Está en la página 1de 1

EN LA MEDIDA DE DIOS

Hermanos, Dios ha privilegiado la unión del hombre y la mujer para


que reflejara, fuese imagen, del amor que Él nos tiene. Por tanto, si
hubiera que medir la dignidad del amor de los esposos cristianos, habría
que hacerlo con la medida de Dios... que está fuera de toda medida
humana, gracias a su Hijo Jesucristo. Ya lo decía San Agustín: "La
medida del amor es amar sin medida".
Jesucristo, la imagen nítida del Padre, es la medida que vosotros
habéis escogido para vuestro amor. Sed siempre conscientes de ello.
Los anillos que dentro de poco os intercambiaréis, os recordarán
siempre que estáis participando de la alianza que Dios ha establecido con
su pueblo, sellada con un amor que no tiene principio ni fin; como un
anillo que por su forma circular no se puede decir dónde empieza ni
dónde termina.

JESUCRISTO, GARANTIA DE FIDELIDAD

Hemos de partir siempre de que las personas son débiles, inclinadas


con frecuencia a olvidar sus compromisos, y que nuestro mundo siempre
quiere hacernos ver las cosas como no son... Yo os preguntaría: ¿quién
os puede asegurar a vosotros dos que seréis fieles? ¿Qué garantía
tenéis que este amor que hoy florece no se agostará dentro de algún
tiempo? Queridos hermanos, no penséis que el sacramento actúe como
un seguro válido para todo riesgo. No. Si Jesucristo es vuestra medida,
pensad que El tiene que ser también vuestra única seguridad. ¿Y cuál es
esta seguridad? Pues bien, la única garantía que nos ha enseñado
Jesucristo es esta: Que tú, N. te digas: "Amaré tanto a NN, procuraré
entenderla tanto, la perdonaré tantas veces, me sacrificaré tanto por ella,
si es necessario padeceré tanto por ella, que acabará por descubrir que
realmente la amo" Y que tú, NN., te repitas: "Amaré tanto a M, procuraré
entenderlo tanto, lo perdonaré tantas veces, me sacrificare tanto por él,
si es preciso sufriré tanto por él, que no tendrá más remedio que descubrir
que lo amo". Este, y no otro, es el estilo de Cristo y el estilo de sus
seguidores. Esta es también vuestra única seguridad. Un matrimonio así,
es indisoluble, pero no porque lo diga una ley, sino porque el amor lo hace
fuerte.
Quienes os encuentren por la vida, muy queridos N. y NN., necesitan
que seáis un signo claro y limpio de aquel Amor que no pasa ni se
destruye.
Vamos ahora a celebrarlo. Ojalá vuestro gesto de hoy nos anime a
todos a empezar de nuevo cada día el sublime deber de ser personas. A
imagen de Dios.

También podría gustarte