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Cumbe

Por: Roberto Hernández Montoya | Sábado, 06/12/2014 01:29 PM |


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cumbe.
1. m. Ven. Población formada por esclavos negros fugitivos en la que
vivían como hombres libres.
Así define el Diccionario de la Real la palabra venezolana cumbe.
Algunas poblaciones en donde hoy predominan afrodescendientes
fueron cumbes. Estaban constituidas por gente cimarrona, por
analogía con animales domésticos que cogían el monte. No tenían
buena prensa ni cumbes ni cimarronaje, se les trataba con una mezcla
de temor y sorna. El Negro Miguel fue vituperado por su pretensión
monárquica.
Siempre fuimos población levantisca, montaraz, igualitaria,
anárquica, romántica, el combustible que nutrió al ejército libertador.
Pero incluso antes, ese período colonial que nos pintan tan pastoril
fue una ebullición de poblaciones cimarronas alzadas, liberadas,
arrocheladas en sus querencias, en sus zonas de confort. Cuenta el
historiador Miquel Izard que hacia el llano venezolano migró gente
indócil y variopinta que se aquerenció allí en sociedades ácratas, sin
Estado, sin familia. Pero no solo gente, sino equinos, caninos y
bovinos, que armaron entre todos una sociedad de abundancia, que
tuvo la peor fama para la sociedad instaurada por el Imperio
Español.
Esas raíces están hoy más vigentes que jamás. En tiempos idos los
cumbes eran clandestinos, huraños. Rehuían toda sociedad con la
sociedad. Decía Caupolicán Ovalles que no bebían agua de
municipio. Se les llamaba marginales, precisamente. Pero los cumbes
se desbordaron y desembocaron en las ciudades, en los cerros y otros
resguardos donde arman agrupaciones independientes que no
aceptan Estado alguno y se disparan como electrones libres en forma
de motos acróbatas, suicidas, y raterías que fastidian, arrebatan,
asesinan. Su asiento más amargo son las cárceles, donde reina un
capitalismo sin modales, infernal.
No atribuyo a estas formaciones sociales carácter idílico, utópico.
Con frecuencia se van al garete y ejercen una violencia horizontal
invivible, con pranes, bandas, ajustes de cuenta callejeros,
narcotráfico, delincuencia surtida. Son excrecencias a menudo
perversas de la sociedad capitalista dominante, que no tienen
derecho a la admiración. Es la parte perversa del cumbe, que
debemos superar entre todos.
Pero ¿no es hoy Venezuela un inmenso cumbe? Así es percibida por
el Imperio y sus perros de presa locales. La Venezuela-cumbe es
agredida con guarimbas, paros-sabotajes petroleros, terrorismo
gerencial, campañas mediáticas mercenarias, merodeo de la IV Flota,
amenazas, infiltración de paramilitares, asesinatos selectivos, bombas
y demás torpezas que muestran lo exquisita que es «la gente decente
y pensante de este país», como se llama a sí misma, tan humilde.
Con Chávez nos alzamos, pero no cogimos el monte como los
esclavos, sino que nos apoderamos de los resortes del Estado, que
detentamos cada vez con mayor conciencia y pericia. La «sociedad
civil» nos asedia con sus malcriadeces, guarimbas, guerra económica,
epígonos gritones en colas para comprar productos torcidamente
acaparados.
Interesante: la «sociedad civil» es cada día más imbécil e ignorante y
el cumbe cada día más inteligente y estudioso. El péndulo se está
meciendo ahora para acá.
@rhm1947

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