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INTRODUCCIÓN
La Reforma Procesal Penal constituye uno de los esfuerzos más importantes que ha
realizado el Estado Chileno para mejorar la administración en justicia. Para los Organismos
Auxiliares de la misma, los cambios realizados a nivel normativo y organizacional implican una
enorme transformación en el modo de realizar su labor.
En el antiguo sistema, los informes periciales y presentenciales eran archivados en los
expedientes, y no se podía obtener más información de ellos que la contenida en sus páginas; el
Juez determinaba si era relevante o no para el proceso, y en la mayoría de los casos ésa era una
decisión no compartida con el informante o perito. Esta dinámica restringía la posibilidad del perito
de aportar mayores antecedentes –en caso que el informe escrito resultase dudoso-, y se
pasaban por alto la calidad técnica y validez de lo informado.
En el nuevo sistema, esta posibilidad resulta inadmisible. En los juicios orales, el perito o
informante debe estar en condiciones de aportar antecedentes de manera acotada, confiable y
bien fundamentada, con el fin de servir mejor a los objetivos del proceso. Si así no fuere, se corre
el riesgo de caer en prácticas inconducentes, como impugnar cada informe porque se pone en
duda el procedimiento usado para su elaboración.
Por todo ello, es imprescindible y a la vez perentorio que los Organismos Auxiliares en la
Administración de Justicia incorporen en su quehacer elementos de juicio prácticos, confiables y
de alta calidad técnica, avalada por rigurosos procesos de validación y reconocidos por la
comunidad científica.
Existen países con sistemas procesales y penales similares al nuestro, que cuentan con
una significativa inversión de recursos en investigación para el desarrollo de mejores estrategias
de evaluación clínica y proyectiva. Se trata de instrumentos específicamente diseñados para su
uso en población forense, y especialmente orientados para responder a las necesidades de las
Instituciones Judiciales y Penitenciarias.
Canadá se ha convertido en un centro de referencia mundial en lo referente al desarrollo de
políticas y programas orientados a mejorar el funcionamiento de Instituciones Judiciales y
Penitenciarias. La investigación coordinada e integrada entre centros correccionales, como
actividad formal del Ministerio del Procurador General, ha contribuido considerablemente en estos
adelantos, desde que en 1967 se estableció la División de Investigación (dependiente del Servicio
Correccional). A partir de entonces, se apoyó el surgimiento de un importante número de centros
académicos abocados a la criminología, y se promovió la investigación en diversos temas
relacionados con políticas institucionales y legislativas (instrumentos de clasificación de población
forense, control de armas, justicia juvenil, prevención de conducta criminal, tratamiento a las
víctimas, etc.).
Para obtener el máximo beneficio de estos trabajos, se les exigió que cumplieran, al menos,
con las siguientes características:
atender temas relevantes y estar orientados a la acción
responder a problemas prioritarios, actuales o anticipadas
ser ejecutados siguiendo los más altos standards de rigor científico
ser comunicados de modo que fuese fácil comprenderlos y asimilarlos
1
dirigido a delincuentes psicópatas. Aún ahora, es frecuentemente consultado por el Servicio
Penitenciario Inglés, así como por otros servicios penitenciarios y organizaciones legales en
Norteamérica y Europa.
Adicionalmente, el Dr. Hare pertenece al Grupo Internacional de Análisis e Investigación
Criminal, y ha recibido múltiples honores dentro y fuera de Canadá, tales como distinciones del
FBI, el premio Isaac Ray de la Asociación Psiquiátrica Americana, la medalla de plata del Centro
Reina Sofía para el estudio de la violencia en España, premios de la Sociedad Británica de
Psicología y de la Asociación Psicológica Canadiense “por sus notables aportes a la psicología”,
de la Asociación Canadiense de Salud Mental por sus trabajos de investigación, y el premio de la
Academia Americana de Psicología Forense “por sus destacados servicios a la psicología y la ley”.
1
En Chile, este trabajo se está realizando desde el año 2003 por la Psicóloga Elizabeth León, bajo la supervisión directa del Dr.
Robert Hare y The Dark Stone Research Group, Canadá.
2
OTROS INSTRUMENTOS DE USO CLÍNICO Y FORENSE
Otra herramienta creada por los Drs. Hare y Frick, es el Instrumento de Proyección de
Proceso Antisocial (APSD), que ha demostrado ser útil para detectar niños con factores de riesgo
de desarrollar psicopatía (tales como mentir frecuentemente y actuar sin considerar las
consecuencias de su conducta), distinguiéndolos de los niños con trastornos conductuales
secundarios a problemas sociales y emocionales. La identificación de esos factores de riesgo es
necesaria si se pretende desarrollar planes de prevención e intervención precoces y eficaces.
Además, al Dr. Hare le fue solicitada la elaboración de un instrumento útil para que los
oficiales de libertad condicional británicos pudieran evaluar el riesgo de violencia de un convicto
antes de que se le concediera la libertad condicional. Esto debido a que en el Reino Unido era
frecuente la noticia de asesinatos cometidos por exconvictos con este beneficio. Como el PCL-R
requiere calificación profesional en el campo de la Psicología clínica, no todos los oficiales de
libertad condicional podían aplicarlo. Para ellos, el Dr. Hare diseñó el P-Scan, que consiste en 120
características de psicopatía evidenciables por cualquier sujeto: 30 para impresiones acerca de
rasgos de personalidad en el contacto interpersonal (como la grandiosidad y las mentiras); 30 para
rasgos afectivos (como la falta de remordimientos y superficialidad); 30 para impresiones acerca
de estilo de vida (tales como impulsividad y conducta de simulación) y 30 para impresiones acerca
de conducta antisocial. El libro y el programa computacional se encuentran en la Web, y proveen
una hipótesis de la medida en que una persona puede tener los 4 pilares del diagnóstico de
psicopatía. Los casos pesquisados pueden ser evaluados con mayor exactitud por un profesional
capacitado en la aplicación del PCL-R.
El PCL-R se acepta extensamente como el método más confiable y válido para determinar
psicopatía, peligrosidad, riesgo de violencia física y sexual en población forense. En los Tribunales
se utiliza como elemento de juicio para resolver dudas acerca de la imputabilidad de un
procesado, determinar las condenas y especificar la conveniencia o no de administrar tratamientos
concretos. En las Instituciones Penitenciarias, se le utiliza para la clasificación de la población
penal -contribuyendo a su mejor segregación- y como elemento de juicio para conceder beneficios
intrapenitenciarios.
El PCL-R y las demás escalas que de él han derivado, avalados en más de 30 años de
investigación, contribuyen a la correcta toma de decisiones de diversos actores del sistema legal y
penitenciario, con gran impacto en las personas y la sociedad. Esto vuelve imperativo que estos
instrumentos sean administrados solamente por clínicos e investigadores calificados, siguiendo
rigurosos estándares éticos y profesionales, a los que el Dr. Hare otorga la mayor importancia en
sus seminarios.
Todo lo antes expuesto permite concluir que estos instrumentos constituirían un aporte
insustituible para cada uno de los actores que participan en la Reforma Procesal Penal chilena.
Peritos forenses del Instituto Médico Legal, Equipos de Diagnóstico de los Centros de Reinserción
Social, Profesionales de las Áreas Técnicas en los Centros Penitenciarios y profesionales externos
que actúen como peritos para los Tribunales, podrían incorporar a su trabajo instrumentos de
evaluación y proyección de excelente calidad técnica, que además aportan elementos de juicio
para determinar modelos de intervención adecuados al caso particular. Los Jueces, Fiscales y
Defensores que actúen en los procesos, podrían solicitar que en la evaluación de los imputados se
utilicen instrumentos válidos y confiables, para responder a las necesidades específicas que el
caso presenta (determinación de imputabilidad, otorgamiento de libertad bajo fianza, penas no
privativas de libertad, prisión preventiva y tipo de condena). Los Consejos Técnicos que evalúan
las postulaciones de reos a beneficios intrapenitenciarios podrían contar con instrumentos
predictores de riesgo altamente confiables al momento de tomar sus decisiones. Por último, los
encargados de clasificación y segregación de la población penal, podrían contar con elementos de
juicio más certeros al momento de tomar decisiones.
La expectativa de contar con estos instrumentos también abre la posibilidad de desarrollar
nuevas líneas de investigación, modelos de intervención diferenciada, instrumentos diseñados en
Chile para el trabajo con población forense, y todo lo que sus usos y ventajas pueda ofrecer a
nuestra curiosidad y creatividad.
3
APUNTES DEL CURSO “FUNDAMENTOS DE PSIQUIATRÍA FORENSE”(1)
JUICIO ORAL
Órgano jurisdiccional integrado por tres miembros que tienen competencia para conocer y
juzgar las causas por crimen o simple delito, salvo aquellas relativas a simples delitos cuyo
conocimiento corresponda a un juez de garantía.
Resuelve todos los incidentes que se promuevan durante el juicio.
Resuelve en su caso sobre la libertad o prisión preventiva de los acusados a su disposición.
3.- PRINCIPIOS
I. oralidad
II. inmediación
III.continuidad y concentración
IV. contradicción
V. publicidad
VI. defensa necesaria
VII. prueba racional
I. ORALIDAD
La audiencia del juicio se desarrollará en forma oral.
(1)
Curso dictado entre Abril y Junio de 2003, por la rama forense de la Sociedad de Neurología, Psiquiatría y
Neurocirugía, en la Universidad Diego Portales. El actual resumen incluye a 4 de las 14 clases que lo conformaron.
No incluye bibliografía.
4
Esta característica se refiere a las actuaciones de las partes y también al tribunal: las
resoluciones serán dictadas y fundamentadas verbalmente por el tribunal.
El tribunal no admitirá la presentación de argumentaciones o peticiones por escrito durante la
audiencia del juicio oral.
II. INMEDIACIÓN
Presencia ininterrumpida de los jueces.
La convicción se forma sobre la base de la prueba producida en el juicio.
IV. CONTRADICCIÓN
Se exige la presencia de los intervinientes.
Alegatos de apertura y clausura; réplicas sobre conclusiones.
Limitación del tiempo debe ser igualitaria.
Las partes participan en el proceso de producción de la prueba, controlándolo.
Los testigos y peritos se someten al interrogatorio de las partes.
V. PUBLICIDAD
Junto a la oralidad, constituye la principal garantía procesal.
Socializa las decisiones judiciales.
Excepciones sólo a petición de parte y por fines de protección.
Límites a la difusión del juicio por medios de comunicación social.
5
Se declara iniciado el juicio.
El presidente señala las acusaciones que deben ser objeto del juicio.
Advierte al acusado que debe estar atento a todo lo que se oirá, y dispone que los testigos y
peritos abandonen la sala.
PERITOS
Son terceros ajenos al juicio que disponen de conocimientos especializados en una
determinada ciencia, arte u oficio, y ayudan al tribunal en la estimación de una cuestión
probatoria. Son llamados al procedimiento para apreciar mediante máximas de experiencia
especializadas propias de su preparación, algún hecho o circunstancia que sean de interés para
la causa.
La prueba pericial en el nuevo sistema procesal penal, está constituida por la declaración que
preste el perito en el juicio, más que por el informe que haga.
Sólo serán peritos aquellos que acrediten su calidad de tal y no porque figuren en una lista
determinada.
Se solicita por la parte que los presenta que sean citados a declarar al juicio oral y se
acompañan los comprobantes que acreditan la idoneidad del perito.
Los informes deben ser elaborados con imparcialidad, ateniéndose a los principios de la ciencia
o reglas del arte u oficio respectivo.
Los informes se elaboran por escrito y deben contener los siguientes requisitos:
1) La descripción de la persona o cosa objeto del informe
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2) La relación circunstanciada de las operaciones practicadas y de su resultado
3) Las conclusiones que, en vista de tales datos, formulan los peritos conforme a la ciencia
arte u
oficio.
El informe de peritos será admitido, además de los requisitos generales, cuando otorguen
garantías suficientes de seriedad y profesionalismo.
No hay peritos inhábiles, sin perjuicio de la facultad de formular preguntas orientadas a
determinar su imparcialidad e idoneidad, así como el rigor técnico de sus conclusiones.
Pese a lo anterior, no podrán desempeñar las funciones de peritos las personas a quienes la ley
reconociere la facultad de abstenerse de prestar declaración testimonial. La ley presume que no
tendrán la imparcialidad que la naturaleza de su función reclama.
PRUEBA NUEVA
A. PRUEBA NO SOLICITADA OPORTUNAMENTE: a petición de parte, el tribunal puede ordenar
la recepción de una prueba no solicitada oportunamente, si se justifica no haber sabido de su
existencia (336 inc. 1° del CCP).
B. PRUEBA SOBRE PRUEBA: frente a una controversia imprevisible sobre veracidad,
autenticidad o integridad de otra prueba.
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Selectividad de la prueba
La verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad
Método socrático
Lenguaje legal
Citaciones: - abuso de poder e intimidación legal
- neutralización de la citación
- citaciones duces tecum
Confidencialidad (tercera agencia)
Privilegio
El Tribunal es un territorio ajeno para el psiquiatra, hay que ubicarse en él, hay que respetar cierta
etiqueta, cierto orden de los acontecimientos. En el sistema anglosajón, el Juez no investiga, sólo
define si una prueba es admisible o no, y si una u otra parte está en lo correcto; es decir, actúa de
árbitro. Lo de la validez de una prueba es fundamental: pruebas obtenidas por vías incorrectas
deben descartarse (confesiones bajo tortura, allanamientos sin orden judicial, etc.).
En un Juicio oral, un abogado debe presentar todos y cada uno de los puntos de su causa, sin dar
nada por sabido. Usan un lenguaje simple, no demasiado técnico. Hay que recordar que la
audiencia no está compuesta por médicos.
Las citaciones pueden dar lugar a abusos por parte de los abogados e intimidan al perito. No
siempre se está disponible, y es posible cambiar las fechas de citaciones o “deshacerse” de ellas
(neutralizarlas). Podría ser arriesgado, pero no hay que dejarse intimidar.
Las citaciones duces tecum son aquellas en que uno debe presentarse con todo el material
recopilado del caso.
Hay que fijarse en lo que la citación dice (leerla bien) y obedecer al texto, no a ideas
preconcebidas de la labor pericial.
3.- EL INFORME
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Expertos
Expertos Psiquiátricos (un tipo especial es el amicus curiae o “amigo de la corte”)
a) de la ética profesional
- conflictos de interés: en estos casos no se debe actuar de perito
- malpraxis y negligencia
- calidad científica de la evaluación
b) ser objetivo y neutral
c) tipos mercenario, acusador, defensor (“hired gun”)
Antes de comparecer se prepara concienzudamente, consulta con las partes, organiza los
horarios anticipadamente, prepara un informe de alta calidad.
En la corte se viste apropiadamente, se conduce educada y decentemente, es respetuoso del
proceso legal y de sus actores, evita demostraciones de orgullo o condescendencia y se atiene
a los hechos.
Durante el interrogatorio toma tiempo y sopesa las preguntas, descifra el proceso y la dirección
de las preguntas, defiende sus puntos pero admite sus limitaciones, mantiene su ecuanimidad y
dignidad.
En general, hay que tratar de identificar las tácticas del abogado para dirigir el interrogatorio y
manejar al experto.
7.- EL INTERROGATORIO
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La evidencia debe ser relevante...cualquiera de dos factores al que se aplica están tan
relacionados entre si, que de acuerdo al curso común de los eventos, uno de ellos tomado por
sí solo o en conección con otros hechos, prueba o permite interpretar la existencia (pasada,
presente o futura) o inexistencia de el otro (Sopinka, 1992).
Los científicos pueden repetir experimentos y verificar principios; los jueces no.
Los principios científicos resultan de la observación de los hechos; los principios judiciales
resultan de el establecimiento de los hechos y juicios de valor.
Los principios científicos deben ser modificados para acomodarse a los nuevos hechos; los
principios judiciales se modifican de acuerdo a consideraciones morales y políticas.
Un juez puede razonar por analogías y elegir entre analogías según competencia; un científico
no puede hacerlo.
Un juez induce un principio para decidir un caso enfrente a él; para el científico, el caso es parte
del material acerca del cual un principio es trazado, o por el que es testeado.
Un científico debe acomodar todo el material y no tiene elección; un juez puede elegir...y puede
descartar material menos relevante.
La ciencia se sostiene en la espaldas de gigantes...los científicos no pueden rechazar este
hecho. La ley sobre los precedentes, aunque un juez puede descartarlos y ocurrírsele un nuevo
curso.
Asunto que debe determinarse por escrito en el informe, evaluando el impacto que esto genera
en el caso.
Determinación y medición de las fallas conceptuales.
Revelación de muestreos inciertos.
Evaluación de modelos matemáticos.
Impacto de la incertidumbre causal.
Testeo de lo incierto (variaciones, severidad del estudio, posibilidad de replicación).
Incertidumbre comunicativa y cognitiva.
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de la evidencia policial: veracidad (a veces tienen una visión muy tubular, y buscan pruebas
sólo para inculpar a alguien).
del abogado: inteligente y ético
del experto: la evaluación, el reporte escrito y las conclusiones deben ser rigurosas.
Hay que evaluar la credibilidad y veracidad de los informantes (descartar falsas confesiones,
simulaciones, etc.), quienes además podrían estar tras una ganancia secundaria. Podría
suprimirse información que apoye la inocencia o culpabilidad de una persona sea de manera
intencionada o no (por ejemplo, por problemas de memoria de un testigo o inculpado). En suma,
la ciencia debe informar objetivamente a la ley, sin intentar suplantarla.
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Tratamiento especializado para individuos involucrados con el sistema legal.
Asesoría a los legisladores sobre las implicancias psicológicas de determinadas políticas
públicas.
Asesoría y entrenamiento a los ejecutores de las leyes, justicia criminal y sistemas
correccionales.
Consultoría y entrenamiento a los sistemas de salud mental, especialmente a aquellos que
están en contacto con temáticas forenses.
Monitoreo del grado de satisfacción de las partes en acuerdos prejudiciales.
Mediación y resolución de conflictos.
Enseñanza, entrenamiento y supervisión de estudiantes (psicólogos, médicos y abogados) en
temáticas forenses.
En EEUU, hace algún tiempo, los psiquiatras realizaban todas las evaluaciones de
competencia y responsabilidad criminal. En la actualidad los psicólogos han asumido el rol de
evaluarlos en la medida que los Estados han ido modificando sus legislaciones (Gutheil &
Appelbaum, 2000).
En el Servicio Médico Legal, los psicólogos trabajan asesorando a los psiquiatras a través de
evaluaciones neuropsicológicas y de personalidad.
En las evaluaciones que se realizan en equipo, los psicólogos ponen énfasis en los
diagnósticos clasificables en el eje II del DSM-IV.
En la actualidad las preguntas que hacen los jueces son mucho más amplias que la mera
determinación de imputabilidad (sobre todo por el aumento de causas civiles y delitos
sexuales), por ende, la evaluación específica de personalidad adquiere una relevancia
especial.
6.- PERSONALIDAD
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distintas estructuras de personalidad subyacentes. Por ejemplo, lo que aparece
en la superficie como timidez social, fobia social o inhibición, y que pudiese
contribuir al diagnóstico de una personalidad esquizoide o evitativa, de hecho
puede reflejar la cautela superficial de un individuo profundamente paranoico, el
miedo a exponerse de un individuo narcisísticamente grandioso, o una formación
reactiva contra tendencias exhibicionistas en una personalidad histérica”.
TEMPERAMENTO
Disposición innata a reacciones particulares frente a los estímulos ambientales;
constitucionalmente dada y en gran medida determinada genéticamente.
Considera las respuestas emocionales, especialmente bajo estados emocionales intensos,
como determinantes cruciales de la organización de personalidad.
CARÁCTER
Se refiere a la particular organización dinámica de los patrones conductuales de cada
individuo, que refleja el grado y nivel global de organización de estos patrones.
PERSONALIDAD
Es la integración dinámica de todos los patrones conductuales derivados del temperamento,
el carácter y el superyó (sistema de valores y ética internalizados).
PERSONALIDAD NORMAL
Se caracteriza por tener identidad del yo integrada y visión integrada de los otros.
Fortaleza yoica.
Superyó integrado.
Manejo apropiado y satisfactorio de los impulsos libidinales y agresivos.
ENTREVISTA CLÍNICA
Los siguientes son criterios para interpretar la entrevista
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Tipo de vínculo que el paciente establece con el entrevistador
Transferencia
Contratransferencia
Clase de vínculo que establece con otros en sus relaciones interpersonales
Ansiedades predominantes
Conductas defensivas utilizadas habitualmente
Aspectos patológicos y adaptativos
La validez se refiere al grado en que un instrumento mide realmente la variable que se desea
medir.
No se valida un instrumento de medición, sino el empleo que se hace del instrumento.
La validez es una cuestión de grados (Hernández, Fernández & Baptista, 1991).
VALIDEZ DE CONSTRUCTO
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Es el grado en que puede afirmarse que un instrumento mide un constructo o rasgo teórico.
El constructo es algo que el científico compone con su imaginación, es una variable
abstracta y no concreta.
Para Hernández, Fernández y Baptista, la validez de constructo es la más importante desde
la perspectiva científica. Entre más elaborado y comprobado se encuentre el marco teórico
que apoya la hipótesis, la validación de constructo puede arrojar más luz sobre la validez de
un instrumento de medición.
La importancia de la validez de constructo es que los estudios han demostrado que las
técnicas proyectivas, en general, y el Test de Rorschach en particular, poseen buena
validez de constructo cuando se encuentran enmarcados desde una teoría sólida como es
la teoría psicoanalítica (Anastasi, 1998).
Paul Lerner propone una aproximación al Rorschach que, en contraste con la posición
ateórica de Exner, está impregnada de la teoría psicoanalítica moderna. Mientras que Exner
afirma que el Rorschach es un instrumento donde rara vez participa la proyección, Lerner
considera que se trata de un método fundamentalmente proyectivo que brinda acceso al
mundo interno del individuo.
En primer lugar, el test de Rorschach nos brinda índices cuantitativos. Permite comparar a
distintos sujetos de manera estándar.
El Rorschach constituye un elemento de medición indirecto. Nos puede brindar información
que no podríamos obtener a través de otros medios, especialmente cuando alguien está
tratando de brindar una imagen favorable de sí.
El Rorschach también es sensible a los simuladores. Esto debido a que es una técnica
inestructurada.
El Rorschach permite identificar disposiciones o actitudes a largo plazo, lo que también
podemos denominar rasgos de personalidad. La conducta pasada es el mejor predictor de la
conducta futura (rasgos de personalidad).
La psicopatía ha probado ser un constructo teórico sólido que trasciende los sesgos culturales
asociados con otros diagnósticos caracterológicos como el trastorno de personalidad (definido
de acuerdo al DSM-IV).
La evaluación PCL-R debe ser considerada como parte de la evaluación psicológica.
Debe ser integrado con otros instrumentos de evaluación u otros datos clínicos y debe ser
presentado como una hipótesis (un hallazgo clínico).
En el diagnóstico PCL-R las características deben ilustrarse a través de conductas.
Diagnosticar psicopatía no es lo mismo que diagnosticar un trastorno antisocial de la
personalidad (los rasgos psicopáticos son mucho más específicos que el diagnóstico de
TPAS).
El PCL-R sólo debe ser utilizado en poblaciones forenses o en personas en prisión donde está
plenamente validado.
Un diagnóstico forense debe integrar los distintos resultados de los tests con la información
biográfica relevante y la observación clínica.
La tarea más difícil es integrar los hallazgos de los diferentes procedimientos de evaluación en
un cuadro clínico teóricamente consistente y empíricamente acucioso del paciente. En cuanto
al encuadre forense y el diagnóstico de psicopatía, estos hallazgos además deben soportar los
rigores del cross-examination (contra interrogatorio).
Los resultados de los tests proveen referencias actuales y objetivas para apoyar las hipótesis
clínicas. Nunca, sin embargo, podemos subestimar la importancia principal de la historia y la
entrevista clínica.
En las evaluaciones forenses la pregunta psicolegal específica debe estar clara para el
examinador antes de comenzar a trabajar en el caso.
El PCL-R está basado en la observación del individuo y su historia, el Rorschach mide
estructura de personalidad y dinamismos, el MMPI mide el auto-reporte deliberado de
psicopatología y sus distorsiones
Tomados juntos, estos instrumentos proveen información discriminativa y convergente.
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Otra área de fundamental importancia en el ámbito forense es la evaluación del funcionamiento
cognitivo de un sujeto.
De acuerdo a la legislación chilena, están exentos de responsabilidad criminal aquellos sujetos
que hayan perdido la capacidad para evaluar adecuadamente la realidad y la capacidad para
actuar de manera libre y consciente (demencias moderadas a graves y retardos mentales
moderados a severos).
Para lo anterior, es fundamental medir con exactitud las capacidades cognitivas de un sujeto
(psicometría).
Casos típicos donde suelen requerirse este tipo de mediciones:
Cualquier persona sobre los 70 años que esté siendo procesada
Interdicciones
Giro doloso de cheques en personas mayores
Testamentos
Agresores sexuales en quien se sospeche demencia o retardo mental
Víctimas de abuso sexual con retardo mental
Evaluaciones intelectuales: Escala de Inteligencia de Wechsler para Adultos (WAIS) y niños
(WISC)
Evaluaciones de deterioro psicoorgánico: Evaluación Neuropsicológica Breve, Test de Bender-
Vip, SKT.
Desafíos: Luria-Nebraska, Stroop, Wisconsin.
Paso de la psicología clínica en el ámbito forense a la psicología forense con bases clínicas.
Adaptación de nuevos métodos de evaluación (PCL-R).
Cuestionamiento de los procedimientos utilizados hasta ahora.
Creación de normas y estándares de calidad nacionales.
Creación de la especialidad a nivel universitario.
Creación de un sistema de acreditación.
Entrenamiento para testificar frente a la corte.
Creación de normas éticas.
TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD
1.- DEFINICIONES
2.- CLASIFICACIÓN
IDENTIDAD DEL YO: concepto integrado de sí mismo a través del tiempo, y de personas
importantes o significativas.
JUICIO DE REALIDAD: es diferenciar el yo del no yo, y el origen de los estímulos, y mantener
criterios de realidad socialmente aceptados
MECANISMOS DE DEFENSA: de mayor a menor nivel adaptativo, son la represión,
intelectualización, racionalización, escisión, identificación proyectiva, idealización primitiva,
omnipotencia, devaluación, etc.
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COMPLETOS: estado crepuscular (psicógeno, orgánico)
INCOMPLETOS: arrebatos (pérdida momentánea del autodominio como consecuencia de la
ira o de sentimientos afectivos intensos), y obcecaciones (estado de ofuscación transitoria que
desaparece después de haberse producido el fenómeno que la detona; involucra un estado de
ánimo particular preexistente).
ANATÓMICOS CONDUCTUALES
o Mandíbula grande y protruida Hiperactividad
o Orejas alargadas Irritabilidad
o Frente despejada Impulsividad
o Zurdos Ausencia de altruismo
o Físicamente robustos
o Desarrollo sexual precoz
o Insensibilidad táctil
o Agilidad muscular
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Violencia
Intrigas
Tendencia a los excesos, excitación y pasión
EMIL KRAEPELIN
2ª EDICIÓN (1887): habla de la “locura moral” como un defecto para contener la
gratificación imprudente de deseos egoístas inmediatos.
5ª EDICIÓN (1896): habla de “estados psicopáticos” como trastornos constitucionales que
se manifiestan como personalidades mórbidas.
6ª EDICIÓN (1899): habla de los estados psicopáticos como una de las formas de
degeneración de otros síndromes (obsesiones, impulsos, perversiones).
7ª EDICIÓN (1903): habla de “personalidades psicopáticas” como formas mórbidas del
desarrollo de la personalidad, degenerativas y crónicas.
1905: describe 4 tipos de ellas: - los timadores y mentirosos patológicos
- los criminales por impulso
- los criminales profesionales
- los vagabundos mórbidos
8ª EDICIÓN (1909 – 1915): define los psicópatas con disposición mórbida (osesivos,
impulsivos y perversos sexuales) y los psicópatas con peculiaridades en su personalidad.
Describe 7 clases: - excitables
- inestables
- impulsivos
- excéntricos
- mentirosos y timadores
- antisociales
- pendencieros
PATRIDGE (1930)
Diferencia ante la conducta criminal a las personalidades psicopáticas y las sociopatías.
KARPMAN (1941)
Habla de psicopatía idiopática o verdadera (carecen de sentimiento de culpa, son
insensibles a los sentimientos ajenos, son amenazantes y agresivos, y sin una historia
psicológica facilitadora) y sintomática (en que las acciones surgen de conflictos psicológicos
no resueltos).
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5. mentiras e insinceridad
6. ausencia de sentimientos de culpa y vergüenza
7. conducta antisocial sin remordimiento
8. incapacidad de aprender de la experiencia
9. egocentrismo patológico e incapacidad de amar
10. pobreza de reacciones afectivas primordiales
11. ausencia de intuición
12. irresponsabilidad en las relaciones interpersonales
13. omnipotencia frente al consumo de alcohol
14. amenazas suicidas manipulatorias
15. promiscuidad sexual
16. incapacidad para seguir un plan de vida
FENICHEL (1945)
Impulsividad antisocial y compulsiones neuróticas
Fracaso del super yo en contener impulsos del ello
FRIELANDER (1945)
Carácter bajo el dominio del principio del placer
EISSLER (1949)
Conducta antisocial que restaura sentimientos de omnipotencia dañados en la infancia
CRITERIOS PARA PSICOPATÍA DE GRAY Y HUTCHINSON (1964)
Incapacidad para aprender de la experiencia
Falta de sentido de la propia responsabilidad
Incapacidad para establecer relaciones interpersonales
Falla en el control de impulsos
Falla en el sentido moral
Actitud crónica o reiteradamente antisocial
Ineficacia del castigo para el cambio conductual
Inmadurez emocional
Incapacidad para experimentar sentimientos de culpa
Egocentrismo
B.BURSTEIN (1972)
Necesidad de autoafirmación (conducta despectiva)
Patrón manipulador
Incapacidad de aprender de la experiencia negativa
Gran agudeza y capacidad de evaluar situaciones sociales
La conducta nos desconcierta por desconocer el propósito encubierto
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- Sentimientos de inutilidad de la vida
PATOLOGÍA DEL SUPER YO
- Incapacidad para experimentar melancolía (tristeza reflexiva)
- Cambios de humor importantes
CLONINGER (1987)
CARACTERÍSTICAS NEUROBIOLÓGICAS SUBYACENTES
- Alta búsqueda de novedad
- Baja evitación del daño
- Baja dependencia de la recompensa
EN SEGUNDO ORDEN
- Conducta impulsivo – agresiva
- Oposicionismo
- oportunismo
Actúan antes de reflexionar por lo que la internalización de los controles sociales es más
problemática.
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Frecuentemente tiene antecedentes en la niñez de abusos, abandono y castigos severos
Consumo frecuente de alcohol o drogas
6.- EPIDEMIOLOGÍA
3% hombres
1% mujeres
más frecuente en zonas urbanas
residentes nómadas
hombres con familias amplias
el cuadro aparece antes de los 15 años de edad
75% de prevalencia en población penal
riesgo familiar 5 : 1 en familiares de primer grado
7.- DIAGNÓSTICO
conducta ilegal
abuso de sustancias
objetivar nivel SE, recursos culturales, sexo
excluir EQZ, RM y Manía
Es un trastorno crónico
Tiene su expresión máxima en la adolescencia tardía y adultez temprana
Presenta una tendencia a remitir con la edad
Frecuentemente se asocia a somatizaciones, trastornos Afectivos y abuso de sustancias
10.- TRATAMIENTO
PSICOTERAPIA
Grupos de autoayuda
Terapia individual (con clara definición de límites, pues es una difícil posición para el
terapeuta)
FARMACOTERAPIA
Tratar síntomas comunes (angustia, depresión, irritabilidad)
Tratar síntomas específicos (abuso de sustancias, SDAH)
Mejorar el control de los impulsos (con anticonvulsivantes estabilizadores del ánimo)
ANEXO 1: OTTO KERNBERG Y LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD (*)
(*)
Resumen extraído de los libros “Trastornos Graves de la Personalidad” y “Personalidad y Psicopatología”.
21
individuo tiene expectativas adecuadas a la realidad y tolera bien las frustraciones normales
de la vida. Tiene estabilidad biográfica, afectiva y laboral, capacidad creativa y de amar a otros.
Por último tiene una sensación de control sobre su mundo psíquico.
Trastorno de personalidad no es una enfermedad mental, sino que es cuando los rasgos
temperamentales o de carácter de una persona son anormales (inflexibles y desadaptativos),
con una intensidad suficiente para implicar una perturbación significativa en su
funcionamiento intrapsíquico y/o interpersonal. La inflexibilidad no debe entenderse como el
déficit en el vivenciar o comportarse propio de los enfermos mentales (que no pueden sino
comportarse de manera desviada), sino la falta de libertad personal de vivenciar o comportarse
de una u otra forma. Dicho de otro modo, el grado de forzosidad de los rasgos anormales de
personalidad nunca es total (como sí lo es en el caso de los síntomas de una enfermedad mental)
y siempre conservan un grado importante de libertad; la inflexibilidad es, en parte, resultado del
desconocimiento, rechazo o creencia de que no se puede ser de otro modo.
La valoración de la personalidad debe tener en cuenta los antecedentes étnicos, culturales
y sociales del individuo y siempre debe obtenerse la información de varias fuentes fiables
(familiares, amistades, compañeros de trabajo), ya que mucha información relevante puede ser
omitida por el sujeto en estudio. El observador debe percibir aquellos rasgos que hacen que el
sujeto vivencie o se comporte de una manera alterada, incluyendo la forma como él mismo lo
vivencia (“cómo se vivencia a él mismo”), el significado que subjetivamente él mismo le atribuye a
su forma de ser.
Las características de los trastornos de personalidad suelen hacerse reconocibles durante
la adolescencia o inicio de la vida adulta; antes no es conveniente hacer diagnóstico de
personalidad, ya que se está desarrollando y no es posible predecir cuál será su estructura de
adulto. Más aún, hay que considerar que los procesos dinámicos continuarán a lo largo de toda la
vida (si así no fuera, qué sentido tendría la psicoterapia). Pero sí es posible pesquisar en niños el
desarrollo de rasgos temperamentales y de carácter anormales, ameritando su seguimiento y
eventual intervención terapéutica. Por otro lado, algunos rasgos patológicos del temperamento y
carácter tienden a atenuarse con el paso de los años.
22
impulsos negativos son canalizados en comportamientos socialmente aceptables y
adaptativos). Mientras más inestable el yo, menos se tolera la ansiedad y más se recurrirá a
mecanismos defensivos, con lo que la resolución del conflicto se estanca (e incluso empeora),
impidiendo una buena adaptación.
El control voluntario de los impulsos es un asunto que debe analizarse aparte, ya que en él
participan significativamente factores genéticos y constitucionales. Impulsividad se define como
la dificultad para resistir un impulso, una motivación o una tentación de llevar a cabo un acto
perjudicial para la persona o para los demás (agresividad, violencia, juegos desadaptados,
robos, incendios, atracones de comida, drogas, etc.). El paso del impulso al acto ocurre sin
mediar procesos reflexivos.
El término insight se refiere a la capacidad de hacer autoobservación consciente de los
propios impulsos y sentimientos que permanecían inconscientes; esto necesariamente significa
cambio a nivel estructural, porque el único modo de lograrlo es venciendo las defensas
(resistencias) intrapsíquicas.
El juicio de realidad ya fue revisado en el capítulo de psicosis; cuando está alterado, sirve
como criterio de exclusión de los trastornos de personalidad.
23
bajo condiciones de intimidad sexual. Este grupo incluye a las personalidades de tipo evitativo,
obsesivo, depresivo y dependiente.
La organización limítrofe de la personalidad se caracteriza por la difusión de la identidad
del yo con distorsiones e inestabilidad en sus relaciones interpersonales (particularmente en las
relaciones íntimas), falta de metas consistentes y creatividad, poco compromiso hacia el trabajo o
la profesión, incertidumbre, falta de dirección en muchas áreas de sus vidas y grados variables de
patología en su vida sexual. Frecuentemente presentan incapacidad de integrar la ternura con los
sentimientos sexuales, y pueden llevar una vida sexual caótica con tendencias perversas
polimorfas (en las que la sexualidad es reclutada con fines agresivos). Casos severos también
pueden presentar una inhibición generalizada de todas las conductas sexuales por la
predominancia de la agresión. La debilidad del yo se evidencia en falta de tolerancia a la ansiedad
y las frustraciones, mal control de los impulsos y predominancia de mecanismos de defensa
primitivos centrados en la escisión (visión “en blanco y negro”, inestable, polarizada y sin matices
de sí mismo y los demás). Por último, hay grados variables de deterioro del super-yo (valores
internalizados) con frecuentes conductas antisociales. Este grupo incluye a las personalidades
narcicista, antisocial, limítrofe, esquizotípica, esquizoide y paranoide.
La organización psicótica de la personalidad se caracteriza por ausencia de integración de
la identidad del yo, predominancia de mecanismos defensivos centrados en torno a la escisión y
pérdida del juicio de realidad. En estricto rigor, la organización psicótica representa un criterio de
exclusión para los trastornos de personalidad en un sentido clínico (es decir, se corresponde con
los cuadros psicóticos crónicos como Esquizofrenias y Trastornos Delirantes).
RESUMEN DEL ARTÍCULO “PSICOPATÍAS”(1) del Dr. Hugo Marietán(2)
Este es un tema que preocupa desde la antigüedad porque siempre hubo personalidades
anormales como parte de la población. Personas cuyo tipo de conducta llamaba fuertemente la
atención y a las que no se las podían calificar de locos ni de cuerdos, estaban en un campo
intermedio. Son individuos que se separan conductualmente del grueso de la población.
Pinel
Philippe Pinel (1745-1826) en 1801 publica su Traité médico philosófique sur l’aliénation
mentale y habla de personas que tienen todas las características de la manía pero que carecen
del delirio (Pinel llamaba manía a los estados de furor persistentes y psicosis florida, distinto del
concepto actual de manía(9). Decía "me admiré de ver muchos locos que en ningún tiempo
presentaban lesión alguna del entendimiento, y que estaban dominados de una especie de instinto
de furor, como si únicamente estuvieran dañadas sus facultades instintivas. La falta de educación
o una educación mal dirigida o bien un natural perverso e indómito, puede ser la causa de esta
especie de enajenación".(6)
Prichard
Tanto Pinel como Prichard luchaban contra la idea, imperante en esos tiempos, del filósofo
Locke quien decía que no podía haber manía (furor, psicosis) sin delirio (es decir sin compromiso
del intelecto). Por lo tanto los jueces no declaraban insano a ninguna persona que no tuviera un
compromiso intelectual manifiesto (delirio). Pinel y Prichard trataban de imponer el concepto de
que existían insanias sin compromiso intelectual, y sí afectivo y volitivo. Es decir que las funciones
mentales (intelecto, afectividad, voluntad) se podían enfermar independientemente. En 1835
James Cowles Prichard (1786-1861) en su obra Treatise on insanity and other disorders affecting
the mind es el que habla de "Moral insanity". El historiador G. Berrios(9) discute la
conceptualización de la insania moral como equivalente a nuestro concepto de psicopatía. Según
este autor Prichard crea el término para referirse a trastornos del comportamiento cuya insania
característica común era la ausencia de delirio. Y lo hace con una finalidad forense, para poder
ubicar dentro de las insanias a enfermedades como la maníaco depresiva sin características
psicóticas. Así describe como insanias morales típicas a casos "donde la tendencia hacia la
melancolía y la pena es el rasgo característico. El individuo rodeado de todas las comodidades de
la existencia, se trasforma en triste y abatido, sin esperanzas. Este estado de tristeza y melancolía
da paso a un período de condición opuesta de excitación preternatural. En esta forma de
(1)
Este trabajo es resultado de un resumen de tres clases dictadas para el Curso Superior de Especialistas en Psiquiatría, en la
materia Clínica III, de la Unidad Académica Borda (UBA) en octubre de 1998.
(2)
Médico psiquiatra, Hospital "José T. Borda". Docente Adscrito de Salud Mental, Facultad de Medicina (UBA). Uruguay 292 4º D,
Telefax 254-2261, e-mail: hugo@marietan.com
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desarreglo moral la mente genera una necesidad de autodominio con continua excitación, una
inusual expresión de sentimientos fuertes. Así, una mujer modesta y discreta se trasforma en
violenta y abrupta en sus maneras, locuaz, impetuosa y gritona". Queda claro que Prichard no está
hablando de una personalidad psicopática.
Morel
Koch y Gross
En 1888, el alemán J. Koch (7) habla de inferioridades psicopáticas, pero dice inferioridades
en sentido social y no moral como se entiende erróneamente (3). Para Koch, entonces, las
inferioridades psicopáticas eran congénitas y permanentes y las dividía en tres formas: disposición
psicopática, tara psíquica congénita y degeneración psicopática. Dentro de la primera forma se
encuentran los asténicos de Schneider, dentro de la tara incluye a "las almas impresionables, los
sentimentalistas lacrimosos, los soñadores y fantásticos, los huraños, los apocados, los
escrupulosos morales, los delicados y susceptibles, los caprichosos, los exaltados, los
excéntricos, los justicieros, los reformadores del estado y del mundo, los tercos y los porfiados, los
(3)
Según Nerio Rojas "se da el nombre de constitución psicopática a un desequilibrio psíquico degenerativo, congénito, de grado
leve, pero que da un tinte anormal a la personalidad. Estas constituciones son formas especiales de la personalidad psíquica, con
predominio de tendencias ya anormales por su dirección y su grado. Así se han individualizados las constituciones asténica,
emotiva, esquizoide, paranoide, perversa, ciclotímica, y mitomaníaca.
En la constitución perversa las anomalías son casi exclusiva de los instintos, lo que hace a los sujetos antisociales y
peligrosos. Son, según Regis: amorales, inafectivos, inadaptados e impulsivos. Con respecto a las perversiones instintivas Dupré las
agrupaba por el tipo de instinto involucrado. Así los trastornos del instinto de conservación incluían: suicidio, suicidio ampliado,
prodigalidad, avaricia, toxicomanía, etcétera; los del instinto de reproducción: satiriasis, homosexualidad, prostitución, parafilias,
etcétera; los del instinto de sociabilidad: crueldad, egoísmo, amoralidad, criminalidad, destructividad, inadaptabilidad, etcétera.
La constitución mitomaníaca según Dupré es la tendencia patológica más o menos voluntaria y consciente a la mentira y a
la creación de fábulas, por el sólo placer de mentir. Tiene tres formas: vanidosa (deseo de llamar la atención, autoacusación,
invención, fanfarronería, simulación de lesiones y atentados al pudor); maligna (maliciosa, mistificación, calumnia); perversa
(estafadores, acusaciones, difamaciones públicas).
Para Cesar Lombroso existía una psicología del delincuente que incluía estos rasgos: insensibilidad moral, falta de
compasión, desprecio por la vida ajena y la propia, inestabilidad y exceso en los afectos, vanidad, crueldad, voluptuosidad, pereza,
toxicomanía, imprevisión, cinismo, mentiras...(2).
Sobre el concepto de antisocial, o bien como lo denominaba Schneider "personalidad desalmada", anotamos la descripción
hecha por el profesor Antonio Bruno en su tesis del año 1958 (1), que siguiendo el criterio de Regis, resume en cinco términos la
sintomatología de este cuadro. Y ellos son:
1. Inafectividad. Desde niño se observa un desapego y el carácter disimulado. No manifiesta inclinación por nadie, pero no es
indiferente al afecto que se le brinda. No comprende los afectos y la frialdad emocional es su signo.
2. Amoralidad. Son insensibles moralmente. Falta el juicio moral y la noción de ética. Algunos autores como Lombroso dicen
que estas personas también tiene hipoalgesia (mucha tolerancia al dolor físico)
3. Impulsividad.
4. Inadaptabilidad. Son crueles. Hay una tendencia a lo delictivo y a no respetar las jerarquías. Se molestan con las
autoridades. No respetan los reglamentos escolares. No respetan la jerarquía en los trabajos.
5. Incorregibilidad. Son incorregibles porque son insensibles al castigo o al premio(5).
25
orgullosos, los indiscretos, los burlones, los vanidosos y los presumidos, los trotacalles y los
noveleros, los inquietos, los malvados, los estrafalarios, los coleccionistas y los inventores, los
genios fracasados y no fracasados". Todos estos estados son causados por inferioridades
congénitas de la constitución cerebral, pero no son consideradas enfermedades. Otto Gross,
austríaco, opinaba que el retardo de la neurona para estabilizarse después de la descarga
eléctrica determinaba diferencias en el carácter. Así en su libro "Inferioridades Psicopáticas" la
recuperación neuronal rápida determinaba individuos tranquilos, y los de estabilización neuronal
más lenta (es decir mayor duración de la estimulación), serían los excitables (inferioridades). Esto
influyó en Jung, quién llamó introvertidos y extravertidos a estos tipos de Gross(9).
Kraepelin
Kraepelin, cuando hace la clasificación de las enfermedades mentales en 1904 (7º edición),
usa el término "personalidad psicopática" para referirse, precisamente, a este tipo de personas
que no son ni neuróticos, ni psicóticos, no están en el esquema de manía - depresión, pero que sí
tienen un choque en cuanto a los parámetros sociales imperantes. Incluye en ellos a los criminales
congénitos, la homosexualidad, los estados obsesivos, la locura impulsiva, los inconstantes, los
embusteros y farsantes y los seudolitigantes (7). Para Kraepelin, las personalidades psicopáticas
son formas frustradas de psicosis, las define siguiendo un criterio fundamentalmente genético y
considera que sus defectos se limitan esencialmente a la vida afectiva y a la voluntad.(5)
Schneider
De Cleckley al DSM IV
26
En 1941, el americano H. Cleckley, escribe un libro llamado "La máscara de la salud" y se
refiere a este tipo de personas. En 1964 da las características más frecuentes de lo que hoy
llamamos psicópata. En 1961, Karpman dice "dentro de los psicópatas hay dos grandes grupos,
están los depredadores y los parásitos" (haciendo la analogía biológica). "Los depredadores
toman las cosas por la fuerza y los parásitos a través de la astucia y de la pasividad". Henry Ey, en
su "Tratado de psiquiatría" de 1965, incluye a las personalidades psicopáticas dentro del capítulo
de las enfermedades mentales crónicas, que considera como un desequilibrio psíquico
destacando en él las anomalías caracterológicas de las personas y dice que las características
básicas son la antisociabilidad y su impulsividad(5). En 1966 Robins comienza con las bases para
lo que se llamó después, en el DSM, "trastornos de la personalidad".
Sintetizando, hay controversias entre las escuelas. Todas, de alguna forma, apuntan a tres
conceptos básicos. La primera posición (intrínseca) corresponde a la escuela constitucionalista y
es que el psicópata deviene de una constitución especial, viene genéticamente determinado, y, en
consecuencia, poco se puede hacer.La segunda escuela es la social (extrínseca). Ésta dice que la
sociedad hace al psicópata, hace a sus propios criminales por no darles los medios educativos o
económicos necesarios. Existieron dos estilos diferentes de institutos especiales: La escuela
inglesa Lyman (cerrada en 1972), con un sistema disciplinario rígido, autoritario, duro, y la escuela
Wiltwyck (fundada en 1937), estadounidense, en donde la idea era crear un ambiente cálido,
afectuoso, propendiendo a la amistad, una "disciplina de amor" según cita Cinta Molla(3). Los
psicópatas constituían el 35% de la población en ambas escuelas, y si bien Wiltwyck tuvo un
marcado éxito inicial, la tasa de reincidencia en actos antisociales, una vez egresados de estas
instituciones, al cabo de unos años, fue semejante.
LA POSTURA DE SCHNEIDER
Recuerden que hay dos formas de valorar la normalidad, según el criterio estadístico (la
frecuencia de un item en la población) y según el criterio normativo (es normal lo que se ajusta a
un modelo ideal, una persona debe ser comprensiva, cariñosa, honesta, etcétera). Considerando
los parámetros y la norma puedo decir que si el individuo A cumple la mayoría de estas
normativas es "normal", y si no, no lo es. Schneider dijo que eso era tan subjetivo y tan poco fiable
para hacer un trabajo serio, que él decidió no fijarse en lo que debería ser una persona, sino en lo
que es.
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3- Inseguros de sí mismos
4- Fanáticos
5- Necesitados de estimación
6- Lábiles del estado de ánimo
7- Explosivos
8- Desalmados
9- Abúlicos
10-Asténicos
Siguiendo a Darwin se podría especular sobre un por qué del psicópata. Tal vez estas
personas sean un reaseguro de la especie, del grupo. Ante una emergencia alguien debe
responder con características no habituales para hacer frente a la situación totalmente anómala,
imprevista o extraña. Así, en un caso de guerra, aquel que es tildado de desalmado, cruel e
insensible es el héroe. Es aquel que va al frente, que asume riesgos que el grueso no, se arriesga,
y lleva adelante acciones que la mayoría no se animaría a realizar, es el comando de un grupo de
guerra. O sea, esa potencialidad es totalmente desfavorable en tiempo de paz, y puede llevar a
esta persona a desarrollar conductas muy agresiva a su entorno, (delincuencia, criminalidad,
etcétera); en situaciones anómalas se ajusta perfectamente a los requisitos de emergencia que
tienen que desarrollar. Los psicópatas serían parte de la reserva del grupo en caso de
emergencia, pero que en estados normales son absolutamente chocantes para la sociedad.
EL PSICÓPATA DEPRESIVO
Hay un personaje en la novela de Arlt "Los siete locos", que se llama "el rufián melancólico".
Es un profesor de matemáticas que regentea algunas chicas para hacer unos pesos. El "rufián
melancólico" repite constantemente "todo, todo muy aburrido". Los estímulos comunes no
alcanzan para generar en él placer o gusto por la vida. Esto es desde siempre, por eso es
importante tenerlo presente para los psicópatas depresivos a los que podríamos llamar
melancoloides.
EL RANGO DE HUMOR
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El psicópata depresivo está por debajo de este rango de humor "normal", es "mala onda",
pesimista, cara de pocos amigos, anhedónico, quejoso, nada le viene bien. Si se le presenta un
plan, "que te parece si hacemos tal cosa", nos contesta "no, si eso va a fracasar." No hay una
finalidad y todo va a salir mal. Un conocido mío a cualquier proyecto siempre le encontraba "la
quinta pata del gato". Y cuando el proyecto fracasaba, él venía y decía "te dije, te dije que te iba a
ir mal"; y claro, había un 50% de posibilidades de acertar. Viven cavilando sobre lo negativo, la
falta de pureza, lo corrupto, lo vacío del pasado y lo angustiante del futuro. Falta en ellos la
confianza ingenua, la chispa del optimismo, esa fantasía de éxito que nos hace encarar un
proyecto. Todo lo toman en serio, falta la alegría espontánea. Un paciente me decía: "¿doctor, de
qué se ríe la gente? Los veo en mi trabajo que repiten el chiste de un programa televisivo, todos
se ríen, pero yo no le encuentro la gracia".
Ser psicópata en general, no quiere decir ser mala persona, sino ser distinto. El antisocial
es otra cosa, pero el psicópata desde el punto de vista de Schneider, es el que sufre o hace sufrir
y nada más, nadie dice que sea un delincuente o un mal tipo. El mismo Schneider trata de sacarle
el disvalor social que lleva impreso el término psicópata.
Existen psicópatas que a su vez son antisociales, pero no necesariamente deben ser
antisociales todos los psicópatas. Especialmente en este caso los psicópatas depresivos suelen
tener un excelente desempeño en el área del trabajo, son meticulosos, muy responsables,
cuidadosos, puntuales y, por supuesto, rígidos. Ellos toman el trabajo como lo único que los
entretiene y que los hace sentir útiles. Se quejan siempre, pero jamás faltan al trabajo y son muy
responsables, son socialmente útiles. Lo dice Schneider y nosotros, que ya tenemos algunos años
en esto, lo hemos comprobado. Siempre protestando, rumiando amarguras y cada cosa negativa
que ocurre, él confirma su tesis inicial "esta es una vida de mierda".
¿Dónde está la utilidad clínica de este concepto? Estos psicópatas melancoloides también
pueden tener fases depresivas al igual que el "normal".¿Qué pasa cuando un "normal" entra en
una fase depresiva? La persona está dentro de su rango de humor, tiene la fase depresiva y con
nuestros esfuerzos y, por supuesto, gracias a la naturaleza, después de 6-8 meses se reincorpora
a su rango de humor anterior a la fase. Entonces se dice que tiene una restitución ad integrum. La
experiencia indica que esto no es tan así, pero lo discutiremos en otro artículo. ¿Qué pasa con el
psicópata melancoloide cuando tiene una fase depresiva?. El psicópata depresivo parte de su
estado de humor, hace la fase y nosotros lo vemos cuando está muy depresivo, que es cuando lo
traen los familiares o viene él; tiene las mismas características que cualquier otra depresión mayor
(angustia, ideas suicidas, etcétera).
Para evitar la frustración que representa intentar llevarlo vanamente al rango de humor
normal, deben tener en cuenta estos conceptos: recuperarse en la mayoría de las enfermedades
psiquiátricas es, simplemente, llegar al nivel de rendimiento estándar del individuo anterior al
episodio, a eso tenemos que apuntar, no al rendimiento idealizado al que debería llegar cualquier
ser humano, de acuerdo a nuestro criterio de lo que es estar bien. Es simplemente recuperar el
estado de salud anterior y, en el caso de este psicópata, es seguir siendo un melancoloide.
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7. Falta de sentimientos de culpa y de vergüenza.
8. Indigno de confianza.
9. Mentiras e insinceridad.
10. Pérdida específica de la intuición.
11. Incapacidad para seguir cualquier plan de vida.
12. Conducta antisocial sin aparente remordimiento.
13. Amenazas de suicidio raramente cumplidas.
14. Razonamiento insuficiente o falta de capacidad para aprender la experiencia vivida.
15. Irresponsabilidad en las relaciones interpersonales.
16. Comportamiento fantástico y poco regulable en el consumo de alcohol y drogas.
TIPIFICACIÓN DE ALGUNOS RASGOS
Encanto superficial
No todos los psicópatas son encantadores, los hay anodinos, amargados, hoscos y algunos
francamente repulsivos, otros inspiran temor. El grupo de los que utilizan el encanto corresponde
más a los explotadores (estafadores, vividores, parásitos) que lo usan como un medio de
captación. (véase manipulación)
Egocentrismo
(véase más adelante Otto Kernberg)
Algunos autores dicen que hay menor demostración de ansiedad y gran tolerancia a la
angustia en ciertas situaciones penosas para el grueso de la población. Pero (aclaran), funcionan
a veces como ollas a presión, toleran una gran cantidad de angustia y después por hechos
banales, fuera ya de la circunstancia de crisis, la descargan impulsivamente. A veces el psicópata,
en situaciones extremas, conserva la calma, toma decisiones, acciona, se ajusta a las
circunstancias y puede salir bien. Contaba una vez un profesor, por ejemplo, (hablando sobre las
personalidades de acción) que un comisario entra a su departamento y se encuentra con un
delincuente que le apunta con un arma. El policía, sin perder la calma, lo mira fijamente, lo
paraliza, saca el revólver y le pega un tiro. Eran dos personalidades de acción (según el criterio de
D. Liberman), pero una era más fuerte que la otra. Simplemente se limitó a mirarlo, luego lo mató.
Si lo comparamos con un normal que entra a su casa y ve a un tipo con un revólver, la reacción
puede ser muy distinta, tal vez pida por su vida, se arrastre por el suelo, "¿qué querés?", "llevate
todo". Este no.
Esto significa que no hay un compromiso afectivo, no hay una resonancia afectiva con
algunas parejas. Esto no quiere decir que el psicópata sea técnicamente un mal amante. Es más,
muchos psicópatas son excelentes amantes desde el punto de vista técnico y utilizan esa
habilidad para manejar a su pareja. El psicópata es aquel que puede copular con una anciana, de
esas que uno mira y dice "no, con esa viejecita yo jamás, ni por un millón de dólares", y sin
embargo el psicópata es capaz de ejercer su técnica con cualquiera. Un paciente joven, me decía
"me fui a Brasil y como no tenía plata para estar allá, iba a una calle muy conocida en Río de
Janeiro donde paraban los taxi boys, me relacionaba con los homosexuales y les cobraba por el
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servicio". Al preguntarle si no se sentía menoscabado en su sexualidad, por comercializar con
homosexuales, él contestaba tranquilamente que ése era el instrumento y la forma que tenía para
seguir en Brasil. A eso se refiere lo que dice vida sexual impersonal. Pueden ser grandes actores
en el terreno afectivo y sexual. Por eso muchas mujeres caen en manos de sujetos que las usan
económicamente (y para muchas mujeres psicópatas ese es su medio de subsistir).
Razonamiento insuficiente
Es necesario aclarar algo, por un lado decimos que son inteligentes y por otro lado que
tienen razonamientos insuficientes. Muchas palabras me va a ahorrar el caso del emperador del
Norte, con su pavada de andar en el Salón Oval haciendo razonamientos insuficientes. Es muy
simpático, muy agradable, muy inteligente, pero a veces tiene estos razonamientos insuficientes.
Creo que es mejor conceptualizar esto como que el razonamiento es insuficiente para frenar
ciertas apetencias.
No aprenden de la experiencia
El psicópata aprende y mucho de la experiencia. Eso le sirve para manipular a los otros y
conseguir sus metas. Alguien que no aprende de la experiencia queda siempre en el mismo lugar,
anulado. El psicópata no aprende lo que no quiere aprender, lo que va en contramano de sus
principios y de sus necesidades. La repetición de un accionar calificado como erróneo desde el
común responde a satisfacer necesidades profundas, incomprensibles para el que no esté en la
piel del psicópata.
Incapacidad de amar
Creo que el psicópata ama, pero de manera distinta, o a cosas diferentes. Hay afectos del
psicópata que son profundos, pero en las cosas que a él le interesan. Díganme si no han conocido
a un fanático ¿ese afecto es superficial? Ese apego intenso hacia ciertas cosas, que a veces no
son humanas o ni siquiera vivientes, un auto por ejemplo. Para lo que él considera de valor, la
afectividad es intensa, como cualquier otra persona. Pero puede mantener contactos utilitarios, de
ahí viene el tema de superficialidad afectiva mal descripta. Son contactos afectivos utilitarios, para
conseguir algo. Aquí tenemos otra forma de la mentira que es la actuación. Actuar es mentir con el
cuerpo. El psicópata puede actuar afectivamente en el sentido de hacer entrar al otro en el circuito
psicopático a través de los afectos. Una vez utilizada la persona, se la deja a un costado. La
persona dejada a un costado dice que el psicópata tiene una afectividad superficial, que no tiene
capacidad de amar. Y es así, pero con ella.
Mentiras
El psicópata suele mentir, pero hay que distinguir la mentira banal de la mentira psicopática.
El psicópata utiliza la mentira como una herramienta de trabajo más, está tan acostumbrado a
mentir que es difícil captar cuando miente; son los que mienten mirando a los ojos y con una
actitud relajada. No es que el psicópata mienta circunstancialmente y ocasional o
esporádicamente para conseguir desligarse de alguna situación común o estándar. Sabe que está
mintiendo, pero no le importa, no tiene la resonancia o displacer que uno siente cuando miente. Yo
no lo llamaría mentira patológica. Nosotros le damos mucha importancia a las palabras y si
estamos frente a un mentiroso ¿cuál es el valor de esas palabras? ¿Cuál es el grado de verdad de
esas palabras? Tiende a cero. Si utilizamos la sobrevaloración de las palabras, caemos fácilmente
en el circuito psicopático. Por eso no sirven las escalas de autoevaluación, ni el interrogatorio o la
anamnesis. El psicópata dice lo que conviene decir o lo que se espera que conteste. El valor de lo
que dice el psicópata debe ser colocado entre paréntesis. Si ustedes quieren evaluar al psicópata,
lo importante es lo que hace. Evaluamos al psicópata a través de la conducta, de la acción. El
psicópata puede mentir con la palabra o con el cuerpo cuando actúa o simula, y adapta la
actuación a la persona que quiere captar. Así me contaba una madre que su hijo de 15 años le
pedía las cosas con lágrimas en los ojos para enternecerla, y al padre, que se desesperaba por
conseguir el afecto del hijo, lo manejaba con enojos y haciéndose el ofendido.
Comportamiento fantaseoso
Los mitómanos priorizan las fantasías sobre algunas circunstancias reales. El mitómano
trata de adaptar activamente la realidad a su imaginación, a su personaje del momento, de
acuerdo a la circunstancia. El mitómano es un fabulador que actúa su fábula y su mentira
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activamente en la sociedad. Puede convertirse en el personaje que su imaginación creó y hacerlo
actuar en el medio real, generando en todos la sensación de que están frente a un personaje
verdadero. Está el famoso caso de aquel mitómano que se hizo pasar por el hijo del Presidente de
la Organización de Estados Americanos (OEA), Pérez de Cuellar. En una de nuestras provincias
fue agasajado por toda la sociedad y tratado durante bastante tiempo como un personaje de
alcurnia, hasta que finalmente, la madre, que era una mujer de Buenos Aires, encontró a su hijo y
ahí se pudo revelar la verdad. Era simplemente una persona que no estaba relacionada para nada
con Pérez de Cuellar. El patrón de conducta que sigue el mitómano es establecido por su
imaginación, no por la realidad y suelen mudar de personaje, no está siempre en el mismo
personaje.
Drogas, alcohol
Se manifiesta en la adolescencia
Las acciones que realiza son, desde el punto de vista del psicópata, totalmente ajustadas a
su escala de valores, a su criterio, por eso es que no tienen culpa. Si han tenido la oportunidad de
estar con psicópatas, saben que si se les dice que hicieron algo mal, que hay cosas que no deben
hacerse, les van a contestar "¿Y quién dice lo que está bien hecho y lo que está mal hecho? ¿qué
es lo normal?".Tienen una forma particular de valoración. El psicópata tiene una escala de
valoración que no coincide, a veces, con la escala de valoración general. No porque el psicópata
desconozca la valoración general, es decir las leyes, no es un negado cognitivo, sino que
antepone su escala de valores con respecto a la de los demás. Tal vez porque tiene necesidades
distintas es que valora de diferente manera. ¿Cómo entender sino la apetencia desmesurada de
poder, las rarezas en la sexualidad, la crueldad en el delito, la masacre innecesaria en el
homicidio? ¿Y qué, si no es una necesidad, hace repetir el mismo accionar?
Inteligencia
Cosificación
La cosificación del otro, es quitarles los atributos que hacen a las personas semejantes a
uno. Así como para sacar un clavo, utilizamos una tenaza y una vez utilizada, la tiramos en el
cajón de herramientas, así hace el psicópata con las personas, las usa y cuando no le sirven las
deposita en el cajón de herramientas ya usadas. Hace una cosificación de la persona. Es decir, si
yo cosifico al otro, el otro no es igual a mí. Es algo inferior, neutro, a usar. Fíjense que este
concepto de cosificar, en el sentido exacto del término, se puede implementar como ideología. Si
se les da un arma y les ordenan matar a uno de sus compañeros, no lo van a poder matar, "él es
mi compañero, está en mi aula, es una persona como yo". Sólo se pueden matar "cosas". Ahora,
si se los adoctrina de que ese compañero es un asqueroso y repugnante terrorista, una basura
que hay que destruir porque es un peligro para nuestras familias y a nuestra patria, este hombre al
cabo de cierto entrenamiento, puede tomar un revólver y matar o torturar. ¿Por qué? Porque ya
dejó de ser un igual, pasó a ser una cosa peligrosa. Se puede matar a una cosa, pero a una
persona no.
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La cosificación del otro está en forma innata en los psicópatas y como ideología en muchos
los sistemas políticos.
Situación límite (foto no disponible, hay que imaginarse la situación) : El asaltante apunta con la
pistola martillada en el cuello del rehén cosificado como escudo y atadas sus manos con alambre.
Obsérvese el aumento de la base de sustentación del delincuente, las cejas levantadas y ojos
abiertos que denotan máxima alerta; la postura obligada y de indefensión del rehén que tiene los
párpados edematizados por las heridas. La actitud arriesgada del policía, sólo protegido por los
centímetros de la columna en donde se apoya, está respondiendo más a pautas de
adoctrinamiento que al instinto de supervivencia; véase la postura de la mano derecha, abierta y
palmas arriba, de apoyo al discurso persuasivo y la pistola al cinto, no visible en ese ángulo por el
delincuente, quién momentos después se entregó. Tres vidas penden de este complejísimo juego
psicológico de decodificaciones donde la mínima interpretación errónea es mortal. (Tapa del diario
Clarín, 6/11/98, foto: Pablo Bianchi, www.clarin.com.ar)
Esa es la disyuntiva que se presenta en un hombre que abre la puerta de su casa y siente
detrás de él a alguien que le dice "quedate quieto y entrá, o te mato". En ese momento la víctima
no puede dimensionar en toda su magnitud que el que está detrás lo va a matar, lastimar o hacer
un daño tremendo dentro de su casa. Entonces se enfrentan, por un lado alguien que tiene un
claro objetivo y que está haciendo su trabajo (el delincuente), porque ese es su trabajo y eso que
está frente a él (la víctima) es un estorbo, una cosa. Fíjense las distintas psicologías, el psicópata
está haciendo su trabajo, y para él la cosa (la víctima) es un obstáculo que si molesta lo mata sin
problema. Y, por otro lado, la persona que se siente agredida (la víctima), que mira atrás y ve a
otra persona armada (el delincuente). Hay una distancia psicológica impresionante, que se da en
el grueso de la población. Muy pocos son los agredidos que van armados, y menos aún los que
usan las armas para enfrentarse al delincuente. Son muy pocos los que reaccionan así, tal vez
otro como ellos. Pero generalmente esta distancia psicológica es determinante, y el delincuente lo
sabe.
Manipulación y coerción
La cosificación permite explicar varias de las acciones de los psicópatas. Vemos que son
egocéntricos, manipuladores, utilizan a los demás para conseguir sus propios objetivos. Sólo se
puede manipular a alguien si primero se lo ha seducido, si se lo ha captado. Nadie puede
manipular a alguien que no se deje manipular. Nadie puede hacerle hacer algo que el otro no
quiera hacer. Aquí tendríamos que hacer una división virtual en cuanto a lo que uno lógicamente
quiere hacer y lo que irracionalmente desea hacer. Desde el punto de vista de la lógica del
individuo, de los parámetros de las cosas que se deben hacer, uno dice "yo no quería", "me vi
obligado a hacer tal cosa". Pero desde el punto de vista irracional, tal vez no sea así. Aquí esta
una de las cosas nucleares de la psicopatía con relación a los otros. Yo creo que el psicópata
apunta a esto, puede o tiene la facilidad de captar aquellas necesidades irracionales de los otros.
En el caso de un "estafado", en realidad está trabajando con la ambición del otro, porque le ofrece
una "pichincha", una cosa que en situaciones normales sería muy difícil de adquirir. O sea, el
psicópata trabaja sobre esa parte de la ambición del otro y después, evidentemente, lo engaña.
Recuerdo el caso de un viajante que vendía en las provincias máquinas registradoras a un precio
muy por debajo del real (hecho que era muy comprobable para el comprador); pero al panadero le
vendía una máquina específica para el almacenero y viceversa. Al tiempo el comprador lo llamaba
desesperado porque la registradora no le servía y él, muy amablemente y como un favor se la
cambiaba "por otro modelo" a un precio mucho más alto. En la manipulación hay un grado de
libertad del manipulado que se somete a esto, es distinto de la coerción, que es cuando se utiliza
la fuerza o un mecanismo de fuerza en un sentido físico o psicológico para que el otro direccione
hacia un objetivo. Aquí se usa el temor en todo su gradiente.
¿Cuándo un psicópata es beneficioso para el grupo?
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Este tipo de personalidad tiene como rara habilidad captar las necesidades del otro. Esta
capacidad determina otro rasgo importante, que es la seducción, llevando así a los demás a entrar
en un circuito psicopático. El psicópata les demuestra que le son necesarios, pero que él le es
mucho más necesario a ustedes. Entonces se da un circuito entre el psicópata y la otra persona.
Se establece un circuito mutuo para suplir las necesidades. Este concepto lo desarrollaremos en
las conclusiones al referirnos a la comunicación que establece el psicópata con los patrones
irracionales de su víctima. Si agregamos a esto que son inteligentes y manipuladores, nos damos
cuenta de que es muy difícil resistirse a ellos. Relacionarse con un psicópata es un viaje de ida
con retorno complejo.
Llamamos fracaso al hecho de intentar una acción, llevarla adelante y obtener un resultado
desfavorable. Hablamos de frustración cuando nos topamos con un obstáculo tan difícil que no
podemos ni siquiera intentar la acción para conseguir el objetivo. El fracaso (intentar hacer algo y
que salga mal) genera bronca, rabia y culpa por no haber previsto las consecuencias de la acción,
pero deja siempre una enseñanza "Si yo lo hubiera hecho de tal y cual manera, hubiera salido
bien". En cambio la frustración (no poder llevar adelante la acción) genera sensación de
impotencia. Cuando fracasamos nos ponemos a revisar los pasos que llevaron a ese resultado
desfavorable. Se aprende, se siente culpable de los errores.
Defensa aloplástica
¿Qué pasa con el psicópata? El psicópata no hace ese razonamiento. El psicópata hace lo
que se llama la defensa aloplástica. "Me hicieron fracasar", sitúa la responsabilidad en los otros.
No puede hacer el insight de decir "Yo fui responsable por tal y tal motivo". Ustedes conocen a
psicópatas que son "inocentes de todo". Cuando no pueden salir adelante dicen que la
responsabilidad es del país, que en Estados Unidos sería diferente, podrían progresar, etcétera.
Hacen defensa aloplástica, no se sienten responsables.
La culpa
Para sentir culpa uno debe sentirse responsable de la acción, debe sentir que ha fallado.
Cuando se evalúa que son los otros, el medio o las circunstancias que lo han hecho fallar,
entonces no hay culpa. ¿Por qué un psicópata no tiene culpa? (coloquio)
A: Porque considera al otro como una cosa y no como una persona. Tiene distinta escala de
valores.
M: ¿Por qué tiene distinta escala de valores? ¿De donde viene? ¿Lo trajeron de Estambul?
¿Cómo puede ser que tenga otra escala de valores si nació con nosotros, jugó al fútbol con
nosotros, estaba en nuestra escuela y se conocían nuestros padres?
A: lo que pasa es que el egocéntrico está más atento a su propia necesidad y no a la del grupo.
M: Hay muchos que son así y son los egoístas. Se justifican, pero ellos saben que han cometido
algo vergonzoso. No por eso son psicópatas. Recuerden que los psicópatas son pocos. No
confundan la psicopatía con los egoístas, con los neuróticos, con los ambiciosos, que son otras
variedades dentro de la especie. ¿Por qué no tienen culpa los psicópatas? Los valores morales
vienen de afuera y el individuo los introyecta. El individuo está inmerso en esos valores. ¿Por qué
un individuo cumple una norma?
M: Usted está hablando de que se es bueno a la fuerza, usted está en contra de Sócrates, en
contra de Rousseau (El hombre nace bueno y la sociedad lo hace malo). Se cumple una norma
porque se cree que en el fondo de la norma hay algo bueno para todos, para el grupo. No hay
recompensa suficiente que pueda hacer que uno cumpla una norma, que la siga lealmente,
dignamente, sabiendo que va hacia el mal. Uno cumple la norma porque cree, en el fondo, que
esta norma es para el bien común. Uno cumple una norma porque responde a un bien común, y
es lo dado. Como la sociedad es un resguardo del individuo, entonces se da la retroalimentación,
yo cumplo la normativa y la sociedad me protege a mí, a mis hijos, etcétera. Porque cumplir las
normas corresponde a lo que se llama el bien común. Cuando el individuo comete un acto que es
transgresor, siente culpa. ¿Por qué? Porque él transgrede la ley o la norma, pero pasando a
través de la norma, porque la tiene introyectada. Sabe interiormente que lo que está por hacer es
malo y le genera ese displacer interno llamado culpa. Y no solamente lo sabe, sino que lo siente.
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No solamente sabe la letra, sino también tiene introyectada la melodía, la música de la norma.
Uno atraviesa la norma, la transgrede, pero como resultado obtiene la culpa. Sabe y siente que
está haciendo algo mal. El psicópata, como no tiene introyectada la norma, la bordea. Para él la
norma es un obstáculo, es una piedra a saltar. No la tiene introyectada. Conoce la letra pero no
tiene la música, no tiene la melodía, el sentimiento, no la siente. Rodea la norma como un
obstáculo. Conoce la norma, porque cognitivamente no es un abandonado de Dios, pero no
conoce el sentimiento, no le da importancia al bien común, tal vez no crea que exista el bien
común. Por eso la típica respuesta cuando se le dice "¿Por qué hiciste esto, si no es bueno, no es
normal, no está bien?". Entonces él contesta "¿quién dice que no es normal? ¿Qué, dos o tres
viejos (como decía un paciente mío) se juntaron para decir, esto es malo y esto es bueno?". Uno,
que lo tiene introyectado ni se lo pregunta. La mayoría de nosotros ni se lo plantea. Lo toma como
un acto "casi religioso", un acto de fe, sin razonamiento, sin hacer análisis. Las cosas son así y
punto. Uno no tiene que hacer esto, no tiene que hacer lo otro, ya se sabe que hay qué hacer y
qué no. No hace falta andar explicitando y analizando en cada momento, en cada acción, si es
buena o mala.
A: En realidad, ésta búsqueda del bien común tiene fundamentalmente mayor peso en lo moral.
M: La moral es la forma explícita y simplista de hablar de esto, que es mucho más profundo, una
cosa más implícita. Está introyectada y es algo que se vivencia muy de adentro.
El autocastigo psicopático
El psicópata se castiga fuertemente, con mayor dureza y crudeza con que lo harían las
personas si lo juzgaran a él. ¿Cuándo ocurre eso? ¿Cuándo un psicópata toma medidas más
extremas que las que la propia sociedad adoptaría? El psicópata se castiga y de forma también
psicopática, cuando se da cuenta que viola sus propios valores, cuando quebró sus propios
valores, sus normas de conducta, entonces se autocastiga, y a veces con muchísima crueldad, a
través de castigos muy severos. Esto lo van a ver si trabajan con psicópatas, que hacen muchas
barrabasadas con respecto a los demás, pero se sienten al margen de la culpa. Y de pronto
hacen, para ustedes, una pavada, una tontería y se castigan con saña. Y es porque esa tontería
quebró sus propias normas. Es el caso de algunos suicidios raros, por ejemplo. O sea, existe un
mecanismo de autocastigo muy fuerte en el psicópata. Pero,se castiga rara vez, y siguiendo su
lógica.
Otto Kernberg,(4) enfatiza en que hay que diferenciar lo que es la conducta antisocial de la
estructura de personalidad antisocial y que es muy importante diferenciar la conducta antisocial de
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la criminalidad. La criminalidad es un concepto legal, la conducta antisocial es un concepto clínico
psiquiátrico y critica al DSM III, porque la definición de la personalidad antisocial lo realiza en
términos de conducta criminal. Con respecto a la sinonimia, Kernberg dice que el término
tradicional para el tema que estamos tratando, era de persona psicopática. Luego fue reacción
antisocial y el término contemporáneo es personalidad antisocial.
Para este autor, la personalidad antisocial tiene una estructura de personalidad de tipo
narcisística. Kernberg dice que los fundamentos de esta personalidad son: autorreferencia
excesiva, grandiosidad, tendencia a superioridad exhibicionista, dependencia excesiva de
admiración por parte de otros, superficialidad emocional, crisis de inseguridad que alternan con la
grandiosidad usual. Luego, dentro de las relaciones de objeto (con los otros), sería intensa envidia
consciente e inconscientemente, mecanismos contra la envidia, especialmente tendencia de
explotación, incapacidad de depender de otros, falta de empatía con nosotros, falta de
compromiso interno en otras relaciones. Luego habla de las formas leves de patología del
SuperYo, dentro de las estructuras narcisísticas: la incapacidad de experimentar depresión, la
tendencia a tener grandes cambios de ánimo, una tendencia a estar regido por vergüenza en vez
de culpa, el hecho de hacer actos antisociales. En este sentido, el temor a que lo pillen determina
ser honrado y no un sentimiento de una moral interna. El sistema adolece de valor ético adulto, o
sea que, para Kernberg, los valores son infantiles.
La persona narcisística quiere ser admirada, porque es la más rica, la que tiene más
objetos, porque es la más bonita, la mejor vestida, un contraste por querer ser estimada por los
valores más adultos. Y con respecto a la patología del Super Yo grave, que para Kermbeg
constituye el síndrome del narcisismo maligno, las características son: conducta antisocial,
agresión egosintónica dirigida contra otros en forma de sadismo o dirigida contra sí mismo en
forma de tendencias automutiladoras o suicidas, sin depresión y una orientación paranoidea.
La otra característica es total incapacidad de una relación afectuosa con otros. Hay
relaciones de tipo parasitarias. El paciente, por ejemplo, dice el Dr. Kernberg, puede tener una
excelente relación con su tía, resulta que la tía es la que le da dinero todo el tiempo, es la única
persona con quien se cuida de mantener una buena relación.
Otra característica que se nota es la ausencia de planear "a futuro" y muchas veces el
individuo actúa, aunque sea muy inteligente, como si no tuviera ninguna conciencia de las
consecuencias para él mismo de su comportamiento. Hay indiferencia por su futuro a largo plazo y
también suscribe (como todo el resto de los clásicos) que hay una falta de capacidad de
aprendizaje, no aprende de sus propios errores y hay una repetición eterna de los mismos
patrones conductuales.
Otto Kernberg cuenta una anécdota que es muy importante y ejemplificadora, que le ocurrió
a él mismo, dice "Yo tenía un psiquiatra en formación que robaba y yo no lo sabía y después de
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terminar su formación me pidió cartas de recomendación. Se las di en dos oportunidades, para
dos ocasiones distintas y después me llegó una carta donde el director de la última institución,
enfurecido, me decía que cómo una persona como yo mandaba cartas de recomendación de
alguien que robaba en forma constante y desmesurada. Este psiquiatra vino a verme para pedirme
una tercera carta de recomendación y entonces yo lo confronté con la información de éstos
directores", y la reacción de él fue "ah, claro, si yo sabía que estos me iban a perseguir". "O sea
que le preocupó que lo persiguieran, no tuvo ninguna preocupación por el cambio mío en la
relación con él. Y cuando yo le pregunté que pensaba él de mi reacción frente a toda esta
situación, él me dijo "me imagino que usted está enojado conmigo, porque yo lo he engañado, si
quiere no me dé la carta". Es decir que no tuvo capacidad de darse cuenta de mi reacción de
tristeza por la pérdida de la relación interna con un hombre que era muy inteligente y como les
dije, yo lo había supervisado durante un tiempo. Ahora ustedes me pueden preguntar ¿cómo
usted no hizo el diagnóstico? Es sumamente difícil, como veremos en algunos momentos más,
hacer el diagnóstico fuera de una situación clínica claramente definida, socialmente hacemos los
errores más garrafales con este tipo de estructura de personalidad, por lo menos en el corto
plazo".
Otto Kernberg hace un diagnóstico diferencial entre tres tipos de estructuras, 1) el síndrome
del narcisismo maligno, 2) la estructura social propiamente dicha, 3) la personalidad narcisística
con conducta antisocial. El síndrome del narcisismo maligno tiene conducta antisocial, tiene una
estructura narcisística y tiene un narcisismo maligno. Pero no tiene capacidad de relaciones no
explotadoras, no tiene capacidad de identificación con valores morales, no tiene capacidad de
compromiso con los otros y no tiene capacidad de sentimientos de culpa. La estructura antisocial,
propiamente tal, tiene conductas antisociales, estructura narcisística, no tiene narcisismo maligno,
sí tienen incapacidad de relaciones no explotadoras, tiene incapacidad de identificación con
valores morales, tiene incapacidad de compromiso con otros, tiene incapacidad de sentimientos
de culpa.
Las personas narcisísticas con conducta antisocial, además de una conducta antisocial
tienen una estructura narcisística, pero no tiene narcisismo maligno, incapacidad de relaciones no
explotadoras, incapacidad de identificación con valores morales, tampoco tienen capacidad de
compromiso con los otros, menos, incapacidad de sentimiento de culpa. Con respecto a esta
última personalidad (narcisismo con conducta antisocial), no tiene síndrome de narcisismo
maligno y solo tiene la personalidad narcisística con conducta antisocial; son individuos cuya
conducta es de tipo pasivo - parasitario.
Henderson había clasificado a los psicópatas en agresivos, pasivos y creadores. Kernberg
discute esto de creadores, pero dice que en la conducta permanentemente agresiva (ataque
armado, robo con asalto, agresión física), hay un síndrome de narscisismo maligno. En cambio,
cuando las tendencias antisociales son pasivas, tenemos la mentira crónica, el robo pasivo, la
explotación parasitaria en lugar de la agresión directa.
Dice Kernberg que en todo individuo narcisista deben investigarse las tendencias
antisociales. Pone por caso a un profesor universitario de estructura narcisista al que le preguntó
en medio de la entrevista "¿Ha tenido problemas con la ley o el impulso de estar envuelto en
situaciones que puedan crearle problemas con la ley, por ejemplo, deseos de robar?" Y él le
contestó "¿y cómo lo sabe usted?" Y resulta que el hombre robaba en librerías de arte, porque su
especialidad era el arte y sentía que podía apreciar mucho mejor esos libros que todos los demás
y tenía el derecho de robar los libros que no podía pagar.
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DSM IV
Nos falta tratar el tema con respecto al DSM IV. En él funciona un rubro que se llama
trastornos de la personalidad. Habíamos definido a la personalidad como una manera de ser.
Decimos que el psicópata no es que tiene una psicopatía en el sentido de que se puede tener una
tuberculosis, o algo transitorio o mutable, sino que es un psicópata. El psicópata es una manera
de ser en el mundo, entonces la pregunta es ¿la personalidad se puede trastornar?. Yo creo que
no se puede hablar de un trastorno de la personalidad, siguiendo este razonamiento. Yo pienso
que el término trastornar o desordenar es inadecuado. Una persona es estable, es una manera de
ser, ¿cómo se va a trastornar? ¿Cómo va a desordenarse? Pienso que el término es totalmente
inadecuado.
Es un intento para no hablar de psicopatías, porque el término psicopatía también está muy
vapuleado, llega a ser algo peyorativo. Alguien comete un acto agresivo porque sí, el cuñado de
uno, por ejemplo, y pasó a ser un psicópata; Leo Kaner ironizaba: "un psicópata es alguién a quien
no se quiere". Pero de ahí a decir que es un trastorno de personalidad hay un trecho.
Los trastornos de la personalidad están reunidos en tres grupos que se basan en las
similitudes de sus características. El grupo A incluye los trastornos paranoide, esquizoide y
esquizotípico de la personalidad. Los sujetos con estos trastornos suelen parecer raros o
excéntricos. El grupo B incluye los trastornos antisocial, límite, histriónico y narcisista de la
personalidad. Los sujetos con estos trastornos suelen parecer dramáticos, emotivos o inestables.
El grupo C incluye los trastornos por evitación, por dependencia y obsesivo-compulsivo de la
personalidad. Los sujetos con estos trastornos suelen parecer ansiosos o temerosos. Hay que
señalar que este sistema de agrupamiento, si bien es útil a efectos de investigación o docencia,
tiene importantes limitaciones y no ha sido validado de forma consistente. Además, es frecuente
que los individuos presenten al mismo tiempo varios rasgos de la personalidad pertenecientes a
grupos distintos.
Características diagnósticas
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las siguiente áreas: cognoscitiva, afectiva, de la actividad interpersonal o del control de los
impulsos (Criterio A). Este patrón persistente es inflexible y se extiende a una amplia gama de
situaciones personales y sociales (Criterio B) y provoca malestar clínicamente significativo o
deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo (Criterio C). El
patrón es estable y de larga duración y se puede descubrir que su inicio se remonta al menos a la
adolescencia o al principio de la edad adulta (Criterio D). El patrón no es atribuible a una
manifestación o una consecuencia de otro trastorno mental (criterio E) y no es debido a los efectos
fisiológicos directos de una sustancia (por ejemplo, una droga, una medicación o la exposición a
un tóxico) ni a una enfermedad médica (por ejemplo, traumatismo craneal) (Criterio F).
También se proporcionan criterios diagnósticos específicos para cada uno de los trastornos
de la personalidad incluidos en esta sección. Los ítems en cada grupo de criterios para cada uno
de los trastornos de la personalidad específicos son enumerados en orden de importancia
diagnóstica decreciente según los datos relevantes sobre eficiencia diagnóstica (cuando existen).
Vamos a hablar del paranoide(12), para tomar un solo ejemplo, como lo encara el DSM IV,
ustedes van a ver que la esencia del paranoide es la desconfianza, la falta de fe. La fe es una
creencia ingenua, no analizable, de un precepto, de una doctrina. Cuando uno usa la fe como
fundamento, no se cuestiona nada. En general usamos este patrón de fe para movernos en la
vida. Creemos que las cosas van a salir bien o que las cosas se van a repetir tal cual se repitieron
ayer o antes de ayer y van a seguir con una proyección semejante, que vamos a entrar a nuestra
casa y no va a haber un extraño robándonos, no vamos a encontrar muertos a nuestros familiares,
o que no va a caer una bomba en Buenos Aires, en fin, hay toda una serie de creencias que nos
ayudan a vivir tranquilos. En el paranoide se produce una ruptura de esta fe, de esta confianza
básica. Dice "esto que se me presenta hay que razonarlo", es decir no se entrega
espontáneamente a las circunstancias, sino que utiliza una herramienta, que es el razonamiento.
Esto le produce duda, quiebra la fe, por eso el paranoide es una persona que está alerta, a la
expectativa, en lucha ante la posibilidad de que algo sea agresivo para él. Rápidamente nos
damos cuenta de que el paranoide es un hombre temeroso y que en la esencia del paranoide está
el miedo.
¿Por qué uno se defiende? Uno se defiende porque tiene miedo. Está temeroso de ser
perjudicado, atacado. Es un hombre a la defensiva. Y cuando uno está a la defensiva, no es
espontáneo, está tenso. Cuando se está en lucha no se puede disfrutar. Recién cuando uno se
relaja puede disfrutar, sino está a la expectativa, hiperalerta, mirando de dónde va a venir el
sablazo. El miedo subyace en todo. Una vez que entendimos esto, rápidamente se entienden las
demás cosas, lo de la suspicacia, lo de buscar las claves "este me dijo tal cosa, ¿qué me habrá
querido decir?". En un grupo "aquellos dos están hablando, ¿a ver si están hablando algo en
contra mío?". Ahí viene la autorreferencia, la susceptibilidad, estar pensando de qué manera una
leve señal, despierte una reacción grande, esa es la susceptibilidad. Son hiperrazonantes y el tipo
de razonamiento que usan es el deductivo, es decir, parten de un concepto general y lo adaptan a
los hechos particulares. En otras palabras, son prejuiciosos. O sea, se manejan con un juicio
previo y tratan después de corroborarlo con lo que está pasando.
Un ejemplo rápido: parten del prejuicio "mi pareja me es infiel" y desde ahí tratan de buscar
elementos, hechos particulares que puedan corroborar el pensamiento inicial, el prejuicio de ser
engañado por su pareja. No es un razonamiento de tipo inductivo, que parte de los hechos
particulares, y por sumatoria obtiene una conclusión general. Por ejemplo, la esposa llega tarde, la
ropa está toda arrugada, tiene pastitos en el pelo, etcétera. Y concluye inductivamente que tal vez
lo engaña. Ese es el pensamiento inductivo.
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Este exceso de razonamiento tiene sus pro y sus contras. Le da al paranoide cierto aire de
suficiencia. Suelen ser inteligentes, con un buen capital ideativo. Y creen que siempre tienen
razón. Son muy críticos, no están conformes, siempre les falta algo, no están satisfechos nunca.
Es el famoso "si, pero yo lo hubiera hecho así". El paranoide es descalificador.
La otra característica es el respeto por las jerarquías, es una persona que cuando respeta a
su jefe, es un muy buen colaborador y puede llegar a ser sumiso a pesar de que es un
hipervalorado. Puede tener acciones de esclavo, cuando su jefe le da órdenes y a su vez ser un
tirano con sus subordinados o con su la familia. Tiene un manejo del humor bastante particular,
con los amigos puede ser alegre, compañero, y dentro de casa es un amargado, seco.
Cuando se leen los criterios que maneja el DSM IV, como en este caso que describimos al
paranoide, se llega a la conclusión que uno conoce a muchos paranoides tanto en su trabajo como
entre sus familiares o incluso uno mismo. Es decir que son muchos los que pueden ser señalados
como paranoides. Es entonces evidente el choque conceptual con Schneider, para quien los
psicópatas son pocos. Creo que el DSM IV es más una tipología, un estudio sobre variedades
conductuales, que una conceptualización sobre psicopatías, salvo en el tipificado como trastorno
de la personalidad antisocial.
ROBERT D. HARE
Basados en los trabajos de Cleckley, en 1976, Hare, Hart y Harpur, han propuesto diez
criterios para el trastorno de la personalidad psicopática (1991) que son los siguientes:
1. Locuacidad y encanto superficial;
2. Autovaloración exageradamente alta/arrogancia;
3. Ausencia total de remordimiento;
4. Ausencia de empatía en las relaciones personales;
5. Manipulación ajena con recurso frecuente de engaño;
6. Problemas de conducta en la infancia;
7. Conducta antisocial en la vida adulta;
8. Impulsividad;
9. Ausencia de autocontrol;
10. Irresponsabilidad.
Psychopathy checklist reviset (PCL-R) Hare 1991 (para información de cómo usar esta escala y
conseguir los materiales necesarios, consultar en internet: www.hare.org)
1 Locuacidad
1 Encanto superficial
1 Sensación grandiosa de autovalía
1 Mentiras patológicas
1 Dirección
1 Manipulación
1 Falta de remordimiento y culpabilidad
1 Escasa profundidad en los afectos
1 Inestabilidad
1 Falta de empatía
1 Fracaso de aceptar responsabilidad de las propias acciones
2 Necesidad de estimulación
2 Tendencia al aburrimiento
2 Estilo de vida parásito
2 Escaso control conductual
2 Problemas de conducta tempranos
2 Falta de metas realistas a largo plazo
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2 Impulsividad
2 Irresponsabilidad
2 Delincuencia juvenil y revocación de la libertad condicional
Totales
Puntuación:
F1= Rasgos centrales de la psicopatía.
F2= Rasgos de inestabilidad.
Total:
Valoración:
2 Puntos: cuando la conducta del sujeto es consistente y se ajusta a la cualidad o intención del
ítem.
1 Punto: el ítem se ajusta en cierta medida pero no en el grado requerido para puntuar dos.
Existen dudas, conflictos en la información que no pueden resolverse en favor de una puntuación
2, ni tampoco en 0.
0 Puntos: el ítem no se adecua. El sujeto no muestra el rasgo o la conducta en cuestión que
propone el ítem.
Conclusión:
0-20: normales.
21-30: grupo medio.
31 o más: psicópata.
O sea que cuando ustedes vean una mujer golpeada y le pregunten cuánto hace que la
golpea y diga hace 5 años, es que hay un acuerdo tácito de violencia. Porque una persona la
puede golpear una vez a su pareja, pero no un año seguido... Cuando el complementario tiene un
enganche del 100% con el psicópata, es muy poco lo que se puede hacer. Se puede actuar
cuando hay pocos anclajes. Es ahí cuando la persona que está con un psicópata consulta, si no,
no consulta. O bien lo hace por otras patologías. En los ajustes 100%, como se da en algunas
parafilias, nadie consulta. Se consulta cuando hay pocos anclajes y el sufrimiento es bastante duro
de soportar (el psicópata hace sufrir).
41
Si una persona tiene dos anclajes (por ejemplo sexual, que es uno de los más firmes)
consulta, ¿qué le dirían ustedes?, ¿cómo zafarse de un psicópata? Para un psicópata ¿qué son
los complementarios? Son objetos que le pertenecen por fuera de cualquier otra normativa legal,
social, o la que les parezca. Todo esto de acuerdo a sus códigos psicopáticos, no hacia las leyes.
No crean que se van a salvar porque van a un abogado, porque eso no le importa al psicópata.
Esa persona le pertenece y se acabó. Porque él así lo considera. Entonces el problema de
separar al psicópata del complementario es muy complejo.
¿Cómo convencer al paciente de que ponga distancia y que no diga que primero quiere
hablar con él? En primer lugar tenemos que aumentar el alicaído Yo de esta persona. Porque el
psicópata socava la autoestima del otro, y al final el otro cree que gracias al psicópata es alguien,
porque si no ella es lo que es, una basura. Lo primero que hay que hacer es elevarle la
autoestima, fortalecer a la persona complementaria y en segundo lugar hacer pedagogía,
explicarle en qué consiste la personalidad de su pareja. Tienen que ser creativos, fortalecerles la
autoestima como puedan. Tienen un caso muy particular y muy especial, y tal vez las normativas
estándar de cómo implementar técnicas psiquiátricas no sirven para nada o sirvan poco. Como
integrante del problema hay una persona con códigos propios, no pueden implementar ustedes
técnicas que den resultados para el común y menos aferrarse rígidamente al libro de siempre.
Fortalecerle el yo, fortalecerla, elevarle la autoestima. Y luego sí, una vez que está logrado este
objetivo, que tenemos la docencia hecha, nos fijamos si alguna persona del entorno familiar del
complementario nos puede ayudar, alguien que sea una persona significativa desde siempre. Ya
se van a dar cuenta, cuando estén tratando esto, que vamos a necesitar a un tercero que sirva de
apoyo. Luego hay que revisar la logística. La logística consiste en saber cuáles son las
factibilidades, con qué se cuenta para que esta mujer lleve adelante las indicaciones que se le
dan. De lo contrario se está fantaseando y generando utopías.
Una vez que tenemos aumentada la autoestima, hecha la pedagogía, la logística del
entorno, recién ahí podemos instrumentar el salto. O sea, imponer distancia con el psicópata. Esto
debe ser hecho, de acuerdo a mi experiencia, con total y absoluta dureza. Ustedes deben instruir
a la paciente que sea extremadamente dura y sin concepciones, sin ninguna concepción de
ningún tipo, porque él no la va a tener con ella. El tipo de contacto que tiene que tener con el
psicópata desde ese momento en adelante, es cero. No debe, ni directa o indirectamente,
relacionarse con el psicópata. Miren de la dureza y de la postura extrema que la que estoy
hablando. ¿Por qué? Porque apenas "B" aviste a "C", se reinicia el circuito y ahí, todo vuelve
atrás. Esto, a veces, no se puede instrumentar la primera vez porque la mujer quiere hablar,
quiere explicarle, pero apenas el psicópata la ve, tiene la posibilidad de hablar tres o cuatro
palabras con la persona y es suficiente, esto es una cosa de sugestión animal, la lógica queda
muy atrás.
42
LA RESPONSABILIDAD LEGAL DEL PSICÓPATA
1. No puede ser declarado a priori insano, si no es con un peritaje previo. La regla principal es
que un imputado está cuerdo hasta que se demuestre lo contrario. Si nos basamos
estrictamente en lo legal, los psicópatas son responsables, ya que conocen perfectamente
las normas, al igual que todos los demás. En cambio si nos referimos a lo estrictamente
moral, el prejuicio se vuelve más ambiguo, porque el psicópata carece de apego emocional
y sentido de culpabilidad.
2. Impulso irresistible. Esta regla afirma que el sujeto puede conocer la diferencia entre el bien
y el mal, pero tener el impulso irresistible de cometer el acto. Esto no es compartido por
todos, ya que algunos encuentran ambigüedad en la definición de irresistible al impulso.
Impulso implica espontaneidad (incapacidad para demorar la gratificación) y en algunos
casos el psicópata prepara cuidadosamente su crimen durante largo tiempo antes de
cometerlo.
3. Se propone que el sujeto no es responsable criminalmente si su acción delictiva es
producto de su enfermedad o su tara mental. En Estados Unidos, por ejemplo, en el modelo
del Código Penal de 1962, se expone que una persona no es responsable de una conducta
criminal, si en el momento de realizar tal conducta tiene disminuidas sus capacidades
fundamentales para ejercer la criminalidad por la conformidad de su conducta con la ley,
como resultado de un trastorno o tara mental.
O sea que hay tres posibilidades en teoría que la ley ofrece en los tribunales mundiales y
son las siguientes:
a) Responsabilidad total: castiga a un individuo anormal del mismo modo que al normal;
b) Responsabilidad atenuada: no hay solución plausible, ya que después de una corta estancia
en prisión encuentran mejores condiciones para volver a delinquir.
c) Exención de responsabilidad: equipara al psicópata como un enajenado debiendo ingresar a
un hospital psiquiátrico.
En Estados Unidos, el Tribunal Supremo (sentencia de abril de 1988) dice que el concepto
estadístico de considerar la psicopatía como una desviación del comportamiento, tiende en la
actualidad a ser sustituido por una anomalía estructural de la personalidad y por ello como
auténtica enfermedad mental, tal y como la consideraba la Organización Mundial de la Salud. Y en
su virtud reduce la pena por homicidio en dos grados quedando rebajada a cuatro años de prisión.
En Argentina
El hecho de no ser consideradas personas enfermas, abre una polémica dentro del campo
de la medicina legal.La postura actual es no considerarlos personas enfermas. En ocasiones
ciertas conductas los ponen en contacto con el sistema judicial (robos, violaciones, homicidios,
etcétera). Pueden discernir y entender la criminalidad de sus actos y dirigir sus acciones, en
consecuencia son responsables por lo que hacen. No entrando en las condiciones de
inimputabilidad del artículo 34 del C. P. (no son enfermos) siendo, por lo tanto, punibles.
El doctor Vicente Cabello, médico legista argentino, sustenta otra postura. Opina que ante
toda psicopatía debe investigarse exhaustivamente la posibilidad de una noxa cerebral. Considera
que son personas enfermas, la conducta que tienen no es porque sí, sino que es producto de su
enfermedad, en consecuencia, para esta escuela, son inimputables(16).
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La comunidad, el hecho de pertenecer a un grupo, significa para el individuo un resguardo,
un sistema de seguridad. En ese grupo, él va a tener un deber, una responsabilidad y deberá
seguir un código. A cambio de eso el grupo, a su vez, lo protege de circunstancias que pueden ser
riesgosas para un solo individuo. El deber, entonces, es la responsabilidad del individuo frente el
grupo, es un hecho extrínseco, objetivable; se sabe si tal individuo cumplió o no con su deber, si
ha sido responsable o no.
Luego están los principios personales, los códigos propios de cada individuo, eso es interno
y solamente él tiene en cuenta, para sí mismo, si ha cumplido o no con sus principios. El código
personal, los propios principios, es absolutamente subjetivo. No cumplir con esos códigos
individuales genera culpa. Así en ocasiones, se puede faltar al deber, ser irresponsable desde el
punto de vista objetivo y desde el punto de vista de la mirada del grupo hacia el individuo. Pero,
para él, si ese acto o esa acción que cometió tiene una justificación personal, privada, coherente
con su código personal, no manifiesta para sí mismo culpa, no se siente culpable.
Existen, por un lado la ley, las normas, y por otro lado las ambiciones del individuo. Las
ambiciones individuales deben encajar o seguir las reglas de juego, los códigos de la sociedad
para conseguir un equilibro adaptativo. Hay límites a la ambición. La sociedad tolera ciertos
errores, pero no la ostentación del error.
El psicópata no transgrede las normas. Transgredir es valorar (conocer y sentir) las normas
y a pesar de ello sortearlas. El psicópata ve a las normas como un obstáculo a sus ambiciones. La
norma no le genera el temor inhibitorio que a la mayoría de las personas. La norma tiene un
enunciado y un significado por sí (explícito) y por la amenaza (implícita) que implica su no
seguimiento. Es decir, en toda ley hay una amenaza, una apelación a las consecuencias negativas
que pueden ocurrirle al individuo de no seguirlas. Subyace una prohibición, un daño a futuro para
aquel que no la cumpla.
Toda ley, toda norma, genera temor e implica la posibilidad de castigo. La ley está hecha
para domar, para doblegar y para condicionar las conductas instintivas de los individuos y
entornarlas con el siguiente lema "Si quieres pertenecer a este grupo, estas son las reglas. Si se
cumplen las reglas estás dentro, si no las cumples estás fuera". El psicópata tiene la particularidad
de estar dentro del grupo y de sortear alguna de sus normas pero no todas, de lo contrario sería
desplazado del grupo. ¿Hasta cuándo sucede esto? Hasta que en algún momento se extralimita
fuertemente y es "descubierto y señalizado". Un personaje poderoso, recientemente fallecido,
seguía un concepto sobre el poder. Él decía "el poder es tener impunidad, es hacer sin temer las
consecuencias".
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diferencia de la fabulación, que también es una transgresión a la verdad , pero por el mero hecho
de satisfacer el ego. Es lo que utiliza el fanfarrón.
El psicópata puede sortear todo tipo de normas, pero no el 100% de las normas, sino sería
rápidamente detectado y eliminado del grupo. Puede sortear las normas, la ley social, y
convertirse en un delincuente, estafador o un revolucionario. Puede no cumplir las leyes éticas, en
general, de la sociedad o puede tener conductas sexuales como la prostitución, la
homosexualidad y cualquier otro tipo de perversión.
Dentro de las alteraciones de la ética, está su particular relación con los otros seres
humanos, que es la cosificación del otro, que le permite utilizarlo como una cosa, como un objeto
de intercambio o de utilidad. Esta cosificación es lo que explica, tal vez, llegar a torturar o matar al
otro. Hay distorsión en el modo de autoestimulación, por eso a veces cae en la droga y el alcohol.
Algunas conductas psicopáticas pueden parecen ilógicas (visto desde afuera), pero es
perfectamente lógica para el psicópata. Son lógicas distintas, son sistemas de razonamientos
distintos, códigos distintos y valores diferentes basados en necesidades distintas. La conducta
psicopática puede, ser a veces, de mucha inestabilidad frente a estímulos objetivamente
pequeños (para el normal), o al revés, el psicópata puede permanecer con una conducta de
mucha estabilidad, a pesar de las fluctuaciones del ambiente, es decir, puede permanecer sereno
en situaciones que desestabilizan a la mayoría.
Descriptor de psicopatía(15)
A los rasgos psicopáticos los reunimos en tres grupos, A) Los derivados de satisfacer
necesidades distintas al común, B) Los derivados de la cosificación de las personas y C) los actos
psicopáticos graves. Los rasgos del grupo A y B deben ser investigados a través de la biografía y
evaluados. Hay presunción de psicopatía si presentan rasgos correspondientes a los subgrupo A1,
A2, A3, A4 y al grupo B. Lógicamente, la presencia de un hecho del punto C señala al psicópata
por sí solo.
45
7. Insensibilidad
a) Crueldad
b) Tolerancia a situaciones de tensión
C. ACTO PSICOPÁTICO GRAVE
1. Tormenta psicopática
a) Homicidio brutal
b) Masacre
c) Violaciones en serie
d) Otros actos asociales graves
2. Perversiones sexuales
El fracaso lo derrumba: Los momentos de crisis de los psicópatas son producidos por
frustraciones y fracasos. Siempre coloca la responsabilidad de su fracaso o su frustración, en lo
otro, en lo externo (defensa "aloplástica"). El éxito del psicópata en el medio social, no asegura
que se estabilice. En ocasiones después de mucho esfuerzo, destruyen todo lo que han hecho,
por un acto banal, por un impulso. Esto es desconcertante para el "normal" que observa esto, que
ha seguido toda la trayectoria y el accionar de la inteligencia de éste hombre exitoso y sin
embargo, por una tontería, destruye todo andamiaje. Los casos resonantes de personajes
internacionalmente importantes, me eximen de más comentarios. Dentro de los tipos de
psicópatas, en su relación con el sistema, están:
Los que aprovechan el sistema, para sacar beneficio (estafadores menores, algunos
políticos, especuladores);
Los que confrontan con el sistema dentro del sistema (delincuentes, estafadores graves,
criminales, políticos extremistas, tanto de derecha como de izquierda);
Aquellos que quieren cambiar el sistema (los que se marginan, y desde la marginación
tratan de romper el sistema).
Cualesquiera sea la pertenencia del psicópata en estos tres grupos, siempre están contra el
orden establecido. Hay algo en el psicópata que le impide aceptar el orden establecido. Así lo
vemos al querellante fatigar tribunales apelando una justicia que nunca termina de convencerlo. Y
si la "justicia" se demora o no es suficiente ¿por qué no ser él mismo el que la ejecute? El
psicópata pude tener tres tipos de conductas:
a) Accionar normal: es su parte adaptada al patrón conductual normal. No se le "nota" la
psicopatía.
b) Accionar psicopático: es la manifestación de sus conductas psicopáticas. La ejerce sobre
determinadas personas, complementarios o víctimas.
c) Tormenta psicopática: es la conducta psicopática desestabilizada. De gran inestabilidad
emocional y tensión interna, que el psicópata trata de equilibrarla a través del rito
psicopático, grupo de conductas repetitivas (el patrón conductual psicopático). Hay
impulsos y automatismos. Intensa descarga de la tensión interna sobre lo externo. No
puede parar sus acciones hasta lograr reestabilizarse. La forma que toma esta
desestabilización dependerá del tipo y grado de psicopatía. Aquí es donde se producen los
homicidios seriales o extremadamente crueles, las violaciones, destrucciones y también los
suicidios. Es donde el psicópata de tipo asocial deja su sello, su marca personal.
El psicópata en general, se justifica a sí mismo en todas sus acciones. Suele ser acusador y
crítico. A la pregunta ¿por qué el psicópata no sigue las normas? La respuesta es simple, porque
las normas no se ajustan a sus deseos. Este tipo de personalidades tienen un particular sentido de
la libertad. Ser libre es poder hacer sin impedimentos. Poder optar. Las trabas a la expansión de la
acción, pueden ser internas o externas. Si estos seres minimizan sus trabas internas (llámese
represión, inhibición o remordimiento) sólo les quedan las trabas externas. Si los impedimentos
externos no están corroborados por la propia lógica ni tienen el peso de los sentimientos, a qué
seguirlos. Se convierten en algo artificioso, armado por otros. Un como sí lúdico. Un juego donde
se conocen las reglas, los obstáculos, pero en el fondo es todo fantochada. Es así un jugador sin
impedimentos que conoce los impedimentos. ¿No será este uso particular de la libertad lo que lo
hace seductor al apelar a las libertades reprimidas del otro? Tal vez el psicópata busque detrás de
las máscaras, de la imagen, de la "persona", al "animalito" deseoso y encerrado que todos
llevamos dentro y lo anime a participar en un juego ambivalente de satisfacciones y angustias. Es
campo de estudio del biólogo la variabilidad de la especie humana (raro – común); del sociólogo el
ajuste del individuo en el grupo (adaptado – inadaptado); del moralista (religioso, ético) valorar lo
bueno y lo malo; del legista juzgar las responsabilidades; del psicólogo las motivaciones de la
conducta individual. El médico debe limitarse a su estricto campo que consiste en evaluar si una
persona está sana o enferma. Y, el psicópata, puede ser raro, inadaptado, malvado, delincuente o
tener una conducta incomprensible, pero, no es un enfermo.
Bibliografía:
1. Bruno, Antonio; "Personalidad perversa post traumática", tesis de doctorado, 1958.
46
2. Garrido Genovés, Vicente; Técnicas de tratamiento para delincuentes, Ramón Areces,
Madrid, 1993.
3. Garrido Genovés, Vicente; Psicópata; Editorial Tirant Lo Blanch; Valencia; 1993.
4. Otto Kernberg, Diagnóstico Diferencial de la Conducta Antisocial, Revista de Psiquiatría,
1988,volúmen 5, página 101 a 111, Chile
5. Bruno, A.; Tórtora, G.; " Las psicopatías", Psicología forense, Sexología y praxis, año 3, vol.
2, Nº 4, año 1996.
6. Pinel, Philippe "Tratado médico filosófico de la enajenación mental o manía", Ediciones
Nieva, Madrid 1988.
7. Schneider, Kurt, "Las personalidades psicopáticas", Ediciones Morata, 8º edición, Madrid,
1980
8. Laplanche, J., Pontalis B. "Diccionario de psicoanálisis", Editorial Labor, Barcelona, 1981.
9. Berrios, G. "Puntos de vista europeos en los trastornos de la personalidad", Comprehensive
Psychiatry, Nº 1, 1993.
10. Bercherie, Paul, Los fundamentos de la clínica, editorial Manantial, Buenos Aires, 1986.
11. Gregory R. L., Diccionario de la Mente, Editorial Alianza, Madrid, 1955.
12. Marietán, H., Semiología psiquiátrica. Funciones básicas. Editorial Ananké, Buenos Aires,
1996.
13. DSM IV, Editorial Mason, Barcelona, 1995
14. Oates, J., Babilonia, Ediciones Martínez Roca, Barcelona, 1989.
15. Marietán, H., Semiología psiquiátrica. Grupos sintomáticos. Editorial Ananké, Buenos Aires,
1998.
16. Cabello, V., Psiquiatría Forense en el Derecho Penal. T3, Editorial Hammurabi, Buenos
Aires, 1984.
EL COMPLEMENTARIO DEL PSICÓPATA(1) Dr. Hugo Marietán(2)
Este tema está abordado principalmente desde el punto de vista clínico, es decir, acentuando lo
descriptivo.
La psicopatía es una manera de ser, es una personalidad, una variante de los tipos humanos. No
es una enfermedad, sino una manera de ser atípica, infrecuente y estridente, por su patrón
conductual que desentona, en ocasiones, con el patrón general de conducta de la comunidad.
El psicópata es una persona que tiene un comportamiento distinto porque tiene necesidades
distintas que satisfacer. Por eso hace un uso particular de la libertad, crea códigos propios, repite
patrones conductuales y tiene necesidades de estímulos intensos. Todo esto analizado desde una
persona común que ve al psicópata como a alguien que está, en algunos aspectos de su conducta,
desadaptado. El psicópata no tiene un tipo de conducta psicopática en el cien por ciento de su
accionar; se muestra psicopáticamente en determinado tipo de relaciones.
Otra característica básica es la cosificación, que implica quitarle al otro los atributos que lo
valoran como persona, es decir, desjerarquizarlo para considerarlo un objeto y, desde esta
maniobra psicológica, poder manipularlo.
Finalmente, en el acto psicopático grave, el psicópata comete una acción de tal magnitud
que ese solo hecho lo describe.
El asociativo: es cuando un psicópata entra en relación con otro psicópata. Este tipo de
asociación se da cuando el proyecto que debe realizar lo supera ampliamente como individuo.
La relación es tensa y el equilibrio se mantiene mientras persista el objetivo. Hay que recordar
(1)
Conferencia presentada en el 7º Congreso Internacional de Psiquiatría organizado por la AAP el 18 de octubre de 2000. Mesa
Redonda: "Psicopatía". Este tema puede ser complementado con la lectura de dos artículos anteriores: 1) Personalidades
psicopáticas, revista Alcmeon 27, noviembre 1998 y 2) Descriptor de psicopatía, Alcmeon 31, noviembre de 1999; que pueden ser
bajados de Internet del sitio www.alcmeon.com.ar o www.marietan.com.ar
(2)
Médico Psiquiatra del Hospital Borda; Docente Adscripto de la Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Dirección:
Mitre 339, (1878) Quilmes, Buenos Aires, Argentina. E-mail: hugo@marietan.com, Internet: www.marietan.com
47
que estamos hablando de personas altamente narcisistas, egocéntricas; en consecuencia, el
apego que puedan tener sólo lo justifica el objetivo.
El segundo modo de relacionarse con el otro es el tangencial, es decir, cuando el psicópata se
encuentra con la víctima ocasional; cuando ejerce su psicopatía en función de una acción de
tipo delictiva, una violación, una estafa, por ejemplo. Es un encuentro ‘puntual’.
El complementario
Se observa que se forma un circuito psicopático persistente; y pienso que ningún sistema
permanece si no cubre una necesidad. El tipo de necesidad que satisface el complementario con el
psicópata, o el tipo de anclaje que hace que esa relación se mantenga, no tiene su base en la
lógica, sino en lo irracional.
El disfrute secreto
Desde la lógica común, uno se pregunta ¿qué hace esta persona con este psicópata? ¿Qué
beneficios saca para continuar en esta relación? Razonando con parámetros lógicos comunes, no
se comprende la permanencia de esa pareja. Aún si se analizan con el complementario las
circunstancias que llevaron a hechos agresivos, y la manera de prevenirlos, éstos se repiten. Con
esto quiero decir que el hacer razonar, el esclarecimiento del porqué suceden las cosas, en este
caso, no sirve, porque el anclaje está en lo irracional.
Inmodificables
Otra característica del psicópata que se debe tener en cuenta es su impermeabilidad a las
modificaciones. El psicópata es una persona que puede tolerar mucha presión, puede aguantar
castigos, y aún así mantenerse en una posición. Esto obliga al complementario a doblegarse,
porque la posición del otro es irreductible; lo pone en la opción de: "es esto o nada"; "tómalo o
déjalo... si puedes". El complementario termina luchando, no contra el psicópata, que es
inmodificable, sino contra sí mismo, contra su conciencia del propio valor. Y se obliga a doblegarse.
Este obligarse a hacer, en el que ve menoscabada su persona, es altamente doloroso. Pero es
(3)
Esto del "chichón" viene de lo siguiente: una de mis pacientes que era reiteradamente golpeada en la cabeza, (no le pegaba en
otras partes del cuerpo para no dejarle marcas) me decía inclinando su cabeza y separando mechones de pelo: "¿ve, doctor, el
chichón que me dejó?"
48
mayor el sufrimiento que provoca la no presencia del psicópata, esto hace que el complementario
pague la factura y continúe con la relación.
La regla de oro que mantiene este vínculo es la formula: "con él estoy mal, pero sin él estoy
peor". Entre ‘mal’ y ‘peor’, está el disfrute.
Códigos propios
Autoestima socavada
El psicópata no se pasa pensando qué hacer para que el complementario haga tal cosa o tal
otra, o qué hacer para descalificarlo y bajar su autoestima. Ni se lo plantea; no es un estratega ni
un diseñador de conductas. Es como es. Le sale espontáneamente ese tipo de conducta que
finalmente termina haciendo sentir desvalorizado al complementario.
Asimetría intolerable
Contacto cero
¿Cuál es nuestro rol, como terapeutas, en este tipo de relaciones? Cuando el anclaje es
fuerte no se puede hacer nada. Cuando se rompe el vínculo generalmente es porque el psicópata
deja a su pareja, siendo ésta la posibilidad que tiene el complementario de salir del sistema. Del lo
contrario es muy difícil. La otra forma es cuando el hartazgo es muy fuerte en el complementario, o
sea que el sufrimiento supera ampliamente a los beneficios que obtiene de su psicópata. Aquí es
cuando el complementario pide ayuda. La intervención del terapeuta en este caso, al ser un tipo de
relación atípica, debe ser también atípica. No se puede tratar de manera estándar un vínculo que
no lo es.
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El límite de las palabras
Si el complementario trata de salir del circuito psicopático, como "la cosa" le pertenece al
psicópata, éste la persigue psicopáticamente. Por ejemplo, contaba una consultante: "Iba al trabajo
y al mirar por la ventana, lo veía en la calle; trataba de hacer una ‘salida’ nocturna y en el mismo
lugar ‘aparecía’ él; o al llegar a la madrugada lo encontraba en la puerta esperándome". El temor a
encontrárselo en cualquier parte, a cualquier hora, terminó confinándola en su casa, y aún así la
atormentaba por teléfono y con cartas. Es un agobio y presión de tal naturaleza, que genera mucha
angustia, por lo cual se utilizan recursos que fueron motivo de charlas anteriores.
El después
¿Qué pasa una vez que el complementario se desliga del psicópata? La experiencia
muestra que no vuelve a ser la misma persona después de haber pasado por un psicópata. Una
vez que se separa, se trata de que forme nuevos contactos. Pero éstos, si son normales, resultan
aburridos, insulsos, poco estimulantes. Puede pasar mucho tiempo antes de conseguir una nueva
pareja. Esto dificulta el distanciamiento con el psicópata. A veces logran armar otra pareja con
armonía inicial que luego resulta ser otro psicópata. Por lo tanto, una persona que pasó por la
experiencia de un psicópata nunca vuelve a ser como antes y sus gustos tampoco serán los
mismos. ¿Qué se puede esperar después de haber satisfecho necesidades profundas? ¿La sed, el
recuerdo?
Drs. Adrian Raine, José Sanmartín, Robert D. Hare, Christopher J. Patrick, James S.
Grisolía, etc.(2)
INTRODUCCIÓN
En este libro hay, por lo menos, cuatro preguntas que se tratará de responder
científicamente en torno a la psicopatía: la primera se refiere a si este trastorno es innato o
adquirido, la segunda hace referencia a si es o no un trastorno mental, la tercera concierne a la
identificación que ordinariamente se hace entre psicópata y criminal y la cuarta plantea la cuestión
del tratamiento preventivo.
(1)
Editorial Ariel S.A. 1ª Edición, Septiembre 2000. Tomo 4 de la colección “Estudios sobre la violencia” impulsada por
el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, Barcelona, España.
(2)
Miembros del grupo de estudios sobre la violencia, del Centro Reina Sofía de España.
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Hay acuerdo en que la psicopatía no se puede entender única y fundamentalmente, en términos
de fuerzas e influencias sociales y ambientales. Ni tampoco exclusivamente en términos de
factores biológicos. La psicopatía nace, por el contrario, de complejas interacciones entre
predisposiciones biológicas y factores sociales. En los últimos años, sin embargo, se ha avanzado
mucho el análisis de las predisposiciones biológicas y no tanto en el de las cuestiones sociales
asociadas.
En concreto, estamos asistiendo a un proceso en el que los modernos estudios de
neuroimágenes están confirmando y ampliando antiguas hipótesis que establecían cierta
correlación entre el comportamiento criminal y algunos defectos en los lóbulos frontales y
temporales, o en estructuras subcorticales como la amígdala y el hipocampo. Mediante
Resonancia Nuclear Magnética (RNM) y Tomografía de Emisión de Positrones (PET), se ha
evidenciado que la corteza prefrontal de los asesinos impulsivos de una muestra previamente
seleccionada tienen tasas de actividad menores que la corteza prefrontal de personas “normales”.
En esta zona de la corteza parece residir la capacidad de controlar acciones mediatizadas por
estructuras como la amígdala, ligada a la agresividad (y que en el caso de estos asesinos
presenta tasas de actividad muy altas). Se podría decir, pues, que su conducta está inducida por
altos niveles de actividad subcortical (amígdala) sin el control cognitivo de la corteza prefrontal.
Lo cierto es que no sólo se han encontrado disfunciones en el caso del asesino impulsivo.
En las personas con Trastorno Antisocial de la Personalidad (TPA) también se han detectado
defectos anatómicos (como un volumen menor de la corteza prefrontal). Sería muy importante
extender estos estudios a psicópatas en el sentido estricto del término y, de hecho, están
empezando a surgir estudios de esta índole.
La respuesta a la primera cuestión empieza, pues, a vislumbrarse. Sin olvidar la importancia
de los factores sociales, parece que el cerebro nos da claves muy sugerentes. Definimos cada vez
con más precisión la psicopatía, contamos con instrumentos de diagnóstico fiables y empezamos
a bucear en las interioridades de nuestra biología para ver qué factores pueden predisponernos
hacia ese trastorno. Bien entendido que hablamos de “predisposición biológica hacia la
psicopatía”, y no de “determinación biológica”, pues, para que algo esté determinado
biológicamente, la biología ha de ser causa necesaria y suficiente suya. En términos generales, no
se nace asesino o psicópata, sino con cierta predisposición a actuar de manera violenta y
psicopática ante determinadas circunstancias sociales.
Hay quienes consideran a la psicopatía como un trastorno mental, de la misma manera que
la esquizofrenia o la depresión. Son los menos; la mayoría de los psiquiatras y psicólogos no la
consideran un trastorno mental, sino un Trastorno de la Personalidad. Aunque los psicópatas son
personas muy trastornadas, no evidencian las graves distorsiones cognitivas que caracterizan a
los enfermos mentales.
El Trastorno de la Personalidad que padecen los psicópatas se traduce en la aparición de
problemas en tres vertientes a la vez: en sus relaciones con los demás, en su afectividad y en su
conducta. En el primer ámbito, los psicópatas tienden a manipular y engañar a los demás. En su
vertiente afectiva, carecen de empatía, es decir, son incapaces de ponerse en el lugar del otro.
Finalmente su comportamiento es antisocial. Ciertamente, si sólo nos fijáramos en la conducta
antisocial de los psicópatas diagnosticaríamos demasiados casos de este trastorno entre
criminales, y pocos entre los no criminales. Esto nos lleva a plantearnos la tercera pregunta,
relativa a la confusión entre psicopatía y criminalidad.
Aunque hay una relación estrecha entre la psicopatía y la conducta criminal, no todos los
psicópatas caen en la criminalidad, y no todos los criminales son psicópatas. Pero, cuando un
psicópata es a la vez un criminal, se distinguen cualitativamente del resto de los delincuentes: la
violencia de los psicópatas no tiene el color emocional que caracteriza la violencia del resto de las
personas, incluyendo buena parte de los criminales corrientes. El comportamiento criminal de los
psicópatas tiene un carácter depredador (frío y devastador): ven a los demás como presas
emocionales, físicas y económicas. El psicópata asesino en serie, por ejemplo, planifica fríamente
sus asesinatos, tiene gran habilidad para camuflarse (engañando y manipulando), para acechar y
localizar los “cotos de caza”, ritualizan sus asesinatos y suelen llevarse recuerdos de sus víctimas,
como “trofeos”.
Lleguen o no a ser asesinos en serie, los psicópatas abundan entre los delincuentes. En
EEUU se estima que los psicópatas sólo son un 1% de la población total, pero el 25% de la
población reclusa. Según el FBI (1992), el 50% de las muertes de policías en acto de servicio es
cometido por individuos cuyos perfiles encajan en el del psicópata. Además, la tasa de
51
reincidencia de los delincuentes psicópatas es muy alta. Antes de transcurridos 6 años desde su
puesta en libertad, el 80% de los psicópatas reincide violentamente (frente al 20% de los no
psicópatas) y la virulencia de sus actos crece con la reincidencia.
52
prestigio y poder para victimizar a sus clientes o a la sociedad en general. La única información
que nos llega sobre estos individuos es la que nos proporcionan los medios de comunicación o la
de informes clínicos anecdóticos. Es necesaria, pues, una investigación sistemática que nos
permita determinar cuál es la incidencia de la psicopatía en la población general, cómo se
manifiesta y hasta qué punto la investigación de los psicópatas criminales nos permitirá ampliar
nuestros conocimientos sobre los psicópatas en general (incluidos los no criminales). Respecto a
esto último, existen indicios de que la inclinación hacia el comportamiento inmoral son muy
similares en psicópatas criminales y no criminales.
La evaluación de la psicopatía
El factor 1 refleja los componentes interpersonales y afectivos del trastorno, mientras que el
factor 2 está más ligado al hecho de tener un estilo de vida socialmente desviado. En
comparación, la categoría del TPA del DSM-IV está asociada con el factor 2 del PCL-R, pero muy
poco con el factor 1.
El PCL-R está compuesto por 20 ítems. Para obtener un diagnóstico fiable, el entrevistador
utiliza varias fuentes de información: realiza una entrevista semiestructurada al individuo en
cuestión, revisa su historial (antecedentes criminales y psiquiátricos), entrevista a familiares y
otras personas de su entorno, y observa su comportamiento siempre que sea posible. Cada uno
de los 20 ítems recibe una puntuación en una escala de 3 puntos (0,1,2), dependiendo de su
aplicabilidad al entrevistado. La puntuación total puede variar de 0 a 40 y refleja la medida en que
el individuo encaja en el perfil del prototipo del psicópata. La puntuación media es de unos 20 – 24
puntos (con una desviación típica de 7 a 8) en las poblaciones de reclusos, y de unos 18 – 20
53
puntos (con una desviación típica de 7 a 8) en las poblaciones de pacientes de centros
psiquiátricos penitenciarios. En general, una puntuación de 30 constituye el límite para la
psicopatía, aunque algunos investigadores no son tan estrictos cuando trabajan con ciertas
poblaciones (véase más adelante). Las evaluaciones realizadas con el PCL-R son altamente
confiables y válidas cuando son hechas por clínicos capacitados.
Aunque el PCL-R fue diseñado usando datos de delincuentes varones y pacientes de
instituciones forenses, ha probado su validez en otras poblaciones de delincuentes y pacientes,
incluyendo las mujeres, adolescentes, drogodependientes y delincuentes sexuales. Las
investigaciones indican que el PCL-R puede emplearse para hacer estudios transculturales
(universalidad transcultural). Cooke y Michie (1997) han utilizado la ítem response theory (IRT ó
teoría de la respuesta al ítem), también conocida como la teoría del rasgo latente, para investigar
la capacidad de discriminación (o relevancia) de los ítems (individuales o grupales) en un rasgo
determinado (en este caso, la psicopatía). Estos investigadores constataron que las características
interpersonales y afectivas (o factor 1) tienen más valor discriminatorio que las características
relacionadas con la desviación social (o factor 2) para establecer el diagnóstico de psicopatía.
Recientemente (1999) usaron la IRT para analizar varios conjuntos de datos obtenidos en el PCL-
R. En sus conclusiones argumentaron que la psicopatía es un constructo superior, integrado por
trece ítems del PCL-R, divididos en tres grupos de factores: interpersonales, afectivos y de estilo
de vida (véase esquema de la siguiente página, con el modelo jerárquico de tres factores de
Cooke y Michie, 1999).
Locuaz
T
1
Presuntuoso Factor 1
Mentiroso
T
2
Estafador
Afecto superficial
T
3
Insensible Psicopatía
Factor 2
No siente culpa
T
4
No se responsabiliza
Apático
Impulsivo T
5
Irresponsable Factor 3
Estilo de vida
T
parasitario 6
No tiene metas
Psicopatía y crimen
54
la mayor parte de sus vidas a actividades delictivas. Entre estos individuos reincidentes se
encuentran los psicópatas, que inician sus actividades antisociales relativamente pronto, y
continúan delinquiendo la mayor parte de su vida. Muchos de estos criminales “de carrera” dejan
de tener un comportamiento tan marcadamente antisocial cuando alcanzan la madurez. De todos
los psicópatas criminales que hemos estudiado, casi la mitad reduce considerablemente el número
de delitos cuando alcanzan los 35 – 40 años. Pero este hecho no significa que hayan abandonado
por completo el mundo delictivo, sino que su nivel de actividad criminal general ha bajado hasta el
nivel del delincuente reincidente medio. Es más, puede que sean los delitos en general los que
disminuyan, pero no en concreto los actos violentos. En realidad, la propensión de los psicópatas
a comportarse violentamente parece disminuir muy poco con la edad.
Hasta hace poco se solía pensar que los rasgos de personalidad y el diagnóstico clínico
tenían poco que aportar al entendimiento y la predicción del comportamiento criminal violento.
Según este razonamiento, dos delincuentes con la misma puntuación en un test – basado en
características criminales y sociodemográficas similares – deberían tener el mismo riesgo de
reincidir, aunque uno fuera psicópata y el otro no. Sin embargo, empíricamente estos dos
delincuentes no presentan el mismo riesgo, sobre todo en relación al tipo de violencia que ejercen.
Ha quedado demostrado que la psicopatía es un importante factor de riesgo para la reincidencia
en general y para la violencia en particular, y la capacidad del PCL-R para predecirlas es
incuestionable. En análisis de “supervivencia” (definida como el no regreso a la cárcel tras la
puesta en libertad) realizado en exconvictos a los que se le había aplicado el PCL-R, se observó
que la mayor parte de los que tenían puntuaciones altas (psicópatas) habían regresado a prisión
antes de los 3 años, mientras que la mayoría de los delincuentes con bajas puntuaciones (los no
psicópatas) todavía disfrutaban de su libertad. En algunos estudios, además, se constató que la
tasa de reincidencia con violencia era de un 40% para los psicópatas y sólo de un 10% para los no
psicópatas. En varios estudios realizados en distintas partes del mundo, el PCL-R aparece como
el mejor indicador para predecir conductas violentas en el futuro.
Hay relativamente pocas investigaciones sobre el papel que desempeña la psicopatía entre
las mujeres delincuentes. Sin embargo, los datos disponibles indican que aproximadamente un
15% de ellas cumplen los criterios del PCL-R para psicopatía y, al igual que los varones, tienen
una tasa de reincidencia mucho más elevada que el resto de las mujeres delincuentes. En un
estudio se observó que aproximadamente el 60% de las psicópatas volvían a delinquir antes que
pasara un año desde su puesta en libertad, frente al 20% en que lo hacían las no psicópatas.
55
Todavía no se ha determinado si hay una relación entre psicopatía y violencia en las mujeres
delincuentes adultas.
Delincuentes adolescentes
Violencia sexual
La sociedad y los profesionales se interesan cada vez más por la figura del delincuente
sexual, especialmente cuando alguno de ellos reincide tras pasar por un programa de tratamiento.
Hace mucho que sabemos que los delincuentes sexuales que son psicópatas plantean serios
problemas a los terapeutas y a la justicia criminal. Diversos estudios han investigado la incidencia
de psicopatía entre los distintos tipos de delincuentes sexuales. En general, hay mucho menos
psicópatas – diagnosticados con el PCL-R – entre los que abusan sexualmente de niños
(alrededor del 10 – 15%) que entre los violadores o delincuentes “mixtos” (alrededor del 40 –
50%). Los delincuentes sexuales psicópatas suelen ser más violentos y sádicos que el resto de los
delincuentes sexuales. En casos extremos – por ejemplo, los asesinos en serie – la comorbilidad
de psicopatía y personalidad sádica es muy alta.
Una combinación letal
En general, para los delincuentes sexuales no existen tratamientos eficaces; además, entre
ellos, los psicópatas son los que tienen mayor probabilidad de reincidir (antes y con mayor
frecuencia). La psicopatía actúa como un indicador general de la reincidencia sexual violenta. Se
ha observado que antes de transcurrido seis años, más del 80% de los psicópatas, en contraste
con el 20% de los no psicópatas, habían reincidido violentamente. Muchos de sus delitos, aunque
no todos, eran de índole sexual.
Una de las combinaciones más letales que ha sido detectada en la investigación reciente
sobre los delincuentes sexuales es la psicopatía emparejada con evidencias de excitación sexual
desviada. La reincidencia sexual (en comparación con la reincidencia violenta en general) puede
predecirse en gran medida si se combina una alta puntuación en el PCL-R con evidencias
falométricas de tener una excitación sexual desviada. Estas tendencias pueden descubrirse
aplicando cualquier test falométrico (pletismógrafo en el pene) que indique una preferencia hacia
ciertos estímulos desviados: niños, violaciones o violencia no sexual. Se ha observado que
56
quienes presentan alta puntuación en el PCL-R y evidencian poseer una conducta sexual
desviada cometen mayor número de delitos sexuales, secuestros, retenciones forzosas, y más
delitos en general (no sexuales); además tienen una probabilidad más alta de reincidencia
violenta.
Las consecuencias de la combinación psicopatía y excitación sexual desviada son tan
graves entre los delincuentes sexuales adolescentes como entre sus homólogos adultos. En un
estudio realizado sobre delincuentes sexuales adolescentes, psicópatas y no psicópatas (según
puntajes del PCL-R, seguimiento hasta 5 años después de su puesta en libertad), se constató que
un 30% de los psicópatas y un 15% de los no psicópatas cometieron nuevos delitos contra la
libertad sexual. Sin embargo, no ocurrió lo mismo con otro tipo de delitos: durante el período de
seguimiento, la mitad de los delincuentes adolescentes de la muestra cometió también otros
crímenes, pero la proporción fue más de tres veces superior en los psicópatas que en los no
psicópatas. Los psicópatas con tendencias sexuales desviadas, no sólo presentaban mayor riesgo
de cometer delitos de índole sexual, sino de cometer cualquier tipo de delito: aproximadamente el
90% de los psicópatas cometió al menos un delito durante el período de seguimiento. La
diferencia entre delincuentes sexuales adolescentes y sus homólogos adultos es que la relación
entre psicopatía y excitación sexual desviada predecía la violencia sexual en los adultos, mientras
que en los adolescentes era indicadora de la delincuencia futura general. Es posible que a medida
que crecen, la combinación entre psicopatía y excitación sexual desviada ya no prediga tanto la
delincuencia general, sino la delincuencia de tipo sexual.
Sea como fuere, es probable que muchos agresores sexuales y la mayoría de los
psicópatas tengan más probabilidad de ser condenados por un delito no sexual que por un delito
sexual. Muchos de estos individuos, más que delincuentes sexuales especializados, son
delincuentes versátiles. Su mala conducta, sea del tipo que sea, es probablemente reflejo de
factores no relacionados directamente con el comportamiento sexual. Para los psicópatas, estos
factores incluyen, sin duda, la estructura de su personalidad, su condición depredadora y su
predisposición a aprovecharse de cualquier oportunidad que se les presente. Al respecto, puede
que sea más efectivo centrarse en las tendencias y comportamientos antisociales de los llamados
delincuentes sexuales psicopáticos, que sólo tratar sus desviaciones sexuales.
57
Algunas hipótesis e investigaciones neurobiológicas
De lo anteriormente expuesto puede deducirse que los psicópatas tienen pocos escrúpulos
a la hora de utilizar la violencia para conseguir sus objetivos. Incluso los clínicos e investigadores
más experimentados se quedan perplejos ante la aparente sangre fría y la facilidad con que estos
individuos actúan. También les sorprende la forma abierta – y sin embargo, claramente superficial
y mecánica – que utilizan para explicar sus actos, así como los sentimientos y consecuencias
derivados de los mismos. Hay quienes les creen cuando dicen tener remordimientos, pero los
observadores más astutos no confían en sus palabras porque éstas parecen ser una simple
imitación de algo que, en realidad, no entienden.
Hay psicópatas que reconocen con absoluta franqueza su incapacidad de entender o
experimentar lo que los demás describen como intensas sensaciones emocionales. En un libro
sobre sus experiencias en prisión, un asesino convicto escribió: “Hay emociones – todo un amplio
abanico de ellas – que sólo conozco a través de las palabras, de la lectura y de mi imaginación
inmadura. Puedo imaginarme que siento estas emociones, pero no las siento”. Este individuo
consiguió salir de la cárcel gracias a la ayuda de algunas personas eminentes. Luego,
impulsivamente, asesinó a puñaladas a un camarero desarmado durante una discusión sobre un
asunto sin importancia. Su profunda preocupación por el hombre que había matado, un aspirante
a actor, queda patente en los siguientes comentarios: “No hubo dolor, fue una herida limpia... No
tenía futuro como actor. Lo más probable es que hubiera acabado en otro tipo de trabajo”. Nos
encontramos frente a un hombre, por lo demás inteligente, que describe un asesinato impulsivo
desapasionada y casi flemáticamente. No logra comprender a qué viene tanto lío. Si afirmamos
que hay algo anormal en este tipo de personas estamos atenuando la gravedad de sus crímenes.
Mientras las cogniciones y las interacciones interpersonales de la mayoría de los seres humanos
están cargadas de emociones, en los psicópatas éstas parecen ser superficiales. Además, su
comportamiento es muchas veces resultado de la falta de inhibición (es impulsivo, desenfrenado).
La pregunta es ¿por qué?
Aunque estamos muy lejos de obtener todas las respuestas a esta pregunta, cada vez se
utilizan más procedimientos y paradigmas de la psicología cognitiva y de la neurociencia que
empiezan ahora a arrojar ciertas pistas. Ahora expondré algunas aplicaciones recientes que la
tecnología electrocortical y las imágenes cerebrales aportan al conocimiento de la psicopatía: La
labor teórica y empírica de Christopher Patrick sobre el procesamiento emocional (véase también
el capítulo 3) y el trabajo de Adrian Raine sobre el papel de la corteza frontal en el comportamiento
criminal y violento (véase también el capítulo 2).
El punto de partida de este análisis es la evidencia de que los psicópatas no aprecian el
significado emocional de un hecho o experiencia. Aunque no se limita a los procesos lingüísticos,
el uso del idioma es lo que más claramente ilustra lo que va “mal” en ellos (Cleckley, 1976).
Parece que son incapaces de procesar los profundos significados semánticos y afectivos del
lenguaje. Sus procesos lingüísticos son relativamente superficiales. No parece que capten los
significados y matices más sutiles y abstractos del lenguaje. En resumen, los psicópatas parecen
ser individuos semántica y afectivamente superficiales.
Al respecto podríamos especular que las profundas redes semánticas y afectivas que
enlazan las cogniciones no están bien desarrolladas en los psicópatas por razones que, por el
momento, no conocemos. Una de las hipótesis barajadas es que sus características cognitivas,
lingüísticas y comportamentales están relacionadas con una distribución interhemisférica inusual
de los recursos de procesamiento. También es posible que el trastorno esté relacionado con una
disfunción cerebral, especialmente en la corteza frontal. Si es así, el daño puede ser bastante sutil,
dado que los psicópatas muchas veces obtienen resultados normales en los test
neuropsicológicos, incluidos los que reflejan las funciones de la corteza frontal. Este hecho no
tiene por qué significar que la hipótesis de la disfunción cerebral sea insostenible, sino que la
anomalía cerebral existente en estos individuos sea más funcional que estructural. De ser así,
podría ser más eficaz utilizar el tipo de tareas de procesamiento de información empleadas por la
neurociencia cognitiva, juntamente con los procedimientos psicofisiológicos y las neuroimágenes.
Esta aproximación nos permitiría investigar qué les diferencia del resto en el uso de estrategias
cognitivas y en los mecanismos y circuitos estructurales y funcionales que subyacen a sus
cogniciones, su lenguaje, afectos y comportamiento.
Williamson y otros (1991) registraron el tiempo de reacción y los event – related potentials
(ERP) – breves cambios en la actividad eléctrica cerebral asociados con el procesamiento
cognitivo y la evaluación de un estímulo, en este caso palabras – de una tarea de decisiones
léxicas en la que delincuentes miraban una pantalla de ordenador donde aparecían y
desaparecían cadenas de letras que forman palabras. Habían palabras existentes e inexistentes
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pero pronunciables, y las existentes se dividían en palabras con contenido emocional (positivo o
negativo) y palabras neutras. Cuando una cadena de letras formaba una palabra existente tenían
que pulsar un botón tan rápido como pudieran. En el grupo control (individuos no criminales) las
respuestas a palabras con contenido emocional fueron más rápidas y certeras, que las respuestas
a palabras neutras. Y los componentes iniciales y tardíos de los ERP ante estas palabras fueron
mayores que los observados en las palabras neutras. Algo similar se observó en los delincuentes
no psicópatas. En cambio, en los psicópatas no hubo ninguna diferencia ni en el tiempo de
reacción, ni en los ERP ante las palabras neutras y con contenido emocional. Además, los
componentes tardíos de los ERP de los psicópatas eran pequeños en comparación con los demás
sujetos, quizá porque procesaban la información rápida y superficialmente, y porque hacían poco
más que tomar una decisión léxica; mientras, los no psicópatas seguían procesando o elaborando
en su mentes las asociaciones o redes semánticas y afectivas de las palabras que acababan de
ver, con el consiguiente ERP mayor y más largo.
Otra diferencia sorprendente fue que los psicópatas exhibían una onda negativa muy larga
(llamada N500), especialmente en la corteza fronto-central. La interpretación a este fenómeno es
que los psicópatas tienen dificultades para integrar significados de palabras en estructuras
lingüísticas más largas, o en otras estructuras conceptuales.
En conjunto, los resultados de este estudio pusieron de manifiesto que los psicópatas no
muestran diferencias comportamentales o de actividad eléctrica cerebral cuando procesan
palabras neutras y palabras de contenido emocional, y que pueden tener dificultades para situar
palabras en una estructura cognitiva apropiada. Si esto es así, este hecho podría explicar que los
psicópatas tienen serios problemas lingüísticos. Hay otros estudios que apuntan en la misma
dirección.
Algunos estudios con SPECT (que mide el flujo sanguíneo cerebral relativo durante la
ejecución de tareas específicas) realizados a psicópatas drogodependientes y sujetos “normales”
en 1998 y 1999, se abocaron a constatar la actividad de determinadas regiones cerebrales
(especialmente corteza prefrontal y temporal) durante la realización de una tarea de decisiones
léxicas (similar al estudio de Williamson). Se observó que la actividad cortical de los psicópatas
era mucho menor que en los individuos del grupo control.
En los sujetos no psicópatas (grupo control), las palabras neutras activaban las regiones del
lenguaje situadas en el hemisferio y tálamo izquierdos, y las palabras con contenido emocional
activaban la región témporo - frontal anterior derecha. En los psicópatas, en cambio, la activación
cortical era mucho menor, sobre todo cuando tenían que discriminar entre palabras neutras y
palabras inexistentes.
Estudios recientes con RNMf dan pistas interesantes sobre los factores neurobiológicos
correlacionados con la psicopatía. El marco de estas investigaciones es la evidencia del papel
crucial que juegan dos áreas de sustancia gris:
Subcorticales o límbicas: la amígdala (íntimamente relacionada con la emociones y la
agresividad) y el cíngulo (implicado en los procesos emocionales que movilizan a la acción,
pensamiento, animación y razonamiento, y la atención).
Corticales: la corteza prefrontal ventromedial y dorsolateral (implicadas en la integración y
regulación de la cognición, el afecto y la inhibición de respuestas).
Se calcularon las diferencias de actividad de estas áreas frente a estímulos neutros y
estímulos con contenido emocional, y se observó que el cerebro de los psicópatas presentaba una
actividad mucho menor que los no psicópatas en todas estas regiones.
Ninguna región cerebral funciona independientemente. Así, la inhibición de una respuesta
(por ejemplo, el control de un impulso agresivo) implica la integración y cooperación activas de
muchas regiones, incluyendo la corteza prefrontal ventromedial y dorsolateral. Hay quienes
sugieren que las conexiones entre estas áreas contribuyen a la toma de decisiones. Influyen, por
ejemplo, en la modulación de la respuesta, en la planificación del comportamiento y en la atención.
Los investigadores señalan que el control de la ejecución de las respuestas adecuadas y la
inhibición de las respuestas inadecuadas reside en las regiones prefrontales ventromedial y
dorsolateral. La primera región es fundamental en el comportamiento adaptativo desde el punto de
vista de la selección natural, en el que se incluyen decisiones de tipo emocional, mientras que la
59
segunda es la encargada de reflexionar en la toma de decisiones y las acciones que se derivan de
ellas.
De este hecho se podría extraer la conclusión de que el comportamiento desinhibido de los
psicópatas, incluyendo su facilidad para la violencia depredadora, está relacionado con una
disfunción en la corteza prefrontal ventromedial (integración cognitivo – afectiva) y en la corteza
prefrontal dorsolateral (inhibición de la respuesta) y / o con una comunicación ineficaz de éstas
con otras áreas del cerebro. Es decir, la conducta del psicópata no se ve modificada por las
emociones que pueden ayudar a inhibir el comportamiento de una persona “normal”. Para ellos,
los “frenos” emocionales del comportamiento (es decir, la conciencia) son débiles, y esto permite
cometer actos depredadores y violentos sin ningún escrúpulo. Si estas supuestas anomalías
neurobiológicas estuvieran relacionadas con un funcionamiento anormal de los neurotransmisores,
se podría suponer también que los psicópatas, con su comportamiento típico incorregible y su
resistencia a los tratamientos tradicionales, podrían responder a intervenciones biológicas
(psicofármacos), sobre todo si se introducen en etapas tempranas de su vida.
CAPÍTULO 2:
¿Qué mecanismos son los que, a través de las deficiencias de la corteza prefrontal, pueden
predisponer al Trastorno Antisocial o Psicopático de personalidad?
En primer lugar, las personas que tienen lesiones prefrontales no tienen respuestas
anticipatorias de tipo autónomo cuando efectúan elecciones arriesgadas, y además, hacen malas
elecciones aún sabiendo cuál es la opción más ventajosa. Probablemente, esta incapacidad de
razonar y decidirse por las opciones ventajosas es algo que contribuye a la impulsividad,
transgresión de normas, conducta imprudente e irresponsable, que son cuatro de los siete rasgos
característicos del trastorno antisocial.
En segundo lugar, la corteza prefrontal es una parte fundamental del circuito neural clave
para el condicionamiento del miedo y la capacidad de dar respuesta al estrés. Se considera que el
condicionamiento pobre está relacionado con un desarrollo pobre de la conciencia, y que es difícil
socializar en el castigo a aquellos individuos cuya capacidad de responder automáticamente a los
estímulos aversivos es menor, por lo que estarán predispuestos a comportarse antisocialmente.
Una serie de experimentos han confirmado que los grupos antisociales presentan un bajo
condicionamiento del miedo.
En tercer lugar, la corteza prefrontal está envuelta en la regulación de la activación y se
piensa que, precisamente, son deficiencias en la activación del sistema nervioso autónomo y
central las que llevan a los antisociales a buscar estímulos que compensen esa baja activación.
En un plano científico, las neuroimágenes de agresores violentos y psicopáticos están
empezando a clarificar cuáles son las redes neurales que funcionan mal en el caso de estos
individuos. Pero ¿qué implicaciones tienen este tipo de estudios para la sociedad en general?.
Implicaciones filosóficas
En un plano filosófico, estos estudios plantean la cuestión de si todos tenemos libre albedrío
en el sentido estricto del término. Si el cerebro de algunos individuos está dañado, ¿puede decirse
que controlan plenamente sus acciones y pensamientos? ¿Tienen un libre albedrío pleno o
limitado por las lesiones cerebrales? En un extremo, muchos teólogos, filósofos y científicos
argumentan que, a menos que medien circunstancias excepcionales como enfermedades físicas y
mentales graves, nuestro control sobre nuestra conducta es total. Elegimos entre pecar o no; por
(4)
Dr. Adrian Raine: profesor de Psicología de la University of Southern California, investigador de las bases genéticas
y biológicas del comportamiento antisocial y violento, las neuroimágenes, la psicofisiología y la neuropsicología, el
Trastorno Esquizotípico de la Personalidad y el alcoholismo. Autor de numerosos libros y artículos de éstas áreas y
miembro del Consejo Editorial de prestigiosas revistas de su campo (como la American Journal of Psychiatry,
Criminal Behavior and Mental Health,, International Jorunal of Psychophysiology, etc.), ha recibido varios premios en
reconocimiento de su destacada labor científica.
60
tanto, nuestras acciones criminales (pecados) son siempre obra de una voluntad que está bajo
control. En el otro extremo se sitúan algunos científicos que adoptan una posición más
reduccionista y desechan la idea de la existencia de un alma inmaterial dotada de libre albedrío.
Francis Crick (1994), por ejemplo, cree que el libre albedrío no es nada más que un amplio
conjunto de neuronas ensambladas (involucrando probablemente la corteza singular anterior) y
que es posible construir una máquina que crea que tiene libre albedrío.
Personalmente me inclino más por una posición intermedia. Creo que el libre albedrío se
forma a modo de un continuo: en un extremo están las personas que controlan casi por completo
sus acciones; en el otro se hallan personas con un libre albedrío relativamente escaso. En lugar
de ver las cosas en blanco y negro, me inclino por la existencia de una amplia gama de grises,
hallándonos la mayoría de nosotros entre los extremos. Creo que hay una serie de mecanismos
sociales, biológicos y genéticos que juegan un papel decisivo en la configuración del libre albedrío
(Raine, 1993) y que el libre albedrío de algunas personas se ve limitado en los momentos iniciales
de su vida por disfunciones cerebrales que escapan a su control.
Implicaciones sociales
61
Los TAC cerebrales en el área de la violencia y psicopatía son inquietantes para algunas
personas, porque constituyen un desafío al modo que de ordinario consideramos un crimen.
Cuestionan nuestro tratamiento de los psicópatas violentos en el mismo sentido en que nosotros
cuestionamos la manera en que, hace 200 años, los enfermos mentales eran considerados y
tratados poco mejor que animales. La historia de la civilización pone de manifiesto que, a medida
que avanzamos, la sociedad se vuelve más noble, más sabia y más humana. Dentro de 100 años,
¿habremos reconceptualizado el comportamiento criminal grave y reiterado como un trastorno
clínico que hunde sus raíces en fuerzas sociales, biológicas y genéticas, que escapan al control
del individuo? Quizá entonces, ¿contemplaremos horrorizados las condenas que reciben hoy los
delincuentes muy violentos, y las consideraremos tan injustificadas como ahora consideramos que
fue la quema de brujas de antaño?
Me gustaría pensar que así será. Pero puede que lo único que no cambie en la sociedad
sea nuestra reacción visceral ante el crimen. Hay muchas razones por las que hemos tenido éxito
como especie; una de ellas es que hemos creado mecanismos efectivos para desembarazarnos
de tendencias antisociales, violentas y psicopáticas. Por este motivo, nada puede cambiar
respecto a cómo conceptualizamos y tratamos la violencia criminal. La ciencia está empezando a
suministrar nuevas y dramáticas ideas acerca de qué es lo que hace de una persona un psicópata
violento. Es de esperar que estos descubrimientos permitan replantearnos nuestro modo de
abordar la violencia y psicopatía, y nos ayuden a obtener nuevas respuestas acerca de las causas
y remedios del crimen, a la vez que seguimos protegiendo a la sociedad y a las víctimas de la
violencia.
CAPÍTULO 3
VIOLENCIA Y PSICOPATÍA(5)
Múltiples estudios recientes indican que los individuos que presentan las características
fundamentales del factor “desapego emocional” de la psicopatía (en el PCL-R), tienen un alto
umbral de excitación para las reacciones de tipo defensivo; esto significa que es muy difícil que se
desencadene en ellos una conducta defensiva (sobresalto o miedo) ante un estímulo
desagradable. Lykken (1995) propuso que el déficit fundamental en los psicópatas “primarios” (o
verdaderos) reside en el escaso miedo que sienten. No todas las personas son igual de miedosas.
Esto se debe, por un lado, a que el sistema defensivo (activado por el miedo) se opone al de
aproximación y, por otro, al valor adaptativo que tiene una debilitación del sistema de evitación
bajo determinadas circunstancias. Por ejemplo, en la prehistoria, cuando los recursos eran
escasos (comida, pareja, etc.), los individuos con un umbral de evitación elevado se veían
favorecidos desde el punto de vista de la selección natural. De este modo, se podría considerar a
los psicópatas como individuos depredadores (Hare, 1993) que están especialmente adaptados
para sobrevivir en lugares donde los recursos son escasos y la tendencia a la aproximación debe
prevalecer a menos que el peligro sea inminente.
En la gente normal, los estímulos vinculados a experiencias dolorosas o a castigos del
pasado provocan inmediatamente una predisposición defensiva que inhibe el comportamiento de
aproximación. Esto se debe al temor a ser castigados nuevamente o a que otra persona sufra las
consecuencias. En el caso de los psicópatas, los datos aportados por la investigación indican que
los estímulos aversivos deben ser más intensos para provocar una reacción defensiva que
interrumpa la conducta de aproximación. Esto es, los psicópatas reaccionan sólo a los castigos
inmediatos que les afectan sólo a ellos; son, por tanto, insensibles al dolor y malestar ajenos.
Como conclusión, el psicópata persigue fines egoístas sin importarle el daño que inflinge a otras
personas o los problemas que sus actos pueden ocasionarle a largo plazo.
Además, los datos obtenidos sobre las emociones y el temperamento de los criminales
sugieren que distintos tipos de delincuentes antisociales podrían tener diversas deficiencias en el
procesamiento de las emociones. Parece ser que la psicopatía “primaria” se debe, de alguna
forma, a la ausencia de miedo. Sin embargo, los delincuentes con baja puntuación en el factor
“desapego emocional” del PCL-R, muestran una respuesta normal de sobresalto cuando son
expuestos a estímulos aversivos. Los datos disponibles sobre el temperamento indican que el
comportamiento antisocial (controlando la variable de “desapego emocional”) está relacionado con
altos niveles de ansiedad e impulsividad. En el procesamiento normal de las emociones están
implicados los sistemas corticales (funciones cognitivas superiores), así como los sistemas
subcorticales (especialmente los relacionados con la motivación). Algunas formas de conducta
antisocial crónica puede deberse al mal funcionamiento de los sistemas corticales que participan
(5)
Christopher Patrick, profesor de Psicología de la U. de Minessota. Investiga el procesamiento de las emociones,
principalmente entre criminales y psicópatas. Autor de numerosos artículos y capítulos de libros, como Emotionality
and violent behavior in Psychopaths: a biosocial análisis, etc. Editor de la revista Psychophysiology y miembro del
consejo editorial de la revista Journal of Abnormal Psychology.
62
en el control del comportamiento, en situaciones donde los estímulos emocionales no son
explícitos.
De acuerdo con estas hipótesis, hay evidencias fundadas de que los déficits
neuropsicológicos, incluyendo disfunciones en la región prefrontal y temporal del cerebro, son más
comunes en los sujetos antisociales (Raine, 1993). Las investigaciones sobre el alcohol y las
respuestas emocionales también apoyan la idea de que la alteración en el comportamiento puede
deberse a alteraciones en el procesamiento cognitivo-emocional. Bajo la influencia del alcohol, es
más probable que la gente presente comportamientos desviados y temerarios (incluyendo la
agresión, conductas sexuales de riesgo, etc.). Durante mucho tiempo se creyó que el alcohol
anulaba el sistema del miedo que normalmente inhibe este tipo de conductas. Sin embargo,
estudios recientes que usan la técnica del reflejo, indican que el alcohol afecta indirectamente a la
respuesta mediada por el miedo, ya que interfiere en los procesos cognitivos que están implicados
en la detección de estímulos emocionales sutiles o que estén fuera de foco de la atención.
Otra hipótesis es que delincuentes no tienen ninguna disfunción en el sistema de respuesta
emocional, pero en situaciones complejas tienen dificultades para controlar su conducta porque
sus sistemas de procesamiento cognitivo están lesionados. Estos individuos se parecerían más a
las personas “intoxicadas” que a los psicópatas” primarios”.
Cleckley (1976) describió a los psicópatas como personas carentes de emociones fuertes,
incluyendo los ataques de rabia, pero entre los criterios que estableció para diagnosticar la
psicopatía no hizo una referencia específica a la agresividad. En efecto, Cleckley afirmó que el
psicópata no suele cometer crímenes acompañados de gran violencia y concluyó que “estas
tendencias deberían considerarse excepcionales, quizá como un rasgo patológico independiente
de las otras manifestaciones que sí consideramos fundamentales” (La Máscara de la Cordura,
p.262).
Sin embargo, la investigación empírica ha puesto de manifiesto la estrecha relación que
existe entre la psicopatía y el comportamiento violento en los delincuentes varones. La mayoría de
los estudios publicados indican que hay una elevada incidencia y frecuencia de crímenes violentos
y comportamientos agresivos en los individuos con una puntuación alta para la psicopatía. El tipo
de delito suele variar según el grupo de que se trate. Los no psicópatas tienen más probabilidades
que los psicópatas de ser encarcelados por asesinato (típicamente pasional, cometido contra
alguien conocido); en cambio, los psicópatas tienen más probabilidad de victimizar a extraños sin
llegar a matarlos.
Los psicópatas también son más agresivos y hostiles en la cárcel para controlar a los
demás. Fuera de las prisiones, los delitos violentos de los psicópatas incluyen frecuentemente
amenazas, el uso de la fuerza física y de armas. Los psicópatas tienen más probabilidades que los
no psicópatas de victimizar a extraños para conseguir dinero u otros beneficios, y es más probable
que cometan delitos violentos poco tiempo después de haber sido puestos en libertad. Estos
resultados de estudios indican que los psicópatas emplean la violencia para manipular y controlar
a los demás. Además, hay que destacar el hecho que los tratamientos diseñados para que los
delincuentes empaticen mejor con los sentimientos de los demás, sólo consiguen aumentar la
probabilidad de reincidencia en los psicópatas.
No obstante, hay algunos puntos débiles en la bibliografía sobre la psicopatía y la conducta
violenta. Uno de ellos es que la relación que se observa entre psicopatía y conducta violenta
puede deberse a que entre los datos que se registran en el PCL-R se incluyen los actos de
violencia realizada en el pasado. Otra limitación es que estos estudios se han basado en
expedientes policiales, donde no se recogen los datos reales de reincidencia. Además, no todos
los estudios establecían diferentes tipologías de crímenes violentos, y aquellos que sí lo hacían
usaban una clasificación muy burda basada en criterios policiales. En suma, no hay evidencia
consistente acerca de los motivos de la conducta violenta de los psicópatas.
Sin embargo, las correlaciones halladas entre el PCL-R y los rasgos de personalidad llevan
a plantearnos cuál es la relación existente entre psicopatía y comportamiento agresivo. Al
respecto, se ha observado que la conducta antisocial está más relacionada con altos niveles de
estrés, agresividad e impulsividad. Esto sugiere que el “factor de conducta antisocial” es el que
media entre el PCL-R y la agresión defensiva (también conocida como reacción pasional o
reactiva). Por otro lado, el desapego emocional del PCL-R está relacionado con un alto deseo de
dominio y ambición, así como una baja ansiedad. Esto indica que la agresión del Psicópata
“verdadero” está más relacionada con la violencia encaminada a la consecución de un fin, que al
rechazo. Se trata de una agresión instrumental o proactiva.
CAPÍTULO 4
63
FACTORES PSICOBIOLÓGICOS(6)
Nuestro entendimiento de la función cerebral es aún muy limitado como para permitirnos
especificar detalladamente la influencia de los genes que influyen en el comportamiento
psicopático. Se han descubierto algunos defectos monogénicos que predisponen a la agresión,
como los defectos en la enzima Óxido Nítrico Sintetasa, en la Mono Amino Oxido Sintetasa A y el
Síndrome de Lesch-Nyhan, entre otros. Pero ninguno de los defectos mencionados explica la
predisposición a la violencia en una población de personas clínicamente normales, aunque apoyen
la idea de que la conducta es, en el fondo, producto de la biología en interacción con el ambiente.
Los centros del Sistema Nervioso encargados del control emocional (lóbulos frontales,
sistema límbico e incluso el sistema nervioso autónomo) son las zonas donde se dirigen las
últimas investigaciones en genética. Además, los sistemas de neuronas dopaminérgicas,
serotoninérgicas y de otras catecolaminas se vislumbran como primordiales para la regulación de
la agresión en animales y en seres humanos, hasta el punto de que el polimorfismo genético de
estas neuronas promete explicar mucha de la variabilidad del comportamiento agresivo existente
entre diferentes poblaciones humanas.
Los defectos biológicos no funcionan con independencia del entorno; también existen
factores ambientales que predisponen a la violencia como, por ejemplo, los medios de
comunicación, la disponibilidad de armas, las desigualdades y la competencia social, etc.
Cuando estudiamos la figura del psicópata encontramos varias dificultades. Como hemos
visto, la mayoría de los estudios epidemiológicos se basan en medidas de conducta (por ejemplo,
condenas por actos criminales) que raramente especifican el diagnóstico de los sujetos violentos.
Este punto es crucial: aunque es necesario cometer crímenes para entrar en la categoría de
Psicópata (PCL-R) o Trastorno de Personalidad Antisocial (DSM-IV), ocurre que la gran mayoría
de los criminales no entra en estas definiciones.
Cuando investigamos el origen de la personalidad antisocial podemos observar su
componente hereditario, aunque nos resulte muy difícil distinguir este aspecto de la predisposición
genética a las adicciones (también ligadas a la personalidad antisocial). En un estudio realizado a
personas adoptadas, se observó que a mayor cantidad de factores ambientales negativos (peleas
matrimoniales, adicciones, etc.), mayor era la predisposición a presentar conductas violentas. Esta
predisposición aumentaba en el caso de los individuos a cuyos padres biológicos se les había
diagnosticado Trastorno de Personalidad Antisocial.
Parece que al psicópata no le importan las consecuencias de sus actos. De ahí que suela
cometer delitos que le resultan divertidos o emocionantes a corto plazo, sin preocuparse por las
consecuencias. No aprenden del castigo como el resto de las personas, lo que implica un defecto
en la amígdala (responsable del aprendizaje con carga emocional) o en las conexiones que ésta
establece con la corteza y las reacciones autonómicas a nivel periférico. Entre los psicópatas, en
suma, el control del aprendizaje emocional del cerebro funciona anormalmente.
Otro aspecto muy interesante es la influencia de la nutrición materna en el cerebro del feto,
especialmente en el futuro psicópata. Se sabe ya que diversas complicaciones maternas
(dificultades en el parto, peso bajo al nacer, desnutrición de la madre, etc.) pueden contribuir al
desarrollo de la personalidad antisocial en los hijos. Pese a todo, siempre ha sido difícil separar los
efectos genéticos de los ambientales, porque la frecuencia de las complicaciones en el embarazo
y parto es más alta en personas con problemas psicológicos y socioeconómicos. Todavía no
sabemos si los lóbulos frontales y temporales son más susceptibles de sufrir daños ocasionados
por la malnutrición. De todos modos, nuestro conocimiento es ya lo suficientemente amplio como
para darnos cuenta de la necesidad de mejorar las condiciones sociales: si queremos reducir el
nivel de violencia debemos alimentar adecuadamente a mujeres y niños.
Todos estos factores parecen importantes a la hora canalizar las tendencias genéticas o
biológicas de un niño: desde la nutrición prenatal hasta la relación padre-hijo, sin olvidarnos de las
condiciones sociales. Es demasiado sencillo decir que los psicópatas pobres son criminales y los
ricos son políticos, pero hay que reconocer la importancia del entorno y que éste siempre es más
fácil de corregir que la biología.
(6)
James Santiago Grisolía, Neurólogo Jefe de la Sección de Neurología del Scrips-Mercy Hospital de San Diego,
California (EEUU). Profesor clínico asociado de Neurociencias en la Facultad de Medicina de la U. de California.
Editor del libro Violnce: from Biology to Society (1997) y de Violencia, televisión y cine (1998); autor de numerosos
artículos sobre el Proyecto Genoma Humano y sus implicaciones médicas y sociales. Asesor de la US Agency for
Health Care Policy and Research, el Comité Profesional de la Epilepsia de América y del Grupo de Acción legislativa
de la American Academy of Neurology.
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