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LA IMAGEN DEL CUNNILINGUS EN LA ANTIGUEDAD CLASICA' Juan Francisco Martos Mowrret, Universidad de Milage Las artes plésticas, como es sabido, ofrecen una impresionante documentaciér, sobre el tema del erotismo y la sexualidad en la Grecia y Roma antiguas’. Nume- rosas dnforas, crateras, vasos, relieves, gemas, espejos, pinturas murales, esculturas. etc., nos han conservado un sinfin de figuras y escenas de Ia vida sexual de los antiguos griegos que constituyen un testimonio de inapreciable valor a la vez " Bote articulo se inserta en una de las ineas de trabajo del Grupo de Investigacién «Hermes, del Departamento de Filologia Griega de la Universidad de Malaga, financiado por la Coasejeris ide Educacidn de la Junta de Andalucia (10M 312) 2 Aparte de los pioneros trabajos de G. Vorberg, Museum eroticion Neqpalitanum, Stuttg 1910, Antquitaes erotiene, Minich, 1911, Die Erotik er Antke in Kleintunst una Keramik, Manic 1924 (reunidos en cl volumten Lusu et Volupiate, edtado por R. Wunderer, Feyja Vering, Schien, 1966) y Glossarium eroticum, Stuttgart, 193 (rempr. e.'Eema» di Bretschneider, Roma/ Mule y iepenhever, Hanau, 1965) y de los libros de K. J. Dover, Greek Homosexuality, Harvard University ress, Cambridge, "1989 (Londres, '1978), B. C. Keuls, The Reign of the Phallus, University of California Press, Berkeley /Los Angeles/Londres, 1993 (Nueva York, '1985), I. Peschel, Die He- ‘re bei Symposion und Komos in der Atisch-rosigurigen Vasenmalerel des 6-4 Jahrh. v, Chr, . Lang, Frankfurt, 1987, y D. H, Garson, Sexual Culture in Ancient Greece, University of Oklahome Press, Norman, 2000, que contienen numerosss reproducciones artisticas de tema evdtico, existe lun buen niimero de estudio y recopilaciones de arte exstca antigua que afrecen wna buena viicn general; entre ellas podemos citar aJ. Marcadé, Roma Amor. Essay on Erotic Elements in Etruscan ‘and Roman Art, Nagel, Ginebra, 1961, y Eros Kalo. Essays on Erotic Elements in Greek rt, Nagel, Ginebra, 1965; J. Boardman y E. La Rocea, Eras en Grecia, Daimon, Barcelona, 1975, A. Mulas, Bras in Anigary, Te Erotic Art Book Society, Nueva York, 97% D. Mountild, Greek and Roman Erotic, Crescent Books, Nueva York, 1982; C. Johns, Sex or Symbel. Erotic Inages of Greece and (423) AnMal, xxv, 2,2002, pigs. 423-449. 424 ___Anbtal, xxv, 2.2002 JUAN FRANCISCO MARTOS MONTIEL gue, como reflejo de las costumbres amorosas y sexuales, un importante docu- mento sociol6gico que ilustra perfectamente el contenido de muchos escritos an ‘tiguos sobre la materia y a menudo es incluso mucho mas elocuente. La prictica del sexo oral, aunque rara en comparacién con las abundantes re- resentacjones de coito en distintas posturas, en parejas 0 en grupos, estd, sin embargo, bien documentada en el arte erético de la antigiedad, como podemos comprobar en el completo estudio de Kilmer sobre los vasos de figuras rojas 0 cn los ms recientes de Jacobelli o Clarke? No obstante, estos dos tiltimos autores afirman que las imAgenes de sexo oral son més frecuentes en el arte griego que en cl romano, una afirmacién que s6lo se puede sostener si incluimos en el primero Jas tres 0 cuatro representaciones existentes interpretadas usualmente como «pre- Paracién» ala felacién (que podria ser mas 0 menos probable o simplemente impli- cita, segtin los casos), otra en la que una mujer, en lo que parece ser una danza erotica, sostiene muy cerca de su boca entreabierta uno de los dlisboi que ma- neja, y otra més en la que una hetera se dispone a beber de un recipiente adomado Rome, British Muséum Press, Londres, 1999 (Austin, '1982); R. Misdrachi-Capon, Eros Grec. Amour des dieux et des hommes, Réunion de Musées Nationaux, Paris, 198; M. F. Kilmer, Greck Eroven on Attic Red-Figure Vases, Duckworth, Lande, 199; A. Dietichs, Eroit in der Runat Guiechon, Lands, Philipp von Zabern, Mainz, 1983, y Evotk in der Rémischen Kunst, Philipp von Zaber, “Mainz, 197; J. R. Clarke, Looking at lovemaking, Consructions of sexuality in Roman art (100 86, a0 250), University of California Press, Berkeley, 199 Es obligndo citar aut también el ya «lisico ensayo de O. J. Brendel, «The Scope and Temperament of Erotic Artin the Greco Romen ‘Worlds, en T. Bowie y C, V. Christenson (eds.), Studies in Erotic Art, Basic Books, Nueva York 1970, pigs. 3-108, que, ademas de recopilar y comentar con acerto bastante materi, supyso una {mpoitante contibucion al estudio global dela iconografia erica clisica. Menci¢n aparte merece |a Erotiea Pompeiana, recientemeate enriquecida con nuevos yvaliosos testimonies, como veremon, ppblicados por L. Jacobelli, Le pitere erotiche delle Terme Suburbane di Pompei, wlEsmas oi Bretschneider, Roma, 195; apart de la recopilacicn, todavia il, de M. Grant, Bros @ Pompe: I gabineno segreto del Museo di Napoli, Mondadori, Milén, 197 (ta. ingl, Erotic Artin Pompe. The Secret Collection of the National Muscumt of Naples, Bonarza Books, Londres, 195, reedtada cen Nueva York; 1882, con un titulo algo diferente: Eros in Pompeii: The Seeret Rooms ofthe National ‘Museum of Naples; hay trad. esp, Daimon, Mati, 1976) y del librito de S. De Caro (cur) ga Dinero segreto del Museo Archeolagico Nazionale di Napali, Electa Napoli, Népoes, 220), dedicadon bsicamente al famoso Gabinete Secreta, merecen citarse en este apartad los recientes libros de E Contarella, Pompei: voli del!'amore, Mondadori, Miléo, 1998 (con contribuciones de 1 acobel) y de A. Varone, L’erotisme a Pompei, L’Erman di Bretscuneider, Roma, 2000, que aprovechan Ic rica documentacin arqueol6gica y epigréfica que nos brinda la ciudad vesubiana, apoyada con citas de autores latinos mis © menos contemporineas, para ofrecemnos una valiosalestura de las modalidades de repesentacin del erasmo romano, tanto en Ia esfeca pablica como en la privada, nos lleva desde el andlisis de las manifestcione exitcas has el estublecimiont de un complete {uadro cultural y espiritual de la época (lo que-no impide que diserepemos de tigunas de ste ic texpretaciones, como luego se ver). 2 Kilmer, op. cit, pigs. 10:7; acobelli, op. cit, pag. 44; Clacke, op, cit, pags, 219-220, Cf Kilier, loc. ei, pgs. 71-72. * Kilmer, fig. na12 (saA¥* 125, 15), comentada en loc. cit, pgs. 100 y 148; cf. Peschel, op. cit, ‘pig. 113, y Diesichs, Griechenland, pigs. 100-102, Quizé podria también interpretarse en ete sends Jn ig. R14, A de Kilmer: lo mujer de ia iquierda parece mire atntamente un latgo dlisbos gus ‘ostiene con ambas manos y cuyo glande apunta hacia su boca; con todo, esta pieza, de evident tee {AAG BL CUNNILINGUS AnMol, xxv, 2,202 __425 con un gran falo a modo de cafio’, y aun asf no hemos encontrado, en un rapido repaso, mas que diez ejemplos en piezas romanas por tan s6lo doce 0 trece ejemplos griegos. Sea como sea, lo cierto es que la mayoria de esas imagenes pre- sentan escenas de felacién’, mientras que, al parecer, el cunnilingus*, extrema damente raro segtin la mayorfa de los estudiosos, apenas tiene testimonios ico- nogrificos. Nuestro propésito en este trabajo ser reunir y comentar brevement® ‘esos escasos y dispersos testimonios, algunos ciertamente poco fiables, como Yeremos, otros diversamente interpretables, otros, en fin, publicados hace bastante tiempo pero atin poco conocidos, o descubiertos recientemente pero publicados y analizados ya con largueza, mas todos, sin duda, importantes para el estudio de la iconogratia erética de la Antigliedad., Antes de entrar en materia, conviene hacer un repaso, necesariamente breve, ala bibliografia existente sobre esta préctica de sexo oral cuyas representaciones artisticns antiguas nos disponemos a estudiar. Aparte del precedente del capitalo 5 (De cunnilingis») del famoso Manual de erotologia cldsica de Forberg?, el tinico articulo cientifico que conozco dedicado especificamente a esta prictica sexual Crbargo, no del odo onvincets, gt porcl ipo de pla del personae ceva (ds parecio al de los hombres que al de las mujeres represeatadas en la copa). la auseacia de pechos “r El término ha sido aceptado recientemente por la Real Academia Espaiiola ¢ incluido en li 426 AnMal, xxv, 2.2002 JUAN FRANCISCO MARTOS MONTIEL n Ia antiguedad es el publicado por Krenkel en 1981 con el significativo titulo de «Tonguing>", a lo largo de cuyas apretadas dieciocho paginas recopila, cla. sifica y analiza la mayor parte de los testimonios griegos y latinos tocantes al Cunnilingus. Para las fuentes griegas, sobre todo la comedia, es importante consultar también las pags. 51-52 y 185-186 del famoso libro de Henderson, The Maculate Muse'', especialmente el articulo de Napolitano sobre el personaje aristofanesco de Arifrades (tachado precisamente de cunnilingus por el comedidgrafo)®, mien. tras que, para las fuentes latinas, son igualmente de recomendable lectura las pags. 51-53 («The ontological status of cunnilingus») del inteligente articulo de Parker publicado en el volumen colectivo Roman Sexualities”,asi-como las pé- ginas 199-203 del reciente libro de Williams titulado Roman Homosexuality" No sé de ningtin estudio que trate exclusivamente y de manera espectfica el tema de Ta representacin de esta préctica erbtica en el arte antiguo; lo que encontramos, Por Jo general, son simples menciones o alusiones a alguna que otra imagen en trabajos que tratan ¢} erotismo antiguo desde perspectivas diversas, a veces inclu. yendo una reproducci6n de la imagen de que se trate. No obstante, y frente al articulo de Krénkel, que apenas toca las representaciones artisticas, los libros anteriormente citados de Kilmer, Jacobelliy Clarke! dedican una atencién especial a la representaci6n del cunnilingus en el arte erdtico clisico. Centréndonos ya en nuestro tema, en los propios textos antiguos se encuentran alusiones a cuadros'® que representaban sexo oral, no sélo felacidn sino posible mente también cunnilingus. De Parrasio de Efeso (c. 420-370 a. C.), el més antiguo «pomégrafo» griego conocido, nos dice Plinio que pint6 tablilias con temas Ii. encloses (libidines)”, y Suetonio recuerda una tabula suya in qua Meleagro ‘OW. A. Krenkel, «Tonguings, WZRestock, 305, 1981, pigs. 3754 sol aflenderon, The Maculate Muse, Obscene Language in Atte Comedy, Oxford University Pres, 991 (1975); reo, sin embargo, que este autor se equivaca al sosterer que wthe private practice of cunnilingus was not considered iregular» (pig. 52), 1, M. Napolitano, «Anvenibes movpss: una rconsiderazione (Ar, Ey. 12741280), auce, 299 és. 67.52. Pele encontarse tambigninfrmacin complementatiasobte sexo oral en gees Yateunes datos de interés sobre cunnilingus en el documentado articulo de H. D, Jocehor oA Greek indeceney and its students: anxazeD0>, PCPS, 206, 180, pgs 1266 ILTLN Parker, «The Tertogenic Grid, en J.P, Hallet y M.B. Skinner (ds), Roman Senuaiies, Princeton University Press, 1997, pags. 476s, face ei itiams, Roman Homoseaualty, Ideologies of Masculinity in Classical Antiquity, Oxford University Press, Nueva York/ Oxford, 199. Aungue cenradas en el material epigeaticg ompeyano, merecen citarse también, siguiera sea en nota, las pigs. 78-8 del lio ds Arcee Proves Pompeiana,lxcriciont d'amore out murt di Panel, ema di Bretschneider Ron, on "GF Kilmer, op. cit, pgs, 2, 70-71 y 148; Facobelli op. cit, pigs. 44-47, 5437 y 72-18 Charke, 0p. cit, pags. 223.227 y 235297 Xs En general, para los precedente antiguas de representacioneserdtco-pornogrdficas véase el arteulo de F. De Matno, «Per una storia del "enere” pomograficon, en O. Pserey A. Stamaghia (cur.), La letteratura di consumo nel mondo greco-atino, Universita degli Studi di Cassi toe Pgs, 293341, en conereto la seccién «Arte pornografican, pgs, 299-30, 1 Plinio, Nat, Hist, xxxv 72: Pinsit t minoribus tabellislibidines, co genere petulant iel se vrefciens LAWAGEN DBL CUNNILINGUS AnMal, xxv, 2,202 427 Atalanta ore morigeratur'®, En un articulo de 1978, Hallet propuso plausible- mente!” que en esta frase de Suetonio podrfa verse una indicacién de que el cuadro de Parrasio representaba una escena de estimulacién oral reciproca, en la ostura conocida actualmente como «sesenta y nuevey®, Hallet remitia a dos pasajes de Ovidio¥ en los que se alude a [an apparently fernous «Atalanta» sexual position which requires that the female's genitalia be placed in close proximity t her male partner's mouth, and from which difficulty would arise in performing any sexually ng acts save for oral ones: onc hence has good cause for thinking this position, and the sexual activity it allows, the same as those represented by Parrhasius (pg, 198), Sobre una posible representacién de este oy:fuc: éparixbv en su variante «atléticas volveremos mis adelante. Aunque la noticia de Suetonio sobre el cuadro de Parrasio no encuentra con- firmaci6n directa en ningiin otro testimonio antiguo, sabemos por Varrén*? y Orf- genes® que en el Heraion de Samos habia una pintura que representaba a Herz ° Seon, i. 4,2: quare Paras quque tba, in qua Melee Aton ore morgen Lega sib sub condicion, us crgument fendreat dis poe ser aceue on modo precise tn ciel dedicat aoa 1, Hal, origerar Suton Tiberias, a, 1m pgs 162005 proue bien acepad ete los esuoss: ef Mero she Bomesicaion of Bete Ovi's Para Tabla and the These of Loven en A Richa (a), Pomortaply ont Reps ‘entation in Groce y Rome, Onford University Press, Nueva YeriOvfon, 192 ps LS, co i, 172m 6 ocelot, p28. 3: Cah op et pa ® Como aota WA Ken, Fala and iurtion, Weck 39 180, 738, pa. festa ios eat postr enn jer ei a lacon yon ut eas fee dé en ol Nara Surin el tome de ot el eros; pst el curv ens ee a oman una reacgn no peta con el x0 ose omprovaes en Marcel a 4 (Cone Salator, quar flor haben capa rit mennda mal aeons ee rec de Qe ls cron separa endo plea, exo penaba ya Pi a His 9 Tonge Ihego un escaioaJuvenl, 3 cunt oie conus pe ove le puree) ¥ vii, Ars am, 375 (Manion unersAtalnts cra ered), yA, 12,290 (ala Minion atantes ura ugatsoptait manibu outing) 2 Bn Lacianio, dnt 17 8 nslam Sanu seat Vrr pus Parthian nominatam, ‘ned ib no olevetbige ean fut npsen gue oblsinu eet epg Stas x Sam smalacran n hab rents guratan et sacra nner ap eron Fin celebrant Ons, Cel 4 48 (est, 2 100 “Onan 488 Baked Xpboneng, bey Eek ay yu Aoateny rlicg oorpauian oom reseoumtra voniaaees namin ech ahs Xin. f 1 opment "pe tv se Eepere.Ate yop © we vod evr 5 is pag Be ay ene hopes v9 Bd ny maga fy Pea He ‘anininsy tv en "Yan yp hd sh etsy Dy yaw pal Cte 6 Zoo % Puede que fuera en Arps, no en Sos oi babaarepresetronssinslnes en bos lugs cone sie De Main, op. cpg 2,n 2 aunque cas gus se soya eon Alex om. 18) ex tes hes emne por més que hemos sca eters cas a Iason conserva de Cement de Alani no es poddo aera pe se lee 428 AnMal, xxv, 2, 2002 JUAN FRANCISCO MARTOS MONTIEL y Zeus presumiblemente en la misma posicién que Atalanta y Meleagro® en el cuadro de Parrasio. El estoico Crisipo de Solos habria mencionado varias veces ¥ descrito con amplitud esta pintura, segén refiere Didgenes Laercio®, quien re- futa a quienes acusaban al fil6sofo de haberse inventado una historia tan turp(- sima, més adecuada para prostitutas que para dioses, un bulo que nadie podria repetir sin emporcarse la boca, Aunque la interpretacién alegérica que Crisipo hacia de esta pintura, segtin la refiere Origenes, parece apuntar a que se tralaba simplemente de fellatio, sin embargo la terminologfa ulilizada para describir Ia ac- tividad sexual de que se trata en ése y on los demés textos cilados, que gira toda €n torno al t6pico del as impurum (&pprtoRowdca; aiszpotéen?, jordvery 10 Orduor; Epprroroeiv, crue yxap@) s6lo permite saber que aluden a sexo oral, pero no si se trata de felaci6n o de cunnilingus” La actividad de Parrasio se sitia a caballo entre los siglos v y wv, precisamente el momento en que la pintura en general, y consiguientemente también la pintura erético-pomografica, especialmente Ia Vascular, se cultiva mds y mejor entre los artistas y goza de un favor popular cada vez mayor, con una gran libertad en la elecci6n de sus temas y motivos. No obstante, es posible que la pintura samia descrita por Crisipo y eitada por diversos autores perienezca al periodo primitivo de Ja pintura samia (siglos view a, C.), en el que ya hay constancia de representaciones * Como reconoce Hallet, op. cit, pags. 198-19, es muy posible que Suetonio equivocara el nombre del amante-de Atalanta en el cuadro de Parasio confundiendo Meleagro con MilaniGn, Pes la pareja habitual de Atalanta en la mitologfa no es Meleagro, el matador del jebal de Calidcn, sing Milanisn (o Hipomenes, segin otras versiones), quien consiguié toinarla como esposa tras salir vivo en el desafio de Ia carrera mediante cl ardid de las manzanas de oro, y asi lo confirma la Pintura vascular al menos deste el siglo v1 a. C. por ejemplo en el famoso vaso Frangois), Para la "elacn de le figure de Atalanta con la pintra extico-pornogrtic, remitimos al artiulo Parshasiose ‘de M. Cagiano de Azevedo en In Enciclopedia Universaledell’Arte, x, Insituto per la Celleborazione Culturale, Venesia/Roma, 1972 («Atalanta es frecuente heroina de escenas lascivasn’ pig. 47: of, Enciclopedia delt'Arte Antica v Ist. Enciclopedia liana, Roma, 963, pf 954, 3, v, «Patrasion «Atalanta es recordada también veces como herofna de libdines de ots pintares»),y especialmente al artfculo «Atalanten, de J. Boardman, en el Lexicon iconographicum Mythologie Classicae, b, |, Artemis Verlag, Zisich/Minich, 1984, pags. 940.950, que comenta diversas representaciones de la herofna con claras connotaciones erdticas. % Didgones Leersio, vi 187-188: Biol 6& of xavarpéyove 8 Xpucinron os roRAR aloxps wal ppinas ievererpagdeos. bv uév vip 16 Mepl tOv éptaiun gooohéqar ovyypdajac dloweas 1 ‘epi sv “Hoay kai abv Ala dvamAdrret, Léyow ead rods Bhaxooiows orlxows & ynbele feign Honivery owdua etao: dv. alagpotimy 1p, quot, tabeiy Svan lowopiay et Kel Enos ‘pootxtv, owing wEkoy mpéxovco f Gets, Ex. we wal nape tig xepl sive ypdyoor cove Recaxtropoutmny ihre vip mip Tlodbww jeise nop "Yyoepacet ARE pnl map! “AvayOMD elven, ox’ abro0 & rerddodat, Cf. ambién Tedilo de Antioquia, Auto, 3,3 (why te “Hpay lolow Ade adrod wh novov sav Ala yaNETY, GAB Kai BR exduarog aveyvOD dpprtenodety) y 3.8 Cpdounnng & 6 rOAAE gPvephoas, nds oly edploxerat omicivay viv "pa ewua jaDy ouyyivectes 16 A ® CE.J.M. Crosile, Podsie et art figuré de Néron aux Flaviens, Latorus, Beuscles, 1982, pig, 259, 1.104; no veo razones para el rechazo de este argumento par parte de Clarke, op. cit pag, 24. 6, Sobre la terminologfa grecolatina més comnments utilizada para referrse a las prdeticas de sexo oral, éase Krenkel, «Tonguingy, pég. 37, y «Fellation, pags. 7 y sigs. {A IMAGEN DEL-CUNNILINGUS AnMal, xxv, 2,2002 429 exéticas*, En todo caso, ejemplares de pintura erético-pomogriica debian circular ya con normalidad en la segunda mitad del v a. C., ala vista del conocido pasa'e 4el Hipdlito de Euripides en el que cl protagonista de esta tragedia, defendiéndose ante su padre de 1a acusacién de haber abusado de su madrastra Fedra, declara que sus Unicos conocimientos en el terreno er6tico son lo que ha ofdo decir y lo que ha podido ver en alguna pintura®. Como ya dijimos, el primer intento modemo de reunir y analizar con cierta seriedad y rigor los testimonios que sobre la préctica del cunnilingus ofrecen Jas fuentes antiguas fue el Manual de Forberg. Aunque se basa primordialmente cen las fuentes literarias, Forberg recurre de vez en cuando a las iconogréficas, al menos en la medida en que podia accederse a éstas a comienzos del siglo xi. En sus capitulos sobre la irrumaci6n y sobre el cunnilingus citaba Forberg, res- peetivamente, los grabados xxt y xxu de los Monuments de la vie privée des douze ‘Césars (Capri, 1780), obra del erudito, arquedlogo y aventurero Pierre Franco's Hughes d’Hancarville (Marsella, 1729-Venecia, 1800), a quien se deben también los Monuments du culte secret des dames romaines (Capri, 1784)", citados igual- mente por Forberg en diversos lugares de su Manual. Ambas obras de Hanca: ville se componen de breves comentarios, con profusin de pasajes mas 0 mencs escabrosos de autores antiguos, a sendas colecciones de piedras, amuletos y me- dallas grabadas con temas eréticos™, En Espaiia, Joaquin Lépez Barbadilio tra- dujo y edité ambas obras de Hancarville junto con sus grabados, aunque supri- miendo algunos considerados por é| «completamente desprovistos de interés»™, por Cf. De Martino, op. cit, pb, 302, n. 26 Euripides, Hipp. 102-1006: evi 8 Bueno, @ je vOr Eww Bonet Abxous ap &s 168" nes dey Bins ota sp nie hiv Royo xAv/Ypuph te heSoow oie eka Tp oxonE/ spboojés eat, xaptbsov yori Exon ® Sobre la vide y obra de este curioso personae resulta impressindible el atculo de F Fasiell,«D’Hlancarvlle: an adventurer and at historian in eighteenth century Europen, en E. Chaney y N. Ritchie (eds), Oxford, China and laly: writings in honour of Sie Harold Acton, ‘Thames and Hudson, Londres/Nacva York, 1986, pgs. 177-91 2" Bn realidad, amb obras fueron publicada en la ciudad francesa de Nancy y sv eitor fu Lecler, aungue en el pie de imprenta de amas reza wh Caprées, chez Sabelisn, on clara alsin 4 lascivocetio del ermperador Tibesio en Ia isla de Cape yal Sabellus autor de verso obscencs de Marcial, x14: ef C.Carabelli, In the tnage of riapus, Duckworth, Londres, 196. pls. 34 4 («Capri the scene of Tiberius orgies, wes one ofthe mnologial places inthe geography ot liverne neocasscis, y W. Devs, Homaeratc Art Collection Irom 1750 to 1920», Art Histor, 24,201, 27-277, ig, 275, 48, © CE Carabell oc Ee, pag. 3, y Davi, lo. cl, AES. 209 y sigs, 29 y sigs. » Nota preliminar, pig, 1, de Las delcias de los Césares/ Famosa coleccién erica de ne rumentos de ta vida privadade las primeras enperadoresromanos, sacadas de una serie de piedrs _ymedallas grabadas en su tempo con la representcidn al desnud de sus amores, sus orglasy Sus abervaciones/La pubicé por vez primera en el siglo xin con una encantador explained Seftor de Hancarvle y hoy reproduce las eélebres laminas y traduce ef testo Joaquin Lipez Barbadilo, que inprime este libvo a su cosa, Madrid, 1619. Pocos aos mis tarde aparecid £1 tutto secret de las matronas romanas| Famosa colecidn erica sacada de una serie de piedas _Ymedallas grabadas en su mayor en la época de Augusto y Tiberio|Obra qu sve ee continancidn 1 430___ Antal, xxv, 2, 2002 JUAN FRANCISCO MARTOS MONTIEL lo que los grabados x00 y 10a de los Monuments de la vie privée que cita For- berg corresponden en la edicién espafiola a los grabados n? 20 y 21, que repro- ducimos al final de este articulo. El primero de ellos (fig. 1) presenta a un hombre —el emperador ‘Tiberio, segin Hancarville— recostado en una especie de mullido lecho 0 sofa con respaldo, sobre el cual apoya sus rodillas una mujer entre cuyas piernas tiene el hombre ‘su cabeza; e] hombre agarra a la mujer de la cintura con la mayo derecha y del arranque del muslo izquierdo con Ia izquierda, mientras que ésta apoya sus brazos y cabeza en la rodilla derecha del hombre, que tiene’éste levantada apoyéndose en el hombro de otra mujer que esta agachada al Iado de una tercera, también agachada, que le realiza una felacién. El segundo grabado (fig. 2) presenta al hombre, supuestamente el mismo Tiberio, en cuclillas delante de una mujer — Malonia, segiin Hancarville— sentada en una silla con respaldo, sobre el cual apoya su brazo izquierdo; tiene la cabeza echada hacia atrés y el brazo derecho sobre la frente; su pierna derecha se apoya en el hombro izquierto y Ia espalda del hombre, quien, tiene asf libre acceso a su vulva, que lame mientras se masturba con la mano izquierda, Ambos grabados, obviamente, estén basados en la des cripcién hecha por Suetonio de las depravadas costumbres sexuales de Tiberio en su retiro de Capri, y en conereto, por lo que respecta al segundo de ellos, en el episodio de los abusos sexuales a los que sometié a la noble Malonia, quien acabé suicidéndose (Suetonio, Ti. 45). Pero no parece que Forberg tuviera intencién de exhaustividad en sus referencias iconogréficas, pues dejé sin citar un par de grabados de los Monuments de Han- carville que tienen una relacién directa con el tema que estudiamos aqui. Uno de estos grabados (nuestra fig. 3, correspondiente al grabado xix de Hancarville, n! 18 en la edicién de Lépez Barbadillo) reproduce un camafeo en el que en. contramos a Tiberio contemplando precisamente el cuadro de Parrasio del que hablébamos algo més arriba (en una escena de felacién, por cierto, no de cun- nilingus, como proponfa Hallet). El otro (nuestra fig. 4, correspondiente al gra- bado xxx de Hancarville, n* 31 en la edicién de Lépez. Barbadillo) presenta un camafeo en el que se reproduce una complicada escena de sexo en grupo cuyo actor principal —el emperador Nerén, segiin Hancarville— esté lamiendo la en- ttepiemna de la mujer que tiene en pie frente a él mientras penetra a la que yace debajo y es penetrado a la vez por otro hombre. Es muy posible que este iliimo grabado se inspire también en la descripcidn suetoniana del paulatino envileci- miento sexual de Nerén (Wer. 29), Sin embargo, el problema principal que presentan estus grabados —sin contar el hecho de que las imagenes representadas en ellos son totalmente inusitadas— es que en su mayor parte no eran auténticos, sino «producto de la imaginacién» Las delicias de tos eésares/La publicé por vez primera en el sigh xvur con una detallada explica- cid de los libidinosos temas grificos ec... Madrid, 1923, dela que tarnbién se habia eliminado el mismo niimero de léminas (10) por idéntica raz6n, Sobre las ineresantesy puleras ediciones erticas de Lépez Barbaillo, puede verse el lirito de J. Blas Vega, Un eapitulo de la literatura secreta en Espaita: La Biblioteca de Lépez Rarbadilto y sus amigos, Impr. Hidalgo, Mactid, 1979 2002431 LAINAGEN DEL CUNNILINGUS Anal, x0, de Hancarville, como los calificaba Vorberg citando a su vez a Brunet: «On sait ts bien que ces prétendues pierres gravées n’ont jamais existé que dans I'ima- gination de d’Hancarville, qui ne se fuit nul scrupule dinventer des sujets libi- dineux»™, A decir verdad, desde hace bastante tiempo los estudiosos barajan la pOtesis de que esos grabados deban mucho al dibujante y escritor francés Do- minique Vivant Denont, amigo de Hancarville y a la sazén consejero de la em- bajada francesa en Népoles, quien pocos afios después de la aparicién de ambos Monuments publicarfa una serie de dibujos bastante similares. En todo caso, son muy pocas las ilustraciones de Hancarville que pueden considerarse copias de antiguas piezas erdticas: se trata més bien, en su inmensa mayoria, de recrea- ciones libérrimas de pasajes literarios mas 0 menos escabrosos, principalmente de Suetonio (sobre todo en Las delicias de los césares), y, s6lo en algunos casos (par- ticularmente en El culto secreto), de frescos y otras piezas ersticas pompeyanas. Siguiendo un orden temporal, ser Vorberg el siguiente autor que reproduzca piezas eréticas antiguas con escenas de cunnilingus. En efecto, en la seccién «

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