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Las brasas

Despierto de mi somnolencia porque creo que hay cientos de hormigas caminando sobre mi brazo,
levanto mi cabeza y abro mis ojos, corro la ventanilla para observar cómo cientos de pequeñas
brasas se van encendiendo en el hermoso valle que tengo al frente, hacia el sur las brasas son más
grandes pero todas están alineadas, aburridas. En cambio, las del norte me parecen apasionadas,
diversas e incompresibles, el viento refresca mi mente, aquellas brasas vuelven a encender la
llama que llevo en mi corazón, suspiro, pero no muy fuerte por que no quiero que se apague la
llama.

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