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mi cuerpo y quede a mi sandalia arena.

-¿Eres la sed o el agua en mi camino?-


Dime, virgen esquiva y compañera.

2. Si me quieres, quiéreme entera, de Dulce María Loynaz

El amor no se condiciona. Quien ama debe abrazar la totalidad del ser, el


acierto y el error. Amar no es admiración y no hace casa en la buena suerte. El
amor se decide o, simplemente, se da.

Si me quieres, quiéreme entera,


no por zonas de luz o sombra…
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca, y gris, verde, y rubia,
y morena…

Quiéreme día,
quiéreme noche…
¡Y madrugada en la ventana abierta!…
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda… O no me quieras.

1. Arde en tus ojos, de Antonio Machado

El amor no llegó a ser un tema muy desarrollado por Antonio Machado, pero
el poema a continuación es una de esas pocas, pero felices ocasiones en que el
poeta le dedica su intención creadora. En el poema, el amante muestra su
pasión y ansiedad ante el misterio del amor.

Arde en tus ojos un misterio, virgen


esquiva y compañera.
No sé si es odio o es amor la lumbre
inagotable de tu aliaba negra.

Conmigo irás mientras proyecte sombra


mi cuerpo y quede a mi sandalia arena.
-¿Eres la sed o el agua en mi camino?-
Dime, virgen esquiva y compañera.

2. Si me quieres, quiéreme entera, de Dulce María Loynaz

El amor no se condiciona. Quien ama debe abrazar la totalidad del ser, el


acierto y el error. Amar no es admiración y no hace casa en la buena suerte. El
amor se decide o, simplemente, se da.
Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra…
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca, y gris, verde, y rubia,
y morena…

Quiéreme día,
quiéreme noche…
¡Y madrugada en la ventana abierta!…
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda… O no me quieras.

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