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Diferencias entre las filosofías de

Platón y Aristóteles

Platón y Aristóteles son, probablemente, los dos pensadores que más han
influido en la cultura occidental. Incluso hoy en día, una buena parte de nuestro
modo de pensar, hayamos estudiado o no filosofía en escuelas y universidades,
tiene su razón de ser en los trabajos que estos dos habitantes de la Antigua Grecia
fueron desarrollando entre los siglos V y IV a.C. 

De hecho, son considerados los principales responsables de que la filosofía


occidental se consolidase.

Sin embargo, estos dos filósofos no estaban de acuerdo en todo. Las diferencias


en el pensamiento de Platón y su pupilo Aristóteles llegaron a ser profundas y
muy relevantes, a pesar de que Aristóteles se vio muy influenciado por su
maestro ateniense. A continuación veremos una panorámica de cuáles eran estos
puntos de discrepancia.

Diferencias en las filosofías de Platón y


Aristóteles
En muchos temas, estos dos filósofos mantenían posiciones intelectuales
opuestas, a pesar de que, siempre que Aristóteles se salía de la senda de su
maestro, trataba de formular sus explicaciones basándose en el pensamiento
platónico.
Estas principales diferencias entre su manera de entender el mundo que ambos
defendían son las siguientes.

1. La postura ante el esencialismo


Platón es muy conocido por establecer una separación fundamental entre el
mundo de las impresiones sensibles y el de las ideas. El primero está compuesto
por todo lo que se puede experimentar a través de los sentidos y es falso y
engañoso, mientras que el segundo solo es accesible a través del intelecto y
permite llegar a la verdad absoluta.

Eso significa que para Platón la esencia de las cosas se encuentra en un plano
de realidad independiente de los objetos y los cuerpos, y que los segundos son
un mero reflejo imperfecto de lo primero. Esa esencia, además, es eterna y no
puede ser alterada por lo que ocurre en el mundo de lo físico: la idea absoluta de
lo que es un lobo permanece a pesar de que esta especie se extinga o se disuelva
totalmente en la hibridación con los perros domésticos.

Para Aristóteles, en cambio, la esencia de los cuerpos (vivos o inertes) se


encuentra en ellos mismos, no en otro plano de la realidad. Este filósofo
rechazaba la idea de que todo lo verdadero se encontrase fuera de aquello que
está compuesto por la materia.

2. Creencia o no en la vida eterna


Platón defendía la idea de que hay vida después de la muerte, ya que los cuerpos
se degradan y desaparecen pero las almas, que forman el verdadero núcleo de la
identidad de las personas, son eternas, al igual que lo son las ideas
universalmente verdaderas (las leyes matemáticas, por ejemplo).
Aristóteles, en cambio, tenía una concepción de la muerte más parecida a la de la
tradición basada en los mitos de Homero. Creía que en los seres humanos hay
almas, pero estas desaparecen al degradarse el cuerpo físico, con lo cual la
posibilidad de existir después de la muerte queda descartada.

3. Distintas teorías de la ética


En la filosofía de Platón, el conocimiento y la ética son
elementos que quedan totalmente ligados entre sí. Para
él, se accede al bien y a la perfección moral a través del
acercamiento progresivo a la verdad, de modo que ser
ignorante se equipara con el mal y progresar a través de
la sabiduría nos hace más buenos.
Esta idea puede parecer extraña en un principio, pero
hay cierta lógica en ello si se considera la importancia
que este filósofo le daba a la existencia de ideas
absolutas: todas aquellas decisiones que tomemos al
margen de la verdad son erráticas e irresponsables.
Aristóteles, en cambio, pone el foco de la ética en el
objetivo de alcanzar la felicidad. En coherencia con esta
idea, para él el bien solo puede ser algo que es ejercido a
través de nuestros actos y que no existe más allá de ellos.
Esta idea tiene sentido, ya que elimina de la ecuación la
existencia de verdades absolutas y atemporales y, por
consiguiente, debemos realizar el bien en el aquí y el
ahora con los recursos de los que disponemos.

4. Tabula rasa o innatismo


Otra de las grandes diferencias entre Platón y Aristóteles tiene que ver con la
manera en la que estos concebían la creación del conocimiento.

Según Platón, aprender es, en realidad, recordar ideas que ya existen desde
siempre (porque son universalmente válidas) y nuestra alma, que es el motor de
la actividad intelectual, ya ha estado en contacto con ellas en el mundo de lo no-
material. Este proceso de reconocimiento de la verdad se llama anamnesis, y va
de lo abstracto a lo específico: aplicamos ideas verdaderas al mundo sensible
para ver de qué modo encajan.

Para Aristóteles, se crea conocimiento a partir de la experiencia y de la


observación de lo concreto y, de ahí, se pasa a crear ideas abstractas que
expliquen lo universal. A diferencia de su maestro ateniense, no creía que
dentro de nosotros existan ideas perfectas y totalmente verdaderas, sino que
creamos una imagen de estas a partir de nuestra interacción con el entorno.
Exploramos el entorno tratando de distinguir lo falso de lo verdadero mediante el
empirismo.

Este modelo fue conocido como "tabula rasa" siglos después, y ha sido defendido
por muchos otros filósofos, como por ejemplo John Locke.

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