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EDUARDO GARCIA MÁYNEZ

INVESTIGADOR EMÉRITO DEL INSTITUTO DE DWESTICACIONES FILOSÓFICAS


DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÔNOMA DE MÉXICO
MIEMBRO TITULAR DE EL COLÉGIO NACIOXAL

DOCTRINA
ARISTOTÉLICA
DE LA J U S T I C I A
ESTÚDIO, SELECCIÓN Y TRADUCCIÓN DE TEXTOS

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÔNOMA DE MÉXICO


INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS
1973
"42 EL BIEN SUPREMO

modo en ei cultivo de los más nobles bienes dei hombre, que


parecen estar ante nosotrcs para que nos apodercmos de ellos
y aprendamos a valorados. Sometímiento de los impulsos
desordenados e inferiores; despliegue dei sentido que descu-
bre Ia rica plenitud de Io bello en torno nuestro; formación
de Ia propia vida —en estos ideales: templanza, sapiência,
.amistad, reside Ia virtud. Es Ia evSai(xovía en el sentido más
puro, Ia serenidad e imperturbabilidad dei animo, el valor
más alto..." "Pero entonces: ^en qué ha venido a parar Ia
felicidad?... No es ya, desde luego, el valor sentimental CAPÍTULO II
•que subjetivamente experimentamos. El tema dei placer solo
en Ia lejanía resuena ahora. Más que en el placer propia- LA VIRTUD
mente dicho, Ia felicidad es aqui buscada en Ia independên-
cia frente a él. Y, de hecho, una multitud de valores de ma- 1. Relación entre los conceptos de virtud
yor rango ha venido a sustítuirlo: firmeza interior, libertad, y eudemonía
-elevación dei alma, participación consciente y gozosa en Ia
rica pleniliid de Ia vida, espiritualidad pura. Estos han pasado
a ser los critérios de Ia felicidad y Ia desdicha. El eudemo- La eudemonía es "una actividad dei alma conforme a la-
nismo es solo ahora el vehículo exterior para toda una escala virtud perfecta".1 Por tanto, si queremos conocer mejor su
•de valores superiores tácitamente aceptados".76 naturaleza y, sobre todo, hallarnos en condiciones de alcan-
zarla, preciso será definir, con el mayor rigor posible, en qué
IAcaso no seria más justo aplicar este dictamen ai con-
consiste Ia virtud.
cepto aristotélico de eudemonía?... Si, más que un estado
o un sentimiento, Ia eudemonía constituye una actividad, Ia Convendrá recordar, también, que en el alma hay dos
que de modo más perfecto realiza nuestras potências: ,;no partes: una irracional y otra dotada de razón. En Ia prime-
resulta entonces que esta es, para hablar en términos mo- ra existe un elemento común a todos los vivientes: Ia facul-
dernos, el vehículo de los valores más altos? tad de nutrición y desarrollo; no se trata, pues, de algo "es-
Por ello creemos, recordando otro pensamiento de Nico- pecificamente humano".2 Pero en Ia irracional descubrimos
lai Hartmann," que verdaderamente feliz, en sentido aris- otro elemento que cn cierto modo pertenece a Ia razón, ya
totélico, no es el hombre que en forma pasajera ha alcan- que puede someterse a su império y escuchar su voz, "cual
zado Ia felicidad, sino quien, por Ia excelência y firmeza de si fuera Ia de un padre".3
su condueta y su caracter, merece alcanzarla, como perma- En el débil de caracter ese elemento parece, sin embargo,
nente galardón de una actitud diuturna. ser reacio a Ia razón, puesto que Ia combate y se le opone.
"Así como Ias partes dei cuerpo que sufren parálisis tiran
de preferencia hacia Ia derecha cuando, por el contrario, que-
remos moverlas hacia Ia izquierda, entre Ias dei alma ocurre
algo semejante. En efecto: Ias tendências de los hombres de
1
EN, 1098 a, 16-18 y 1102 a, 5-6; MM, 1184 b, 35-36; EE, 1219 a, 35-39.
'•' N. Hartmann, Ethií, Erster Teil, m, 9 (p. 74 de Ia segunda edición). Waltcr De acuerdo con cl pasaje citado cn último término, Ia eudemonía es Ia actividad
-de Gruyter, Berlin, 1935. de una vida completa cn consonância con Ia virtud total.
" N. Hartmann, obra y edición citadas, p. 86. ' EN, 1102 a, 29-35.
* EN, 1102 b, 32-33; 1103 a, 2-4.
-44 LA VIRTUD

«caracter débil suelen contraponerse a los dictados de Ia LA VIRTUD ES UN HABITO 45


razón.4
En ei capítulo v dei libro vi de Ia Ética nicomaquea5 ei corresponden a su concepto o a su fin o, como podríamos
-autor afirma que Ia conducta virtuosa es un fin en si. En decir también, se ajustan de Ia mancra más perfecta a su
este aspecto difiere de Ias operaciones técnicas, cuya fina- ideal y a sus funciones, o cumplcn mejor su obra."9
lidad es exterior a ellas.
El aserto de que los netos virtuosos son fines últimos in-
• dudablemente contradice ei punto de partida teleológico que 2. La virtud es un hábito
arriba expusimos, y esta contradieción no queda eliminada
cuando ei filósofo, ai dividir los fines dei hombre, "expre- Para determinar con precisión en qué consisten Ias vir-
samente sostiene que unos consisten en actividades y otros tudes morales, Aristóteles comienza por décimos que, a di-
•en productos".6 Si Ia virtud —escribe Loening— fuera un ferencia de Ias dianoéticas, no deben a Ia ensenanza su na-
fin en sí, y no un camino hacia ia dicha, "\z ética quedaria cimiento y desaixollo, sino que son fruto de Ia costumbre. i
•desvinculada de Ia teleología". Por otra parte, Aristóteles no Si proviniesen de Ia naturaleza, tendrían caracter necesario,
es siempre consecuente con Ia tesis según Ia cual realizamos y su práctica, amén de ser invariable, careceria de todo va-
"Ias acciones virtuosas "por ellas mismas", no en vista de un lor. La costumbre no puede, en ningún caso, modificar Io
fin ulterior.7 que naturalmente ocurre siempre dei mismo modo; por ejem-
La virtud moral —única a que nuestro pensador se refiere plo, "Ia piedra, que por su naturaleza es arrastrada hacia
•cuando trata dei bien humano— no es fin último, sino ei abajo, jamás contraería ei hábito de moverse hacia arriba,
más idôneo de los médios para ei logro de Ia ventura. La aunque infinitas veces quisiéramos acostumbrarla a ello lan-
máxima: "vivir bien, obrar bien" vale no solo para cada zándola a Io alto".10
hombre, sino para Ia comunidad. "La eudemonía dei indi- Las virtudes éticas se adquieren por ei ejercicio, Io mismo
víduo y Ia dei Estado son, de acuerdo con su esencia, idên- que las habilidades manuales y, en general, todas las de or-
ticas." 8 den técnico: construyendo nos hacemos construetores, y ci-
Coincidiendo en este punto con Ia exégesis de Joachim, taristas tanendo Ia citara. De parecida suerte, nos hacemos
Loening insiste en que tanto en Ia lcngua griega cn general, justos realizando actos de justicia, y ejecutando acciones
valerosas nos volvemos valientes."
•como también en Aristóteles, Ia palabra áçerfi no tiene, en
un principio, un sentido especificamente ético. "Se aplica Con gran nitidez distingue Aristóteles Ia virtud de los ins-
tintos y emociones: los últimos son involuntários; Ia primera
no solo a los hombres, sino a toda suerte de cosas, que o
exige un impulso volitivo. La virtud moral tampoco debe
producen efectos o nos resultan útiles, y designa, de modo confundirse con las facultades o aptitudes: estas son inna-
enteramente general, ei estado de perfección, esto es, aquella tas, en tanto que aquélla se adquiere a través de múltiples
•cualidad (Beschaffenheit) en cuya virtud un objeto o un ser actos de ejercicio, pues "de los actos semejantes nacen los
4
EN, 1102 b, 18-22.
hábitos".12
' EN, 1140 b, 5-6. Las virtudes presuponen, como base natural de su des-
• EN, 1094 a, 4-5.
' Richard Loening, Die Zurechnungslehre des Aristóteles (La doctrina aristotélica
arrollo, determinadas capacidades. "Al lado de las 'irracio-
• de h imputarión), Verlag von Gustav Fischer, Jena, 1903, p. 7, nota 13. nales' existen otras de caracter racional' (ÔUVÚHEIÇ |AETK Xóyotj)
* Loening, opus cit., p. 7. Cfr. Pol., vil, 2, 1324 a, 5-14. Si Ia felicidad con- que por naturaleza se dan cn los vivientes. Son fuerzas o
siste en ei bien obrar, dice ei Estagirita, Ia vida práctica será entonces Ia raejor,
tanto para ei ciudadano como para ei Estado. Pol., vu, 3, 1325 b, 14-17. Véase
también Io que ei filósofo escribe en ei capítulo v dei Libro in de Ia misma ' loening, opus cit., p. S; Joachim, opus cit., pp. S0 v ss.
10
<obra: 1280 b, 40-1281, a, 8. EN, n, 1, 1103 a, 19-24.
" EN, n, 1, 1103 a, 31-1103 b, 3.
a
EN, ii, 1, 1103 b, 22-23.
46 LA VIRTUD

procesos de movimiento en una u otra de dos direcciones RAZÓN TEÓRICA V SABER PRACI1CO 4~
opuestas (ôwqieis xã>v èvavxíwv). Dichos procesos o fuerzas
constituyen ei presupuesto indispensable de todo desenvol- dolor no es extravio, pues Ia matéria de los primeros consis-
vimiento y toda educación".13 La naiMa tiene precisamente te, según sabemos, en acciones y pasiones, y a estas van
por objeto conseguir que aquellas potências se transformen siempre unidos los segundos.
en "disposiciones habituales" o "hábitos" (?£eiç), y que los Toda disposición anímica tiene naturalmente que ver con
hábitos se ajusten a solo una de esas direcciones contrarias: aquello que puede hacerla mejor o peor. Ello explica que
Ia moralmente conecta. los hombres se vuelvan perversos por los placeres o los do-
Llegamos a ser buenos en Ia medida en que hacemos bien lores, sea ai perseguir o evitar los que no deben, o cuando
ciertas cosas; nos volvemos maios cuando no practicamos no deben, sea a! apartarse, en cualquier forma, de lo que Ia
Ias virtudes. Lo propio ocurre en ei caso de ias artes, y esta razón prescribe.17
circunstancia hace posible y determina ei valor de Ia ense- "Siendo tres Ias cosas que se relacionan con nuestras pre-
nanza y ei aprendizaje de Ias actividades técnicas." ferencias y tres Ias que se relacionan con nuestras aversiones:
La ética no es para nuestro filósofo una disciplina espe- lo noble, lo útil y lo agradable, y siendo sus contrarias lo
culativa; lo que debe importamos no es tanto investigar en bajo, lo perjudicial y lo desagradable, respecto de todos ellos
qué consiste Ia virtud, sino llegar a ser virtuosos. Por ello es el bueno se ajusta a lo recto y el maio se desvia, especial-
necesario inquirir, en lo que a Ias acciones respecta, Ia ma- mente en el caso dei placer; pues este es común a todos los
neia de practicarlas, pues ya sabemos que son los actos los animales, y acompaíía a todos los actos que dependeu de
que dominan Ia vida." una elección, ya que lo noble y lo útil parecen agradables".ls
Si lo bueno, lo útil y lo placentero suelen ser objeto de
nuestras preferencias, y lo maio, lo perjudicial y lo desagra-
3. La virtud moral y el placer dable objeto de nuestras repugnancias, no hay duda de que,
tanto respecto de Ias unas como de Ias otras, el bueno acer-
"Debemos tomar como signo de Ias disposiciones —escribe tará y fallará el perverso.1J "Es aún más difícil combatir ai
Aristóteles— el placer o el dolor que se aiíadcn a los actos: placer que a Ia ira, como dice Heráclito; pero respecto de
ei que se abstiene de los placeres dei cuerpo y en ello mismo lo más difícil están siempre a Ia mano el arte y Ia virtud,
se complace, es moderado; el que sufre ai abstenerse, licen- pues en lo árduo el acierto es mejor".20 Por esta razón, goces
y dolorcs son tema de estúdio para Ia virtud y Ia ciência po-
cioso; quien se enfrenta a lo temible y se alegra o, ai me-
lítica. Quien sepa usar de ellos rcctamcntc, será bueno, y
nos, no se aflige, es valiente; pero el que se aflige es cobarde.
quien mal, maio.
Por tanto, Ia virtud moral atane a los placeres y a los do-
lores. Pues, ciertamente, por el placer ejecutamos acciones
malas; por el dolor nos abstenemos de Ias nobles. Conviene
por ello haber sido guiados ya desde jóvenes, como dice Pla- 4. Razón teórica y saber práctico
tón, de manera que nos alegremos y nos aflijamos con lo
debido, pues esta es Ia educación correcta".16 La virtud ética deriva de Ia sumisión de ias tendências
inferiores de nuestra naturaleza ai elemento racional dei alma.
Que Ia virtud y el vicio se relacionen con el placer y el
Por voíç, o W>Y°5, cl Estagirita entiende, cn el mencionado
"EN, íi, I, 1103 b, 23-25. Cfi.: Joachim, opus cit, pp. 73-74. contexto, Ia capacidad pensante y cognoscitiva dei hombre
"u EN, H, 4, 1103 b, 6-25.
M
EN, i, 10, 1100 b, 33. " EN, II, 3, 1104 b, 18-24.
EN, II, 3, 1104 b, 4-13. " EN, u, 3, 1104 b, 30-1105 a, 2. ^_
" EN, II, 3, 1104 b, 33-34. ^*
30
EN, II, 3, 1103 a, 7-13.
48 LA VIRTUD
SOPHÍA Y PHRÓNESIS 49
21
(tò ôtavoTjxuóv o TÒ ?.óyov exov). Tal capacidad se dirige "ai el planteamiento dei fin influye (rctroactivamcntc, por dc-
conocimiento de Ia verdad y a Ia distinción entre Io verda- cirlo así) sobre Ia razón, disponiéndola e incitándola a una
dero y Io falso; por una parte consiste en tomar conciencia
nueva actividad: elegir los médios. El uso dei médio elegido
de manera inmediata, de los princípios supremos, no deri-
vables e indemostrables dei ser y, por otra, en conclu- conduce a Ia postre, si este es idôneo, a Ia consecución
siones que se obtienen de esos princípios o de percepciones , dei fin.2S
(alo0T)O£iç) y representaciones ((pavrácuaxa), mediante cl en-
5. Sophía y phrónesis
lace y Ia separación de los conceptos (auUoyiajióç, biaywyri).
Y sus resultados encuentran expresión en juicios afirmativos Las virtudes dei elemento racional dei alma son Ia sabi-
o negativos (xaTdqpaoiç, dnócpaotç) que necesariamente son o duría (coquei) y ia prudência (<PQÓVTI<HÇ).
verdaderos o falsos"." Resumiendo este aspecto dei pensamiento aristotélico.
De acuerdo con Ia diversidad de sus objetos, Ia actividad D. J. Allan escribe que "sophía y phrónesis son virtudes de
cognoscitiva difiere también, por Io que Aristóteles distingue Ia mente; las produce Ia ensenanza y consisten en regias ver-
en ia razón dos elementos: por un lado, Ia razón teórica; daderas, acompanadas, cuando de Ia phrónesis se trata, de
por otro, el saber práctico" La primera (voüç o Myoç Ia aptitud necesaria para aplicadas intuitivamente a casos
QmQwixóç) oriéntase hacia el conocimiento de Io invariable concretos..." .. ."En un importante pasaje (vi, capítulos
o necesarie; el segundo (Xóyoç jtçaxnxóç), hacia el de Ias co- 12 y 13), Aristóteles concluye que Ia separación entre vir-
sas que pueden ser o no ser, es decir, al de Ias que cambian, tudes dei caracter y phrónesis, que es virtud de Ia mente,
y, en primer término, al de nuestras acciones.24. no es real, sino lógica. En rigor, Ia virtud ética debe ir acom-
El objeto principal dei saber práctico es conocer los fines panada de phrónesis, sin Ia cual seria ciega; mientras que
humanos, princípios supremos, no silogísticamente deriva- Ia phrónesis unicamente puede alcanzarse en conjunción
bles y, por ende, no susceptibles de demostración, dcl com- con Ia virtud moral." "
portamiento dei hombre.20
" Loening, opus cit., pp.. 16-20. El descubrimiento dcl medio que puede llevjr
El saber práctico descubre al actuante aqucllo hacia Io a Ia meta que en cl caso concreto se pcisiguc, "cs cl resultado de mi procedi
cual debe tender o, en otras palabras, Io para él deseable deduetivo cn que el puuto de partida o premisa mayor es cl tin dado eu form.i
general (xuOóÀou), bajo cl cual las circunstancias y relaciones existentes, recono-
(ÔÇEXTÓV), el bien que su actividad puede alcanzar (jiçax-ròv ciblcs por perccpción (aía0T)Otç), son subsumidis como premisa menor, hasta
àya0óv) y, por tanto, ha de convertir en fin. que de ello resulta una conclusión (tò eoxoxov), que seiiala el acto que cn tales
circunstancias cs más adecuado para el logro dcl fin (TÒ .-rpaxtóv), así como Ia ac-
La representación de aqueMo a Io cual ha de dirigirse apa- tividad corpórca necesaria para su ícali/ación efectiva". Loening, opus cit., p. 20.
rece frente a Ia capacidad apetitiva (TÒ ÔQEXTIXÓV) como man- Cfr.: Aristóteles: De An., m, 7, 431 b, 6-9; EN, vn, 5, 1147 a, 25-27; vi, 13,
1144 a, 31; EN, m, 5, 1112 b, 13-20. Sobre el mismo tema: D. J. Allan, The
dato o fuerza que nos induce a realizar fines moralmente Philosophy of Aristofle, cap. xm, p. 174; dei mismo autor: "The Practical Syllo-
valiosos. Pues solo podemos convertir en meta de nuestros gistn", cn Autour d'Ar/stotc, Luuvaiu, 195?, pp. 325-340; J. Donald Monan, Moral
Knoivledge and its Methodo/ogy jn Aristofle. Oxford, At the Clarendon Press,
anhelos Io que aparece a nuestres ojos como bueno (tò 196S. "El hecho de que Aristóteles conciba Ia acción moral como su propio fin
<paivó(xevov dya6óv). Gracias a Ia representación de Io desea- tieue importantes repercusiones sobre cl significado dcl nexo medio-fin. En todos
los casos en que se trata de un liacer (poiesis), el citado nexo claramente existe
ble, surge en el sujeto el propósito de dar vida, a través de entre dos realidades independientes entre si. De este modo podemos válidamentc
su actividad, al fin previamente representado. Empero, ello llamar a las herramientas o al hacer humano 'médios' respecto de Ia casa, con-
cebida como fin, fundándonos cn dos comienzos que existen en forma indepen-
no conduce, de modo directo, al logro de Io propuesto, pues diente uno dcl otro. Pero Ia categoria medio-fin adquiere un significado total-
mente diverso cuando Ia referimos a Ia actividad moral. Aqui, el concepto no
il
De An., m, 4, 10-23. expresa ya Ia relación entre dos maneras de ver una misma realidad. Aun cuando
" R. Locning, opus cit., p. 9. Ia actividad moral es su propio fin, se Ia considera como fin precisamente cn
" EN, vi, 1, 1139 a, 5-16 cuanto encierra un valor. Pcro se Ia concibe como médio en cuanto es Ia correcta
** Cfr.: R. Loening, opus cit., p. 10. realización de ese valor". J. Donald Monan, opus cit., p. 62.
" EN, vi, 5, 1140 b, 31. " D. J. Allan, The Philosophy of Aristofle, pp. 168-169
50 LA YIRTUD
EL JUSTO MÉDIO 51
Respecto dei concepto de elección, Allan, apartándose de 3
interpretaciones anteriores,28 insiste en Ia necesidad de refe- sófica".' Aquello por Io cual se decide, de acuerdo con su
rido a dos procesos que es preciso distinguir con pulcritud. saber, será bueno; "su aretê pone ei fin"."
Hay, dice, una espécie de elección en que un acto es esco-
gido como médio para ei logro de un fin deseado; pero si
ei término se usara invariablemente de este modo (de acuer- 6. El justo médio
do con ei capítulo rv dei Libro m de Ia Ética nicomaquea),
tendríamos que decir que tal elección carece de importância Según ei autor de Ias três Éticas, "no solo hay que decir
en sentido ético, ya que ei critério para juzgar dcl caracter que Ia virtud es un hábito, sino, también, de qué espécie.
de un hombre "es ia naturaleza de los fines que permanen- "Digamos, pues, que toda virtud perfecciona aquello cuya
temente desea", no Ia aptitud de seleccionar médios para Ia función es, disponiéndolo bien, y permite ei eficaz cumpli-
obtención de Io propuesto. Pues no es Io mismo preferir un miento de su tarea. Por ejemplo: Ia virtud dei ojo hace
acto porque corresponde a un principio moral que deseamos excelente ai ojo y a su función (pues por Ia virtud dei ojo
cumplir en nuestras vidas, que seleccionarlo "porque pen- vemos bien); y, de manera semejante, Ia virtud dei caballo
samos que conducirá a un fin bueno".29 Io hace bueno y apto para correr, llevar ai jinete y esperar
La interpretación de Allan coincide sustancialmente, en a pie firme a los enemigos.
este punto, con Ia de Ingemar Düring. La estructura de Ia "Si en verdad esto ocurre así respecto de todas Ias cosas,
acción moral —escribe Düring— es Ia siguiente: ei intelecto entonces Ia virtud dei hombre seria ei hábito por ei cual
intuitivo que guia nuestra práctica encuentra que algo se realiza bien su propia obra." "
perfila ante nosotros como un bien. El deseo entra luego en La noción de hábito constituye, de acuerdo con R. A.
función y transforma ei juicio 'esto es bueno' en un pro- Gauthier, ei gênero próximo de Ia definición aristotélica de
pósito que se orienta hacia ei logro dcl fin valioso. "El in- virtud. ,;Cuál es Ia diferencia específica? El comentarista
telecto ordena, y cuando esta orden cs cscucliada, Ia voluntad
decide: 'adopto esto como fin'." 80 El siguiente paso con- ** Idem.
siste en encontrar los médios que pueden conducirnos a Ia ** EN, 1106 a, 14-24. Aristóteles expone su teoria dei justo médio en Ias três
Éticas. Cfr.: EN, Libro n, caps. 6-9; MM, Libro i, caps. 5-9; EE, Libro n,
consecución de Ia finalidad. El intelecto (o saber) práctico caps. 3-6. "El principio dcl justo médio —opina Düring— no es ei resultado de
entra en acción nuevamente: ahora se trata de desplegar ei una tematización dcl ideal popular de Ia justa medida, de Ia áurea mediccrjtas o
dei medio tutissimus ibis. Tampoco procede de Ia medicina. II. }. Kràmer ha sc-
Uamado 'tacto moral'. Y aun cuando exista ya un motivo fialado convincentemente que ei punto de partida de Ia tesis aristotélica dei neoÓTrjÇ
para obrar, habrá que asegurarse, considerando Ias circuns- cs Ia doctrina platônica sobre los princípios. Esto Io dijo, hace ya setenta anos,
J. A. Stewart en su Comentário a Ia EN, n, 6, 1106 b, 8. Cita três pasajes de
tancias presentes, "de que Ia acción es ejecutada en ei mo- El político, de Platón; ei paso más importante es ei 284 d-e. Parafrasco: 'Cuando
mento correcto, frente a los hombres y en Ias situaciones uno quiere mostrar Io absolutamente exacto, avxò rò âxinfJÉç, h a v que advertir
que, en todo poder humano, ei más y ei menos no son solo medidos en su
correctas, en vista dei fin correcto y en Ia forma correcta".31 relación recíproca, sino en conexión con cl justo nicdio que se pretende convertir
en fin. Algunas artes miden cl número, Ia longitud. Ia profundidad, Ia velocidad
El critério para comprobar Ia validez dei juicio: 'esto es y Ia anchura en proporción aritmética con sus contrários, en tanto que otras Io
un bien' es siempre, para Aristóteles, ei hombre prudente, hacen en conexión con ei justo nicdio, con Io conveniente, con Io oportuno, con
Io debido; en una palabra: con Io que representa ei medio justo entre dos extre-
"formado en ia experiência de Ia vida y en ia reflexión filo- mos.' A modo de observación anade: 'Plato anticipates ali that is valuable in
Aristotle's doctrine, and even stumbles upon the use of the term u,éoov, only
however to drop it.' Esto no cs correcto. Lo correcto es que Aristóteles no
** Queremos aludir, en primer término, a Ia de Jaeger en AristotJc. Fundamentais descubrió ei principio dcl justo medio ni fue ei primero en aplicarlo a los fenô-
of the "History of his Deveíopment. Translated by Richard Robinson. Oxford. At menos éticos; lo toinó de Platón y, renunciando a Ia ontologia platônica, cons-
the Clarendon Press, 1934, cap. rx. truyó sobre aquel principio su propia teis. La teoria dei U,EOÓTTIÇ. correctamente
" Allan, opus cif., p. 177. concebida como un método para Ia descripeión fenomcnológica de Ias virtudes
" Düring, Aristóteles, p. 462. y los vidos, es ei rendimiento propiamente aristotélico." Düring, p. 448.
" Jdem. 14
EN, 1106 a, 15-24.
52 LA VIRTUD
EL JUSTO MÉDIO 53
francês piensa que Aristóteles Ia indica ai decir que Ia vir- cjcrcicios ginimísticos. El hombre experimentado evita siem-
tud es un médio entre dos extremos viciosos. pre ei exceso y ei defecto o, en otras palabras, busca y elige
Al estudiar Ias virtudes éticas, ei preceptor de Alejandro ei término mcdio, mas no cl de Ia cosa, sino ei relativo a
analiza, sucesivamente, ei objeto de cada una y Ia forma en nosotros.3*
que ei hombre se conduce respecto de tal objeto. En Ia Al hablar aqui de sentido objetivo y sentido subjetivo es
virtud hay, pues, dos facetas: una objetiva; subjetiva Ia otra. preciso no dejarse extraviar, como advierte Gauthicr, por
Esta es más importante, pues para ser virtuoso hay que hacer Ia equivocidad de los términos, pues Aristóteles no pretende
ciertas cosas, pero, sobre todo, hacerlas en cierta disposi- que ei médio (en relación con nosotros) este condicionado
ción." El justo médio es Ia cualidad distintiva dei objeto por Ia arbitraria apreciación de cada sujeto.3" Lo que quiere,
de Ia virtud; Ia tesitura en que ei hombre se encuentra es, como ei ejemplo de Milón lo demuestra, es que atendamos
por ei contrario, Ia cualidad dei virtuoso, es decir, ei há- a una serie de condiciones de Ia persona y su circunstancia,
bito que lo ileva a ejecutar de modo estable y con intención que no por hallarse en conexión con ei sujeto y su condueta
recta los actos eticamente meritorios.86 carecen de objetividad. Lo dicho resulta particularmente cla-
Pero: ^de qué manera se define ese justo médio en que ro cuando ei Estagirita pasa de los planos de Ia matemática
nuestro filósofo hace residir ei aspecto objetivo de Ias vir- y de Ia medicina ai de Ia acción moral, y atribuye un sig-
tudes morales?... nificado normativo a Ia determinación dei justo médio.
Como en otras ocasiones, Aristóteles parte de un ejemplo Recuérdese que Ia condueta virtuosa tiene por matéria ac-
matemático. "En todo continuo divisible —leemos en Ia ciones y pasiones, en Ias que también hay exceso, defecto
Ética nicomaquea— cabe distinguir lo más, lo menos y lo y médio. "Por ejemplo: es posible, en forma excesiva o de-
igual, y estos sea respecto de Ia cosa misma, sea respecto fectuosa, ser amedrentado o tener valor; desear y ser irri-
de nosotros; pues lo igual es una espécie de término nicdio tado; apiadarse y, en general, sentir dolor o alegria y, en
entre ei exceso y ei defecto." S7 Si prescindimos de toda ambos casos, indebidamente; pero actuar cuando se debe,
referencia subjetiva y declaramos, verbigracia, que diez es mu- en vista de lo que se debe, en Ias circunstancias en que se
cho y dos poço, seis será ei término médio según Ia cosa, debe y como se debe, esto es ei término médio y lo mejor,
puesto que por igual excede y es excedido, y es ei término y, precisamente, lo propio de Ia virtud." 40
médio de acuerdo con Ia proporción aritmética. Se trata, pues, No basta con decir, por ejemplo, que Ia valentia cs cl mc-
de un término objetivo, para establecer ei cual se atiende dio entre un proceder temerário y una actitud cobarde, pues,
solo a dicha proporción, independientemente de lo que sig- en relación con nosotros, ese término solo puede descubrirse
nifique o pueda significar para un hombre. si se toma en cuenta:
La perspectiva cambia por completo cuando se pregunta
1) ei momento de Ia acción;
por ei término médio respecto de nosotros. Si para alguien 2) Ias circunstancias dcl caso;
es mucho diez minas de alimento, y dos poço, no por esto 3) ei fin a que se tiende;
—dice Aristóteles— ei maestro de gimnasia prescribirá a todo 4) ei sujeto frente a quien se actúa y
ei mundo una comida de seis minas, pues ello podría ser o 5) Ia forma en que se debe actuar.
mucho o poço para quien hubiera de tomaria: poço para
Milón ei atleta y mucho para ei que apenas se inicia en los Pero cuando Ia acción correcta modera nuestras pasiones
y encuentra ei médio justo: ,;esa moderación y ese médio
™ René A. Cauthier, La moralc d'Aiistote. Presses Universitaires de France,
Paris, 1963, p. 63. " EN, 1106 3, 33-1106 b. 8.
M
" Iâem. René A. Gauthicr, opus cií., p. 66.
" EN, 1106 a, 27-29. . " EN, 1106 b, 18-23.
f

54 LA VIRTUD

son acaso — inquiere Gauthier— asunto de intensidad? De IXTERPRETACION HARTMAXNIANA ~>5


ningún modo, pues el valiente puede sentir mayor miedo
que el cobarde, o dar muestras de una audácia más gran- nes hay medio, ni exceso, ni defecto, sino que, cuando se
de que Ia dei temerário. Lo que verdaderamente importa no ejecutan, se yerra. En una palabra: ni hay un medio dei
es Ia fuerza, sino Ia cualidad de Ias pasiones; y lo que de exceso y dei defecto, ni un exceso ni un defecto dei medio." "
estas se afirma debe afirmarse también de los actos. Las Después de estas consideraciones generales, el Estagirita
expresiones exceso, defecio, médio, son imágenes cômodas. desciende ai plano de los ejemplos: el valor —ya lo hemos
"Descuidar a nuestra mujer, es defecto; amaria, justo médio; dicho— es el justo medio entre Ia temeridad y Ia cobar-
amar a Ia dei vecino, exceso. Si estuviéramos en el plano día; Ia templanza, entre el desenfreno y Ia insensibilidad;
cuantitativo más correcto seria decir lo que, según San Ia liberalidad, entre el despilfarro y Ia avaricia; Ia manse-
Buenaventura, sentenciaba el jocoso médico de Federico II: dumbre, entre Ia irascibilidad y Ia apatia, etc.44
"No amar a ninguna rnüjer es el defecto; amarlas a todas, "También en las pasiones y respecto de las mismas, ad-
el exceso; amar a una de cada dos, 'el término médio'." " vierte Aristóteles, hay términos médios. (Pues el pudor cier-
"La virtud es, por consiguiente, un hábito selectivo que tamente no es una virtud, pese a lo cual se alaba ai pudo-
consiste en el término médio respecto de nosotros, determi- roso.) En estos casos se habla, asimismo, dei que da con el
nado por Ia razón y como el prudente lo determinaria. Y medio y dcl que se excede. Por ejemplo: tímido es el que
es el médio entre dos vicios, el uno que peca por exceso y se ruboriza de todo; impúdico, el que se avergüenza escasa-
el otro que peca per defecto. Además, tales vicios consis- mente o nunca; pudoroso, el que se situa en el medio.
ten en ser deficientes los unos y excesivos los otros respec- "El ceio por Ia justicia es el justo medio de Ia envidia
to de lo que debe ser, así en lo que atane a las pasiones como y Ia alegria dei mal ajeno; y ambas se dan respecto dei do-
en lo relativo a las acciones, mientras que Ia virtud no solo lor y dei placer que experimentan nuestros prójimos. El
encuentra el médio, sino que lo elige."42 justiciero se aflige respecto de aquellos a quienes inmereci-
Nuestro filósofo advierte que ni todas las pasiones ni to- damente les va bien, pero el envidioso, superándolo, respecto
das las acciones admiten una posición intermedia. En el de todos se contrista, y el que se alegra dei mal ajeno deja
caso de las primeras, verbigracia, no puede hablarse de tér- tanto de afligirse, que goza.. ." Respecto de Ia justicia, pues-
mino médio respecto de Ia alegria dei mal ajeno, Ia im- to que no se predica unívocamente, trataremos después,
pudencia o Ia envidia; y, en el de las segundas, resultaria distinguiendo sus espécies y preguntando, acerca de cada
incorrecto buscar el justo médio de actos como el adultério, una, qué clase de médios son..." 46
el robô o el homicidio. Todas estas cosas son censuradas por
ser malas ellas mismas, no por sus excesos ni por sus de-
fectos. 7. Interpretación hartmanniana de Ia doctrina aristotélica
Seria absurdo pretender que, "respecto dei cometer in- dei justo medio
justicias, el sentir miedo y el darse ai desenfreno hay un
Vnedio, un exceso y un defecto, pues entonces habría un mé- Los ejemplos que ofrece Aristóteles para ilustrar su doc-
dio dei exceso y dei defecto, y un exceso dei exceso, y un trina, revelan, dice Nicolai Hartmann, que el H£oótr)ç es dis-
defecto dei defecto. Y así como de ia templanza y de ia tinto en cada caso, ya más, ya menos que el estricto justo
valentia no hay exceso ni defecto, porque el médio es en medio. El Estagirita no se empena, sin embargo, en Ia apli-
cierto sentido una cúspide, así tampoco de aquellas accio- cación sistemática de este concepto, sino que lo abandona
41
Gauthier, opus cit., p. 69. " EN, 1107 a, 18-27.
41 4
E N , 1106 b, 36-1107 a, 6. * EN, Libro II, cap. 7.
45
EN, 1108 a, 31-1108 b, 7.
** E N , 1108 b, 7-9.
56 LA VIRTUD
INTERPRETACION IIARTMANJCIAXA "
en ei caso de Ia g>iAÍa y en ei de Ias virtudes dianoéticas.
Tratándose de Ias demás, en cambio, ei concepto es ob- ta, uno ontológico (expresado por ovoia y TÍ íjv elvat) referido
servado como "punto de vista rector".47 Cada virtud moral a Ia forma de ser dei comportamiento o, como también po-
se halla referida a algo (regi TI), es decir, a una matéria o dría decirse, a Ia matéria dei valor, y otro axiológico, que se
contenido específicos, respecto de los cuales existe toda una refiere ai caracter valioso dei mismo comportamiento (xatà
gama de maneras humanas de conducirse. Por ejemplo: 'Ia TÒ ápiarov xaí TÒ eí). De acuerdo con ei último. Ia virtud
obxpQooxm) se relaciona con los placeres y los dulores; Ia valen- cs dxQÓTTjç; de acuerdo con ei primero es HEoÓTrjç. Esto quie-
tia, con ei peligro y ei miedo; Ia èXevõeQióniç con ei valor dei re decir, sin lugar a dudas, que, corno valor ético, es algo
dinero. Y, en cada caso, ia virtud es una determinada ££iç absoluto, sobre cl que no puede haber un exceso (ÚJTEOPOXTI).
en Ia serie de ias posibles £?eiç, a saber, Ia que ocupa Ia po- La virtud es un médio sólc de acuerdo con su forma de
sición medianera".48 ser".50
En todas Ias épocas, "prosigue ei filósofo alemán, esta doc- Con ayuda dcl siguiente diagrama de M. v. Kohoutck/''
trina ha quedado expuesta ai ludibrio de sus detractores. Hartmann desenvuelve de este modo su interpretación de
Parece ridículo que ia virtud se agote en "ei dorado justo Ia doctrina aristotélica:
médio", es decir, en Ia mediocridad. ^Cómo entender que
Ia prolongada potenciación de un bien moral tenga, a Ia àperri
postre, que hacernos volver a un vicio, aun cuando se trate
de otro distinto de aquel sobre ei cual se elevo?... Más
bien resulta evidente que una virtud es por si misma inlen- |
sificable sin que, como resultado de su intensificación, pier-
da su valiosidad. La templanza, Ia valentia, ía justicia, como
actitudes eticamente valiosas, no tienen un limite superior; ! eXXx
"potenciarlas es imposible". KaKva.
El sentido autêntico de Ia teoria dei justo médio no pue-
dc ser ei que pretenden sus críticos. ^Cuál cs, pues, ese Respecto de cada virtud v de los extremos viciosos entre-
sentido?... No hay que ir a buscarlo muy lejos, responde los cuales se da, dos dimensiones de opuestos heterogêneos
se entrecortan aqui, es decir, son perpendiculares una a Ia
Hartmann. El propio Aristóteles Io precisa con gran sobrie-
otra. Una de cilas cs Ia ontológica de exceso y defecto; otra.
dad en un pasaje dei libro segundo de Ia Ética nicomaquea,
Ia axiológica de virtud y vicio. "Desde cl punto de vista
pasaje cuyo "peso filosófico" no ha sido debidamente apre-
ontológico, en cada gentis de eçeiç, referidas a un determi
ciado por los comentaristas. Ese pasaje dice así: "Respecto
nado contenido, ei continuo de Ias posibles ês£'; (hábitos)
de su ser y Ia determinación que expresa su esencia, Ia vir-
seria una línea recta con sus extremos írogPoÀrj y ÊIÀEKJHÇ. Al
tud es un médio; pero, respecto de Io mejor y dei bien,
aíiaclirsc Ia dimcnsión axiológica, Ia recta se convierte en una
es una cúspide".49 Aqui, comenta Hartmann, claramente se parábola, pues los dos ãxya (o extremos) ontológicos son, de
indica que Ia virtud es siempre, a Ia vez, \n£oóxr]ç y ÒXQÓTTIÇ, acuerdo con su sentido, xaxía (vicio, extremo inferior), mien-
médio y cima, solo que en diferentes relaciones. Y es que en tras que el término entre aquéllos se acerca a Io àya%\f
cada virtud "aparecen, contraponiéndose, dos puntos de vis- (extremo superior) y en un punto culminante se convierte
en el hábito de Ia ÓQETIÍ. Esta es, pues, ontológicamente, un
" Nicolai Hartmann, Ethik. Erste Aufl. Waltet de Gruyter. Berlin, 1926, cap.
48, p. 400. médio, pero axiológicamente resulta una cúspide. De ella cae
* Idem.
" EN, 1107 a, 7-8. " N. Hartmann, opus cit., p. 401.
" N. Hartmann, opus cit, p. 401, nota 2.
58 LA VIRTUD
•muevamente Ia curva hacia Ia otra xaxía. Por tanto, si con-
sideramos a un tiempo Ias dos dimensiones opuestas, no
-descubriremos un trânsito rectilíneo de xaxía a xav.ía, sino
solo ei parabólico que pasa por Ia àçetri".82
Lo dicho permite entender, según Nicolai Hartmann,
por qué para Aristóteles no es pòsible ir más allá de esta por
una ulterior potenciación de Ia cualidad de valor dei com-
portamiento. La prolongación de Ia línea parabólica no pue-
•de sobrepasar ei punto en que culmina, sino solo volver a
caer. El neaÓTtjç de que habla ei Estagirita no es, por ende,
un médio en sentido axiológico, ni, como punto culminante,
-podemos concebido como extremo ontológico. Su posición CAPÍTULO III
medianera es, pues, correcta.
En cuanto conducta humana, Ia virtud es algo real o, en JUSTICIA UNIVERSAL Y JUSTICIA PARTICULAR
ctras palabras, pertenece ai orden dei ser; como valor ético
«conserva en cambio su autonomia, incluso en ei momento 1. Justicia t> injiisticiu como hábitos
de Ia realización. En tal sentido, por su esencia misma, tiene El libro quinto de Ia Ética nicomaquea, que Aristóteles con-
siempre otra altura "y, además de su inordinación en Ias sagra por enterc a Ia discusión de Ia justicia y Ia injusticia,
«determinaciones específicas dei ser, cae bajo Ia oposición pertenece, como certeramente lo observa H. H. Joachim, a
"valor"—"disvalor" (àvaGóv y xaxóv), que es de caracter axio- Ia parte de dicha obra en que ei Estagirita desenhe los prin-
Jógico". 63 cipales tipos o formas de Ia excelência humana o, para cx-
presarlo de otra manera, Ias virtudes cuya práctica condiciona
no solo Ia eudemonía de los particulares, sino Ia de Ia co-
munidad política.1
t La vida virtuosa realiza en plenitud Ias capacidades de
nuestra naturaleza. Y aun cuando para Ia perfecta dicha sean
necesarios ciertos dones de Ia fortuna, Ia ausência de estos
no impide a quien es magnânimo y noble obtener Ia íntima
satisfacción que —aun en Ia adversidad— produce cl ejer-
cicio de Ias virtudes.
En el citado libro quinto, Aristóteles prosigue el análisis
iniciado en el tercero; por eso es que "Ia justicia y Ia injus-
ticia son tratadas allí como í|0ixal eÇeiç: hábitos del caracter
de igual espécie, concebidos bajo Ias mismas limitaciones
generales y cn el niismo plano de abstracción que los demás
vicios y excelências".2
Con Ia palabra Sixaiooúv»] (justicia) todos quieren signi-
ficar "el hábito en cuya virtud los hombres son capaces de
realizar acciones justas (TÒ Síxaux), y por el cual ejecutan
•"** N. Hartomn, obra y edición citadas, p. 401. y quieren tales acciones. Ocurre lo mismo en relación con Ia
-'"* N. Hartmann, opus cit, p. -402.
1
Aristotle, The Nicomachean Ethics. A Commcnliiy by H. H. Joachim. p. 126.
* Joachim, opus cit, p. 126.
60 JUSTICIA UNIVERSAL Y JUST1CIA PARTICULAR
JUSTICIA E IN'JUSTICIA 61
uôixícc (injusticia), hábito por ei cual los hombres actúan injus-
tamente y quicren Ias cosas injustas (tà fiôiv.a). Esto cs Io pri- Ya sc dijo que Ia ôixcuoaúvi] es, para Aristóteles, el hábi-
mero que debemos presuponer, como a manera de esbozo".3 to en cuya virtud los hombres son capaces de realizar accio-
Desde un principio, Aristóteles refiere su investigación nes justas, y Ia òôixía el hábito por el cual proceden injus-
tanto a Ia justicia como a Ia injusticia. Ello obedece ai re- tamente y quieren Ias cosas injustas. A Ias cosas justas y a
conocimiento de ia oposición polar entre ôixaiooúvri y àôixía. Ias injustas, tomadas en conjunto, nuestro filósofo aplica
Una y otra son primeramente caracterizadas como activi- otros dos términos polarmente opuestos: TÒ Síxmov y TÒ
•dades (nçáieiç). Así Io expresan Ias palabras con que prin- âôixov (Io justo y Io injusto), TÒ ôív.aiov se refiere a Ias cosas
cipia ei libro quinto de Ia Ética nicomaquea: "Ha llegado justas indistintamente y de manera general (xaôóXou), no a
ei momento de inquirir, respecto de Ia justicia y là injusticia, una o varias de cilas; de modo análogo, TÒ ã5ixov hace refe-
<}ué clase de actividades. .resultan ser, qué espécie de medio rencia, de manera general, a Ias cosas injustas, no a una o
es Ia justicia y respecto de qué términos Io es." * varias indiviclnalnientc consideradas.
A Ia primera de estas preguntas ei Estagirita responde La condueta que cn un caso concreto realiza Ia justicia sc
•que Ias actividades llamadas justicia e injusticia son los há- llama ôixaio.-t^ÚYinia; Ia que en un caso concreto implica Ia
bitos que nos inducen a Ia ejecución de actos justos y de comisión de una injusticia recibe cl nombre de àôí/.iiiia. En-
acciones injustas. tre ôi*aio:tQÚYi|Ha y âôbíTma hay, también, oposición polar.
La relación entre los hábitos y los actos en que se reflejan Pero como los hombres que hacen cosas justas son justos
puede descubrirse si examinamos los resultados de Ia con- en virtud de sus actos, y los que hacen cosas injustas son.
dueta habitual. Décimos, por ejemplo, que un hombre ca- también en virtud de sus actos, injustos, hay que distinguir
mina saludablemente cuando Io hace como Io haría ei que igualmente entre ò ôíxaioç y ô aSixo; o, en castellano, entre
goza de cabal salud.5 el justo y el injusto.7 La justicia se predica, pues, no solo
Con los hábitos no acontece como con los conocimientos de Ias conducüis, sino de quienes habitualmente hacen cosas
y Ias capacidades. El hábito se manifiesta siempre en una justas (ÔÍ"/.GU« rtoúrreiv). Analogamente, Ia injustiica puede
dirección, no en Ia opuesta; ciência y capacidad, cn cambio, serio tanto de los comportamientos como de Ias personas
existen en relación con determinados objetos o posibilida- que tienen cl hábito de hacer cosas injustas («tSixa JIOÚTTEIV).
•des, pero también respecto de sus contrários. Ouien se pro- Como cn cl caso de otros vicios y virtudes, cn cl de Ia
ponga conocer un hábito cualquiera, tendrá que estudiar Ia Sty.cuooiVii y ]a àhv/Áa Aristóteles parte dcl estúdio de los
condueta dei que Io posee; en el caso de Ia justicia, verbi- términos que hacen referencia a actos concretos de justicia
gracia, partir dei análisis de los hombres o de los actos jus- o injusticia o a los hombres que cn virtud de tales actos son
tos. Pero los hábitos no solo se conocen por sus funda- llamados justos o injustos. No cs difícil cntcndcrlo, pues si
mentos (òbtò xãv ÍOToxei(xév(üv) es decir, por Ias conduetas bien, para el Estagirita, "Io primero en si es Io universal",
o los sujetos en que se exteriorizan; pueden conocerse tam- "Io primem para nosotros v conocible cn primer término
bién por sus contrários: Ia justicia, por Ia injusticia; Ia co- es Io singular".'' "Lo universal es solamente Io común (xoivóv)
bardía, por el valor.8 de los casos singulares, y ónticamente no existe en ninguna
parte sino en cllos." * Para llegar ai conocimiento de Ia jus-
• EN, 1129 a, 5-10. Según Diilmeier, Ia palabra "todos", con que se inicia el
jasaje, se refiere a Ia Academia. Cfr. Aristóteles, Nicomachische Ethik. Ubcr-
aetzt und kommentiert von Franz Dirlmeier. Vierte Auflage, Akademie Verlag, ' Max Salomon. Der Begn/f <ícr Orechtigkeit bei Aristóteles. A. W. Sijtlioffs
£erlin„ 1967, 95-3, p. 398. En Ia misma nota, Dirlmeier cita los antecedentes pla- Uitgevcrsmij N. V. Leidcn, 1937, Einlcitung. m, pp. 5-9.
tônicos de Ia doctrina aristotélica de Ia justicia. " Nicolai llartiitaiin, Aristóteles y cJ problcina dcl coiiccpfo y Sobre h doc-
4
EN, 1229 a, 3-5. trina dei tidos cn 1'laíòn y Aristóteles. Traslación de Bernabc Navarro B. Centro
• EN, 1229 a, 11-16. de Estúdios Filosóficos. Universidad Nacional Autônoma de México. 1964, p. 32.
• EN, 1229 a, 17-23. Cfr. Aristóteles, Anal Post., i, 71 b, 34-72 a, 5; Física, 184 a, 16-19.
* N. llartmann, opus cit., p. 16. Comentando los pasajes A 9, 991 a, 27-51:
62 JUSTICIA UNIVERSAL Y JUSTICIA PARTICULAR
EQUIVOCIDAD DE LA PALABRA "JUSTICIA" 6?
ticia habrá, pues, que tomar como base ei análisis de los
actos y de Ias personas que Ia realizan, e igual proccdimiento El Estagirita comienza preguntándose en cuántos sentidos
deberá aplicarse a Ia definición de Ia injusticia. se dice de alguien que cs injusto. Este vocablo se aplica:
Al examinar los términos de cada una de Ias parejas men- a) ai nao(ívoji.oç, cs decir, ai trasgresor de Ia ley o, más correc-
cionadas: Sixaioonm] y àôixíct, xò ôíxaiov y xò SSixov, ó ôíxaioç tamente expresado, de Ias normas; b) ai :iÀeovéxxT]ç xai avião;,
y ó áôixoç, etc, nuestro filósofo parte casi siempre dei tér- o sea, ai codicioso c inicuo, por Io que resulta claro que ei
mino negativo. Tai método presenta, como observa Max justo, por su parte, será ei observante de Ia ley y de Ia igual-
Salomon, ciertas diíicultades, ya que ei autor de Ias três Éti- dad. "Justo será entonces Io conforme a Ia ley y Io cquita-
cas no distingue, respecto de Ias virtudes y los vicios, entre tivo, e injusto Io contrario a ella y Io no equitativo." 1=
Las distinciones anteriores presentan un problema, pues
oposición contraria y contradictoria.10
ei significado de Ia palabra vó|ioç es mucho más amplio que ei
de nuestro término ley. "Pretender traducir con un voca-
blo de nuestro idioma o con una voz unitária ei contenido
2. Equivocidad de Ia palabra "justicia" significativo de aquélla, seria —escribe Max Salomon— vano
esfuerzo. A Io sumo podríamos —apoyándonos en ei uso lin-
Cuando un término se usa en vários sentidos, su contra- güístico dei Código Civil Alcmán— liablar de 'nonna'. El
rio es también equívoco. Ocurre así con los que forman Ias vó[io; abarca tanto a Ia ley, cn Ia acepción moderna dcl
oposiciones ó ôíxaioç y ó ãôixoç, xò ôíxaiov y xò uôixov, ôixaiooTJVT) término, como a los convencionalismos sociales, las regias
y àôixía. La ambigüedad (ójxa)wnía) de estas vocês —escribe dei decoro, las formas de vida, los usos y, en resumen, todo
Aristóteles— no se advierte facilmente, ya que su significa- Io que en ei existir social aparece ante nosotros como regia
ción es cercana. No acontece Io mismo en ei caso de signi- y orden. Tal vez pudiera decirse Io siguiente: en todos los
ficaciones muy distantes, "pues entonces Ia ambigüedad es casos en que para Ia conciencia de aquel a quien ei vóuo;
patente, y Ias cosas difieren mucho por su aspecto, como se aplica —esto es, como luego veremos— para Ia dei ciuda-
cuando, en forma equívoca, Ia palabra *teíç (llave) se usa dano, una proposición formulada o formulable pretenda
para designar Ia clavícula de los animales y aquello con que decidir válidamente sobre ei valor o disvalor de un compor-
cerramos Ias puertas".11 tamiento en Ia vida colectiva, tendremos que vérnoslas con
un vófioç." 13 El hecho de que, casi en Ia misma página.
Z 13-14 y Z 12, 1038 a, 5-9 de Ia Metafísica de Aristóteles, Joscph Moreau
escribe: "Según Aristóteles, Io universal no existe fuera de los indivíduos, de
los entes singulares; fuera de ellos no se realiza a título de sustância, pues no " EN, 1129 a, 34-1129 b, 1.
es una sustância, una realidad existente erf acto; solo existe en potência, a título " M. Salomon, opus cit., p. 12. Rcfiricndose a los términos nómos y dit<".
de virtualidad, de posibilidad ambígua: ei animal es Ia posibilidad dei pedestre Erncst Barkcr escribe: "Dikê niucstra Io que cs justo cn casos rcalcs o singu-
y dei que no tiene pies; ei pedestre, Ia posibilidad dei cuadrúpedo o dei blpcdo; lares: nómos es una formulación o asignación general de posiciones. Dikê se
ei gênero, Ia posibilidad ambígua de sus diversas espécies; pero solo Ia espécie es mueve e inclina hacia cl caso 'como Ia flexible regia de plomo que usaban los
construetores lesbios'; nómos tienc, en cambio. Ia rigidez de una regia general.
actual, es una ousia, una forma sustancial. El gênero no se actualiza sino en
Dikc habla a traves dcl dii;as"tcrioii; noiuos, a traws de una antigua formula-
tal o cual espécie; ei bípedo que no fuera ni hombre ni ave, ei ave que no ción escrita o de una vieja y no escrita regia consuetudinaria de igual validez v
fuera ni gallo, ni águila, ni gorrión, ni de ninguna otra espécie, son, para ei generalidad. Scgún veremos, nómos no significa ícgís/ación, en cl sentido que
conocimiento, simples abstracciones y, respecto dei ser, meras virtualidades, posíbi- damos hoy a esta palabra; y debe advertirse que una lcgislatma con sesiones
lidadcs ambíguas, indeterminadas. Solo Ia espécie es perfectamente determinada constantes y regularmente encargada de hacer leyes, en modo alguno era una
y real." Joseph Moreau, Aristore et son écoíe. Presses Universitaires de France, institudón de Ia polis griega. Más que un acto legislativo contemporâneo, nómos
1962, p. 33. es una vieja formulación, y una formulación que rebasa ei âmbito jurídico y
*° M. Salomon, opus dt., p. 5. puede penetrar en los domínios de Ia ética social (Aristóteles puede, por ello,
u
EN, 1129 a, 24-30. No debe olvidarse, en conexión con este pasaje, Io que establcccr vínculos entre Ia cduc.ición y cl espíritu de las leves, y decir que estas
observa Joachim: "El nombre común ('justida' o 'injusticia') conesponde a una 'tratan de formar ciudadanos buenos y justos'). En cualquiera de estos dos as-
identidad genérica: Ias dos espécies de justicia (o de injusticia) tienen tanto en pectos, nómos difiere de Icx, que significa promulgación o acto legislativo con-
común que ambas se traducen en acciones ventajosas o perjudicialcs para un ter- temporâneos, especificamente jurídicos cn su significación y en su alcance". Tíie
cero." H. H. Joachim, opus cit., p. 128. Politics oi Aiistotle. Translatcd with an Introduction, Notes and Appendixes bv
•64 JUST1CIA UNIVERSAL Y JUSTICIA PARTICULAR
JUSTICIA EN* SENTIDO LATO t> ;
Aristóteles se refiera ai VOUOOÉTTIÇ, tampoco debe extraviar-
Platón, sino, más bien, ia excelência dei vonoqpuXaxtxó;, o cum-
nos, pues ei vocablo, que suele traducirse por legislador, tiene
plidor dei vó\iv;. En cuanto ordena realizar todas las otras
en Ia lengua griega distinto significado. "En ei caso dei
virtudes, Ia justicia universal, como ei Estagirita Ia llama,
VÓJÍOÇ —volvemos a citar a Max Salomon— no hay un VOHO0£TTIÇ
es Ia virtud perfecta." En ella, nos dice, "toda virtud está
en sentido propio. Pero hacemos uso de una expresión equi-
en compêndio", y "ni ei lucero vespertino ni Ia estrella dei
valente cuando —tratándose de Ia exégesis de preceptos le-
aiba son tan maravillosos".17 Esta justicia no es parte de
gales, invocamos Ia —visible o supuesta— voluntad dei le-
Ia virtud, "sino Ia virtud entera, como su contraria, Ia injus-
gislador'. Este 'legislador' carece, sin embargo, de existência
ticia, no es parte de Ia maldad, sino Ia maldad toda. (En
real. Y menos aún Ia tiene si buscamos ei vójioç no tanto
qué difieren Ia virtud y esta justicia resulta claro por Io ya
en Ia dirección de Ia ley formalmente elaborada y promul-
dicho. Pues, por un lado, son una y Ia misma cosa, pero,
gada por ei Estado cuanto, por ejemplo, en Ia de nuestro
por otro, su ser no es ei mismo, porque, en cuanto existe en
derecho consuetudinarib. Al vo(io8étriç corresponde aqui una
relación con otro es justicia y, en cuanto hábito en sen Lido
significación puramente simbólica; y Io propio ocurre cuando
absoluto, virtud)". 18 ^Quiere ello decir que, para Aristóteles,
hablamos dei creador o, también, dei portador de un con-
no existe ninguna diferencia entre Ia iustiiia universalis v
vencionalismo social." "
Ia virtud total? Que hay diferencia Io indican las palabras
con que termina cl último pasaje: de estas claramente resulta
que aquélla solo es justicia cuando se manifiesta en las rela-
3. Justicia en sentido lato, o "universal" ciones dei hombre con sus semejantes. En cambio, cuando
ai sujetarse ai vóno; ei hombre no obra en relación con
La justicia, en ei primero de los dos sentidos que Aristó- otro, simplemente realiza una acción virtuosa.
teles distingue, es Ia realización, respecto de otro (jtgòç ÊTEÇOV), La tesis de que Ia õXii Siv.aioaúvi] "representa ei ejercicio
de cualquier conducta normativamente prescrita. Las ac- de Ia virtud cabal", Io mismo que ei aserto de que "es perfecta
ciones que se cinen ai vó[ioç —dice ei filósofo— son en cierto porque ei que ia posee puede ejercitarla en relación con
modo justas. Pues Io que ei legislador ordena es legal, y a otros y no solo consigo mismo",13 deben, pues, corregirse.
cada una de sus prescripciones Ia llamamos justa. "Las leyes Y se corrigen diciendo que esa justicia es Ia virtud social per-
hablan de todas las cosas y tratan de realizar Io que con- fecta porque consiste en Ia práctica de todas las otras virtu-
viene a todos en común, o a los mejores, o a los gobernantes, des en las relaciones interhumanas. La observância de los
scgún ei mérito u otra cualidad parecida, por Io que en un deberes dei indivíduo consigo mismo queda, pues, fuera de
sentido llamamos justo a Io que produce y protege Ia felici- aquel concepto.20 Por ello, parece discutible Ia equiparación
dad y sus elementos en ei seno de Ia comunidad política." " que Franz Dirlmeier establece entre iustitia universalis y TÒ
ôwouooijvii, en esta acepción, no es ya Ia armonía de las VÓJUUOV (es decir, Io conforme al vó^o;), ya que no todas las
partes dei alma y sus correspondientes virtudes, como decía conduetas que concuerdan con este son actos de justicia.-''
Así Io entienden, entre otros, H. H. Joachim y Peter
Sir Ernest Barker. Oxford, At the Clarendon Press, Reprinted 1968, Introduction, Trude.
iv, p. LXXI. Véase también Io que sobre ei significado de Ia voz nómos dice
Carl Schmitt en Der Nomos der Erde (El nómos de Ja tierra), Greven Verlag, u
EN, 1129 b, 25.
Kõln, 1950, i, 4, pp. 36 y ss. " EN, 1129 b, 25-30.
M
Max Salomon, opus cit., p. 12. Cfr. Ulrich Kahrstedt, "Untersuchungen zu " EN, 1130 a, 9-14.
athenischen Behürden", n, pp. 223 y ss, en Ia serie de estúdios editada por Erich M
EN, 1129 b, 31-33.
Bernekcr- bajo ei titulo Zur griechischen Rechtsgeschichtc (Para Ja historia dei " Precisamente por ello es posible distinguir, de acuerdo con Ia Ética nico-
derecho griego), Wissenschaftliche Buchgesellschaft, Darmstadt, 1968, Vol. XLV inaquea, entre Ó'XT| à<?ET)'i (virtud total) y 6Xt] ôixaiooúvT) (justicia universal).
de Ia colccción Wege der Forschung. • Dirlmeier, opus'cit., 96, 1, p. 399. O sca: solo tienen tal caracter los actos
" EN, 1129 b, 14-18. de virtud en que Ia conducta dei actuante se li alia referida a un sujeto distinto.
66 JUSTICIA UNIVERSAL Y JUSTICIA PARTICULAR

"La justicia, como completa observância de Ia ley —es- JUSTICIA EN SENTIDO LATO 6
cribe ei primero—• coincide con Ia virtud moral completa: ei
entre otros, el siguiente paso de Ia Ética nicomaquea: "La
hombre justo, ei que siempre acata Ia ley, es ei oXcoç onovbaloç,
ley ordena ejecutar los actos propios dei valiente. como no
o varón totalmente bueno. Pero existe una diferencia, ya
abandonar su puesto, ni huir, ni deponcr Ias armas; y los
que los términos 'justicia' e 'injusticia' implican siempre,
dei temperante, como no cometer adultério ni incurrir en
cuando son aplicados, que ei comportamiento afecta a otro,
excesos; y los dcl apacible, como no ofender a los demas
es decir, que Ias acciones benefician o danan a un sujeto
ni hablar mal de nadie, e igualmente cn Io que concicrnc
distinto dei actuante. Esta es Ia característica común de
a otras virtudes y otros vicios, ordenando Ias unas y pro-
ambas clases de justicia o de injusticia, y sirve para distin- hibiendo los otros, rectamente Ia estableeida rectamente,
guir Ia justicia general o indiferenciada (o Ia injusticia ge- menos bien Ia formulada a Ia ligera. Esta justicia es, en eíec
neral) de Ia virtud y ei vicio." 22 to, una virtud perfecta, mas no en sentido absoluto, smc
Trude se expresa en términos parecidos: "La nota que en relación con otros hombres." 2S
distingue a Ia justicia universal de Ias demás virtudes es Ia
Del pasaje anterior se colige: 1) que toda condueta vii-
que indican Ias palabras JIQÒÇ ITEÇOV, es decir, Ia relación con tuosa referida a un sujeto distinto dei actuante es un acto
otro, con el prójimo. En cuanto a Ias dos formas de injus- de justicia, en el. sentido lato de esta expresión; 2) que
ticia, Ia general y Ia particular, tienen el mismo nombre, son cuando cl que ejecuta un acto bueno no actúa en relación
sinônimas (<nwóvu}ioç), porque, de acuerdo con su defini- con otro, si/20 exclusivamente en relación consigo mismo,
ción, pertenecen ai mismo gênero (8ti 6 ÓQiqiòç êv TÜ> auro) Ia iustitia universalis no entra en juego. Por esto solo Ia
Y^vei) .2S Y ello es así porque ambas implican Ia relación con última, "entre todas Ias virtudes, parece ser 'un bien para
otro." 2i otro', puesto que existe en relación con él. Ella, en efecto,
En cuanto a Ia Sh\ dôixia, o injusticia en general, contra- realiza Io que conviene a los demás, va ai gobernante, ya
polo de Ia iustitia universalis, H. H. Joachim, siguiendo a ai miembro de Ia comunidad. Si el peor de los hombres es ei
J. A. Smith, juzga que, ai referirse a ella, Aristóteles piensa que práctica ]a maldad tanto cn relación consigo mismo
en todas Ias formas de entuerto que eran penalmente cas- como COR füs amigos, el mejor, en cambio, será el que ejer-
tigadas, pues los ejemplos que el filósofo ofrece en EN, cite Ia virtud no en relación consigo mismo, sino en bien
1129 b, 19-25, corresponden a hechos que (según sabemos de otros: empresa en verdad difícil"." Solo que aqui no
por el testimonio de algunos oradores), se consideraban como puede tratarse dcl mejor en sentido absoluto, dcl varón ejcni-
delitos y, en consecuencia, eran sancionados con una pena.25 plar que practíca todas Ias virtudes cn cualquiera de Ias dos
Que Ia iustitia universalis consiste en Ia práctica de todas direcciones, sino dei mejor entre los justos.™
Ias virtudes en Ias relaciones interhumanas, Io confirma, La disünción que acabamos de explicar no aparece toda-
via en los Magna Moralia. Cuando, en esta obra, Aristóteles
23
Joachim, opus cit., p. 130. emprende cl estúdio de Ia justicia, dice. como cn Ia Ética ni-
° EN, 1130 a, 33-1130 b, 1.
* Peter Trude, Der Begriff der Gerechtigkeit in der arisfote/ischen Rechts- comaquea. que de ella hay dos cspccics, de Ias cualcs una
vnd Staatsphilosophie (EI concepto de justicia en Ja filosofia arisrotélica dei de- es Ia justicia según Ia ley. "Pues —anade— se llaman justas
recho y de/ Estado), Walter de Gruyter, Berlin, 1955, p. 49. Debe tenerse en
cuenta, sin embargo, que el citado pasaje de Ia obra de Trude se refiere ai que Ias acciones que Ia ley prescribe. Ahora bien: Ia ley ordena
este autor denomina "concepto aristotélico posterior y empírico", y no ai "pri- realizar acciones valerosas, sensatas y, en general, todas Ias
mitivo concepto aristotélico idealista" de Ia justicia, que, según el mismo Trude,
descansa en Ia doctrina platônica de Ias três pa"rtes dei alma. Esta tesis de Trude que se dicen estar de acuerdo con Ias virtudes. Por ello se
ha sido rechazada, con muy buenas razones, por Dirlmeier. Cfr.: Aristóteles,
Magna Moralia. Übersetzt und kommentiert von Franz Dirlmeier (Zwcite, durch- * EN, 1129 b, 19-26; Pol., 12S3 a, 38. En esíe pasaic de Ia Política Aristóteles
gesehene Auflage, Berlin, 1966, 34, 10, pp. 310 y ss. asevera que "Ia justicia cs una virtud social" (xowuvtxri àpeTÍj).
* Joachim, opus cit, p. 130. " EN, 1130 a, 3-9.
" Precisamente porque cs quien de manera ejemplar práctica Ias virtudes en
relación con sus semejantes.
68 JUSTICIA UNIVERSAL Y JUSTICIA PARTICULAR
JUSTICIA EN SENTIDO LATO 60
afirma que Ia justicia parece ser una espécie de virtud per-
un conciudadano, y su valor solo consiste, por ejemplo, cn
fecta. Pues si Ias acciones que Ia ley ordena ejecutar cierta-
Ia omisión de una injusticia en contra suya; Io cual, tratán-
mente son justas, y Ia ley prescribe Ias que están de acuerdo
dose de Ia justicia particular, quedaria conceptualmente ex-
con Ias virtudes, entonces, quien se cine a los princípios de
cluído. Por ello —anade Dirlmeier— entiendo que cn Ia Ética
justicia según Ia ley será un varón perfectamente ejemplar,
nicomaquea Aristóteles no diga: 'Quien obra en el sentido
de manera que, tratindose dei justo, su justicia cs una es- de Ia justicia universal no cs xa8' aútóv justo', sino: 'no solo
pécie de virtud perfecta." ** cs justo x«6' aútov (esto es, respecto de si mismo), sino tam-
Resulta entonces que, de acuerdo con este pasaje, Ia vir- bíén HQÒÇ ETEQOV' "."
tud total y Ia Skr\ Ôixaioaiüvn se confunden, pues el Estagirita Según Dirlmeier, Trude acierta cuando niega que exista una
no reduce el âmbito de Ia segunda a los casos en que Ia contradieción entre Ia Gran ética y Ia Ética nicomaquea,
actividad virtuosa se manifiesta en relación con otro. Poço "pues —cito al segundo— Ia pareja de opuestos y-o0' éavtòv
más abajo, nuestro filósofo escribe: "Tratándose de esta es- — jtfjòç ÊTEQOV tiene en Ia nicomaquea una significación dis-
pécie de justicia (alude a Ia ôixoioovvtj en sentido amplio) es tinta de Ia que le corresponde en Ia otra obra. Si en Ia última
posible que alguien sea justo en relación consigo mismo se refierc a una exigência para el ejercicio de Ia virtud a tra-
(pues el sensato, valiente y de caracter firme precisamente vés de un acto, en Ia primera hállase referida a Ia fundamen-
es tal respecto de si mismo)." 30 Esta afirmación contradice, tación de Ia virtud, es decir, al problema de si se debe ser
sin duda, Ia tesis expuesta en Ia Ética nicomaquea, según virtuoso porque se cs hombre individual o porque se es mieni-
Ia cual Io que separa a Ia iustitia universalis de Ia virtud a bro de una comunidad política".35
secas es Ia referencia de Ia conducta a una persona distinta A nosotros nos parece que si Ia virtud de cada ser consiste
dei actuante.31 en Ia realización de Io que le es propio,36 y el hombre no
Dirlmeier opina que se ha exagerado, en este punto, Ia dis- existe unicamente como indivíduo, sino como miembro de
crepância entre Ia Gran ética y Ia Ética nicomaquea. El pa- Ia JCÓXIÇ, su virtud o excelência puede manifestarse en cual-
saje citado,32 escribe el distinguido comentarista, suele inter- quiera de esos dos aspectos, ya que ambos son esenciales.
pretarse como si en él se dijera: "Quien obra en el sentido Pero ello solo significa —para recurrir a una distinción intro-
de Ia justicia universal, solo es justo en su interior; quien ducida pòr Nicolai Hartmann— que el valor de Ia actividad
Io hace en el sentido de Ia justicia particular, solo es justo virtuosa no cs solo relativo al sujeto a quien tal actividad fa-
en Io externo." "El acto de Ia primera no tendría ninguna vorece y respecto dei cual constituye un bien, sino relativo.
irradiación; el de Ia segunda procederia de un espacio espi- igualmente, al actuante, pues, por ejemplo, cl que procede
ritual vacío." ss Empero, en el caso de Ia justicia lato sensu con magnanimidad y justicia es siempre, en virtud de sus
"conceptualmente no se excluye Ia posibilidad de que el acto actos, magnânimo y justo.'7 Mas para afirmar tal cosa es
bueno conserve su inmanencia respecto dei sujeto, incluso innecesario borrar toda diferencia, como se hace en los MM
cuando el resultado de ese acto es plenamente valioso para 1193 b, 1-10, entre Ia OAIJ <XOETÍÍ y Ia iustitia universalis.
" MM, 1193 b, 3-10. Debe tcnersc presente que aqui, como cn todos los
pasajcs en que Aristóteles habla de Ia ley (vónoç). no se reficre unicamente a Ia
escrita, ni solo tampoco a normas de caracter jurídico. La voz vójioç aplicase tan-
to a Ias prescripeiones (escritas o no) de cada Estado (tôtoç vónoç) como a Ias
no escritas reconocidas en todas partes (xoivòç vónoç), cuyo fundamento resi-
de en Ia naturaleza. Cfr.: Rei, 1373 b, 3-17.
» MM, 1193 b, 13-16. " Idem.
" EN, 1130 a, 10-14. " Trudc, opus cir., p. 62.
" MM, 1193 b, 3-10. * EN, 1097 b, 25-34.
" Dirlmeier, Comentário a los Magna Moralia, 34, 11, p. 313. " Cfr.: N. Hartmann, EfJiilc, 15, e) pp. 131 y ss. de Ia segunda edición alemana.
70 JUSTICIA UNIVERSAL V JUSTICIA PARTICULAR

4. Justicia e injusticia stricto sensu JUSTICIA E INJUSTICIA STRICTO SENSU I

. Según Aristóteles es injusta: tomados en sentido absoluto, estos son siempre bienes, aun
a) La conducta de quien, en una relación interhumana, cuando en ocasiones no Io sean para alguien, puesto que cs
aparece como violador dei vójxoç; posible emplearlos mal.
b) ia dei codicioso e inicuo (j&eovéx-njç xai aviaoç), es de- La nhovelía puede, según Aristóteles, exteriorizaTse de des
cir, dei que se asigna ventajas indebidas y, por tanto, atenta maneras, "pues ei jiAeovéxtíiç no siempre escoge Io mas, sino *
contra ia igualdad. también Io menos, tratándose de cosas absolutamente ma-
las".4" Y Ia razón es esta: "como Io menos maio parece ser
El violador de Ias leyes (naeávo(ioç) es injusto en sentido
de alguna manera bueno, y Ia codicia se refiere a los bienes,
lato; ei codicioso e inicuo (reXeovéxtriç xai âviaoç), injusto
ei que escoge ei mal menor puede pasar por codicioso".*"
stricto sensuss
Recordemos que, ai referirse a quien resulta culpable de
Consecuentemente, es justa: injusticia, en ei sentido estricto de esta expresión, nuestro
a) La conducta de quien, en sus relaciones con los demás, filósofo le aplica dos calificativos: ei de codicioso y ei de
acata fielmente Ias leyes; inicuo (àvioo;). Mas ocurre preguntar: ,;refiere Aristóteles los
b) Ia dei cbservante de Ia igualdad. dos epítetos a una sola o, por ei contrario, a dos distintas
El cumplidor dei vófioç, o vo\ioq>v\aKvxòç, es justo cn sentido formas de conducta?... Creemos que ei segundo de los dos
amplio; ei observante de Ia igualdad, en cambio, Io cs en sen- términos sirve para esclarecer ei sentido dei primero, pues si
tido estricto. ei jrAeovéxtijs se asigna, indebidamente, de los bienes más y
La justicia dei último es una forma particular de virtud de los males menos de Io que de acuerdo con Ia ley le co-
(f|6txfj àçe-ni), a diferencia de Ia iustitia universalis, de Ia. rresponde, necesariamente peca contra Ia igualdad. Conv-ieru,
ÕXTJ ágerr) que se despliega en relación con otro (ft(>òç Itegov). empero, hacer un distingo que nuestro filósofo olvida. La
"Se trata, podríamos decir, de una forma específica de ese codicia, que ei diecionario define como "apetito desordena-
comportamiento con otro que caracteriza genericamente a do de riquezas", puede permanecer latente, esto es, no tra-
Ia justicia: específica qua limitada a cierta esfera (Ia de los ducirse en actos injustos, caso en ei cual resultaria incorrecto
(ieçtoTu àyaOá, o bienes que pueden ser divididos), y espe- decir que ei codiciador procede en forma ventajosa. Mas
cífica, también, qua implicante de un móvil determinado, Ia cuando aqucl desordenado apetito —que, según sabemos ya,
codicia o amor a Ia ganância".89 Aristóteles no refiere solo a ias riquezas sino, en general, a
Veamos, un poço más despacio, de qué manera describe los bienes externos— rebasa Ias lindes de Io subjetivo v, en-
Aristóteles ai injusto stricto sensu carnando en Ia aeción, atenta contra Ia igualdad, ei .-IÂEOVF/.TI);
Ante todo dice de él que es codicioso. Su codicia, anade, no cs única mente JTAEOVÍXTII;, sino UVKÍO;.'"
se manifiesta en relación con los bienes, "mas no rcspecto
de todos, sino de los que condicionan Ia prosperidad y Ia los objetos dcscabks que cotistituyen Ia esfera cie Ia justicia v de Ia iiijmi:.:
particulares. En 1130 b, 2, los enumera como TIU.I'I. X0'lM-<"a. oconiQÍu —["''•
adversidad, los cuales, tomados en sentido absoluto, son iición, propiedad y seguridad personal. Su característica es que todo ei inunde-
los desea y tiene derecho a ellos, pero son objeto de comDetencia. La propiedad.
siempre bienes, aun cuando en ocasiones puedan no serio por ejemplo. los cargos —o incluso Ia seguridad personal en una batalla— son
para alguno".40 De esta cita resultan dos cosas: 1) que ei de tal Índole que mientras mis tiene A de dichos bienes, menos le toca a B.
Por ello son IIEQIOTCI ÔYaOá (1130 b, 32), a diferencia, verbigracia, de otro;
jiÀEovéxtriç es tal relativamente a los bienes externos;41 2) que, como e! conocimiento, Ias acciones nobles, etc., cuya índole es tal que. mientr.is
" EN, 1129 a, 31-1129 b, 2. cn uiayor número los tiene A, eu esa inavor medida se beneficia todo cl mundo"
" Joachim, opus cit, pp. 131 y 132. Joachim, opus cif., p. 133.
" EN, 1129 b, 2-4. " EN, 1129 b, 7-8.
" No se olvide Io expuesto en Ia sección 5 dei capítulo i de esta obra. Refi- " EN, 1129 b, 8-9.
tiéndose ai mismo tema, Joachim dice que "Aristóteles describe en varias formas " La pa!;il>ia .-r?.FOvÉxuiç, aplicada a una pcrsoiia, puede referirse ya "ai qm'
tiene mis de Io debido", ya ai que quíere para si más de Io que legalmente le
corresponde. Analogamente, JIXCOVEÇÍCI significa unas veces deseo de tener mis
72 JUST1CIA UNIVERSAL Y JUSTICIÀ PARTICULAR

Nuestro pensador asevera que Ia injusticia dei codicioso no JUSTICIÀ E INJUSTICIA STRICTO SENSU 73
cs Ia maldad toda, sino parte de Ia maldad, así como Ia jus- Los actos injustos, en el sentido lato de Ia expresión, pue-
ticia dei equitativo48 no es toda Ia virtud, sino parte de ella." den obedecer a infinidad de móviles diversos dei que deter-
Que Ia injusticia particular existe ai lado de Ia total clara- mina ia índole de Ia injusticia stricto sensu, esto es. de Ia
mente se colige de Io que sigue: "En ei caso de Ias demás jiXEoveí-ía. Los ejemplos de Aristóteles Io indican con toda
maldades, el que Ias ejecuta obra, sin duda, injustamente, nitidez: cl que por miedo arroja cl escudo, cl que habla mal
mas no es codicioso. Así, el que arroja el escudo per cobar- de otro por antipatia y el que no socorre con sus riquezas
día, o el que habla mal de otro por hostilidad, o el que no por avaricia, obran por temor, por antipatia y por avaricia,
socorre con sus riquezas por avaricia." 4T "Además, si un hom- sin ser, por ello, codiciosos.
bre fornica para obtener una ganância y, efectivamente, Ia Tanto Ia justicia como Ia injusticia, en Ia acepción res-
obtiene, y otro Io hace porconcupiscencia, pagando por ello tringida de ambos vocablos, suponen, por su misma índole,
y sufriendo un menoscabo en su patrimônio, más parece in- que el proceder dcl justo o dcl injusto beneficia o dana a una
temperante que codicioso, mientras que el otro parecerá persona distinta dcl actuante, razón por Ia cual, en este res-
injusto, mas no intemperante, pues es claro que obra por el pecto, no hay diferencia entre Ia ôh\ Sixouoo-úvn y Ia iustitia
deseo de lucrar."48 particularis, ni entre Ia ôh) uôiKÍa y Ia injusticia stricto sensu.
Ni podría ser de otro modo, "pues Ia injusticia de que ha-
de Io debido, y otras se refiere a Ia ventaja ilícita, es decir, ai hecho de que
alguien tenga más de Io que le corresponde según el vóu,o;. Esta dualidad de blamos es parte de Ia injusticia total, así como Ia justicia a
significados, no subrayada por Aristóteles, se refleja en diversos pasajes de sus que hicimos referencia es parte de Ia justicia total".49
obras, Io mismo que en Ia forma, a veces discrepar.te, en que ambos vocablos
han sido entendidos por ios traduetores. En EN, 1129 a, 31-34, por ejemplo, no Del hecho de que Ia injusticia y Ia justicia stricto sensu.
resulta claio si, coando menciona ai jiXeováxTnç, el filósofo piensa en el que sean, respectivamente, parte de Ia injusticia y de Ia justicia
quiere tener o en el que toma para si más de Io debido. En 1129 b, 1-6, en
cambio, es obvio que ai referirse ai jiX.eováxTn,ç está pensando en el que am- lato sensu podemos desprender el siguiente corolário: aqué-
biciona para si más de los bienes y menos de los males. Se inficre así de Ias llas, como estas, son Io que son de acuerdo con el vójaoç que
palabras finales dei pasaje: "Los hombres anbelan y buscan estas cosas; pero,
en vez de proceder así, deberian más bien anhelar Ias que, siendo buenas en en cada caso determina su caracter. Ello explica Ias defini-
absoluto, también Io son para ellos, y escoger en todo caso estas últimas." El ciones que de Ias primeras ofrece Ia Retórica: "Justicia es
paso de Ia Ética nicomaquea dcl que con mayor claridad resulta que cl autor,
ai hablar dei jiXeovéxTnç, se refiere tanto ai que trata de obtener, como ai que una virtud por Ia cual cada uno tiene Io que le pertenece,
efectivamente obtiene un lucro indebido, es el 1130 a, 24-28: "Además, si un y ello según Ia ley; en tanto que injusticia es el vicio por
hombre fornica para obtenu una ganância y, efectivamente, Ia obtiene, y otro
Io hace por concupiscencia, pagando por ello y sufriendo un menoscabo cn su cl cual alguien se apodera de Io ajeno, contrariamente a Ia
patrimônio, más parecerá intemperante que codicioso, mientras que cl otro pare- ley." 60
cerá injusto, mas no intemperante, pues es claro 'que obra por cl deseo de lu-
crar." Estas últimas palabras, en Ias que el Estagirita alude ai aspecto subjetivo Guando, cn este sentido, una persona procede injustamen-
de Ia condueta dei codicioso, explican, en mi opinión, Ia forma en que Joachim te, Ia ventaja que obtiene a fortiori implica un perjuicio
y Dirlmeier, por ejemplo, han vertido a sus respectivos idiomas Ia voz nXeovEÇía.
Joachim Ia traduce por "covetousness or love of gain" (opus cit., p. 132); para Ia victima dcl acto injusto; cl autor de este necesaria-
Dirlmeier, por Mehr haben woflen (querer tener más) (p. 96 de su tradueción mente peca contra Ia igualdad o, para expresarlo con Ias mis-
de Ia Ética nicomaquea). Pero hay orros paiajes, tanto en el comentário de
Joachim como en Ia versión de Dirlmeier, en que se habla dei ji).£ovéxTnç mas palabras de Aristóteles, amén de n^eovcxTtjç cs ãviaoç.
como dei que tiene más de Io debido, y de Ia jrXeove|ía como de ventaja Si injusto, en el sentido estricto de esta voz, es el hombre
ilegal. Sobre el sentido de los dos términos a que acabamos de referimos véase
Io que afirman Cauthier y Jolif en el Tomo n, p. 334, 1129 a, 32, de su co- que atenta contra Ia igualdad, justo, en el mismo sentido,
mentário a Ia nicomaquea. será quien, ai tratar con sus prójimos, Ia respetc. "Lo justo
* La palabra "equitativo", como tradueción de looç, es empleada aqui en el en relación con otro —Icemos en Ia Gran ética— es, para
sentido de observante de Ia igualdad, no en d que, como tradueción de imeixTJç,
tiene en Ia doctrina aristotâica de Ia equidad. Cfr.: EN, 1136 b, 31-35. decirlo en una palabra, lo igual. Pues lo injusto es lo des-
- EN, 1130 a, 9-14. igual. En efecto: cuando los hombres se atribuycn a si mis-
" EN, 1130 a, 16-19.
" EN, 1130 a, 24-28. " EN, 1130 b. 14-15.
" Kct, 1366 b, 9-11.
74 JUSTICIA UNIVERSAL Y JUSTICIA PARTICULAR

mos más de los bienes y menos de los males, esto es desigual,


y de esta suerte píensan que se comete y se sufre una in-
justicia. Es, pues, claro que, puesto que Ia injusticia con-
siste en Io desigual, Ia justicia y Io justo consistirán en Ia
igualdad de los tratos. Resulta manifiesto, en consecuencia,
que Ia justicia es una espécie de médio entre ei exceso y ei
detecto, entre Io mucho y lo poço. Pues por cometer ia in-
justicia el injusto recibe más, y ei injuriado, por sufrirla,
recibe menos, y el médio entre estos extremos es lo justo,
y el médio es Io igual. De manera que lo igual respecto
de lo más y lo menos es lo justo, y el justo, por su parte, CAPÍTULO IV
seria el que quiere tener lo igual." "
El texto anterior encierra una primera aplicación de Ia IGUALDAD Y JUSTICIA
doctrina dei justo médio a Ia iustitia particularis. Si el varón
justo, stricto sensu, es el observante de Ia igualdad, y Ia 1. La justicia particular y sus espécies
igualdad es el médio entre el exceso y el defecto de lo que
le corresponde según Ia ley, su justicia consistirá en evitar En Ias últimas líneas dei capítulo n dei libro quinto de la-
los dos extremos viciosos. Pero de meàic, exceso y defecto Ética nicomaquea, Aristóteles menciona ya Ias dos especies-
solo puede hablarse, en el caso, respecto de lo que, de acuer- de Ia iustitia particularis de que hablará in extenso en los
do con Ia norma aplicable, corresponde a cada uno. Ser siguientes capítulos dei mismo libro.
observante de Ia igualdad eqüivale pues, en el propio caso, "De ia justicia particular y de lo justo según ella —escribe—
a someterse ai principio dei suum cuique. una espécie se refiere a Ia distribución de honores, rique-
zas y demás cosas repartibles entre los miembros de Ia co-
Para dar un contenido a tal principio no es suficiente de-
munidad, pues uno puede recibir lo mismo que otro o una
cir que lo que pertenece a cada uno es el médio entre un porción desigual. La otra espécie regula lo concemiente a
exceso y un defecto o, en otras palabras, lo igual, pues lo Ias relaciones interpersonales (avvá)J.áy[iaxa)." 1
igual no es determinable en forma.absoluta, sino solo en tal
El Estagirita da a Ia primera cl nombre de justicia distri-
o cual respecto. Quien desconozca los critérios de Ia igual-
butiva (tò ôiavefitiTixòv ôíxaiov); a Ia segunda, el de justicia
dad no podrá, por consiguiente, saber en qué consiste Ia rectificadora (tò SioçOamxòv Ôíxatov).
justicia stricto sensu. Tendremos, pues, que preguntamos de
La distributiva presupone, según Ia sumaria caracterización
qué manera define Aristóteles esos critérios.
que de ella hace el filósofo en el mismo pasaje:
a) La existência de lo repartible entre los miembros de Ia
comunidad.
b) La de Ia instância encargada de hacer Ia repartición.
c) La dei critério que, de ser observado, determinará Ia
rectitud dei acto distributivo.
La segunda espécie de Ia iustitia particularis regula Ias re-
laciones interpersonales, v se llama rectificadora porque su
fin consiste en rectificar o corregir lo que en tales relaciones
debe ser, por contrario a Ia igualdad, rectificado o corregido.-
•» MM, 1W3 h, 1M1.
1
EN, 1130 b, 30-34.
76 IGUALDAD Y JÜSTICIA
LA JÜSTICIA PARTICULAR 77
"Justamente se ha dicho —advierten Gauthier y Jolif—
•que Ia palabra synáUagma no debe trasladarse por transac- trato y, cn un sentido más restringido, pacto o transacción.
•ción, sino por un término más amplio, como ei de relación Gauthier y Jolif están, pues, cn Io justo cuando —respecto
(rapport), aplicable también a los synallágmata akoúsia, robô, dei pasaje transcrito— proponen que el término se traduzea
adultério, asesinato, etc... de los que no podría decirse que en Ia primera de Ias dos formas, pues resulta un disparate
son transacciones forzadas." * llamar "transaccionss" a delitos como el asesinato o Ia in-
juria.8
Tal apostilla, enteramente correcta, en nuestro sentir, ex-
plícase por Ia forma en que Aristóteles divide Ias relaciones Nosotros vertemos synállagma por relación interpersonal,
interpersonales. "De estas —dice— unas son voluntárias y y Io hacemos así porque Aristóteles no se refiere a toda es-
•otras involuntárias. Voluntárias son, por ejemplo, Ia com- pécie de relaciones sino, como los ejemplos Io demuestran,
pra, Ia venta, el préstamo, Ia prenda, ei comodato, ei depó- exclusivamente a Ias que existen entre dos o más personas.
sito, ei arrendamiento, y les damos tal calificativo porque su Las dei primer grupo: compra, venta, préstamo, arrenda-
•origen es voluntário. De Ias involuntárias unas son clandes- miento, etc, pcrtcncccn a Ia clase de los éxoúcia "y les da-
tinas (XaOeaía), como el hurto, el adultério, Ia muerte con mos tal calificativo porque su origen es voluntário". Esta
.alevosía, el falso testimonio; otras son violentas (f3ícua), como explicación revela que, hablando estrictamente, ovvaXXÓYuaTa
los maios tratos, el secuestro, el homicídio, el robô con vio- no son —como diríamos hoy— los negócios jurídicos deno-
lência, Ia mutilación o Ia injuria."s minados compra, venta, arrendamiento, etc, sino las situa-
El término transacción, dei cual se valen no poços comen- ciones de tipo relacionai existentes, verbigracia, entre com-
taristas dei filósofo para traducir el vocablo griego ovvák- prador y vendedor, arrendador y arrendatário, etc. En estas
lay[ia* puede correctamente aplicarse a Ias relaciones volun- —y en todas las de Ia primera espécie— quienes en ellas inter-
tárias (éxowuz), pero en modo alguno a Ias que el Estagirita vienen no solo tratan, sino con-tratan o, para decirlo de otra
denomina involuntárias (dxovoia), ya se trate de Ias clandes- manera, se relacionan o vinculan normativamente para el
tinas (como el adultério), ya de Ias violentas (como el intercâmbio de servidos recíprocos. Que dichas relaciones son
:secuestro). voluntárias salta a Ia vista, pues con-tratar exige consentir.
De acuerdo con los diccionarios de Bailly y Liddel-Scott, El trato interpersonal que culmina en el con-trato y vincula
synállagma, en su sentido más amplio, significa relación o a los con-tratantes presupone Ia existência dei vó|io; que pro-
yecta sobre el convênio su fuerza vinculante. Pues aun cuan-
* Aristote, Véthiqae â Nicomaque, Introduction, traduction et commentaire par do —como escribe el filósofo— puedan considerarse como
iR. A. Gauthier, O. P. et J. Y. Jolif, O. P., Louvain, 1959, Tome II. Commen- una Icy especial o particular (íôiog xai v.aià fiéyoç), "no dan
taire, Livres i-v, p. 350. "La distinción establecida por Aristóteles (entre relacio-
nes interpersonales voluntárias e involuntárias) puede haber sido tomada de Pla- los contratos a Ia ley su fuerza obligatoria, sino las leyes a los
tón, Leves, I, 632 b; rx, 864 c; xi, 920 d. Se habia introducido en Ia legislación
ateniense, pero Platón observa que el hecho era reciente. Se trata, bajo una
forma aún imprecisa, de Ia distinción dei derecho romano entre obligaciones ex * O. Gigon traduce ouvaXXáyfiaxa por Veriehrsformen (formas dcl trato);
• contractu y obligaciones ex delicio". Gauthier y Jolif, Comentário citado, n, p. 350. Trude, por Recfitsverielir (trato o comercio jurídico); Benvcnuto Donati, siguien-
* EN, 1131 a, 1-9. Sobre Ias dos espécies de relaciones y los ejemplos que de cada ão a Trojano, por obbligazioni giuridiche (obligaciones jurídicas); Luigi Bagolini,
una ofrece Aristóteles, véase el comentário de Gauthier y Jolif a los pasajes 1131 a, por zapporti giuridici (relaciones jurídicas); Franz Dirlmcicr, por vcrtrjçiichen
3 y 1131 b, 6 de Ia Ética nicomaquea. Tomo segundo, pp. 350 y 351. Beziehungen (relaciones contractuales); Giovanni Drago, por tapporti di ieciprocità
4 (relaciones de reciprocidad). Cfr.: Aristóteles, Die nikomachische Ethik. Übersetzt
Traducen owáXXaYJia por transacción, entre otros: H. H. Joachim, Sir Da-
vid Ross, H. Rackham y Antônio Gómez Robledo. Cfr.: Aristotle, The Nicomachean von Olof Gigon, Artemis Vcrlag, Ziirich, 1967, p. 158; P. Trude, Der Bcgrifr der
Ethics. A Commentary by H. H. Joachim, Oxford, At the Clarendon Press, 1951, Cerechtigke/t íu der aristordisdicn Rcchfs- und Staatsphjlosophic, Waltcr cie Gruv-
p. 136; Aristotle, Étnica Nicomachea, translated into English by W. D. Ross, ter, Berlin, 1955, p. 92; B. Donati, Dottrína pitagorica e aristotelica delia giustizia.
-Oxford, At the Clarendon Press, 1963, 1131 a, 1; Aristotle, The Nicomachean A. F. Formíggini, Modena, 1911, p. 26; Luigi Bagolini, 11 problema delia giustizia
Ethics. With an English Translatíon by H. Rackham, M. A. Loeb Classical Li- nel pensicro etico-po/itico di Aristotc/e. Istituto per gli studi di política inrernazio-
brary, Harvard University Press, MCiOCLvn, p. 267; Aristóteles, Ética nicomaquea. n.ilc, Milano, p. 21; Aristóteles, Nikom.ic/iiscJic Et/nk, übcrsetzt und kommcnticrt
"Versión espaflola y notas por Antônio Gómez Robledo, U.N.A.M., 1964, p. 323. von Franz Dirlmeier, Vierte Aufl., Akademie-Verlag, Berlin, 1967, p. 100; Giovanni
Drago, La giustizia e le giustizie. Marzorati-Editore, Milano, 1963, p. 155.
78 ICUALDAD Y JUSTICIA L A JUSTICIA PARTICULAR "9
0
contratos que se ajustar) a ellas". Las relaciones que ei Es- llama àv.ovoia a las relaciones dei segundo grupo, tiene cn men-
tagirita llama voluntárias son además, por su índole conLrac- te>el aspecto pasivo de las mismas. Pero ei calificativo de "in-
tual, necesariamente lícitas, a diferencia de las otras, ya que voluntárias" puede aplicarse tambien a ellas, y no solo a uno
los hechos en que estas culminan y les dan nombre tienen de sus términos, ya que entre ei autor y Ia víctima dei acto
todos caracter delictuoso. ilícito no existe, como en las relaciones dei primer grupo,
A propósito de las últimas surge una duda: ^cómo es po- compatibilidad ni coincidência de los propósitos de las par-
sible hablar de relaciones involuntárias en ei caso, por ejem- tes. En cuanto a las voluntárias, quienes cn las mismas apa-
plo, de los delitos de homicídio o de injurias? ^Quién ne- recen quieren, sustancialmente, Io mismo: dar o hacer algo
garia que ei hombre que llena de denuestos y da muerte a a cambio de otra cosa o, mejor dicho, de un hacer o dar dei
un semejante procede en forma voluntária? . . . otro sujeto; hay, pues, acuerdo de voluntades para ei logro
Cuando Aristóteles llama àxovoia a las relaciones de Ia de finalidades complementarias. En ei otro caso, en cam-
segunda espécie, en realidad se refiere al aspecto pasivo de bio, de los sujetos de ia relación, cs decir, dcl autor y Ia víc-
las mismas. Y ello se explica así: ei hurto, ei envenenamiento, tima dei delito no puede afirmarse que busquen Io mismo:
Ia mutilación, etc, son todos àôixfmaxa, es decir, actos in- más bien habría que decir que Ia víctima sufre, contra su
justos. Mas para ellos vale, según Aristóteles, ei principio, voluntad, Io que cl otro hacc, o que sobre ella recacn las con-
varias veces enunciado por él, de que nadie sufre voluntaria- secuencias dcl acto prohibido, Io que imprime a Ia relación,
mente una injusticia.7 Sufrirla es, pues, para Ia víctima, in- como un todo, ei caracter de involuntariedad que subraya
voluntário siempre. Y es en Ia víctima, no en ei autor dei acto Aristóteles. La situación en que se encuentran, por ejemplo,
injusto, en quien ei Estagirita piensa cuando alude a las ei ladrón y ei robado, ei que profiere y ei que recibe las
relaciones dei segundo grupo. palabras injuriosas, ei que lesiona y ei que sufre Ia lesión,
En ei caso de las otras, a las que si se puede dar ei nom- no es querida por ambas partes sino, en cierto modo, im-
puesta a una de ellas por ia otra; Ia relación no es homote-
bre de transacciones, Ia relación que se traduce cn cl inter-
leológica, como en los convênios, sino heteroteleológica, y
câmbio de servidos tiene su origen en Ia necesidad8 y es, por
en ella no hay concordância de voluntades para un fin com-
ende, un médio destinado a Ia consecución de aquello de
patiblc y coincidente, sino antagonismo.10
que cada una de las partes ha menester. Trátase de un pa-
cífico y beneficioso intercâmbio, gracias al cual, como escribe
ei filósofo, Ia comunidad se consolida.9 Las relaciones de Ia
segunda clase, por su mismo caracter de ãôr/íinara, tienden,
en cambio, al quebrantamiento de Ia vida comunitária, pues-
to que atentan contra Ia propiedad, ei honor, Ia integridad 10
Puede, eso si, liaber acuerdo entre dos o más sujetos para danar injustamente
corporal o Ia vida ajenos. La división aristotélica de los a otro; pero entonces, las parles de Ia relación involuntária sou. por nu lado, los
ovvalláy\iaxa pone, pues, al descubierto los pólos, positivo y que cometeu y, por otro, cl que sufre cl hcclio dclicluoso. Es cl caso de U» cul-
pables y Ia víctima de un adultério, o cl de quien cs lesionado por dos o más
negativo, entre los que oscila Ia vida de unos hombres con personas. Aun cuando Aristóteles no Io dice, eonviene pcicatarsc de que. ic.pcclo
otros en ei seno de Ia polis: consenso y disensión, concórdia de los aw<iKXáy\i(nn dei primer guipo, Io mismo que respeito de los dcl se-
gundo, Ia situación relacionai que da origcn, respectivamente, al contrato o al
y discórdia, justicia e injusticia. delito, cs diferente de Ia engendrada por tales licchos. En ei caso de Ia tompra-
Hcmos dicho que cuando ei autor de Ia Ética nicomaquea venta, por ejemplo, esas situaciones pueden distinguirse así: ia primera resulta dcl
liccho de que dos personas se busquen y cncucntrcti para, respectivamente, com-
prar y vender; Ia segunda, de los vínculos normativos que cl contrato produce
' Retórica, 1367 b, 7-9. entre ellas. Analogamente podemos distinguir, respecto de Ia relación entre cl autor
' E N , 1136 b , 6; M M , 1195 b, 5-10. y Ia víctima de una licrida, Ia situación resultante de que un hombre bmquc a
• E N , 1133 a, 27. otro para atacarlo y licrirlo, y Ia que, como consccucniia dei delito de lisioncs,
• E N , 1113 a, 2-3. surge entre e! atacante y Ia víctima.
80 IGUALDAD Y JUSTICIA LA JUSTICIA DISTRIBUTIVA SI
2. Justicia particular e igualdad cibirán cosas iguales". Y aiiade: "de aqui Ias disputas y los
procesos cuando, en Ias distribuciones, los iguales reciben co-
"Puesto que ei injusto peca contra Ia igualdad y Io injusto sas desigualcs o los dcsigualcs cosas iguales. Esto, por lo dc-
es Io desigual, claro está que hay algún médio de Io desigual, más, es manifiesto, de acuerdo con ei principio que ordena
y que este es Io igual. Pues en toda acción en que se dan Io atender a los merecimientos. Pues todos reconocen que, ai
más y Io menos se da también Io igual. Si, por consiguiente, repartir, lo justo ha de determinarse en función de algún
Io injusto es Io desigual, Io justo será Io igual; Io que, aun mérito". 13
sin prueba, resulta evidente a todos. Y como Io igual es un Mientras que Ia igualdad de Ias cosas puede establecerse sin
médio, Io justo será, asimismo, una espécie de médio".11 M hacer referencia a Ias personas, ya que es ei médio entre lo
Del paso transcrito se sigue: X más y lo menos respecto de aquéllas, Ia igualdad como forma
1) que, para Aristóteles, Io justo particular es Io igual y S de lo justo unicamente puede existir cn Ias relaciones inter-
Io injusto particular Io desigual; personales.
2) que como Io igual es ei médio entre Io más y Io me- Si Ias disputas y los procesos surgen cuando los iguales re-
nos, Io justo será, también, una espécie de médio. ciben cosas desiguales o los desiguales cosas iguales, ello ocu-
Para saber en qué consiste Ia justicia particular es, pues, rre por Ia evidencia dcl principio de que los iguales deben ser
indispensable determinar previamente qué ha de entenderse objeto de un trato igual y los desiguales de un trato dife-
por igualdad, y respecto de qué —o de quiénes— ha de predi- rente, pero proporcionado a su desigualdad.
carse esta. Ello plantea ei problema de los critérios de Ia igualdad.
La igualdad es una relación y, por tanto, solo puede existir ^Cuál es Ia pauta que permite decir que A y B son iguales
entre ciertos términos. Estos son siempre, ai menos, dos. Por o, por ei contrario, que difieren? . . .
consiguiente, "es preciso que lo justo sea un médio y, a Ia Parece obvio, declara ei Estagirita, que esa pauta consiste
vez, igual (tanto en relación con algo como para algunos). en atender a los merecimientos. "Pues todos reconocen que,
En cuanto médio, lo es de algunas cosas (que son lo más y ai repartir, lo justo ha de determinarse en función de algún
lo menos); en cuanto igual, se da entre dos términos; en mérito." Si los merecimientos de A y B son iguales, Ay B
cuanto justo, lo es para ciertas personas. En consecuencia, y serán justamente tratados cuando reciban cosas iguales. Si
necesariamente, lo justo supone un mínimo de cuatro térmi- los de C y D difieren, C y D serán tratados justamente cuan-
nos. Pues aquellos para quienes es tal, son dos. Y Ias cosas do cl valor de Ias cosas que reciban sea proporcional a Ia des-
respecto de Ias que se da son, también, dos".12 igualdad de sus méritos.
La igualdad en que Ia justicia particular se hace consistir El problema necesariamente se complica, pues no solo hace
no puede ser nunca, según lo expuesto, simple igualdad de falta un critério de lo igual y lo desigual sino, también, de lo
cosas o, en otras palabras, a fortiori presupone, en cuanto meritorio y sus diferencias de altura.
forma de lo justo, una relación interpersonal. Para los democratas, ei mérito "radica en Ia libertad; para
los oligarcas, en Ia riqueza, para otros, en Ia nobleza de cuna;
para los aristocratas, en Ia excelência".14 La estimación de
3. La justicia distributiva los merecimientos varia, pues, según Ias formas de gobierno,
y necesariamente se refleja en los critérios de Ia igualdad y,
Refiriéndose a Ia primera forma de Ia justicia particular, por ende, de Ia justicia distributiva.
Aristóteles afirma que "si los sujetos no son iguales, no re- Tanto los democratas como los oligarcas tienen una idea
u
EN, 1131 a, 10-15. " EN, 1131 a, 22-25.
M
» EN, 1131 a, 15-20. EN, 1131 a, 27-29.
82 IGUALDAD Y JUSTICIA

de lo justo, pero ni aquéllos ni estos —dicc Aristóteles— LA JUSTICIA DISTRIBUTIVA


s;
"expresan con rigor Ia justicia en su totalidad". Por ejemplo: Aun cuando, como observa Aristóteles, resulte evidente que .
"parece que lo justo es lo igual, y lo es realmente, mas no Io justo es lo igual y lo injusto lo desigual,18 ei problema de Ia
para todos, sino para los iguales; y que lo justo es lo desigual, igualdad (toóti);) adquicre, cn concxión con el de Ia justi-
y en efecto lo es, aunque no para todos, sino para los des- cia, sentido y alcance muy distintos según que Ia primera se
iguales. Mas los hombres omiten estas calidades, y juzgan predique simplemente de Ias cosas, sin atender ai mérito de
erroneamente. Lá causa está cn que ei juicio se refiere a elios Ias personas, o de Ias cosas en relación con los merecimientos
mismos, y probablemente los más sean maios jueces en sus personales. En ambos casos, lo justo consiste en lo igual;
propios asuntos. De manera que, como para algunos lo justo pero, en el primero, Ia igualdad se afirma solo de los bienes,
se ha aplicado dei mismo modo respecto de Ias cosas que de y es, como dice el Estagirita, igualdad aritmética,19 en tanto
Ias personas, según se.ha dicho en los libros éticos, los que que, en el segundo, es igualdad geométrica o proporcional.20
juzgan coinciden en lo que atane a Ia igualdad de Ia cosa, Proporcionalidad quicre decir "igualdad de relaciones", e
pero discrepan respecto de Ia delas personas, principalmen- implica, ai menos, cuatro términos.
te por lo expuesto poço ha, es decir, porque son maios jueces "Que Ia proporcionalidad discreta tiene cuatro términos
respecto de si mismos y, después, también, porque ai referirse es evidente, pero Io mismo ocurre con Ia continua. En esta,
cada uno a lo hasta cierto punto justo, cree haber hablado un término es empleado cual si fueran dos, y se cuenta dos
de lo justo en sentido absoluto"." veces. Por ejemplo: Ia longitud de A es a Ia de B como Ia de
Correctamente observa ei filósofo que tanto los partidários B es a Ia de C. La de B es enunciada dos veces, de tal modo
de Ia democracia como los de Ia oligarquia parecen haber que, ai ser doblemente contada, los términos relacionados
olvidado Ia naturaleza dei fin para cuyo logro ei Estado resultan cuatro. Lo justo supone también cuatro términos
existe. Si Ia propiedad no es Ia meta de Ia vida en común, Ia cuando menos, y su relación es Ia misma. Pues Ias personas
justicia distributiva no debe tener como critério Ia riqueza de y Ias cosas son divididas dei mismo modo. Así, pues, como
los ciudadanos; ei fin de Ia polis no es simplemente Ia vida, el primer término es ai segundo, así el tercero ai cuarto; y,
sino Ia vida valiosa (xò ei Çíjv).16 alternando: como el primero es ai tercero, así el segundo
La comunidad política tiene por causa Ia práctica de Ias ai cuarto. De manera que el total también se conduce así
buenas aciones y no simplemente Ia convivência; por ello es relativamente ai total. Pues lo que Ia distribución relaciona
que quienes en mayor medida contribuyen a una comunidad apareando, y de esta suerte acopla, resulta justamente apa-
de esta espécie deben recibir más de Ia polis que los que aca- rcaclo".2'
so los igualen en libertad, riqueza o linaje, mas no en virtud.17 Los términos implicados en el caso de Ia justicia propor-
cional son dos personas y dos cosas, y tal proporción se rea-
™ Pol, 1280 a, 8-23. "El hecho de que Ia democracia y Ia oligarquia, como per-
vcrsioncs de Ias constituciones icctas, descansei! cn una chisc social, se halla esen- liza cuando Ia relación entre el mérito de Ias personas co-
cialmente ligado ai 'princípio distintivo' de cada una, lo que Ias lleva a justificai rresponde a Ia que existe entre el valor de Ias cosas. Si Ias
ei predomínio de esa clase. Este 'principio distintivo' cs, en efecto, una concep-
ción de Ia justicia, es decir, de Ia justicia distributiva o, en otras palabras, de Ia personas son A y B y Ias cosas a y (3, entonces Ia justa pro-
que distribuye los cargos públicos entre los miembros de Ia póiis de acuerdo con porción queda expresada por Ia fórmula: A : B : : a : P.
un plan o principio." The Politics oi Aristotie. Trar.slatcd with an Introduction,
Notes and Appendixes by Sir Ernest Barker, Oxford, At the Clarendon Press,
1968, p. 117, nota 1. acciones buenas dentro de y por Ia asociación, y de este modo dan muestras de
" Pol., 1280 a, 25-32. una mayor 'excelência cívica' (es decir, de una más alta calidad como miembros
" Pol., 1281 a, 1-8. Sir Ernest Barker comenta así ei pasaje: "El concepto de de Ia asociación), merecen más de Ia polis, aun cuando, por haber nacido libres,
justicia distributiva aqui enunciado es que ei critério de Ia contribución ai fin sean solo iguales o aun inferiores, y aun cuando, atendiendo a su riqueza, sean
específico y esencial dei Estado —Ia realización de buenas acciones— es superior realmente inferiores". Obra citada en Ia nota 15, p. 120, nota 3.
tanto ai critério democrático de libertad por nacimiento como ai critério oligar- " EN, 1131 a, 10-H.
quia) de Ia riqueza. Los que contribuyen en mayor medida a Ia realización de " EN, 1132 a, 2.
" EN, 1131 b, 13.
a
EN, 1131 a, 32-1131 b, 9.
84 ICUALDAD Y JUSTICIA LA JUSTICIA RECTIFICADORA 85

Cuando de los cuatro términos uno es enunciado dos veces decir que A vale dos veces más que B y B dos veces más
o, como dice Aristóteles, "se cuenta dos veces", Ia propor- que C, sino, también, que A vale cuatro veces más que C.
ción se llama continua (owex^ç); cuando ello no ocurre, El ejemplo revela diáfanamente hasta qué punto ei aparente
como en ei caso a que Ia última fórmula se refiere, llámase rigor de Ia fórmula encubre Ia dificultad de aplicaria a les
discreta (StflQimévti). merecimientos humanos. Cuantificar ei valor de Ias cosas,
Esta se aplica a Ia justicia distributiva, y en Ia de cuatro • fíjándoles un precio, es muy sencillo; cuantificar los méritos
términos "tenemos WÓTT)Ç Uycov (igualdad de razones) cuan- personales puede ser, en cambio, extraordinariamente difícil.24
do A es, respecto de B, ei mismo múltiplo que x respecto de y. Al hacer ei estúdio de Ia justicia distributiva, Aristóteles
"En tal caso décimos: se refiere principalmente ai mérito (a?í«), y declara que es
"A : B : : x : y. Ia pauta en que debe basarse Ia instância encargada de dis-
"Por tanto: A : x : : B : y, y, también, tribuir lo repartible entre los miembros de Ia comunidad.
"A + x-.B + y : : A : B." 22 No hay duda de que, en lo que ai derecho actual respecta,
"El enlace dei primer término ai tercero y ei dei segundo Ia prímera de Ias dos formas de Ia justicia particular puede
ai cuarto —explica Aristóteles— es lo justo en Ia distribu- o, mejor dicho, tiene que impartirse también de acuerdo con
ción, y representa ei médio entre los términos contrários a otros critérios. Uno de ellos es ei de Ia necesidad, aplicable,
lo proporcional. Pues lo proporcional es ese médio, y lo por ejemplo, cuando se trata de dar ayuda a los supervi-
justo es lo proporcional. A esta proporción los matemáticos vientes de una catástrofe, o de otorgar pensiones a quienes
Ia llaman geométrica, pues también en ella ei total es ai total
como cada uno de los términos relacionados es ai otro. Esta una guerra convirtió en inválidos.25
proporción no es continua, porque ei que se refiere a per-
' sonas y a cosas no es, numericamente, un solo término. Por
4. La justicia rectificadora de Ias relaciones en que una de
v consiguiente, lo justo es esta proporción y lo injusto lo que
Ia contraria, o por exceso o por defecto. Esto mismo acon- > Ias partes causa y Ia otra sufre indebidamente un dano
tece en relación con los actos, pues quien procede injus-
tamente recibe más, y quien sufre una injusticia menos dei La segunda espécie de Ia iustitia particularis es Ia rectifi-
bien de que se trate. Con lo maio ocurre a Ia inversa; por- cadora, que tiene lugar en Ias relaciones interpersonales, ya
que, en razón dei bien, ei mal menor resulta preferible ai M
Refiriéndose ai concepto aristotélico de Ia justicia distributiva, Antônio Gó-
más grande, pues ei menor es más deseable que ei otro, y lo mez Robledo escribe: "De esta suerte, ei principio de Ia justicia distributiva crec
deseable es un bien, y lo más deseable ei mayor bien".23 Aristóteles que puede expresarse en Ia siguiente formula matemática: Si ai indivíduo
A se atribuye ei bien a y ai indivíduo B ei bien b, será preciso que Ia diferencia
La proporción que nuestro filósofo denomina aritmética, de valor entre i y b sei igual a Ia que respectivamente y desde luego por otras
consideraciones, existe a su vez entre A y B. A esta doble proporción, o a esta
y en Ia que uno de los términos es contado dos veces, se proporción de razones, como nos plazea, Ia ha definido Aristóteles como proporción
aplica lo mismo a personas que a Cosas. Tratándose de per- geométrica (yEconExoixi) áva).oyía), y somos los primeros en reconocer lo que
de artificioso hay en esta concepción, oriunda como poças dei matematicismo que
sonas, por ejemplo, Ia fórmula A : B : : B : C, podría leerse privo siempre en Ia Academia platônica, y dei que, por lo visto, no pudo liberarse
así: ei mérito de A es ai de B como ei de B es ai de C dei todo Aristóteles. Es imposible, en efecto, que así como son cuantíficablcs los
(doble, verbigracia). Tratándose de cosas, Ia fórmula: a : bienes econômicos, pueda hacerse otro tanto con los méritos personales". Antônio
Gómez Robledo, Meditãción sobre Ja justicia, Publicaciones de Diánoia, Centro de
b : : b : c, se podría leer de este modo: ei valor dei bien Estúdios Filosóficos. Edición dei Fondo de Cultura Econômica, México, 1963, p. 50.
d es ai dei bien b como ei de este ai dei bien c. * A esta forma de lo justo, que Aristóteles no conoce, algunos filósofos y ju-
ristas le dan ei noinbre de iustitia ptotcctiva. Cfr. Heinrich Henlcel, Einfiihrung
Respecto de Ia expresión: A : B : : B : C, no solo cabría in die RechtsphiJosophic (fntroducciòn a Ja filosofia dei derecho), C. H. Beck'schen
Verlagsbuchhandlung, München und Berlin, 1964, p. 314. Según Henkel, Ia iustitia
" Joachim, comentário citado, p. 143. protectiva debe incluirse en ei anchuroso campo de aplicación de Ia justicia dis-
» EN, 1131 b, 9-23. tributiva.

i
86 IGUALDAD Y JUSTICIA

ias voluntárias, ya Ias involuntárias. En todas ellas "Io justo IA JUSTICIA RECTH ICADORA
consiste también en cierta igualdad, y Io injusto en cierta b~
30
desigualdad, mas no según Ia mencionada proporción, sino dida; en cl otro, provecho)" Bien dice Joachim, comen-
según Ia aritmética".26 tando estas líneas, que Ias expresiones "ganância" y "perdi-
Aqui ya no se atiende ai mérito de Ias personas, pues estas, da", de que se vale el autor de Ia Ética nicomaquea, son
son tratadas como iguales. Lo único que se considera es Ia "metafóricas", y solo se aplican con propiedad a Ias rela-
diferencia que proviene dei dano, y ei problema se reduce a ciones de intercâmbio. Por artifíciales que aquellos térmi-
inquirir "si uno cometió injusticia y otro Ia sufrió, o si uno nos a vcces resulten, Aristóteles no deja de emplearlos, e
dano v ei otro fue danado".27 Esta es Ia pregunta esencial y, insiste en que cl juez mide el sufrimiento causado por los
respecto de Ia aplicación de Ia justicia rectificadora a hechos àxoúota equiparándolo a un dano o, en otras palabras, con-
delictuosos, Ia única que, para Ia estimación de los danos siderando Ia situación relacionai —desde ese punto de vista—
resultantes de un delito y estimables en dinero, debe tomarse como ganância de una de Ias partes y como perdida de Ia
en cuenta, pues, en lo que respecta a Ia imposición de Ia otra.31 La rectificación que en tales casos debe hacer el juez,
pena, casos hay, como luego veremos, en que Ia calidad de consiste, por tanto, en encontrar el médio entre el provecho
Ias personas no puede ser ignorada.28 En cambio, cuando solo y Ia perdida o, lo que es lo mismo, en restablecer —desde
se trata de tasar los danos causados por un hecho ilícito, tal punto de vista— Ia igualdad.
resulta "indiferente" que un hombre instruído haya defrau- Las dificultades que el paso citado en último término plan-
dado a un ignorante, o que ei culpable de adultério sea tea a Ia mayoría de los intérpretes, provienen de Ia forma
culto o no lo sea.29 en que traducen Ia palabra lw'ia, pues esta voz significa no
solo "pena" sino "sanción pecuniária". Emplear el primer
Si en una relación interpersonal una de Ias partes causa vocablo seria incorrecto en el caso, pues provocaria una con-
y Ia otra sufre un dano indebido, Ia igualdad resulta que- tradieción entre los pasajes a que remiten las notas 29 y 30
brantada, ya que ei primer sujeto obtiene, en perjuicio dei y el indicado por Ia nota 37, dei cual, como pronto veremos,
segundo, algo que, según Ia ley, corresponde a este. Ya hemos claramente se colige que, cuando no se trata de medir los
dicho que Aristóteles aplica estas ideas no solo ai intercâm- danos provenientes de Ia comisión de un hecho delictuoso.
bio de bienes, sino a los danos originados por Ia comisión sino de imponcr un castigo ai autor, casi siempre es nece-
de un delito. "Cuando uno es herido y otro hicre, uno mata sario tomar cn cuenta Ia calidad dei delincuente y de Ia
y otro es muerto, Ia pasión y Ia acción resultan desigual- víctima o, en otras palabras, aplicar el critério de Ia igualdad
mente divididas. El juez trata entonces de restaurar Ia igual- proporcional. Justamente observa Trude que Aristóteles con-
dad por médio de una sanción pecuniária, es decir, quitando sidera los casos penales desde el punto de vista de Ia retri-
ei provecho ai agresor. (En semejantes casos se habla solo bución y, con ello, de Ia proporcionalidad geométrica. Para
en forma general, aunque en algunos ei nombre no sea ade- eliminar Ia discrepância entre los pasajes citados —cuando en
cuado, como ocurre con ei de provecho en ei dei que le- 1132 a, 10, Çimía se traduce por "pena"— basta con perca-
sionó, y con ei de perdida en ei dei que sufrió Ia lesión. Pero tarse, por un lado, de que en vez de pena debe decirse —en
cuando ei dano es medido, se le llama, en un respecto, pér- el mismo lugar— sanción pecuniária o reparación dei dano,
y con advertir, por otro, que "Ia Hamada igualdad aritmética
» EN, 1131 b, 32-1132 a, 2. es aplicable a los casos penales cuando dos indivíduos que
".EN, 1132 a, 5-6. desde los puntos de vista subjetivo y objetivo han cometido
** "Por ejemplo: si ei que tiene un cargo público golpea a alguien, no por ello
debe ser golpeado a su vez. Pero si un particular golpea n un funcionário, no cl mismo delito, sin acepción de persona, es decir, sin que
solo debe ser golpeado, sino que debe, ademís, castigárscle." EN, 1132 b, 28-30. sea menester tomar cn cuenta circunstancias pcrsonalcs de
" EN, 1132 a, 2-4.
M
EN, 1132 a, 7-H.
" Joachim, comentário citado, p. H5.
88 IGUALDAD Y JUSTICIA
CONCEPTO riTACÓRICO DE RETRIBUCIÓN 89'
cualquiera espécie, deben sufrir ei mismo castigo. Pero Ia
llamada igualdad geométrica puede justificarse en matéria a costa dei otro, una veutaja indebida. Entonces, para res-
penal respecto de hechos especiales o de distinciones como tablecer Ia igualdad, ei juez quita ai primero ei provecho
Ia de íntención y negligencia".32 De esta suerte —prosigue injustamente obtenido y devuelve ai segundo aquello de que
Trude— tanto Ia igualdad geométrica como Ia aritmética va- no debía habérsele privado.
len —si bien en diferente relación— para dicha matéria. Por
eso "es probable que Aristóteles, ai aplicar a los delitos Ia
justicia igualadora no haya pensado en consecuencias pena- 5. Concepto pitagórico de retribución
les, sino civiles. De ser así, Çimía no debe trasladarse, en dicho
contexto, por pena, sino por reparación dei dano"." En ei capítulo quinto dei libre de 3a Ética nicomaquea
Llevado por su amor a los ejemplos matemáticos, Aris- consagrado a Ia justicia, Aristóteles discute ei concepto de
tóteles prosigue: "El juez restaura Ia igualdad, como si de retribución defendido por los filósofos pitagórico?.35 Las si-
una línea dividida en partes desiguales quitara aquello en guientes palabras expresan diáfanamenfe tal concepto:
que Ia mayor excede de Ia mitad y Io anadiera a Ia parte,
más pequena. Cuando ei todo ha sido dividido en dos mi- "Si alguien padece lo mismo que hizo,
tades, entonces se dice que cada quien tiene lo suyo, ya que recto será su castigo".36
ambos recibieron lo mismo".' 4
Lo suyo de cada quien, desde ei ângulo visual de ia jus- Esta concepción, estrictamente "taliónica", no correspon-
ticia rectificadora, es, por ende, ei término médio entre ei de, en ei sentir de Aristóteles, ni a Ia justicia distributiva
dano que una de Ias partes causa y ei que es padecido por ia ni a Ia rectificadora. "Por ejemplo: si ei que tiene un cargo
otra. Pero dano y provecho ilícitos pueden existir no solo público golpea a alguien, no por ello debe ser golpeado a
como consecuencia de un delito —caso en ei cual Ia función su vez. Pero si un particular golpea a un funcionário, no
rectificadora estriba en ia reparación— sino tambíén cuando, solo debe ser golpeado, sino que debe, además, castigársele".37
en Ias relaciones voluntárias, uno de los contratantes obtiene, Es éste cl pasaje a que aludimos antes, y dei cual claramente
resulta que cuando no se trata de reparar (cn forma pecu-
m
Trude, obra citada en Ia nota 5, p. 100. niária) cl dano causado por Ia comisión de un delito, sino
" Trude, opus cit, p. 101. de imponer un castigo ai delincuente, Ia pena solo puede
** EN, 1132 a, 24-29. A fin de explicar más claramente ei ejemplo, Aristóteles
prosigue: "Si de dos partes iguales se quita un segmento a una y se anade a Ia individualizarse de manera justa si ei encargado de aplicaria
otra, Ia segunda excederá a Ia primera en dos veces ese segmento. Pero si lo que toma en cuenta tanto Ia calidad dei autor como Ia de ia vic-
se quito a Ia primera no fue afladido a Ia segunda, esta solo excederá a Ia otra
en ese segmento. Así, pues, Ia parte mayor excederá en tal segmento ai médio, tima dei hecho delictuoso, en vez de limitarse a infligir ai
y este, en Ia misma cantidad, a Ia porción de que aquel segmento fue quitada. De primero un sufrimiento igual ai padecido por ei segundo
este modo reconoceremos qué se debe quitar ai que tiene más y qué atribuir ai
que tiene menos. A este debe asignárseíe aquello en que cl médio excede a su ("ojo por ojo, diente por diente").
porción, y ai ctro hay que quitarle Ia parte en que ei medio cs excedido por Ia El justo castigo no consiste, como los pitagóricos decían,
porción mayor. Sean AA', BB', C C , três líneas iguales entre si. Quitese de AA'
ei segmento AE y afiádase a CC como C D , de modo que toda Ia línea C C D en que uno sufra lo mismo que hizo. En las distribuciones,
exceda a EA' cn los segmentos CD y CF y, por tanto, a BB' en ei segmento C D : por ejemplo, Ia rectitud dei acto distributivo no depende de
A E A' que a todos los sujetos se les den ias mismas cosas, ni, cn cl
B B' Cfr. Benvcnuto Donati. Dorfrma pifagor/ca e arisfofelica dc/Ia gi'u<fizú A F
Forniíggini, Editorc in Modcn.i. 1911. iv, a), pp. 21 y si. Sobre e) mismo tema:
C F C D C Del Vcccliio, La justkh. Traducción de Francisco P. Laplaza. Editorial De -
palma, Buenos Aires, 1952. Cap. v.
EN, 1132 a, 32-1132 b, 9. " EN, 1132 b, 27.
" EN, 1132 b, 28-30.
•90 IGUALDAD Y JUSTICIA

caso de Ia justicia rectificadora, Io que Ia víctima dcl delito


recibe se identifica (cuando de reparar ei dano se trata) con
aquello que, respecto dei delincuente, Aristóteles llama im-
propiamente "provecho". Por ello escribe Joachim, en co-
nexión con ei tema de que estamos tratando, "que Ia justa
reparación dei dano que se causa a Ia víctima de un asalto,
verbigracia, puede ser o más o menos que Ia "perdida" real,
es decir, que ei mal ocasionado por Ia lesión sufrida".38
Hay, empero, un âmbito —según ei mismo Joachim— en
CAPITULO V
que ei "reciprocar" implícito en ei concepto pitagórico de
Io justo asume importância enorme: ei dei intercâmbio de
LA JUSTICIA EN LAS RELACIONES DE
servidos o de bienes. "Reciprocar" es aqui esencial, mas no
INTERCÂMBIO
en ei sentido de que cada una de Ias partes reciba Io mismo
que da, (por ejemplo: un banco de madera de tal o cual
El intercâmbio de bienes y servidos entre los miembros de
forma, tamano, acabado y calidad a cambio de otro banco
Ia comunidad o entre comunidades distintas depende, según
de igual calidad, acabado, tamano y forma), sino en ei sen- Aristóteles, de Ias siguientes condiciones:
tido de igualdad o equivalência econômica de prestacion y
d) De Ia necesidad, en que cada una de Ias partes de Ia
contraprestación. relación se encuentra, de obtener de Ia otra, a cambio de
Al examen de esta espécie de igualdad y, por ende, de jus- una prestacion determinada, ei bien o servido que le hace
ticia, dedica Aristóteles los desarrollos de que en ei capítulo falta.
próximo ofreceremos un resumen.
b) De Ia posibilidad, respecto de Ias mismas partes, de
disponer de Io que cada una ofrece a Ia otra a cambio de Io
que ella necesita.
c) De Ia existência de un critério de medida para estimar
ei valor de cada prestacion.
d) Del acuerdo de voluntades de los contratantes para
efectuar ei intercâmbio y hacerlo producir sus efcctos en Ia
forma prescrita por los nómoi aplicables ai caso.
a) Lo que, según nuestro filósofo, mueve a los hombres
a intercambiar bienes o servicios es Ia necesidad (-/oeía),1 ya
que nadie está en condiciones de producir todas Ias cosas
de que lia nicncstcr para Ia consenación de su vida. Ia satis-
facción de sus intereses y el desplieguc de su actividad. La
diferencia de los talentos y aptitudes no solo da origen a Ia
división dcl trabajo y a Ia consiguiente especialización de Ias
tareas, sino que hace posible que los indivíduos obtengan unos
1
X0e^i> necesidad (de xQÓoiuti) no tienc aqui cl sentido de íorzosidad, sino
el de falta o carência de algo. Tal sentido cs claramente expresado por Ias vocês
«, inglesas necd y waiif; por Ia francesa besoin; por Ia italiana bísogno y por Ia ale-
" Joachim, comentário citado, p. 148. mana Bedarf.
'92 LAS RELACIONES DE INTERCÂMBIO
I A S RELACIONES DE INTERCÂMBIO 93
•dc otros, mediante ei establecimiento de relaciones de inter-
câmbio, determinados produetos o ^servidos. Cada uno da, minando, por ejemplo, cuántos zapatos equivalcn a una casa
.a cambio de Io que necesita, aquello de que puede disponer, o a un alimento. Lo que el construetor es cn relación con
y de esta suerte contribuye, como dice Aristóteles, a Ia inte- cl zapatero, eso mismo deben ser los zapatos cn relación
gración de Ia vida comunitária. El intercâmbio "no existe con las casas (o los víveres). De no ser así, no habría inter-
entre dos médicos, sino entre el médico y ei labrador y, en câmbio, ni tampoco comunidad. Pero el intercâmbio resul-
.general, entre personas diferentes, no entre sujetos iguales".2 taria imposible si las cosas no fueran, en cierto respecto, igua-
De aqui que Ias prestaciones intercambiadas difieran siem- les. Todas deben, pues, ser medidas de acuerdo con cierta
pre, de acuerdo con Ias necesidades de Ias partes. pauta, según se dijo. Si los hombres no tuviesen necesidad
de nada, o sus necesidades no fuesen análogas, no habría
b) Es claro que, para que el intercâmbio se produzea, no
cambio o, de habcrlo, no seria cl mismo." 6
basta Ia urgência de obtener de otro Io que el sujeto de Ia
•carência no tiene; es menester que este pueda dar algo a su Oue las cosas objeto dc trueque deben ser, cn algún res-
vez y, por ende, que se halle en condiciones de disponer de pecto, comparables, no ofrece Ia menor duda. Que Ia coin-
Io que ofrece.3 paración ha dc estableeerse tomando como base su valor
c) El Estagirita. asevera que "en Ias relaciones de inter- econômico, expresable en dinero, es igualmente fácil de en-
•cambio, Io justo exige Ia retribución, mas no según Ia igualdad, tender. Tambicn se comprende, sin gran esfuerzo, que Ia
sino según Ia proporcionalidad".4 ^Cómo debe entenderse necesidad dc intcrcanibiar produetos o servidos este con-
esto? . . . El ejemplo de que Aristóteles se sirve para explicado dicionada por Ia oferta y Ia demanda de los diferentes sa-
•es de interpretación difícil. El paso a que aludimos dice así: tisfactores. No ocurre, cn cambio, lo propio con Ia afir-
"La retribución proporcional se produce por médio de un mación de que lo que el construetor es en relación con el
enlace en diagonal. Sea en A un construetor, en B un zapa- zapatero, eso mismo deben ser los zapatos en relación con
tero, cn C una casa y cn D un zapato. Ahora bien: el cons- las casas o los víveres.7
truetor debe recibir el trabajo dei zapatero y dar a este parte Para explicar lo que Aristóteles llama "un enlace en dia-
dei suyo. Si suponemos, primeramente, que haya igualdad
proporcional y, además, que Ia retribución se produzea, ocu- « EN, 1133 a, 10-25.
' Comentando cl pasaje a que rcniíte Ia nota anterior, Cauthicr y Jolif escri-
rrirá Io ya dicho. De Io contrario, ni habrá igualdad, ni el ben: "La picgniita a que Aristóteles quiere respondei ahora es esta: <en que con-
Estado conservará su cohesión. Nada impide, en efecto, que diciones podrj rc.ilizarsc b proporción recíproca, o Ia fórmula A + D : B + C : :
A : B ? Los valores por determinar son C y D, es decir, las niercancías inter-
•el produeto dei uno valgá más que el dei otro, por Io cual es cambiadas. Sin embargo, cs importante advertir que esta determinación de los
preciso igualarlos." 5 Un poço más adelante, nuestro filósofo objetos no se liacc. como en el caso dc Ia justicia distributiva, cn relación con Ias
personas (estas, cn efecto. son consideradas como iguales, y, si Aristóteles parece
afiade: "Es, pues, preciso que todas Ias cosas objeto de trueque advertir cierta dcsigualdad entre ellas, esto es solo en Ia medida en que producen
sean, en algún respecto, comparables. Con este fin se ha ins- mercancías dc valores desigualcs; tal cs el punto de vista que volveremos a en-
contrar más tarde en 1132 a. 22 y que será mantenido por cl autor de Ia Grau
tituído Ia moneda, que viene a ser, en cierto modo, un mé- ética, i, 33, 1194 a. 7-25: si existe cierta relación entre cl arquitecto y el zapa-
dio. Ella mide todas Ias cosas, el exceso y el defecto, deter- tero, es cn Ia medida cn que cl trabajo de aqucl tiene más valor que el dc este:
Ia dctcrmínacióii dc los objetos se It.ke cn rc/acióu con nu enferio que Aristóteles
3 no menciona todavia, pero que será invocado más adelante: Ia necesidad. Supuesto
EN, 1133 a, 16-18. "Los hombres están determinados de tal manera —escribe Io anterior, ,-cómo est.ibleccrcmos Ia reciprocidad proporcional? Habrá que entre-
Emil Brunner— que les es preciso buscarse y tenerse reciprocamente. Su recíproca garse a dos operaciones: 1) igualar las mercancías, es decir, como más tarde se
necesidad es Ia pnieba de que están destinados a Ia comunidad." E. Brunner, explicará, inquirir, por ejemplo, cl número de pares de zapatos que representan,
La josticia. Doctrina de Jas leyes fundamenrales dei orden socíaí. Traducción de cn términos de necesidad, un valor igual ai dc una casa; 2) operar Ia adición
Luis Recaséns Siches. Centro de Estúdios Filosóficos de Ia Univcrsidad Nacional. de los términos diametralmente opuestos, o sca, en el caso dei ejemplo, arquitecto +
México, 1961. Las anteriores palabras demuestran que, en este punto, hay coincidência pares de zapatos. por una parte, y. por otra, zapatero + casa. Es obvio que tal adición
x;ntre Ia tesis bíblica a que Ia cita se refiere y Ia doctrina aristotélica. »o puede liaccrse si antes no se liau igualado los produetos; y Aristóteles indicará más
• EN, 1133 b, 6-10. adelante cl inconveniente que derivaria de omitir tal operación (1133 b, 1)". Gautbier
4
EN, 1132 b, 32-33. y Jolif, Comentário citado, H, p. 377. Respecto dc Ia interpretación transcrita deseamos
• EN, 1133 a, 5-13. observar lo que siguc: 1) cn EN, 1132 a. 22 y M.\f, 1194 a. 7-25. Aristóteles
94 LAS RELACIONES DE INTERCÂMBIO IAS RELACIONES DE INTERCÂMBIO 9?
gonal", los comentaristas se valen dei siguiente diagrama: ha dado a los intérpretes tantos dolorcs de cabeza cs, sim- 10

plemente, éste: como los zapatos son a Ias casas, en cuanto


satisfdctores de necesidades y objeto de posibles relaciones
de intercâmbio, ei zapatero es ai constructor en cuanto po-
D sible sujeto de tales relaciones y produetor de Io que puede
ofrecer a cambio de Io que necesita. En apoyo de esta in-
La gráfica suele entenderse de esta manera: si A es un terpretación citaremos el paso de los Magna Mordia en que
constructor, B un zapatero, C Ia casa construida por A y Aristóteles recuerda un texto de La república donde su
D un par de zapatos hechos por B, ei intercâmbio de los maestro dice que "el labriego produce alimento; el cons-
productos de A y B consistirá, como escribe Joachim, "en tructor, Ia casa; cl tejedor, vestido; cl zapatero, calzado.
Ia transferencia de D a A y en Ia de C a B"; mas para que Ahora bien: el labriego da alimento ai constructor y el cons-
ei intercâmbio sea justo es necesario determinar previamente tructor, por su parte, da ai labriego Ia casa; y dei mismo
cuántos pares de zapatos deben ser entregados por B a cam- modo se conduecn todos los restantes, de suerte que Io que
bio de Ia casa que desea adquirir. ellos mismos producen es cambiado por Io que producen los
De acuerdo con ei Estagirita —explica Joachim— Ia re- demás. Y Ia proporción cs esta- como el labriego cs ai cons-
lación entre ei número de unidades de los dos productos debc tructor, cl constructor es ai labriego. De manera semejante
ser igual a ia que existe entre ei valor dei constructor y ei ocurre respecto dei zapatero, dei tejeder y de todos los otros,
dei zapatero, de modo que A : B : : C : xD. "Pero como pues entre ellos existe Ia misma proporción".11 Resulta, pues,
hayan de determinarse los valores de los productores y qué clarísimo que el pensamiento de Aristóteles ai escribir Ias
pueda significar Ia relación entre ellos, a fin de cuentas palabras a que hace referencia Ia nota 5 no fue establecer
es para mi, tengo que confesarlo, enteramentc inintcligible." 8 una proporción entre el valor de los productos y el de sus
Parece obvio que ei sentido dei pasaje a que se refiere correspondientes productores. Otra prueba de ello es que
ia nota 5 no puede ser que si ei valor de ia casa es igual ai los sujetos de Ias relaciones de intercâmbio intervienen en Ias
de 100 pares de zapatos, ei constructor valdrá cien veces más mismas como iguales, por Io que Ia cuestión se reduce a cs-
que ei zapatero.9 jQué es, entonces, Io que Aristóteles quie- 10
re decir?... En nuestra opinión, ei sentido dei texto que Cfr. M. Salomon, Der Bcgrirf der Gcrcchfigfceit bei Aristóteles, pp. H5 y ss.
Según P. Trudc, cl principio de igualdad se maniíicsta, en opinión de Aristóteles,
de dos mancras: priuicrainciitc, como síniple cquiparacion de los hombres respecto
no dice que ei traba;o dei constructor valga más que cl dei zapatero, sino que cl dei intercâmbio de bienes, sin tomar para nada cn cuenta sus diferencias perso-
valor de los productos de uno y otro es distinto, por Io que liabrá que determinar nalcs, y, en segundo lugar, como equiparación o igualación proporcional de aqué-
"cuántos pares de zapatos equivalen a una casa o a un alimento"; 2) si en Ias Hos cn función de tales o cualcs diferencias, "lín cl caso de Ia priuicra forma de
relaciones de intercâmbio Ias partes intervienen como iguales, cl único problema igualdad, Ia Mamada aritmética, siinplcuieiite son comparados entre si dos mag-
consiste en establecer Ia equivalência econômica entre prestación y contraprestación. nitude: o valores, a saber, los bienes que corresponden a los hombres; cn el caso
,iQué se gana, pues, o qué sentido tiene, en ei caso, liaccr Ia adición dei cons- de Ia segunda, cn cambio, cs decir. cn el de Ia llamada geométrica, Io que se
tructor a los pares de zapatos y Ia dei zapatero a Ia casa, si de antemano se sabe compara son dos relaciones, Ia que media entre dos liombrcs v Ia que existe entre
que Ias partes son tratadas como iguales y que Ia única proporción por esta- los bienes que les corresponden. V.n cl primem. Ias persouas son consideradas
blecer es Ia que media entre ei valor econômico de los productos que habrán de como iguales, de manera que solo liay que comprobar !a igualdad de Ias cosas;
intercambiarse? en el segundo, por el contrario, Ias personas no son tratadas, relativamente a Ias
* Aristotle, The N/comachean Ethics. A Commentary by li. II. joachim. Oxford, cosas, como iguales, sino como designalcs, de suerte que a los dcsigualcs no se
At the Clarendon Press, 1951, p. 150. les atribuycn cosas iguales, sino que, de acuerdo con su dcsigualdad, cosas dife-
* Así Io han entendido, sin embargo, no poços autores, cuyas opiniones son rentes, de donde se siguc que Io igual solo les es atribuido en forma proporcional".
discutidas por Max Salomon en su libro sobre ei concepto de justicia en Aristó- P. Trude, Der Bcgriff der Gcicchtigkcit in der arrstotclischcn Rechís- und
teles. Incluso Santo Tomás, en su comentário a Ia Ética nicomaquea, escribe que Sfaatjphilosophie, p. 107. De acuerdo con esta interpretación. que cs Ia que nos
ei trigo sobrepasa en valor a los zapatos en Ia misma medida cn que ei agri- parece correcta, cn cl caso dcl intercâmbio de bienes o servidos solo debe liablarse
cultor vale más que ei zapatero ("quantum agrícola... excedit coriarium''): S. Tho- de igualdad geométrica o proporcional relativamente a Ias prestaciones intercambia-
mae Aquinatís in decem íibros Ethicorum Aristoteíis ad Niconiachum Expositio, v, das, porque Ia que existe entre Ias partes cs simplcmcnte "aritmética".
u
Lectio rx, 983. MM, 1194 a, 7-16.
96 LAS RELACIONES DE INTERCÂMBIO
LAS RELACIONES DE INTERCÂMBIO 9~
tablecer Ia equivalência econômica de los servidos o mer-
cancías intercambiados. ia misma relación que entre el produeto de aquél y cl de
El critério de acuerdo con ei cual Ias cosas deben ser me- este"" (Es decir, igualdad.)"
didas, leemos en EN, 1133 a, 26-29, es "Ia necesidad, que Pero —advierte Aristóteles— "el critério de proporciona-
a todos mantiene unidos. Si los hombres nr tuvieran nece- lidad no debe aplicarse cuando Ias cosas son cambiadas,
sidad de nada, o sus necesidades no fuesen análogas, no pues, de Io contrario, uno de los extremos tendría ambos
habría cambio o, de haberlo, no seria ei mismo". excesos"." Hay que aplicarlo, más bien, cuando Ias partes
Para hacer innecesario, en Ia mayoría de los casos, ei están aún en posesión de Io suyo. "De esta suerte se hacen
trueque de bienes por bienes, de bienes por servidos o de iguales, y entran en comunidad, porque Ia igualdad puede
establecerse entre ellas." "
servidos por servidos, facilitar ei comercio, crear nuevas for-
mas contractuales y, en una palabra, encontrar un "sustitu- Igualar Ias cosas significa, pues, para Aristóteles, determi-
nar, expresándola en términos monetários, su equivalência
tivo" de Ia necesidad, se invento Ia moneda. Esta surgió "en econômica. Establecer, por ejemplo, cuántos pares de zapa-
virtud de una convención", Io que explica que se le haya dado tos equivalen a una casa o a un saco de trigo.
ei nombre de nómisma. "ya que no existe por naturaleza, La moneda, prosigue Aristóteles, no solo sirve para indi-
sino por costumbre, y de nosotros depende transformaria o car el precio de Ias cosas en el momento en que se necesita
quitarle todo valor"." cambiarlas, sino que, respecto de un posible intercâmbio
"A fin de cuentas —comenta Joachim— Ia demanda o futuro, "es para nosotros una garantia de que, cuando Ia ne-
necesidad de Ias partes respecto de Ias mercancías de cada cesidad se presente, el cambio podrá efectuarse".18
uno es Io que determina Ia razón que existe entre Ias últi- d) Otra de Ias condiciones dei intercâmbio de bienes o
mas: sus respectivas demandas tienen que ser conmensura- servidos entre los miembros de Ia comunidad o entre dis-
bles, Io que eqüivale a decir que Ias correspondientes mer- tintas comunidades es el acuerdo para efectuar dicho inter-
cancías han de serio también. La medida común de todos câmbio y hacerlo producir sus efectos en Ia forma prescrita
los bienes intercambiables es, por tanto, una unidad de de- por los nómoi aplicables.
manda, real o supuesta (considerada como homogênea). El contrato —escribe Aristóteles en Ia Retórica— "es una
Precisamente como sustitutivo de Ia demanda se adopta ley especial o particular, y no dan los contratos fuerza obli-
—para facilitar ei intercâmbio— una medida común arbitra- gatoria a Ia ley, sino Ias leyes a los contratos que se ajustan
riamente instituida, es decir, una unidad de peso de una a ellas".19 La idea de que estos son normas especiales o in-
mercancía homogênea y de demanda permanente, como ei dividualizadas (tesis que los juristas modernos atribuycn a
oro o Ia plata, que se acepta de común acuerdo, y cuyo Austin o a Kclsen),:o cs, como puede verse, mucho más
valor se supone constante. Esto es Ia moneda: un sucedâneo antigua de Io que se cree. La norma contractual es lex inter
de Ia unidad de demanda, ai que se inviste con Ias pro- " EN, 1133 a, 31-33.
piedades requeridas, Ias cuales, de hecho, y hablando es- ** En rigor, como Io explicamos en Ia nota 10, Ia igualdad entre los contratantes
trictamente, no posee".13 es de tipo aritmético, cn tanto que Ia que existe entre Ias cosas intcrcanibiadas
resulta, de acuerdo con cl valor econômico de cada una, geométrica o propor-
Para que en Ias relaciones interpersonales voluntárias pue- cional. Volviendo ai ejemplo podría, pues, decirse que C : D : : 100 : 1, si se
supone, como nosotros Io hicimos, que el valor de Ia casa C eqüivale ai de 100
da hablarse de retribación o, Io que cn cl caso viene a ser pares de zapatos D.
Io mismo, de justicia, es indispensable igualar Ias prestacio- " EN, 1133 b, 1-3.
" EN, 1133 b, 3-4.
nes, "de manera que entre el agricultor y ei zapatero medie * EN, 1133 b, 10-13.
a
" Ret., 1376 b, 7-9.
EN, 1133 a, 26-28. " Cfr. John Austin, T/ie Prov/nce oi Jurisprudence Detcrmined, The Noonday
" EN, 1133 a, 30-31. Joachim, comentário citado, p. 150. Press, New Yorl:, 1954, Lecture i, p. 18; Hans Kehen, Reme Rcchtjlchrc, Zweite
AufL, Franz Deutickc, Wicn, 1960, pp. 236-238.
98 LAS RELACIONES DE INTERCÂMBIO LAS RELACIONES DE INTERCÂMBIO 99
partes, pero su fueiza vinculante no dimana dcl acucrdo de aííadirse, como una tercera espécie, Ia justicia retributiva,
voluntades de los contratantes, sino de los nómoi que regu- esto es, Ia que exige, en ei caso de Ias relaciones de natura-
lan cada negocio, y respecto de los cuales aquclla norma leza contractual, por cjcmplo, Ia equivalência econômica
es un acto de aplicación. En ei mismo pasaje, a renglón entre prestación y contraprestación.26 En nuestro sentir, cl
seguido, Aristóteles declara que "Ia iey misma es una espécie problema puede resolverse facilmente si se tiene en cuenta que
de contrato, de manera que, quien no cumplc o quita su Ia regia de que en Ias relaciones interpersonales voluntárias
eficácia a un contrato, quita su eficácia a Ias leyes".*1 Este haya equivalência econômica entre Ias prestaciones no cs sino
pensamiento, prelúdio de Ia tesis dei contrai social, se en- una aplicación dcl principio general en que descansa Ia
cuentra ya, diáfanamente formulado, en uno de los diálogos doctrina aristotélica sobre Ia iustitia particularis, esto es, cl
platônicos.22 Sorprende ai lector moderno descubrir, en Ia de que los iguales deben recibir cosas iguales y los desiguales
misma página de Ia Retórica, un breve análisis de casos de cosas desiguales, proporcionalmente a su desigualdade Por
antinomia entre contratos y leyes o entre un contrato ante- eso, más que de três espécies de justicia: distributiva, rectifi-
rior y otro posterior.23 cadora y retributiva, debe hablarse de três formas de apli-
Ya se explico que ei intercâmbio de bienes o servidos cación de aqucl principio o, para expresarlo de otra manera,
unicamente es justo cuando existe equivalência econômica de três distintas funciones de Ia condueta justiciera: Ia distri-
entre prestación y contraprestación. Es posible, sin embar- butiva de Io repartible entre los miembros de Ia comunidad
go, que una de Ias partes se proponga obtener, y efectiva- de acuerdo con su mérito o demérito; Ia rectificadora de Ias
mente obtenga de modo fraudulento, más de Io que da a relaciones en que una de Ias partes causa y Ia otra sufre un
cambio de Io que recibe. El principio según ei cual en Ias dano indebido, y Ia retributiva o igualadora: a) de Ias presta-
relaciones interpersonales voluntárias Ia justicia exige que ciones que son objeto de un intercâmbio voluntário o b) dei
Ias prestaciones tengan ei mismo valor o, para expresarlo dano resultante de un hecho delictuoso y Ia sanción pecu-
de manera más precisa, sean equivalentes, resulta entonces niária que, además de Ia pena, puede imponerse al autor dcl
vulnerado. La función rectificadora de Ia justicia consiste, delito. 1
en tal hipótesis, en restablecer Ia igualdad. Para entender cn forma correcta cl principio de que los
Mucho se ha discutido21 si a Ias dos cspccics de Ia justicia
particular distinguidas por Aristóteles en 1130 b, 30-1131 a, autem qu.i<.' in couiimitatiombus direcíiva (1131 a, 1); reliqua aurem una directivum
1, es decir, a Ia justicia distributiva y a Ia rectificadora-* debe quod tit in commurationibus et in voíuntariis et in involuutariis (1131 b, 25).
El término importante era dirccíivuin, djúrfhofikon, pero Santo Tomás subraya, por cl
contrario, Ia palabra lomniutatiombtis y, frente a Ia justicia distributiva, no conoce,
" Ret., 1376, b, 9-11. cn su comentário a Ia £'tka, sino Ia commutativa que dirige los câmbios". Gauthier
32
Cfr. Platon, Ciitón, 13. Sobre Ia tesis dei contrato tácito entre Ias leyes y los y Jolif, Coinuicntairc, p. 370.
ciudadanos véase Io que escribe Adolf Menzel en su libro Calicies. Contribución " A esta podría dárselc tainbiéu cl iiombrc de justicia igualadora, por Ia índole
a Ia historia de Ja teoria dei derecho dei mis fuerte. Tradncción de Mario de Ia de su función. Recuérdcsc que, scgún cl Estagirita, Ia función igualadora se eje-rce
Cueva. Centro de Estúdios Filosóficos. U.N.A.M., México, 1964, p. 89. asimisuio cuando, al imponcr una sancióu pecuniária, ei juez establece una equi-
3 valência entre cl dano que ocasiona Ia coniisión de un delito y Ia susodicha san-
Ret., 1376 b, 24-29.
u
Cfr. Gauthier y Jolif, comentário citado, p. 369, y Max Saloinon, opus cit., ción pecuniária.
pp. 24 y ss. " EN, 1131 a, 23-24.
3
La expresión aristotélica tò ôiooOümxòv Síxcuov significa ío justo rcctiíica- =* EN, 1131 b, 32-1132 a, 2; 1132 a, 24-30; 1132 a, 9-10; MM, 1193 b, 24-29.
dor. Dcbe, pues, hablarse de justicia rectificadora o correctiva, y no, como Io haccn Las tres funciones de Ia condueta justiciera, es decir, de Ia realizadora de Ia jus-
muchos expositores de Ia filosofia aristotélica, de justicia coiimut.ifiYn. Scgún Gau- ticia, derivan, en consecuencia, de tres diversas aplicaciones de un mismo con-
thier y Jolif, cl origen de esta tradncción incorrectn está cn ei comentário de cepto, cl de igualdad (lato sensu). No podemos, pues, estar de acucrdo con Ia
Santo Tomás a Ia Ética nicomaquea. "Pero es evidente —explican los autores fran- siguiente afirmación de Giorgio Del Vccchio: "Las diferentes espécies de justicia
ceses— .que, como ya Io advirtió D. G. Ritclue ("Aristotles Subdivisions of formuladas por Aristóteles no están, o al menos no Io parecen, deducidas rígu-
'Particular Justice'"), en The Clássica! Revíeu-, 8, 1894, p. 185-192, Ia exégesis rosamente de un solo principio, según una autêntica necesidad lógica; por ei
tomista descansa escncialmente sobre un equívoco, ocasionado por Ia ambigiiedad contrario, se describen succsivamcntc, sin que se haya demostrado su nexo ín-
de Ia vcrsión latina que Santo Tomás utilizaba. El diiaion to cn tois sunaílaginasi timo y Ia referencia a una unidad sustancial." Dcl Vccchio, La justicia, traduc-
diorthotiton de Aristóteles era, en efecto, vertido así por Robcrt Grosscteste: una ción de Francisco P. Laplaza. Editorial Depalma, Buenos Aires, 1952, p. 79.
100 LAS RELACIONES DE INTERCÂMBIO
LAS RELACIONES DE INTERCÂMBIO 101
igudes deben recibir cosas iguales y los desiguales cosas 31
desiguales, proporcionalmente a su desigualdad, es necesarío ei respecto cn que los sujetos entre quienes hay que re-
no olvidarse de que, siendo los de igualdad y desigualdad partir algo deben ser comparados (si se pretende que Ia dis-
conceptos relacionales, no existen ni Ia absoluta igualdad tribución sea justa), es ei de su mérito. Si los méritos son
ni Ia desigualdad absoluta. No tiene sentido hablar de Io iguales los sujetos deberán recibir cosas iguales; si son dife-
igual o Io desigual en st; solo cabe hablar de Io que es igual rentes, deberán recibir cosas distintas, pero proporcionadas
o desigual respecto de otra cosa. La igualdad o Ia desigualdad a su desigualdad.
siempre se dan entre dos objetos cuando menos. En cuanto Hay, pues, que distinguir entre norma de tratamiento y
uno de los comparados no es ei otro, declaramos que son critério comparativo. La norma de tratamiento prescribe como
dos y no uno, y establecemos su dualidad por Ias diferencias hay que tratar a los iguales y como a los desiguales; ei citado
que los separan. Así Io indica ei principio de que solo Io di- critério scíiala cl respecto en que los sujetos deben ser com-
verso puede ser igual.29 Pero los juicios sobre Ia igualdad y parados para que resulte posiblc, en tal respecto, declarar
Ia diferencia tienen un segundo supuesto, ei de que los ob- que son iguales o, por ei contrario, que difieren.32
jetos a que se refieren sean comparables entre si. Por ejem- Sin critério comparativo no puede haber norma de trata-
plo, cuando Aristóteles escribe que "ai repartir, Io justo ha miento o, para expresarlo con mayor precisión, no es posible
de determinarse en función de algún mérito", este principio dar a esta un contenido que Ia haga aplicable. Pero hay casos
no solo presupone que Ia repartición ha de hacerse entre en que ai aplicador no le basta con saber cuál es ei respec-
dos o más sujetos (io que implica Ia posibilidad de distin- to en que debe comparar, porque ei tertium comparationis es
guirlos), sino que Ia diferencia a que debe atender quien re- objeto de valoraciones discrepantes. Esta difícultad no esca-
parte algo entre ellos es Ia que deriva de sus méritos. Para po a Ia penetración de Aristóteles, como lo revela ei pasaje
efectuar una distribución justa será, pues, preciso que ei en- en que cita cl principio que nos ha servido como ejemplo.
cargado de repartir compare a esos sujetos en tal respecto. Tal pasaje dice así: "Todos reconocen que, ai repartir, lo
El principio: los iguales deben recibir cosas iguales y los justo ha de determinarse en función de algún mérito. Em-
desiguales cosas desiguales, proporcionalmente a su desigual- pero, no todos juzgan que este resida en lo mismo. Para
dad, indica en qué forma deben ser tratados los iguales y los democratas radica en Ia libertad; para los oligarcas, en
de qué manera hay que tratar a los desiguales, por Io que Ia riqueza; para otros, en Ia nobleza de cuna; para los aris-
puede dársele ei nombre de norma de tratamiento. Pero esta tocratas, cn Ia excelência." 3S Hay, pues, casos en que para
no dice cuando dos sujetos (o dos cosas) son iguales o des- aplicar Ia norma de trato ai aplicador no le basta ei critério
comparativo, porque cl respecto que tal critério ofrece para
iguales. Luego no puede aplicarse si previamente no se de- determinar Ia igualdad o Ia desigualdad debe a su vez ser
termina ei critério de que ei aplicador tiene que servirse determinado de acuerdo con una pauta de valoración. Vol-
para hablar de igualdad o desigualdad de Ias cosas o Ias per-
sonas.80 Volviendo ai ejemplo aristotélico encontramos que bien 'rcniite' de una a Ia otra. No se trata, pues, de una propiedad, sino de una
rclaciòn entre dos términos. Los objetos 'iguales' son referidos uno ai otro en
" Cfr. H. Nef, Oleichheit und GerechtigJceit (Igualdad y iusticia) Polyeraphischer una 'visión conjunta', y ei resultado de compararlos es ei descubrimiento de una
Verlag A. G., Zürich, 1941, p. 6. relación entre ambos" Hans Nef, C/eichheit und Gcrechrigkeir, Poh graphischer
M
Hablar de Io igual es, como dice Nef, hacet un enunciado que se refiere a Verlag A. G. Zürich, 1941, i, 2-6. He lieclio una exposición de Ia obra citada en
dos cosas cuando menos, considerándolas en forma simultânea. No se alude a una mi artículo "Igunldad y justicia cn cl pensamiento de Hans Nef", Diánoia, Anuario
y luego a Ia otra, sino que coacomitanternente^e dice algo de entrambas. No dei Centro de Estúdios Filosóficos de Ia Universidad Nacional de México, 1963,
puede, pues, tratarse de una propiedad, porque Ias propiedades pertenecen a Ias pp. 3-33.
cosas como objetos singulares o aisiados. Estos solo en su singularidad pueden " EN, 1131 a, 23-25.
tener propiedades, ser, por ejemplo, rojos o esféricos. 'Igualdad' no es, por con- ** Aun cuando Aristóteles no emplea Ias expresiones norma de rraramienro y
siguiçnte, una propiedad de aquéllos. No es que uno sea 'igual' y ei otro 'des- critério comparativo, no hay duda de que define con toda claridad los objetos
igual', en ei sentido en qne décimos, verbigracia, que uno es un cubo y ei a qoc tales expresiones se refieren. Lo propio ocurre con ei término pauta de
otro un cilindro. Lo 'igual' no esta en cada una de Ias cosas comparadas; más valoración, que emplearemos más adelante.
° EN, 1131 a, 23-29.
102 LAS RELACIONES DE INTERCÂMBIO LAS RELACIONES DE INTERCÂMBIO 103
viendo ai ejemplo podemos decir que ei mérito es valorado igualadora y cn cu.ílcs debe aplicarse cl de Ia justicia propor-
de modo diferente en cada uno de los regímenes políticos, cional, geométrica o distributiva. Lo que, dicho de otra ma-
pues, como escribe Aristóteles, "para los democratas radica nera, significa que cl problema esencial de Ia doctrina de lo
en Ia libertad; para los oligarcas, en Ia riqueza; para los aris- justo estriba cn decidir cuándo hay que considerar sola-
tocratas, en Ia excelência".34 Todo ello indica que si se quie- mente Ia igualdad de Ias cosas, prescindiendo de Ias desigual-
re dar un conteuido a Ia norma que ordena tratar igualmente dades personalcs, y cuándo, por cl contrario, lo que importa
a los iguales y desigualmente a los desiguales, en proporción es tomar cn cuenta y valorar debidamente el mérito (o el
a su desigualdad, no solo es necesario disponer de un canon demérito) de Ias personas. Recordemos, a manera de resu-
que permita determinar quiénes son iguales y quiénes des- men, Ias respuestas de Aristóteles.
iguales en tal o cual respecto, sino de una pauta valoradora En cl caso de Ia justicia distributiva de lo repartible entre
de los distintos respectos o, como dicen los lógicos, de los los miembros de Ia comunidad (puestos públicos, honores,
tertia comparationis.™ cargas y penas), lo justo ha de determinarse cn forma pro-
Un gran teólogo y jurista contemporâneo ha dicho que porcional, de acuerdo con cl mérito (o Ia culpa) de Ias
ei "problema medular de Ia justicia es siempre ei de saber personas.37
si Io esencial es ia igualdad o Ia desigualdad, si, a pesar de Tratándose, cn cambio, de Ias relaciones en que una de
Ia desigualdad efectiva de los hombres, estos deben ser tra- Ias partes causa y Ia otra sufre indebidamente un dano, "Ia
tados de un modo igual; o, si a pesar de una igualdad efec- ley solo atiende a Ia diferencia que proviene dei dano, y
tiva entre ellos, debén ser tratados de modo desigual".30 Si trata a ias personas como iguales, preguntando unicamente
quisiéramos expresar Ia misma idea en términos aristotéli- si uno cometió injusticia y otro ia sufrió, o si uno dano y
cos habría que decir que Ia cuestión básica es saber en qué el otro fue danado".-18 La función dcl jucz, en tal hipótesis,
casos hay que aplicar el critério de Ia justicia aritmética o consiste en rectificar Ia desigualdad que deriva de esa injus-
ticia o, para decido con otras palabras, cn restablecer Ia igual-
" EN, 1131 a, 27-29. dad. Pero, en conexión con esta labor rectificante, el Esta-
" Recordemos, en conexión con este punto, uno de los cjcmplos de Ncf: cl
de Ia igualdad dei sufrágio. El problema consiste en saber si todos los hombres girita distingue dos casos. Uno cs cl de Ia rclación contrac-
son cscncialmcnte iguales y, por consiguiente, a todos debe atribuirse cl mismo tual cn que una de Ias partes, de modo fraudulento, da a
derecho de voto, o Io esencial está en sus diferencias y, por ende, no es correcto
otorgarlcs derechos iguales. Al abordar el tema, unos llaman sencillamente a los Ia otra menos de lo que cila recibe; cl otro, cl dei dano que
hombres 'iguales'; otros los llaman sencillamente 'desiguales'; pero los seres hu- resulta de Ia comisión de un hecho ilícito. En el primer
manos somos ambas cosas a Ia vez. Que los primeros atiendan exclusivamente a
unos aspectos y los segundos a otros, obedece a Ia postura que cada uno subje- caso, Ia función correctiva se cuiuplc cuándo se restablecc
tivamente adopta. El aserto de que en Ia cuestión dei sufrágio hay que atender Ia equivalência econômica entre prestación y contrapresta-
a ciertos rasgos de Ia realidad humana y descuidar otros a los que se niega im-
portância, a fin de cuentas depende de concepciones últimas sobre Ia vida y los ción; en el segundo, tal función consiste en imponer ai de-
valores. Cfr. H. Nef, opus cit., p. 116. lincucnte —adcniás de ia pena— una snnción pecuniária.'1'
" Emil Brunner, La justicia. Doctrina de /as Jeyes fundamenta/cs dei oíden
social. Traducción de Luis Recaséns Siches. Centro de Estúdios Filosóficos de Ia La función igualadora de Ia justicia se manifiesta, con
Univcrsidad Nacional Autônoma de México, p. 39. Refiriéndose a Ia doctrina especial nitidez, ai constituirse Ias relaciones interpersonalcs
arístotélica de Io justo, Brunner emite el siguiente juicio: "Se puede decir, en
verdad, que Ia doctrina de Ia justicia nunca ha ido más allá de Aristóteles, antes de índole contractual. l'ucs para que cl intercâmbio de bic-
bien, por el contrario, siempre ha vuelto de nuevo a él. Dondequiera que se nes o servicios sca justo cs indispensablc establecer previa-
exige justicia o que se protesta contra Ia injusticia, nos encontramos con una
de estas dos clases de igualdad: o con Ia 'niveladora', que a todos da Io mismo, mente Ia equivalência econômica de prestación y contrapres-
o con Ia 'distributiva', que toma en cuenta Ia desigualdad que existe de hecho
y, por tanto, rigiéndose por Ia misma medida da porciones desiguales a cada
uno, precisamente para lograr en Ia realidad una autêntica igualdad. En todos los " EN, 1131 a, 2-4-26; 1131 b, 27-32; 1132 h. 28-30; M M , 1194 a, 31-1194
problemas de justicia o de injusticia, Ia palabra justicia significa o bien Ia b, 2.
igualdad cn sentido directo o aritmético, o bien Ia igualdad cn sentido propor- " EN. 1132 a, 4-6.
cional." Brunner, opus cit., p. 36. M
EN, 1132 a, 14-19; 1132 a. 7-10.
104 LAS RELACIONES DE INTERCÂMBIO
0 DEFINICIONES DE JUSTICIA E INJUSTICIA 10>
tación.* En el caso se prescinde por entero de Ias notas que
distinguen a quienes quieren contratar, y solo se busca Ia Ia definición no al comportamiento de quienes intercam-
igualdad de Ias cosas. Por esto precisamente, como escribe bian bienes o servidos, sino al dei juez llamado a decidir
Brunner, "Ia justicia aritmética o igualadora juega un papel sobre Ia justicia o Ia injusticia de un vínculo de tal espécie,
decisivo en el comercio, en el cambio de mercancías: Io al punto podremos percatarnos de las fallas de aquélla. En Ia
mismo por Io mismo. Cuanto más desaparece Ia persona de- hipótesis que liemos formulado, Io que cl jucz debe estable-
trás de Ia cosa, tanto más mensurable de modo directo re- cer es, simplemente, si las prestaciones intercambiadas tienen
sulta el valor de Ias cosas que hay que ponderar una frente igual valor econômico. Cuando este no es el caso, hay que
a otra, y tanto más coincide Ia justicia con Ia mera equiva- restablecer Ia igualdad o, en otras palabras, corregir Ia in-
lência dei valor de Ias cosas".41 justicia de Ia relación. Pero de Ia condueta de quien de este
modo restablecc Ia igualdad y realiza Ia justicia no puede
decirse que sca un médio entre cometer y sufrir un acto-
1. Definiciones de Ia justicia y Ia injusticia injusto, porque el que juzga sobre Ia justicia o Ia injusticia
dei vínculo interpersonal no interviene en este, sino que.
Inmediatamente después de referirse a Ia justicia en Ias precisamente por ser quien debe juzgar, se halla por encima
relaciones de intercâmbio, Aristóteles afirma que "el justo de las partes. Del proceder dei juez justiciero si podemos,
obrar es un médio entre cometer y sufrir injusticias, pues Io decir, en cambio, que es el médio entre dos posibles extre-
uno es tener más y Io otro tener menos".*2 Creemos que, al mos viciosos de su propio comportamiento: ora atribuir a
escribir estas líneas, el Estagirita seguia pensando en aque- cada una de las partes más, ora menos de Io debido.
llas relaciones. Y Io creemos así porque Ia susodicha defini- Encontramos una corroboración de Io expuesto en las pa-
ción solo resulta aplicable a los ovvaúáyuaxa áxovaia. Las re- labras que Aristóteles escribe luego de haber dicho que "el
laciones interpersonales de caracter contractual realizan Ia justo obrar es un médio entre cometer y sufrir injusticias".
justicia cuando Io que cada contratante recibe no vale ni Nos referimos a esta frase: "La justicia es una posición in-
más ni menos de Io que da. En tal coyuntura el intercâmbio termedia, mas no como en las otras virtudes, sino porque
es justo, y Ia condueta de las partes representa un médio es propia dei médio, como Ia injusticia Io es de los extre-
entre dar menos y recibir menos de Io debido (a cambio, mos." *3 Mas —ya Io liemos observado— sufrir una injusticia
respectivamente, de Io que se recibe y Io que se da). no es un extremo vicioso de Ia condueta de Ia víctima, sino-
La definición citada no puede, sin embargo, considerar- consecuencia de un vicio dcl comportamiento de otro su-
se como una aplicación consecuente de Ia teoria general dei jeto, el que procede injustamente.
justo médio expuesta en Ia sección 6 dei capítulo segundo A renglón seguido, el Estagirita anade: "Justicia es Ia
de esta obra. Pues, de acuerdo con aquella definición, Ia virtud por Ia cual se llama justo a quien realiza, por elec
condueta justa no aparece como posición equidistante de dos ción, actos justos, y distribuye, ora a si mismo en relación
extremos viciosos que el hombre evita por igual. Los extre- con otro, ora a otro en relación con un tercero, no de ma-
mos, suponiendo que en el caso pueda hablarse así, son, neia que, de Io deseable, a éi le toque más y al prójimo me-
por un lado, Ia condueta dei que comete una injusticia nos, y de Io nocivo al revés, sino que es distribuidor de Io
y, por otro, Ia situación en que, a consecuencia dei obrar in- proporcionalmente igual y procede en Ia misma forma cuan-
justo, queda colocado quien Ia sufre. Si tratamos de aplicar do de extranos se trata. La injusticia, a Ia inversa, es rea-
lización de Io injusto, pues supone un exceso y un defecto
" EN, 1133 a, 25-26; 1133 a, 31-33; MM, 1193 b, 19-31. de Io út;l " -le V -icc'.'-:. :cnrrnr:ament° i V -rrrrcrcicnal" *"""
"a Brunner, obra y tradueción citadas, p. 38.
EN, 1133 b, 30-31.
*• EN, 1133 b. 3:-33.
- EN, 1134 a, 1-6.
.106 LAS RELACIONES DE INTERCÂMBIO ,!PUEDE UN HOMBRE SER INJUSTO CONSIGO MISMO? 107
La primera ventaja de Ias últimas definiciones consiste, lo contractual. Acción sub lege y ley son naturalmente pre-
sin duda, en que no solo se refieren ai caso en que Ias partes supuestas por Aristóteles sobre un plano de objetividad real:
de una relación voluntária intercambian bienes o servidos, una es heterogênea respecto de Ia otra. Lo cual no quita
o al que se les presenta cuando ei problema consiste para —interesa mostrarlo— que precisamente ese principio intrín-
ellas en dividirse equitativamente un bien, sino a los de- seco de racionalidad, por ei que Ia ley es norma jurídica,
teres dei llamado a juzgar de los mismos casos, o a los de venga a coincidir, en ei pensamiento aristotélico, con ei
Ja instância cuya función consiste en distribuir riquezas, ho- principio intrínseco de rectificación que se halla implicito
nores o cargas entre los miembros de Ia comunidad. Pero en Ia condueta instauradora de cualquier nexo contractual".50
.aquellas definiciones poseen otro mérito: ei de mencionar
también un aspecto interior e indispensable de los actos de
justicia y de injusticia, es decir, su caracter voluntário. Pues 2. {Puede un hombre ser injusto consigo mismo?
•cuando un hombre procede involuntariamente "ni comete
injusticia ni obra con justicia, sino solo por accidente, pues-
. Tanto cl acto justo como cl injusto han sido, dice Aristó-
to que ejecuta acciones que solo en forma concomitante son
teles, definidos por lo voluntário y lo involuntário. Pero, cn
justas o injustas".45 Y a Ia inversa, "si alguien perjudica a
conexión con cl mismo argumento, cabe preguntar: ^es po-
•otro por decisión voluntária, comete una injusticia. Y en-
sible "sufrir voluntariamente injusticias, o ei sufrirlas es siem-
tonces, en virtud de sus actos, ei que obra injustamente de-
pre involuntário, así como cl comctcrlas cs voluntário siem-
viene injusto, sea que peque contia Io proporcionai o contra
pre? . . . Cosa parecida ocurre respecto dcl ser tratado jus-
Io igual. Del mismo modo, ei hombre es justo cuando, ha-
tamente, "por lo que parece razonable creer que ei trato
biendo elegido previamente, realiza un acto de justicia, y lo
justo y ei injusto se opongan dei mismo modo a Ia condue-
realiza solo si obra de modo voluntário".46
ta justa y a Ia injusta, pues ambos son o voluntários o invo-
Esta exigência interior se manifiesta de manera especial- luntários".51
mente diáfana, como lo ha mostrado Luigi Bagolini,47 en Si tomamos en cuenta Ia condueta dei incontinente, pa-
•ei cçncepto aristotélico de Ia justicia rectificadora o —como rece admisible que un hombre sufra en forma voluntária
nosotros preferimos decir— en Ia función conectiva de Ia con- una injusticia, ya que ei intemperante se dana voluntaria-
dueta justiciera. La justicia rectificadora, que se presenta mente a si mismo.''- También puede ocurrir que alguno, por
•como norma a los sujetos de Ia relación, "es ei principio debilidad, sea danado por otro, queriendo cl dano, "por lo
rectificador inmanente a su obrar",48 pues "Ia juridicidad40 que ser danado en forma voluntária seria posible".53 Pero
de aquélla no puede consistir en Ia sim pie interferência de —arguyc ei Estagirita— cl que da sus cosas, como Homero'"
Ias actividades", sino en ei hecho de que sean implicantes dice que Glaucón dio a Diomedes:
de tal principio. La acción dei juez se hace necesaria en los
contratos y en los câmbios siempre que sea violada esa exi-
gência que funje como "principio correctivo inmanente en "Armaduras de oro a cambio de armaduras de bronco.
Ia acción de los sujetos que convienen en constituir ei víncu- y cl valor de cien bucycs por cl valor de nucve",
"" Bagolini, opus <•((., p. 21.
V " EN, 1136 a, 15-21; AIAI, 1195 b, 5-9.
" EN, 1135 a, 16-18. K
EN, 1136 a, 31-1136 b, 1. El débil de caracter —Ucinos cn Ia Grau ética—
" EN, 1136 a, 1-5. "se dana a si mismo haciendo cosas malas; Ias liacc voluntariamente v, por tanto,
" Luigi Bagolini, íl problema del/a giustizia nel pensicro cíico-político di Aris- se dana a si mismo a sabiendas, <lc modo que. cn forma voluntária, cs victima
.tofele. Istituto per gli studi di política intcrnazionalc. Milano, 1941. de una injusticia. Pcro si aqui aplicamos Ia distincion, cl argumento quedará
"Bagolini, opus cit., p. 21. invalidado. Y Ia distinción cs esta: que nadic quicre ser victima de un acto in-
" Creemos que debiera decirse "Ia justicia de aquélla", pues Ias expresiones ju- justo". MM, 1195 b. 2531.
rídico y juridicidad, con ei sentido que actualmente tienen, no existen en ei léxico M
F.N, 1136 I.. 13.
••de Aristóteles. " Uíada, vi, 236.
108 LAS RELACIONES DE INTERCÂMBIO

no es realmente tratado en forma injusta, "pues ei dar está ^PUEDE UN HOMBRE SER INJUSTO CONSICO MISMO? 109
en él, y ei ser tratado en forma injusta no, sino que debe "mas no cualquiera espécie de justicia, sino Ia dei senor o
atribuirse ai que actúa con injusticia".55 ia doméstica. En estos discursos se ha distinguido entre ia
Consideremos ahora ei caso de quien ai repartir un bien parte dei alma dotada de razón y Ia que carece de ella. A
sobre ei que tiene ei mismo derecho que ei otro sujeto de Ia quienes ponen Ia vista en tales discursos les parece que hay
relación, a sabiendas da a este más que a si mismo. ^No es también injusticia dei hombre consigo mismo, porque en
entonces claro que comete consigo mismo, en forma volun- dichas partes se da un proceder contra sus propias tendên-
tária, una injusticia? . . . Esto —prosigue nuestro filósofo— cias. Y como entre el gobernante y el gobernado, así parece
es Io que sueíen hacer los moderados, "pues ei equitativo se haber cierta justicia en Ias relaciones reciprocas de aquellas
conforma con menos de Io que estrictamente le correspon- partes".60
de"." Pero aqui surge una duda: Ia de que, ai proceder
-como procede, ei equitativo no gane un bien más alto, "fama,
por ejemplo, o simplemente nobleza"." Mas si nada padece
• ei hombre contra su propio querer, no puede decirse que sea
tratado en forma injusta cuando se conforma con menos de
"Io que le corresponde, "sino que, a Io sumo, sufre dano".58
Igualmente es cbvio que si ei encargado de repartir da a otro
menos de lo que le toca, y él se asigna una porción mayor,
Ia injusticia es cometida por ei que distribuye, no por ei
•-que recibe. Y ia razón consiste en que Ia fuente u origen
-dei obrar está en ei que reparte, no en el otro".09
Solo "metaforicamente y por semejanza" —concluye Aris-
vtóteles— puede decirse que hay justicia no en el hombre en
:relación consigo mismo, sino entre algunas de sus partes;
" EN, 1136 b, 9-13.
" EN, 1136 b, 15-21.
"* EN, 1136 b, 21-22. Argumento y contraargumento son formulados así en los
.Magna Moralia: "Hay algunos que, debiendo ellos mismos recibir algo igual, lo
• ceden a otros, de mancra que, si recibir lo igual era justo, y recibir menos sufrir
una injusticia, y el que Ia recibe lo hace queriendo, entonces, dicese, sufre vo-
luntariamente una injusticia. Pero en el caso es manifiesto, por el contrario, que
'no Ia sufre queriendo. Pues todos los que reciben menos intercambian lo que les
• corresponde por honores, alabanzas, fama, amistad o alguna otra de estas cosas.
Mas el que intercambia algo por lo que cede, ciertamente no sufre una injusticia,
y si no sufre un injusticia, no Ia sufre, entonces, voluntariamente". MM, 1195
••b, 10-17. • EN, 1138 a, 5-13. "El alma, hallándose dividida en varias partes, tiene en
" EN, 1136 b, 25. En Ia Gran ética, el argumento es reforzado así: "Los si misma una superior y otra inferior, de modo que, si en ella se produce una
• que reciben menos y son víctimas de una injusticia en cuanto no les toca una injusticia será injusticia de una de esas partes respecto de Ia otra. Ahora bien: distin-
porción igual, se jactan y enorgullecen por ello, puesto que, dicen: 'siéndome per- guimos Ia injusticia doméstica respecto de lo inferior y de lo superior, de manera que,
mitido recibir algo igual, no lo tome, sino que lo cedi ai de más cdad o ai en tal sentido, es posiblc que alguien llegue a ser injusto consigo mismo; pero nos-
-amigo'. Pero nadie que ha sufrido una injusticia se jacta. Mas si los hombres orros no examinamos esta espécie de injusticia, sino Ia de caracter político. De
.no se enorgullecen de Ias injusticias sufridas y, en cambio, sé enorgullecen de Ia modo que, respecto de tales actos de injusticia, cn los que estamos investi-
mencionada actitud, en general no sufrirían de este modo injusticia los que reci- gando, no resulta posiblc que un hombre sea consigo mismo injusto" MM, 1196
Tben menos. Y si entonces no Ia sufren, tampoco Ia sufrirían queriendo" (MM, a, 26-33. De Ia distinción aristotélica entre justicia política y justicia doméstica
.4195 b, 17-24). se hablará en el capítulo vm de esta obra. Sobre el problema que consiste en
" EN, 1136 b, 25-29. saber si el hombre puede ser injusto consigo mismo, véase Ia excelente exposi-
ción de Paul Moraux en su libro A Ia recherche de TAristote perdu. Le dialogue
'SVT Ia justice*. Publications Universitaires de Louvain, 1957, iv, pp. 137-140.

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