977.
6
Hay que diferenciar entre el criticón, que realiza una que se desea investigar y sobre lo que se ha dicho del
tarea estéril en la que simplemente anima el deseo mismo, para construir, para generar un conocimiento,
de destruir, de la actitud crítica, que supone necesa- por lo que en realidad toda actitud crítica es necesa-
riamente una distancia frente al fenómeno u objeto riamente propositiva.
fenómenos y las relaciones que establece- samiento también intenta una superación
mos, de manera que se mantiene una lar- de la decadencia de la cultura. La obra más
ga hermandad con todas las producciones representativa en este sentido es El naci-
humanas. Con lo anterior regresamos a la miento de la tragedia en el espíritu de la música
pregunta que se hacían los socios lingüis- (1872). En este libro examina los aspectos
tas Eduard Sapir y Eric Wolf: ¿pensamos generales que han dado lugar al nacimien-
como hablamos o hablamos como pen- to de la cultura occidental, a partir de dos
samos? Se trataba de averiguar en última categorías: lo apolíneo y lo dionisiaco. Lo
instancia “qué determina a qué”, pregunta apolíneo es lo que da lugar a la figura, al
a la que se ofrecen varias respuestas, pero orden, a la medida de la razón; por otro
que en todos los casos nos permite en- lado, lo dionisiaco expresa la embriaguez,
tender la servidumbre que tiene nuestro la desmesura, la renovación, la fuerza, la
pensamiento del léxico, el idioma, de las vitalidad, la intuición, el ímpetu por la
formas del habla, etc. Lo importante de vida. Pero la fuerza, la profundidad y la
esta pregunta de los sociolingüistas para grandeza del pensamiento y el arte griego
el tema que nos ocupa, es que la propia antiguo proceden de la íntima unión de es-
actividad de pensar está determinada tos dos aspectos. Esta unidad supuesta en
por los pre-juicios de la cultura. ¿Podrá la Grecia de los siglos VI al III, se romperá a
evitarse esto? Es evidente que no, pero partir de Sócrates, cuya filosofía es artífice
existen muchos procedimientos de los del sometimiento de la vida a la razón, de
que podemos echar mano para cerrarle lo dionisiaco a lo apolíneo y, por tanto, de
la puerta a algunos prejuicios. La filosofía la disolución de los dos aspectos, ya que en
de Friedrich Nietzsche propone un pathos la cultura antigua ambos eran correlativos.
fundante, en donde la condición humana De ahí surge la base degradada de la cul-
es entonces por esencia patológica. Lo que tura occidental, en la que el mundo real
ocupa a la cultura es que no aparezcan es- del devenir aparece entendido en función
tas proporciones humanas, les teme. Ese de un falso mundo estático y dictado por
pathos es en realidad el “nemo”, ese vacío leyes racionales, disecado, esquematizado,
que nos abisma, ese lugar al que no que- que pone a la vida en función de la razón,
remos mirar para que no nos regrese la en lugar de poner la razón al servicio de
mirada, un hueco que nos da vértigo. la vida; convierte lo complejo y misterio-
El conjunto de la filosofía de Nietzsche so del mundo y del hombre en un simple
es, por una parte, una crítica radical a los modelo, en una tergiversada copia de una
fundamentos de la cultura occidental, crí- pretendida realidad “más verdadera” que la
tica que se dirige a la metafísica, la religión propia realidad.
y la moral que han suplantado e invertido Nietzsche ya había subrayado la im-
los valores vitales; por ello todo conoci- portancia de la propuesta de la dialéctica
miento debe superar los obstáculos epis- de Heráclito en cuanto pone en juego un
temológicos propios de la cultura, ya que gran número de fuerzas, frente a la esque-
además es un producto del resentimiento mática dialéctica hegeliana que hace de la
contra la vida. Nietzsche es mucho más dialéctica un asunto de contrapartes, de
que un filósofo, es un perspicaz crítico, un tesis y antítesis. La dialéctica es mucho
psicólogo y médico de la cultura, su pen- más compleja que eso. Por ello, dice de
sí mismo que hace filosofía con el marti- dad en nuestra cultura? ¿No es lo apolíneo
llo, pues ataca los cimientos mismos de la lo socialmente considerado adecuado, si-
filosofía que se sustentan en el socratismo nónimo de lo sensato, lo prudente, lo ra-
y el platonismo —que además son lo que zonable y por lo tanto de lo sano?
podríamos llamar moneda corriente—, a Dice José Luis Etcheverry: “Un tex-
partir de la cual la virtud se coloca como to de Kant sobre [...] los comienzos de la
cualidad abstracta y se declara que la idea historia humana.[...] En los comienzos de
es lo auténticamente real, contra el instin- la humanidad, el instinto (instint), es voz
to, contra el sentimiento y contra la vida. de Dios que todos los animales obedecen,
Son las ideas, por sí mismas, las que alcan- tiene que haber gobernado a la criatura.
zan el privilegio de atraer la atención de Era lo que la llevaba a tomar ciertos ali-
los filósofos, lo cual se ejemplifica además mentos y le prohibía otros. [...] El rehu-
con el cristianismo: la negación de la vida, samiento (Weigerung) fue el artificio que
el desprecio hacia el cuerpo a partir de la permitió pasar de los estímulos mera-
noción de pecado. Se convierte entonces mente sentidos a los estímulos ideales, de
el sacrificio en un valor y el placer en algo los apetitos puramente animales al amor,
moralmente condenable, se legitima el y, con este último, del sentimiento de lo
sacrificio en esta vida por la promesa de meramente agradable al gusto por la be-
otra mejor. lleza.”7 Pero el personaje que se encargó
¿Cómo plantear la constitución de la de este proceso de rehusamiento de la ley
sexualidad de la mujer desligando nues- divina fue Eva; Adán se encontraba atra-
tro ejercicio de análisis de las inercias pado en las certezas que gobernaban su
históricas y las matrices culturales del vida, era obediente como el resto de los
proceso civilizatorio occidental? Existe animales, de los que en realidad no tenía
infinidad de justificaciones culturales ninguna distancia. Es Eva quien decide
para legitimar a la mujer por su condi- preguntarse sobre por qué, si estaban en
ción de otredad. el paraíso, existía la prohibición de comer
La tradición judeocristiana coloca a la el fruto del árbol del saber, del bien y del
mujer como un ser inmoral o, en el mejor mal, de la ciencia. Es ella quien encara la
de los casos, como amoral: ¿no es ella la responsabilidad y prueba el fruto, es ella
que ofrece la manzana del árbol del bien y la desobediente, como no se le olvida a
del mal a Adán? ¿No es la mujer algo im- la Iglesia católica, la cual aún hoy la con-
puro, por lo que se encuentran excluidas tinúa castigando por haberse atrevido a
de la mayoría de las religiones? ¿No se compartir su descubrimiento con Adán,
establecen supuestos roles, los propios de por lo que tuvieron que ser expulsa-
cada género, por los cuales la mujer que- dos del paraíso, es decir, en términos de
da siempre subordinada? ¿No es siempre Kant, del reino de los instintos, del reino
lo dionisiaco un sinónimo de condición animal. Indiscutiblemente la posibilidad
femenina y lo apolíneo de lo masculino? hominizadora del rehusamiento apare-
¿No es lo dionisiaco sinónimo de desme- ce como parte de la condición de Eva,
sura, falta de control, arrebato y enferme- mientras que la ciega obediencia, el no
7
José Luis Etcheverry, De la ansiedad al método en las cienciasdel comportamiento. Ed. XXI México. 1977.
8
Friedrich Nietzsche, Sobre verdad y mentira, Tecnos, Madrid, 1990, p. 34.
LA TRADICIÓN JUDEOCRISTIANA
COLOCA A LA MUJER COMO
UN SER INMORAL O, EN EL MEJOR
DE LOS CASOS, COMO AMORAL:
¿NO ES ELLA LA QUE OFRECE LA MANZANA
DEL ÁRBOL DEL BIEN Y DEL MAL A ADÁN?
¿NO ES LA MUJER ALGO IMPURO, POR LO QUE
SE ENCUENTRAN EXCLUIDAS DE LA MAYORÍA
DE LAS RELIGIONES? ¿NO SE ESTABLECEN
SUPUESTOS ROLES, LOS PROPIOS DE CADA
GÉNERO, POR LOS CUALES LA MUJER QUEDA
SIEMPRE SUBORDINADA?¿NO ES SIEMPRE
LO DIONISIACO UN SINÓNIMO DE CONDICIÓN
FEMENINA Y LO APOLÍNEO DE LO MASCULINO?
¿NO ES LO DIONISIACO SINÓNIMO DE
DESMESURA, FALTA DE CONTROL, ARREBATO
Y ENFERMEDAD EN NUESTRA CULTURA?
¿NO ES LO APOLÍNEO LO SOCIALMENTE
CONSIDERADO ADECUADO, SINÓNIMO
DE LO SENSATO, LO PRUDENTE,
LO RAZONABLE Y POR LO TANTO DE LO SANO?
la hipocresía, cada uno desde diferentes mundo animal, se confirma esta idea. Sin
posiciones; sus efectos precipitan la crisis embargo, existe en este análisis histórico
de la filosofía de la modernidad, al des- un conjunto de fenómenos a los que los
velar la insuficiencia de la noción del ser, historiadores no han prestado la debida
del significado de persona y al desvelar los atención, para tener una idea más clara de
significados ocultos de la cultura que en los papeles que realmente han jugado las
realidad no buscan mejores condiciones mujeres en la historia: primero, desde el
de existencia para los hombres, subrayan triunfo de la idea de homogenización de
la complicidad implícita y explícita de un los cultos a partir del cristianismo, con
proceder institucional de la filosofía y la la intromisión de la Iglesia como institu-
ciencia. Estos autores han señalado que, ción y con la seguridad de que las mujeres
más allá de la noción clásica de ser hu- eran las portadoras del mal a la humani-
mano se esconden unos elementos con- dad o simplemente eran las preferidas
dicionantes, lo que permite sospechar la del demonio, se legitimó una de las más
existencia de una falacia que dibuja una sangrientas campañas genocidas, dirigida
filosofía que no explica nada en realidad, a exterminar a todas las mujeres que ocu-
que lo que busca es legitimar el mismísi- paban puestos de responsabilidad, presti-
mo orden social; también es sospechosa la gio o poder comunitario en las diferentes
noción de conciencia, como si ésta fuera sociedades europeas. Se trataba de incul-
libre de prejuicios y guiada siempre por car el temor a Dios por la vía de la espada,
intereses altos de acercarnos a la verdad. decapitar y desaparecer las tradiciones y
Esto tiene que ver con las formas de co- formas populares que le transferían algún
nocimiento que en realidad terminan ve- tipo de poder a las mujeres, dentro de los
rificando los parámetros proporcionados sistemas formales e informales. Se trata
por la cultura, en la que los seres humanos de un feminicidio y de una persecución
somos buenos, siempre alentados por el que han permanecido sin ser denuncia-
deseo de mejorar (eudaimonía). dos, sin ser examinados las magnitudes
¿Cuáles son los parámetros para es- de estos fenómenos. De lo que estamos
tudiar lo que es lo masculino y lo que es hablando es que las condiciones sociales
lo femenino, hombre y mujer, es decir en que han vivido las mujeres fueron ar-
sobre lo que entendemos como género? tificialmente creadas, por una política de
Estas preguntas, aparentemente abiertas, exterminio continua a lo largo de por lo
encubren en realidad las respuestas que menos quinientos años, en donde millares
ya tenemos y que ha generado la cultura y quizá millones de mujeres fueron acu-
y determinan nuestra manera de ver las sadas de brujería, de tener pactos con el
cosas, por lo que encierran un determi- demonio, de insumisas, de infieles, etc.,
nismo sociocultural, en cuanto a que los y asesinadas. Por lo cual, al preguntarnos
papeles que han podido desempeñar las sobre el papel que tuvieron las mujeres
mujeres a lo largo de la historia han sido en la sociedad, no podemos suponer que
los de madres y de sexo débil, siempre se trató de un desarrollo natural, sino de
gobernadas por hombres, como se pue- una guerra en la que diferentes institucio-
de comprobar en la historia de cualquier nes sociales han mantenido la supremacía
parte del mundo. Incluso si vemos el fálica. Segundo: frente a esta práctica sis-
y un “ser” del macho, es vano y absurdo. responsables de lo que hacen: son vícti-
Las características de género se establecen mas de traumas acaecidos en la infancia,
a partir de la diferencia, no como caracte- son mártires de familias disfuncionales,
rísticas propias o inmanentes, por lo menos de desórdenes en el desarrollo psico-
en lo que a los seres humanos se refiere, sexual, etc., etc. Se construyen así,
además de que el simplismo de reducir la diversas teorías en medio de la más ab-
condición humana al seguimiento ciego de soluta negrura, en donde cabe casi cual-
un conjunto de leyes de orden biológico, quier tipo de argumentos, que justifican
simplemente confirma la pereza intelectual que el ser humano es en realidad vícti-
de quienes la postulan. Tenemos suficiente ma pasiva de complejas formas familia-
información como para sostener lo que se res. Se trata de propuestas que además
ha propuesto desde el siglo XIX y es que lo se autovalidan por descabelladas que
humano propiamente dicho, es efecto de parezcan. Los profesionales de estos
procesos de desnaturalización, en donde el campos, por lo general, no dan cuenta
legado histórico si bien nos determina no de su decir, ni del camino que siguen
nos esclaviza. Podemos rehusarnos a sus sus pensamientos, simplemente pro-
leyes. Tenemos ejemplos etnográficos e fieren juicios universales sobre lo que
históricos que muestran una gran gama de está bien y lo que está mal. No se trata
opciones en cuanto a los papeles que desa- tampoco de comprender, ya que nos
rrollan hombres y mujeres. explican eso que supuestamente saben.
De un gran número de obstáculos Eso estaría del lado de la conciencia, y
epistemológicos, sólo he dedicado mi estamos hablando de resortes psíquicos
atención a cuatro. De éstos el último es que son inconscientes e incognoscibles
el psicologismo. Esta perspectiva se ha por la conciencia. ¿Como saben ellos
construido a partir de reduccionismos, eso? ¿Nosotros no lo sabemos?
acartonamientos, propuestas desarticu- Se trata entonces de una perspectiva
ladas y argumentos falaces que abundan sumamente peligrosa, porque se sienten
en las diferentes “disciplinas psi”. Ésta es autorizados a decir prácticamente cual-
una perspectiva que se permite hacer quier cosa. ¿Quién se atrevería a decirle
generalizaciones con muy pocos argu- al psicólogo que va desnudo? Temiendo
mentos que las respalden, sin importar ser el “supuesto tonto” que no alcanza a
el rigor discursivo ni la validez de los apreciar un hermosísimo ropaje que sólo
elementos de juicio. Se trata, por lo ge- aprecian los inteligentes y que en realidad
neral, de argumentos y teorías de carác- fue realizado por timadores y por el cual
ter doctrinario que se aceptan sin mayor los portadores se encuentran igualmente
elaboración o discusión crítica, ya que engañados. Lo que quiero resaltar es que
al argumentar que las raíces son incons- se hacen posibles estas ostentaciones, por
cientes, uno no puede más que creerlo o la falta de crítica y por la legitimación
no; prácticamente es un asunto de fe. casi religiosa que hacen de sí mismos los
Bajo esta perspectiva existe una psicólogos pertenecientes a las distintas
caja oscura que dispara todas las con- “doctrinas psi”. Decimos doctrinas, por-
ductas humanas, por lo que suponemos que su manera de comportarse es a partir
que las personas no son enteramente de juicios prácticamente religiosos que,
como hemos dicho, deben ser aprendi- se le permite e insta a que desarrolle el
dos sin mayor problematización. Además varón, y se le hace suponer que eso no es
existen en la mayoría de las “perspectivas malo, que puede ser desplegada su femi-
psi” ritos iniciáticos, generando el senti- nidad sin que le sea adversa. Como si se le
miento de pertenencia. En estas propues- dijera al esclavo que existen maneras muy
tas se abrogan el conocimiento universal honrosas y autoafirmantes de llevar su es-
de lo humano y saben lo que es correcto clavitud decorosamente, donde la eman-
para él, lo que es maduro, sano, adecua- cipación que busca es por supuesto enten-
do, sensato o razonable, y por supuesto dida como un problema de adaptación.
lo opuesto: lo enfermo, impropio, lo Además de que los prototipos de lo que
patológico, lo desadaptado, etc. Se trata es el género, es decir de lo masculino y lo
entonces de un supuesto saber sobre un femenino, lo que es considerado salud y
conjunto de certezas poco cuestionadas, enfermedad, son extraídos de la sociedad
desconociendo en realidad las raíces de la occidental del primer mundo.
subjetividad humana. En este sentido aparecen argumen-
La materia prima con la que se edi- tos que, por ejemplo, en el proceso del
fican estas propuestas paradigmáticas son Edipo, los niños se identifican con la fi-
los ideales sociales, los prototipos cultu- gura paterna y toman como objeto de
rales, la imaginarización a partir de pará- amor a la madre, mientras las niñas se
metros abstractos proyectados sobre los identifican con la madre y toman como
supuestos objetos de estudio, los valores objeto de amor al padre. Parece un pro-
morales, estéticos y políticos, las taxono- ceso simple e indiscutible, al no ser que
mías y teleologías sociales, etcétera. de entrada ya se encuentran sexuados
hay niños y niñas, por lo que esta mane-
Buscar y encontrar ra simple de entender una teoría profun-
Según esta manera de mirar y pensar la damente compleja, en realidad más que
condición de lo femenino, la mujer es dar cuenta de los resortes de la constitu-
una actriz que debe desempeñar ade- ción sexual, lo ponen como un asunto de
cuadamente el papel que la sociedad le afirmación. La diferencia sexual bajo esa
exige: en general debe ser pasiva, un propuesta —masculino o femenina—
hombre sin pene, una larva que espera está en el origen del psiquismo, no es el
su maduración, es decir su posibilidad resultado o el efecto de la operación del
de lograr su ser materno, el cual sería su Edipo, sino se encuentra en el mismí-
meta más alta. Realmente cuando pensa- simo origen, en la puerta de entrada al
mos en mujeres las pensamos en torno al Edipo. No es tan simple como: los niños
asunto de la concepción y el maternaje. que ya son niños se identifican con el pa-
La psicología supone que las maneras dre y las niñas con la madre.
sociales de comportarse y sus papeles se Otro botón de muestra del simplis-
encuentran psíquicamente determinados, mo se presenta cuando se supone que
por lo que existen síndromes que expli- los hijos son como plastilina y pueden
can su subordinación, su volubilidad, su ser modelados, son maleables por los
cercanía a los sentimientos por haberse padres. Esto supone que nada de los
prohibido el rol dominante y activo que propios niños se pone en juego; son bajo
esta perspectiva víctimas de las familias, sujeto aún no tiene un “yo”, se encuentra
productos pasivos de las expectativas, incluso antes de los procesos de catectiza-
ideales y acciones de los padres. ción, es decir de la construcción de una
La hipótesis desesperada tiene que realidad, de un cuerpo erógeno, de un sí
ver con la propuesta freudiana del pa- mismo; éstos son los procesos de identi-
pel fundamental de la diferenciación y ficación, que orbitarán alrededor de una
la identificación en la constitución del diferencia encarnada y caracterizada por
psiquismo. Freud señala que la primera esa dolorosa marca en que se constituye
inscripción, el demiurgo de todos los el ser, en una forma transitiva, ser-sien-
rasgos en la constitución del psiquismo, do, encontrándose en el placer, en la sa-
se trata de un monto de afecto muy alto, tisfacción, en negándose en el displacer.
que al no existir defensas ni resistencia, Estos procesos de identificación ponen
genera una causa de dolor; este dolor es necesariamente en juego otros procesos:
el primer registro de mismidad, es este los de diferenciación. ¿En qué consisten
dolor lo que generará la posibilidad de estos procesos? Que por ser familiar y
futuras inscripciones, es ese dolor lo doloroso es reprimido, transformándose
que organizará un sistema incipiente en un centro de atracción a futuras repre-
que bascula entre el placer y el displacer. sentaciones dolorosas o displacenteras,
Sin embargo, ese dolor nos arrancó de para construir un lugar que se encuentre
nuestra condición anónima, por lo que libre de conflictos, por lo que aparecerá
no queda del todo rehusado, rechazado, la conciencia, en donde pueda advenir
abandonado o abolido. El dolor es el el yo, moi, ego, y que da lugar a su vez al
principio, el sentimiento más claro, más proceso de identificación y diferenciación
propio, más antiguo, más familiar, por secundaria ya no con rasgos o fragmen-
lo tanto de él guardamos un paradójico tos, ahora con complejas construcciones,
vínculo de cercanía en cuanto a que es collages intrincados previamente catectiza-
un reducto de mismidad y de odio en dos, investidos libidinalmente. Se realiza
cuanto es crispante y nos lastima. una compleja transacción económica de
Después, y como efecto de este cau- depósitos, cobro de réditos y quiebras
ce doloroso, aparece el rehusamiento de libidinales, operaciones en las que el yo,
un estado de naturaleza, de un bienestar como supuesto socio del ello, comienza a
original, que en realidad sería una dife- realizar transferencias para atraer estos re-
renciación propiamente dicha, la consti- cursos libidinales del ello. Estas operacio-
tución de la diferencia, entre presencia y nes mucho tienen de fraudulentas, todo
ausencia, entre placer y displacer. Es del con referencia a la diferencia que ha sido
orden simbólico, constituido por sistemas reprimida. Es evidente que el conjunto de
de pares de opuestos. Es un sistema polar elementos que se encuentren alrededor
y binario que se emplea para organizar del principio del placer tendrán caracte-
nuestra subjetividad y que será condición rísticas consideradas como identificables a
necesaria para el surgimiento de la opera- la satisfacción, al bienestar, mientras que
ción del lenguaje, a partir de la cual po- los elementos que participan en el displa-
demos entender que Freud proponga que cer serán colocados en el conjunto de los
existe un antes muy arcaico en el que el idealizados como malos, incómodos, insa-
tidad sexual. Las identificaciones, como ción sino también la no elección de otras
decíamos, no tienen que ver con el ser, opciones, una responsabilidad como acto
sino con el siendo, con hacer aquello de verdad frente al deseo.
en donde nos sentimos mejor o menos La sexuación tiene que ver con la
incómodos. Ahí encontramos índices y forma y contenido, lo que contiene y lo
rastros de las identificaciones que en- que es contenido. Lacan propone que la
contramos en nuestra vida, como si esos imposibilidad de salirse del sentido, de ir
rastros tuvieran que ver con nosotros. más allá del campo de las significaciones
Picasso decía: “yo no busco, ¡encuen- y del lenguaje es una posición “hombre”,
tro!” Es exactamente de lo que estamos mientras quien se deja habitar por un ins-
hablando, en la constitución de la sexua- tante en ese lugar que no tiene referen-
lidad. Sin embargo, como dije, no todo cias, en un lugar que circula alrededor de
es posible, existen límites que nos impi- la falta, es la posición “mujer”. Según esto
den y nos limitan. Sólo frente a la prohi- las personas con pene y con vagina, no
bición existe la posibilidad de delimitar pueden estar completamente en el lado
un deseo. Pero podríamos decir que la mujer. Eso es como en la producción ar-
manera de habitar el mundo es sexuada, tística y en la satisfacción, aparece siem-
las relaciones entre esos fragmentos es pre irrumpiendo y es efímero. Sin em-
sexuada; es decir, la constelación, como bargo, existen estructuras que cancelan
lazo entre los fragmentos, es sexuada. estos breves momentos, manteniéndose
Lacan veía la sexuación (palabra que en la rigidez de las formas y el lenguaje.
él inventa) como una posición sexuada Para confirmarlo es suficiente un
frente a las relaciones que se establecen ejemplo, que me comentó un colega
con el mundo. Esta posición no es efecto cuando le hablaba del tema de este artí-
de un proceso de maduración psicosexual culo. Se trata de una persona transexual
en la que el sujeto es víctima de circuns- que después de algún tiempo y removidos
tancias externas —podía rechazar y/o los órganos sexuales masculinos, comen-
rehusar— que generan profundas con- zó una relación con una mujer lesbiana. Al
secuencias, como el caso del hombre de parecer lograron mantener una relación
los lobos que rehusara su posición homo- de pareja sumamente satisfactoria para
sexual, en el plano de la realización geni- ambos. No podemos, entonces, proponer
tal y se repliega a una manera de sexuali- que el sexo o género de una persona tiene
dad repleta de goce, de insatisfacción, en que ver con el sexo de su partenaire. Con
la que el placer no es un elemento que rija lo que más que responder a las preguntas
esta sexualidad. Por todo ello, los conti- que se plantearon desde el principio y de
nentes hombre y mujer, heterosexual y subrayar los obstáculos epistemológicos,
homosexual, son pobres para dar cuenta quiero simplemente mostrar que el tema
de la diversidad de posiciones sexuales. de la sexualidad femenina, es un asunto
No obstante, es necesario recordar que que se encuentra aún muy lejos de permi-
cada posición implica, no sólo una elec- tirnos tener ideas concluyentes.
Freud y lo femenino
A l f o n s o H e r r e r a
PA L I M P S E S T O
Claudius y el Rey Hamlet. Invierno 2005 / 2006 081 E
PA L I M P S E S T O
más acerca de la feminidad, inquieran a loga la causa (el recuerdo por el que el
sus propias experiencias de vida, o dirí- padecimiento aflora), con la condición
janse a los poetas; o aguarden hasta que la histérica misma. Dicho de otro modo,
ciencia pueda darles una información más la entidad nosológica (histeria) deviene
profunda y mejor entramada.”7 nosografía (al describir el padecimiento)
Así, en la última recta de su vida, pero… por vía etiológica (la reminis-
Freud reconocía que lo colegido por el cencia como fuente).
psicoanálisis sobre la condición feme- La cura, por tanto, debe dirigirse
nina era, simplemente, fragmentario e a proveer las vías eferentes adecuadas
incompleto. para que la nocividad de la reminiscen-
cia cese.
La histeria freudiana Examinando el relato de Emma von
Freud hizo una lectura sintomática de lo N., es claro que para Freud la reminiscen-
femenino aunque sólo fuera por haber cia determina el complejo sintomático
recogido ahí la verdad de una disfunción que obliga a una maniobra terapéutica es-
corporizada, encarnada: la de la histeria pecífica (la abreacción), repetida cuantas
conversiva. veces fuera necesario:
Estudios sobre la histeria (1895) es un
sintagma que merece una reflexión de- … sólo se podía aportarle alivio
tenida. Freud nombra la entidad clínica, dándole la oportunidad de apalabrar
no a las mujeres ahí implicadas; esto es, en la hipnosis la reminiscencia que
subsume la condición subjetiva a un es- la estaba martirizando, con todo el
pectro sintomático determinado. Pero, gasto de talante que le correspondía y
¿no es el conjunto de mujeres escucha- sus exteriorizaciones corporales […]
das lo que determina el marco nosoló- Tras esa purificación en la hipnosis, se
gico? Pues de histeria se puede hablar sentía enteramente bien, y presente,
sólo en la medida en que una serie de durante algunas horas. Breve tiempo
fenómenos mórbidos concurren en un después irrumpía, según su orden en
campo cuyas coordenadas piden ser teo- la serie, la próxima reminiscencia.8
rizadas.
En este caso, parece como si Freud Una vez tramitada la reminiscencia es
privilegiara el registro estructural como posible un desmantelamiento general
causa de lo que sus casos ilustran a mane- del cuadro sintomático. Cuantas más
ra de viñetas clínicas probatorias, cuan- reminiscencias estén estranguladas, más
do lo que está en juego es exactamente virulenta es la manifestación mórbida:
lo inverso: es la histeria como estructura
el efecto de todas y cada una de las his- Uno aprende entonces a distinguir sin
torias clínicas evocadas. dificultad entre el reposo anímico por
Algo similar ocurre entre la desig- falta efectiva de toda reminiscencia, y
nación nosológica del cuadro mórbido la tensión y los signos de afecto bajo los
(histeria) y la descripción de sus causas: cuales el enfermo busca desmentir, al
para Freud, un sujeto histérico padece servicio de la defensa, la reminiscencia
de reminiscencias. Claramente, homo- que aflora.9
que no fueran publicadas, quien sabe no estén todavía en casa de usted sino
por quién, y conservarlas durante años, en Berlín [...] me resulta difícil aceptar
p.ej., en una biblioteca municipal, en sus ideas y las comparaciones que
Ginebra, digamos, donde son menos usted traza. Sólo me digo que dentro
de temer los peligros de guerras y de 80 o 100 años el interés por el
revoluciones, con el mandato de que contenido de la correspondencia será
no pudieran ser consultadas hasta 80 sustancialmente menos que hoy. Desde
o 100 años después de la muerte de luego me parece bien que tampoco
usted. ¿Quién podría ser lastimado usted lea las cartas, pero no debe creer
entonces, ni aún los miembros de su que no contienen otra cosa que graves
familia, no importa lo que hubiera indiscreciones; dada la naturaleza
ahí dentro? Además, no sé lo que ahí tan íntima de nuestro trato, estas
se contiene. No he de leer nada de cartas discurren naturalmente sobre
sus cartas si ésa es su voluntad. Sólo todos los temas posibles, cuestiones
una he mirado hoy, que estaba entre tanto objetivas como personales, y
los ensayos, una carta anexa, ¡y no lo objetivo, que se refiere a todas las
había nada comprometedor en ella! anticipaciones y los caminos errados
¿Recuerda usted verdaderamente del análisis germinal, es en este caso
lo que contienen, después de tanto también genuinamente personal [...]
tiempo? Pero si hasta ha olvidado si Por eso me gustaría tanto saber que
destruyó o escondió las cartas de Fliess el material se encuentra en sus manos
[...] Tiene que haber sido penosísima [...] Tomo agradecido su promesa de
la ruptura de esa amistad. Es probable venir en marzo a Viena, aunque sea un
que se haya expresado usted con toda par de días. Cordialmente, su Freud.
libertad sobre mucha gente. Incluso
sobre su familia [...] quizás haya dicho El 12 de enero de 1937, Marie Bonaparte
mucho sobre usted mismo. Por lo tranquilizaba a Freud:
demás, todavía no tengo las cartas, sólo
dentro de algunas semanas las recibiré. Quiero tranquilizarlo también con
Si usted quiere, a principios de marzo, respecto a las cartas a Fliess. Aunque
durante el viaje que para entonces siguen en Alemania, ya no están
haré a Grecia, podría detenerme un en manos de la “bruja”, sino que
día o dos en Viena para discutir con pertenecen al señor Stahl, quien se las
usted esta cuestión. Lo amo [...] y lo adquirió junto con toda su biblioteca.
venero, por eso le he escrito en este Están en su posesión, y una amiga de
tono. Marie. [PS:] Quiero adquirir yo él las ha de traer aquí.
sola las cartas; ¡hablaremos con más
libertad sobre ello!” Finalmente, el 10 de febrero de 1937
le anuncia a Freud: “Hoy me traerán sus
El 10 de enero de 1937, Freud respon- cartas. Una dama las ha llevado consigo
dería: a Londres, y ahora están en París, y las
recibiré esta noche.”22
Me decepciona que mis cartas a Fliess Masson encontró en el escritorio de
Freud (en la que fuera su residencia de la historia del urogallo: “Un cazador ha
exilio de Maresfield Mardens, Londres), abatido a un urogallo. Pregunta a un
unos manuscritos fechados el 24 de no- amigo cómo debe prepararlo. El amigo
viembre de 1937 y redactados en fran- responde que debe desplumarlo,
cés por Marie Bonaparte, que relatan los eviscerarlo y, después, cavar un
avatares de esta correspondencia: agujero en la tierra. En el agujero, hay
que poner ramas de abeto, depositar
Cuando escribí a Freud, desde París, al pájaro sobre ellas, cubrirlo con más
que Ida Fliess había vendido sus cartas y ramas y tapar todo con tierra. —¿Y
que yo las había adquirido de Reinhold después?, pregunta el cazador.
Stahl, quedó muy conmovido. Vio en
ello un acto en extremo hostil de la Pasadas dos semanas, lo desentierras.
viuda de Fliess y le alegró saber que las —¿Y después? — Después lo arrojas
cartas al menos se encontraban en mis al tacho de basura”. [...] [Freud] me
manos y no viajarían a algún lugar de llamó la atención sobre el hecho de
América, donde indudablemente se las que faltaban cartas: todas las referidas
habría publicado enseguida [...] Freud a la ruptura con Fliess (Stahl afirma
se ofreció a pagar la mitad del precio que quedaron con los expedientes del
de las cartas, a lo que me rehusé. proceso judicial), y una acerca de un
Después me dijo que sólo había sueño que se relacionaba con Martha
hecho esta propuesta de compartir el Freud.23
desembolso porque tenía la seguridad
de que yo no aceptaría un ofrecimiento He aquí la referencia al famoso “sueño
de pagarlo todo. En una carta a Freud perdido” que —a sugerencia de Fliess—
le pregunté si estaba autorizada a Freud no incluyó en la redacción final de
leer su correspondencia. Primero La interpretación de los sueños (1900[1899]).
me respondió que prefería que no la Pruebas de esta afirmación pueden ras-
leyese. Pero cuando después, a fines trearse en la correspondencia entre los
de febrero o comienzos de marzo de entonces todavía amigos:
1937, lo visité en Viena, y él me dijo
que prefería que sus cartas fueran Cordiales gracias por tu bello retrato
quemadas, me negué. Le pedí que me [...] Y el mismo agradecimiento,
autorizara a leerlas para formarme un además, por tu crítica. Sé que has
juicio acerca de su carácter, y Freud me aceptado una tarea ingrata. Tengo
concedió el permiso. “Espero todavía la razonabilidad de admitir que
convencerla para que las destruya”, necesito de tu cooperación crítica
me dijo un día. Martin y Anna [Freud] porque yo mismo he perdido en este
opinan, como yo, que las cartas deben caso el sentimiento de vergüenza
ser preservadas para publicarlas más indispensable al autor. El sueño, en
adelante. Freud, en cambio, me contó, consecuencia, ha sido condenado. Pero
el 20 de noviembre de 1937, cuando yo después de pronunciada la sentencia
otra vez y desde hacía ya cinco meses quiero derramar una lágrima y
me ocupaba activamente de sus cartas, confesar que me pesa y que no espero
Es claro también que a Freud le es- mienda tácita de tranquilizar las sospe-
torbaban las respectivas esposas en los chas de Ida Bondy, según se deduce del
encuentros con Fliess: “Para un congre- siguiente extracto: “Que Martha me
so con las dos señoras hace falta calcular acompañe para neutralización y solaz de
necesariamente más tiempo que si estu- tu esposa está excluido desdichadamen-
viéramos solos.”49 te por ahora.”54
En alguna carta, Freud escribe sin Marie Bonaparte aporta un testi-
empacho: “¿Dispones del día para un idi- monio interesante sobre las esposas de
lio de dos.”50 Freud y Fliess: “Ida Fliess, ‘una mujer
La molestia de Ida Bondy es patente malévola’ hizo por celos todo lo posible
en algunas misivas: “¿Y tu querida espo- por enemistar a los dos amigos, mien-
sa, que a despecho de todas las influen- tras que Martha Freud comprendía bien
cias no me ha vuelto la espalda? La vida que Fliess podía brindar a su esposo algo
sigue siendo muy difícil, ¿no te parece?”51 muy distinto que ella.”55
“Tu querida Ida debe pasar por alto rápi- Que Fliess ofrecía a Freud algo dis-
damente este pasaje para que las semillas tinto de lo que Martha podía dar, es ra-
breuerianas no maduren en ella.”52 tificado por Freud mismo en una misiva
Breuer, el otrora mentor de Freud, en la que reprocha a Fliess las reservas
advirtió a Ida Fliess que la relación con frente al amor que recorría toda la co-
Freud ponía en peligro su matrimonio. rrespondencia entre ambos:
Por la primera de las cartas antecitadas,
se colige que Fliess informó de esto a ... no comparto tu desprecio
Freud (las influencias aludidas son las por la amistad entre hombres,
semillas breuerianas que en efecto bus- probablemente porque soy parte
caban lastimar las relaciones de Ida con en alto grado. A mí la mujer, como
Freud, lo que a la postre sucedería): sabes, nunca me ha sustituido en
la vida al camarada, al amigo. Si la
En absoluto se puede disimular que inclinación masculina de Breuer no
nosotros dos nos hemos separado un fuera tan retorcida, tan timorata, tan
poco más. En esto y en aquello noto contradictoria como todo lo anímico
la distancia. Así también en el juicio en él, sería un bello ejemplo de las
sobre Breuer. Hace tiempo que yo no proezas en que la corriente andrófila
lo desprecio, he sentido su fuerza. Si admite sublimación en el hombre.56
para ustedes ha muerto, no deja de
tener su eficacia póstuma. ¿Qué hace Otra misiva despeja —si la hubiera—
tu esposa si no es llevar a la práctica toda duda: “... el intercambio con el
en el oscuro mandato la incitación que amigo, que un particular costado —tal
Breuer le depositó antaño en el alma vez femenino— exige, nadie me lo sus-
cuando le deseó por su felicidad que tituye”.57
yo no viviera en Berlín porque podía Martha no podría sustituirte, es lo
perturbar su matrimonio?53 que Freud dice a Fliess con todas las le-
tras.Y para apuntalar su argumento, arre-
Martha Bernays tenía a veces la enco- mete contra Breuer, el gran antecesor de
notas · bibliografía
1 15
Ernest Jones, Vida y obra de Sigmund Freud, vol. II, Estudios sobre la histeria (1895), “Historiales clí-
Lumen-Hormé, Buenos Aires, 1997, p.439. nicos. 2. Señora Emma von N.”, en Freud, Sigmund,
2
Carta del 7 de julio de 1898, en: Freud, Sigmund, Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1993, vol.
Cartas a Wilhelm Fliess (1887-1904), Amorrortu, II, p. 102.
16
Buenos Aires, 1986, pp. 348-349. También citado en La Paul-Laurent Assoun, Freud y la mujer, Nueva
interpretación de los sueños (1900[1899]), en: Freud, Visión, Buenos Aires, 1994, p. 86.
17
Sigmund, Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, Estudios sobre la histeria (1895), “Historiales clí-
1993, vol. IV, p. 243. nicos. 2. Señora Emma von N.”, en Freud, Sigmund,
3
Paul-Lauren Assoun, Freud y la mujer, Nueva Visión, Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1993, vol.
Buenos Aires, 1994, p. 43. II, p. 84.
4 18
Tres ensayos de teoría sexual (1905), en Freud, De esta última importa acotar lo siguiente: aunque
Sigmund, Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, publicada hasta 1905, lo esencial ya estaba redactado
1993, vol. VII, p. 137. muy probablemente desde 1901. Cf. las notas in-
5
Sobre las teorías sexuales infantiles (1908), en troductorias de James Strachey a los Fragmentos
Freud, Sigmund, Obras completas, Amorrortu, Buenos de análisis de un caso de histeria (1905) y El chiste
Aires, vol. IX, 1993, p. 189. y su relación con el inconsciente (1905), en Freud,
6
“¿Pueden los legos ejercer el psicoanálisis?” (1926), Sigmund, Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires,
en Freud, Sigmund, Obras completas, Amorrortu, 1993, vols. VII, pp. 3-107 y VIII, pp. 3-223. respectiva-
Buenos Aires, 1993, vol. xx, p. 199. mente. Cf. asimismo la carta a Fliess del 11 de sep-
7
Nuevas conferencias de introducción al psicoanáli- tiembre de 1899 donde Freud afirma que “el aparente
sis (1933[1932]), 33ª conferencia, “La feminidad”, en ingenio de todos los procesos inconscientes se entra-
Freud, Sigmund, Obras completas, Amorrortu, Buenos ma de manera íntima con la teoría de lo chistoso y de
Aires, 1993, vol. XXII, p. 125. lo cómico”, en una clara anticipación de lo que plas-
8
Estudios sobre la histeria (1895), “Historiales clí- maría en su obra sobre el Witz (en Freud, Sigmund,
nicos. 2. Señora Emma von N.”, en Freud, Sigmund, Cartas a Wilhelm Fliess (1887-1904), Amorrortu,
Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, vol. II, Buenos Aires, 1986, p. 407).
19
1993, p.90. Acaso estas cartas desaparecieron en 1908, cuando
9
Estudios sobre la histeria (1895), “Sobre la psicotera- Freud destruyó por segunda vez (la primera aconteció
pia de la histeria. 2”, en Freud, Sigmund, Obras com- en 1885) gran cantidad de documentos.
20
pletas, Amorrortu, Buenos Aires, 1993, vol. II, p. 287. Reproducidas en la “Introducción” de J.M. Masson,
10
Estudios sobre la histeria (1895), “Sobre el me- en Freud, Sigmund, Cartas a Wilhelm Fliess (1887-
canismo psíquico de los fenómenos histéricos. 1904), Amorrortu, Buenos Aires, 1986, p. XIX. Estas
Comunicación preliminar (Breuer y Freud)”, en Freud, cartas son resguardadas actualmente en el Archivo
Sigmund, Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, Fliess de Jerusalén.
21
1993, vol. II, pp. 29-33. Carta a M. Bernays del 28 de abril de 1885, en
11
Carta del 18 de diciembre de 1892, en Freud, Caparrós, Nicolás (editor), Correspondencia de
Sigmund, Cartas a Wilhelm Fliess (1887-1904), Sigmund Freud (tomo I), Biblioteca Nueva, Madrid,
Amorrortu, Buenos Aires, 1986, p. 24. 1997, p. 378.
12 22
Estudios sobre la histeria (1895), “Historiales clí- Cf. Meter Gay, Freud. Una vida de nuestro tiempo,
nicos. 2. Señora Emma von N.”, en Freud, Sigmund, Paidós, México, 1989, pp. 601 y 679-681.
23
Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1993, vol. Las cartas relativas a la ruptura con Fliess fueron
II, pp. 100-101. localizadas en el Archivo Fliess de Jerusalén, y se re-
13
“Introducción al comentario de Jean Hyppolite sobre producen en la edición completa que Masson hiciera
la Verneinung de Freud” (1954), en Lacan, Jacques, de la correspondencia.
24
Escritos, México, Siglo XXI, 2000, p. 361. Carta del 9 de junio de 1898, en Freud, Sigmund,
14
“La dirección de la cura y los principios de su po- Cartas a Wilhelm Fliess (1887-1904), Amorrortu,
der”. Parte 1: “¿Quién analiza hoy?”, en Lacan, Buenos Aires, 1986, p. 344.
25
Jacques, Escritos, México, Siglo XXI, 2000, p. 566. Carta del 20 de junio de 1898, Ibid., p. 346.
26 49
Además de ser íntimo amigo de Anna Freud, Kriss Carta del 14 de agosto de 1897, Ibid., p. 281.
50
había contraído nupcias con Marianne Rie, sobrina de Carta del 21 de septiembre de 1897, Ibid., pp. 285-
Ida, la mujer de Fliess. 286.
27 51
En un aparente error, Masson consigna un número Carta del 30 de mayo de 1896, Ibid., p. 202.
52
distinto (168). Cf. su “Introducción” en Freud, Carta del 12 de agosto de 1896, Ibid., pp.207-208.
53
Sigmund, Cartas a Wilhelm Fliess (1887-1904), Carta del 7 de agosto de 1901, Ibid., p. 491.
54
Amorrortu, Buenos Aires, 1986, p. xxvi. La mutilación Carta del 4 de junio de 1896, Ibid., p. 202.
55
del epistolario motivó en Lacan una alusión a “las Ibid., p. XVI.
56
cartas a Fliess, que algunas manos testamentarias o Carta del 7 de agosto de 1901, Ibid., p. 492.
57
testimoniales nos han comunicado con una serie de Carta del 7 de mayo de 1900, Ibid., p. 451.
58
cortes y expurgaciones que el lector, cualquiera sea Carta del 30 de enero de 1899, Ibid., p. 374.
59
su justificación, no puede dejar de vivenciar como Carta del 28 de abril de 1897, Ibid., p. 252.
60
escandalosos. Nada puede justificar que un texto sea Carta del 18 de junio de 1897, Ibid., p. 271.
61
cortado en el punto en que un complemento, por más Carta del 26 de agosto de 1898, Ibid., p. 354.
62
caduco o débil que se lo considere, esclarecería el Carta del 19 de septiembre de 1901, Ibid., p. 494.
63
pensamiento de Freud (en Lacan, Jacques, El semi- Carta del 29 de diciembre de 1897, Ibid., p. 317.
64
nario, libro 3, Las psicosis (1955-56), Paidós, Buenos Carta del 4 de enero de 1898, Ibid., p. 318.
65
Aires, 1993, p. 219. Carta a Ferenczi del 6 de octubre de 1910, en
28
La interpretación de los sueños (1900[1899]), capítu- Sigmund Freud / Sandor Ferenczi. Correspondencia
lo VI, “El trabajo del sueño”, apartado h, 2ª parte, “Los completa, vol. I, Síntesis, Madrid, 2001, p. 265. (Otras
afectos en el sueño”, en Freud, Sigmund, Obras com- traducciones de la última parte de esta cita rezan:
pletas, Amorrortu, Buenos Aires, 1993, vol. V, p. 479. “He tenido éxito ahí donde fracasan los paranoicos”,
29
Carta del 14 de julio de 1894, en Freud, Sigmund, en Caparrós, Nicolás (editor), Correspondencia de
Cartas a Wilhelm Fliess (1887-1904), Amorrortu, Sigmund Freud. (Tomo III), Biblioteca Nueva, Madrid,
Buenos Aires, 1986, p. 82. 1997, pp. 207-208; “He salido airoso donde el para-
30
Carta del 21 de mayo de 1894, Ibid., p. 67. noico fracasa”, en Freud, Sigmund, Cartas a Wilhelm
31
Carta del 7 de agosto de 1894, Ibid., p. 84. Fliess (1887-1904), Buenos Aires, Amorrortu, Buenos
32
Carta del 13 de septiembre de 1894, Ibid., p. 93. Aires, 1986, p. XVI, n. 2)
33 66
Carta del 26 de abril de 1895, Ibid., p. 128. Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de pa-
34
Carta del 25 de mayo de 1895, Ibid., p. 130. ranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográfica-
35
Carta del 22 de junio de 1895, Ibid., p. 136. mente (1911[1910]), en Freud, Sigmund, Obras comple-
36
Carta del 23 de septiembre de 1895, Ibid., p. 143. tas, Amorrortu, Buenos Aires, 1993, vol. XII, pp. 1-76.
37 67
Carta del 18 de mayo de 1898, Ibid., p. 342. Carta a Jung del 17 de febrero de 1908, en Caparrós,
38
Carta del 29 de septiembre de 1893, Ibid., p. 50. Nicolás (editor), Correspondencia de Sigmund Freud.
39
Carta del 3 de diciembre de 1895, Ibid., p. 160. (Tomo II), Biblioteca Nueva, Madrid, 1997, p. 627.
40 68
Carta del 1° de enero de 1896, Ibid., p. 165. Carta de Ferenczi a Freud del 12 de octubre de 1910,
41
Carta del 21 de mayo de 1894, Ibid., p. 68. en Sigmund Freud / Sandor Ferenczi. Correspondencia
42
Jacques Lacan, El seminario, Libro II, El yo en la completa, vol. I, Síntesis, Madrid, 2001, p. 268.
69
teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica (1954- Nicolás V. Caparrós (editor), Correspondencia de
1955), Paidós, Buenos Aires, 1992, p. 247. Sigmund Freud, (Tomo III), Biblioteca Nueva, Madrid,
43
Carta del 16 de marzo de 1896, en Freud, Sigmund, 1997, p. 207.
70
Cartas a Wilhelm Fliess (1887-1904), Amorrortu, Carta a Ferenczi del 17 de octubre de 1910, en
Buenos Aires, 1986, p. 190. Sigmund Freud / Sandor Ferenczi. Correspondencia
44
Carta del 16 de agosto de 1895, Ibid., p. 139. completa, vol. I, Síntesis, Madrid, 2001, p. 270.
45 71
Carta del 7 de marzo de 1896, Ibid., p. 188. Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia
46
Carta del 2 de mayo de 1897, Ibid., p. 254. anatómica entre los sexos (1925), en Freud, Sigmund,
47
Carta del 30 de junio de 1896, Ibid., p. 205. Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1993, vol.
48
Carta del 21 de diciembre de 1899, Ibid., p. 431. XIX, p. 276.
Vicisitudes de la
feminización de la psicosis
N a t a l i a P é r e z V i l a r
PA L I M P S E S T O El grito de Hamlet.
Dios pide un goce continuo, en correspondencia a las condiciones de existencia de las almas con arreglo al
orden del universo; es mi misión ofrecérselo [...] en la forma del más vasto desarrollo de la voluptuosidad
del alma, y toda vez que algo de goce sensual sobre para mí, tengo derecho a tomarlo como una pequeña
compensación por el exceso de padecimientos y privaciones que desde hace años me ha sido impuesto.
1
Freud-Ferenczi, Correspondencia completa 1908-1911, Síntesis, Madrid, 2001, p. 49.
2
Freud-Jung. The Freud / Jung letters, Princeton realidad es del 17 de febrero del mismo año.
3
University Press, Princeton, 1994, p. 58. Strachey, en la in- S. Freud, “Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso
troducción al caso Schreber, comete el error de mencionar de paranoia descrito autobiográficamente” [1911], Obras
esta carta con fecha del 27 de enero de 1908, cuando en completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1992, p. 45.
LA HOMOSEXUALIDAD NO ES CANCELADA,
DICE FREUD, SINO SUBLIMADA EN RELACIONES
CUYA META SEXUAL ES INHIBIDA: AMISTAD,
CAMARADERÍA, VÍNCULOS SOCIALES, ETC. SIN EMBARGO
ESTA SUBLIMACIÓN PUEDE FALLAR,
ESTALLANDO LA LIBIDO HOMOSEXUAL
INCONSCIENTE Y PROVOCANDO
QUE EL SUJETO, EN UN INTENTO
POR DEFENDERSE DE ELLA,
GENERE UN DELIRIO PARANOICO.
4 6
Ibid., pp. 58-59. Ibid., p. 65.
5 7
J. Lacan, Seminario 3: Las psicosis [1955-6]. Clase del V. Petit Larousse, Larousse, Paris, 1940.
8
30 de noviembre de 1955, Paidós, Buenos Aires, 1997, J. Lacan, Op. cit. [1955-6], Clase del 30 de noviembre
pp. 66-67. de 1955, Paidós, Buenos Aires, 1997, p. 66.
Sin embargo, aun con las distin- Lacan sintetiza la posición freudiana en
ciones que caracterizan que un delirio un párrafo:
paranoico sea de un tipo o de otro, el La teoría de Freud es que el único
mecanismo principal es, según Freud, el modo que tiene Schreber de eludir
mismo: la respuesta a una pulsión homo- lo que resulta del temor a la castra-
sexual liberada mediante el fracaso de la ción es la Entmannung, la eviración,
represión. y sencillamente la desmasculiniza-
Ahora bien, Freud plantea las pre- ción, la transformación en mujer:
disposiciones patológicas a partir de la pero, después de todo, como el pro-
fijación de la libido a distintas etapas del pio Schreber lo indica en algún lado,
desarrollo. En la paranoia “nos vemos ¿acaso no es mejor ser una mujer es-
llevados a suponer que el punto débil de piritual que un pobre hombre infeliz,
su desarrollo ha de buscarse en el tramo oprimido, hasta castrado? En suma,
entre autoerotismo, narcisismo y homo- la solución del conflicto introducido
sexualidad, y allí se situará su predispo- por la homosexualidad latente se en-
sición patológica”.9 cuentra en un agrandamiento a la par
La fijación al narcisismo implica del universo.11
que se estanque el camino que va del
autoerotismo a la relación de objeto, Esto es, así como en un primer momen-
esto es, si el primer objeto a libidinizar to las fantasías de feminización lo per-
es el cuerpo propio, “la continuación de siguen posteriormente puede, mediante
ese camino lleva a elegir un objeto con un vínculo megalomaniaco (ser la mu-
genitales parecidos; por tanto, lleva a jer de Dios y procrear la nueva raza del
la heterosexualidad a través de la elec- mundo) reconciliarse con ellas.
ción homosexual de objeto. Respecto de Freud dice:
quienes luego serán homosexuales ma-
nifiestos, suponemos que nunca se han Si era imposible avenirse al papel de la
librado de la exigencia de unos genitales mujerzuela frente al médico, la tarea
iguales a los suyos en el objeto”.10 de ofrecer al propio Dios la voluptuo-
La homosexualidad no es cancelada, sidad que busca no tropieza con igual
dice Freud, sino sublimada en relaciones resistencia del yo. La emasculación
cuya meta sexual es inhibida: amistad, deja de ser insultante, deviene “acorde
camaradería, vínculos sociales, etc. Sin al orden del universo”, ingresa en un
embargo esta sublimación puede fallar, vasto nexo cósmico, sirve al fin de una
estallando la libido homosexual incons- recreación del universo humano se-
ciente y provocando que el sujeto, en un pultado. “Hombres nuevos de espíritu
intento por defenderse de ella, genere schreberiano” honrarán, en el que se
un delirio paranoico. cree perseguido, a su antepasado. Así
La restitución delirante de emascu- se ha encontrado un expediente que
lación es también una respuesta al miedo satisface a las dos partes en pugna. El
ante la amenaza de castración del padre. yo es resarcido por la manía de gran-
11
Ibid., p. 439.
12
S. Freud, Op. cit. [1911], p. 45. Morales, Helí, El laberinto de las estructuras, Siglo
13
S. Freud, “Fragmentos de la correspondencia con XXI ,
México, 1997, p. 65.
15
Fliess” [1892-99], en Obras completas, Amorrortu, Alfredo Eidelsztein, Las estructuras clínicas a partir
Buenos Aires, 1992, p. 313. El subrayado es mío. de Lacan, Letra Viva, Buenos Aires, 2001, p. 274.
14
Frida Saal, “La carta forzada de la clínica”, en
16
Colette Soler, “Estructura y función de los fenómenos tamiento posible de la psicosis” [1957-1958], en Escritos,
erotomaniacos de la psicosis”, en Clínica diferencial de Siglo XXI, México, 1992.
18
la psicosis, Fundación del Campo Freudiano, Manantial, Colette Soler, Op. cit. [1988], p. 210.
19
Buenos Aires, 1988, p. 210. J. Lacan, Op. cit. [1955-56], Clase del 4 de julio de
17
Ver J. Lacan, “De una cuestión preliminar a todo tra- 1956, pp. 444-445.
20 21
G. Morel, Ambigüedades sexuales. Sexuación y psico- N. Braunstein, Goce, Siglo XXI, México, 1990, p. 206.
22
sis, Manantial, Buenos Aires, 2002, p. 139. Ibid., p. 220.
23 26
Idem. V. Petit Laroussse, Larousse, Paris, 1940.
24 27
J. Lacan, Op. cit. [1957-58[, p. 547. V. Blánquez, A., Diccionario manual latino-español y es-
25
J. Lacan, El atolondradicho, “Escansión 1”, Paidós, pañol-latino, Editorial Ramón Sopena, Barcelona, 1956.
Buenos Aires, 1984, 1972, pp. 36-37.
lógica que lo rige. Se trata del empu- proverbio la risa sardónica, para aludir
je a constituir el Todo, fundado por la a una risa desdichada y mortal’”.30 Es así
forclusión del Nombre-del-Padre. Al una mueca forzada que imita la risa.
no contar con su función operatoria Entonces, el empuje-a-la-mujer es
para organizar el conjunto de los sig- un efecto experimentado como forzamiento,
nificantes, constituyendo el lugar de que contiene a su vez un carácter morti-
la excepción, el sujeto inventa como ficante debido a que ubica al sujeto como
solución el inscribirse él mismo en ese el objeto de goce del Otro.31
lugar. De allí su sacrificio, la supresión Se especifica en el primer cuantor, alu-
de su singularidad, de su condición sión a las fórmulas de la sexuación pro-
misma de sujeto, para advenir en ese puestas en el seminario 20, Aún, dictado
nuevo significante que nombra su ser en 1972-73.32
y que toma una forma precisa: “Ser
La Mujer que le falta a Dios”. Esta Lado masculino Lado femenino
invención viene a nominar el goce El “Padre” ∃xΦx ∃x Φx la “inexistencia”
enigmático del comienzo. Se encarna El “todo hombre” ∀x Φx ∀x Φx el “no-todo”
la función de excepción en tanto que
el vacío promovido por la forclusión, Los cuantores se leen así: ∀ univer-
fue ocupado por un goce sin referen- sal (∀ todo y∀ no todo) y ∃ existencial
cia significante.28 (∃ existe y ∃ no existe). Φx es la fun-
ción fálica sobre la x del sujeto.
Esto sólo es posible mediante una función Del lado masculino se encuentra que
hiperbólica. Hipérbola, del griego hipér- a partir de que “existe un x que dice no
bole, significa exceso, exageración.29 El a la función fálica”, “función del padre”33,
esquema I está construido por líneas asin- el Padre originario, mítico, de la horda
tóticas e hiperbólicas, ambas determinan- primitiva que no se encuentra sometido
do lo indefinido, lo infinito. Entonces, el a la castración, se hace posible que “todo
empuje-a-la-mujer se lanza en un exceso de x acepte la función fálica”. Esto es, a par-
indefinición en el tiempo, hacia lo infinito tir de la excepción se funda la universali-
de un momento ya inconmensurable. dad del “todo hombre”.
El empuje-a-la-mujer es, también, Del lado femenino, “no existe x que
un efecto sardónico. Etimológicamente, no esté sometida a la función fálica”, fór-
palabra derivada del griego sardónion, mula de la inexistencia donde La mujer
planta que “volvía insensatos a los hom- no existe; siendo un significante ausente
bres [...] ‘de modo que parece que el en la cadena sólo es posible escribirlo ta-
enfermo ríe, de donde procede como chando el La.
28
Daniel Millas, Inventar un nuevo amor, Artículo elec- lugar del Otro como tal”. Ver J. Lacan, “Presentación
trónico. de la traducción francesa de las memorias del presi-
29
Ver J. Corominas, Breve diccionario etimológico de la dente Schreber” [1966], en Intervenciones y textos 2,
lengua castellana, Gredos, Madrid, 1961. Manantial, Buenos Aires, 1988.
30 32
G. Morel, Op. cit. [2002], pp. 228-229. También aparecen en las charlas en Ste. Anne: “El
31
En 1966 Lacan propone “una definición más preci- saber del psicoanalista” [1972a], Inédito.
33
sa de la paranoia como identificando el goce en ese J. Lacan, Seminario 20: Aún [1972-73], clase del 13
Ésta es la manera que tienen las mu- mujeres se inscribirán en la lógica del
jeres de colocarse bajo la ley del falo, no-todo, “en tanto puede elegir estar o
mediante el uso de la inexistencia no en ∀x Φx”.35
introducido como negación de la En El saber del psicoanalista Lacan
existencia: no existe uno que diga no organiza estas fórmulas desde los tér-
a la Ley del falo. Doble negación… minos: necesario, contingente, posible
Mediante esta doble negación una mu- e imposible.36
jer se somete a la ley universal, la ley De esta manera ubica ∃xΦx como
del falo, que coloca a todos los seres necesario, es decir, “lo que no cesa de
hablantes bajo los alcances de la castra- escribirse”, lo que siempre se escribe: el
ción. Pero en una mujer no todo cae Padre originario.
bajo la ley del falo, lo cual explica que ∀x Φx es del orden de lo posible,
las mujeres no constituyan una clase, “lo que cesa de escribirse”; algo que es-
la clase de la mujer, pues la ley univer- taba escribiéndose deja de escribirse, to-
sal no las somete totalmente como en dos los hombres posibles están someti-
el caso de los hombres, que sí llegan dos a la función fálica, de tal manera que
a constituir la clase “el hombre”. Algo lo que no cesaba de escribirse (la excep-
en una mujer se muestra como un goce ción), puede cesar (la universalidad).
Otro, como otro goce, un goce que no ∃x Φx es lo imposible, “lo que
se puede decir. No se puede decir a di- no cesa de no escribirse”, lo real de la
ferencia del goce fálico, que es un goce inexistencia de La mujer.
que sí se puede decir.34 Y por último, ∀x Φx es contin-
gente, “lo que cesa de no escribirse”, las
De ahí que “no toda x acepta la función mujeres, una a una, inscritas en la fun-
fálica”, eludiendo la universalidad las ción fálica.
34 36
J. Alemán, y S. Larriera, El inconsciente: existencia y J. Lacan, El saber del psicoanalista (Charlas en Ste.
diferencia sexual, Síntesis, España, 2002, p. 121. Anne) [1972a], Inédito.
35
Idem.
37 39
G. Morel, Op. cit. [2002], p. 226. J. Lacan, “El despertar de la primavera” [1974], en
38
J-C. Maleval, Lógica del delirio, Ediciones del Serbal, Intervenciones y textos 2, Manantial, Buenos Aires,
Barcelona, 1998, p. 87. El texto citado de Lacan correspon- 1998, pp. 112-113.
de a “El despertar de la primavera”. Ver referencia 39.
La fórmula famosa: ‘Lo que está forclui- cabo en el momento en que un tercero
do de lo simbólico retorna en lo real’, se irrumpe ejerciendo un llamado incon-
completa así: lo que está forcluido de lo testable por la forclusión del Nombre-
simbólico como Nombre-del-Padre re- del-Padre y la elisión de la función fáli-
torna en lo real como Goce del Otro.”40 ca; es un efecto forzado que enfrenta al
El empuje-a-la-mujer se presen- sujeto a lo mortífero del goce del Otro
ta entonces como una interpretación pero que su función hiperbólica permi-
de ese goce desmedido. “La idea de ‘la’ te cierta reconciliación y localización de
mujer se impone a un sujeto que debe ese goce infinito.
interpretar su goce. Esta interpretación
induce el efecto de empuje-a-la-mu- La locura y lo femenino
jer, sentido como un forzamiento que Existen ciertos lazos entre lo femenino
Schreber imputa a un Otro gozador.”41 y la locura en relación con aquello que
Lacan plantea que es por la irrup- se escapa de la palabra, permaneciendo
ción de Un-padre como sin razón que tal inefable y oculto.
efecto se entabla. Un-padre que aparece Miller habla de “un goce que puede
en el campo de un Otro que ha de pen- ser intolerable, que es lo que vincula la
sarse como lo más ajeno a todo sentido, locura y la mujer, lazo que se conoce
esto es, a partir del llamado del signifi- desde hace mucho tiempo, que lleva a
cante del Nombre-del-padre, el cual es pensar que las mujeres estarían locas,
ajeno por estar forcluido. porque los locos en algo son mujeres. Es
posible buscar siempre en los locos ese
“La mujer” constituye una alternati- punto de goce especial y excesivo […]
va, en la estructura, al Nombre-del- Lacan escribió el matema: el efecto del
Padre y la significación fálica. De allí ‘empuje a la mujer’ […] un efecto de
la frecuencia, en la psicosis, de una feminización del loco que traduce muy
polarización del goce por “la mujer”. especialmente la forclusión del Nombre
Esta orientación femenina es suscita- del Padre”.43
da, en particular, por lo que evoca el La erotomanía, específicamente, es
Nombre-del-Padre forcluido —lo que considerada por algunos autores como
Lacan llamó “Un-padre”—, así como una afección femenina. Por ejemplo,
por lo que necesitaría la significación François Perrier piensa que “la eroto-
fálica: la sexualidad infantil, las emo- manía pura es un estado pasional de la
ciones pulsionales de la adolescencia, mujer”.44 A lo cual Jean-Paul Valabrega
el acto sexual.42 pregunta: si “la erotomanía es una pasión
de la mujer [... es] ¿pasión de la mujer o
Entonces, el efecto de empuje-a-la-mu- pasión por la mujer?”45
jer hace existir lo imposible y se lleva a Esta idea contradice, sin embargo,
40
J-A. Miller, Matemas I, Paidós, Buenos Aires, 1987, p. 189. Paidós, Buenos Aires, 1998, p. 93. El subrayado es mío.
41 44
G. Morel, Op. cit. [2002], p. 229. F. Perrier, “La erotomanía”, en Aulagnier, Piera, et
42
Ibid., p. 232. al., El deseo y la perversión, Editorial Sudamericana,
43
J-A. Miller, Elucidación de Lacan. Charlas brasileñas, Buenos Aires, 1968, p. 150.
45
Ibid., p. 175. Buenos Aires, 1998, p. 78.
46 47
J-A. Miller, El hueso de un análisis, Tres Haches, Ibid., pp. 81-82.
PA L I M P S E S T O Hamlet
Quienes han visto la versión de Luchino sible otra idea de la perfección sino al
Visconti sobre La muerte en Venecia de asimilar ese icono en la existencia per-
Thomas Mann, recuerdan esa silueta de sonal. Si diluimos su exageración, vere-
nardo que pasa por ahí como una apa- mos que esas pretensiones no andaban
rición venida de otro mundo: Tadzio, tan erradas: a sabiendas o sin malicia, de
mozalbete de catorce años, que pone hecho pusieron en circulación un mito
en jaque sin querer al otrora dueño de viejo como la memoria registra en di-
sí Gustav von Aschenbach. A su efigie versas estancias civilizatorias. En cuanto
turbadora, de pálida tez, cabellera bru- los mitos poseen la textura de los sue-
ñida, suele tildársele de andrógina sin ños —fosfenos caóticos cuyo relato les
mayores consideraciones. También se otorga sentido—, su maleabilidad per-
piensa que David Bowie se disfrazó de mite que se apliquen a diferentes usos y
andrógino cuando puso en escena ese conveniencias. Ahí está, entre otras con-
personaje de nombre Ziggy Stardust y ciliaciones, “la intención de Coleridge
subsiguientes transformaciones al servi- cuando dijo que una gran inteligencia
cio de la ambigüedad: delgadez extrema, es andrógina. [...] Quizá una mente del
indumentaria unisex, mirada perdida o todo masculina no puede crear, así como
provocadoras declaraciones de bisexua- tampoco una mente del todo femenina,
lidad en las inmediaciones de los inocuos pensé. Pero convendría saber lo que se
años setenta. Luego vendrán las copias entiende por mujeril viril, e inversa-
empeoradas; los ejemplos abundan: las mente por viril mujeril, deteniéndose a
modas son incesantes y los modistos de revisar un libro o dos” (Virginia Woolf,
la cultura fatigan sus recursos para tener Un cuarto propio, traducción de Jorge
a su clientela al día: esto es lo nuevo, Luis Borges). Con esos ejemplos basta
lo inaudito, lo eterno, el non plus ultra. para entrar en materia.
(Luego veremos que no era para tanto.) Un examen general de los avatares
Hubo incluso un tiempo en que se del mito, desde el referido en el céle-
nos hizo creer que en la androginia es- bre Banquete hasta los provenientes de la
taba la Última Thule del ser; que en esa India y otras civilizaciones de que nos in-
unión residía la verdad; que no era po- forma Mircea Eliade, puede aproximar-
nos a su comprensión, o, mejor, a dis- ciones con que Thomas Mann caracteriza
cernir el lugar que todavía merece entre a Tadzio aluden a otro contexto, aunque
las figuraciones con que las culturas se vecino. “Aschenbach advirtió con asom-
han propuesto asir la idea de la perfec- bro que el muchacho tenía una cabeza
ción, la totalidad absoluta del Uno origi- perfecta. Su rostro, pálido y hermosa-
nario (debería renunciar a preguntarme mente austero, encuadrado de cabello
por qué diablos queremos saber eso; de color de miel; su nariz, recta; su boca
dónde nos viene esa pretensión de lo fina y una expresión de deliciosa sereni-
absoluto; cómo se nos ocurre que debe dad divina le recordaron los bustos grie-
haber más allá y es puro, incontrastable, gos de la época más noble. Y siendo su
perfecto a más no poder, es decir — forma de clásica perfección, había en él
para no quedarnos cortos, William—, un encanto personal tan extraordinario,
un lugar donde hay más cosas de las que que el observador podía aceptar la im-
la imaginación alcanza: quienes fueron posibilidad de hallar nada más acabado.”
hasta allá no han regresado, y a quienes Por “época más noble” debe entenderse
intentan historiarlo a veces los refunden la clásica; por ese simple dato, nada tiene
en sanatorios mentales). que ver entonces con el andrógino que
Volvamos con Mann. en su momento fantaseará Platón, pues
Tadzio, contra lo que el lugar común de seguro proviene de épocas previas a
asienta, no es un andrógino stricto sen- los esplendores del siglo V. Rasgos del
su —si bien puede adjudicársele cierto inocente, a más de “elegante indolencia”
rasgo correspondiente a una derivación o “delicada figura”, con que Mann subli-
manierista—. Nunca lo representa el ma su arte descriptivo para no dejarnos
narrador con calificativos que pertenez- con la impresión de una estatua: “Su
can al campo semántico del andrógino, andar era gracioso, tanto en la actitud
salvo cuando parece reunirse lo delicado del busto como en el movimiento de las
y lo varonil en su persona. Las descrip- rodillas y en la manera de pisar; andaba
miento circular, como los que con los encontraban se abrazaban y unían con tal
pies en el aire hacen la rueda.” Conste ardor en su deseo de volver a la primiti-
que Aristófanes no quería hacerlos reír va unidad, que perecían de hambre y de
—no es fortuito que el autor haya pues- inanición en aquel abrazo, no queriendo
to ese relato en boca de ese personaje hacer nada la una sin la otra”. Aristófanes
(cf. ib. 25)—; pero bueno: sigue contan- se explaya:
do que los hombres tuvieron la osadía de
lidiar contra los dioses. Naturalmente De ahí procede el amor que natu-
—o divinamente— los olímpicos no po- ralmente sentimos los unos por los
dían dejar sin castigo la insolencia. Para otros, que nos vuelve a nuestra pri-
aplacar su incrédula audacia y aumentar mitiva naturaleza y hace todo para re-
el número de sirvientes, decidieron se- unir las dos mitades y restablecernos
pararlos: el dios “cortó a los hombres en nuestra antigua perfección. Cada
en dos mitades, lo mismo que hacen los uno de nosotros no es por tanto más
hombres con la fruta cuando la quieren que una mitad de hombre que ha sido
conservar en almíbar o cuando quieren separado de un todo de la misma ma-
salar los huevos cortándolos con una nera que se parte en dos un lenguado.
crin, partiéndolos en dos partes iguales”. Estas dos mitades se buscan siempre.
Apolo, por órdenes de Zeus, se ocupa Los hombres que proceden de la se-
de componerlos con “la cara y la mitad paración de aquellos seres compuestos
del cuello en el lado por donde se había que se llamaban andróginos aman a las
hecho la separación, a fin de que la vista mujeres, y la mayor parte de los adúl-
del castigo los volviera más modestos”. teros pertenecen a esta especie, de la
Luego viene lo interesante: cada mitad que también forman parte las mujeres
se propone buscar a la otra “y cuando se que aman a los hombres y violan las
leyes del himeneo. Pero las mujeres llamados por nuestra condición nece-
que provienen de la separación de las sitada. En ello coincide Mefistófeles y el
mujeres primitivas no prestan gran andrógino (trad. de Fabián García-Prieto;
atención a los hombres y más bien Labor/Punto Omega, 1984), cuando
se interesan por las mujeres; a esta Mircea Eliade (1905-1986) ofrece un
especie pertenecen las tribadas. Los detallado repaso del mito por tiempos y
hombres procedentes de la separación geografías, principalmente orientales, y
de los hombres primitivos buscan de luego se aproxima a los significados por
igual manera el sexo masculino. [...] los que el símbolo del andrógino man-
La causa es que nuestra primitiva natu- tiene su vigencia en la historia espiritual
raleza era una y que nosotros éramos de nuestro tiempo.
un todo completo. Se da el nombre Una vez establecida la ambivalencia
de amor al deseo de volver a recobrar de la divinidad que ha sido trascendida
aquel antiguo estado. a una imagen de fusión, en cuanto que
en ella se reúnen todas las dualidades
Esas figuraciones fueron utilizadas por en diversas religiones y culturas, Eliade
Platón para apuntalar un argumento, en postula que los mitos del andrógino, ri-
este caso una teoría del amor, no porque tos y símbolos sobre la fragmentación
creyera en esos mitos como las consejas originaria apuntan a otra comprensión:
populares los repiten sino para reciclar- la de la unidad indisoluble de la realidad
los con otra luz: la del raciocinio que última; que el Grund de la divinidad so-
busca dilucidar una duda con tal de acce- brepasa la racionalidad y sólo en cuanto
der al conocimiento. Así que no importa paradoja puede captarse; “que la perfec-
la veracidad de esos seres demediados, ción divina no puede concebirse como
sino dirigir el entendimiento hacia el va- una suma de cualidades y virtudes, sino
lor de la contemplación de la belleza ab- como una libertad absoluta, más allá del
soluta —como Diótima en su momento bien y del mal”; que lo absoluto difie-
habrá de enseñar a Sócrates— en cuanto re de lo humano, de su inmediatez y su
aspiración de lo perfecto a la que somos inevitable relatividad, pues no consiste
en modos de ser particulares ni con- radores del Símbolo. Esto me sirve para
tingentes. “En una palabra: estos mitos, destacar un signo que usualmente no se
ritos y teorías implican la coincidentia considera en su real medida: el deca-
oppositorum” por la cual se entiende que dentismo inglés y francés —como ocu-
para aprehender la realidad última, lo rre con las cíclicas apariciones manieris-
trascendente, los hombres han de “re- tas—, a más de una centuria, adquiere
nunciar, aunque no sea más que por al- a nuestros ojos una pátina de prestigio
gunos instantes, a pensar e imaginar a que no siempre es tal; por lo menos en
la divinidad en términos de experiencia lo que toca al tema del andrógino, pues
inmediata, pues tal experiencia no con- —lo aclara Eliade— sus héroes son per-
seguiría percibir más que fragmentos y fectos solamente en el aspecto sensual o
tensiones”. Después ofrece ejemplos de presentan de plano un cariz mórbido;
estos esfuerzos, desde la teología irania por tanto se ha disminuido la significa-
hasta las doctrinas védicas, pasando por ción metafísica del “hombre perfecto” y
cosmogonías de variadas ubicaciones, acaba por perderse. “Como en todas las
en que los contrarios se enfrentan pero grandes crisis espirituales de Europa,
al fin se dirigen hacia una última inte- nos encontramos aquí en presencia de
gración. Incluso se detiene en la ignota una degradación del símbolo. [...] Para los
y exótica tradición cristiana, no sólo de escritores decadentes, el andrógino sig-
gnósticos y apócrifos sino de San Pablo y nifica únicamente un hermafrodita en el
el Evangelio de Juan, que “consideraban cual los dos sexos coexisten anatómica
ya la androginia entre las características y fisiológicamente.Ya no se trata de una
de la perfección espiritual” (morbosos plenitud debida a la fusión de ambos
y de poca fe: está en la p. 135). Para sexos, sino de una superabundancia de
Stephen Dedalus, estudiante de un co- posibilidades eróticas.” Quizá ignoraron
legio jesuita y alter ego de James Joyce, que el hermafrodita de las esculturas
puede pensarse así: “En la economía del griegas —explica Mircea— encarnaba
cielo, predicha por Hamlet, ya no hay un ideal actualizado simbólicamente en
más matrimonios, dado que el hombre los rituales: “la totalidad de las potencias
glorificado, ángel andrógino, es esposa mágico-religiosas solidarias de ambos
de sí mismo.” Sin hacer caso de las irre- sexos”. En cambio, para los románticos
verencias de la ficción contemporánea, alemanes “el andrógino era el tipo de
Mircea Eliade regresa a la Europa del hombre perfecto del futuro”. Con eso.
siglo XIX para referirse con elogios a una Si el mito sigue diluyéndose en la
novela de Balzac —cuyo personaje es literatura treinta siglos después (“in-
un andrógino— influida por las teorías numerables milenios” dice Mircea), se
swedenborgianas sobre el hombre per- debe sin duda a que constituye una fuer-
fecto. A continuación alude al menos- za primigenia de la mente humana. No
cabo de los decadentes, que —hay que sólo en los casos aportados: Tadzio, las
tomarlo en cuenta aunque a Eliade no tradiciones orientales, las derivas medi-
le interesa— tuvieron que vérselas con terráneas, o en una fenomenal pintura
los destrozos del Romanticismo y las no de Leonardo: San Juan Bautista: apoteo-
menos ambiguas incitaciones de los ado- sis de la androginia, seductor e intocado
religiosos, el hombre adivinó que las colmado porque al fin ejecutó una obra
polaridades y los antagonismos pue- con sazón, sabe que esas sensaciones du-
den ser articulados e integrados en ran poco. Quizá no hay experiencia más
una unidad. cercana al conocimiento del vacío que
cuando uno ya no tiene nada que agre-
Eso: no como parte de una doctrina que gar, cuando lo hecho está bien acabado y
se trasmite hasta el asco; no en cuanto un toque más lo desmejoraría: entonces
series adocenadas de preguntas y res- emprendemos la ejecución de un nuevo
puestas; vaya: ni siquiera como efecto engendro hasta llegar a convertirlo en
de un sistema racional claro y distinto; ese roce de perfección según entende-
nada: la dispersión de las cosas, la relati- mos que debe ser un summum de la be-
vidad de lo inmediato, el desgarre entre lleza. Efímera prefiguración de la Idea:
ver y desear decir y no saber, tanteados ahí viene la antigua sensación, la íntima
por ritos y por símbolos, nos revelan dolencia: nos hace falta algo. Por eso
esa tensión existencial por la que llegamos volvemos a caer en la tentación e inda-
—en unos cuantos miles de años, cla- gamos con el cuerpo, con la boca y con
ro— a conceptos, las herramientas de las manos en la materia del mundo, con
la escritura, la posibilidad de tener a la ojos y oídos y olfato —pues errado anda
mano un todo ordenado y humanamen- quien crea que el espíritu sopla sin respi-
te apreciable gracias al cual bien puede ración y subsiste sin los poros por donde
uno aventurarse por las arcaicas pregun- la piel transpira—, hasta que se confi-
tas, meterse en los mismos problemas gura otro reflejo de nuestra necesidad,
irresueltos o volar con las imágenes más a la que ya puede compararse —si no lo
logradas como si ellas fuesen ya la rea- confundimos con un resumidero— con
lidad (aunque renuncié en medio de las lo inalcanzable perpetuo, que llamamos
fatigas a preguntarme de dónde viene la “obra de arte” y, si acaso sobreviene la
pretensión de lo absoluto, recuerdo una Excepción, “obra maestra”, ominoso
respuesta de épocas pretéritas: la con- testigo de las transfiguraciones que sólo
vulsa belleza de las mujeres nos ha hecho se dan —cuando se dan— por un ins-
imaginar que debe haber un grado de tante.
perfección del que son reflejos, avisos, Eliade lo pone más claro que el agua
concitaciones; luego se nos ocurre que al preguntarse qué revelan esos mitos y
debe haber un lugar donde la imagina- esos símbolos, ritos y técnicas y creen-
ción no alcanza: entonces se componen cias que implican la coincidentia opposito-
las obras no referenciales de la música, rum, la unión de los contrarios:
que de suyo es ya una sugerencia de que
lo absoluto es posible —quien tenga oí- Ante todo manifiestan una profunda
dos, que se disponga ante un cuarteto de insatisfacción del hombre por su si-
Beethoven o una fuga de Bach—, o se tuación actual, por lo que se llama la
componen las rarezas de la poesía). condición humana. El hombre se sien-
Siempre puede sentirse que algo te desgarrado y separado. No siempre
hace falta, pues aun desde la plenitud puede darse perfecta cuenta de la na-
se sueña en otra cara. Quien se siente turaleza de esta separación, pues unas