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El plan de Dios para tu vida

2 Reyes 4:10-21
2 Reyes 8: 1-6

Como es el plan que Dios tiene para ti, trabajando en lo


personal, no lo sabemos. Lo que si sabemos a grandes
rasgos es que cuando Dios opera, no lo hace en el vacío o
al azar. Lo que él va a hacer está detallado, estructurado.
No hay cabos sueltos. Perfectamente planificado y por lo
menos existen tres área de nuestras vidas que son
realmente impactadas para que se cumpla el propósito del
Padre en cada uno de nosotros.
Quiero utilizar la vida del profeta Eliseo interviniendo en
la vida de una mujer sunamita. Aunque la biblia no nos
detalla su nombre, porque Dios no necesita tu nombre
porque te conoce, si nos realza el que fue una mujer
importante. Aparentemente no era de sangre real. Nada
indica que tenía gran rango, riqueza, o “estatus”. No se le
atribuye gran conocimiento o destreza. No se dice nada de
su hermosura como de Sarah, Abigail o Betsabé. No salvó
a su pueblo como Esther, ni fue una gran líder como
Deborah. Si se nos muestra a una mujer grande en su
generosidad, grande espiritualmente, grande en fe. Una
gran mujer en benevolencia y piedad hospitalaria. Esto
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era lo que le hacía ser una mujer importante o grande.
Ahora, esta gran mujer estaba casada pero no tenía hijos.
Toda su vida había estado deseando el poder tener una
personita a quien amar, cuidar, verle crecer pero esto no
había sido posible. Tener a ese varón para sentirse
realizada como madre. Y su marido era más viejo que
ella. Ya era muy anciano. Recuerde que culturalmente el
varón podía tomar como esposa a jovencitas. Había
muchas veces una gran diferencia de edad. Recalco en
esto porque siendo que a esta mujer no le faltaba nada,
Dios quería recompensarle por medio del profeta por su
gran hospitalidad y corazón de servicio.
2Re 4:10-21
2Re 4:10 Construyamos un pequeño cuarto en el techo
para él y pongámosle una cama, una mesa, una silla y
una lámpara. Así tendrá un lugar dónde quedarse cada
vez que pase por aquí».
2Re 4:11 Cierto día, Eliseo regresó a Sunem y subió a
ese cuarto para descansar.
2Re 4:12 Entonces le dijo a su sirviente, Giezi: «Dile a la
mujer sunamita que quiero hablar con ella». Cuando ella
llegó,
2Re 4:13 Eliseo le dijo a Giezi: «Dile: “Agradecemos tu
amable interés por nosotros. ¿Qué podemos hacer por ti?
¿Quieres que te recomendemos con el rey o con el
comandante del ejército?”». «No —contestó ella—, mi
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familia me cuida bien».
2Re 4:14 Más tarde, Eliseo le preguntó a Giezi: —¿Qué
podemos hacer por ella? —Ella no tiene hijos —contestó
Giezi—, y su esposo ya es anciano.
2Re 4:15 —Llámala de nuevo —le dijo Eliseo. La mujer
regresó y se quedó de pie en la puerta mientras Eliseo le
dijo:
2Re 4:16 —El año que viene, por esta fecha, ¡tendrás un
hijo en tus brazos! —¡No, señor mío! —exclamó ella—.
Hombre de Dios, no me engañes así ni me des falsas
esperanzas.
2Re 4:17 Efectivamente, la mujer pronto quedó
embarazada y al año siguiente, por esa fecha, tuvo un
hijo, tal como Eliseo le había dicho.
Para esta mujer, aunque lo tenía todo, lo único que estaba
lastimando su corazón era que no podía tener hijos. Ya
había perdido las esperanzas. Ya había pasado tanto
tiempo intentándolo, que ya la vejez le había llegado a su
esposo. Ya se había resignado. No tenía heredad. Me
imagino los momentos de oración, las noches clamando.
La angustia de su corazón. Muchos días de falsas
esperanzas como lo detalla el texto. Ya se había cansado.
Pero aunque ella ya había perdido sus esperanzas, ya se
había rendido esperando por algo que no llegaba y que
cada día que pasaba se alejaba mucho más el que pudiera
ser concretado; Dios tenía otros planes para ella. Planes
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que no se dan en tiempo y espacio humano y si en el
tiempo perfecto de Él. Dios tenía programado un plan
que transformaría su pasado y ya estaba decidido a
realizarlo. Plan que transformaría el peso de un ayer
angustioso en un porvenir de felicidad y gozo.
1. Plan para transformar tu pasado
Dentro de todo lo que el Padre quiere hacer en nosotros es
transformar nuestros valles de sombras en valles de
verdes pastos. Pastos frescos, lugares de refrigerio.
Experiencias de bendición. Cambiar llanto en cántico de
gozo. Momentos de experiencias que aunque no
estuvieron bajo tu control, Dios la quiere transformar en
experiencias de bendición para ti y para otros. Cambiar
lágrimas de dolor en fuentes de aguas que sacien la sed
angustiosa. Cambiar corazones de piedra por las
experiencias que nos hirieron y marcaron, en corazones
de carnes que sientan amor, que sean sensibles y sepan
escuchar la voz del Espíritu Santo. Por más difícil que
parezca, por más imposible que parezca. Dentro del plan
de Dios para nuestra vida está el cambiar y transformar
nuestro pasado en una experiencia de vida y gozo. Un
pasado de padres nada perfectos, que no pudieron llevarte
a ver todo lo que Dios quiere para tu vida; más bien, te
enseñaron a vivir a través de sus experiencias y sus
conceptos de lo que es correcto para ti. Vives la vida en
lucha entre lo que eres, lo que te enseñaron, lo que debes
hacer y lo que estás llamado a hacer. Muchos se
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conforman con lo que son ahora, y viven la vida
tanteando para llegar a lo que ellos creen es su
destino. Pero aquellos que saben que Dios tiene un plan
son los que despiertan a la realidad de que fueron
marcados por la agenda de Dios, que no tienen que crear
su destino porque Dios se encargó de eso. Dios
transforma tu pasado.
Eso fue lo que hizo con la mujer sunamita. Y le dio un
hijo. Pero le llegó un mal día a esta mujer y a la vida de su
hijo y murió.
2Re 4:18 Cierto día, el niño, ya más grande, salió a
ayudar a su padre en el trabajo con los cosechadores,
2Re 4:19 y de repente gritó: «¡Me duele la cabeza! ¡Me
duele la cabeza!». Su padre le dijo a uno de sus
sirvientes: «Llévalo a casa, junto a su madre».
2Re 4:20 Entonces el sirviente lo llevó a su casa, y la
madre lo sostuvo en su regazo; pero cerca del mediodía,
el niño murió.
2Re 4:21 Ella lo subió y lo recostó sobre la cama del
hombre de Dios; luego cerró la puerta y lo dejó allí.
Luego de una gran promesa cumplida, una gran prueba.
Un gran dolor. A veces no entendemos porque suceden
las cosas o como es que Dios obra. Pero algo tenemos que
tener seguros es que Dios siempre bendice a sus hijos,
tiene resultados perfectos sin importar la forma como El
opera. Dice el texto que ella fue hasta donde estaba el
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profeta y regresó a su casa con el hasta donde estaba el
niño muerto y allí mientras Giezi y ella esperaban, Eliseo
le devolvió la vida al niño.
Miren lo que sucede nuevamente en la vida de esta mujer.
2Re 8:1 Eliseo le había dicho a la madre del niño que él
había resucitado: «Toma a tu familia y múdate a algún
otro lugar, porque el SEÑOR ha decretado que habrá
hambre en Israel durante siete años».
2Re 8:2 Entonces la mujer hizo lo que el hombre de Dios
le indicó. Tomó a su familia y se estableció en la tierra de
los filisteos por siete años.
2Re 8:3 Una vez que pasó el hambre, la mujer regresó de
la tierra de los filisteos y fue a ver al rey para recuperar
su casa y sus tierras.
2Re 8:4 Cuando ella entró, el rey estaba conversando
con Giezi, el sirviente del hombre de Dios, y acababa de
decirle: «Cuéntame algunas de las grandes cosas que ha
hecho Eliseo».
2Re 8:5 Cuando Giezi estaba relatándole al rey la
ocasión en que Eliseo le había devuelto la vida a un niño,
en ese preciso instante, la madre del niño entró para
presentarle al rey la petición de su casa y de sus tierras.
—¡Mire, mi señor el rey! —exclamó Giezi—. ¡Ella es la
mujer y este es su hijo, el que Eliseo volvió a la vida!
2Re 8:6 —¿Es cierto? —le preguntó el rey. Y ella le
contó la historia. Entonces el rey dio instrucciones a uno
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de sus funcionarios para que la mujer recuperara todo lo
que había perdido, incluso el valor de todos los cultivos
que se habían cosechado durante su ausencia.
El plan de Dios es perfecto. Cuando no nos podemos dar
respuestas de como Dios opera, Dios tiene un plan tan y
tan perfecto que no solo transforma mi pasado sino que
también transforma con su poder mi situación actual. Me
bendice, hace lo imposible posible y eso que hace aunque
yo no me estoy dando cuenta, está influenciando mi vida
futura.
2. Plan que actúa en el ahora e influencia mi futuro.
Ya ella pensaba que lo había perdido todo. Se presentaría
para rogar. Después de siete años. Todo estaba perdido.
Sin esposo, con un hijo de más o menos 14 o 15 años.
Pero mientras ella se encontraba lejos, Dios estaba cerca
obrando a su favor. Dios había preparado un encuentro
entre un testigo de las grandezas que él había realizado en
la vida de la sunamita y el rey quien tenía el poder para
cambiar la situación de esta mujer. Dios poniendo en
acción Su plan.
3. Plan para dar testimonio de Su poder
Por el testimonio de un hombre que vivió lo sucedido,
Dios impactó la vida de un rey quien movido a

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misericordia impactó la vida de la mujer. ¿A cuántos
vamos a impactar?
Tal vez cambió una fecha, cambio un año. La tierra le dio
una vuelta al sol y ahora entramos en el 2020. Pero ten
algo bien seguro. El Dios que te ha prometido, El siempre
cumple porque él no ha cambiado y nunca cambia. Y su
plan se tiene que realizar en tu vida porque así Él lo ha
prometido y tu proceso estará bajo Su fiel compañía. Tú y
tu casa están en Su agenda. Dios no actúa al azar. Dios
siempre tiene un plan. Dios te tiene incluido en ese plan.
¿Qué tienes que seguir haciendo en este 2020? Sigue
aplicando las 3C’s en tu vida.
CONFIA QUE DIOS CUMPLIRÁ SUS PROMESAS
Y SUS PLANES.
COMPRENDE QUE DURANTE EL PROCESO EL
SEÑOR NOS DARÁ LECCIONES MUY
IMPORTANTES PARA NUESTRA VIDA.
CREE EN EL PROPÓSITO DE SU PLAN Y
ESPERA QUE TERMINE SU PROCESO.
1. Plan para transformar tu pasado
2. Plan que actúa en el ahora e influencia mi futuro.
3. Plan para dar testimonio de Su poder

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