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Propósitos de la educación mexica

Existían varios planteles de la Casa de la


Juventud distribuidos entre los diferentes
barrios de Tenochtitlán, siendo cada uno
de ellos gobernado por un “director”
llamado telpochtlatoh en el caso de la
educación para los varones. Se trataba de
un guerrero experimentado. En el caso de
las mujeres no está claro quién era el
responsable de los planteles,
seguramente una mujer madura con
amplios conocimientos en las tareas
cotidianas del hogar.
En estos espacios exclusivos para el sexo femenino se les enseñaba: “el linaje, las
costumbres, ejercicios y doctrinas y buena vida”. A los varones en el Telpochcalli
se les enseñaba primordialmente el arte de la guerra, ya que entre los 18 y 20
años de edad librarían su primera batalla como ayudantes de los guerreros
veteranos fungiendo como “cortadores”, quienes terminaban con la vida de los
agonizantes, y “amarradores”, quienes ataban a los enemigos derrotados para
llevarlos a la retaguardia.

También eran usados como tropa ligera, arqueros y honderos, con el fin de
mantenerse fuera del alcance de los guerreros enemigos y debido a que los
plebeyos desde temprana edad manejaban el arco y la honda, los cuales usaban
constantemente para cazar.

El entrenamiento para la guerra que recibía incluía prácticas de tiro y puntería con
el arco y la honda, el uso del lanza dardos, así como el combate a corta distancia
usando el escudo o chimalli y las armas ofensivas, siendo la más relevante el
macuahuitl. Es muy posible que entre los conocimientos que adquirían estuviera
una especie de arte marcial cuyo principal propósito era inhabilitar o inmovilizar al
oponente con el fin de capturarlo sin matarlo.
Otros conocimientos que se les enseñaban eran la historia de su barrio y del
pueblo mexica, buenos modales, tácticas militares y algo muy importante: la
veneración y respeto a las deidades y a los gobernantes. Los valores que
predominaban en las lecciones eran la humildad, la disciplina, el servicio, el valor y
el arrojo en batalla.
Los alumnos de estas instituciones realizaban tareas para el beneficio de su barrio
como trabajar las tierras comunitarias, recolectar madera, limpiar los templos y
avenidas, edificar chinampas, entre muchas otras.
Dentro del Calmécac, la educación era
más rígida y severa. El auto sacrificio
con espinas de maguey, los ayunos
constantes y las largas sesiones de
meditación eran parte de la
cotidianidad dentro de este
“monasterio mexica”. Se buscaba
fomentar la templanza y anteponer el
control de la mente sobre el cuerpo,
ignorando el hambre, el miedo, el
dolor y la debilidad.

De acuerdo al pensamiento mexica,


los hijos de los nobles y gobernantes
iniciaban su educación a menor edad
que los plebeyos debido a que al
crecer sus responsabilidades y
obligaciones hacia la sociedad serían
mayores.

Sin embargo, cuando los ánimos se calentaban la escenificación podía volverse


una verdadera gresca con descalabrados y heridos. Como se mencionó
previamente, la enseñanza en el Telpochcalli estaba enfocada a las actividades
físicas como la danza el canto y la guerra con el fin de mejorar de las cualidades
competitivas de los jóvenes, desarrollando y destacando virtudes como la victoria,
el valor y la bravura, la fuerza y la destreza.

Mientras que en el Calmécac se buscaba la abnegación, la sabiduría, la


templanza, el bien común, la mesura, el valor marcial, así como el abandono de
los placeres vánales de la vida siguiendo el ejemplo de los maestros, quienes
llevaban una austera vida religiosa. La meditación, el ayuno, la castidad, el auto
sacrificio y el estudio eran actividades primordiales del Calmécac que el joven del
Telpochcalli no encontraría el sentido de realizarlas.
Bibliografia:
La educación entre los mexicas, Enrique García Ortiz (febrero 5, 2020)
https://lopezdoriga.com/opinion/la-educacion-entre-los-mexicas/

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