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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del poder popular para la Educación

Universidad Politécnica Territorial Juana Ramírez

PNF Administración Sección I Trayecto III

Calabozo Edo Guárico

Cambios EN LA PRODUCCION DE
VENEZUELA EN LOS ULTIMOS 5

AÑOS.

Profesora: Estudiante:

Solorzano María Bejas Luis

C.I: V- 26.920.429

Marzo 2021
En la Venezuela a finales de la segunda década de inicios del siglo
XXI, se está dando un enfrentamiento entre el Gobierno y los Gremios
Empresariales Opositores denominado, Guerra Económica, que ha
conllevado a la existencia de una crisis de hiperinflación y una recesión
que finalmente la ha padecido la Sociedad Civil, a todo esto, nos
enfocaremos en los cambios de los últimos cinco años que hemos estado
en el mayor declive de la historia económica.

La peor economía del mundo (2016), La economía venezolana


habría registrado en el 2016 su peor caída de producción de los últimos
13 años, con una contracción del 18.6% y una inflación récord que
habría cerrado en 799.9%, según resultados preliminares del Banco
Central de Venezuela. La contracción del producto interno bruto (PIB), la
mayor inflación y un desabastecimiento nunca antes visto fue la peor
parte del descalabro que se habría originado en el 2016, en el sector no
petrolero, al contraerse en un 19.5% con respecto al año anterior,
según un extracto de un documento del BCV con datos preliminares. las
importaciones en 2016 cayeron un 52 por ciento, debido a la severa
merma de ingresos en divisas de Venezuela, que depende en su mayoría
de las ventas de crudo de la petrolera estatal. El Producto Interno Bruto
(PIB) del sector petrolero habría caído 12,7 por ciento en 2016.
“Maduro, quien culpa de la crisis a opositores y empresarios, a quienes
acusa de librar una (guerra económica) en su contra con ayuda del
gobierno de Estados Unidos”.

El quiebre y la hiperinflación (2017), Venezuela entró en el último


trimestre de 2017 en un contexto de hiperinflación, y ahora se pueden
comprender mejor las razones. Ahogada por los compromisos externos,
con precios e ingresos petroleros que no logran cubrir las necesidades
de la economía nacional, sin reservas y aislada financieramente de los
mercados internacionales, la economía venezolana se ha quedado con
un régimen cambiario en caída libre y atada a la dinámica del único
mercado funcional que sirve solo para hacer importaciones y el ritmo
explosivo de la cotización del dólar en el mercado paralelo ha sido una
terrible desventura que ha terminado por socavar la confianza y por
pulverizar el valor de la moneda nacional.

para el año 2018, representa el cuarto año sucesivo en que


disminuyó la producción petrolera, y la contracción acumulada entre
enero de 2013 y octubre de 2018 que supera el 50%. Esto ha provocado
que, a pesar del aumento de precios de la canasta petrolera venezolana,
durante 2017 y los primeros nueve meses de 201, el sector público
venezolano siga dependiendo de las transferencias de recursos
provenientes del banco central.

El PIB de la economía venezolana se redujo un 25,5% en 2019, lo


que supone una contracción acumulada del 62,2% respecto del nivel de
2013. Durante 2019 se mantuvo el proceso hiperinflacionario que se
inició en noviembre de 2017, y a septiembre de 2019 la tasa de inflación
anualizada fue del 39.113%. En 2019 también se agudizó la restricción
externa que enfrenta la economía venezolana, dadas las menores
exportaciones petroleras (descenso del 36% con respecto a 2018) y el
limitado acceso a mercados financieros internacionales. En 2017, la
economía de este último país se desplomó (14%). En 2018, con la
reducción del precio del petróleo, la caída del PIB fue todavía mayor
(18%). Esto significa que, en tres años (2017-2019), su PIB habrá
sufrido un derrumbe del 40%.

Venezuela se encuentra en el medio de una tormenta perfecta. La


crisis institucional y económica del país ya ha provocado una caída del
PIB del 86% desde el inicio de la crisis hasta el primer trimestre de
2020. A esto se debe sumar el impacto de la pandemia de la COVID-19.
La cantidad de infectados ha venido en aumento sostenido, y el impacto
sobre la actividad económica y las condiciones de vida de la población se
espera que sea significativo. Venezuela cierra el 2020 con una recesión
de siete años en el cual la economía perdió 95% de su tamaño, además
de un proceso hiperinflacionario con tasas anuales de cuatro dígitos que
cumplió tres años y con un aumento de la dolarización transaccional.
Además de una caída inédita de la producción petrolera de Pdvsa y de
los ingresos fiscales, del colapso general de los servicios públicos y un
aumento de la desigualdad y la pobreza. En ese entorno ha vivido la
población, los empresarios y el gobierno.

El año 2021 promete la mayor disponibilidad de bienes y


productos alimenticios en el mercado interno, a los que pocos tienen
acceso debido al alza de los precios, pero todo ello provisto
especialmente por un aumento de las importaciones más no de la
producción interna. Las imágenes de supermercados vacíos que años
atrás era común, ahora dan paso a pasillos y anaqueles llenos de
mercancía, pero con pocos clientes.

Para muchos el país ha entrado en un «proceso de normalización»


de la crisis, es decir, que todos los actores se han tenido que conformar
con manejarse en ese entorno adverso y aceptar las reglas de juego
impuestas por las autoridades. Otros señalan que, a las dificultades para
seguir operando de un sector privado, emergieron otros grupos
relacionados a la llamada «economía negra o ilícita» que ha inundado
las calles del país de dólares, euros y pesos en efectivo, dando la
percepción de una mejora en la actividad económica.

Venezuela no ha sufrido un conflicto bélico pero su situación es un


parte de guerra. Tras siete años consecutivos de caída, la economía es
enana, la escalada de los precios se traduce en la segunda hiperinflación
más larga de la historia y, salvo una pequeña élite, la población se
empobreció a un ritmo salvaje.

Sin embargo, el desplome de los precios del petróleo y una caída


de la producción, el retorno de miles de venezolanos y el
desabastecimiento de gasolina son algunos de los factores que
presionan aún más la ya agonizante economía de Venezuela. Sin
recursos ni posibilidad de acudir a ayudas externas, el margen de
maniobra del Gobierno es muy limitado. “Antes del coronavirus
pensábamos que este iba a ser un año malo, pero fue el menos malo de
los últimos cuatro”

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