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UNIVERSIDAD LAICA “ELOY ALFARO” DE

MANABÍ
EXTENSIÓN EL CARMEN
Carrera de Ingeniería Agropecuaria

Maestro:
Nexar Vismar Cobeña Loor.
Tema:

Autor:

Zambrano Constante Jandry Ivan

Materia:

Ciencia del Suelo

El Carmen, 01 de marzo del 2021


CAPITULO I

Introducción

Nódulos

Las plantas y los microorganismos del suelo interaccionan aportándose beneficios

mutuos, lo cual podemos utilizar para favorecer la conservación del medioambiente. Las

leguminosas establecen simbiosis con rizobios, bacterias del suelo con el potencial para fijar el

nitrógeno atmosférico, formando nódulos. El nitrógeno es un elemento que suele ser limitante

para el crecimiento de las plantas en muchos suelos, por lo que generalmente se recurre a su

fertilización, la cual finalmente lleva a la contaminación de aguas superficiales y subterráneas.

Las leguminosas noduladas, en cambio, disponen de la fuente inagotable de N que es la

atmósfera lo que les da una ventaja importante respecto a otros tipos de plantas y también una

mayor tolerancia a diversos tipos de estrés. El cultivo de leguminosas inoculadas con rizobios es

una alternativa barata y respetuosa con el medio ambiente, que permite la regeneración de suelos

marginales y su enriquecimiento en nitrógeno para que el posterior cultivo de otras especies

vegetales no requiera el uso de fertilizantes.

El ciclo del nitrógeno en el suelo representa solamente una parte del ciclo total del

nitrógeno en la naturaleza. La disponibilidad de este elemento es de gran importancia para las

plantas, las que absorben nitratos y amonio que utilizan en la síntesis de las proteínas y de otros

compuestos orgánicos vegetales. Cuando los restos vegetales y animales regresan al suelo, son

objeto de numerosas transformaciones, en su mayoría de carácter biológico. Todos estos

procesos son muy dinámicos.

Las reservas de nitrógeno existentes en la biosfera son muy pequeñas. Aproximadamente

el 98% del N total de la tierra se presenta en la litosfera (suelos, rocas, sedimentos, materiales
fósiles). El resto del N se encuentra casi en su totalidad en el aire, del que constituye el 78%,

presentándose en forma molecular (N2). El contenido de nitrógeno en el suelo está asociado con

el desarrollo y evolución de las rocas parentales a largo plazo

El nitrógeno del suelo es el elemento esencial que más varía en cantidad y puede ser

absorbido por el suelo. El contenido de nitrógeno del suelo varía según las condiciones de

drenaje, vegetación, material parental, topografía, cantidad de materia orgánica, textura del

suelo, actividad del hombre etc

Propiedades físicas

Es común en los campos agrícola, hablar de suelos pesados o arcillosos; de suelos

livianos y sueltos o arenosos, haciendo referencia a la mayor o menor dificultad que presentan

para la labranza; así se dice que un suelo arcilloso permanece húmedo por mucho tiempo

después de un riego o una fuerte lluvia; que se pega a los implementos u otros objetos cuando

están en esta condición, sin embargo, también pueden ponerse muy duros, formando terrones

cuando están secos; por otro lado los suelos arenosos son muy fáciles de trabajar, se secan

rápidamente después de un riego y necesitan por tanto, riegos ligeros y frecuentes.

Estas expresiones empleadas hacen referencias, inundablemente a la textura del suelo;

propiedad física derivada del tamaño de las partículas y la distribución porcentual de las

partículas presentes en el. Conociendo esta propiedad podemos pronosticar la capacidad retentiva

de humedad e infiltración, la aeración, densidad aparente, la densidad aparente, la consistencia;

algunas propiedades químicas como la Capacidad de Intercambio Catiónico (CIC), fijación de

nutrientes, entre otras.


La estructura afecta el crecimiento de las plantas, debido a la influencia sobre el agua y el

aire del suelo; suelos bien estructurados permiten una adecuada infiltración y capacidad de

almacenaje de agua en el perfil. También permite una rápida difusión de los gases del suelo

(CO2 y O2) que intervienen en la actividad biológica. Otro aspecto que puede modificar es el

crecimiento radical, pues puede limitar la superficie de exploración de las raíces al presentarse

estructuras cohesivas desfavorables como, prismáticas o columnares o ausencia de estructura

(masiva).

La estructura y sus factores asociados presentan cambios a lo largo del tiempo; hay

cambios estacionales, marcados por la diferente actividad biológica en época estival o invernal.

También producen variaciones los sistemas de labranza, crecimiento de las plantas, lluvias,

irrigación u otras prácticas de manejo.

La estructura del suelo tiene influencia en la mayoría de los factores de crecimiento de las

plantas; en consecuencia, en determinados casos puede ser el factor limitante para la producción.

Una adecuada estructura hace que se optimicen los factores de crecimiento y se aumente el

rendimiento de los cultivos.

La buena calidad física del suelo determina un ambiente adecuado para el desarrollo de

las raíces vegetales, además del ingreso y almacenamiento óptimo del agua necesaria para el

crecimiento de las plantas. El hombre a través del manejo agrícola o ganadero modifica la

calidad física del suelo. La declinación de la calidad física tiene consecuencias graves en las

condiciones químicas y biológicas.

Las determinaciones físicas pueden ser observaciones sencillas basadas en la experiencia

de reconocedores de perfiles de suelo, o requerir instrumental de diverso grado de precisión. Los


métodos para determinar propiedades físicas actualmente se encuentran en un menor grado de

estandarización que los de propiedades químicas y además son menos conocidos. Una de las

medidas más comunes para conocer el estado físico de un suelo es la densidad aparente.

La densidad aparente se define como la masa de suelo por unidad de volumen (g. cm-3 o

t. m3). Describe la compactación del suelo, representando la relación entre sólidos y espacio

poroso. Es una forma de evaluar la resistencia del suelo a la elongación de las raíces. También se

usa para convertir datos expresados en concentraciones a masa o volumen, cálculos muy

utilizados en fertilidad y fertilización de cultivos extensivos. La densidad aparente varía con la

textura del suelo y el contenido de materia orgánica; puede variar estacionalmente por efecto de

labranzas y con la humedad del suelo sobre todo en los suelos con arcillas expandentes.

El método más utilizado en nuestro país para realizar esta determinación es el método del

cilindro. Una de las desventajas de tomar la muestra con el cilindro, es que el valor puede variar

con el tamaño del cilindro, siendo mayor la densidad cuando menor es el tamaño del cilindro, a

causa de que no se captan los poros de mayor diámetro. En general, el método presenta poca

variación, es fácil de repetir y su determinación es sencilla.

Hay otros métodos que no requieren instrumental complejo para estimar densidad

aparente. Cuando no se cuenta con la posibilidad de obtener la muestra inalterada del campo se

puede utilizar el método de la probeta, que usa la muestra molida y tamizada, o también el

método de la parafina con muestras inalteradas tomadas con pala sin usar el cilindro.

El presente trabajo se realizó con el objetivo de comparar los valores de densidad

aparente por medio de las 3 metodologías anteriormente citadas, de analizar la precisión de cada
una de ellas y la correlación de los valores obtenidos con estos métodos respecto al del cilindro,

actualmente utilizado

CAPITULO II

Objetivos

Objetivo general

Objetivo especifico

Analizar la textura del suelo diferenciando el porcentaje de limo, arcilla y arena

Conocer la descripción y la clasificación de la estructura

Identificar los nódulos en las diferentes leguminosas

Aprender el método de la excavación

Determinar la velocidad de infiltración del agua mediante el método del doble anillo

Definir la densidad aparente de diferentes muestras de suelo extraídas en el campo

utilizando el método del hoyo


CAPITULO III

Marco teórico

Fijación de nitrógeno

Simbiosis entre la raíz de la planta y las bacterias

En la mayor parte de los suelos de Ecuador se produce una asociación (simbiosis) entre

cepas locales de la bacteria Rhizobium y el trébol, la alfalfa, las alubias, los guisantes y la veza.

La soja y los altramuces forman una simbiosis con la bacteria Bradyrhizobium que es difícil

encontrar en suelos. En el caso de las bacterias que no son autóctonas del suelo, se requiere

realizar la inoculación (de las semillas) con las bacterias precisas antes de realizar la siembra.

Las raíces de la planta se comunican intricadamente con las bacterias en su estadio de

vida libre, produciéndose la nodulación de las raíces, en las cuales la bacteria se multiplica.

En los nódulos de la raíz de leguminosas la bacteria inicia la conversión biológica del

nitrógeno inerte del aire (N2) a amoniaco y aminoácidos dentro de los nódulos. Este proceso

requiere de energía que obtiene de la planta. Así, aquellos factores que obstaculizan la

fotosíntesis en las plantas, tales como el estrés hídrico y la carencia de otros nutrientes aparte del

nitrógeno, reducirán la fijación biológica de nitrógeno. Por lo tanto, los factores que obstaculizan
la fotosíntesis en plantas, como el estrés hídrico y la falta de otros nutrientes, también reducirá la

fijación biológica de nitrógeno. La simbiosis resultante entre una planta en   buenas condiciones

de crecimiento y la bacteria mejora el contenido de nitrógeno en todo el sistema planta suelo.

El tamaño y la forma del nódulo pueden diferir entre especies de planta. En soja (Glycine

max) y habas (Vicia faba) los nódulos son generalmente grandes y redondos. Nódulos más

pequeños y alargados se encuentran en especies de trébol (Trifolium spp.) y alfalfa (Medicago).

Además, algunas especies tienes nódulos con formas más asimétricas.

Los nódulos que están activos son rojizos por dentro

Los nódulos que están activos y que fijan N, contienen una proteína pigmentada llamada

leghemoglobina. Su presencia da como resultado una coloración rojiza en el interior de los

nódulos, lo que indica que las bacterias están vivas y activas. Los nódulos que han muerto, o que

están inactivos, o senescentes, suelen tener en el interior una coloración verde grisácea o marrón.

Fijación máxima de nitrógeno en la floración Los nódulos aparecen de 4 a 6 semanas posterior a

la siembra, y alcanzan una actividad máxima alrededor de la floración. En otoño, o al alcanzar la

madurez de la planta (tras la floración), las raíces y los nódulos se vuelven senescentes y algunos

empiezan a descomponerse. Una vez cosechado un cultivo perenne.

Elevada proporción de nitrógeno en la biomasa de la raíz

Una elevada proporción del nitrógeno fijado se encuentra en las raíces y en los nódulos

de las leguminosas. Experimentos realizados en plantas cultivadas en maceta indican que del 20

al 50% del N total en alfalfa (Medicago spp.), habas (Vicia spp.) y altramuces (Lupinus spp.), se

encuentra presente en las raíces (incluyendo nódulos) en el momento de la floración. Sin

embargo, la distribución del nitrógeno entre los brotes y las raíces puede variar mucho dentro del

mismo género (Medicago spp., Lupinus spp.). En un cultivo de hierba y trébol rojo, se localizó el
60% del nitrógeno en los restos del trébol y el 25% en las raíces, tras el primer y segundo corte,

mientras que en las gramíneas alrededor del 60% del N quedaba en el rastrojo y en las raíces

después del segundo corte

Textura

Es definida como la distribución de cantidades porcentuales de fracciones de Arena, limo

y Arcilla, contenidas en el suelo. Como se aprecia, esta definición excluye tácitamente a

partículas minerales más grandes que la arena (2 mm de diámetro), las cuales son consideradas

como modificadores texturales recibiendo las siguientes denominaciones: gravilla (0.2-2 cm),

grava (2-5 cm), guijarros (15-25 cm), rodados (25-50 cm) y los bosques (+ 50 cm).

% ARENA + % LIMO + % ARCILLA = 100% 2.3.2

Sistema de clasificación de las partículas

En Ecuador, las partículas más pequeñas son la arcilla y se clasifican por el USDA como

las de diámetros menores de 0,002 mm. Le siguen las partículas limo con diámetros entre 0,002

y 0,05 mm. Y las más grandes son la arena con tamaño de las partículas mayores a 0,05 mm. A

su vez la arena puede subdividirse en gruesa, intermedia como media, y las menores como fina.

El esqueleto y la arena representan la parte inerte del suelo y tienen por lo tanto

solamente funciones mecánicas, constituyen el armazón interno sobre las cuales se apoyan las

otras fracciones finas del suelo, facilitando la circulación del agua y del aire.

El limo participa solo en forma limitada en la actividad química del suelo, con las

partículas de diámetro inferior, mientras que su influencia en la relación agua suelo no es

insignificante, y se incrementa con el aumento de los diámetros menores de este.


La arcilla comprende toda la parte coloidal mineral del suelo, y representa la fracción

más activa, tanto desde el punto de vista físico como del químico, participando en el intercambio

iónico, y reaccionando en forma más o menos evidente a la presencia del agua, según su

naturaleza. Por ejemplo, las arcillas del grupo de las caolinitas tienen una capacidad de

intercambio iónico bastante reducida, y se hinchan poco en presencia del agua, mientras que las

arcillas pertenecientes a otros grupos tienen una elevada capacidad de intercambio iónico y

elevada capacidad hidratante.

Método probeta

En este método, para determinar la concentración de solidos suspendidos, se mide la

densidad de la suspensión con el Hidrómetro de Bouyoucos a diferentes tiempos, de acuerdo con

la velocidad de caída de las partículas. De esta manera el densímetro e va sumergiendo a medida

que la densidad de suspensión disminuye

Colocar imagen si se puede

Estructura

El suelo es esencial para la vida en este planeta. Sin él, no podríamos cultivar la comida

que necesitamos para vivir. Un dato quizás menos conocido es que el suelo tiene otras funciones

importantes, como filtrar el agua, almacenarla para evitar inundaciones y sequías y proporcionar

un hábitat para un tercio de la biodiversidad mundial (sobre la cual no sabemos mucho todavía).

El suelo también tiene un gran impacto sobre el cambio climático, ya que puede almacenar

grandes cantidades de carbono orgánico y constituye el sumidero terrestre de dióxido de carbono

más importante.
La forma en la que se usa el suelo influye claramente en el desarrollo de sus funciones y

por ende en los beneficios que se obtienen de él. Cuanto más se perturba el suelo a través de

actividades de construcción, agricultura intensiva, cavado o arado, mayor es la pérdida de

materia orgánica, lo que a su vez aumenta el riesgo de erosión (el suelo se desgasta). La

incorporación de materia orgánica (como el abono) al suelo puede reconstituir su contenido

orgánico y mejorar su estructura, lo que asegura una menor pérdida de nutrientes y ayuda a evitar

su erosión.

La erosión nos afecta a todos: los estudios estiman que en la actualidad la erosión del

suelo afecta alrededor del 11 % del territorio de la Unión Europea (UE) en un nivel de moderado

a alto (es decir, más de 5 toneladas por hectárea por año). La erosión no solo disminuye la

fertilidad de la tierra, sino que también aumenta la sedimentación de los arroyos y ríos, lo que

obstruye las vías fluviales y aumenta el riesgo de inundaciones. Y cuando el suelo de la tierra

agrícola y los sedimentos se ven arrastrados a los ríos, acarrean consigo pesticidas y fertilizantes,

lo que aumenta la contaminación de los hábitats fluviales.

La densidad aparente y el desarrollo vegetal

La densidad aparente puede ser incluida dentro de un grupo reducido de parámetros cuya

medida es necesaria para evaluar la calidad de un suelo, como indicador de la estructura, la

resistencia mecánica al enraizamiento y la cohesión de este (Doran y Parkin, 1994). Cambios en

la densidad aparente reflejan cambios en la estructura del suelo, debido a la relación existente

entre densidad aparente y la porosidad total.

La densidad aparente del suelo es un buen indicador de propiedades importantes del

suelo, como son: la compactación, porosidad, grado de aireación y capacidad de infiltración, lo


que condiciona la circulación de agua y aire en el suelo, los procesos de establecimiento de las

plantas (emergencia, enraizamiento) y el manejo del suelo.

La densidad aparente afecta al crecimiento de las plantas debido al efecto que tienen la

resistencia y la porosidad del suelo sobre las raíces. Con un incremento de la densidad aparente,

la resistencia mecánica tiende a aumentar y la porosidad del suelo tiende a disminuir, con estos

cambios limitan el crecimiento de las raíces a valores críticos. Los valores críticos de la densidad

aparente para el crecimiento de las raíces varían según la textura que presenta el suelo y de la

especie de que se trate.

Los valores bajos de densidad aparente son propios de suelos porosos, bien aireados, con

buen drenaje y buena penetración de raíces, lo que permite un buen desarrollo de las raíces. Los

valores altos de densidad aparente son propios de suelos compactos y poco porosos, con

aireación deficiente e infiltración lenta del agua, lo cual puede provocar anegamiento, anoxia y

que las raíces tengan dificultades para alongarse y penetrar hasta alcanzar el agua y los nutrientes

necesarios. En estas condiciones, el desarrollo y crecimiento de las plantas es impedido o

retardado consistentemente (Donoso, 1992).

Métodos de determinación de la densidad aparente

La determinación de la densidad aparente es uno de los métodos más prácticos para

evaluar la efectividad de las labores culturales y su impacto en la porosidad y en el mejoramiento

o deterioro de la estructura, a la vez que puede ser importante para evaluar el grado de

compactación de los suelos.

La importancia de una adecuada estimación del valor de esta propiedad del suelo deriva,

por un lado, de la necesidad de expresar en términos de volumen (o superficie) las


concentraciones de constituyentes del suelo, a efectos de efectuar balances biogeoquímicos de

elementos en el suelo y evaluar adecuadamente la disponibilidad de agua o nutrientes para las

plantas, dado que los sistemas radiculares exploran volúmenes y las concentraciones

volumétricas pueden diferir notablemente de las gravimétricas.

Así como la densidad real de suelos minerales puede estimarse a partir del valor

promedio antes indicado (2.65 gr.cm-3), sin que el error sea excesivamente grave, la densidad

aparente debe medirse en cada suelo y horizonte concreto por su elevada variabilidad.

Existen diversos métodos para determinar la densidad aparente del suelo. Los más

utilizados son:

Método del cilindro metálico.

Es el método más sencillo y consiste en tomar un volumen fijo de suelo sin perturbar y

pesarlo una vez seco, por calentamiento en el horno a 105º C durante 24 horas. Para ello se suele

utilizar un cilindro metálico con un volumen conocido. En uno de sus extremos se le coloca un

cabezal cilíndrico, que se irá golpeando con un mazo de goma para poder presionar e introducir

el cilindro o anillo toma de muestras dentro del suelo sin afectar a la muestra. Una vez clavado

completamente, se extrae el cilindro del suelo, cortando con una herramienta apropiada, que nos

permitirá eliminar el sobrante del extremo que se ha clavado. Una vez el cilindro esté lleno y

enrasado en ambos extremos, se le coloca dos tapaderas de plástico a ambos extremos. Ya en el

laboratorio se extrae el suelo contenido, cuyo volumen corresponde con el del cilindro y que es

conocido, se deseca y se pesa. La densidad viene determinada por la relación entre el peso seco

obtenido y el volumen correspondiente.


El principal inconveniente que presenta el método del cilindro es la presencia de piedras,

por lo que solo puede utilizarse adecuadamente en suelos poco pedregosos que, por lo menos en

sistemas forestales, son los menos. Asimismo, cuando se toman muestras subsuperficiales con

una barrena que contiene los cilindros se corre el riesgo de compactar el suelo por la mera

adherencia del mismo al deslizarse sobre las paredes de los cilindros.

Método del terrón (conjunto de agregados).

Consiste en tomar un agregado del suelo, lo más grande posible, desecarlo y pesarlo para

conocer su masa. Se ata con un hilo y se sumerge en parafina fundida para impermeabilizar su

superficie, y una vez solidificada ésta puede volver a pesarse. El agregado parafinado se

introduce en una probeta graduada y llena de agua en la que se mide el incremento de volumen

sufrido por el agua como consecuencia de la introducción del agregado, que corresponde con el

volumen de éste. De esta forma conocemos los dos parámetros necesarios para el cálculo de la

densidad. Aunque la capa de parafina es muy tenue y su volumen despreciable, puede estimarse

en función de su densidad y del incremento de peso sufrido por el agregado tras el proceso de

impermeabilización.

El principal inconveniente de este método es que no puede precisar el volumen de las

grietas y de los huecos interpedales. Mas como quiera que todos ellos desaparecen al

humedecerse el suelo, si sirve para determinar el comportamiento del suelo húmedo.

Es también difícil de usar en suelos con alto contenido de materiales gruesos (gravas y

piedras).
Método de excavación y determinación del volumen extraído

Este tipo de método consiste en cavar un hoyo y, conservando toda la tierra retirada del

hoyo como muestra, determinar el volumen de la muestra de suelo vertiendo en el hoyo del cual

se extrajo la muestra un volumen de arena seca o agua. Por último, la muestra de suelo retirada

es secada para determinar el peso seco del suelo extraído.

Una variante de este método, introducida por Muller y Hamilton en 1992, consiste en

determinar el volumen inalterado de suelo extraído fabricando un molde exacto de la oquedad

con espuma de poliuretano. Básicamente, el método consiste en 1) fabricar un hueco más o

menos regular con el utensilio que sea más adecuado a las características del suelo y al volumen

del mismo que se quiere muestrear, transfiriendo cuantitativamente el material extraído a un

recipiente hermético; 2) rellenar el hueco con espuma de poliuretano aplicada de forma circular y

sin alcanzar el borde; 3) colocar un tope (cartón con peso) para evitar el rebosamiento de la

espuma; 4) dejar curar la espuma durante al menos 3-4 horas, antes de enrasar y retirar el molde;

5) determinar el volumen del molde de poliuretano por desplazamiento de agua en un contenedor

graduado.

Las ventajas de este método, según describen sus autores son: 1) En suelos pedregosos

sus resultados son similares a otros métodos de excavación/relleno (por ejemplo, con arena o

agua) y mejores que los obtenidos por el método del cilindro. 2) Este método es muy útil en

zonas con marcada inclinación del terreno e incluso en caras verticales donde fallan los otros dos

métodos de relleno citados (arena y agua) y 3) en sitios alejados de vías de comunicación este

método permite efectuar determinaciones evitando el transporte de sustancias pesadas -como

arena o agua- hasta los puntos de muestreo, así como de otros utensilios distintos de los

elementos de excavación.
El reducido peso de los moldes de poliuretano permite transportar de decenas de ellos sin

soportar pesos significativos (< 1 kg).

Trabajos posteriores han confirmado la utilidad y su fiabilidad del método en las

situaciones indicadas tales como suelos pedregosos y/o muy inclinados y/o poco accesibles

(Page-Dumroese y cols., 1999; Grossman y cols., 2002; Brye y cols., 2004)

Funciones de pedotransferencia y estima de la densidad aparente

Las funciones de pedotransferencia (FPT) son un término usado en la ciencia del suelo,

para referirse a funciones predictivas de ciertas características de un suelo a partir de otras de las

que existe información disponible o sobre las que es más fácil, o más barato obtener. El término

función de pedotransferencia (FPT) fue acuñado por Johan Bouma (1989) como traduciendo

datos que tenemos en los que necesitamos. Los datos más fácilmente disponibles provienen de

las variables que normalmente se registran en las descripciones estandarizadas de suelos o se

determinan de forma rutinaria en los laboratorios de análisis (morfología del sitio, pedregosidad,

profundidad del suelo, profundidad de la muestra, consistencia, color, textura, estructura, pH,

carbono orgánico, etc).

Las FPT agregan valor a esta información básica, transformándolos en estimaciones de

otras características de determinación más laboriosas y costosa. En especial, las características

hidrodinámicas del suelo, como la conductividad hidráulica y su relación con la curva

característica del suelo (Wösten y cols., 2001) La densidad aparente del suelo es un parámetro de

gran importancia agronómica y ecológica. Aunque su determinación en suelos agrícolas es

relativamente simple y poco costosa no siempre se dispone del valor de campo en estudios ya
realizados. En sustratos heterogéneos, como es el caso de muchos de nuestros suelos forestales la

variabilidad de esta propiedad es muy elevada y se requiere realzar un elevado número de

réplicas para obtener estimas fiables. Asimismo, en terrenos de difícil acceso, muy pedregosos

y/o inclinados la validez de los métodos tradicionales es dudosa y la determinación de este

parámetro puede llegar a ser muy costosa. El desarrollo de funciones de pedotransferencia que

permitan estimar los valores de densidad aparente del suelo a partir de otras variables más

fácilmente disponibles con las que se encuentra

Infiltración en el suelo

La infiltración de agua en el suelo es un proceso complejo que depende principalmente

del tiempo de infiltración, del contenido inicial de agua en el suelo, así como de la historia del

humedecimiento previo, de la conductividad hidráulica saturada, del estado de la superficie del

suelo y de los cambios que experimenta durante los riegos sucesivos y demás labores de cultivo,

también del aire atrapado durante el proceso de aplicación de agua.

La  infiltración acumulada, que normalmente se mide en mm, representa la cantidad total

de agua que ha pasado a través de la superficie del suelo en un tiempo determinado.

En el caso concreto de la infiltración vertical típica del riego por aspersión, considerando

una columna homogénea y suficientemente profunda de suelo bajo una lámina de agua de altura

constante, el flujo de agua que entra en el suelo, llamado tasa de infiltración, disminuye con el

tiempo. Esta disminución es principalmente debida a la reducción de los gradientes hidráulicos

en la superficie del suelo, pero también puede verse afectada por otros factores como el sellado o

encostramiento de la superficie del suelo.


La velocidad de infiltración tiende a incrementarse cuanto más gruesa es la textura del

suelo, ya que ésta condiciona la porosidad total y la distribución de poros, pero también varía con

la estructura al condicionar los macroporos y algunas condiciones superficiales como el

encostramiento o el sellado.

La rotura de agregados en suelos de débil estructura (por dispersión con el agua, por

rotura al impacto o por erosión) y el hinchamiento de las arcillas produce un progresivo sellado

de la superficie del suelo y una bajada brusca de la velocidad de infiltración.

La infiltración del agua en el suelo juega un papel fundamental en el ciclo hidrológico.

Dependiendo de las condiciones geológicas, puede permanecer en el suelo en forma de humedad;

escurrir como flujo subsuperficial y aflorar como una naciente efímera; o recargar el acuífero,

entre otros. Aquí presentamos una comparación de los valores de la recarga potencial para una

misma cuenca, con tres métodos de infiltración comúnmente utilizados in situ: doble anillo,

Porchet y permeámetro de Guelph. Observamos una correlación buena (r2 =0,74) entre los

valores obtenidos por medio del método del doble anillo y el permeámetro de Guelph; la

correlación entre el método de Porchet y estos otros dos métodos es mala (r2 inferior a 0,02). Los

valores de recarga obtenidos muestran que no hay una variación significativa entre estos métodos

de infiltración, obteniendo resultados dentro del intervalo de confianza

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