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La actividad comunicativa y lingüística de los mayores está marcada por procesos

paralelos, unos de tipo socio-culturales y otros físico-orgánicos. Los primeros están


relacionados con los cambios en la rutina de vida que ocasiona, por ejemplo, el perder a la
pareja o la jubilación, hechos que los obligan a quedarse en ocasiones solos en sus hogares y
puede provocar además, cambios en su desempeño como sujetos productores y en su vida
social al no tener un círculo de personas con quienes compartir de forma cotidiana. Los
segundos, relacionados con lo biológico, provocan cambios en diversas funciones como las
sensoriales, las cognoscitivas y las motoras, lo que entorpece la comprensión de mensajes
orales y escritos o reduce la velocidad de respuesta.
la mayoría de adultos mayores que presentan un envejecimiento sano pueden
exhibir una adecuada ejecución comunicativa (Petersen, 2004). Aquí es necesario
destacar que cualquier análisis sobre el rendimiento lingüístico debe partir del
reconocimiento de que estas características se dan como parte de este momento del
desarrollo humano y aceptar que en el anciano, el tiempo para procesar la información
aumenta, pero esta variación no determina la imposibilidad para actuar de manera
efectiva en lo lingüístico. Sin embargo, estas características producen una falsa
percepción de pérdida o alteración de la función cognoscitiva por parte de los jóvenes
que interactúan con el mayor (Coupland, Coupland y Giles, 1991). Este hecho
determina que desde lo cultural se asuma al anciano como personas que padecen
alteraciones de todo tipo: cognoscitivas, lingüísticas, y emocionales, lo que marca
negativamente el intercambio social y comunicativo entre adultos mayores e
interlocutores más jóvenes.
Lo anterior obliga a los logopedas a estudiar el envejecimiento en una
perspectiva integral, la cual aporte datos textuales y contextuales que permitan explicar
las variaciones típicas de la interacción lingüística que se dan en el anciano sano y
comprender que nuestra percepción puede estar relacionada más con ciertas creencias o
percepciones negativas en torno al envejecimiento, que con los trastornos o alteraciones
del lenguaje posibles de ser encontradas en esta etapa. De esta manera, el diagnóstico
logopédico debe considerar no sólo la recolección y el análisis de un conjunto de datos
sino el contrastarlos con los aspectos sociales y culturales que definen el cómo se
percibe la actuación lingüística del anciano.
Para definir una práctica de evaluación que incorpore recursos discursivos,
específicamente información sobre los aspectos pragmáticos, se propone el uso del
Perfil Perla (Gallardo, 2007). Otro recurso que puede ser útil al momento de valorar las
características de la conversación es el Protocolo Inicial de Conversación que permite
conocer qué sabe el interlocutor habitual del adulto con TCL sobre sus habilidades para
conversar y cómo valora él su propio desempeño. La información recabada puede
ayudar al logopeda a definir un perfil general del intercambio y conocer el uso de
estrategias no verbales, tales como los gestos. El mismo se presenta a continuación:
Protocolo de evaluación inicial de la conversación

Frecuencias

En la persona con deterioro cognitivo 1 2 3


1.- Inicia la conversación

2.- Expresa de forma oral sus necesidades

3.- Relata acciones recientes


4.- Construye oraciones completas
5.- Acompaña su expresión oral con movimientos corporales

6.- Su expresión facial refleja de manera adecuada sus emociones


7.- Utiliza señas o gestos para comunicarse

8.- Puede parafrasear los mensajes del interlocutor

9.- Es capaz de añadir información nueva en la conversación

10.- Pierde el hilo de la conversación

Leyenda: 1. Siempre 2. A veces 3. Nunca


Frecuencias
En el interlocutor 1 2 3
habitual
1.- Se comunica de forma oral
2.- Conversa sobre las actividades del día

3.- Aprovecha la conversación para tratar sobre temas de la actualidad


4.- Utiliza oraciones completas
5.- Hace énfasis en la entonación de las frases y oraciones
6.- Conversa cara a cara, haciendo contacto visual
7.- Complementa los mensajes de la persona con deterioro cognitivo (agrega
información)
8.- Si no comprende al interlocutor solicita que se le repita el mensaje

9.- Utiliza preguntas cerradas

10.- Si la persona con deterioro cognitivo no comprende, repite el mensaje


simplificando la información

1. Siempre 2. A veces 3. Nunca

La evaluación basada en el AC permite estudiar la dinámica de la comunicación


entre el paciente y sus interlocutores (familiares, cuidadores, proveedores de salud) en
una dimensión diferente, sin embargo, es necesario recordar que el contexto del hospital
o del consultorio no permite establecer un clima donde la conversación sirva como vía
para estudiar el uso de numerosos recursos cohesivos o la coherencia del discurso en el
sujeto evaluado, por lo que actualmente el uso del análisis discursivo aplicado al estudio
de la conversación de la persona con TCL requiere de mayor investigación, si bien es
necesario reconocer que es una herramienta que exige mayor tiempo para el logopeda al
tener que valorar no sólo la conducta lingüística del adulto con TCL sino además la de
sus interlocutores, como por ejemplo la de sus familiares y cuidadores.

EL EXAMEN OFTALMOLOGICO
Para realizar esta evaluación, es necesario:

1. un tablero de optotipos ya sea con letras, números, o figuras para analfabetos o niños.
2. un oclusor con un agujero de 2 mms. en su centro, llamado agujero estenopeico.
3. una linterna para examen externo.
4. un filtro rojo, que puede ser un simple papel celofán rojo.
5. un oftalmoscopio de bolsillo.

ANAMNESIS

Como en toda consulta, el interrogatorio de la historia actual que aqueja al


paciente es fundamental. Si hay pérdida de visión, habrá que saber si es uni o
bilateral, si es de inicio brusco o lentamente progresivo, si va acompañado de otros
síntomas como cefalea, visión de moscas volantes, o destellos de luz, etc. Si es una
dolencia inflamatoria de polo anterior, informarse qué tipo de secreción tiene, si hay
ojo rojo, si se acompaña de ardor, sensación de arenilla, picazón, lagrimeo, fotofobia,
etc.
Así, hay historias que con muy pocas preguntas dirigidas uno hace una
hipótesis diagnóstica de cuerpo extraño corneal o tarsal, queratoconjuntivitis por
adenovirus, catarata, degeneración macular húmeda, desprendimiento vítreo
posterior, desprendimiento retinal , amaurosis fugax, etc., etc.

ANTECEDENTES FAMILIARES

Hay variadas patologías oculares heredables. El antecedente de familiares


próximos con glaucoma, estrabismo, desprendimiento retinal, distrofias corio
retinales, etc., son una voz de alerta en la búsqueda de ciertas enfermedades.

ANTECEDENTES PERSONALES

Hay enfermedades sistémicas que el oftalmólogo debe estar informado si el


paciente las padece, por la gran frecuencia que ésta se complica con lesiones oculares
que pueden comprometer severamente la visión. Por ejemplo, la diabetes, y la
hipertensión arterial obligan a observar en detalle si existe patología retinal
secundaria a ellas.
ANTECEDENTES FARMACOLOGICOS

Hay fármacos que producen efectos secundarios oculares indeseados. Por


ejemplo, la cloroquina e hidroxicloroquina por efectos tóxicos en epitelio pigmentario y
retina, los corticoides en generar catarata y glaucoma, diuréticos producen
hipolacrimia, etc.

EXAMEN EXTERNO

Hay muchas patologías que se diagnostican sólo con mirar al paciente: parálisis
facial, ptosis palpebral, entropión, ectropion, herpes zoster frontales y palpebrales,
orzuelos, chalaziones, pterigion, etc.
Hay dos puntos de interés práctico que deben mencionarse:
1. evaluación de la profundidad de la cámara anterior. Esto nos permitirá saber si el
ojo puede dilatarse con gotas midriáticas sin temor a ocasionarle un glaucoma
agudo. Iluminando el ojo con la linterna de manera lateral el examinador evalúa
si la cámara anterior es amplia o estrecha. Si es estrecha debe tener la precaución
de abstenerse de instilar midriáticos ciclopléjicos.
2. si el paciente se quejara de tener la sensación de un cuerpo extraño ocular, y no
se ve nada en la córnea, el examinador debe saber evertir el párpado superior,
ya que hay cuerpos extraños que se enclavan en tarso superior y ocasionan gran
dolor por erosiones o una úlcera corneal.

Examen externo con linterna: de párpados, saco lagrimal, fondos de saco


conjuntival, superficie ocular
Técnica para evertir el párpado superior en búsqueda de cuerpo extraño tarsal
superior

EXAMEN DE LA VISON

El término visión involucra la agudeza visual y la visión periférica.

1. Agudeza visual es sinónimo de visión central o visión de detalle, que se toma en


cada ojo por separado leyendo el tablero de optotipos colocado a 5 metros de
distancia del paciente. Con ello estamos evaluando la capacidad funcional de los
conos de la mácula e indemnidad de la vía óptica. Los tableros tienen líneas de
letras que van disminuyendo de tamaño. Así la más grande tiene 10 cms. aprox.
y el paciente que sólo logra llegar a esa primera línea, tiene una agudeza visual
de 0.1, o 20/200 o un 10% de lo normal. Por el contrario si el ojo examinado
logra leer hasta la última línea, con optotipos de 1 cm. aprox. tiene una agudeza
de 1, o 20/20, o un 100% de lo normal. Para evaluar si el ojo del paciente no ve
bien debido a un defecto de refracción menor o mediano, se usa el agujero
estenopeico. Mirando a través del agujero de este oclusor, el ojo en cuestión
mejora varias líneas de agudeza. Si por el contrario tiene una patología orgánica,
como una hemorragia del vítreo o una neuritis óptica, la visión no mejorará con
el uso del estenopeico.
Toma de agudeza visual monocular

Toma de agudeza visual con cartillas de ETDRS, para evaluar


agudezas visuales en trabajos de investigación clínica.
Test con cartilla de Amsler para evaluar metamorfopsias

2. El campo visual es el examen que evalúa la visión periférica de un ojo. Esto


implica evaluar la retina periférica, y toda la vía óptica hasta la corteza occipital
y asociaciones corticales. En plan de consulta primaria, esto se hace con el
campo visual por confrontación: el examinador se instala frente al paciente, le
pide que se tape un ojo con la palma de la mano y evalúa el ojo descubierto -que
debe mirar recto al frente-, colocando su mano en la periferia y pidiéndole al
paciente que diga cuántos dedos tiene abiertos. Y eso lo repite en los 4
cuadrantes de cada ojo. Como la vía óptica se re-ordena anatómicamente del
quiasma hacia posterior, es posible diagnosticar cuadrantopsias o hemianopsias
homónimas o heterónimas y así presumir una hipótesis diagnóstica del lugar de
la lesión de la vía óptica bastante acertada.
CAMPO VISUAL POR CONFRONTACION : el paciente debe decir cuántos
dedos tiene abiertos el examinador, pero mirándolo derecho al frente.
Se evalúa cada cuadrante.

Paciente tiene alteración de su campo visual periférico.


Suponiendo que el paciente mire con su OD, ha perdido periferia nasal de su
campo visual.
EXAMEN DEL ROJO PUPILAR

Este examen se realiza en penumbra y consiste en iluminar el ojo del paciente


con un oftalmoscopio directo y observar como la pupila se enciende como si tuviera
luz propia que emergiera de su interior. Sólo se trata de evaluar la luz del
oftalmoscopio que llega al fondo de ojo y se refleja hacia el ojo del examinador.
Pero para tener un buen rojo pupilar, el ojo en cuestión tiene que tener todos sus
medios transparentes perfectos. Por lo tanto, cualquier opacidad que se interponga
como por ejemplo, un leucoma corneal, un severo hifema, una catarata densa, una
hemorragia vítrea, un tumor intraocular grande, bloquearán el rojo pupilar y
ayudarán al diagnostico.

EVALUACION DE LAS PUPILAS

Las reacciones de la pupila son muy útiles en el examen porque son objetivas, y
no son simulables. Es un signo neurológico trascendente para evaluar la indemnidad
de los nervios ópticos (vía aferente), los núcleos parasimpáticos mesencefálicos, y el
tercer par craneano (vía eferente). El examinador ilumina una pupila observando la
contracción del esfínter pupilar que provoca miosis (reflejo pupilar directo); observa
también la respuesta miótica simétrica en el ojo contralateral (reflejo consensual).
Si por ejemplo, hay una lesión aferente del nervio óptico derecho por una neuritis
óptica derecha (DPA: defecto pupilar aferente), al iluminar el ojo derecho, el reflejo
directo esperado de miosis en ambos ojos no se producirá o será mínima. Sin
embargo, al iluminar el ojo sano contralateral, habrá una miosis bilateral. La mejor
manera de apreciar este fenómeno es iluminar alternadamente ojos derecho e
izquierdo, y observaremos la midriasis “paradojal” que se produce cuando se
ilumina el ojo afectado.

Otra patología importante de tener en cuenta es la midriasis que se produce en


un ojo por alteración ipsilateral del tercer par craneano. Por ejemplo, un aneurisma
intracraneal que comprima el tercer par provocará midriasis, ptosis ipsilateral y
diplopia.

Existe la anisocoria fisiológica, que consiste en la asimetría entre ambas


pupilas, que se da en el 5% de la población. En este caso la asimetría se mantiene
similar en condiciones de iluminación o de penumbra.
Anatomía de la vía pupilar: Aferencia: retina – nervio óptico - bandeleta
Centro en mesencéfalo
Eferencia: III par bilateral hacia músculo
constrictor del iris

TENSION OCULAR DIGITAL

En ausencia de tonómetros, el examinador puede sospechar la presión intraocular


de un ojo, al palparlo con los pulpejos de ambos dedos índices y evaluar la
fluctuación que intuye con dicha maniobra. En un ojo muy duro o blando es fácil
apreciar dicha hipertonía o hipotonía respectivamente.
OFTALMOSCOPIA

La observación del fondo de ojos con un oftamoscopio directo es el único


examen de esta serie que exige tener un instrumento. (ver la técnica para observar
fondo de ojos en capítulo “Fondo de ojos”). El ideal es hacerlo con la pupila
dilatada del paciente, para facilitar su aprendizaje. En el fondo de ojos se observa la
retina en general, y en particular la papila o cabeza del nervio óptico, la mácula y
los vasos sanguíneos retinales. En la papila evaluaremos si existen signos de edema
de papila (bordes borrosos y solevantados, estriados, hemorragias en borde papilar,
etc.); sospecha de glaucoma (papila con excavación sobre 0.5 profunda, o
asimetrías de las excavaciones, etc.); vasos de neoformación en diabéticos, etc. En el
árbol vascular, observaremos el calibre, trayecto, brillo de las arteriolas, y
especialmente si hay cruces arterio-venosos positivos que confirmen esclerosis
arteriolar debido a una hipertensión arterial de larga data o a la edad. En la retina
escudriñaremos si existe alguna patología: en la diabetes, pueden haber
microaneurismas, hemorragias, exudados lipídicos, vasos de neoformación , etc.; en
las enfermedades autoinmunes, focos de vasculitis, etc. En la mácula observará si
está indemne con reflejo foveal normal, o es asiento de patología.

Examen de fondo de ojos con oftalmoscopio directo


Una de las láminas del Test de Ishihara, para evaluar discromatopsias

TEST DE ADAPTACION A LA OSCURIDAD

En pacientes que se encandilan de noche, se debe descartar que tengan patología


retinal, en general distrofias tapetoretinales. Para ello, luego de observar
directamente la retina, este examen que llamamos domésticamente, “el test de los
papelitos”, consiste en poner al paciente en franca penumbra, y pedirle que recoja
unos papeles de diverso tamaño que el examinador ha esparcido en el suelo del
consultorio. Si el paciente tiene una enfermedad heredodegenerativa corioretinal,
como la retinosis pigmentaria, tendrá gran dificultad para ver y recoger los papeles.

EXAMEN DE LA MOVILIDAD DE LOS OJOS

Para evaluar los movimientos sacádicos, se le ordena al paciente que mire arriba,
abajo, y posiciones oblicuas (con ello chequeamos el lóbulo frontal - que ordena la
mirada voluntaria- , los centros de mirada lateral –protuberancia-, y vertical –
mesencéfalo-, y los pares craneanos III, IV, VI, y los 6 músculos extraoculares que
mueven coordinadamente cada ojo.) Para evaluar el seguimiento le pedimos al
paciente que siga un objeto (así evaluamos el lóbulo occipital).
USO DEL FILTRO ROJO EVALUANDO UNA DIPLOPIA

Si un paciente se queja de diplopia, colocar un filtro o celofán rojo en el ojo derecho


por convención, y le pediremos que mire la luz de una linterna a un par de metros
de distancia. El paciente con diplopia verá dos luces: una roja en el ojo derecho y
una normal o amarilla en el izquierdo. Imaginemos ahora que el paciente tiene una
parálisis del recto lateral derecho: al mirar hacia la izquierda hay diplopia leve, pero
al mirar hacia la derecha tendrá una severa diplopia con imágenes muy separadas de
ambas luces, ya que el ojo derecho no logra abducir bien. Evaluaremos hacia qué
lado la diplopia es mayor, si es mayor en mirada hacia la derecha como en este caso,
el músculo afectado será el recto lateral derecho o el recto medio del ojo izquierdo.
Lo que dá el diagnóstico es cúal es la imagen más lateral en la diplopia. En este caso
el paciente contestará que ve la luz roja más hacia fuera o lateral. Eso significa que
es el recto lateral derecho el afectado, y por ende probablemente corresponde a una
paresia del VI par derecho.

Examen de la motilidad ocular: evaluar las 6 posiciones diagnósticas


Músculos extraoculares del OI: MR recto medio, LR recto lateral o externo, SR
recto superior, IR recto inferior, SO oblicuo superior, IO oblicuo inferior.

COVER TEST

El test más sencillo para diagnosticar un estrabismo, es el cover test. Hay dos
maneras de hacerlo, (ver capítulo de estrabismo) y evaluará estrabismos reales
(tropias) o latentes (forias).

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