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ACEROS DEL CALLAO (ADC)

Esta empresa tiene 36 años funcionando en el distrito de San Martin de Porres muy cerca del límite con el Callao
en una zona originalmente industrial donde antes no había viviendas, pero que ahora solo quedan unos cuantos
talleres y el resto es vivienda, incluso edificios de hasta ocho pisos. ADC se inició como un taller donde el Sr.
Lucas Hierro hacía principalmente ventanas y puertas de acero para las pocas viviendas que se iban
construyendo. Eventualmente uno que otro trabajo especial como estantería o porta-macetas eran encargos
que también cumplían. El Sr. Hierro había trabajado como soldador en la Factoría Cánepa Tabini S.A. por
muchos años y cuando dejó ese empleo puso el taller. Su objetivo era poner el negocio en el Callao e hizo así
los trámites, pero tuvo dificultades de contrato con el dueño del local elegido y por eso lo puso cerca de su casa,
manteniendo el nombre porque su objetivo fue ir a Callao de todas maneras. Se inició con un ayudante del
barrio y cuando sus hijos crecieron también comenzaron a ayudarle. Con el paso del tiempo la demanda creció.
Uno de los hijos, Fernando, estudió administración y se produjo el crecimiento en el rubro de carpetas para
diversos clientes. Ya en 2002 habían comprado dos terrenos aledaños y habían tenido que hacer un edificio
para el trabajo de administración y de diseño. ADC se convirtió en proveedor de colegios en forma directa y
también del ministerio de educación en programas especiales de promoción de la pequeña empresa y a la vez
equipamiento de colegios. Ahora en 2021 cuenta con 79 trabajadores que laboran en dos turnos. Cuando
hablan de 2020 dicen con orgullo que no necesitaron despedir personal y que pudieron salir adelante a pesar
de la parada prolongada que hubo. La verdad es que algo más del 20% del personal era contratado a plazo fijo
y a la mayoría de estos no se les renovó contrato hasta que se pudo reiniciar la producción. Las operaciones
comienzan a las 7 am y terminan regularmente a las 11 pm. La facturación en cada uno de los últimos 4 años
ha crecido 5% aproximadamente y este año proyecta una venta total de 2.8 millones de soles. Actualmente
Fernando Hierro es el gerente general, habiéndose retirado ya Don Lucas.

La preocupación actual para el Sr. Hierro viene porque tiene dificultades en mejorar el rendimiento de los
talleres. Se observa que el número de horas hombre por cada tonelada de producción ha aumentado 11% en
los últimos tres años. Solo el año pasado de la pandemia pudieron hacer un ajuste al reiniciar el trabajo, pero
esta mejora fue temporal. Los jefes le dicen que es por ser más complejos los artículos en la actualidad, pero él
no está convencido. Adicionalmente, los vecinos desde hace varios meses han hecho protestas y han llegado
hasta la prensa por el ruido de la planta. Hasta la fecha no han podido superar esto a pesar de haber instalado
paredes especiales en las zonas de mayor ruido para aislarlo. Es cierto que el hecho de que se quede la gente
en sus casas por la pandemia ha agravado esta situación pero es una realidad que hay que afrontar. Por otro
lado, las leyes en seguridad se han tornado más exigentes al punto que han tenido que contratar un gerente de
seguridad. La verdad el Sr. Lucas siempre ha sido exigente con la seguridad por eso los gerentes no pensaban
que fuera necesario contratar a nadie ni formar un comité como se ha mencionado recientemente. El índice de
frecuencia de accidentes con baja (descanso médico) ha sido 8.9, 9.3, 11.3 y 18.7 (expresado en número de
accidentes por millón de horas-hombre) en los últimos años. Al haber tenido gente nueva por la pandemia
parece que las cosas empeoraron. ¿Esas cifras son aceptables? ¿Cómo estará el resto de la industria? El Sr.
Hierro cree que esto ha sido causado además por las frecuentes fallas de los equipos y por la alta frecuencia de
paradas por reparaciones. Han tenido que comprar una máquina dobladora adicional porque las que tenían
fallaban demasiado y a la vez que producían sillas defectuosas, ya habían causado lesiones a tres operadores.
Por otro lado, el estado se ha puesto más exigente con la calidad de los artículos que adquiere debido a las
denuncias de malas adquisiciones del estado en los programas estatales de desayunos y pañales. ADC ha tenido
un sistema de calidad básico que les ha permitido saber que en los años 2017, 2018, 2019 y 2020 la cantidad
de productos defectuosos ha sido de 4.5%, 6.8%, 3.4% y 3.9%. Es obvio que los reclamos no son demasiados
porque la capacidad de detección de las fallas es alta y hay pocos reclamos. En los concursos del estado se ha
establecido que el índice de defectos debe ser un máximo de 1%. Fernando Hierro ha convocado a su equipo
gerencial para que le presenten un plan intensivo de acción para hacer frente a la situación actual, sobre todo
sabiendo que ya se acercan las convocatorias del estado para 2022. Estos planes deben ser específicos por áreas
de responsabilidad y realistas de manera que no se piense en destinar muchos recursos si no lo necesario en
implementaciones y actividades para realizar desde este mismo momento.

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