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cado previamente ignorar el pasado nazi de Heidegger.

La tesis de Farias es que el


involucramiento de Heidegger con los nazis, lejos de ser un coqueteo corto, era en
realidad la culminación de su educación intelectual y cultural, de su conservadurismo
y su antisemitismo. Según Farias:
La decisión de Heidegger de unirse al NSDAP no fue de ninguna manera el resultado de
un oportunismo inesperado o de consideraciones tácticas. La decisión estuvo claramente
unida a su ya haber actuado de una forma consonante con el nacionalsocialismo antes
de convertirse en rector de la Universidad de Friburgo y con su prácticas políticas reales
como rector y miembro del partido [Farias, p. 4].
No es suficiente decir simplemente que Heidegger como hombre cometió errores y
que su filosofía debería tratarse por sus propios méritos. La relación entre la filosofía
de Heidegger sobre el compromiso humano en Ser y tiempo y su postura política
posterior
necesita revaluarse. El camino filosófico de Heidegger requiere estar deliberadamente
comprometido con las decisiones concretas involucradas en nuestra existencia
día a día, buscando elevar nuestra existencia a un nivel más auténtico, para «estar a la
altura de la época», por así decirlo. Mientras que es verdad que Levinas, Marcuse y
otros leyeron en 1928 Ser y tiempo sin noción del compromiso político del pensamiento
posterior de Heidegger en los treinta, por otro lado la inspección cercana de las
implicaciones políticas de la interpretación de la existencia humana en Ser y tiempo
deja claro que su decisionismo vacío está totalmente abierto a interpretarse a favor de
la causa nacionalsocialista.
Aunque las implicaciones políticas del análisis de la existencia humana (Dasein) en
Ser y tiempo son bastante relevantes para la evaluación del subsiguiente compromiso
de Heidegger con el nazismo, sería un error olvidar su contribución filosófica a la
ontología, a la fenomenología, y a otros campos, por los vericuetos de sus vergonzosas
actividades personales. Heidegger mismo enfatizó la importancia de la obra y no del
individuo en sus propias lecturas de los filósofos del pasado. Así también, por ejemplo,
el antisemitismo de Frege no nos debería distraer de sus verdaderas contribuciones a
la lógica.71 Lo que nos pone a prueba en el caso de Heidegger es leer críticamente su
interpretación del destino humano sobre elegir un héroe en Ser y tiempo, así como
también alinear su crítica penetrante de la tecnologización global con su silencio en
cuanto al Holocausto. Aunque Heidegger pudo más bien haber sido de espíritu ruin
como persona, y no haberse resistido como mínimo a las cosas terribles que estaban
sucediendo con los nazis, respecto a esto último no es diferente de muchos otros en
Alemania en esos tiempos. En términos de la filosofía política implícita en Ser y tiempo,
ésta no es de ninguna manera modelo para el nazismo aunque sí alienta a la gente a
71. Véase «Gottlob Frege’s Political Diary», trad. Richard L. Mendelson, Inquiry 39(3-4)
(diciembre
de 1996), pp. 303-342. Frege llevó este diario del 10 de marzo al 9 de mayo de 1924 a sus 75 años.
Frege estaba conectado con el filósofo antisemita Bruno Bauch cuyo Deutsche Philosophische
Gesellschaft
buscaba reformar la filosofía en Alemania. Véase H. Sluga, Heidegger’s Crisis: Philosophy and
Politics in Nazi Germany (Cambridge, MA: Harvard University Press, 1993). Las anotaciones de
Frege
en el diario muestran una antipatía por la socialdemocracia, y una preocupación por Alemania en
esos años turbulentos, así como una admiración por algunos de los primeros líderes nazis
incluyendo
a Erich Ludendorff. Pero sus anotaciones más ofensivas son respecto a su preocupación de que
los alemanes habían dejado a demasiados judíos en el país y que ahora debido a políticas liberales
no
se les imponía ninguna restricción de movimientos como en épocas pasadas.

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