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La fascinante historia de las palabras –38–

VILLANCICO
En el latín vulgar hispánico, ‘villanus’ era el habitante de una villa del sector rural, un
campesino, y más adelante pasó a designar a todos aquellos que no eran hidalgos, a la gente
de clase baja.
En cierta época, estos labriegos se llamaron villancicos o villancillos, nombres equivalentes
al francés ‘petit paysan’. Las coplas que estos juglares rústicos componían se llamaron
primero `coplas de villancico’: así aparece en el Cancionero de Stúñiga (1458), pero ya en el
Quijote (1605) el significado de villancico se refiere más a las mismas coplas:
“Olvidábaseme de decir como Grisóstomo, el difunto, fue grande hombre de componer
coplas; tanto, que él hacía los villancicos para la noche del nacimiento del Señor, y los autos
para el día de Dios, que los representaban los mozos de nuestro pueblo” (I, cap. 12).
Estas canciones sencillas, de rima fácil y letras pegajosas, podían ser memorizadas
fácilmente por cualquier persona y terminaron siendo el mejor instrumento para instruir
sobre el misterio de la Encarnación. En los siglos XVII y XVIII, gracias a formas musicales
más elaboradas, los villancicos alcanzaron mayor calidad y prestigio.

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