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ee ee ec re ee ' Universidad de Buenos Aires Facultad de Psicolo PSICOLOGIA INSTITUCIONAL% | SCHEJTER "tlie ue PSICO HIGIENE Y PSICOLOGIA INSTITUCI Pegs of, cop. 12,345 Apthdic ETH BLEGER H, 144-37 ieuce ee tslesH atisfecho a un nGmero tan grande de sus miembros y los empyje & a fa revuslta, no tiene perspectiva de conservarse de manera duradera ni lo merece. lima Thieiia® “Una cultura que dg 95 15 03 + 25 PROLOGO El profesor José Bleger viene desarrollando’ en tues, tzo medio une brillante y ya larga labor como im! co, psiedlogo, psicoanalista y docente universitaric. - Resilta légica por ello su preocupacién por el plen- mente estudisdos dele profesién del_psicdlogo, ‘Al igual que en el campo de la profesién médica, una mas amplia perspective de los problemas de la profesién permite entrever una actividad orientadora - hacia la solucién de cuestiones de orden metodolégico * itigidas a defender ¢ incte- mentar la salud y el bienestar de la poblacién, Salir de'los estrechos marcos de una act fesional interesada tos curativos e individuales de la enfermedad, para entrar francamente en el campo de Jas ciencias del comportamiento, interesa_ por igual al médico—y—al. psicélogo. Volcarse de Io individual a lo social es Gongecuencia de un claro reconocimiento de que los problemas de salud, de enfermedad y de normal con- vivencia exceden el ambito profesional privedo ¢ in- dividual, transforméndose en dreas,de trabajo de las 8 sos surcer instituciones encargedes de orgenizar Ja atencién de Ye comunidad. La incorporacién definitiva, en-el sentido téonico y profesional, del psicélogo y del psicoterapeuta a] equi- po médico y al de sslud pablica es consecuencia de un mejor conocimiento del hombre sano y enfermo, y de una més ajustada comprensién de Ja historia natu- ral de la salud y de le enfermedad. En una medicine de la totelided, lo organico, lo psi- quico, lo emocional, lo individual y lo social. son separables de lo que pertenece al hombre y al am- jente en el que aquél nace, crece, se desarrolla y vive. ‘Lo estitico se convierte en dindmico; la salud y la enfermedad eparecen como “process”, donde la he- rencia y el ambiente actiian como factores perma: nentemente relacionados. La salud y la enfermedad 6 resultan’ comprensibles en un estudio: longi tudinal, donde el presente constituye un momento de algo que tiene historia pasada y posibilidades de pro- yeccién hacia el futuro, Pero la diversidad de aspectos a contemplar en la faena de estudiar y-atender al hombre en-salud y en- s de medicina curative, medicine preventive, m cina social, medicina ecolégica y otras, pierden sigti ficacién 2 medida que se comprende que no puede haber'més que una medicina, la que se apoya en In auselidad: en lo biolégico, lo psicolégico y lo social al mismo tiempo. Nuevas concepciones rompen con el esquema de une medicina basada en la etiologia eepecifica de las en- iptoeeairy PSICOHICIENE ¥-PSICOLOGEA INSTITUCIONAL 9 fermedades y Ievan a una actividad profesional inter: disciplinaria, E] progreso ci ico y la tecnologia acentian In tendencia a la especializacién.y Hevan # la-creacién-de profesiones nuevas o a nuevas funciones dentro de las profesiones clisicas. Pero éstas deben estar coordi- nadas ¢ integradas; por ello se habla del trabajo ‘on equipo interdis atio o multidisciplinario. : La integracién y coordinacién de funcionés exigen, por otra parte, una correcta divisim del trabajo. Lo complejo sélo puede fancionar armoniosamente dentro de un alto grado de organizacién, donde los objetives formulados y el planeamiento y progremes, de trabajo se elaboran cientificamente y las Tespon- sabilidades se reparten. ~ La complejidad de la vida y"de las organizaciones .. creadas pata defender Ja vida del hombre y faciliter su bienestar, como parle inseparable de Ia salud, han Nevado a Ja cabal comprensién de que una ‘medicina, para ser realmente efectiva en el sentido promocional de a salud y,el bienestar, debe adoptar una franca actitud preventiva. Ello rompe con el esquema dé- sico de lo que parecian ser. hasta hace poco campos antagénicos: las Ilamadas “‘medicina curativa™ y “me- dicina prevent 2°. En redlidad, no existe tl shiags- or dicina. Y.ésta adguiere un alte grado de efidencia y de capacidad de prevenir enfermedades, de acortar ¥ ersadicar las existentes y de promover Ia salud y.la efi- neig, cuando es “comprehensiva’ ” ¢ interdisciplina- ‘al mismo tempo lo biolégico, lo orgénico, 16 paiquico y lo social. Algo 10 308E BLECER semejante puede decizse 2 contacto con cuando se trata de una stencién swencién de enfermedades. Por otra parte, result mprensible pare la £0- cledad contemporénea,” ch ica y tecnclégicamente avanzada, no dedicar me he propuesto empliar gradualmente el campo dé investigaciéa y de aplicacién de Ja ‘psicclogia. Es asi como desde 1962 se han realizado en el departémento™ de Psicologia de la Facultad de Filosofia y Letras de” Buenos Aires distintos seminarios, a mi cargo, ‘sobre higiene mental y especislmente sobre todo o que'es" ese capitulo corzesponde al psicdlogo y a le psicologia;~” y Ja creacién en 1965 de la cétedra de Higiene’ mental me obligé definitivamente 2 un esfuerzo pare reubicer- Ja psicologia como ciencia y al psicélogo como prov’ fesional. 7 tie emcpetltae De estos eeminarios y de esta cdtedra, de la revision. bibliografica, de la discusién de Ios problemas con los” integrantes de Ja catedra.y con Jos estudiantes, han derivado algunos estudios que publico shora en forma de libro, sin le pretensién de que constituya un libro de texto, sino con el propésito de promover inguietud, de problematizar las cuestiones y especialmente de art. pliar las perspectives de Ja psicologia y de los psicd- logos. _ De los aspectos positives y negatives de los capitu- os que constituyen este bro podran hacerse eco todos aquellos gue de una u otra manera hayan tratado de. enfocar estos problemas. Se parte de un capitulo en ef cual se abren las pers 2 osk aixcen pedtivas de] psicélogo clinico frente a la higiene men- tal; le sigien otros sobre psicologia institucional, psi Cologia de la comunidad, grupo familiar, y uno ulti- mo sobre les perspectives del psicoandlisis en relacién con la psicobigiene +, Y dada le cerencia de suficiente cleridad sobre estos problemas y la manera de encarar- Jos en Ja enseZianza, he creido conveniente agregar en el Apéndice el programa del curso de Higiene mental dictado en el segundo cuatzimestre de 1965, con la correspondiente bibliografia detallade, y también un breve comentario sobre el trabajo prdético realizado, que ha consistido en un intento de sistemetizar el estudio psicolégico de una ‘comunidad, terea que ha sido Hevada a cebo por los estudiantes, dirigides por el excelente cuerpo de colaboradores con que he con- tado. Con todos ellos tengo una deuda de gratitud, ya que han ofrecido y utilizado generosamente su tiem- Po, su capacidad y su-inteligencia en le dificil tarea de organizar una cétedra de Psicohigiene, tarea cuyas mayores dificultades no sélo hen residido en Ja es- tructuracién formal de la misma, sino fundamentel- mente.en la organizacién de le materia, su contenido, su bibliograffa, su orientacién, sus objétives, su inte- gracién tedrica y préctica y Ia revisién de esquemas conceptuales y téenicas. Especialmente quiero mencionar la inestimable co- laboracién que ha prestado generosamente e} profesor 2 El primer capitulo fue publicado en Acta psiguiétrica y psicolégice argentine ‘el 8/8/1962; 4] segundo, en el departa- mento de psicclogis de la Facultad de Flosotia y Letras de Buenos Aires (1065), el coarto y quinto fusron lefdos —res- pectivamente— en el simposio “Enfermedad mentel y familia", organizado por Acta psiquiétrice y psicolégica argentine, 3 enuna Teabién centifice del Inctitute de Psitoandlisis (1965). ido expecialista en los problemas de la salud pi- blica, interesado siempre en el panorama psicolégica Ge los problemas de la salud piblica, Me guia el propésito fundamental de que los distin. tes eapitulos de este libro puedan promover interés pata orientar 2 los psicdlogos en el campo de la psico- higiene, y a la psicologia en un cemino que supere Jas antinomias entre teor‘e y préctice, entre cientia y apli- cacién. Para mi, personalmente, este libro, o estos ca- pitulos, constituyen un jalén més en el propésito’ de’. ~ construir una psicologia concreta, y veo ya'con satis-’ ~ faccién Ja existencia de un buen nimero de psicélogos trabajando de acuerdo con los lineamientos que aqui’ ~ se Tesefian, Ellos estarén muy pronto en condiciones \” de ratificar, rectificar, ampliar y profundizer lo que han aprendido, Capituto 1 EL PSICOLOGO CLINICO Y LA HIGIENE MENTAL La creacién de Ja carrera de psicologia en distintas univereidades del pais y el contar ya con egressdos de Jas mismes, cuyo mimero,iré progresivamente en au: mento, plantea problemas de” distinta indole. Uno Be ellos es el del rol del psicélogo -en. la salud. pi: blica y, mas especialmente, en Ja higiene mental. De la correcta ubicacién, desde el comienzo, de los psicélogos clinicos como profesionales en In sociedad y en el momento actual depende en gran proporcién ue no nos vesmos ulteriormente enfrentados con pro- Biewas sumamente graves. Para aclarar mejor lo que quiero significar, voy tomar someramente coro ejem- Blo lo que ocurre actualimente en el campo de Ta me- Gicine: sabemos que la mejor medicine serfs aquella en la cual los profesionsles dedicasen sus esfuerzos Ja salud pil es decir, dentro de una organizacién que centre y dirija los esfuerzos colectivos para prote- ger, fomentar y reparar Je salud. Y, sin embargo, el profesional médico es preparado y ejerce en forme individual una medicine fundamentalmente esistencial, 26 "ost puEcen Con ello, y en la practice —entre otros males del tema—, esperamos que la gente enferme para curarle, en Jugar de evitar Ia enfermedad y promover un me- jor nivel de la salud, La modificacién de tal estado de. cosas se ha tornado en la actualidad un problema sumemente dificil, como ocurre siempre que hay que introducir cambios radicales; con la agravante de que el mismo médico tiene, todevia ea gran propor. cién, una dicotomia o disociacién entre sélud piblice y medicina asistencial, y de que son los médicos los que, en no escasa medida, presentan una cleria resistencia al cambio y a la organizacién més racionel de la medi- cina. No es menos cierto que este cambio no depende tnicamente de la voluntad de los médicos; pero tampo- co contemos con esto iltimo para ello, ni con la con ciencia cabal del problema y de sus soluciones. Hay qué contar con’que son las condiciones sociales y eco- némicas les que ectuelmente hacen més facil para el profesional la préctica de la medicina privada, asisten- ciel e individualista, {Es muy posible'sin embargo, que “Thuy répidamente@to vaya dejando de ser cierto en nuestro pais, 0 quizé ya no lo sea, ‘Son muy variados los campos de actuacién del psi- cdlogo clinico; pero si éte se halla interesado predo- minantemente en los problemas psicclégicos de la se- lud, tiene que ubicarse correctamente en el hasta aho- Ta poco definido campo de la higiene mental, y en la medida en que lo vays haciendo, el campo se iré con- -figurando més clara y nitidamente. Quiero aclarar y Subrayar que mi posicién es la de que el psiedlogo clini- co, suficientemente preparado para ello, debe ser plena- mente habilitado para poder deserrollar una actividad psicoterépica, porque —entre otras razones— es actual- pstooeneiENE T PstooLociA INSTITOCIONAL ‘27 mente ¢] profesionel mejor preparado, técnica y cien- ‘ficamente, para diche tarea; pero al mismo tiempo cxeo queda carrere de_pefoclogia tendré que ser con*>, siderada como un fraaso desde al punte de vista 6 ls Gly si los psdeBlogos quedan exclusivamenté y a te v grin proporeién limitados @ Je terepéutica indivi aa] 0 La fiséién social del psicdlogo_clinico no debe ser bé ‘dcamente la terapia, sino la salud pablica, y_dentro jntenSeinente en todos Tos aspectos y problemas concer~ nientes a Is psicohigiene y no esperar que la gente enferme para reeién poder Sntervenis. Bs a este pro: lems al que me he referido el comienzo, y su corrects orientecién debe ser encerada muy prezomente. Eats son verdades que no se ponen tedricamente en duday pero que no se hacen todavia précticas en le dimensién necessria. Higiene mental y psicohigiene Una ver aceptada la premisa sostenide més arriba” quedan varios problemas muy bésicos por plsotear y resolver. Cuando se quiere ensefiar higiene mental, lo que hebitualmente se hace es, sencillamente, ene psieologia y psicopatologia; testimonio de ello son textos més habituales de higiene mental, que son, en nl tesis, no otra cosa que tratados abreviados de peicolo- gia evolutiva, psicopatologia y psiquiatris. El primer problema que nos plenteamos es, entonees, el del contenido de la materia que tenemos que tratar fen este seminario. Si nos orfentamos por lo que indi- can las publicaciones corrientes sobre la materia, nos - encontramos con que tendrfamos que repetir conoci- 28 José BLECER snientos que el psicédlogo ya ha adquirido en el curso de su'aprendizaje, proposicién que nos deja légioa- mente muy insatisfechos, aur contando con que la re- peticién no es nunce totelmente tal, sino siempre una splicacién y profundizacién, Pero conocer psicologia y psicopatologia no es todavia conocer higiene mental, aunque esta iiltima presupone lo primero. En este sentido, cteo que lo que realmente corzes- ponde en un semin i 'enicas y recursos pslcolégicos que ya han sido adgui- rides, para encarar los aspectos psicoldgicos de la sa- lud y la enfermedad, como fenémenos socieles y colec- ives. \Tehemos que adquizir una dimensién social de la profésion Gel psicélogo, 7 con, ello conciencia del lugar que ella ociipa dentro de Ta salud piblica y la 3s- ciedad. Deseo promover un cambio en Ja actityd ec- tual del estudiante,| tanto como en Ia del psiedlogo Om" profesioriel, evando su interés fundamental des- de el campo de le enfermedad y Ja terapia al de Ja sa- lud de la comunidad; deseo evitar que los peicdlogos tomen como modelo del ejercicio de su profesién a Ta actual organizacién ide la medicine, en Ie falsa,creen- cia de que ésa puede ser la organizacién éptima o ne- cesaria, La extensa bibliografia existente sobre el tema no aclara suficientemente esta perspectiva, que creemos es lg tinica correcta, Hacemos totalmente nuestra la opi- nién de Sivadon y Duchene, para quienes la mayor parte de las publicaciones sobre higiene mental son irvitantes y decepcionantes. ‘PsiconiomE ¥ Pstoouecta INSTITUGIONAL 2 Objetivos de Ia higlene mental Uno de los primeres objetivos, con el cual histéri- camente nace le higiene mental, figurd o se encuerira entre los propésitos del movimiento que promovié el libro de C. W. Beers, Publicado en 1908: “hacer ‘algo Por el enfermo mental”, en el sentido de modificar la asistencia psiquidtrica, Hevandola a condiciones més humanas (mejores hospitales y mejor atencign) y con ello a la-posibilidad de una mayor proporcién de cu- raciones. Un segundo paso bistérico de fundamental impor tancia se da al‘plantear como objetivo ya no sélo el propésito anterior, sino también, bisicameute el diag: néstico “précoz de las enfermedades ‘mentales; con lo que'se posibilita no sélo una tasa mas elevada de curs. clones, sino también disminucién de sufrimientos y del tiempo necesario de internacién, Hegandose a que éta sea en algunas oportunidades innecesaria. Esto ‘signi fica que, una vez llenadas las necesidades bésicas mini- mas de cames, se propenda a una mejor utilizecién de ~ Jas mismas, con un criterio funcional o dindmico de le internacién, mediante el diagnéstico temprano —mo- mentos en que le internaciéa puede ser obviada 0 reducida en su duracién—. Esto sigue siendo para nos- otros un objetivo fundamental, en el nivel en que se- desenvuelve o realiza le asistencia psiquidtrica en nuestro pais; en general, el diagnéstico se hace todavia muy tardiamente y se diagnostica le enfer- medad mental en.momentos o perfodes equivalen. tes al del diagnéstico del cdncer ‘cuando ya hey caque- xia y metastasis. En esto, el psicdlogo clinico puede co- leborar de manera muy fundamental, pero la response- 30 post BLEcER ema recae preponderanteménte s0- tivo, que se fue delineando cada vez més firme y netamente, ye no se refiere solamente a led del diagnéstico precoz; sino bésicamen- lexis o prevencién de las enfermedades mentales, actuendo antes de que éstas hagan su aps: cién, y, en consecuencia, evitndolas En cuanto se han desarrollado, en cierta medida, los objetivos anteriores, aparece jene mental la necesidad de atender e Ja réhabilitacién, ya ses del pa- ciente curado que debe reintegrarse a la vida plena; ya sea del curado con déficit o seouelas, o ya de aquel por quien le medicina curativa no pudo hacer nada. ,EI objetivo histéricamente més reciente en la higie- ne meéztél ya no se refiere ta s6lo a la enfermedad o a su profilaxis, sino también a le promocién de un mayor eguilibrio, de un mejor nivel de salud en la po- dlacioat \De ‘este “hiancra ya no interesa solamente la \ BREA de enfermedad, sino el desarrollo pleno de los Widiios y de le comunidad total..El énfasis de‘la igiene mental se traslada asi de In enfermedad @ la se- lud, y;ton allo, s la atencién de la vida cotidiane de los seres humanos, Y esto es para nosotros de vitel im" portancie ¢ interé Estos cinco objetivos de la ceden eronolégicamente y en forma rigurosa en su mites entre uno y otro no son totalmente net terapéutice —por ejemplo— rinde benefi a la profilaxis.en cuanto:qne.curar.a un sujeto puede icar que él no gravite patolégicamente sobre sus: jos, y, por otra parte, si actuamos en el nivel de ‘STITUCIONAL, 31 PHICOMICIENE ¥ PsrooLOcis Ja profilaxis, ello es inseparable del mejorami salud de le comunidad. Ademés, no deja de ser cierto que, en buene medida, los conoci- mientos neeesarios para actuar en la profilaxis, en le sehabilitacién y en la promocién de la salud derivan del campo de la patclogia y de Ja terapéutica, La profi: lexis, como posibilidad conereta, lega muy tarde en el campo de le psiquiatrie, por el hecho de que para des~ arrollarla se requiere conocer las causes de Ja enfer- medad, Jo cul —en forma cientificamente rigurose— queda todavia como una perspective del futuro.-De tal manera, la profilaxis especifica (stacar una causa pa- ra evitar una enfermedad dada) sélo resulte actuslmen- te posible en muy pocos ‘casos (pardlisis general pro- gresiva, por ejemplo), de tal manere que nuestra ar- ma profildctica més poderosa en el presente es de ca- récler inespecifico: la proteccién de Ia selud y, con ello, la promociin de mejores condiciones de vide. La dleccién del objetivo a lenar en determinado”” momento tampoco ‘puede ser un hecho mecinico, por- que si bien debemos tender al iltimo de lds enumerados (promocién de la salud) ;-no es ménos cierto que en. dis- tintes comunidades los problemas y la urgencia de los mismos pueden determinar que el peso de la atencién recaiga en un momento dado sobre el aspecto asisten- cial o sobre el profildetico. Dehemos confectionar, si no tna escala, por lo-menos criterios de pricridad pa-.-. ra decidir sobre la urgencia y posibilidades de actuar sobre los-problemas- y-sus ‘distintas implicaciones. Y esta decisiin no es solamente un problema teérico, sino eminentemente préctico, aunque -auxiliade por la tev ~ ria empleséa en forma flexible o pléstica, tal como de- be ser utilizada toda teoria. 32 José puecen EI psicélogo clinico debe ocupar un Ivgar en todo equipo de la salud piiblics, en cualquiera y en todos os objetivos de Ia higiene mental, en los cuales tiene funciones especifices que cumplir Uns de la psico- higiene). Extremes en higiene mental Debemos. estudiar y prevenimnos sobre ciertas acti- tudes 0 prejuicios frente a Ia higiene mental, que no sélo estén presentes en el pablico, sino también entre los profesionales y, por supueste, también entré los pricdlogos clinicos. Uno de los primeros prejuicios que debemos aten- der se refiere al de los polos idealizacién-menos- precio de las posibilidedes de le higiene mental: 0 se espera de esta diltima soluciones milagrosas, o se des- valorizan todas sus posibilidades y reglizaciones. Estas actitudes extremas dificultan © imposibilitan el necesa- tio sentido de realidad, y como en todas les actitudes extremas, una vez embarcados en una de ellas, eon faci. lided se gira a le inversa, Con ello se corre paralela- mente el riesgo de fluctuar entre la impotencia y la om- nipotencia, con todos los: prejuicios y dafios de ambas. Hasta hace muy poco, y en cierta medida aiin’en la actualidad, se esperaba todo de la educacién, exage- rando visiblemente: sus posibilidades reales. Para al- gunos se dio el mismo fenémeno con Ja eugenesia, De- bemos evitar que lo mismo se repita ahora con la psi- cologia, esperendo que elle zesuelva todos los males. (~ Trabejer en el compo de la psicohigiene significa in- | evitablemente estar actuando en los problemas sociales yen les condiciones de vida de Jos seves humanos; de PSICORICIENE ¥ PSICOLOGIA INSTITUCIONAL BS aqui deriva otra posibilidad de extremos, muy rela- cionados con los recién descritos, y que consiste —por una parte— en creer que Ja higiene mental (5. la higiene en general), se reduce 2 una reforma eco- némico-politica de le sociedad, y —por otre parte— en Ja tendencia a transformar la higiene mental en un mo- vimiento ideolégico en si mismo. Ubirando la higiene mental en.su juste medida y posibilidades, no podemos ni. debemod’ desentendernos de las condiciones econé- micas y sociales de una comunidad, entre otras ra- zones, porque hay situaciones por debajo de les cuales Ja higiene mental consiste justamente en atender dichos problemas sociales (slimentacién, vivienda, etc.). EE profesional debe actuar en su condicién inseparable dc ser humano; lo uno no debe absorber ni anulay A otro, . “—- Indagacién y accién Cuando se habla de investigacion, tenenios todavia, en gran medida, el modelo del investigador experimen- tal de las ciencias naturales, quien .configura una si- tuacién artificial de pocas variables para poder tra- bajar, y con ello caemos en el prejuicio de creer que fuera de esas condiciones la investigacién es imposi- ble, Las ciencias sociales, especialmente, han niostrado hasta la evidencia que ello no es correcto. El psicélogo clinico debe, en el campo de la higiene mental, aplicar el principio de que indagacién y accién son inseparables y que embas se enriquecen recipro- camente en el proceso de una praxis. Esto no consti luye una manifestacién de deseos, sino una condicién fundamental para operar correctamente. La accién 34, BLECER debe ser precedida de una investigacién; pero Ja inves- tigacién misma es ya una actuacién sobre el objeto-que se indaga, Las modificaciones obtenidas o resultantes doben a su ver reactuar sobre los niveles y patos segui- dos en la investigacién, de tal manera que otra vez ac- taen sobre las modificaciones ya logradas, y esto en un proceso de permanente interaccién. Todos los factores que comprenden la investigacién y la accién deben ser incluides como variables del fendmeno mismo ‘que se estudia y que se va modificando mientras se estudia. Cada paso dado en la accién debe, a su vez, ser inves- tigado en sus efectos, incluyendo en ello el hecho de tanto pot el psicélogo clinico como por todo trabaja- dor social, y sélo con ella seré fructifera tanto le in- vestigacién como sus efectos y Ia aplicacin de sus resultados. Cada hipétesis resulta investigada en el he- cho de su aplicacién, dando esto luger de inmedisto a su ampliacién o rectificacién. La etapa de aplicacién implica necesariamente la investigacién de lo que se esté aplicando, Dentro de este encuadre general es que estudiaremos la administracién de métodos y técnicas psicolégicos y sociales que el psicélogo ya ha aprendido anterior- mente en el curso de sus estudios, y a ello se debe agre- gar el conocimiento del método epidemiolégico en el estudio de los trastornos mentales, que se ha tornado un instrumento fundamental e imprescindible en el cem- po de la higiene mental, PSICORIGIENE Y PSLCOLOCTA IxSHTUGONAL, 25 Salud publica e higiene mental Le higiene mental es una rama de Ja ealud publica. y debe eer encarada en concordancia con la organize- cién y el nivel que esta iltima haya alcanzado en ca- da lugar, de tal manera que no pueden desvincularse entre si, La higiene comprende el conjunto de conocimientos, métodos y ténices para conservar y desarroller la 'sa- lad. El informe nimero 81 de la Oxganizacién Mun- dial de la Salud, de diciembre de 1952, dice que la hhigiene mental “consiste en ‘as actividades y téc- nieas que promueven y mantienen Ie selud men- tal”, Dentro de la higiene mental’ se puede contar con una rama especial, que interesa particularmente al psi- célego dlinico: es el compo de la psicohigiene. Se 10 denomina asi, no porque se busque la salud psiquica (lo cual serie un absurdo) , sino porque se actiia funda- mentalmente sobre el nivel psicolégico de los fendme- . nos humanos, con métodos y técnicas procedentes del campo de la peicologia y la psicologia social. Y ste es el campo privativo del psicélogo clinico. Lo mismo que para el caso de la psicohigiene, ha- bria, en rigor, que hablar de higiene mental y de selud mental sélo para referirse al campo de accién y no a un sector de los resultados, porque toda actuacién en la salud piblice tiene efectos ‘sobre Jos fenémenos men- tales y psicolégicos (alimentacién, aviteminosis, infec- clones, etc.) tanto como las medidas de psicchigiene tienen repercusién directa sobre Ja selud corporal 4 Se tiende ectualmente © emplear la expresién salud mental para facilitar el concepto de. integracién. de. les llnmadar mnedicina curativa, preventiva y social. 36 sové wuscen (ejemplo: los estudics de Spitz, M. Ribble y otros s0- bre la carencia de amor y sus efectos patolégicos). De otra manera, estamos prolongando en la terminologia un dualism que rechazamos en Je teoria, La higiene mentel, como ya hemos dicho, es parte integrante de la salud publica, pero creemos que la psi- cobigiene rebasa los limites de la medicina, tanto como rebasa las posibilidades de accién del médico. Cuando algunos ubican a} psicélogo clinico como auxiliar de la medicina, es porque no se ha entendido la funcién y extensién de le psicchigiene, reduciéndola a la tera. pia de las neurosis y psicosis. Seria similar al hecho de querer ubicar 2 los maestros com auxiliares de la me- dicina en funcién de Ja inlervencién e influencia que ellos tienen como profesionales sobre el equilibrio emo- cional y psicolégico de Jos nifios. Es posible que haya que admitir como capitulo més vasto el de la salud mental, y dentro de él considerer incluidas tanto la hi- giene mental como la psicohigiene, como dos capitulos que no se superponen totalmente, ain con la gran can- tidad de puntos de contacto. El psicdlogo clinico opera, en realidad, con esque- mas conceptuales y con ténicas que corresponden més al campo del aprendizaje (learning) que al de la cli- nica, Todo lo relativo a la salud piblica tiene estrecha co- nexidn con la organizacién estatal, y-de ello deriva, con mucha frecuencia, una actitud de expectacin o depen. dencia, en la cual se espera todo de los poderes pibli- cos. Por supuesto que de ellos depende en gran medi de Ja planificacién racionel y la posibilidad de Hever acabo los proyectos en la escala necesaria, pero no es menos cierto que también nosotros somos un “poder PSiCOMILIENE ¥ PsicOLoGls EsTiTUCIONAL 37 piblico” y que muchos proyectos y acciones deben y tienen que partir de los profesiopales mismos, en el ca racter de tales. La psfcobigiene, que es la tarea de gra- vitacién que le corresponde especificamente al psicélo- go clinico, tiene también, y en gran medida, que con- fiar y besarse sobre esfuerzos profesionsles no total- mente estatales, Después de esto, nos corresponde ahora responder también a distintos interrogantes que se nos plantean de inmediato: con la psicohigiene, zdénde intervenir? {Sobre quién 0 qué? Come? ;Con qué? Estas son preguntas cuyas respuestas nos van a ocupar extens2- mente. El esquema que se ha estereotipado y difundido es que le accién en higiene mental y en psicohigiene cor siste en abrir un consultorio, dispensario 0 laboratorio para atender a los enfermos mentales o sospechosos de serlo que a él acuden o le son remitidos. Esto es ju tamente, y en primer lugar, lo que io debe hacerse, si se pretende una actividad racional y fructifera, El psicélogo clinico debe salir en busca de su “clien- te”: Ia gente en el curso de su quehacer cotidiano, El gran paso en psicohigiene consiste en esto: no esperar que venga a consultar gente enferma, sino. salir a tra- lar y a intervenir en los procesos psicolégicos que gra- vitan y afectan Ja estructura de la personalidad, y por Io tanto— las relaciones entre los seres humanos, mo- tivando con ello al piblico para que puede concurrit a solicitar sus servicios en condiciones que no impli- quen enfermeded, Esto abre una perspectiva ancha y promisoria para la salad de Ja poblacién y una fuen- te de profunda gratificacién para'el profesional, 38, gost BLECER Ambitos de actuacion En este pesaje del psicdloge clinico de la enferme- dad a la promocién de Ie salud, al encuentro de la gente en sus ocupaciones y quebaceres ordinarios y co- tidianos, nos encontramos con distintos niveles de or- ganizacion, entre los que tenemos que tener en cuenta, fandamentelmente, las~instituciones, los grupos, le co: munidad, la sociedad, Una institucién no es sélo un lugar donde el psicd- logo puede trabsjar; es un nivel de su tarea. Cuando ingresa e trabajar en una institucién (escuela, hospi- tal, fabrica, club, etc.), lo primero que debe hacer es no abrir un gabinete, ni Laboratorio, ni consulterio pe za la atencién ‘de los individuos enfermos que integran Ja institucién. Su primera tarea es investigar y trotar la jnstitucidn misma; ése es sv primer “cliente”, el mas importante, No.se debe crear otra institucién dentro de la primera, a la manera de una superestructiira, porque la psicohigiene no es una superestructura que tiene que ser mengjada aparte o sobresgregada a la vida y a les {nstituciones, sino dentro de las mismas, Se debe exa- minar Ja institucién desde el punto de viste psicolé- gico: sus chjetivos, fanciones, medios, tareas, ete.; los jerazgos'formales e informales, la comunicacién en- tre los status (vertical) y los intrastatus (horizontal), etc. Teniendo siempre en cuenta que esta indagacion enei es ya une actuacion que xiodifica la instituclon y erea ademés distintos tipos de tensiones con el psi- célogo mismo, que éste tiene que atender como parte integrante de su tarea. El psicélogo es, en une institu- cién, un colaborador, y'de ninguna manera debe con- vettirse ex-centro” de 1a misma; sus funciones. deben PSICORICIENE ¥ PStCOLOGIA INSTITUCIONAL, 39) ejercerse a través de los integrantes regulares de“la misma. En este orden de cosas, el psicdlogo es un es- pecialista en tensiones de Is’ reladién 0 comunicacién humana, y éste e¢ el campo especifico sobre el que de- be actuar, La psicohigiene en una institueién debe fun- cionar engranada o incluida en el proceso regular 0 habitual de la misma, y no transformarse en una su- perestructura superpuesta. Los que le consultan’y Jos sucesos que debe atender no deben ser encarados en foncién de la problemética individual, gino institu. clonal, Tey Un segundo nivel, muy relacionado con-el anteiidr, es el de la actuacién sobre los grupos humanos. Es muy variada la composicién de los grupos, y el psicélogo debe tender a actuar sobre los que configuran “unide- des naturales”, es decir, grupos preformados, aquellos que tienen ya dingmicamente configurada su funcién dentro de determineda institucién social: el grupo {a+ miliar, el fabril, ‘el educacional, el equipo de trabajo, etc, Otra de sus modalidades es la de los grupos arti- ficiales, que pueden ser homogéneos o heterdgenéos, en edad, sexo, problemitice, grado de salud 0 de en- fermedad, ete. Las téonicas grupales a utilizar deben ser escogidas, segiin el caso, entre las disponibles: tera- péuticas, de discusién, operativas, de tarea, étcétera. El trabajo sobre el nivel de la comunidad tiene que hacerse aprovechando todos los medios de comunica- isién, afiches, periédicos, folletos, cién (sedio, television, etc.) y los organismos e instituciones ya existentes (club, fébrica, escuela, hospital, etc.), actuando sobre Ja problematica, les tareas y las eituaciones, de tensién colectiva, Las técnicas son. también. variadas-y deben 4G ost peste adecuarse a Jos problemes, objetivos perseguides y re- alizaciones fectibles. Sin &nimo-de presentar una clasificacién exhaustive o integral, los tipos de sitnacién o de problemitica en los que el psleSlogo debe intervenir se pueden agru- par de Ia siguiente maneta: 1) Momentos o perfodos Gel desasrollo o de Ia evolucién normal: embarazo, par; to, lectancie, nifiez, pubertad, juventud, madurez, edad critica, veje2; 2) Momentos de cambio 0 de crisis: in- migracién emigrecién, easamiento, vindez, servicio militar, ete.; 3) Situaciones de tensién normal o anor- mel en las relaciones humants: familia, eseuelas, {6 bricas, ete.;4) ‘Organizacién y dindmica de institucio- nes sociales: escuelas, tribuneles, clubes, etc.; 5) Pro Dlemas que crean-ansiedad.en momentos 0 periodos més especificos de le vida: sexualidad, orfentactén pro- fesional, eleccién de trabajo, ete; 6) Situaciones alta: - mente significativas que requieren informacién, edues- cién 0 dizeccién: crianza de los nifics, juegos,-ocio en todas las edades, adopcién de menores, ete. Como es facil deducir, el psicélogo interviene sbsolutamente en todo lo que inclaye o implica seres humanos, pata Ia proteceién de todo lo que concierne alos factores pricolégicos de le vida, en sus multiples manifestacio- nes: se interesa, en toda su amplitud, por la asimile- cin e integracién deexperiencias en mn aprendizaje adecuado, con plena satisfaccién de todas las necesida- des psicolégicas, Fuera de todos estos aspectos de Ja psicohigiene, més implicados en el objetivo de promocién de la salud, Je toca también al psicélogo asumir un rol de importan. cia en todos los enumerados con anterjorided: tera: ~-péutica, profilaxis, Tehabilitacién, -diagndstien precor.. Psicoun ENE ¥ PSICOLOcIA INSTITUCIONAL s Nos hemos detenido mis especialmente en Ie promocién de la salud, porque creemos que es abi donde debe cen- tearse predominantemente el esfuerzo de Ia bigiene mental, aun en centros o dispensarios eminentemente terapéuticos o de rehabilitacién. Confio en que progré: sivamente, y con esta amplitud, la psicohigiene seré el campo especifico del psieélogo clinico. Com se pue- de deducir de lo hasta aqui expuesto, Ia psicchigiene no exclaye la posibilidad del ejercicio privado de una profesién. Aqui el psicélogo se encuentra con una ano- malfa muy particular, que en gran proporciéi encien- tran también buen nimero de otros profesionales: la de que con muchisime frecuencia las actividades profe- sionales més tacionales y socialmente mas productives son les menos 0 peor remuneradas. Por otra parte, y en forma cesi parelela, poseemos en todos los campos de Ia higiene muchos més conocimientos de los que real- mente podemos aplicar, a causa de limitaciones econd- micas, socisles y politicas. El problema de incremen- tar la efectivided de los profésioneles es distinto el del mejoramiento de su competencia cientifica y técnica. Educacién sanitaria Este capitulo de la higiene merecerd atencién es- pecisl del psicélogo, en virtd de la gran importancia que tiene y por le contribucién especial que a le misma puede aporter.'No hey programa de higiene que puede reslizerse sin la colaboracién j participa: con activa de la comunidad, la educacién saniterie tiende a producir cambios estables de determinadas pautas de conducta de la comunidad. 42 ost sLece En este terea corresponde al psicdlogo evaluar los prejuicios y les resistencias, los miedos al cambio, el estudio del mensaje en funcién de los resultados que desea obtener, seleccionar las personas a las que debe preferentemente dirigirse: 1s comunidad total, profe- sionales, personas “claves” de la comunidad (maes- tros, religiosos, policias, magistrados, presidentes de lubes, ete.). La forma de llegar al piblico es tam- bién un item que debe ser cuidadosamente considera- do: contactos personales, prensa, television, etcétera. Se deben tener también en cuenta las distorsiones y peligros que puede originar una educacién o una pro- paganda senitatia mal encauzada; entre ellos, el pro- mover actitudes paranoides o hipocondriacas en la po- blacién, Carituzo II PSICOLOGIA INSTITUCIONAL ‘A continuacién de un seminario para graduados so- bre Higiene mental dictado en el afio 1962 en el De- partamento de Psicologia de la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad de Buenos Aires, se reali- 26 en 1964 —también bajo mi direccién— otro sobre el_mismo tema, pero, que ya se centr totalmente en la psicologfa institucional; es de este tltimo que se da agui un resumen. El nexo entre ambos temas es muy evidente y reside en la perspectiva y los lineamientos dentro de los cuales deseamos ver desarrollarse la psi- cologia y la profesién del psicélogo. Esta misma pu- blicacién continga ese propésito fundamental de crear inguietad, especialmente en las nuevas promociones de psicélogos, atrayendo la atencién de les mismos hacia tenfoques menos limitados —o més amplios— que per- mitan su mejor ubjcacién socisl, un cumplimiento mas eficaz de su rol de profesional 0 técnico de la psicolo- ie, voleando eu quehacer hacia actividades sociales de més envergadure, trascendencia y significacién. La posicién general sustentada puede resumirse en “4 vost LEGER las siguientes proposiciones, ya dadas anteriormente a conocer en otra publicacién: #) el psicélogo como pro- fesional debe pasar de la actividad psicoterépica (en- fermo y curacién) a la de Ja psicohigiene (poblacién sana y promocién de salud); b) para ello se impone un pasaje de Jos enfoques individuales a los socieles, El enfogue social es doble: por un lado comprende los. modelos conceptuales respectivos y, por otra parte, Ia ampliacién del dmbito en el que se trabaja, Para lo- grar todo esto es necesario el desarrollo de nuevos ins- trumentos de trabajo: conocimientos y técnicas que puedan hacer viable la tarea y fructiferos los princi- plot. Pero, por otra parte, estos instrumentos s6lo pueden ser logrados enfrentando paulatinemente la terea, porque sélo en esa experiencia viva se pueden ir gestando. Psicologia institucional —tal como a entiendo agui— es un cepitulo reciente en el desarrollo de la psicologia, y nadie puede, en la actualidad, ostentar ni apoyaree en una vasta experiencia. Tampoco puedo yo; mi experiencia personel directa es haste ahora limita- dee incluye fundamental y casi dnicamente orgenis- mos hospitalarios y edueacionales; en otras institucio- nes mi participacién fue con gran frecuencia indivec- ta, @ través de le supervisién del trabajo de psicdlogos. Le necesidad de promover nuevas inguietudes y de otlentar precoz y adecuadamente la ubicacién profesio- nal correcta del psicdlogo hece que ahore comunique ese experiencia y conocimientos sobre el tema, tal co- mo —en gran parte— han sido desarrollados y ela- boredos en los seminarios a que hice referencia, y en Jos que he contado con la colaboravién inestimable de un grupo de egresados de la carrera de psicologfa que 43. psicowiclene ¥ YeiwLocla INsurucibeaL von gran entusiasmo ¢ inteligencia se han hecho’ cto~ ie la necesidad de tener conciencia clara de su rol en~” la sociedad y de cuinplirlo-lo ands eficientemente po- sible. Entre los antecedentes fundamenteles en que nos. Dasamos se encuentran les contribuciones de Enrique ‘Pichon Riviéte y Elliot Jaques, hacia quienes debemos dejar constencia de nuestra gratitud por Ja obra en este sentido. realizada, El Dr. Enrique J. Pichon Ri. vigre ha sido, también en-este campo, un eficez pro- motor de inquietudes, tal como lo ha sido siempre en nuestro pais en la totalidad de la psicologia, el psico-’ andlisis y Ie psiquiatria. Hasta ahora he subreyado la psicologia institucional én Felacién con al psicélogo en tanto piofesional,'y eéia puede llevar al error de suponer que estamos hablendo de_una actividad subaltérne, de una “parte préctica”, de aplicacién de la psicciogia, mientras que la “verds: dera” ciencia psicolgica y la investigacién psicolégi- ca se hallan en otro lado. Tales presunciones derivan 4é"Gna concepeién abstracta e irreal de Ja ciericis’ La psicologia institucional se inserta tanto en la historia de‘ las necesidades sociales como en Ia historia de la psicologia, y dentro de esta tltima no se trata sélo de un campo de aplicacién de la’ psicologia, sino funde- mentalmente de un campo de investigacion; no hay posibilidad de ninguna tarea profesional correcta en psicologia si no es al mismo tiempo una investizacidn de lo que esté ocurriendo y de lo que se esta haciendo. La préctica no es una derivacién subalterna de 1s cienciz, sino su nécleo o centro vital; y la investiga cin cientifica no tiene lugar por encima o fuera de Ja prdctica, sino dentro del curso de 1a misma. En este sentido, pesa el ejemplo (el mal ejemplo) de otras clen- 46 sost stecee cias y actividades profesioneles, tales como la medici- na; en ella, la ciencia y la investigacién esté en los laboratorios, mientras que la prdctica constituye le funcién de los médicos, quienes deben aplicar las con secuencias de dicha investigacién. es un esquema alienante y de efectos o recultades altamente pernicio- sos; para los médicos, lor enfermos, la sociedad y 12 ciencie. El experimento y el laboratorio deben cons- tituir un momento del proceso total de la investiga cién, que es inseparable de la préctica misma, tanto como esta altima se transforma, sin investigacién con- comitante, en un empirismo grosero. Con todo esto quiero sefialar claramente que la. psi- cologia institucional no es una rama de la psicologia aplicada®, sino un campo de la psicologia, que puede significar en si mismo un avance extraordinario tanto en la investigacién como en el desarrollo de la psico- logia como profesién. Pera decirlo de otra manere, pienso que no se puede ser psicdlogo si no se es al mismo tempo un investigador de los fenéménos que se quieren modificar, y no se puede ser investigedor sino se extraen los problemas de la misma prdctica y de Ia sealidad social que se esté viviendo en un momento dado, aunque transitoriamente y por razones metodolégicas de Ja investigacién se afslen momentos del proceso total, Se puede decir que la psicologia se desarrolla ge- nando terreno 2 ls abstraccién y afirmandose gredual 3 Tode Ia asf Nemada psivologia aplienda tiene en si una alienacién como vicio. 2 La distorsién aparece en tanto dichos momentos son ast: midos por personas. distintas que se mantienen aisladas en- tre si y en tanto se pierde el cardcter téenico que tene el aislamiento en la investigacién y se desemboca en una pérdida co carencia de la visidn global y de la interaccién del proceso. PSICOHIGIENE Y FSICOLOGIA INSTITUCIONAL a y progresivamente en él terreno de Jo concreto: desde tune psicologia inhumana del hombre hacia una psico- logia que capte lo especificamente hnmeno. Brevemen- te podemos consignar las siguientes etapas: 2) Estudio de partes abstractas y abstraidas del ser humeno (atencién, memoria, juicio, etc.); ) Estudio del ser humano como totalidad pero abs- treido del contexto social (sistemas mecanicistes, ener- gelistas, organicistas, etc.) 5 ¢) Estudio del ser humeno como totslidad ea les situaciones coneretas y en sus vinculos interpersona- les (presentes y pasados). A partir de este tercer en- foque conceptual y metodolégico, el desarrollo se ha cumplide ampliando los ambitos en forma progresiva: a) ambito psicosocial (individuos) ; b) dmbito sociodindmico (grupos); —_——_——— —_———— Fieura 1 1s de la psicologia: a) psicoeocial; b) sociodindmico: rucional; d) comuniterio, Las flechas son explicades en el texto, 48 sosé puicnn ¢) ambito instituciona) (instituciones) ; 4) ambito comuniterio (comunidades), Conviene adlarar que no son sinduimos"y qiie, por lo tanto, no coiriciden psicclog's individual y ambito psicosocial. tanto como tampoco coinciden psicologia social con ambito sociodinéinico; la diferencia entre péicclogia individual y social no reside en el émbito particular que zbarcan una y otra, sino en el modelo conceptual que utiliza cada una de elles; asi, s€ pue- de estudiar Ia psicologia del grupo (émbito sociodind- mico) —por ejemplo— con un modelo de la.psicolo- gia individual, tanto como se puede estudiar al indi. luo (ambito psicosocial) con un modelo de la psi- cologia social. Por ello decie anteriormente que se im: pone un pesaje de los enfoques individueles @ los so- ciales en el duble sentido de reforma de los modelos conceptuales y ampliacién del émbito de trabajo. La psicologia institucional requiere e implica ambas cosas. En cuanto 2 la ampliacién de émbitos, el desarrollo de la psicologia ha seguide el curso del sentido A’ (en figura 1), pero esta direcoién ha coincidido en cierta medida con una extensién de los modelos de la psico- logia individual 2 todos los otros mbites, A medida gue vamos abarcando en la préctica nuevos émbitos se estrucluren mievos modelos conceptueles adecus- dos, te el centido B {de la misma figura); es decir, deberot retomar el estudio de las instituciones con modelos de la psicologia de le comunidad, el es- tadio de grupos con modelos de le psicelogia institu. ional y de In comunidad. y el estudio de individuos con los modelos de la psicologia de grupos, comuni- dad ¢ instituciones. Queda, en este sentido, evidente- mente, una gran tarea por realizar en el desarrollo de PSICOMICIENE ¥ PSICOLOGiA INsrITUCIONAL 49° Ja psicologia. En rigor, este desarrollo apenas ha co- menzado y es muy reciente ®, Cuando hablo de modelos de la psicologia individual: me refiero al hecho de que los mismos se caracteriaan fundamentalmente por partir del individuo aislado pa- ra explicar las agrupaciones humanas y aplican a es: tas dltimas las categories observables y conceptuales que correspondén o se han utilizado para el individiio aislado (organismo, homeostasis, libido, ete.), y de esta manera se explicen los grupos, las instituciones y la comunidad, por las caracterfsticas de los individuos. Cuando me refiero a los modelos de Ja psicologia so cial tengo en cuenta el hecho de utilizer categories adecuadas al cardcter de los fenémenos de las agrupa- clones humanas (comunicacién, interaccién, identifi- cacién, ete,), que en gran parte tienen que ser toda- via descubiertos y, creados, El estudio de las instifuciones. abarca tres”capitu- los fundamentales en estrecha relacién ¢ interdepen- dencia, pero que pueden ser caracterizados de la si- guiente forma: 2) Estudio de la estructura y dindmica de Jes ins: tituciones; b) Estudio de la psicologia de las instituciones; c) Estrategia del trabajo en psicologia institucional. Aqui no estudiaremos Ja institucién en si misma, es decir, su estructura y su dindmica, sino fundamental- mente la estrategia general del psicélogo en el trabajo 2", Jo que la psicologia clisica considera como el pun- to de partida de Ia psicologis, e= decir el conocimiento del individve, no puede hellarse sino precisamente al final...” Pourzzr. 30 rosé purcrR institucional; aunque resedaremos brevemente el co- pitulo de Ia psicologia de las instituciones, tampoco nos ocuparemos aqui de los instramentos especificos (les técnicas) para trebajer en psicologia institucional. Del anélisis realizado en nuestros ceminarios surgié como Jo mas fundamental o urgente en este momento el estudio de lo que Hamamos la estrategia del trabajo institucional, y en este sentido’ —dentro de la estra- tegia— lo més importante e8 el encuadré de la tarec, es decir, la fijacién de ciertas constantes dentro de las cusles se pueden controlar las variables del fenémeno, por Jo menos en cierta,medida, Dentro de estas cons- tentes, que deben ser dadas por el encuadre, dos de ellas tienen, una importancia relevante, a saber: 2) la relacién del psicélogo con la institucién en la contratacién, programacién y reelizecién del trabajo profesional; b) los eriterios que sustentan dicha relacién. El conjunto de todos estos factores constituye la es- trategia del trabajo tanto como su teoria en el cam- po" de Ia psicologia institucional. Este enfoque ies ekimis conveniente y el que mds corresponde utilizar al tratarse de’ profesionales psi- célogos, como en el caso de los seminarios realizados, dado que ellos poseen ya los instrumentos o técnicas para trabajar tanto en el ambito psicosocial como en el'sociodinamico, institucional y de la comunidad (en- trevistas, encuestas, técnicas grupales, etc.); mientras que To que hace falta es el marco dentro del cual dichas técnicas'van 2 ser empleadas, es decir, la forma en que se deben administrar los conocimientos y téeni- cas. Esta aclaracién se hace necesaria en funcién de que es posible que para otros profesionales que inten- FSICOMICIENE Y PsIcoLOGls INeTITUCIONAL 51 ten abarcer o realizar tareas en el émbito institucio- nal puede cer nevesario o imprescindible otro tipo de aproximacién al problema, distinto del aqui utilizado. Lo fundamental de lo expuesto hesta ahora puede ser sintetizado de la siguiente manera: PSICOLOGIA INSTITUCIONAL ‘A) Un émbito’ éepecisl,"es desir, por un 7 segmento de la extensiéa de los fe- 1) Se caracteriza} —némencs; 7 por B) Un modelo conceptual perteneciente a Je psicclogia social. A) Estructura y dindmica de les insti- tuciones; i B) Psicologia de las instituciones; 2) Fijacién de constants 2) Comprende el /- = Mh. Eneundre\ eee = estudio de — |C) Estrategia fe la tarea, )b) - Administ. del taba. ‘de conoc. y jo del pei- técnicas, ‘célogo. . Teoria del encusdre: Qué es la psicologia institucional Como ya hemos visto, la psicclogia institucional se caracteriza por el ambito (las instituciones) y por sus modelos conceptuales; dentro de su estrategia se in- cluye, como parte fundamental, el encuadre de la tarea y la administracién de Jos recursos. El ambito, que comprende la extensién o amplitud 52 Serf Extenn particular en gue Jos fenémenos son abarcados para su estudio o para la actividad profesional, es, en la pscclogia institucional —por supuesto—, la institu. cién, Este diltimo término tiene diversos sentidos que requieren ser aqui someramente exeminados. En su Diccionario de sociologia, Fairchild incluye dos acep- clones: 1) “'Configuracién de conducta duradera, com: pleta, integrada y organizeda, mediante la que se ejer- ce el control sotial y por medio de Ja cual se satis- facen los deseos y necesidades sociales fundamentales”; 2)’ “Organizacién de carécter piblico 0 semipiblico gue supone un cuerpo directive y, de ordinario, un edificio o establecimiento fisico de alguna indole, des- tinada a servir_a algin fin socislmente reconocido y autorizado, A esta categoria corresponden unidades ta- Jes como Jos asilos, universidades, orfelinatos, hhospi- tales, etc.” En nuestra definicién de psicologia insti- tucional se comprende la institucién en el segundo de los sentidos dados por Feirchild, y dentro de éste se incluye el estudio de los factores carecterizados en Je primera de las acepciones, Psicologia institucional abarca entonces e] conjunto de organismos de existen- cia fisica conereta, que tienen un cierto grado de per manencia en algin campo o sector especifico de Je actividad 0 la vida humana, para estudiar en ellos to- dos Jos fenémenos humanos que se dan en relacién con Ja estructura, la dinimica, funciones y objetivos de la institucién. Con esta definicién quiero subrayar que a le psicologia institucional no le atafien, por ejem- plo, las leyes en cuanto instituciones, sino'los organis- mos en que concretamente se aplican o funcionan (tri- bunales, carceles, etc.) dichas leyes en su forma es- pecifica. En algunas oportunidades se dan ciertas dis- w ‘PSICOMICIENE ¥ PsICoLOgl, INSTITUCIONAL 53 crepancias, entre uno y otro sentido, como es el caso, por ejemplo, de la familia, que es una institucién so- cial, pero que para el psicélogo es un grupo en cusnto - organizaclén concrela que enfrenta en’ su tarea pro: fesional. De igual manera, le religiéa es también uns institucién social, pero Ja religién de un grupo fami- Har no es une institucién; pare Ja religion, dks instiy tuciones que interesan a la psicologia institucionel con Jas de sus organismios especificos (iglesia, parroquis, etc.). 7 7 Burgess (citedo por Young) menciona cuatro tipes principales de instituciones: aaae a) Instituciones culturales basicas (familia, igle sia, escuela) 5 : b) Instituciones comerciales {empresas comerciales y econdmicas, uniones de trabajadores, empresas del” > Estado) ; : c} Instituciones recreativas (clubes atl icos y artist: cos, parques, campos Ge juego, tealros, ‘cines; salones: de baile) 5 7 ) Instituctones de control social formal (agencies de servicios sociales y gubernamentales). A ellas, Young agrega: ; i e) Instituciones sanitaries (hospitales, clinices, campos y hogaves para convalecientes, que puedan Indluirse 0 no en el grupo de egencias-de servicio so- dial); ; $) Instituciones de comunicacién (agencias de trensporte, servicio postal, teléfonos, periédicos, revis- tas, radios). ; Incluyo esta clasificacién 2 titulo més bien ilustra- tive de la amplitud del trebajo profesional en psicolo- gia institucional, pero pare nuestro objetivo presente 54 post pircen no se hace de ninguna manera imprescindible una cla- sificacién exheustiva 0 rigurose de las instituciones. Dada wna institucién, el psicélogo centra su atencin en la actividad humena que en ella tiene lugar y en el efecto de le misma para los que en ella desenvuel- yen dicha actividad. Para ello se impone un minime de informecién sobre la institucién misma, que, pot ejemplo, incluye: a) finalidad u objetivo de Ja institucién; b) instalaciones y procedimientos con los que se satisface su objetivo; ¢) ubjcacién geografica y relaciones con la comuni- aad; : €) relaciones con otras instituciones; e) origen y formacién; 4) evolucién, historia, crecimiento, cambios, fluc- tuaciones; sus tradiciones; g) organizacién y normas que Ja rigen; h) contingente humano que en ella interviene: su estratificacién social y estratificacién de tareas; i) evaluacién de los resultados de su funcionamien- to; resultado para ‘la institucién y para sus integrantes, Items que para ello utiliza Ia institucién misma. Circunscripto el ambito en el que corresponde tre. bajar, lo que caracteriza especificamente # la peicolo- gie institucional es un encuadre particular dela terea; dentzo del encuadre se deben contar, en primer lugar, dos principios, estrechamente interrelacionados: a) toda tarea debe ser emprendida y comprendida - en funcién de la unidad y totelidad de la institucién; b) el psicdlogo debe considerar muy particuler- ‘PEICOHIGIENE Y PSICOLOGIA INSTITUCIONAL 2 mente la diferencia entre psicologia institucional y el trabajo psicolégico en una institucién, : En psicologis institucional mos interesa Ie. institu. cién come totalidad; podemos ocuparnos de una pare ~ te de ella, pero siempre en funcién de Ja totelidad. Para ello, el psicdlogo deduce su tarea de su propio estudio diegnéstico, a diferencia del psicélogo, que trabaja en una institueién ‘pero en funciones que Je son fijades por los directivos de la misma o por, un cuerpo profesional que no he dejado lugar ¢ que el psleélogo heya deducido, su tarea de une. eveluacién propia y técnica de la institucién; En el primer caso l psicdlogo es un asesor 0 consultor y en el segundo _ es un empleado, y-la tarea concerniente a Ta psicolo- _ gia institucional no se puede realizar en situacién de - empleado, sino en Ia de asesor o consultor, porqué hay une distancia éptima.en la dependencia econémica y en la independencia profesional, que & bésica en el manejo técnico de las situaciones. Un psicdlogo em- pleado —por ejemplo— para seleccionar personal o pata aplicar tests los integrantes © socios, no realiza, tuna tarea dentro del encuadre de la psicologia ins- titucional, porque su tarea no ba derivado de su estu- dio y diagnéstico de Ia situacién, asi como no ha sido deducida de lo que 2 su juicio profesional real-_ mente cortesponde zeslizar en la institucién, Le ex- periencia muestra, ademés, que en Ja institucién que se estudia no se debe tener sino un solo rol; por ejer- plo, no se puede ser el psicélogo institucional en un 4 Empleado se refiere agui al status en el que ie realizan tareas dispuestas por un status superior sin haber participado en la programscién de Jas mismts; en ‘otros: términos, slo se cumplen érdenes. 56 Jost purcen hospital y al mismo tiempo realizar en el mismo Iu gar una tarea de otro orden (asistencial o diddctica, por ejemplo). El cumplir dos roles diferentes en al mismo lugar implica una superposicién y confusion de encuadres con siwvaciones que se hacen muy di ciles de evaluar y manejar. Elo Jos asesores pueden ser contratados para el estudio de un problema definido propuesto por 1d ins titucidn misma, sin que ello, por si solo, invalide la condicién de asesor, en tanto que el estudio. se rea liza dentro de Ja totalided y unidad de la institucién, valorendo el peso y significado del problema, los mo- tivos por los que ha sido propuesto y los términos y relaciones ‘del. mismo, Lo realmente importante e impostergable es que a dependéncia econémica del psicélogo institucional tiene que ser fijada en términos tales que no compro- metan su total independencia’ profesional; todos los detalles concernientes a la inclusién del psicdlogo en una institucién tienen que ser recogidos. por él co- mo indices de las ceracteristicas de la instituclén y de les situaciones que deberd enfrenter. La condi cién de tener un sveldo fijo mensual y una obligacién en el cumplimiento de horarios no invalida por si tor 0 asesor, pero esta iillima debe ser siempre espe- cielmente estipulada y después siempre defendida. La experiencia aconseja fijar un honorario globel pera una primera tarea diagnéstica que tiene que ser pre- viemente delimitada en su duracién, y posteriormente fijar honorarios, asi como las hores diaries .o sems- nales a dedicar a Je institucién, al mismo tiempo que establecer el horario y dias de trabajo, que luego han PSICOMIGIENE Y PSICOLOCIA INSTITUCIONAL 87 de respetarse rigurosamente. Los honorerios debeni ser ados en funcién del németo de personas que han de ~ intervenir ea Ia tarea, teniendo en cuenta el cémputo del tiempo que ha de-dedicarse fuere de la institucién misma al estudio del material recogido o a la re daccién de protocolos ¢ informes. Resulta totalmente inadecuade, y contraindicada, la fijacién de honorarios en funcién y en proporcién de las utilidades que ha de reportar el trabajo del psicélogo « Ja institucién, No debe ser dejado sin aclaracién previa ningtin deta- lle del encuadre de Ja tarea; tampoco se debe dar lugar 2 la ambigtiedad o a los sobreentendidos ticitos, que dehen ser siempre explicitados. No e tampoco util, desde el punto de vista de la tarea, la realizacién de estudios diagnésticos con el compromiso de no cobrar_ © de fijar honorarios 2 posteriori; ello conduce gene-~ ralmente a una desvalorizacién de la funcién del psi- edlogo 0 lo coloca en la situacién de desventaja de tener que “vender” su asesoramiento, Cuando ‘sefialo’” que estas situaciones no son iitiles 0 son desventajo- sas, ello se tefiere basicamente al hecho de que com- promete la independencia profesional del psicélogo y con ello su manejo técnico correcto de las situaciones. Si se ha de realizar una tatea gratuitamente, ello tam- bién debe ser explicitado y no dejar indecisa Ja situa- cin ni menos atin @ criterio’ de la institucién. Nunea he visto como favorablé o positivo el ingreso en una institucién como empleado (en el sentido defi- nido en la nota al pie de le pégina 55) pero con a secieta intencién de “convencer” y transformarse gradvalmente en psicélogo ineitucional de Ja misma. Esta actitud vicia totalmente el encuadre de la tares. Dentro del encuadre de la tares se cuenta también 58 JOSE BLECER el problems de los’ objetives del psicélogo y de le Psicologia institucional, que deben ser considerados cuiadosamente. . Objetivos de Ia irstitucién y objetives del psiedlogo Cada institucién tiene sus objetivos especificos y su propia organizacién, con la cual tiende a satisfacer di chos objetivos. Ambos (fines y medios) tienen que ser perfectamente conocidos por el o los psicélogos, como punto de partida pera decidir su ingreso como pro- fesional en la institucién. ent Toda instituoién tiene objetivos explicitos tanto co- mo objetivos implicitos 0, en otros términos, ‘conteni- dos manifiestes y contenidos latentes.. Estos deben ser valorados en forma’separada de los efectos -laterales que una institucién puede producis. La creacién de una industria, por ejemplo, se hace para producir — manifiestamente—, determinada mercancia 0 -materia prima, pero su contenido latente puede ser el de po- blar una regién por razones politicas o militares; es distinto al caso en que dicha industria tenga como efecto, colateral el arraigo y aumento de la poblacién de las zonas vecinas. Si bien es cierto que el efecto colateral puede transformarse ulteriormente en un con- tenido latente, hasta que ello ocurra su peso es total- mente distinto. Puede ocurrir que coexistan conteni- dos latentes y manifiestos que se equilibren en su gta- vitecién y hasta entren en contradiccién, y puede tam- bién suceder que el contenido latente sobrepase en su fuerza al contenido explicito. Asi, por ejemplo (y para utilizar uno muy sencillo), en una sala de un hospital una situacién conflictiva de este carécter apa- psicomicimne ¥ psteoLocta tsrisvinosa, 59 recié tras el motivo de la consulta, que fue formulado como wna desorganizacién crOnica y desatencién de la asistencia profesional a Jos enfermos; el problema residia en parte en que el equipo profesional, formedo totalmente por gente muy joven, tenfa primordialmen- te propésitos u objetives de aprendizaje, en los que se veian totalmente frustrados. El psicélogo debe sa- ber que siempre el motivo de una consulta no es el problema, sino un'sintoma’ del mismo. Si bien es clérto que resulta de gran utilided para el psicdlogo conocer Ios objetivos explicitos ¢ impli- citos de una institucién para decidir y realizar su ta- rea profesional, no es menos cierto que los latentes o implicitos.a veces solo epatecen .confo conéecuencia del estudio diagnéstico que realiza el misrho psicédlogo. “Ademas del estudio de estos objetivos y de su di- ndmica y consecuencias, deben también ser valorados Jas finalidades u objetivos que la institucién tiene para solicitar la colaboracién profesional de un psicdlogo, y aqui cuentan tanto los objetivos explicitados como aquellos que forman patte de las fantasies de Ie ins- titucién, que pueden por olra parte ser totalmente in- conscientes, Un servicic hospitalario solicita el esesora- miento de un psicélogo, pero se entorpece total y per- manentemente su actividad; el examen de la situacion descubre el hecho de que el interés de la institucién reside basicamente en ostentar una organizacién pro- gresista y cientifica frente a otros servicios hospitala- rios competidores, pero la actividad del ps sdlogo es en realidad temida. Estos hechos no invalidan, no iraposibilitan la fun- cidn del psicélogo, sino que son ya las circunstancias sobre las que justamente se tiene que-actuar, Este de- 60 José pLEcER he saber que‘su perticipaciOn en una institucién pro- mueve ansiedades de tipos y grados diferentes, y que el manejo de las resistencias, contredicciones y arabigi dates forma parte, indefectiblemenie, de su tarec. Y que —ademée— ha de contar con estes resistencias aun en la parte o el sector de Ja institucién que pro- mueve o alicnta su contratacién o inclusién, Cuando el psicélogo se encuentre con dos bandos, uno que Jo acepta y olro que lo rechaza, debe saber que exbos son parles de una divisién exquizoide y no debe tomar partido por ninguno.. Un club incorporé un conjunte de psicdlogos, a los que ofrecié todes las posibilidades de trabajo, organizandoles una cena de homenaje en la sede sociel. Los. psicélogos son declarados cesantes “casualmente” después de realizadas las elecciones para renovar las autoridades integrantes de la comi- siéa directiva: una auspiciosa recepcién fue incons- cientemente parte de una estrategia electoral ®. Para que una institucién solicit y acepte el aseso- samiento de un psicdlogo en cuanto psicdlogo insti tucional, la institucién tiene que haber legado a un cierto grado de madurez o insight de sus problemas 0 de su situacién conflictiva, pero la funcién del psicé- Jogo conduce también a que se tome mayor conciencia de su necesidad. Los objetivos’ de la institucién que hemos conside- rado se refieren entonces a dos espectos diferentes; uno; a evs objetivos propios (explicites © implicitos), y otro, a los objetivos para los cuales se solicita o 5 No cerresponde desarzoller, pero si sefsler, que fue un error concurrir al banguete tanto como aceptatlo. PSICOHIGIENE ¥ PsiCOLOGiA INsTITUCIONAL 61 acepta Is labor del psiedlogo. A ello tenemos ahora gue agregar Ja consideracién de'los objetives del psi- célogo mismo a los objetives de la psicologle institu clonal. Sabemos que la finalidad o el objetivo que ce desea aleanzar orienta Ja accién, formando parie del encuadre de la taren. En lo que concierne al psicélogo ¥ sus propios objetivos, éste debe resolver acerce de: a) demarcacién de los objetives generales 0 media tos de su tarea; }) su aceptacién o no de los objetivos de Ia insti- tuclén y/o de los medios que ésta utiliza para slcan- zatlos; ¢) diagnéstico de los objetivos particulares, inme- diatos 0 especificos, La demareacién de los objetivo: mediatos o genera- Tes de Ja tarea coincide plensmente con los objetivos de la psicologia institucional que el psicdlogo debe tener perfectamente esclarecidos y no admitir sobre ellos ninguna clase de equivocos,” En todos los ‘casos, el objetivo del psicélogo en el campo institucional ef un objetivo de psicohigiene?, lograr la mejor organi zacién y les condiciones que tienden # promover salud y bienestar de los integrantes de Ja institucién, E) ‘psi- célogo institucional se puede definir en. este sentido como un téenico de le relacién interpersonal 0 como un técnico dé los vinculos humanos, y — por Jo que veremos después— se puede decir también que es el técnico de la explicitacién de lo implicito. Ayuda 2 comprender los problemas y todas les variables po- sibles de los mismos, pero é] mismo no decide, no-re- suelve ni ejecu:ia. El rol de asesor o' ccnsultor debe ser rigurosemente mantenido, dejando la solucién y.eje- cueién en manos de los organismos propios de is ins. JOSE BLEGER titucién: el psicélogo no debe ser en ningun caso ni un administrador ni un directivo ni un ejecutivo, ni de- be superponerse-en le institucién como un nuevo ‘orge- nismo. E] psicdlogo no es el profesional de Ja alienacién ni de la explotacién, ni del sorietimiento © coercién ni de la deshumanizacién, El ser humano, su salad, su in- tegracién y plenitud constituyen él objetivo de su que- hacer profesional, « los que no debe renuneiar en nine tin caso, Su funcién tampoco debe ser confundida con la educacional, en el sentido corriente que tiene este iltimio término. ‘Un psieélogo fue Namado para trabajar en una ins- Utucién social (club) con los cadetes de la micma (un grupo de menores de doce afios), para lograr que éstos “mejoren su comportamifento”: e] examen diag. néstico Ievé a la conclusién de que hacia este sector se derivaban situaciones de conflicto en el cuerpo di- tectivo, por lo que el psicélogo Uevé a esclarecer la queja como un sintoma y a atender la verdadera si- tuacién conflictiva, De otra manera, el psieélogo hu- biera actuado como agente de coercién, como instru- mento de los adultos y como agente de afianzamiento de un sintoma; y el psicdlogo no debe actuar nunca como agente de coercién, ni aun con medios psicolé. gicos, La educacién se vale aqui, fundamentalmente, del aprendizaje (learning) qie hace le institucién de cémo enfrentar situaciones y poder reflexionar sobre ellas como primer paso para cualquier solucién. El esquema que inicialmente se ofrece al peiedlogo como causa de un problema no es, generalmente, otra cosa gue un prejuicio. El segundo punto, el de la aceptacién por parte del PSICOHIGENE ¥ PstooLocia INsmITUCIONAL 63 psicélogo de los objetives de la institucién, plantea problemes'profesionales y étices de primera magnitud y de la mayor gravedad. En primer luger, no se debe acepter en ningtin caso el trabajo en una instituciin con cuyos objetivos el psieslogo no esté de acuerdo o entre en conilicto; sea con los objetivos o sea con los medios que tiene Ja institucién para Hevarlos a cabo. En psicologie, la ética coincide con la técnica, 0, me- jor dicho, le ética forma parte del encuadre de la tarea, ya que mingune tarea puede ser Uevada @ cabo correctamente si el psicélogo rechaza la instituclén (sea'en sus objetives 0 en sus medios o procedimien- tos). Si un psieélogo, por ejemplo, es Hamado a cumplir sus funciones en una institucién cooperative, éste no debe aceptar Ia tarea si rechaza (por cual- quier motivo) el movimiento cooperativista, En se- gundo lugar, tempoco puede el psicdlogo aceptar una larea profesional si est demzsiado incluido o parti- cipa en la organizacién o el movimiento ideclégico de la institucién; una afinidad 0 identidad ‘ideolégica no debe, sin embargo, set tomada en si misma como una contraindicacién absoluta, y la decision depende de le capacidad del psicdlogo para establecer une cierta distancie operative e instrumental en su traba- jo profesional, de tal manera que dentro de éste pue- da trabajar como psicélogo y no como proselitista 0 politico (en cuislquiera de los sentidos de este térmi- no). Al psicélogo no le esté vedada una intervencién activa en cualquier movimiento ideolégico o politico, pero en este caso no achia profesionalmente en ese tector. Se debe entender claramente que el psieélogo no tiene por qué exigirse neutralidad ni pasividad, pe- ro’ sf tiene que exigirse en su tarea profesional un. encuadre que le permita trabajar y operar como psi- célogo. En tercer Juger, el psicélogo no puede ni debe acep- tar trabajo en ninguna acién a le que techaze, con el énimo otulte de torcer sus objelives 9 sus pro- cedimientos, En cuarlo término —y no menos importante— se cuenta el hecho de que ‘aceptar el trebajo aceptando Jos objetivos de una institucién’ significa solamente una condicién para el encuadre de su tarea, pero los objetivos de la institucién no son sus objetivos profe> sionales. El psicélogo tiene objetivos a los que no debe renunciar en ningin caso. Los objetivos particulares, inmediates 0 especificos se refieren a aspectos del problema. central, pero es- tudiados y manejados on funcién de la unidad y to- talidad de la institucién. El psicélogo no puede traba- jar con todos los integtantes o todos los organisinos de Ja institucién al mismo tiempo, ni tampoco ello es de desear; por ello deben exeminarse los “puntos de urgencia” sobre los cuales intervenir como objetivos inmediatos. Esta aclaracién sobre Jos objetives dife- rencia netamente, ya desde el punto de partida, al psicélogo trabajando en una institueién del psicdlogo trabejando en el émbito de le psicologia institucional. . El primero realiza una tarea que se le encomienda realizar; el segundo diagnostica la situacién y se pro- pone actuar sobre los niveles o factores que delecta como siendo realmente de necesidad para la institu: cidn. El primero sirve con frecuencia de factor tran- quilizente (“hay un psicélogo trabajando"), mientras que el segundo no acepta dicho rol y es basicemente un agente de cambio, El primero es un empleado; el wim seceewein aed ULEUNAL 65 segundo es un ssecor © consulter con total indepen- dencia profesional. Como es fécil entender, Jos objetivos mediztos tam- poco son fijos « inamovibles, sino que pueden y deben cambier a medide que se desarrolla Ja tarea. Méteds del trabajo institucional Es posible que se puedan enumerar distintos métodos 0 diferentes procedimientos y encuadres para el tra- bajo en psicologia institucional. Agu! desarrollamos el que creemos mas acorde con nuestros objetivos, y descartamos todo lo qué pueda significar una oblige cién, exigencia o premura en obtener resultados price ticos inmediatos, en el sentido de que no interesa desa- srollar un empirismo con‘ciertas técnicas ‘0 regles es tereotipadas que nos alejen de los fines que persegui- mos: los de la psicchigiene. Descortamos iguelmente toda contaminacién mesianica de instituir al psicdlogo y Ja psicologia como “salvedores” de cualquier es- pecie. A su vez, vemios como impostergable. el hécho de que el objetivo o finalidad que fijamos para la psico- Jogia institucional sea realizado con.el cardcter de ha investigacién cientifica sometida a un método que de- bemos lograr sea progresivemente ‘saés riguroso, El - objetivo que queremos alcenzar y hacia el cual ten- demos formia parte del encuadse de la tares, y el me- Gio de alcanzarlo es a través de le investigacién. No se trata, en psicologia institucional, de un caimpo en i cual hay que “eplicar” la psicclogia, sino de un campo en el cual hay que investigar los fenémenes 66 3088 BLECER psicalégicos que en é tienen Inger, Ninguna investi- gacidn puede ser realizeda sin objetivos —explicitos 0 implicites—, pero los objetives constituyen parte del encuadre, una especie de telén de fondo, y en rigor tenemos que atenernos eslrictamente a la investigacion misma.” El trabajo en psicologia institucional requiere ain una investigacion més amplia y profunda que la reali- zada hasta ahora, que nos permita configurer més cla. ramente:las téonices y ctiterios a emplear, tanto como el carécter del problema que tenemos que enfrentar. Todos nuestros objetivos, el de Ia tarea y el de la investigacién (investigacién de hechos y técnicas), sdlo pueden ser abarcados, a nuestro entender, con la utilizacién del método clinico. De esta manera, Jo que: vamos 2° desarrollar aqui se puede resuinir diciendo que se refiere fundamentalmente al empleo del méto: do clinico-en el ambito de Ja psicologia institucional, ¥ dentro: del método clinico nos guiamos por Ja siste- matica del encuadre introducide por la técnica psico- analitica, adaptado a las necesidades de este ambito Y a los problemas que agui tenemos que enfrentar. Sin dnimo de explicer agui el método clinico, re- cordemos que el mismo se caracteriza por una obser- vacién detellada, cuidadosa y completa, reslizada en un encuadre riguroso; este encuadre se puede definir come el conjunto de las condiciones en las cuales se realiza la observacién, y constituye una fijacion dé va- riables 0 —dicho de otra manera— una eliminacién de parte de Jas variables o una limitacién de las mis- mas, 0 Ia fijacién de un conjunto de constentes, que tanto nos sirve como medio de estandarizacién como de sistema de referencie de lo observado. Seria aqui wo PSICORIOENE ¥ PeICOLoc{s iNtrITUCTONAL 67 muy interesante e importante poder establecer las se- mejanzas, diferencias y relaciones del método clinico con los lamados métodos o procedimientos epidemio- légicos El modelo del encuadre psicoanelitico se extiende a Ja modalidad de la observacién que se leva a caho, que no consiste solamente en un registro cuidadoso, detallado y completo de los sucesos, sino en una inda~ gacién operative, cuyos’pasos se pueden sistematizar asi: a) Observacién de sucesos y sus detalles, con Ja con- tinuidad o sucesién en que los mismos se dan; b) Comprensién del significadé de los sucesos y de lz forma en que ellos se selacionan o interachian; ¢) Incluir los resultados de dicha comprensién en el momiento oportuno en forma de interpretacién, se- fialamiento o ‘reflexién; 4) Considerar el,paso:anterior como une hipétesis que, al ser emitida, se incluye como una nueva varia ble, y el registro de su efecto —tal como en el paso a)— leva a una verificacién, ratificacién, rectifica- cién, enriquecimiento de la hipétesis o a una nueva; con ello se vuelve a reiniciar el proceso en el paso a), con una interaccién permanente entre observacién, comprensién y actuacién, 7 Lo més importante que ocurre es que ‘no solamente se pueden aclarar y rectificar problemas y situaciones, sino que gradualmente tiene lugar un. metaaprendizaje que conisiste en que los implicados en la tarea apren- den a observar y reflexionar sobre los sucesos y a encontrar su sentido, sus efectos e interacciones. Para el psicélogo mismo no se trata de una “aplicacién” de le psicologia —que conduce répidamente a estereo- 6s (JOSE BLEGER tipos—, sino de ina conjuncién de su condicién de profesional e investigador. La investigacién modifica al investigador y al objeto de estudio, el que s eu vez es investigado en la nueva condiciéa modificeda. Con ello se da una praxis en la que el investiger es al mismo tiémpo operar, y el actuar resulta una experien- cia enriquecedota y enriquecids con Ja reflexién y la comprensién, Técnicas del encuadre ‘Una vez caracterizado-e] método a seguir (incluidos los criterios derivados del objetivo de la tarea), que conste fundamentalmente de un encuadre riguroto y de una observacién operativa, se hace ahora necesario fijar la técnica del éncuadre, es decir, el conjunto de operaciones y condiciones que conducen a establecer el encuadre y que constituyen también una parte del mismo, Expuestos ya el criterio y le teoria que eusten- tan el encuadre que deseamos, podemos exponer su técnica en forma de reglas que comentaremos sucin- temente, 4 a) La primera condicién del encuadre se refiere al psiedlogo maieme, quien debe cumplir con lo que Ia. maremos le actitud clinica, que consiste en e] manejo de un cierto grado de disociacién instrimental que le permita, por un Jado, identificarse con los sucesos 0 personas, pero que, por otro lado, le posibilite mante- ner con ellos una cierta distancia que haga que no se vea personalmente implicedo en los sucesos que deben ser estudiados y que su rol-especifico no sea abandonsdo, La actitud clinica forma parte del rol del psicdlogo, y el mantenerlo permanentemente en su ta- PSICOBICIENE Y PSICOLOC{A INSTITUCIONAL 69 rea es una de las exigencias fundamentaies del en- cuadze; b) Esteblecimiento de relaciones eiplicitas y cla ras en todo lo que atafié a Ia funcién profesional y que chaica el tiempo de dedicacién a la terea, honorae Hos, dependencis econdmica e independencis profe- sional, de tal manera que ha-de constituirse en un ase- sor o consuiltor y no en un empleado; ) Esclarecimiento del cardcter de la teres profe- sional a realizarse, eludiendo totalmente'el verse com- prometido con exigencias (explicitas o implicitas) que no puedan cumplirse 0 que estan fuera de la tarea profesionsl; - 4) Reslizar una tarea de. esclarecimiento sobre el cardcter de la tarea, profesional en todos los grupos, secciones 0 niveles en’ los que se detee nctuar, reca- bando la aceptacién explicita del profesional y le ta- rea, Dicha aceptacién debe no sélo ser explicit, sino también libre, sin coercion, y derivada exclusivamente Gel esclarecimiento correspondiente, y no realizar nin- guna tarea con aquellos grupos, secciones 0 niveles de Ja institucién que no manifiesten Ja correspondiente aceptacién, El tiempo que ello insume no debe ser considerado como tiempo perdido, sino un tiempo en el cual ya se esté cumpliendo parte de Ie area a través del esclerecimiento y la informacién amplia y dctallada, pero recogiendo elementos de observacién sobre las caratterfstivas del grupo, seccién’o nivel y de sus tensiones, conflictos, tipos de comut derazgos, etcitera. e) Establecer en forma previa, definida y clara, el carécter de la informacién de los resultados, tanto co- smo les grupos y personas a quienes iré dirigida dicha 70 Jost pice informacién, y les situaciones en que dicha informa- cin serd suministrada; que no debe ser nunca fuera del contexto institucional ni fuera de la tarea profe- sional. No admitir imposiciones ni sugerencias sobre un parcelamiento de la informacién; 4) Secreto profesional y lealtad estrictamente ob- servadas, en él sentido de que lo que atafie a‘cada grupo, seccién o nivel, no serd tratado sino con él o ellos‘en forma exclusiva, Tratar en forma abierta y franca todo aquello que pueda trascender y todo aquello sobre'Jo cual la persona, el grupo o los nive les implicados deseen 0 acceden que trascienda, res petando totalmente sus decisiones; un informe psico- légico no debe ser presentado hasta tanto’ todo lo que en dicho informe pueda conster haya sido previamen- te sometido 2 la elaboracién del grupo'o la seccién de que se trate. Todo informe o interpretacién debe res- petar el “ritmo” (timing) de la elaboracién de los datos. De ninguna manera Ia dependencia econémica obliga a presentar dicho informe a los dirigentes de una institucién si-el grupo al que concierne dicho informe sé opone a ello. Si el psicdloga esté obligado 0 com- prometido 2 presentar dicho informe a otros sectores de la institucién debe hacerlo saber antes de comenzar a trebajar con un grupo o con una seccién 8) Limitar los contactos extraprofesionales al mini- mo 0, en lo posible, excluirlos totalmente; en el caso de: que dichos contactos no puedan ser eludidos 0 ex- cluidos, ellos no deben implicar ninguna informacién ni ningtin comentario sobre Ie tarea o el curso de la misma, El manejo de la informacién no es sélo un problema ético, sino al mismo tiempo un instrumento técnico; a & PEICORICIENE ¥ PeICOLOciA INSTiTUCIONAL a h) Ser prescindente y no tomar partido profesio- nalmente por ningiin sector ni posicién de la institu. cién; i) Limitarse al asesoramiento-y # la actividad pro- fesional, no tomando ninguna funcién directiva, admi- nistrativa ni ejecutiva. El psicélogo no dirige, no educa, no decide, no ejecuta decisiones; ayuda a comprender Jos problemas que existen y ayuda 2 problemetizar les situaciones. No transformar una institucién en una cli- nica de conducta, No tratar problemas personales en forma individual o° grupal. Centrar el trabajo psicol6- gico en Ia tarea 0 funcidn, que se realiza y en cémo se la realize} j) El psicélogo debe compartir’ responsabilidad en la parte en que los efectos de unia medida’ de un cambio dependan desu asesoramiento y su actuacién, pero no debe asumir reiponsabilidades ajen: k) No formar sobreestriicturas que desplacen o se superpongan con las autoridades ‘o lideres de la ree nizacién formal o informal de ‘la institucién, Tomar en cuenta Ja parte en que las autoridades de une ins- titucién se sientan afectadas 6 menoscabadas por tener que recurrir a otro profesional; EEE 1) No fomentar la dependencia psicolégica (intra o intergrupal), sino todo lo contrario: ayudar # resol- verlas : - m) Estricto control y limitacién de la informacién, en el sentido de que la misma no sobrepase lo que realmente se conoce o deduce cientificamente. En este sentido, un criterio fundamental es el del control de los rasgos de Ja propia omnipotencia, en no actuar ni admitir le aureola de mago ni del “puédelo todo”. La funcién es Ja de un estudio cientifico de los: pro- 2 ost BLECER Plemas para tresmitir Jo conocido en un momento dado; : n) No toxiar como indice de eveluacién de la ta- rea profesional el progrero de la institucién en sus , objetives, sino a grado de “coroprension” (insight), Ge independencia y de mejoramiento de las relaciores; ‘es decir, el progreso en los objetivos de la psicologia institucional; 0) Le tnica forma de operar es.2 través de]. sumi- nistro de informacién. Le operancia: de la misma no sélo depende de su grado de veracidad,.sino también del timing (momento en que es dada) y de su cuanti- ficacién (graduacién de ls misma). En iltima ins- tencia, no se trata de informer, sino de hacer compren- der los factores en juego; en otros términos, de la toma’ de insight; : 5) El psicélogo debe contar siempre con Ia pre: sencia de resistencias (explicitas o encubiertas) aun de parte de quienes menifiestamente lo scepten. El fnvestigar Je resistencia forma parte fundamental de Te tarea profesional, y al investigarla el psicélogo se constituye indefectibleniente y por ese solo. hecho, en un agente de eambio, que puede incrementas, o promo~ ver resistencias; q) Una institucién no debe ser considerada sane o normal ® cuando en ella no existen conflictos, sino ‘cuando la institucién puede ester en condiciones de explicitar sus conflictos y poscer los medios © la po- sibjlidad de arbitrar medidas para-su resolucién; 6 Los términos “salud o normalidad” son mis adelante reeme plasados por ls expresién “grado de dindmica", que entends- a oewnds adecuads para relerirnos a estos conceptos al (rater de instituciones, psicomeine ¥ psicouocta wsstirucional = 73... 1) No acepter platos fijos para tareas y resultados, sino solamente para el caso de un-informe diagnés- tice. No aceptar tampoco exigencias de soluciones ~ urgentes (que son evasiones del insight). Insercién del psicélogo en Ia institucién Los contactes y las relacionies que el profesional to- ma con la institucién constituyen, desde el primer mo- mento, el material que el psicélogo debe recoger y eva- luar, Ello le dera la posibilidad de conover, ya desde el'comienzo, tanto situaciones vitales de la institucién Some los factores negativos y positives que tendré que” enfrentar, ya que la forma en’ gue Ja institucién se relaciona con el psicélogo es un indice del grado de~ insight de sus problemas, de lax defenses y reisten”~ cias frente a los mismos, de los esfuerzos y ditecciones cen gue se ha tentado la sclucién o encubrimiento hesta ~. ‘ese momento. : Le Conviene que el psicélogo tome nota y esctiba oui dedosamente todos los detalles de los primeros con-~, tactos y primeras entrevistas, porque el estudio de este~ protocélo y aun su simple iedaccién dardn Is oportu- rided-de evaluer mejor y tomar en cuenta detalles que. pasen facilmente inadvertides pero que son signifi- cativos: todo ello hard que el psicélogo pueda orga- nizer mejor los pasos sucesivos que tiene que der. Cuanto mejor se maneje el método clinico y ‘sus! ins+ trumentos, cuanto mas seguro se sienta en el estable- cimiento del encuadre, tanto mejor podri el psicdlogo tratar con las distintas alternatives de su insercién en el campo de trabajo, que sigue siendo siempre une 74 Josh BUECER ctapa dificil y al mismo tiempo una etapa generalmente decisiva de todo el encuadre posterior. Desde este punto de vista conviene, por lo menos en las prime: ras elapas de Ja tarea, solicitar la supervisién de un colega, quien, por el solo hecho de estar fuera 0 no estar tan comprometido en la situacién, podré siom- pré resultar de gran utilidad. Los primeros contactos que esteblece el psicdlogo con la institucién deben llevar el propésito definido de establecer el encuadre de la tarea, el conocimiento de Jas ansiedades frente al cambio (intensidad y cua- lidad, mecanismos de defensa), el grado de aceptacién © rechazo del psicdlogo, las disocigciones entre grupos que aceptan y otros que rechazan, les fantasias que se proyecten sobre el psicélogé, el grado de realidad y adecuacién de las expectetivas, eto, Todos los pri- meros contactos conducen ya a una impresién preli- minar de cardcter diagnéstico, para lo cual se debe conocer también la historia de Ia institucién y —por Jo menos— los grandes lineamientos de sus caracte- risticas, ™Grado de dindmica” de la institucién? El mejor “grado de dinémica” de una institucién no esta dado por le ausencia de conflictos, sino por Ja posibilidad de explicitarlos, manejarlos y resolverlos dentro del marco institucional, es decir. por el grado ex que’son realmente asumidos por sus actores ¢ in- teresados en el curso de sus tareas o funciones, El con- T Ver pég. 72 note al pie. ‘PSICORICIENE ¥ PSIOOLOCIA INSTITUCIONAL =—-‘75- flicto es un elemento normal ¢ imprescindible en el desarrollo y en’ cualquier manifestacién humana: la patologia del conflicto se #elaciona, més que con la oxislencia del conflicto mismo, con le ausencia de los recortes necesarios para resclverlos © dinamizarlos. La estereotipia es une de las defensas institucionales frente al conflicto, pero se transforma asimismo en un problema detrés del cual hay que encontrar los con- flictos que se eluden o evitan. El desiderdtum del psi- célogo no es lograr una ausencia de conflictos ni de tentar una conciliacién entre los términos de los mis mos: y.aun en el caso de la estereotipia, su funcién es la de movilizarlos, es decir, lograr que se manifies- ten los conflictos. EI psicdlogo es —eun por su sola presencia— un agente de cambio y un catalizador. o depositario de conflictos, y por ello las fuerzas operantes en la ins- titucién van actuar en el sentido de anular o amor- tiguar sus funciones y su accién; una de las. modali. dades mas comunes en que esto se intenté o se logra es la de enquister al psicélogo en alguna actividad estereotipada, con lo cual se logra un efecto mégico tranquilizedor (“hay un psicélogo”) a la vez que se elude su accién o se lo inmoviliza. Por ello, el grado y forma de aceptacién y rechazo del psicdlogo son indices del grado de dinémica de la institucién. En otros casos, se anula su funcién profesional envel- viendo y comprometiendo personalmente al psicélogo en alguno de los conflictos o de los grupos controver- tidos o con una densa red de rumores. En todos los casos, la funeién del psicdlogo es la de reconocer to- dos estos mecanismos y no actuar en funcién de ellos, sino actuar sobre ellos, tratando de modificarlos. 76 sos purcma ,, 2 oF todo ello conviene que el psicslogo o el equipo institucional no pertenezea a Ta instituci6n, eino. por el sclo y tnico ligimen profesional de ascsor o consultor en el sentido mas estricto; ello -permitiré o faciliteré cn cierta medida que el psicéloge conserve cierta dis- tencia para no.asumir los roles que en él se proyectan, En peicologia institucional es imposible actuar en dos es al mismo tiempo; como asesor y como miembro ici6n. Asi, por ejemplo, en una escuela.no conviene que se actie como psicélogo ins- Htucional al mismo tiempo que como profesor del equipo docente. _ Ell encuadre riguroso de Ia tarea significa conver: Ur el mayor nimero posible de variables en constentes, de tal manera que la labor se realice dentro de ciertos limites fijos que dan mayor seguridad y sirven de es- quema referencial. Este encuadre es el que no puede Ser mantenido con dos roles distintos de le misma per. sona. Cuanto més bsjo sea el grado de dindmica en que se encuentra Ja institucién, més se veré atacado el encuadre del psicélogo y mas hechos ocurirén que ttaten de comprometer al psicélogo como persona y no como profesional. Un indice ain més bajo se ene cuentra en el caso en que el encuadre se ve atacado de manera letente, totalmente disociada de las expre. siones manifiestas Para que una institucién reourra al psicélogo insti. fucional requiere Hleger a tener un cierto grado de insight de sus conflictos 0 de que “algo std pasand Cuando ello no, existe, el psicdlogo debe desistir de todo esfuerzo por incluirse en la misma como consul. Un minimo de insight y colaboracién enseble para una aceptecién active del steoncunr ¥ PsiooLocia msrivcioNsa. Wr ‘o (aun siendo esta aceptacién contradictoria), y sino hay una aceptacién activa es que no se dan las Condiciones minimes para que el psicélogo trabsje en ella, por lo menos con los instrumentos, encuadre y objetivos con que lo hacemos en el presente. El tipo de motivacién que se da para solicitar o acepter al psicdlogo debe ser uno de Jos primerds be- chos que tiene que ser sometido a un andlisis riguroso, porque: generalmente sdloes un sintoma y hol cén- flicto mismo, Desde un comienzo pueden presentarse conflicios, problemss o dilemas. En el conflicto se presentan fuerzas controvertides en interjuego, y generalmente el conflicto que se aque ja encubre los ‘verdaderos conflictos o los problemas, que no sélo se hellan desplazados ‘asi en sus objetos sino que también pueden estarlo en los niveles de es- ‘tratificacién de le institucién: el conflicto de un nivel se acusa en otro. En el problema se presentan varia- bles.o disyuntivas de una situacién que requieren ser ovientades y dirigidas en alguna direccién; cuando grupos distintos ‘asumen Ies diferentes orientaciones (las encarnan), el problema se transforma en conflic- to. En el dilema se plantean opciones irreconciliables. que han dejado de estar dindmicamente en interjuego, como'en el caso del conflicto, y ya no existe ninguna eclén sino sélo la posibilidad de eliminaciéa: jema es Ja: forma defensiva extrema de los pro: blemas 0 conflictos. En el problema se debe resolver o confirmat si se trata realmente de un problema o de un seudopro- Asi, en un sanatorio se "pidié Ia colabo! logos para lograr que los pacientes pudiesen descansar mejor y transcurrir el dia en forma mis tranguile. Se trataba de una sale de cirugia en la que existia un alto indice de complicaciones postopera- torias’ de. indole psiquigtrica que no se justificaban por el tipo y calidad de asistencia médica que alli se preitaba. Se legé a Ja conclusién de que este “pro- blema” era sélo un sintoma —y por Jo tanto no un problema—, y que el probleme residia en un mal ma- nejo de Ja relacién del cuerpo médico con los femilia. res de los pacientes; ello promovis situaciones de ex- trema ansiedad en los familiares, que se “‘canalizaban” en los pacientes. a Los dilemas constituyen indices de mal’ pronéstico o indice de una tarea muy ardua que tene que reclizer el psicélogo, porque encubren, en iiltima’ insta situaciones de mucha confusiéa y ambigiiedad. El fsc tor més petturbador y més dificil de mancjar no es dl conflicto, sino Ja ambigiiedad, que achia como un smortiguador 0 “desdibujador” de los conflictos. Para poder trabajar, se requiere transformar Ja “ambigiie- dad en conflicto y los conflictos en problemas. Igualmente se puede pronosticar una tarea muy di- ficil si los conflictos recaen sobre objetos muy perso- nificados individualmente, o se los tiende a referir como estrictos conflicts individuales; de igual mma- nera, cuando se tiende reiterademente a resolver un conflicto con le segregacién o eliminacién de uno o varios individuos. En este dltimo caso, el psicélogo debe prever que se canalizarén en €] Jos conflictos y que se intentard “resolverlos” segregando al psicé logo de Ja in: ,, cuando la segregacién se ha convertido en la forma automética’ de “resolver” con- flictos y problemas. Se podria llevar atin més lejos Ia diferencia o le Fouwvniwinne 1 YSCOLDGIA INSTITUCIONAL ced da: acién de los conflictos, en individuales, intra. grupeles, intergrupales, de niveles o status, de teres, ideolégicos, de estrategia institucional, etc, pero, to- davia no tenemos para ello suficientes conocimientos ni experiencia, Psicologia de.las insti El problema de las relaciones entre. individuo 'y so- ciedad, individuo ¢ instituciones, se halla ten impteg. nado de distorsiones que se have imprescindible’'co- menzar aclarando algunos de los supuestos 0 prejui- clos que, por estar difundidos en alto grado, se ponen de inmediato en juego en cuanto se hace el anuncio del tema. Por psicologia de las instituciones no’ debe ‘enten-~ derse el origen psicoldgico de las instituciones tociales; ni tampoco se afirma el cardcter subjetivo ae éllas, se niega el cardcter objetivo de las mismas, sujetas'a leyes de la: estructura social y econémica de la go- ciedad. Por psicologia de les instituciones se entiende el estudio de los factores psicolégicos que se hallan en juego en Ja institucién, por el mero hecho de qué en ella participan eres humancs y por el hecho de mediacién imprescindible del ser humano para que dichas instituciones existan. Toda la vida de Jos seres humanos trenscurre en instituciones, pero no nos interesa aqui subrayar o estudiar el papel de las mismas en la estructuracin de la personalidad en el curso del desarrollo del indi- viduo, tema que se encontrara con facilidad expuesto en una copiosa bibliografias tampoco nos interesa equi el origen y le estructura de las instituciones en 80 Josh BLEcER relacién con los procesos bisicas de produccién, dis. «tribucién de la riguieza y control del ‘eomportamiento de los sezes humanos, que corresponde a otra direc: cién que la que aqui queremos presentar. Nos interesa ahora la dindmioa psicolégica que tiene lugar en cuah- to al hecho de que cada individuo tiene comprometida su personalidad en las instituciones sociales y se con- duce con respecto @ las mismas en calided de precipi- tados de relaciones humanas y en calidad, de deposi- tarias de partes de su propia personalidad. La institucién forma parte de la organizacién suje- tiva de la personalidad §, de tel manera que en ciertos cectores de la personalided, podria decirse, cl esquema corporal incluye Ia institucién o.perte de ela, o vice- versa, El ser bumano encuentra en Jas distintas institu. ciones un soporte y un apoyo, un elemento de seguri- dad, de identidad y de insercién social o pertenencia. Desde el punto de vista psicelégico, la institicién for- ma parte de su personslidad y In medida en que ello ccurre, tanto como le forma en que ello se da, confi- guran distintos significados y valores de lt institucién para los distintos individuos o grupos que a ella per- ienecen. Cuanto més integrada la personalidad, menos depende del soporte que Je presta una institucién dada; cuanto més inmadura, més dependiente es la relacién con Ja institueién y tanto més dificil todo cambio de la misma o toda separacién de ella. De esta manera, toda institucién no es sélo un instrumento de organi- * Hemos presentado la diferencia entre subjetivo y suje- tivo en el Apéndice a Psicologia concrete de Politzer. Lo su Jetivo se refiere al sujeto; lo subjetivo, a una parte de Jo su: jetivo, PSCOMICIENE Y BSICOLOCIA INSTITUGONAL BL zacién, regulacién y control socisl, sino que a! mismo tiempo es un instrumento de regulacién ¥ de equilibrio de la personalidad, y de \2 misma manera en que le personalidad tiene organizadas dindmicamente sus de- fenses, parte de éstas se hallan cristslizadas en Ins instituciones; en las mismas se-dan los procesos de reparacién tento como los de defensa contra las, sn- siedades psicdticas (en el sentido que a este término da M, Klein), De esta manera, si bien le institucién tiene una existencia propia, externa ¢ independiente de los seres humanos individualmente considerados, su funcionamiento se halla regledo no séilo por las le- yes objetivas de su propia realidad social, sino tem- bién por lo qe los seres humanos proyecten en ella (por las leyes de la dindmica de la personzlidad). Uno de los primeros problemas que aparecen en este sentido es que la institucién puede verse enormemen- te limitada en su capacidad de ofrecer seguridad, ere- tficecién, posibilidades de reparacién y desatrollo liciente de 1é personalidad. Inclusive, esta limitacién puede tornarse, en un momento dado, o en algutias ins- tituciones, en una verdadera fuente de empobrecimien- to y estereotipia del ser humano. Esto ultimo se debe —desde el punto de vista psicalégico— al hecho de que estin actuando en le institucién les-ansiedades psicétices de los seres hurnanos, o a que la instituciéa se ha convertido predominantemente en. un sistema externo de control de estos, mismas ansiedades. Lo que tenemos que obtener los psicélegos es que la tarea que se Tealiza en una institucién sirva de medio de entiquecimiento y desarrcllo de le personalidad: he aqui —en iiltima instancia— el objetive bisico de Js psicologia institucionel. 82 sost pieces Aqui corresponde una nueva eclaracién que salve las posibilidades de comprender Jo expuesto en el sen- tido que puede ofrecer el psicologismo, Una fuente de infelicidad y distorsién psicclégica de los seres hax manos en la institucién se basa en la estructura alie- nada de les instituciones, relacionada con Ja misma estructura alieneda de todo el sistema de produccién y distribucién de la rigqueza, Sobre esta misma base se dan las caracteristicas de le elienacién de los seres humanos. Lo que queremos investigar y desarrollar es esta accién reciproca de los seres humanos sobre las instituciones, porque este esclerecimiento es parte del paseje de une falsa conciencia @ una mayor con- ciencie de la realidad. Un cambio institucional radi- cal deja todavia gran libertad para que en ella se juegue de todas maneras lo que los hombres proyecten fen las instituciones. Lo que interesa es Ja discrimina- cién entre el funcionamiento y los objetivos reales de una institucién, y las satisfacciones y compensaciones (normeles y neuréticas) que los seres humanos ob- tienen en ellas, Tenemos pruebss de que los seres hhumanos no cambian mecdnica e inmediatamente su estructura psicolégice por el hecho de un cambio ins- titueional radical, y que —inclusive— levan a estos tihimos sus caracteristicas psicolégicas anteriores, com- prometiendo o retardando el cambio total de les ins- tituciones. Los procesos psicoldgicos forman parte de Ja realidad, de la misma manera que las instituciones y los objetos de la naturaleze, y no es posible lograr una modificacién radical, sino también con un cono- cimiento de sus leyes peculiares, Por Ia interdepen- dencia de los fenémenos, un cambio parcial se acom- pafia siempre de un cambio de la totelidad, pero lu PSICOMIGIENE Y PSICOLOGIA LNSTITUCIONAL 83 rémore en una de eus subestructuras significe tam- bién una rémora en’ el sistema total, Una sociedad alienada lo es por su estructura total, pero dentro de esta ultima se debe contar también como parte a la orgenizacién péicolégice de los seres humanos. No tenemos ningiin contacto —por otra parte—.con todas las posiciones que intentan una modificaciéin psicclé. gica con el solo objeto de pretender una -persistencia y afianzamiento de un mundo humano alienado, con afianzamiento de las prerrogetivas de les clases pu- dientes, ni tampoco con le intencién mistificadora con que se emplea Je psicologia en’ les asi lamadas hu- man relations. E Un cambio institucional no puede lograr ua “salto” de la estructura psicolégica de los seres humanos y, por otra parte, un cambio institucional radical sélo puede darse con una cierta conciencia previa, es decir, con un cierto cambio previo de le estructura psicolé- gice. Lo que nos interesa es todo lo que los seres hit manos se esfuerzan per no cambiar Jas instituciones, aunque, por-otro lado y al mismo tiempo, se esfuierzan por cambiarlas, por considerarlas inadecuadas o insa- tisfactorias. Y nos interesa también mucho la medida en que los individuos slienedos, sometidos’ a institu. ciones alienadas, se refuerzan en un circulo de resis- tencias al cambio, Las casas tienen fuerza porque en ellas estan alienadas fuerzas de los seres humanos. Las instituciones resultan depositarias y sistemas de de- fensas o control frente a las ansiedades psicéticas, y no sélo cumplen dicha funcién las instituciones, sino también en igual medida la cumple la imagen que el hombre tiene de si mismo y de sus instituciones. Toda institucién es el medio por e] cual los seres Josh auEcER humanos s¢ piteden enriquecer 0 empobrecer y vaciai+ se como serés humanos; lo que comii adaptacién es él sometimierito a la exige al individuo su méxima homogeneizecién, en la segunda el individuo se inserta con un rol en un me- dio heterogéneo que funciona de mariera unitaria, Evi- dentemente, se confunde con mucha facilidad la inte. gracién con la aglutinacién de grupos e instituciones homogeneizsdas con individuos despersorializados. Todas las instituciones tienden a retener-y forme lizar sus membros, a una estereotipia esponténea y facilmente contazgiosa. Esta homogeneizacién se cum ple de acuerdo con las estratificaciones de mando, de tal manera que al status. superior se le vea faciliteda Ja tarea de mando, Esta es Ja razén por le cual los conflictas de los estratos superiores se canalizan y ac- tian en Jos niveles infetiores; como siempre,.l hilo se corta por lo mas delgado, y lo mis delgado es aqui el nivel o estrato mas homogeneizado y ambiguo; en otros términos, el mas dependiente (el més deshums- nizado 0 vaciado), ; “El hombre pertenece a Ja institucién.” He squi la consigna que debe ser cambiada por le de “la insti- tucién pertenece al hombre”, Y esto no puede ser lo- grado tnicamente con Ia psicologia, Pero tampoco puede ser logrado sin ella. . Las orgenizaciones institucionales tienden a ser de- positarias de las partes més inmaduras de la persona- lidad, justamente en el encuadre del funcionamiento de las mismas, es decir, en las funciones o formas mas estercotipades. Por ello, estas uiltimas son las que pucomctens Y rstcoLocis tNsTITUGONAL BB, ofrecen la maxima resistencia sl cambio, porque ést ignifics, al mismo tiempo que un cambio en Je insti- ucién, un cambio en le personelidad (en su. parte més inmadure, inmovilizeda justamente en Ja rotina de los habitos y del automatismo). Caanto mas regresién existe en una inst decir, cuanto més ella es depositaria de Jas. partes in- maduras de la personalidad de sus integrantes, més jntensa. encontraremos en ella la estereotipia_y més predominio habré de Ja participacién sobre le interaccién®, es decir, de.roles no discriminados y de una estructura similar a le de los grupos primarics. Los grupos en fa institucién Je definir la tarea del psicdlogo en Ie insti- wate dicen también qué el encuadre de su trabajo es institucional, pero su fie es fundamentelmente intra’ e° intergrupol). Fle aatide se pueden considerar esquemétice- rente tres tipos de insttuciones! las que ée mensjen como grupce primaries ylas.que To hacen como ere pos formalizados o esterestipados. Un tereer tipe, de un mejor grado de dinimica, es aqiella que oper como un grupo secundario sin caer en la estereotipia. * No podemos desarrollar aqui esta i n yublicaciones enter! tiger el egetGe Sic eves, Sb eemos que panicasin cx cle ont Para elu A - gly Hnmesmon de aguten Se eee ie hasta aguf hemos dttignsde 10 ¢ inmadura de la personalidad (inciferet a oBfean, rede) que romseve snsededee pe 26 ost siscrn En el primer caso la direccién de la tarea consiste en transformar los: grupos primerios en secuiidatios; ‘en el segundo caso la tarea consiste en elaborar y sobre- pasar la rigidez que encubre en realidad una estruc- tora de grupo primario fuertemente reprimide, for- melizada reactivamente, En el grupo primario existe una fuerte ambigiiedad de roles ¥ status dentro de Je institucién; en el grupo estereotipado esta ambigiiedad tiende a ser “resuelta” © compensada con una fuerte formalizacién (como formacién reattiva), lo cual leva implicitamente intensas segmentaciones e, incomunicaciones. El gru- po primario es un grupo en el cul predominan las jdentificaciones proyectivas masivas (participacién), un déficit en la diferenciacién e identidad de sus miembros; su molde es el del grupo familiar, que se continia en la institucién como un grupo de perie- nencia fuerte, pero como un grupo de tare muy débil, que se ve constantemente comprometido por situa- ciones conflictivas fuertemente emocjonales. Debemos tener muy en cuenta que distintas estruc- turas coexistentes de la personalidad requieren insti- tuciones y, grupos de caracteristicas diferentes, en los cuales cada una de ellas pueda eer gratificada, com- pensada 0 controlada, y en este sentido el ser humano necesita tanto de grupos primarios como de grupos secundarios. El grupo que constituye el prototipo del grupo primario, en nuestra cultura, ¢s la familia, y en ella hay una fuerte depositacién y gratificacién de la personalidad sincrética. Por otra parte, y fuertemente clivada de la anterior, el nivel mas maduro de la per- sonalidad requiere instituciones y grupos donde el mismo se pueda poner en juego, consolidarse y enri- PelcomicinN ¥ #stCoLocia memmucronaL, quecerse. E] grado de disociacién y contradiccién en- tre estes dgs estructuras de la personalidad cuele ser muy notable, y marea el grado de normalidad y de plasticidad de cada individuo. Por ello, y dado que no todas las instituciones responden s] mismo patrén de organizacién, requieren ser estudiadas las funcio- nes que deben en elle desenvolverse o controlarse des- de el punto de vista de la estnictura de la personalidad. Pot otra parte, el déficit de informacién,y de rel ciones inferpersonales favorece la regresién a grupos de estructura primaria y, por lo tanto, también regre- sién a la personalidad sincrética, En este sentido pudo comprenderse el problema por el cual consulté une empresa que dispone de impor- tantes instelaciones recreativas para sus empleados y obreres, quienes estén facultados para ir con sus fami- lias, y que #e encontraba con el hecho de que, pese @ todas les facilidades promovidas, su personal no con- curria a disfrutar de las instalaciones recreativas. El problema residia en el hecho de que el empleado te- nia en la empresa y su trabajo toda la patte mis me- dura de su personalidad, que requeria J2 formalizacién de los grupos secundarios, y que no desezba verse absorbido totalmente por la empresa, sino mantener al margen de ella su vida en relacién con el grupo primario. La disociacién empresa-familia coincide to- talmente con Ja disociacién de la personalidad’ misma que requerfa tipos distintos de grupos que a su ver estuviesen totalmente separados entre sj. Se debe tomar muy en cuenta que hay disociaciones instrumentales que deben ser respetadas, No cabe aqui desarrollar la dindmica de los grupos y la de las relaciones intergrupales, que se halls fuera 88. gost auacen de nuestro propésito presente, Los: grupos dentro de una misma institucién sirven a su vez para distribuir y controlar ansiedades y con ello culpas y persecucio- nes, pero no siempre se cumple el postulado de que un peligro externo Ieva a una mayor cohesién intra grupal, ye que cuando se sobrepasa determinado um- bral y el peligro externo se hace ingobernable, el gra- po o la institucién en su totalidad reproducen dentro de su propia estructura la situacién de peligro, como un intento de controlarlo o gobernatlo ficticiamente en condiciones mis controlades. fasts Momentos de tensién ‘producen regresién al grupo primario; Ja estereotipia grupal no permite tales re- gresiones que, si ton dindmicas, son positivas. El grupo péicolégicemente atendido en una institucién por el psicélogo tiende a ser cargedo con tensiones de otros que no lo son. i Por otra parte, se debe contar con la posibilided de existencia, al mismo tiempo, en la misma institu cién, de grupos y relaciones.primarias, secundaries y estereotipadas gue deben ser evaluados con cautele. El hospital como institucién Es en la institucién hospitelaria donde la psicologia institucional he probado hasta shora ser uno de los campos donde resulta muy provechosa su utilizacién, pero ello puede deberse solamente al hecho. de que es Ja institucién més di:ectamente ligade en le actuali- Gad a parte de la actividad del psicdlogo, y al hecho de serle uno de los organismos mas accesibles (aunque no fécilmente accesible). Los objetivos de la psicolo- PSICOMIGIENE ¥ PSICOLOGIA INSTITUCIONAL 89 gia institucional resuitan también en ‘el hospital mas claros,,ya que tembién se da el hecho de que esta ins: titucién es menos conflictiva para el psicélogo misto en todo Jo que te refiere a su ideologia y sus objetivos. El hecho es que Ja psicologia institucional: aplicada ‘a los hospitales resulta’ ser, en igor, un armia terapéu- fica muy eficaz, en el sentido de que todo el hospital (su estructura) se transforma en si mismo en tn agen- te psicoterépico de gran eficiencia, en profundidad y amplitud. Y en este sentido se aleanza » organizar la psicoterapic a nivel institucional y no al de Ia psicote- tapia individual o grupal. ‘Una tarea altimente ansiégena, como Io es el con- tacto diario con los problemas de Ja enfermedad y la muerte, crea necesariamente en el equipo médico y auxiliates comportamientos defensivos de distinto tipo, entre los cuales nos interesan particularmente aquellos gue el psicélogo debe stender-en su tarea de psicslogia institucional. Uno de ellos consiste en el hecho de que muchas tensiones en el equipo médico, que no son ex plicitadas y resueltas en ese nivel, son’ desplazadas al personal auxiliar o a les'relaciones entre los pacientes entre si y con el personal auxiliar. El médico tiende como conducta defensive— a adoptar una actitud omnipotente que en muchos casos se acerca # una tentacién a “jugar” de mago. Esta actitud érea: y fomenta una incomunicacién entre los mismos médicos y entre étos con el personal auxiliar y los enfermos; esto se combina ademés con una exigencia implicita de dependencia de los pacientes, que se ve facilitada por la regresién a que conduce la enfermedad misma. Pero en la medida en que se-fomenta la dependencia se incrementan también Jes -exigencias y les. consi« guientes frastraciones'¢ ingratitudes o-situaciones per: secutorias que se deeplazan 2 los pacientes entre si y con el personal auxiliar, El c‘portarse bien” es une de las exigencias implicites que

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