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Carmen Bernand
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capitales escritos por autores eruditos como José Durand o
Eugenio Asensio, omitidos o brevemente mencionados por
los antropólogos y otros especialistas del mundo andino1.
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Dios cuanto mas lo hube menester ». Efectivamente,
Garcilaso hubiera necesitado su apoyo para tramitar una
reedición de los « Diálogos » de León Hebreo.
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respecto a la primer lengua introducida en España. La
historia de España de la primer mitad del siglo XVI no sólo
retoma el tema de Tubal sino que lo desarrolla. Tal es el
caso de Florián Ocampo. En suCrónica Tubal es un héroe
civilizador que entra en Andalucía, trayendo a esta región
las artes y la ciencia de los caldeos5. El ethos hispánico es
por lo tanto muy anterior a la conquista romana, de ahí la
importancia ideológica de Tubal en la construcción del
nacionalismo peninsular. Para otros historiadores como
Esteban de Garibay, autor de un Compendio
historial publicado en Amberesen 1571, Tubal no sólo es el
ancestro de los Iberos sino que introduce en la península la
lengua vasca. En la última década del XVI, Miguel de Luna,
uno de los falsarios de los plomos de Sacromonte, morisco,
llama a Tubal Sem Tofail. Este fue quién introdujo la lengua
árabe en España, mucho antes que los moros. El Inca
Garcilaso no menciona a Tubal, pero su descripción de
Manco Capac, como héroe civilizador y cual atribuye la
primera construcción del Templo del Sol, es coherente con
el mito tubalino. Notemos al pasar que estos héroes
culturales vienen generalmente de otros horizontes y son
extranjeros. En América, Viracocha, Kon y Quetzalcoatl,
para citar solamente a los mas conocidos, poseen también
tales características.
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diversos como la crónica de Cieza de León y el relato de
Murillo de la Cerda, textos que probablemente el Inca
Garcilaso conoció en forma indirecta7. En 1576 Ambrosio
de Morales se establece en Córdoba, estancia interrumpida
por sus numerosos viajes por España con el objeto de
recoger informaciones valiosas sobre las antigüedades ; en
esa ciudad concluye la tercera parte de su Crónica en 1582.
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estar ligado al suelo natal. Antonio Maravall ha tratado
extensamente de estas nociones que desembocan en un
sentimiento profundo hacia la « patria ». En América, los
hombres y los ganados importados de España se
multiplican en libertad. Gregorio García habla de "animales
peregrinos, animales mestizos ». Lo « peregrino » es lo que
se expande libremente, a su albedrío. En América, y el Inca
Garcilaso lo asume en todos sus escritos, lo « peregrino »
en la perspectiva peninsular es lo auténtico. Pero en
España, y a pesar de las invasiones sucesivas de gentes
extranjeras, el retorno a la situación inicial es imposible. La
solución « ideológica » de Ambrosio de Morales es la
superación de ese conflicto mediante la noción de
patrimonio compratido (los monumentos y otras
antigüedades). Los Moros no son los moriscos miserables y
perseguidos del siglo XVI, sino un pueblo con sus reyes y
sus sabios :
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de niño en el Perú. El interés por los vestigios arqueológicos
es permanente en los Comentarios, que requiere la
necesidad de consultar a los naturales del lugar sobre el
nombre y la significación de los monumentos abandonados,
consulta indirecta en lo que al Inca puesto que escribe
desde España, pidiendo ayuda a sus condiscípulos peruanos
que le envían los datos por carta. Citemos algunas
declaraciones de Garcilaso que bien pudieran emanar de un
anticuario andaluz:
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Morales, que piensa que las costumbres de los campesinos
reflejan tradiciones antiguas. Es él quien incita a Felipe II
para que mandara recoger la información en cada pueblo
de España ; estas « Relaciones topográficas » fueron el
modelo de las « Relaciones geográficas de Indias ». Los
comentarios de los autores clásicos sobre el pasado no
bastan. Entre Tucídides y la narración de los episodios
políticos y Herodoto, que se interesa en las costumbres,
Morales elige al segundo.
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venturosas armas de nuestros reyes extendiesen el nombre
de Jesucristo y su fe Católica con sus reinos y señoríos »
[...] « y que las columnas de nuestro gloriosísimo
emperador Carlos Quinto con el Plus Ultra sin término, se
pusiesen en otro estrecho que mostrase claramente como
para su ánimo y el de sus españoles, ningún fin ni paradero
tenía el mundo ». Esta referencia a Hércules es frecuente
desde Florián Ocampo, entre los historiadores de Granada.
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provocaron en Granada los primeros hallazgos de la Torre
Turpiana, en 1588, completados en 1595 y 1596 – para
esas fechas Morales había ya fallecido. Al derrumbarse la
dicha torre, fueron descubiertas unas láminas de plomo con
un texto inciso acompañados de reliquias de santos y libros
de plomo, así como un pergamino. Estos textos que fueron
apareciendo poco a poco habrían sido redactados, a
instancias de la Virgen, por San Cecilio, discípulo de
Santiago, principalmente en lengua arábiga pero también
en castellano. Estos hallazgos, conocidos bajo el nombre de
« plomos de Sacromonte », aparecen en una coyuntura
muy difícil para los moriscos, desterrados de Granada y
amenazados de expulsión. Prácticamente desde el
comienzo se sospechó que se trataba de una falsificación,
aunque el bando encabezado por el arzobispo de Granada
don Pedro Castro Vaca y Quiñones, clamó la autenticidad
de los escritos. Lo cierto es que los plomos de Sacromonte
son una superchería fraguada por dos moriscos, Miguel de
Luna y Alonso de Castillo, para demostrar la antigüedad del
árabe en España y « naturalizarlo » – de hecho San Cecilio,
el discípulo de Santiago que desempeña aqui un papel
importante, era un árabe de la península ibérica llamado
Tesifón Aben Atar. Cuando el apóstol Santiago llegó a
España, sólo él aceptó convertirse al cristianismo. Las
motivaciones de Luna y de Castillo tenían que ver con la
condición de los moriscos, que aparecían gracias a los
plomos, como « cristianos viejos ». Don Pedro de Castro
Vaca y Quiñones recuperó la cuestión de los escritos como
argumento en la campaña a favor de la imposición del
dogma de la Inmaculada, ya que no sólo en la historia del
Sacromonte la Virgen era la depositaria del mensaje de
Dios, sino que además junto a los plomos estaba
conservada la reliquia del lienzo de María con el cual se
enjugó las lágrimas durante la pasión.
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arábigos del Escorial, y mas tarde visitó a Morales en
Córdoba15. Es evidente que dentro del círculo de
anticuarios, asi como entre los jesuitas que el Inca
frecuentaba, se discutía sobre un tema que apasionó a
todos los intelectuales y religiosos de la península.
Garcilaso había luchado en la guerra de las Alpujarras, y
esa experiencia militar debió ser lo suficientemente fuerte
para que el Inca decidiera abandonar definitivamente el
ejercicio de las armas. Por otra parte, el arzobispo Pedro de
Castro y Quiñones, que estaba en contacto con Bernardo de
Alderete, otro de estos eruditos andaluces que conocía a
Garcilaso, no resultaba desconocido para el Inca ya que era
hijo de Cristóbal Vaca de Castro, gobernador del Perú en la
época de la lucha entre almagristas y pizarristas. Vaca de
Castro fue amigo del capitán Sebastián Garcilaso de la
Vega, a quien concedió la mas rica encomienda del Cuzco.
Posteriormente el gobernador cayó en desgracia, acusado
de enriquecimiento sospechoso y de brutalidades hacia los
indios, infundios que Garcilaso nunca aceptó. En cierto
modo el Inca Garcilaso, que siempre intentó rehabilitar la
memoria del capitán Garcilaso de la Vega, tema
fundamental de la segunda parte de losComentarios, está
muy próximo de Pedro de Castro, quien pidió a Antonio de
Herrera que escribiera la biografía de su padre para borrar
la mala reputación que aún manchaba el buen nombre de
Vaca de Castro16.
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19También es probable, aunque el Inca no lo menciona
explícitamente, que conoció el libro de Ginés Pérez de
Hita, autor de una crónica de los moriscos en 159519.
Pérez de Hita pretendía que una parte de su libro había sido
redactada por un Moro natural de Granada llamado Ben-
Hamin, que pasó a África después de la reconquista. Uno
de sus nietos, Argut Arfa, recuperó el libro y lo cedió a un
judío llamado Sabá Santo, que lo tradujo al hebreo, y
presentó la traducción a don Rodrigo Ponce de León que le
pidió a su vez que lo vertiera al español. Se trata por
consiguiente de un texto mestizo. En él se halla una
descripción elogiosa de los Abencerrajes, alabando la
nobleza y la caridad. Según este cronista, cuando los
moriscos se sublevan en las Alpujarras, ocultan los tesoros
–como lo hacen los Incas. Pérez de Hita era favorable a los
mestizajes. Al referirse a Fernando de Almodóvar,
descendiente de un linaje de Murcia) cuyo padre y cuyo
abuelo se habían casado con cristianas nuevas, agrega que
no perdieron su prestigio ni el derecho de portar armas. Las
luchas entre las facciones moras que tienen como
consecuencia la « destrucción » del reino de Granada
constituyen la versión hispano-morisca de las luchas entre
Huáscar y Atahualpa.
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narra distintos episodios protagonizados por los Romanos
en Iberia y utiliza el término de mestizos para designar a
los hijos de romanos y de españolas « que enviaron a
Roma su embajada, suplicando al Senado les señalase
donde pudiesen poblar ». Estos embajadores mestizos
« hijos de soldados romanos y de esclavas españolas[...] »
eran también bastardos puesto que los romanos debían
estar autorizados para casarse con latinas o extranjeras
y « con las esclavas no se podían casar en ninguna
manera ». Es difícil no admitir la influencia de Garcilaso en
la utilización de ese término, que reemplaza al de
« mistos » empleado por ejemplo por Agustin Salucio. La
historia de España es interpretada a la luz de la conquista
de América. Alderete compara las dos conquistas (Roma,
España) y sus consecuencias en la « mudanza de las
costumbres, « De que se puede colegir lo que harían los
Romanos en España en tanto número de años, estando tan
cerca Italia ».
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eficacísima para la mudanza de la lengua ». Vuelve a citar
al Inca como referencia sobre el poblamiento del Nuevo
Mundo, llamado impropiamente « América » y agrega que
« profetizó este descubrimiento un natural nuestro »
(Séneca en « Medea »). Alderete sigue los pasos de Pero
Mexia y de Ambrosio de Morales que en su Historia imperial
y cesárea de 1547 califica a Trajano y a Adriano de
españoles.
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Castro, dedica su Arte Rhetorica redactada en latín, en
primer lugar a Garcilaso, « Principi viro D. Garsiae Lasso de
la Vega, Yncas peruano clarísimo » acompañando esta
dedicatoria por varias otras y en particular a Luis de
Góngora y Argote, « omnium poetarum Hispanorum facile
principis ». Además del parentesco, el Inca y el poeta
habían estado en contacto estrecho con Ambrosio de
Morales ; el ilustre anticuario había sido condiscípulo del
abuelo de Góngora en 1524 y en 1585, declara ante el
Cabildo eclesiástico de Córdoba, ante el cual Góngora
postulaba su ingreso como racionero, que el linaje no tiene
mácula de judíos22. La declaración de Ambrosio de Morales
nunca acalló las malas lenguas, según las cuales la
bisabuela del poeta era conversa. El hecho es que el Inca y
el poeta sufren en carne propia el conflicto de identidades
(reales o supuestas). Ambos ocultan el verdadero sentido
de sus escritos y ambos han huido de las vanidades
cortesanas para vivir en la « mediocritas » de la cual
hablaba Horacio. Ambos son censurados por la Inquisición :
la traducción del Inca de los « Diálogos de Amor » de León
Hebreo no serán reimpresos a pesar del éxito de la obra ;
en 1627 las poesías de Góngora son prohibidas. Fuera de
estas convergencias, sobre las cuales sería necesario
indagar mas, el principal personaje de las Soledades es un
peregrino : « pasos de un peregrino son errante cuantos
me dictó versos dulce Musa, en soledad confusa ». Un
« Náufrago y desdeñado sobre ausente ». Cuando
desembarca en la isla, lo recibe un « serrano « (término
empleado por el Inca para designar a los hombres de la
sierra, es decir, los cuzqueños), y éste evoca el carácter
nefasto de las conquistas. En la Soledad Segunda, Góngora
construye una metáfora alusiva a una princesa peruana
cuyo cuello está adornado con las perlas de sus tributarios :
« su parda aguda prora, resplandeciente cuello, hace de
augusta Coya Peruana ». Los Incas son mencionados en
relación con la cetrería, que desconocen. En otro poema
llamado Júpiter Góngora asocia la isla Lipari con una piedra
bezoar americana. ¿Cómo no ver en estas alusiones el eco
de la voz del Inca Garcilaso ? Una relectura de la
integralidad de la obra poética de Góngora permitirá
15
probablemente ampliar los ejemplos de estas
correspondencias.
Notes
16
9 Garcilaso de la Vega, Comentarios, I, VII-7.
10 ibid, I, III-1.
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19 Biblioteca Nacional de Madrid, ms 6727, 1606.
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