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La fascinante historia de las palabras –36–

NAVIDAD
La palabra Navidad proviene del latín tardío ‘Natívitas’ (nacimiento), del verbo ‘náscere’
–‘natum’ (nacer – nacido); de este verbo viene también ‘nación’ y hasta ‘naturaleza’.
Similar es el origen de las palabras usadas en portugués e italiano, que proceden de “natalis
dies Christi” y, por eso, Natal y Natale. Y de ‘natalis Emmanuel’ procedería en el francés
medieval: Nael y Noelen, que en 1175 comenzó a usarse como Noël (aunque la diéresis es
posterior). En las lenguas nórdicas, ya desde el medievo, se usaban otras palabras:
Weihnachten (alemán: noche bendecida) o Christmas (inglés: misa de Cristo).
Otra cosa sería hablar del origen de la fiesta de navidad y de la fecha del 25 de diciembre,
según la celebran la mayoría de las comunidades cristianas. El evangelista Lucas quiso darle
un marco particular al nacimiento de Jesús, sin preocuparse si en invierno se podía hacer un
censo o si habría pastores cuidando rebaños durante la noche. Lo más probable es que los
cristianos aprovecharon el significado del sol naciente (solsticio de invierno) para ubicar en
esos días el nacimiento de Jesús, como ya lo hace el cronista Sexto Julio Africano en el año
221.
En las fiestas romanas del solsticio era costumbre regalar tres higos secos guarnecidos de
hojas de laurel y ramitas de olivo, así como unas pequeñas lámparas (de bronce o de barro),
en las que se escribía algún deseo venturoso para el año que iniciaba. Y si navidad era el
gran regalo de Dios, ¿por qué no seguir la tradición y hacerse regalos de buen augurio en
nombre de Jesús?

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