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los ensayos clínicos para testar nuevos fármacos se han realizado en animales machos

o pacientes varones. El objetivo es crear una muestra lo más homogénea posible para
que los resultados obtenidos puedan ser aislados y posteriormente aplicados a toda la
población.
EL MITO DE LAS HORMONAS
En ciencia, las hormonas no son más ni menos que uno de los mensajeros químicos de
nuestro cuerpo. En el imaginario popular, sin embargo, las hormonas se asocian de
manera peyorativa con la emotividad, la tristeza, la irritabilidad y, en general, a todos
los cambios de humor. Esos 'cambios hormonales', de hecho, se han utilizado durante
décadas como la explicación científica para el carácter cambiante (solo) de las mujeres
y, a su vez, para justificar que el 'caos de las hormonas femeninas' alteraría el
resultado de una investigación.
Tanto hombres como mujeres pasan por ciclos de fluctuaciones hormonales en los que
los estrógenos y la progesterona pasan por fases altas y bajas. En las mujeres, este
fenómeno se asocia de manera directa con el ciclo menstrual. En los hombres, en
cambio, dado que este proceso no se manifiesta de manera tan directa, parece que no
existe. De ahí el mito de las 'hormonas femeninas', según el cual se considera que solo
las hembras sufren los vaivenes hormonales y que, en consecuencia, el estudio de
estas conlleva más complicaciones que respuestas.
SESGO:
La búsqueda de la ‘objetividad científica’ ha justificado hasta ahora el hecho de que la
mayoría de estudios se realizaran en individuos machos. Siguiendo esta lógica, los
ensayos clínicos se han centrado en estos para garantizar un resultado objetivo.
"Objetivo sí; neutral, no", En la práctica, estudios clínicos y epidemiológicos han
demostrado que este sesgo en la investigación tiene un efecto negativo sobre la
efectividad de los resultados. Las mujeres padecen más problemas cardiovasculares y
trastornos autoinmunes que los hombres, aunque la mayoría de estudios sobre estas
cuestiones se hayan realizado en varones. Algunos medicamentos como los
psicofármacos tampoco funcionan de la misma manera en unos que en otros y, por lo
tanto, no siempre tienen la misma efectividad. Sus efectos secundarios también se
manifiestan de manera diferente en hombres que en mujeres.
El sesgo de género destaca como uno de los factores que han contribuido a los
problemas de replicabilidad de la investigación preclínica

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