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El rol de agentes israelíes en el genocidio político colombiano

Dan Cohen

10 Jun 2021

El 6 de abril de 1984, un grupo de hombres disfrazados con uniformes de


policía llegaron a la casa de Milcíades Contento en el pueblo de Viotá,
Colombia. Contento era un campesino, comunista y miembro de la Unión
Patriótica (UP), un nuevo partido político experimental nacido en 1985
durante las negociaciones de paz entre el presidente conservador Belisario
Betancur y las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC). Los hombres tomaron a Contento, lo amarraron y se lo
llevaron. Al día siguiente su cuerpo fue encontrado en una aldea cercana.

El asesinato de Milcíades Contento marcó el inicio de una campaña de


exterminio que duró dos décadas. De 1984 a 2002, al menos 4 mil 153
miembros —incluyendo 2 candidatos a la presidencia, 14 parlamentarios, 15
alcaldes, 9 candidatos a alcalde, 3 miembros de la camara de representantes y
3 senadores— fueron asesinados o desaparecidos, en lo que la justicia
colombiana denominó como "genocidio político". De acuerdo con datos
presentados a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la purga
tuvo como resultado más de 6 mil víctimas a través de asesinatos,
desapariciones, torturas, desplazamientos forzados y otras violaciones a los
derechos humanos. Desde mayo 1984 hasta diciembre 2002, no pasó ni un
mes sin un asesinato o desaparición de un miembro de la UP. Cuando en 2002
Álvaro Uribe fue elegido presidente, la Unión Patriótica ya había sido
completamente acabado, por lo que fue destituido y despojado de su estatus
legal.

De acuerdo a una reciente investigación del reconocido periodista colombiano


Alberto Donadio, el exterminio de la Unión Patriótica fue ideado por el
sucesor de Betancur, el presidente Virgilio Barco Vargas, implementando un
plan elaborado por uno de los espías más condecorados en la historia israelí,
Rafael 'Rafi' Eitan.

Las revelaciones subrayan la relación fundamental que se ha ido desarrollando


entre Israel y Colombia, principales aliados de Estados Unidos en el Medio
Oriente y América Latina respectivamente. Ambos países han probado armas
y estrategias militares que han exportado durante mucho tiempo en todo el
mundo. Tras el éxito que supuso el Plan Colombia del gobierno de Estados
Unidos a la hora de debilitar el movimiento guerrillero de las FARC, éste ha
sido aclamado como un modelo de contrainsurgencia exportable para
implantar en otros lugares, desde México a Afganistán. Israel, por su parte,
mantiene los laboratorios de represión y pruebas de armas más grandes del
mundo en la ocupada Cisjordania y la Franja de Gaza, donde tiene a una
población cautiva de varios millones de palestinos.

La presencia de Rafi Eitan en Colombia ahondó la creciente alianza de los


socios menores del imperio estadounidense. Pese a algunos escándalos, la
relación Israel-Colombia sólo se ha fortalecido a lo largo de los años. Bajo el
presidente Iván Duque, los dos países han renovado los lazos y el personal
militar israelí ha capacitado a sus homólogos colombianos en
"contraterrorismo".

Sin embargo, la masacre sistemática de la UP sigue siendo uno de los casos


más extremos de violencia política en Latinoamérica. La escala de asesinatos
es especialmente notable porque, a diferencia de muchos de los regímenes más
sangrientos de la década de 1980 respaldados por Estados Unidos, Colombia
nunca se convirtió en una dictadura. El asesinato de la UP, conocido entre sus
autores como El Baile Rojo, tuvo lugar en una ostensible "democracia".

"Todo el trabajo de inteligencia es una asociación con el crimen"

Involucrado en el espionaje israelí desde el establecimiento del estado, Eitan


es recordado principalmente por capturar al criminal de guerra nazi Adolf
Eichmann en Argentina. Sin embargo, también jugó un papel central en varias
de las operaciones más desagradables del Mossad. "Todo el trabajo de
inteligencia es una asociación con el crimen. La moral se deja a un lado",
comentó una vez Eitan.

En 1965, Eitan aconsejó al rey marroquí Hassan II sobre cómo secuestrar y


asesinar al político de izquierda Mehdi Ben Barka.

Durante una misión del Mossad en 1983 en Estados Unidos, se disfrazó de


fiscal asistente del Ministerio de Justicia israelí y se reunió con el inventor del
software de vigilancia PROMIS. Después de una visita al Departamento de
Justicia, Eitan obtuvo el software e hizo que un israelí que trabajaba en Silicon
Valley instalara una "puerta trasera" (backdoor) en el programa. El agente del
Mossad Robert Maxwell (padre de Ghislaine Maxwell, la notoria traficante
sexual de niños y cómplice de Jeffrey Epstein) vendió la tecnología PROMIS
a docenas de países de todo el mundo, incluida Colombia. Esto le dio a Israel
acceso sin restricciones a la inteligencia que el programa recopiló en todos los
países que lo usaban, amigos y enemigos por igual.

En 1985, Eitan inició una operación de espionaje contra el principal aliado de


Israel: Estados Unidos. El equipo de Eitan reclutó a Jonathan Pollard, el
analista judío-estadounidense del Servicio de Inteligencia Naval, quien pasó a
entregar 800 documentos clasificados de inteligencia militar relacionados con
las capacidades militares de los Estados árabes, Pakistán y la Unión Soviética.
Seymour Hersh informó que los documentos sobre las capacidades de
inteligencia de Estados Unidos se pasaron a la Unión Soviética a cambio de la
liberación de judíos soviéticos.

Según una evaluación de daños desclasificada de la CIA, Eitan instó a Pollard


a obtener material sobre señales de inteligencia y "cotilleo sobre figuras
políticas israelíes, cualquier información que identificara a los funcionarios
israelíes que estaban proporcionando información a los Estados Unidos y
cualquier información sobre las operaciones de inteligencia estadounidenses
dirigidas contra Israel". Según un documento judicial, Pollard rechazó algunas
de las solicitudes de Eitan "porque sospechaba que Eitan usaría esos estudios
para un chantaje político indebido".

El descubrimiento de la operación de espionaje llevó a Pollard a prisión. Los


fiscales federales de Estados Unidos nombraron a Eitan como uno de los
cuatro conspiradores, pero se negaron a presentar cargos. Con Eitan
convertido en una vergüenza nacional, éste regresó a Israel, para nunca volver
a poner un pie en Estados Unidos.

Sin embargo, el estatus de élite de Eitan le aseguró el aterrizaje en una


posición cómoda. En la década de 1970, trabajó como adjunto de Ariel
Sharon, entonces asesor de seguridad nacional del primer ministro Yitzhak
Rabin. Cuando Sharon se convirtió en general del ejército, éste organizó el
nombramiento de Eitan como presidente de Israel Chemicals, la empresa
estatal más grande del país. Este nuevo puesto dejó a Eitan con mucho tiempo
libre para aprovechar su experiencia en operaciones negras y ocupar un puesto
como asesor clandestino de seguridad nacional del presidente de Colombia,
Virgilio Barco Vargas. Con la Unión Patriótica comenzando a confluir en un
partido político formidable, Barco buscaba cualquier forma de detenerlos. La
experiencia vital de Eitan en la guerra contra la población campesina palestina
lo convirtió en el hombre perfecto para este trabajo.
Eitan va a Colombia

En 1985, el presidente colombiano Belisario Betancur y los rebeldes de las


FARC negociaron un acuerdo de paz para poner fin a casi tres décadas de
conflicto armado. El acuerdo formalizó la creación de la Unión Patriótica y
vio a exguerrilleros unirse a comunistas, sindicalistas, juntas de acción
comunal e intelectuales de izquierda para formar un partido que integraría a
las FARC en el sistema político electoral. Mientras las negociaciones estaban
en marcha, los miembros de la Unión Patriótica estaban siendo asesinados. En
mayo de 1986, el líder del Partido Liberal, Virgilio Barco, ganó la presidencia.
Poco después de asumir el cargo, el ritmo de asesinatos de miembros de UP se
disparó: unos 400 fueron asesinados sólo en los primeros 14 meses de su
mandato.

Según una investigación de Donadio, Barco llevó en secreto al veterano


agente del Mossad Rafi Eitan a Colombia el 7 de agosto de 1986, en busca de
consejo sobre cómo derrotar a las FARC. Después de una reunión clandestina
inicial en el palacio presidencial de Colombia, Eitan pasó meses recorriendo el
país con asesores colombianos, financiados en secreto por la empresa
colombiana Ecopetrol.

Durante la segunda reunión, el presidente Barco explicó la recomendación de


Eitan al secretario general Germán Montoya y a una figura del alto mando
militar presente. Eitan incluso se ofreció a llevar a cabo él mismo los
asesinatos a cambio de aumentar sus honorarios, pero el comandante militar
rechazó su oferta, insistiendo en que una fuerza totalmente colombiana los
llevaría a cabo.

Durante décadas, el papel de Eitan en el genocidio colombiano estuvo a la


vista, incluso cuando su presencia pasó desapercibida para los medios de
comunicación. La edición del 1° de febrero de 1987 del periódico colombiano
El Espectador presentó un informe protegido sobre la contratación de Eitan,
señalando que fue traído por su experiencia en "contrainsurgencia". En 1989,
los periodistas veteranos Yossi Melman y Dan Raviv informaron en The
Washington Post que el israelí había sido contratado como asesor de seguridad
nacional del gobierno de Colombia.

Cuando Donadio comenzó a buscar documentación sobre el papel de Eitan,


encontró un memorando y un borrador de contrato con una firma de seguridad
israelí llamada "Ktalav Promotion and Investment Ltd" (KPI) en los archivos
del secretario legal de Barco, Fernán Bejarano Arias, quien es hoy
vicepresidente de asuntos legales en Ecopetrol. El documento valoró el trato
en casi 1 millón de dólares, incluyendo una tarifa de 535 mil 714 dólares, que
cubría "hasta 50 boletos para transporte aéreo, ida y vuelta, en la ruta Tel
Aviv-Bogotá", entre otros gastos. El memorando indica que partes del contrato
fueron pactadas con el abogado Ernesto Villamizar Cajiao.

Cuando Donadio se puso en contacto con Villamizar y le preguntó sobre el


contrato con KPI, aunque sin mencionar el nombre del espía del Mossad,
Villamizar le respondió con una pregunta: "¿Rafi Eitan?".

Pese a que Eitan trató de mantener discretas sus actividades en Colombia, un


perfil en la revista israelí Makor Rishon reveló que desempeñó un papel
central en la compra de marzo de 1989 de 20 aviones de combate Kfir
israelíes. Eitan "organizó una visita de altos mandos del ejército de Colombia,
una visita que fue seguida por los colombianos que ordenaron muchas cosas a
la fuerza aérea [israelí], y le reportó muchos beneficios a Israel, pero a él
mismo no se le permitió participar en la reunión". Después de la compra,
Colombia envió varios pilotos a Israel para recibir capacitación. Los aviones
volaron en numerosas operaciones contra las FARC durante las tres décadas
siguientes.

Yair Klein llega a Colombia

Para los colombianos, otro israelí es bien conocido por su papel en las
acciones de los escuadrones de la muerte que han plagado al país desde la
década de 1980. Mientras Eitan asesoraba al presidente Barco, un mercenario
israelí llamado Yair Klein había llegado a Colombia para entrenar a
narcoparamilitares sobre cómo derrotar a la insurgencia de las FARC.

Oficial militar retirado, Klein fundó una empresa de mercenarios llamada Hod
Hahanit (Punta de lanza) en 1984, sacados de los grupos de ex policías
israelíes y unidades de operaciones especiales.

Según el libro All Is Clouded by Desire: Global Banking, Money Laundering,


and International Organized Crime, este grupo de mercenarios alcanzó su
primer acuerdo a cuenta de la guerra civil en el Líbano, suministrando ayuda a
las notoriamente brutales milicias cristianas falangistas, la misma fuerza que
masacró entre 800 y 3 mil 500 refugiados palestinos en los campamentos de
Sabra y Chatila bajo la supervisión militar directa de Israel en septiembre de
1982.
En 1987, Klein aterrizó en Colombia para reunirse con el teniente coronel
israelí Yithzakh Shoshani y otro connacional, Arik Afek, quienes se habían
establecido años antes en el país latinoamericano tras conseguir lucrativos
acuerdos de venta de equipo militar. Posteriormente, Shoshani se convirtió en
el mediador principal entre Klein y sus clientes colombianos.

En 1990, el cuerpo en descomposición del israelí Afek fue encontrado con


múltiples heridas de bala en el maletero de un automóvil en el Aeropuerto
Internacional de Miami después de que un peatón notase el olor. Según los
informes, la CIA lo estaba investigando y las autoridades colombianas lo
buscaban.

En una entrevista telefónica, Klein me aseguró que su trabajo fue a través del
Ministerio de Defensa israelí y el fabricante de armas de propiedad estatal,
Israel Military Industries (IMI), que a su vez tenía un contrato con una
empresa colombiana de vigilancia de datos obtenido a través del Ministerio de
Defensa de Colombia. Además precisó que originalmente fue contratado para
brindar seguridad a las operaciones de cultivo de cambures en la región de
Urabá, donde la empresa estadounidense American Fruit Company había
pagado millones de dólares a los escuadrones de la muerte colombianos.

Shoshani, explicó, trabajaba para una empresa llamada AMKAN, que es una
subsidiaria de IMI. La Federación Colombiana de Ganaderos, conocida desde
hace mucho tiempo por sus vínculos con los paramilitares, se puso en contacto
con Shoshani para que Eitan entrenara una fuerza para luchar contra la
guerrilla.

Con Shoshani guiándolo, Klein regresó a Israel en 1988 y se reunió con las
principales figuras militares y paramilitares, así como con empresarios
adinerados. Todo esto, me aseguró Klein, se hizo con pleno conocimiento del
gobierno israelí. "No se puede hacer nada sin el permiso del Ministerio de
Defensa", dijo.

La declaración de Klein invalida la afirmación del entonces ministro de


Defensa Yitzhak Rabin, quien le dijo a la Agencia Telegráfica Judía que el
Ministerio de Defensa israelí le había negado una licencia a la compañía de
Klein y le advirtió que abandonara el país.
Líder del escuadrón de la muerte: "Aprendí infinidad de temas en Israel"

Klein llevó a cabo tres sesiones de formación, cada una para unas 30 personas.
Lo asistieron tres entrenadores, todos coroneles del ejército israelí: Tzadaka
Abraham, Teddy Melnik y Amatzia Shuali.

Klein entrenó a los hermanos Carlos y Fidel Castaño, los líderes de escuadrón
que luego formarían las notoriamente violentas Autodefensas Unidas de
Colombia (AUC). Bajo el patrocinio de ricos terratenientes, narcotraficantes,
ganaderos, políticos y militares colombianos, las AUC cometieron masacres
espeluznantes en todo el país, incluso utilizando motosierras para asesinar y
desmembrar a los campesinos, todo ello con el objetivo de aterrorizar a las
comunidades para que huyeran de sus tierras. Naciones Unidas estimó en 2016
que las AUC fueron responsables del 80% de las muertes en el conflicto.

Eventualmente Carlos Castaño fue asesinado, supuestamente por su hermano


Vicente, otro poderoso líder paramilitar. Y, aunque las AUC se desmovilizaron
oficialmente en 2007, los paramilitares pronto se reconfiguraron bajo diversas
banderas y nuevas formaciones, manteniéndose estrechamente vinculados al
Estado y los intereses empresariales.

Pero la influencia de Israel en los escuadrones de la muerte de Colombia no se


debe solo al entrenamiento de Klein. En su autobiografía, el fundador de las
AUC, Carlos Castaño, escribió que había estudiado entre 1983 y 1984 en la
Universidad Hebrea de Jerusalén y en escuelas militares israelíes. Castaño
describió el entrenamiento en armamento y tácticas avanzadas que recibió y
que se convertiría en la base de la guerra del paramilitarismo colombiano
contra los agricultores:

"Recibí instrucción sobre estrategias urbanas, cómo protegerse, cómo matar


a alguien o qué hacer cuando alguien intenta matarte. (…) Aprendimos cómo
detener un vehículo blindado y usar granadas de fragmentación para entrar
en un objetivo. Practicamos con varios lanzagranadas y aprendimos a
realizar tiros precisos con RPG-7 o disparar un proyectil de cañón a través de
una ventana".

Castaño también "recibió clases de cómo el mundo de los negocios de las


armas funciona y cómo comprar armas".

Además del entrenamiento militar que recibió, Castaño asegura que su tiempo
en Israel revolucionó toda su cosmovisión. Durante ese período, el futuro
asesino en masa se convirtió en un ferviente admirador del sionismo y se
convenció de que era posible acabar con la insurgencia en Colombia:

"Admiro a los judíos por su valentía al enfrentar el antisemitismo, su


estrategia de supervivencia en la diáspora, la seguridad de su sionismo, su
misticismo, su religión, y sobre todo por su nacionalismo… Aprendí infinidad
de temas en Israel y [a] ese país le debo una parte de mi cultura, mis logros
tanto humanos como militares, y, aunque me repito, no aprendí sólo sobre
entrenamiento militar en Israel.

"Fue allí donde me convencí de que era posible derrotar a la guerrilla en


Colombia. Empecé a ver cómo un pueblo podía defenderse del mundo entero.
Comprendí cómo involucrar a alguien que tenía algo que perder en una
guerra, convirtiendo a esa persona en el enemigo de mis enemigos. De hecho,
la idea de las armas de 'autodefensa' la copié de los israelíes; cada
ciudadano de ese país es un soldado en potencia".

Klein también entrenó a Jaime Eduardo Rueda Rocha, quien en 1989 asesinó
al candidato presidencial del Partido Liberal Luis Carlos Galán, el gran
favorito para ganar las elecciones. Klein no solo había entrenado al asesino,
sino que el arma que utilizó Rueda era parte de un envío que Klein orquestó
de 500 ametralladoras fabricadas en Israel desde Miami al cartel de la droga
de Medellín, según un informe de 1989 del Comité de Relaciones Exteriores
del Senado. (En 2016, Miguel Alfredo Maza Márquez, jefe del entonces
Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) de Colombia, fue
declarado culpable por su participación en el complot para asesinar a Galán y
sentenciado a 30 años de prisión. Desde entonces, ha declarado que miembros
de alto rango del ejército planearon el asesinato de Galán.)

Mientras las revelaciones de que un oficial de reserva militar había estado


entrenando escuadrones de la muerte crearon un escándalo internacional, el
gobierno israelí presentó cargos y condenó a Klein por exportar ilegalmente
armas y experiencia militar.

En 2001, el gobierno colombiano juzgó a Klein y lo sentenció a 11 años de


prisión. En 2007, Klein fue arrestado en Moscú con una orden emitida por
Interpol y pasó tres años en prisión. Colombia solicitó su extradición, pero en
noviembre de 2010 la Corte Europea de Derechos Humanos (CEDH)
dictaminó que Colombia no podía garantizar su seguridad física. El gobierno
ruso cumplió con la decisión del CEDH y liberó a Klein, lo que le permitió
regresar a Israel. Desde entonces, Colombia ha solicitado su extradición, pero
el gobierno israelí la ha negado.

La empresa de Klein, Hod Hahanit, se mantiene activa hoy en día.

¿Un esfuerzo conjunto?

Aunque la investigación pionera de Donadio ha creado polémica en Colombia,


no responde si las operaciones simultáneas y respectivas de Rafi Eitan y Yair
Klein para asesorar al gobierno y a los escuadrones de la muerte fueron un
esfuerzo conjunto o una mera coincidencia.

Por su parte, el abogado Ernesto Villamizar le dijo a Donadio que Eitan y


Klein no tenían nada que ver el uno con el otro.

Klein corroboró su declaración, diciendo que no tenía conocimiento de


ninguna de las actividades de Eitan en Colombia.

Sin embargo, un artículo de AP hace referencia a un informe de los medios


israelíes que asegura que Rafi Eitan (deletreado Eytan en el artículo) estaba en
Colombia al mismo tiempo que Klein y se fue días antes de que el pistolero
armado y entrenado por él asesinara al candidato presidencial Luis Carlos
Galán:

"[El informe de los medios] dijo que Rafael Eytan, un experto en


contraterrorismo israelí, negó las sugerencias de que era consultor de
empresas israelíes que operan en Colombia y dijo que había cortado todos los
vínculos comerciales con ese país.

"Según el informe, Eytan confirmó que voló a Colombia hace una semana por
motivos privados".

Más allá de la vaga sugerencia de ese artículo, no hay una prueba clara que
justifique una conexión entre Eitan y Klein. De alguna manera, es aún más
notable que dos israelíes que asesoraban al gobierno colombiano en el
asesinato masivo de sus oponentes políticos estuvieran operando
independientemente y sin el conocimiento del otro.
Las relaciones Israel-Colombia se enfrían

Después de las consecuencias del entrenamiento de los paramilitares


colombianos por parte de los israelíes, la relación entre los dos principales
aliados de Estados Unidos se enfrió, según los cables diplomáticos
estadounidenses publicados por WikiLeaks. Pero a medida que se implementó
el Plan Colombia, Israel y Colombia intensificaron una vez más sus
colaboraciones.

En diciembre de 2006, el Ministerio de Defensa de Colombia contrató a otra


empresa privada de seguridad israelí conocida como Global CST para "ayudar
al GOC [Gobierno de Colombia] a realizar una evaluación estratégica del
conflicto interno". Global CST está dirigido por Israel Ziv, un oficial de
carrera que, como Yair Klein, aprovechó su experiencia militar en una carrera
rentable asesorando y entrenando a déspotas en todo el mundo.

"El general Ziv era un conocido personal del entonces ministro de Defensa
Juan Manuel Santos", señala el cable. William Brownfield, entonces
embajador de Estados Unidos en Colombia, comentó que "Ziv se abrió
camino en la confianza del exministro de Defensa Santos al prometer una
versión más barata de la asistencia del USG [Gobierno de Estados Unidos] sin
nuestras condiciones".

Bajo Santos, Colombia buscó comprar el Hermes-450 de Israel, un dron en


desarrollo utilizado durante la ocupación de Cisjordania y la Franja de Gaza, y
en guerras contra el vecino Líbano.

Sin embargo, según el cable diplomático, las relaciones entre Tel Aviv y
Bogotá se deterioraron nuevamente después de que se supo que el intérprete
de Global CST y ciudadano israelí nacido en Argentina, Shai Killman, "había
hecho copias de documentos clasificados del Ministerio de Defensa de
Colombia en un intento fallido de venderlos a las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia". Estos documentos contenían "información de
base de datos de objetivos de alto valor (HVT)", una referencia al liderazgo de
las FARC que la CIA ayudó al gobierno colombiano a asesinar. Las
consecuencias resultantes, combinadas con la presión de Estados Unidos,
obligaron a Colombia a cancelar el contrato de compra de drones israelíes.

A pesar de las tensiones durante décadas en la relación, los dos países han
mantenido fuertes lazos. En 2016, el entonces embajador de Israel en
Colombia, Marco Sermoneta, se jactó de que Colombia era el principal
receptor de ayuda israelí.

Al año siguiente, cuando comenzó el exterminio de líderes sociales y


excombatientes, asesores militares israelíes visitaron bases militares
colombianas para impartir cursos de capacitación en "seguridad".

Otro genocidio

El presidente Iván Duque, el sucesor elegido a dedo por el expresidente de


extrema derecha Álvaro Uribe, ha trabajado asiduamente para fortalecer los
lazos de Colombia con Israel. En marzo de 2020, apareció en la Conferencia
de Acción Política Estadounidense de Israel, presumiendo de sus vínculos con
Israel. Meses después, Duque y el primer ministro israelí, Benjamin
Netanyahu, anunciaron el lanzamiento del Tratado de Libre Comercio Israel-
Colombia.

Mientras tanto, Duque ha socavado y atacado el histórico acuerdo de paz de


2016 a cada paso, haciendo la vista gorda ante el asesinato masivo de
guerrilleros desmovilizados de las FARC, sindicalistas, defensores de
derechos humanos, activistas ambientales y líderes sociales, un escenario que
recuerda inquietantemente al genocidio político de la Unión Patriótica.

En lugar de un espía veterano que asesora al gobierno colombiano, Israel


ahora tiene una presencia oficial. En enero de 2020, el general de brigada
militar israelí Dan Glodfus visitó una base militar colombiana para reforzar
los lazos entre los dos países. En medio de una serie de masacres en
septiembre de 2020, Israel envió a 10 instructores para entrenar a las Fuerzas
Especiales colombianas en "contraterrorismo".

Con el reciente asesinato de Francisco Giacometto Gómez, anciano activista y


miembro fundador de la Unión Patriótica, la antigua campaña contra la UP y
la matanza actual parecen indistinguibles.

Dan Cohen es el corresponsal en Washington DC de Behind The Headlines.


Ha producido reportajes en video e impresos ampliamente difundidos desde
Israel-Palestina. Su cuenta en Twitter es @DanCohen3000.

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